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Evaluación pericial psicológica: Caso de agresión sexual a adulto.

Thesis · September 2017


DOI: 10.13140/RG.2.2.25056.12807

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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Máster Universitario en Psicología del Trabajo y las

Organizaciones, Psicología Jurídico-Forense y de la Intervención Social

Evaluación pericial psicológica: caso de agresión sexual a adulto.

Trabajo Fin de Máster

Curso académico: 2016/2017

AUTORA: Sara Castelo Piñeiro

DIRECTOR: Dra. Dolores Seijo

Santiago de Compostela, 8 de septiembre de 2017


María Dolores Seijo Martínez, profesora Titular de Psicología de la Universidad de
Santiago de Compostela y profesor del Máster Universitario en Psicología del Trabajo y las
Organizaciones, Psicología Jurídico-Forense y de la Intervención Social (PTOJFIS) de la
Universidad de Santiago de Compostela,

INFORMA favorablemente sobre el Trabajo Fin de Máster Evaluación pericial


psicológica: caso de agresión sexual a adulto. realizado por la alumna Sara Castelo Piñeiro en
el marco del citado Máster Universitario en PTOJFIS (curso 2016/2017), y hace constar que
reúne todos los requisitos y condiciones para su presentación y defensa pública.

Y para que así conste, firmo el presente documento

En Santiago de Compostela a 8 de septiembre de 2017

Dra. María Dolores Seijo Martínez Dña. Sara Castelo Piñeiro

Directora Autora
1. Introducción ......................................................................................................................... 5
2. Marco normativo. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual en el Código Penal 7
3. El delito de agresión sexual ............................................................................................... 20
3.1. Incidencia de la agresión sexual .................................................................................. 20
3.2. Agresores sexuales ...................................................................................................... 24
3.2.1 Perfil habitual El violador de Pirámides. .............................................................. 25
3.2.2 La importancia de las disposiciones cognitivas ................................................... 26
3.2.3 Características de personalidad. ........................................................................... 26
3.2.4 Características demográficas y psicosociales....................................................... 28
3.2.5 Tipologías o esquemas clasificatorios .................................................................. 29
3.3 Víctimas de agresión sexual ........................................................................................ 32
3.3.1 Proceso de victimización y sus dimensiones ....................................................... 32
3.3.2 Tipología de víctimas .............................................................................................. 33
3.3.3 Estudios clásicos sobre la víctima de agresión sexual ......................................... 34
3.3.4 Factores de vulnerabilidad de la víctima y riesgo de victimización ..................... 35
3.3.5 Consecuencias de la agresión sexual en la víctima ................................................ 36
3.3.5.1 Consecuencias psíquicas.................................................................................. 37
3.3.5.2 Consecuencias físicas ...................................................................................... 40
3.3.6 La víctima masculina ........................................................................................... 40
4. Evaluación forense de la víctima de agresión sexual ...................................................... 41
4.1. La Psicología Forense dentro de la Psicología Jurídica ................................................ 41
4.2. El Perito Psicólogo ....................................................................................................... 43
4.2.1. Normativa sobre el dictamen de peritos. ............................................................ 43
4.2.2. Directrices de actuación del perito psicólogo ...................................................... 46
4.3. El Peritaje Psicológico .................................................................................................. 48
4.3.1. Huella o daño psicológico en víctimas agresión sexual ....................................... 48
4.3.2. La simulación ...................................................................................................... 52
4.3.3. Análisis de la realidad del testimonio .................................................................. 54
4.3.3.1. La obtención de la declaración .................................................................... 56
4.3.3.1.1 Entrevista cognitiva. .................................................................................. 57
4.3.3.1.2 La entrevista clínico-forense...................................................................... 61
4.3.3.2. Análisis de contenido de la declaración ....................................................... 63
4.3.3.2.1 Control de la Realidad/Reality Monitoring (RM) ...................................... 63
4.3.3.2.2 Análisis de la Realidad de las Declaraciones (Stament Reality Análisis, SRA)
……………………………………………………………………………………………………………...65
4.3.3.2.3 Análisis de Contenido Basado en Criterios (Criteria Based Content
Analisis, CBCA) .......................................................................................................... 67
4.3.3.2.4 Análisis de la Validez de las Declaraciones (Stament Validity Analisis,
SVA) ………………………………………………………………………………………………………………69
4.3.4 Protocolo de evaluación forense: SEG ................................................................ 70
5. Estudio de caso................................................................................................................... 77
5.1 Introducción................................................................................................................. 77
5.2 Metodología................................................................................................................. 77
5.2.1 Evaluación de la realidad del testimonio ............................................................. 77
5.2.2 Evaluación de la huella ........................................................................................ 78
5.2.3 Evaluación de la simulación ................................................................................ 79
5.3 Resultados ................................................................................................................... 80
5.3.1 Evaluación de la realidad del testimonio ............................................................. 80
5.3.2 Evaluación de la huella ........................................................................................ 80
5.3.3 Evaluación de la simulación ................................................................................ 80
5.4 Valoración Final .......................................................................................................... 81
6 Conclusiones....................................................................................................................... 81
Referencias Bibliográficas ........................................................................................................... 83
Anexos ........................................................................................................................................ 93
1. Introducción

Los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual y más concretamente, las

agresiones sexuales, son de gran interés debido al alto impacto que pueden tener sobre

la víctima y su entorno, así como por la gran preocupación que originan en la sociedad.

Estos delitos suponen un ataque directo hacia la sensación de seguridad ciudadana,

generando miedo durante un periodo de tiempo indeterminado (González y Pardo,

2007). Las víctimas de estas agresiones ven afectadas tanto su salud física como

psicológica, además de la posibilidad de sufrir embarazos no deseados a raíz de dichas

agresiones (junto con las consecuencias que esto implicaría) (Montero, Caba y

González, 2004). El daño físico sufrido va desapareciendo con el paso del tiempo,

mientras que el psicológico puede mantenerse, ir en aumento o incluso irrumpir pasado

un determinado período.

Algunas de las reacciones que pueden manifestarse en las víctimas

inmediatamente después de dichas agresiones pueden ser sensación de irrealidad,

confusión, desorientación, disminución de concentración o alteraciones cognitivas; y a

largo plazo se pueden desarrollar, por ejemplo, trastornos de ansiedad, de estrés

postraumático, depresión, disfunciones sexuales o inicio de hábitos insanos (Martín, San

Juan y Vozmediano, 2016).

Enmarcando la lucha contra estos delitos en la búsqueda efectiva de la igualdad

entre mujeres y hombres, consideramos que una mejor comprensión de los delitos de

agresión sexual y sus consecuencias, de la respuesta penal ante ellos, de los agresores y

las víctimas, así como la propuesta de nuevas estrategias para su control y prevención,

es una tarea de primordial relevancia. Por ello, se ha elegido este tema para desarrollar

nuestro Trabajo de Fin de Máster. Concretamente, se estructura en varias partes,

5
iniciando con una aproximación al marco normativo de estos delitos, así como al

análisis de las víctimas y los agresores. Seguidamente se centra en la evaluación forense

de estas situaciones, presentando un estudio de caso pericial en el que se resuelve una

evaluación psicológica aplicando el Sistema de Evaluación Global (Arce y Fariña, 2001;

Arce y Fariña, 2006b).

6
2. Marco normativo. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual en el
Código Penal

La libertad sexual puede ser definida como el derecho que tiene cada persona a

mantener relaciones sexuales o realizar actividades de carácter sexual, a través de su

consentimiento expreso y nunca en contra de su voluntad (Martín, San Juan y

Vozmediano, 2016). Por otro lado, la indemnidad sexual se podría considerar como un

bien que no es susceptible de disposición por parte de su titular, cobrando especial

importancia en el ordenamiento jurídico español debido a la existencia de personas a las

que no se les reconoce el derecho a decidir, como pueden ser los menores o los sujetos

que padecen trastornos psíquicos (Ragués, 2009).

Durante muchos años, en nuestro país, los delitos relativos al ámbito sexual se

denominaron “Delitos contra la honestidad”. Este tipo de delitos se contemplaban como

delitos graves fundamentalmente por dos razones, la pérdida de la virginidad por parte

de la mujer y el peligro de sufrir un embarazo (Fontán, 2006).

Con los cambios en la sociedad y del papel de la mujer en ella, este delito fue

evolucionando. Así en la reforma de 1989 el título pasó a denominarse “delitos contra la

libertad sexual”. Posteriormente, en la reforma del Código de 1995, se originaron

importantes cambios, desapareciendo así el delito de violación y pasando a conocerse

como agresión sexual. Finalmente en el año 1999, a través de la Ley Orgánica 11/1999

de 30 de abril, se modificó el Título VIII del Código Penal denominándolo, tal y como

lo conocemos en la actualidad, “delitos contra la libertad e indemnidad sexual” (Martín,

San Juan y Vozmediano, 2016).

Así pues, pasaremos a mostrar a continuación cómo se tipifican los Delitos

contra la libertad e indemnidad sexual recogidos en el Título VIII del Código Penal en

7
la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica

10/1995; concretamente se recogen los delitos por agresión sexual, abuso sexual,

agresión y abuso sexual a menores de 16 años, acoso sexual, exhibicionismo y

provocación sexual y prostitución y corrupción de menores. A continuación

describiremos brevemente cada uno de estos tipos

a) Agresión sexual

Se desarrolla en los artículos 178 a 180 del Código Penal. Concretamente

prevé que quien atente contra la libertad sexual de otra persona, utilizando

violencia o intimidación, será castigado como responsable de agresión sexual

con la pena de prisión de 1 a 5 años.

Además castiga la violación con pena de prisión de entre 6 y 12 años,

siendo considerada como la agresión sexual que consiste en acceso carnal por

vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por

alguna de las dos primeras vías.

Se añaden también circunstancias agravantes de las agresiones sexuales,

que se castigan con penas mayores (ver Tabla 1) cuando concurra alguna de las

siguientes circunstancias:

1.ª Cuando la violencia o intimidación ejercidas revistan un carácter

particularmente degradante o vejatorio.

2.ª Cuando los hechos se cometan por la actuación conjunta de dos o más

personas.

3.ª Cuando la víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su

edad, enfermedad, discapacidad o situación, salvo lo dispuesto en el

artículo 183.

8
4.ª Cuando, para la ejecución del delito, el responsable se haya prevalido

de una relación de superioridad o parentesco, por ser ascendiente,

descendiente o hermano, por naturaleza o adopción, o afines, con la

víctima.

Si además concurren dos o más de las anteriores circunstancias, las penas

en este artículo se impondrán en su mitad superior.

Tabla 1. Penas de prisión según tipos de agresiones sexuales y sus agravantes.

Penas de prisión

Normal Un agravante Dos o más agravantes

Agresión Sexual 1 – 5 años 5 – 10 años Mitad superior

Violación 6 – 12 años 12 – 15 años Mitad superior

b) Abuso sexual

Se desarrolla en los artículos 181 y 182 y a diferencia de las agresiones

sexuales es considerado un acto contra la libertad sexual de otra persona en la

que no media la violencia ni la intimidación, así como el consentimiento. Serán

entendidos como abusos sexuales no consentidos los actos que se lleven a cabo

sobre personas que se hallen privadas de sentido, sufran trastorno mental o se

encuentren bajo los efectos de fármacos, drogas o cualquier otra sustancia

natural o química idónea para la anulación de la voluntad de la víctima. También

es tipificado como abuso sexual cuando se obtiene el consentimiento de la

víctima a través de una situación de superioridad que coarte su libertad.

Este delito es castigado con la pena de prisión de 1 a 3 años o multa de

18 a 24 meses. Sin embargo, si es llevado a cabo a través de acceso carnal por

9
vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por

alguna de las dos primeras vías, se aplicará una pena de prisión de 4 a 10 años

(ver Tabla 2).

En los casos en los que intervenga engaño o abuso de una posición

reconocida de confianza, autoridad o influencia sobre la víctima, para abusar de

personas mayores de 16 años y menores de 18, se castigará con la pena de

prisión de 1 a 3 años. Si dichos actos se producen a través de acceso carnal por

vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por

alguna de las dos primeras vías, la pena será de prisión de 2 a 6 años.

Estas penas se impondrán en su mitad superior si concurriera la

circunstancia agravante 3.ª o 4.ª nombradas con anterioridad.

Tabla 2. Penas de prisión para abusos sexuales y sus agravantes.

Penas de prisión

Multa Normal Acceso carnal Agravantes (3.ª o 4.ª)

18-24 1–3
Abuso sexual 4 – 10 años Mitad superior
meses años

Abuso sexual
1 – 3 años 2 – 6 años Mitad uperior
(> de 16 <de 18)
s

c) Agresiones y abusos a menores de 16 años

Se desarrollan en el artículo 183, donde se especifica que todo aquel que

lleve a cabo conductas sexuales con un menor será castigado con penas de

prisión de 2 a 6 años, ascendiendo de 8 a 12 años en el caso de darse acceso

carnal. Si se empleara violencia o intimidación u obligación a participar en actos

de naturaleza sexual con un tercero o a realizarlos sobre sí mismo, las penas a

10
imponer serán de 5 a 10 años, llegando a ser de 12 a 15 años en el caso de

producirse acceso carnal (ver Tabla 3).

Estas penas son aplicadas en su mitad superior cuando concurre alguno de

los casos siguientes:

− Cuando el escaso desarrollo intelectual o físico de la víctima, o el hecho

de tener un trastorno mental, la hubiera colocado en una situación de

total indefensión y en todo caso, cuando sea menor de cuatro años.

− Cuando los hechos se cometan por la actuación conjunta de dos o más

personas.

− Cuando la violencia o intimidación ejercidas revistan un carácter

particularmente degradante o vejatorio.

− Cuando, para la ejecución del delito, el responsable se haya prevalido de

una relación de superioridad o parentesco, por ser ascendiente, o

hermano, por naturaleza o adopción, o afines, con la víctima.

− Cuando el culpable hubiere puesto en peligro, de forma dolosa o por

imprudencia grave, la vida o salud de la víctima.

− Cuando la infracción se haya cometido en el seno de una organización o

de un grupo criminal que se dedicare a la realización de tales actividades.

Además, en el caso de que el autor se haya valido de su figura de autoridad,

como de agente, así como funcionario público se le sumará la inhabilitación absoluta de

6 a 12 años.

En el caso de que se determine a un menor de 16 años a participar en un

comportamiento de naturaleza sexual, o le haga presenciar actos de carácter sexual,

aunque el autor no participe en ellos, se le impondrán penas de prisión de 6 meses a 2

11
años. En el caso de que lo que se presencie fueran abusos sexuales, aunque el autor no

hubiera participado, las penas ascenderán de 1 a 3 años de prisión.

En el caso de contactar con un menor de 16 años a través de internet, del

teléfono o de cualquier otra tecnología de la información y la comunicación con el fin

de cometer cualquiera de los delitos antes mencionados a través de actos materiales de

acercamiento, será castigado con penas de prisión de 1 a 3 años o multas de 12 a 24

meses; en el caso de que el fin sea embaucarle para que facilite material pornográfico o

le muestre imágenes pornográficas en las que se represente o aparezca un menor, las

penas serán de 6 meses a 2 años. Dichas penas serán impuestas en su mitad superior

cuando el acercamiento se obtenga mediante coacción, intimidación o engaño.

No obstante, la responsabilidad penal de dichos delitos será excluida cuando el

menor de 16 años de su consentimiento libre y el autor sea una persona próxima a este

por edad y grado de desarrollo o madurez.

12
Tabla 3. Penas de prisión en abusos y agresiones a menores de 16 años.

Penas de prisión

Intimidación,
Participar o Actos materiales de
violencia u
presenciar acercamiento a
obligación con
Normal actos de través de tecnologías
un tercero o
carácter de la información o la
sobre sí
sexual comunicación
mismo
6 meses – 1 – 3 años
2 – 6 años 5 – 10 años
2 años (multas 12 – 24 meses)

Acceso Presenciar Facilitar o mostrar


Acceso carnal abusos imágenes
carnal sexuales pornográficas
Agresiones y
abusos a 8 – 12 años 12 – 15 años 1 – 3 años 6 meses – 2 años
< 16 años
Acercamiento por
Agravantes coacción, intimidación
o engaño

Mitad superior Mitad superior

d) Acoso sexual

Se desarrolla en el artículo 184, determinando que todo aquel que solicite

favores de naturaleza sexual en el ámbito de una relación laboral, docente o de

prestación de servicios, provocando una situación objetiva y gravemente

intimidatoria, hostil o humillante a la víctima, será castigado con pena de prisión

(ver Tabla 4) de 3 a 5 meses o multa de 6 a 10 meses, llegando a ser la pena de

prisión de 5 a 7 meses o multa de 10 a 14 en los casos donde la víctima sea

especialmente vulnerable debido a su edad, enfermedad o situación.

En los casos donde el acoso sexual se realiza a través de una situación de

superioridad laboral, docente o jerárquica, la pena ascenderá de 5 a 7 meses o

13
multa de 10 a 14 meses. En los casos donde la víctima sea especialmente

vulnerable debido a su edad, enfermedad o situación las penas serán de 6 meses

a 1 año.

Tabla 4. Penas de prisión y multas en delitos de acoso sexual.

Penas de prisión

Multa Normal

6-10 meses 3 – 5 meses

Acoso sexual Víctima especialmente vulnerable

10 – 14 meses 5 – 7 meses

10-14 meses 5 – 7 meses


Acoso sexual
(situación de Víctima especialmente vulnerable
superioridad)
6 meses – 1 año

e) Exhibicionismo y provocación sexual.

Se desarrollan en los artículos 185 y 186, determinando una pena de

prisión de 6 meses a 1 año o multa de 12 a 24 meses (ver tabla 5) a aquel que

ejecute o haga ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de

edad o personas con discapacidad; así como aquel que venda, difunda o exhiba por

medio directo material pornográfico entre menores de edad o personas con

discapacidad.

14
Tabla 5. Penas de prisión y multas en delitos de exhibicionismo y provocación.

Penas de prisión

Multa Normal
Exhibicionismo y
provocación
12 – 24 meses 6 meses – 1 año

f) Prostitución y corrupción de menores.

Se desarrolla en los artículos 187 a 190, abarcando la prostitución, la

inducción de un menor de edad o persona incapaz a la prostitución; la inducción

de los menores, con violencia o engaño, a ejercer la prostitución; la utilización

de un menor de edad o incapaz en espectáculos exhibicionistas o pornográficos,

así como la producción o distribución de este; y a las personas que teniendo la

patria potestad, guarda o acogimiento de un menor o incapaz, conozcan y no

eviten su prostitución (ver Tabla 6).

 La prostitución

Todo aquel que determine a un mayor de edad a ejercer la prostitución a

través del uso de la violencia, intimidación, engaño o situación de superioridad,

necesidad o vulnerabilidad será castigado con penas de prisión de 2 a 5 años y

multa de 12 a 24 meses, llegando a ser penas de 2 a 4 años y multa de 12 a 24

meses a todo aquel que se lucre a través de la prostitución, aun con el

consentimiento de la misma. Se impondrán en su mitad superior cuando:

− El culpable se hubiera prevalido de su condición de autoridad, agente de

ésta o funcionario público. En este caso se aplicará, además, la pena de

inhabilitación absoluta de 6 a 12 años.

15
− El culpable perteneciere a una organización o grupo criminal que se

dedicare a la realización de tales actividades.

− El culpable hubiere puesto en peligro, de forma dolosa o por

imprudencia grave, la vida o salud de la víctima.

Dichas penas se impondrán sin perjuicio de las que correspondan por las

agresiones o abusos sexuales cometidos sobre la persona prostituida

 La inducción de un menor de edad o persona incapaz a la prostitución.

Todo aquel que promueva, se lucre o explote a un menor o incapaz a la

prostitución será condenado con penas de prisión de 2 a 5 años y multa de 12 a

24 meses, siendo las penas de 4 a 8 años y multa de 12 a 24 meses en caso de ser

menor de 16 años. En caso de cometerse con violencia o intimidación,

aumentarán de 5 a 10 años si la víctima es menor de 16 años, y de 4 a 6 años en

los demás casos.

Las penas se determinarán en su mitad superior en caso de darse las

siguientes circunstancias:

− Cuando la víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su edad,

enfermedad, discapacidad o situación.

− Cuando, para la ejecución del delito, el responsable se haya prevalido de

una relación de superioridad o parentesco, por ser ascendiente,

descendiente o hermano, por naturaleza o adopción, o afines, con la

víctima.

− Cuando, para la ejecución del delito, el responsable se hubiera prevalido

de su condición de autoridad, agente de ésta o funcionario público. En

este caso se impondrá, además, una pena de inhabilitación absoluta de

seis a doce años.

16
− Cuando el culpable hubiere puesto en peligro, de forma dolosa o por

imprudencia grave, la vida o salud de la víctima.

− Cuando los hechos se hubieren cometido por la actuación conjunta de

dos o más personas.

− Cuando el culpable perteneciere a una organización o asociación, incluso

de carácter transitorio, que se dedicare a la realización de tales

actividades.

Dichas penas se impondrán sin perjuicio de las que correspondan por las

infracciones contra la libertad o indemnidad sexual cometidas sobre los menores

y personas con discapacidad.

 La utilización de un menor de edad o incapaz en espectáculos

exhibicionistas o pornográficos, así como la producción o distribución de

este.

Todo el que utilice a menores de edad o a personas con discapacidad en

espectáculos exhibicionistas o pornográficos, tanto públicos como privados, o

para elaborar, producir o distribuir cualquier clase de material pornográfico, o

financiara o se lucrase con ellas, será condenado a una pena de 1 a 5 años de

prisión. Las penas ascenderán de 5 a 9 años cuando se den las siguientes

circunstancias:

− Se utilice a menores de 16 años.

− Los hechos revistan un carácter particularmente degradante o vejatorio.

− El material pornográfico represente a menores o a personas con

discapacidad necesitadas de especial protección que sean víctimas de

violencia física o sexual.

17
− El culpable hubiere puesto en peligro, de forma dolosa o por

imprudencia grave, la vida o salud de la víctima.

− El material pornográfico fuera de notoria importancia.

− El culpable perteneciere a una organización o asociación, incluso de

carácter transitorio, que se dedicare a la realización de tales actividades.

− El responsable sea ascendiente, tutor, curador, guardador, maestro o

cualquier otra persona encargada, de hecho, aunque fuera

provisionalmente, o de derecho, del menor o persona con discapacidad, o

se trate de cualquier otro miembro de su familia que conviva con él o de

otra persona que haya actuado abusando de su posición reconocida de

confianza o autoridad.

− Concurra la agravante de reincidencia.

En caso de asistir a un espectáculo de dichas características donde se

encuentren menores de edad o discapacitados, se les castigara con penas de 6

meses a 2 años de prisión.

Además, todos aquellos que adquieran, posean o accedan a sabiendas a

pornografía infantil o en cuya elaboración se hubieran utilizado personas con

discapacidad, será castigado con la pena de 3 meses a 1 año de prisión o con

multa de 6 meses a 2 años.

 Las personas que teniendo la patria potestad, guarda o acogimiento de un

menor o incapaz, conozcan y no eviten su prostitución

Estas personas serán castigadas con la pena de prisión de 3 a 6 meses o

multa de 6 a 12 meses, llevando a cabo las acciones pertinentes para privarlas de

la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar.

18
Tabla 6. Penas de prisión y multas en delitos de prostitución y corrupción de

menores.

Penas de prisión

Multa Normal Agravantes

12 – 24 meses 2 – 5 años
Mitad
Prostitución En el caso de lucrarse superior

12 – 24 meses 2 – 4 años
12 – 24 meses 2 – 5 años
Mitad
(12 – 24 meses si (4 – 8 años si es <
superior
Inducción de un es < 16) 16)
menor o persona Uso de violencia o intimidación
incapaz
4 - 6 años
(5 – 10 años si es < 16)

Utilización de un 1 – 5 años
menor o incapaz
en espectáculos Asistencia a espectáculos
exhibicionistas o
pornográficos, así 5 – 9 años
6 meses – 2 años
como la
producción o Accedan, posean, adquieran pornografía
distribución de infantil o con discapacitados
este.
6 meses – 2 años 3 meses – 1 año

19
3. El delito de agresión sexual

3.1. Incidencia de la agresión sexual

El marco jurídico que engloba a los delitos por agresión sexual se encuadra

dentro de los derechos básicos que garantiza la Constitución Española: la vida, la

seguridad y la libertad personal, siendo este último dañado (Soria y Hernández, 1994).

Y es que el delito de agresión sexual puede considerarse como uno de los más graves,

dadas las consecuencias que produce en las víctimas y la alarma social que genera. De

hecho, son los delitos de este tipo los que han sufrido una mayor y más rápida evolución

jurídica a lo largo de los años (Martín, San Juan y Vozmediano, 2016)

A pesar de que las agresiones sexuales son bien conocidas desde largo tiempo

atrás, no es hasta ahora, donde gracias al despertar del movimiento feminista, se ha

originado un aumento de interés en este problema, pudiendo apreciar, finalmente la

verdadera extensión de estos crímenes (Marshall, Laws y Barbaree, 2013).

Como ya hemos mencionado, dichos delitos preocupan enormemente a nuestra

sociedad. Cada día vemos como en los medios de comunicación se habla cada vez más

sobre ellos, planteándonos cuál es realmente el alcance de estas agresiones. Así pues, a

través del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2017) podemos observar cómo ha sido

su evolución en los últimos años, realizando un análisis de esta.

20
Figura 1. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual en España (INE, 2017)

Como podemos observar en la figura 1, en nuestro país el número de casos de

delitos de agresión sexual entre los años 2007 y 2014 son los que presentan mayor

incidencia, solo siendo superados por los casos de delitos de abusos sexuales. Se detecta

una ligera disminución a partir del año 2009, llegando a igualarse con los delitos de

prostitución y corrupción de menores. Esta fluctuación puede explicarse debido a la

introducción en el Código Penal del Capítulo II Bis, en la reforma realizada en 2010, el

cual recogía los delitos de abusos y agresiones sexuales a menores de 13 años

(actualmente, menores de 16), por lo que dichos delitos dejarían de ser tipificados como

agresiones sexuales en las estadísticas mencionadas a partir de dicho año. Los delitos

restantes aquí representados se mantienen prácticamente estables a lo largo de los años.

21
160
140
120
100
80
Adultos condenados
60
40
20
0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Figura 2. Adultos condenados por delitos contra la libertad e indemnidad sexual en


Galicia (INE, 2017)

Al observar datos procedentes de la Comunidad Autónoma de Galicia sobre

adultos condenados por delitos contra la libertad sexual entre los años 2008 y 2015, se

puede destacar que estos se mantienen mayormente constantes, aunque se detecta un

ligero descenso a partir del 2009, siendo el número más bajo de condenados en 2015

(ver Figura 2).

60

50

40

30
Adultos condenados
20

10

0
2008 2009 2010 2011 2012

Figura 3. Adultos condenados por delitos de agresión sexual en Galicia (INE, 2017)

Más concretamente, al observar el número de condenados por delitos de

agresión sexual en Galicia entre los años 2008 y 2012, se puede detectar de nuevo ese

22
ligero descenso de condenados, acentuándose en el año 2011, donde se pasa a un total

de 26 condenados tras los 50 del año anterior (ver Figura 3).

Figura 4. Tasas de agresiones sexuales por cada 100.000 habitantes por país. (European
Sourcebook of Crime and Criminal Justice Statistic, 2014).

En comparación con países europeos como pueden ser Inglaterra, Francia o

Países Bajos, la incidencia española es significativamente menor. Así pues, atendiendo

a las tasas de agresiones sexuales por cada 100.000 habitantes a nivel europeo entre los

años 2007-2011, podemos observar que los países con una mayor tasa serían Inglaterra

y Gales, junto con Francia y Países Bajos; siendo España y Grecia los que se encuentran

por debajo de la media europea. De manera general se puede afirmar una constancia en

dichas tasas (ver Figura 4).

Cabe destacar una paradoja relacionada con la incidencia de agresiones sexuales

y el número de condenados, y es que, a pesar de que España muestra una menor

incidencia en comparación con la mayoría de países de Europa, el número de internos

españoles en prisión por dichos delitos se encuentra por encima de la media europea

(Aebi y Delgrande, 2010), lo cual se puede explicar, en parte, a que las penas privativas

de libertad españolas son considerablemente más largas que las de nuestros países

vecinos (Martín, San Juan y Vozmediano, 2016).

23
Por último, es importante mencionar y tener en cuenta que no se tiene una

certeza real de la cantidad de agresiones sexuales que ocurren, puesto que es un delito

con gran y marcada cifra negra (Bueno y López, 2003; Valencia, Labrador y Peña,

2010)

3.2. Agresores sexuales

Como se ha podido observar, la gran mayoría de delincuentes sexuales son

hombres, por lo que, tratando de buscar una explicación a la naturaleza de dichos

individuos, se han barajado diferentes posturas, como por ejemplo, predisposiciones

biológicas, condicionamiento y aprendizaje social de experiencias, e incluso la

influencia del contexto sociocultural en el que los delitos se producen (Marshall, Laws y

Barbaree, 2013).

Cabe destacar ciertos factores importantes a la hora de tratar las agresiones

sexuales, y es que se debe tener en cuenta que el fenómeno de agresión no se puede

explicar por factores aislados, si no que es un fenómeno multicausal, influyendo

diversas variables del propio organismo así como del ambiente que le rodea (Valencia,

Labrador y Peña, 2010).

No existe un único tipo psicológico de violador sistemático, ya que en cada uno

intervienen variables de personalidad y circunstancias biográficas diferentes (Esbec y

Fernández-Sastrón, 2000). Son notorios los problemas que se han ido encontrando al

realizar taxonomías de agresores dentro de la literatura clínica, ya que las características

de dichos agresores son en su mayoría heterogéneas, por lo que muchos no encajan en

categorías rígidas y discretas (Robertiello y Terry, 2007), impidiendo una clasificación

estricta y universal (Knight y Prentky, 1990) y ajustándose a diferentes características

24
(emocionalmente estables o inestables, introvertidos o extrovertidos, de todas las

edades,...) (Vásquez, 2005).

Sin embargo, nuevos métodos psicológicos, comportamentales y fisiológicos de

evaluación han permitido identificar y perfilar con mayor precisión las diferentes

categorías diagnósticas de agresores sexuales, el número real de víctimas, la violencia

requerida para estos delitos o las preferencias sexuales de estos sujetos (Abel y Rouleau,

1990); ayudando de esta manera a reducir la reincidencia de los delincuentes sexuales

(Robertiello y Terry, 2007).

3.2.1 Perfil habitual El violador de Pirámides.

Uno de los perfiles más habituales es el compuesto por una parafilia inespecífica

y un trastorno ansioso-evitativo de la personalidad. Es común que sufran fracasos en sus

relaciones interpersonales y ya desde la adolescencia muestran serias dificultades para

entablar relaciones normales y exitosas con el sexo opuesto, originándose síntomas

depresivos. Suelen mostrar un desarrollo de la personalidad disfuncional: son niños

solitarios que muestran una gran dependencia, donde una vez llegada a la pubertad

desarrollan una ansiedad crónica y una gran intolerancia a la frustración sexual,

desencadenando respuestas disfóricas intensas. Sufren impulsos sexuales tan fuertes,

que el deseo obsesivo se transforma de forma gradual en fantasías con la posesión del

objeto, pasando por masturbaciones compulsivas y finalmente, llegando a la agresión

sexual o a cualquier otra forma de alivio. Un ejemplo de este perfil sería el conocido

como el Violador de Pirámides, uno de los más conocidos de la historia española

(Esbec y Fernández-Sastrón, 2000; Esbec y Gómez-Jarabo, 1999).

25
3.2.2 La importancia de las disposiciones cognitivas.

En la última década el papel que juegan los esquemas cognitivos del agresor

como minimizadores de la responsabilidad en la comisión del delito, así como de la

justificación de dicha conducta ha cobrado vital importancia (Esbec y Fernández-

Sastrón, 2000). Y aunque es evidente que las actitudes y creencias de los delincuentes

sexuales juegan un importante papel dentro del proceso psicológico que conduce a la

agresión sexual, en un sentido empírico es poca la información que se tiene sobre los

procesos cognitivos de estos sujetos, por ejemplo, sobre cómo se inician, cómo se

desarrollan y mantienen, cómo se convierten en estructuras cognitivas fijas, etc.

(Marshall, Laws y Barbaree, 2013).

Concretamente, creencias arraigadas en la sociedad de aprobación a la violencia,

una atribución de culpa a factores externos o a la propia víctima, una falta de

conocimiento sobre el impacto negativo sobre esta, así como la asociación realizada por

estos sujetos entre sexo-poder, facilitan entre otras cosas, la desconexión moral y la

consecución de dichos actos (Anderson y Doherty, 1997; Blumenthal, Gudjonsson y

Burns, 1999; Drieschner y Lange, 1999).

3.2.3 Características de personalidad.

Autores como Brown y Forth (1997), relacionaron el grado de psicopatía de los

sujetos y las agresiones sexuales. Concretamente, se determinó que la psicopatía está

positivamente asociada con delitos no sexuales previos. Tampoco se muestra relación

entre la psicopatía y la historia de agresión sexual, inicio de la carrera delictiva, o daño a

la víctima.

Por otro lado, Porter, Fairweather, Drugge, Hervé, Birt y Boer (2000)

determinan que los violadores mixtos (violación y abusos sexuales infantiles) y los

26
violadores exclusivos (sólo a adultos) muestran mayores puntuaciones en psicopatía que

los abusadores infantiles exclusivos, llegando a denominar a estos violadores de tipo

mixto como psicópatas sexuales.

Otros hallazgos determinan una serie de rasgos psicopatológicos característicos

dentro de los agresores sexuales, como podría ser falta de control de impulsos,

problemas de conducta en la infancia, abuso de alcohol y drogas, así como falta de

empatía, alto en egocentrismo y manipulación (Esbec y Fernández-Sastrón, 2000).

En el estudio realizado por Bueno y López en 2003 se estudia un grupo de 60

internos, mitad condenados por delitos de agresión sexual o violación y la otra mitad

condenados por delitos no sexuales en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre

en Málaga, en busca de rasgos de personalidad, experiencias sexuales y actitudes hacia

el sexo. En dicho estudio se concluye que no existe correlación entre trastornos sexuales

previamente diagnosticados o antecedentes familiares de patología neuropsicológica y

pertenecer al grupo de agresores sexuales. En relación al consumo de sustancias

psicoactivas, ambos grupos muestran gran incidencia en relación al consumo de alcohol,

diferenciándose los agresores sexuales (76.6%) por ser consumidores abusivos; además

el 59% de los agresores consumieron sustancias psicoactivas antes de cometer el delito.

Un 36.6% de los agresores muestran un trastorno mental en el momento de cometer el

delito, siendo estos, en orden de mayor a menor incidencia, los siguientes: trastorno por

sustancias, trastorno esquizofrénico, retraso mental y trastorno de personalidad. En

relación a la personalidad, de forma general, la muestra se caracteriza por baja

afectividad e impulsividad, así como puntaciones elevadas en sensibilidad emocional y

suspicacia; pero a la hora de diferenciar a los agresores sexuales se obtiene como rasgos

discriminadores los propios de una personalidad dependiente.

27
Por último, en el estudio realizado por Castro, López y Sueiro (2009), a través

del análisis de la personalidad de varones internos por delitos sexuales en la prisión de

Pereiro de Aguiar se estableció que los agresores sexuales de adultos presentaban altas

puntuaciones en las escalas antisocial, agresivo/sádica, compulsiva, límite, paranoide y

abuso de drogas; mientras que los agresores sexuales de menores destacaban en las

escalas esquizoide, fobia, dependiente y compulsiva.

3.2.4 Características demográficas y psicosociales

Es necesario, para la comprensión de estos sujetos, atender a características

demográficas como la edad, el sexo, estado civil y parentesco; la historia sociofamiliar,

el haber sufrido agresiones sexuales en la infancia, consumo de alcohol, así como otras

variables relacionadas con la agresión sexual (Valencia, Labrador y Peña, 2010).

Así pues, en el estudio realizado por Valencia, Labrador y Peña (2010) se buscan

dichas variables en un grupo de 43 internos, obteniendo en las variables

sociodemográficas el perfil predominante fue el de varones (85-90%), solteros o

separados/divorciados (los cuales también son los que cometen mayor número de

delitos sexuales), con inicio temprano en la actividad delictiva (correlacionando

positivamente con una futura comisión del delito sexual) y siendo en su mayoría

conocidos o familiares de la víctima (65%-70%);y las variables sociofamiliares, donde

el número de delitos será mayor en presencia de ausentismo y fracaso escolar (el cuál

previene la consecución del delito y hace que este aparezca a una edad más tardía), una

historia de maltrato y agresión/abuso familiar, historia de alcoholismo en la familia así

como en los agresores (18% dependientes del alcohol).

A pesar de que estas clasificaciones no tienen validez universal debido a esta

naturaleza heterogénea ya citada, es importante comprender las características comunes

28
que los diferentes tipos de delincuentes poseen, puesto que así se podrá intervenir y

gestionar de forma eficaz (Robertiello y Terry, 2007).

3.2.5 Tipologías o esquemas clasificatorios

Hay ciertas similitudes en individuos que cometen actos de agresión sexual,

como por ejemplo, muchos violadores (hombres que violan a mujeres) tienen opiniones

negativas sobre y hacia las mujeres, apoyan los mitos de la violación, toleran la

violencia y exhiben una hiperidentificación con el papel masculino (Marshall, Laws y

Barbaree, 2013).

A pesar de dichas similitudes, la motivación subyacente a la hora de cometer

agresiones sexuales por parte de los violadores varía, por lo que se han realizado

clasificaciones en función de su motivación principal, pudiendo ser motivada por

necesidades sexuales (deseos sádicos) o no sexuales (ira, odio, necesidad de control y

poder); y si esta fue planeada o realizada de forma impulsiva (Barbaree, Seto, Serin,

Amos, y Preston, 1994).

Se identifican cuatro tipos de violadores sexuales (Berger, 2000):

I. Violadores de poder de seguridad (compensatorios): son descritos como sujetos

que dudan de su buena conveniencia, tienen sentimientos de inadecuación,

carecen de habilidades sociales y no buscan lastimar a sus víctimas, utilizando la

mínima fuerza necesaria para cometer el delito, llegando a ser definidos como

violadores caballerosos.

II. Violadores de poder asertivo (poder/impulsividad): son aquellos que utilizan un

comportamiento agresivo, pero no letal, para así disipar sus miedos internos

acerca de su masculinidad. Son también llamados oportunistas, mostrándose

impulsivos, no planeando sus ataques y llevándolos a cabo, de forma genérica,

en el primer día que conocen a la víctima, normalmente en un lugar público.

29
Suelen consumir sustancias antes del acto y disfrutan dejando a sus víctimas

traumatizadas.

III. Violadores por desplazamiento de la agresión (poder/control): estos encuentran

su motivación en el poder, la ira y la agresión, usando a menudo altos niveles de

esta, tanto física como sexual, debido al alto nivel de rabia que acumulan. Sus

violaciones están caracterizadas por actos de humillación y de degradación,

utilizando el sexo como un castigo para la víctima, siendo normalmente un acto

premeditado interpersonal dirigido hacia un individuo que desencadena su rabia,

satisfaciendo de esta manera su necesidad de conseguir poder.

IV. Violadores de difusión sexual y agresiva (sádicos): estos individuos muestran

excitación sexual hacia el dolor y medio causado en la víctima, llegando a utlizar

la tortura como instrumento. Por lo general, las víctimas son desconocidas y no

muestran ningun tipo de remordimiento por los actos cometidos. La agresión

puede ser tal, que en el peor de los casos puede llevar al asesinato.

Por su parte, Vásquez (2005) los divide, de acuerdo con la psicología forense, en

psicópatas, sociales, patológicos y subculturales:

I. Agresor sexual psicópata: tendencia a atacar a menores como a adultos,

prefiriendo a mujeres y niñas, siendo la motivación sexual algo secundaria, ya

que lo realmente importante es el afán de poder y dominio. Es un tipo de agresor

reincidente.

II. Agresor social oportunista: muestran creencias distorsionadas sobre la mujer y

la sexualidad, destacando un pensamiento machista donde el hombre tiene el

dominio sobre la mujer. Destaca el consumo de sustancias psicoactivas,

preferentemente alcohol, el cual funcionará como activador para la agresión.

30
Este tipo de sujetos poseen la capacidad de racionalizar su conducta y

experimentar sentimientos de culpa.

III. Agresor sexual patológico: la agresión que utilizan hacia sus víctimas funciona

como mecanismo de compensación debido a la disfuncionalidad en las

relaciones interpersonales y sexuales y los efectos del estrés y hostilidad que

presenten.

IV. Agresor sexual subcultural o asocial: predominio de crianza en lugares

marginales, con presencia de relaciones violentas, por lo que el acto sexual

delictivo se lleva a cabo a través de la comisión de otros delitos.

Según Larrota y Rangel-Noriega (2013), se clasificarían en:

I. Los infantilizados/manipuladores (preferencia por menores de edad o por debajo

de la pubertad). Se caracterizan por una baja autoestima, dificultad en las

relaciones interpersonales, infantilismo, evitación; así como en el uso de engaño

y manipulación para la comisión del delito

II. Los mediáticos/circunstanciales. Sujetos normalizados y adaptados en la

sociedad que ante situaciones problema desbordantes ven como sus capacidades

de afrontamiento no son suficientes, recurriendo así a las drogas y seguidamente

a la consecución del delito sexual. Podría pensarse en personas con mayor

impulsividad, rasgos dependientes y obsesivos.

III. Los psicopáticos o antisociales. Buscan, en el primer caso, a través de la

agresión la satisfacción de un deseo; y en el segundo simplemente lesionar a la

víctima.

31
3.3 Víctimas de agresión sexual.

La ONU define a la víctima como aquella persona que ha sufrido perjuicio,

entendiendo por ello una lesión física o mental, sufrimiento emocional, pérdida o daño

material, o un menoscabo importante en sus derechos, como consecuencia de una acción

u omisión que constituya un delito con arreglo a la legislación nacional o al derecho

internacional, o bien sea un acto de abuso de los poderes públicos (United Nations,

1988).

De esta definición podemos inferir los dos pilares en los cuales se sustenta: la

causación, donde se relaciona de forma directa las causas que generan a la víctima con

el delito cometido; y las consecuencias o secuelas de la víctima, lo más conocido como

victimización, pudiendo ser daño físico o psíquico (lesión mental o sufrimiento

emocional y material (Arce, 2007).

3.3.1 Proceso de victimización y sus dimensiones

La victimización es el proceso por el que una persona sufre las consecuencias

negativas de un hecho traumático. Dicho proceso puede abordarse, de manera

interdependiente, como riesgo de victimización (donde se refiere al propio hecho

traumático y a las variables que lo desencadenan) o como vulnerabilidad de la víctima

(refiriéndose a los efectos o impacto provocado) (Tamarit, 2006). Dicho impacto es

conocido desde la Psiquiatría y la Psicología clínica y forense como huella psíquica,

caracterizándose principalmente por el trastorno de estrés postraumático (Echeburúa y

Tamarit, 2006), el cual puede originar unas repercusiones jurídicas, como por ejemplo,

el reconocimiento de derechos, la cuantificación de los daños indemnizables, la

determinación de la medida de la pena a imponer al responsable, etc. (García- Pablos de

Molina, 2008).

32
Podemos distinguir entre victimización primaria, secundaria y terciaria (García-

Pablos de Molina, 2008):

o Victimización primaria. Proceso por el que una persona sufre de modo directo o

indirecto los efectos derivados del delito o hecho traumático, pudiendo ser

materiales o físicos.

o Victimización secundaria. Viene dado por el impacto derivado de la

intervención del sistema legal, lo cual aumenta el sufrimiento de la víctima

(reexperimentación del suceso al tener que ofrecer declaración, humillaciones

por parte de abogados, reencuentro con agresor, etc.)

o Victimización terciaria. Este es un concepto impreciso en sí mismo y hace

referencia al conjunto de costes derivados de la penalización por parte de quién

la sufre así como de terceros.

3.3.2 Tipología de víctimas

Las tipologías de víctimas son múltiples y su validez se verá determinada según

la finalidad de interés, como pueden ser criminológica, penal, psicológica, etc. Estas

tipologías facilitan la delimitación de grupos de riesgo, así como su detección e

intervención. Con esto se conseguiría prevenir sobre este riesgo a través de medidas de

seguridad, evitando la victimización y sus consecuencias (Arce y Fariña, 1995).

Concretamente nos centraremos en aquellas tipologías que ayudan a lograr un mayor

entendimiento a nivel pericial.

Así pues pasaremos a citar la clasificación realizada por Fattah en 1967, el cual

distinguía entre:

o Víctimas no participantes (no contribuyen y se resisten al delito).

33
o Víctimas latentes (muestran una mayor predisposición a convertirse en

víctimas).

o Víctimas provocativas (contribuyen al delito).

o Víctimas falsas (aquellas que, aun no habiendo formado parte en un delito,

creen haberlo sido o lo afirman aun sabiendo que no es real).

También se detectan víctimas latentes, que son aquellas que, a pesar de que no

son víctimas, muestran un mayor riesgo de convertirse. Nuestra labor como psicólogos

forenses es detectar a estas falsas víctimas.

3.3.3 Estudios clásicos sobre la víctima de agresión sexual.

En estudios como los realizados por Olga Knopf en 1978, se describen diferentes

fases explicativas relacionadas con la víctima y la agresión sexual. En un primer

momento, se observa una fase de impacto agudo, caracterizado por un shock traumático

así como por un sentimiento de culpabilidad; pasando a convertirse, en caso de no

superar el trauma, en ansiedad crónica, con tensión y fatiga, depresión, fobias, aversión

al sexo y desajuste social, autoimagen negativa, e incapacidad para disfrutar de la vida.

Fue denominado síndrome traumático diferido de la violación (Olga Knopf, 1978).

El primer estudio sobre los patrones de respuesta en víctimas de violación se

lleva a cabo por Sutherland y Scherl en 1970, detectándose tres fases características:

o Reacción aguda.

o Ajuste

o Integración-resolución de conflicto

Pero uno de los estudios de mayor repercusión fue el realizado por Burgues y

Holmstrom (1974), en el que a través de un estudio de 92 mujeres durante un año, se

detectan dos fases dentro del síndrome traumático deferido por la violación, ya antes

citado:

34
o Fase desorganización (reacciones conductuales diversas, reacciones somáticas,

reacciones emocionales)

o Fase reorganización, la cual se da a largo plazo (actividad motora, traumafobia y

trastornos del miedo).

En años anteriores a los 70 se dan dos tendencias en torno a las agresiones

sexuales, por un lado estas eran concebidas como un evento que se daba

mayoritariamente en mujeres provocativas; y por otro, los traumas que esto acarreaba

no eran más que un empeoramiento de conflictos psicológicos que existían previamente

(Rose, 1986).

Ha sido de gran interés los factores de riesgo de la victimización, así como los

factores de vulnerabilidad que influyen en dicha sintomatología. Así pues, se ha llegado

a comprobar que la mujer víctima de agresión sexual presenta un mayor nivel de

sintomatología, por ejemplo, si se encuentra en paro, carece de apoyos o si vive con su

cónyuge (Esbec, 1997).

3.3.4 Factores de vulnerabilidad de la víctima y riesgo de victimización

Los factores de vulnerabilidad de la víctima son decisivos para el análisis del

riesgo de victimización y funcionan como moduladores del hecho delictivo y el daño

psíquico. No existe un riesgo genérico u homogéneo sino que este se entendería como

un riesgo diferencial, el cual variaría según cada persona y delito, haciendo que las

reacciones de afrontamiento también sean diferentes (unas adaptativas y otras

traumáticas) (Esbec, Nevado y Gómez, 2000). Se constata que ciertos momentos y

espacios, así como circunstancias personales, estilos de vida y la percepción social, son

factores que originan una mayor probabilidad de riesgo de victimización (García-

Pablos de Molina, 2008).

35
Según Esbec, Nevado y Gómez (2000) algunos moduladores de vulnerabilidad

en víctimas, serían:

o Factores biológicos (edad crítica infantil, sexo femenino, alta sensibilidad del

sistema nervioso central).

o Biográficos (estrés acumulado, victimización previa, antecedentes psiquiátricos,

etc.).

o Sociales (pobres recursos laborales y económicos, falta de apoyo social

informal, baja calidad de sistema de redes y habilidades sociales, etc.).

o Dimensiones de la personalidad (baja inteligencia, ansiedad, locus de control

externo, inestabilidad, impulsividad, etc.).

o Factores psicobiológicos (baja resistencia al estrés, elevado neuroticismo, etc.).

o Factores psicológicos (escasos recursos de afrontamiento, mala capacidad de

adaptación a los cambios, inestabilidad emocional previa, etc.).

o Psicopatológicos (rigidez cognitiva o personalidad obsesiva; trastornos

psiquiátricos anteriores al trauma, como ansiedad o depresión; trastornos

adictivos, etc.).

El concepto de huella psíquica (o lesión) sigue todavía bajo un ligero segundo

plano tras la repercusión somática o corporal de la victimización. Estas lesiones

psíquicas son en su mayoría cuadros mixtos ansioso-depresivos, trastorno por estrés

post-traumático (TEPT), trastorno por estrés agudo, los trastornos adaptativos mixtos y

los trastornos de la personalidad (Esbec, Nevado y Gómez, 2000).

3.3.5 Consecuencias de la agresión sexual en la víctima

Los estudios que abordan el análisis de las consecuencias de la agresión sexual

en las víctimas difieren entre las que afectan al estado psicológico y las que provocan

36
alteraciones físicas (Esbec, Nevado y Gómez, 2000; García- Pablos de Molina, 2008;

Núñez, 2009).

3.3.5.1 Consecuencias psíquicas.

Las consecuencias que afectan a la esfera psíquica del sujeto pueden darse tanto

a corto como a largo plazo al prolongarse en el tiempo (Núñez, 2009).

Pasaremos a realizar un análisis de la victimización psíquica en el delito de

agresiones sexuales (García- Pablos de Molina, 2008). Estas víctimas sufren una de las

más intensas victimizaciones, puesto que dichos delitos (y más concretamente el de

violación) es uno de los más traumatizantes, originando TEPT e incluso secuelas

psicológicas a largo plazo. Las secuelas psíquicas pueden ser devastadoras e

imborrables, convirtiendo a las víctimas en sujetos más vulnerables a trastornos

mentales y enfermedades psicosomáticas. El proceso puede dividirse en dos fases bien

diferenciadas:

1) Fase de impacto agudo, donde es frecuente que el shock se vea mitigado por

el sentimiento de culpa.

2) Fase ansiedad crónica acompañada de tensión, fatiga, depresión, intrusismo,

fobias, daño en el ajuste sexual con aversión al sexo, baja autoestima e

incapacidad para disfrutar de la vida.

Es habitual que las víctimas muestren una mejoría tras los primeros 3 meses tras

la agresión sexual, sin embargo, el nivel de estrés y malestar no se ve disminuido en 4

años en adelante (García- Pablos de Molina, 2008).

Algunos de los síntomas de TEPT característicos de víctimas de agresiones

sexuales son re-experimentación a través de pesadillas, flashbacks,…; aversión al sexo

(tras realizarse identificaciones de su pareja con el agresor debido a las re-

experimentaciones), insomnio, sentimientos de culpa, evitación fóbica de actividades

37
que recuerden la agresión, desconfianza generalizada (más concretamente a los

hombres), alto sentimiento de vulnerabilidad, etc.

Según Esbec y otros (2000), la víctima experimenta sentimientos de

humillación, ira, vergüenza e impotencia; preocupación constante por el trauma;

autoculpabilización, pérdida progresiva de autoconfianza causado por sentimientos de

indefensión; alteración del sistema de valores, falta de interés y motivación hacia

actividades y aficiones previas; incremento de su vulnerabilidad con temor a vivir en un

mundo peligroso y pérdida de control de su propia vida; disminución de la autoestima;

ansiedad, depresión, agresividad; alteraciones del ritmo y contenido del sueño,

disfunciones sexuales; dependencia y aislamiento; cambios drásticos en el estilo de

vida, miedo a acudir a los lugares de costumbre.

Así pues, de forma resumida y general, podemos nombrar otras disfunciones

psíquicas asociadas a dicho delito, como por ejemplo, el miedo a estar sola en la calle,

en su casa, a hombres desconocidos, etc. (McCahill, Meyer y Fischman, 1979);

depresión, donde entorno a la mitad de las víctimas de agresión sexual (51.6%) sufren

algún tipo de cuadro depresivo (Becker, Skinner, Abel, Axelrod, y Treacy, 1984); y

disfunciones sexuales, tales como disminución de la actividad sexual así como de la

satisfacción que se obtiene con la misma (Núñez, 2009).

Pero cabe mencionar que el alcance del daño psicológico se verá mediado por

factores como la gravedad de este, el carácter inesperado, grado de riesgo sufrido, el

nivel de vulnerabilidad de la víctima, problemas actuales (crisis familiar, de pareja,

laboral, etc.) o pasados (historia de victimización), el acceso a apoyo social y los

recursos psicológicos de afrontamiento que se posee (Echeburúa, Amor y de Corral,

2006)

38
Por lo tanto, una vez determinada la relación causal entre la agresión y la

disfunción psíquica, es necesario determinar qué factores incrementan el riesgo y

gravedad de esta, ya que la victimización y sus consecuencias psicológicas están

mediadas tanto por diferencias interpersonales, contextuales, como por el delito

realizado (Arce y Fariña, 1995).

o Variables del incidente. La conducta sexual y el grado de violencia o

intimidación empleado. Lo relevante no es tanto la conducta sexual en sí, sino

como la percibe de manera subjetiva la víctima, por lo que, si se percibe un

peligro para la vida, el riesgo y gravedad de sufrir secuelas psíquicas será mayor

(Koss y Harvey, 1991).

o Variables de la víctima. Existen ciertas características o variables de

personalidad que aumentan el riesgo de sufrir problemas psíquicos, como por

ejemplo, la edad (los adultos sufren mayor trauma en el momento después de la

agresión, mientras que los menores suelen desarrollar patologías psíquicas a

largo plazo, generalmente al entrar en la edad adulta), la victimización previa o

problemas psiquiátricos previos (i.e.: Briere y Elliott, 2003; Koss y Harvey,

1991; McCahill, Meyer y Fischman, 1979).

Concretamente, en un estudio realizado por Gilmartin-Zena en 1985 se analiza la

evolución de la sintomatología de mujeres violadas tras haber transcurrido 2 meses,

centrándose concretamente en cambios conductuales, dificultades interpersonales,

síntomas físicos y respuestas emocionales. Se constató que los cambios emocionales no

mostraban disminución alguna, por otro lado, tanto las respuestas interpersonales como

los síntomas físicos, descendían al cabo de 2 meses; y por último, las respuestas

emocionales (miedo, tensión, etc.) mostraron un descenso con el paso del tiempo, pero

manteniéndose de todas formas como las consecuencias de la victimización con mayor

39
porcentaje dentro de la muestra de víctimas, siendo el claro reflejo de las consecuencias

de la violación.

3.3.5.2 Consecuencias físicas.

Las consecuencias físicas son más medibles y constatables (Núñez, 2009).

Destacan el contagio de enfermedades de transmisión sexual, el aborto y el embarazo;

siendo más frecuentes las consecuencias derivadas de medios violentos que los

generados por la propia práctica sexual (daño genital) (Sugar, Fine y Eckert, 2004).

De manera general, se ha focalizado la atención en la sintomatología post

traumática de las mujeres víctimas de agresiones sexuales, mientras que por otro lado se

le ha dado poca visibilidad a las víctimas masculinas (Esbec y Fernández-Sastrón,

2000).

3.3.6 La víctima masculina

A pesar de encontrarse en un segundo plano, las agresiones sexuales de hombres

hacia otros hombres están cobrando cierto interés. Ya en 1997 autores como Isely y

Gehrenbeck-Shim buscaban determinar la naturaleza y existencia de agresiones

sexuales dirigidas a hombres. Se detectaron un total de 3635 víctimas masculinas,

dónde la gran mayoría había sufrido estos ataques entre los 16 y los 30 años,

originándose en la gran mayoría síntomas de TEPT.

Lo cierto es que la escasez de denuncias o búsqueda de ayuda/tratamiento por

parte de esta población dificulta la búsqueda de respuestas a este fenómeno minoritario,

y es que los hombres no suelen denunciar si estos consideran o perciben que su

identidad masculina puede verse afectada (Pino y Meier, 1999).

40
4. Evaluación forense de la víctima de agresión sexual

4.1. La Psicología Forense dentro de la Psicología Jurídica

Según el Colegio Oficial de Psicólogos, la Psicología Jurídica tiene como objeto

el estudio del comportamiento de los actores jurídicos, siendo un área que comprende el

estudio, explicación, promoción, evaluación, prevención y en su caso, asesoramiento

y/o tratamiento de aquellos fenómenos psicológicos, conductuales y relacionales que

inciden en el comportamiento legal de las personas, mediante la utilización de métodos

propios de la psicología científica y cubriendo, por tanto, distintos ámbitos y niveles de

estudio e intervención (Arch y Jarne, 2009). Las diferentes áreas de actuación se

podrían dividir en:

o Psicología aplicada a los Tribunales o Psicología Forense

o Psicología penitenciaria

o Psicología de la delincuencia

o Psicología judicial

o Psicología policial y de las Fuerzas Armadas

o Victimología

o Mediación

Como podemos observar, la labor del psicólogo forense implicaría un

acercamiento entre la Psicología y el Derecho. Como bien dice Munné (1987),

estaríamos hablando de dos ciencias que deberían entenderse como ciencias humanas

del comportamiento, y por lo tanto, con finalidades afines: la conducta de las personas.

Así pues, en las últimas décadas estas relaciones entre los profesionales del Derecho y

de la Psicología se han ido desarrollando e implantando de forma práctica, siendo de

vital importancia las aportaciones de esta última al mundo legal, favoreciendo, entre

otras cosas, la aparición de la Justicia Terapéutica.

41
Podemos destacar 4 etapas dentro del desarrollo de esta relación Psicología-

Derecho (Fariña, Arce y Seijo, 2005):

o Desde comienzo de siglo hasta la década de los años 30: centrada principalmente

en los fenómenos de testificación, teniendo como pioneros los trabajos sobre los

procesos psicológicos del testimonio.

o De 1930 a 1950: son consideradas las épocas menos fructíferas dentro de la

psicología jurídica a pesar de que el ámbito legal sí continuó con su avance y

desarrollo.

o 1950 a 1970: Se comienza a vislumbrar la necesidad de utilizar a psicólogos

cualificados como testigos expertos en las salas de justicia, ofreciendo así sus

conocimientos en el establecimiento de la responsabilidad del sujeto.

o A partir de los años 70: la disciplina de la Psicología Jurídica sufre un fuerte

desarrollo. Se produce un gran aumento en las publicaciones sobre dicha

temática, pasando a desarrollarse su cuerpo científico y profesional, siendo este

su momento álgido. Debido a la gran demanda social, la Psicología Forense

comienza una carrera ascendente que hasta el momento no ha tenido parada. Así

pues, en 1981 la APA (American Psychological Association) creó la División

41, dedicada a la Psicología Jurídica, sumándose a esta la aparición de otras

asociaciones como: The Association of Psychology and Law en 1991 o la

International Association of Forensic Mental Healt Service en 2001.

En España cabría destacar el gran papel de los psicólogos dentro de las

instituciones penitenciarias, labor que se inició en la década de los 70, puesto que

colaboraron en la difusión de la importancia de estos profesionales dentro del ámbito

jurídico; así como el Colegio Oficial de Psicólogos, el cual promovió, potenció y

42
posibilitó la formación de sus profesionales en dicha disciplina, tras la constitución de

una sección de Psicología Jurídica (Novo, Arce y Fariña, 2003).

4.2. El Perito Psicólogo

Según el autor Urra (1993) la Psicología Forense sería la ciencia que enseña la

aplicación de todas las ramas y saberes de la Psicología ante las preguntas de la Justicia,

cooperando de esta manera con la Administración de Justicia, actuando en el foro y

mejorando el ejercicio del Derecho. Y es que atendiendo a la etimología, la palabra

“forense” proviene del latín forensis como lo perteneciente o relativo al foro, haciendo

así referencia al forum romano o lo referido en la RAE como el lugar en que los

tribunales oyen y determinan las causas.

Concretamente la Psicología Forense podría entenderse como la vertiente

aplicada de la Psicología Jurídica, teniendo como funciones principales las de ofrecer

soporte a las administraciones de justicia, siendo el principal requerimiento el de

elaborar peritajes psicológicos o lo que es lo mismo, elaborar el Dictamen Pericial

correspondiente al objeto de litigio (Arch y Jarne, 2009).

4.2.1. Normativa sobre el dictamen de peritos.

Según recoge el artículo 335 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el dictamen

pericial debe realizarse por un técnico o especialista (perito) el cual ha adquirido una

serie de conocimientos científicos, artísticos o prácticos, lo que le permitirá realizar,

siempre desde la estricta objetividad e imparcialidad, determinaciones sobre la

concurrencia de hechos así como su naturaleza, manifestaciones y consecuencias

(Ibáñez y Ávila, 1990).

43
Dichas evaluaciones forenses deben ser realizadas con extremo cuidado, calidad

y profesionalidad, puesto que una mala praxis podría originar terribles consecuencias,

así como una gran repercusión social, en la imagen de ésta área de la Psicología (Grisso,

1986). Todo perito debe actuar con la mayor objetividad posible, manifestándolo bajo

juramento y bajo el conocimiento de las posibles sanciones penales en las que podría

incurrir al incumplir con su deber como perito (art. 335, LEC).

La designación judicial de perito deberá realizarse en el plazo de 5 días desde la

presentación de la contestación a la demanda, con independencia de quién haya

solicitado dicha designación. Cuando ambas partes la hubiesen pedido inicialmente, el

tribunal podrá designar un único perito que emita dicho informe. Además, no se

designará más de un perito titular por cada cuestión o conjunto de cuestiones (art. 339,

LEC).

Los peritos deben cumplir una serie de condiciones, como poseer el título oficial

que corresponda a la materia objeto del dictamen y a la naturaleza de éste. En caso de

ser materias que no estén comprendidas en títulos profesionales oficiales, serán

nombrados entre personas entendidas en dichas materias (art. 340, LEC)

El procedimiento para la designación judicial del perito comienza en el mes de

enero, donde los Colegios profesionales así como las Academias e instituciones

culturales y científicas ofrecen una lista de colegiados o asociados dispuestos a actuar

como peritos. Seguidamente y través de un sorteo en presencia del Secretario Judicial,

se realiza la primera designación, llevándose a cabo por orden las sucesivas

designaciones (art. 341, LEC).

En el mismo día o siguiente día hábil, el Secretario judicial le comunicará al

perito titular su asignación, teniendo este un plazo de 2 días para manifestar si acepta el

cargo. En caso afirmativo, se realizará el nombramiento y el perito tendrá que realizar el

44
juramento o promesa ya mencionado anteriormente. En caso de que el perito muestre

causa justificada para rechazar el cargo, será sustituido por el siguiente en la lista. El

perito designado podrá solicitar, en los 3 días siguientes a su nombramiento, la

provisión de fondos que considere necesaria, que será a cuenta de la liquidación final

(art. 342, LEC).

Dicho perito emitirá por escrito su dictamen, haciéndolo llegar por medios

electrónicos al tribunal en el plazo estipulado. Este será enviado a las partes a través del

secretario judicial por si consideran necesario que el perito concurra al juicio o a la

vista. El tribunal podrá acordar la presencia del perito en el juicio o la vista para

comprender y valorar mejor el dictamen realizado (art. 346, LEC).

Las partes y sus defensores podrán pedir al perito las siguientes cuestiones (art.

347, LEC):

− Exposición completa del dictamen, cuando esa exposición requiera la

realización de otras operaciones, complementarias del escrito aportado.

− Explicación del dictamen o de alguno o algunos de sus puntos, cuyo

significado no se considerase suficientemente expresivo.

− Respuestas a preguntas y objeciones, sobre método, premisas,

conclusiones y otros aspectos del dictamen.

− Respuestas a solicitudes de ampliación del dictamen a otros puntos

conexos.

− Crítica del dictamen de que se trate por el perito de la parte contraria.

− Formulación de las tachas que pudieren afectar al perito.

El tribunal podrá también formular preguntas y requerir explicaciones sobre el

objeto del dictamen, pero no podrán acordar, de oficio, que se amplíe, salvo que se trate

de peritos designados de oficio.

45
Por último, el tribunal valorará los dictámenes periciales según las reglas de la

sana crítica (art. 348).

4.2.2. Directrices de actuación del perito psicólogo

La labor del Psicólogo Forense debe ser abordada con gran exigencia científica y

ética, principio por el cual se rigen las Directrices Especializadas para la Psicología

Forense, publicadas y desarrolladas por la “American Psychology-Law Society”

(División 41 de la APA) y la “American Academy of Forensic Psychology” en 1991,

siendo finalmente adoptadas por el Consejo de Representantes de la APA (APA Council

of Representatives) el 3 de agosto de 2011 (APA, 2013a).

Estas Directrices Especializadas para la Psicología Forense (APA, 2013a) nos

informan, de forma resumida, sobre:

o Responsabilidades: integridad, imparcialidad y equidad, evitar conflictos de

interés.

o Competencias: alcance, obtención y mantenimiento, representación,

conocimiento del sistema jurídico y los derechos legales de los individuos,

conocimiento de los fundamentos científicos sobre opiniones y testimonios,

conocimiento de los fundamentos científicos para la enseñanza y la

investigación, consideración del impacto de experiencias y creencias personales,

apreciación de diferencias individuales y grupales, uso apropiado de productos y

servicios.

o Diligencia: provisión de servicios, responsabilidad, comunicación, terminación

de servicios.

o Relaciones: responsabilidades en las provisiones de fondo, relaciones múltiples

(conflicto entre rol clínico y forense, testimonio los profesionales expertos que

46
ofrecen servicio terapéutico, prestación de servicios terapéuticos forenses),

ofrecer servicios de emergencia en salud mental a los examinados.

o Honorarios: determinación de honorarios, acuerdos, servicios “pro bono”.

o Consentimiento informado, notificación y aprobación: tiempo y contenido,

comunicación con las partes, comunicación con los examinados (personas no

ordenadas u obligadas a someterse a la examinación, personas ordenadas u

obligadas a someterse a la examinación, personas que carecen de capacidad para

proporcionar consentimiento informado, evaluación de personas no

representadas por el abogado), comunicación con fuentes colaterales de

información, comunicación en contextos de investigación.

o Conflictos: con la autoridad legal, con demandas de organizaciones, resolver

problemas éticos con compañeros profesionales.

o Privacidad, confidencialidad y privilegio: comunicación de información, acceso

a la información, obtención de información colateral y de terceras partes, uso de

material de enseñanza, formación continua u otras actividades escolares.

o Métodos y procedimientos: uso de métodos apropiados, uso de múltiples fuentes

de información, opiniones sobre personas no examinadas.

o Evaluación: centrarse en factores legales relevantes, selección y uso de los

procedimientos de evaluación, detección de diferencias individuales,

consideración sobre los escenarios de la evaluación, suministrar información

sobre la evaluación, documentación y dompilación de datos, suministrar

documentación, almacenamiento de registros.

o Comunicaciones profesionales y públicas: exactitud, equidad y evitación del

engaño; diferenciación de las observaciones, inferencias y conclusiones,

divulgación de fuentes de información, presentación integral y exacta de

47
opiniones en informes y testimonios, comentar con otros profesionales y

participantes en procedimientos legales, declaraciones extrajudiciales, comentar

sobre procedimientos legales.

La pericia psicológica aporta dinamismo al proceso judicial, ya que junto con

ayuda de otros profesionales, como por ejemplo los médicos, posibilitan y ofrecen al

Juez un mayor conocimiento sobre el caso, así como una serie de elementos específicos

ajenos que favorecerán y ayudarán a este en el proceso de dictar sentencia (Natenson,

2007). De esta manera el dictamen emitido por el perito en relación a la materia sobre la

que se le ha interrogado, será un medio de prueba dentro del proceso judicial, que será

ponderada y valorada por el juez en su propia toma de decisión para dictar la sentencia.

4.3. El Peritaje Psicológico

En este tipo de delitos como las agresiones sexuales, son de una gran

importancia los peritajes médico legales (clínico forenses, psiquiátricos y psicológicos

clínico forenses) para el establecimiento de lesiones físicas, secuelas emocionales de las

víctimas o la valoración de la realidad de las mismas (Castillo, 2001). Aquí nos

centraremos concretamente en el Peritaje Psicológico.

4.3.1. Huella o daño psicológico en víctimas agresión sexual

Un peritaje psicológico debe tener por objeto la evaluación del daño psicológico

en el ámbito judicial para la tipificación del daño criminal (Echeburúa, De Corral y

Amor, 2002; Vilariño, Arce y Fariña, 2013)

Daño psicológico puede ser entendido como las lesiones psíquicas consecuencia

de un delito violento (pueden llegar a remitir gracias al paso del tiempo, el apoyo social

o el tratamiento psicológico), así como las secuelas emocionales (pueden suponer un

48
trastorno crónico o una secuela irreversible, interfiriendo de forma negativa en la vida

diaria de la víctima, suponiendo un menoscabo de la salud mental). Seguiría las

siguientes fases (Echeburúa, De Corral y Amor, 2002):

o Reacción de sobrecogimiento, enturbamiento de la conciencia y embotamiento

emocional.

o Una vez se disipa el estado de shock, salen a la luz emocione como dolor,

indignación, rabia, impotencia, culpa, miedo y profundo abatimiento.

o Reexperimentación del suceso.

Este daño psíquico o también conocido como huella, ha sido constatado a través

de la medida de los efectos del delito dentro de la salud mental de la víctima, siendo

identificado en el ámbito forense como el Trastorno de Estrés Postraumático, el cual

está relacionado de manera sistemática con diversas situaciones traumáticas, siendo una

de ellas la que hoy aquí nos interesa, las agresiones sexuales (Echeburúa, De Corral y

Amor, 1998).

Estas son consideradas uno de los delitos violentos que conlleva una mayor

secuela psicológica, llegando a generar de forma inmediata síntomas de TEPT e incluso

secuelas psicológicas a largo plazo (Esbec y Fernández-Sastrón, 2000). Alrededor de un

25% de las víctimas de cualquier conducta violenta desarrollan trastorno por estrés

postraumático, sin embargo este porcentaje aumenta considerablemente en víctimas de

agresión sexual, llegando hasta el 50-60% (Kilpatrick, Best, Veronen, Amick y

Villeponteaux, 1985; Sarasua, Zubizarreta, de Corral, y Echeburúa, 2012).

El Trastorno por Estrés Postraumático se origina cuando un sujeto sufre, ha

sufrido o ha sido testigo de una agresión física o amenaza para la vida de uno mismo o

de otra persona, sufriendo como consecuencia reacciones emocionales como respuesta

intensa de miedo, horror o indefensión. Algunos ejemplos de situaciones

49
desencadenantes pueden ser catástrofes, accidentes, diagnóstico de enfermedades graves

o agresiones causadas de forma intencionada, como maltrato familiar, terrorismo,

violaciones, etc. Se puede dividir de forma resumida en 3 grandes cuadros (APA, 2013):

o La reexperimentación (pesadillas, imágenes y recuerdos constantes e

involuntarios, etc.).

o La evitación conductual y cognitiva de lugares y actividades o situaciones

asociados al hecho traumático.

o Respuestas de hiperactivación (irritabilidad, problemas de concentración y para

conciliar el sueño).

En un estudio realizado por Martín y de Pául en 2004 se indicó que las víctimas

de delitos contra la indemnidad sexual, como por ejemplo, agresión sexual, violación o

abuso infantil, tienen un mayor riesgo de sufrir TEPT, acentuándose en las víctimas de

violación. Solo las víctimas de terrorismo superarían a dichas víctimas, caracterizándose

por síntomas de reexperimentación especialmente alta (destacando recuerdos intrusivos

y mal psicológico/fisiológico), actividad fisiológica (destacando la hipervigilancia,

respuestas de sobresalto e ira/irritabilidad), así como otras casuísticas como ansiedad; en

comparación con víctimas de otros sucesos traumáticos (Echeburúa, de Corral y Amor,

1998).

Dentro del contexto médico-legal se encuentra la necesidad de demostrar que

esta huella psíquica es consecuencia inequívoca causa-efecto del delito a juzgar y no es

desarrollada por otras causas o interacciones, por lo que se debe determinar la existencia

de TEP a través del cumplimiento de criterios diagnósticos desarrollados en el manual

DSM-V (APA, 2013) (ver Tabla 7)

50
Tabla 7. Criterios diagnósticos del Trastorno por Estrés Postraumático en el DSM-V
(APA, 2013b)

Criterios diagnósticos TETP


La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que han existido 1 y 2:
1) La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más)
acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o
A la de los demás.
2) La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos.
Nota: En los niños estas respuestas pueden expresarse en comportamientos
desestructurados o agitados
El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una (o más) de
las siguientes formas:
1) Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los
que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. Nota: En los niños
pequeños esto puede expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o
aspectos característicos del trauma.
2) Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar.
Nota: En los niños puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible.
B 3) El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está
ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones,
alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que aparecen al
despertarse o al intoxicarse). Nota: Los niños pequeños pueden reescenificar el
acontecimiento traumático específico.
4) Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que
simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
5) Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan
o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad
general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más) de los
siguientes síntomas:
1) Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso
traumático.
2) Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del
trauma.
C 3) Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
4) Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas
5) Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
6) Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor).
7) Sensación de un futuro desolador (p. ej., no espera obtener un empleo, casarse,
formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).

Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) (ausentes antes del trauma), tal y
como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:
1) Dificultades para conciliar o mantener el sueño.
D 2) Irritabilidad o ataques de ira
3) Dificultades para concentrarse
4) Hipervigilancia
5) Respuestas exageradas de sobresalto.
E Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se prolongan más de 1 mes.
Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras
F áreas importantes de la actividad de individuo.
- Agudo: si los síntomas duran menos de 3 meses.
Especi - Crónico: si los síntomas duran 3 meses o más.
ficar - De inicio demorado: entre el acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han pasado
como mínimo 6 meses.

51
4.3.2. La simulación
La labor del psicólogo forense es de vital importancia puesto que facilita la

inclusión en el proceso judicial de las consecuencias psicológicas derivadas del delito a

través de la realización de peritajes (Arce y Fariña, 1995). Pero cabe la posibilidad de

que quién dice sufrir la victimización en realidad este mintiendo, por lo que carecería de

valor en la sala de justicia.

Las agresiones sexuales muestran un menor número de denuncias falsas en

comparación con otros delitos. De todas formas están pueden realizarse, sobre todo

cuando hay motivaciones deshonestas de por medio, como pueden ser la venganza

debido al despecho, indemnizaciones, etc. (Echeburúa, De Corral y Amor, 2002).

Así pues, la simulación es lo conocido en el DSM-IV-TR (APA, 2002) como la

producción intencionada de síntomas físico o psicológicos desproporcionados o falsos,

motivados por incentivos externos, como por ejemplo, no realizar el servicio militar,

evitar un trabajo, obtener una compensación económica, escapara de una condena

criminal u obtener drogas.

Los instrumentos de evaluación psicológica a utilizar en la práctica forense que

nos ayudarían en dicha detección, harían referencia a las siguientes modalidades (Arce,

2007):

o Observación y registro conductual. Registro de la sintomatología que no puede

ser informada por parte del sujeto, así como aquella que pueda entrar en

contradicciones con lo informado.

o Instrumentos psicométricos. Estos deben ser fiables, válidos, medir el estado

mental del sujeto así como ofrecer una medida directa o indirecta del TEPT,

tanto en población clínica como sana; por lo que el instrumento que mejor se

52
adapta a dichas características es el MMPI (Hathaway, McKinley y MMPI

Restandardization Committee, 1989), así como el SCL-90-R (Derogatis, 2002).

o Entrevistas. Se desarrolla y valida un formato adecuado y orientado a la

determinación de la huella psíquica sin dar opción a la simulación, ofreciendo de

la misma manera control de la validez a través del estudio de las estrategias de

simulación, estamos hablando de la Entrevista Clínico- Forense (Arce y Fariña,

2001), la cual seguiría el siguiente procedimiento:

 Presentación de la entrevista, del objetivo y procedimiento.

 Instar a los sujetos, a modo de discurso libre, a que cuenten los síntomas,

conductas y pensamientos que sufren actualmente en comparación al

estado anterior al delito.

 Se realiza un reinstauración de contextos, donde los sujetos deben

informar sobre sus relaciones familiares, relaciones sociales y relaciones

laborales.

 Construcción de una rejilla de síntomas o listado de síntomas.

 Ajustar los síntomas a trastornos.

 La detección de los síntomas se llevará a cabo a través de dos posibles

métodos: o tras la expresión directa del sujeto o gracias a la inferencia

realizada por los codificadores al analizar los protocolos.

 Se lleva a cabo un control de la fiabilidad gracias al estudio de las

siguientes estrategias de la simulación: evitación de respuestas, síntomas

raros, combinación de síntomas, síntomas obvios, inconsistencia de

síntomas, síntomas improbables, agrupación indiscriminada de síntomas

y severidad de síntomas.

53
Esta entrevista es fiable, válida y productiva, sin embargo, no puede constituir

prueba suficiente ya que pueden darse errores de omisión (no detectar huella cuando la

hay) y falsas alarmas (detectar simulación cuando no la hay) (Arce, 2007).

De la misma manera los criterios de validez y fiabilidad de los instrumentos

psicométricos tampoco son prueba suficiente para detectar simulación puesto que el

diagnóstico de simulación es compatible con la formulación de otras hipótesis

alternativas, como falsos positivos (catalogar a enfermos mentales como simuladores)

(Graham, 1992; Roig-Fusté, 1993); no clasifica de forma correcta a todos los

simuladores, pudienose dar errores de omisión (no detectar como simuladores a sujetos

que realmente están simulando) (Bagby, Buis y Nicholson, 1995); y no proporcionan

diagnósticos sino impresiones diagnósticas, lo cual puede provocar que validemos como

diagnóstico una impresión diagnóstica.

Por lo tanto, una combinación de tarea de conocimiento (entrevista) y de

reconocimiento (psicométrico) será el procedimiento efectivo y productivo seleccionado

para la detección de la simulación (Fariña, Arce y Novo, 2004).

4.3.3. Análisis de la realidad del testimonio

La credibilidad o no credibilidad de los testigos es una de las piezas más

importantes a la hora de predecir la inocencia o culpabilidad dentro de la Sala de

Justicia (Arce y Fariña, 2006a). La estimación de dicha credibilidad vendría dada a

partir de dos modelos (Vrij, 2000):

o Modelos subjetivo o social. Sería la utilización de indicadores subjetivos de

realidad no validados científicamente (expertos y legos en derecho).

o Modelo objetivo o científico. Consistiría en la utilización de criterios empíricos

de realidad (técnicos especializados).

54
Así pues, se constató que los procedimientos basados en el análisis de contenido

de las declaraciones realizados por los psicólogos eran los más efectivos, clasificando

de manera correcta, en contextos de simulación, entre el 65% y 85% de las

declaraciones analizadas, mientras que en condiciones de realidad, este porcentaje

aumentaba al 100% (Vrij, 2000).

De todas maneras, los instrumentos para llevar a cabo este proceso tienen una

serie de limitaciones las cuales es preciso informar (Arce y Fariña, 2006a).

1. Las categorías de los múltiples procedimientos propuestos para el análisis de

contenido no son homogéneas inter-sistemas.

2. Generalmente no cubren a toda clase de testigos (suelen orientarse a niños).

3. En la obteniendo la declaración dichos procedimientos no constan de protocolo

de actuación que se amolden a diferentes contextos (menores, adultos,

discapacitados).

4. No analizan la tarea judicial en su totalidad (generalmente se centran en la

supuesta víctima, dejando a un lado al supuesto agresor, el cual pudiera ser la

víctima real).

5. No están orientados a la búsqueda de la huella psicológica del delito, el

trastorno de estrés postraumático.

6. No incluyen metodologías orientadas a la evaluación clínica en el contexto

forense, en el cual siempre se debe sospechar simulación.

7. Los sistemas propuestos para el estudio de la realidad basados en la veracidad

de los testimonios son técnicas semi-objetivas los cuales necesitan ser

modificados en busca del alcance de una mayor objetividad.

55
Seguidamente pasaremos a hablar sobre los protocolos de obtención de la

declaración para la aplicación de los sistemas categoriales de análisis de contenido, así

como de los sistemas de análisis de la realidad basados en el análisis de contenido más

productivos y efectivos.

4.3.3.1. La obtención de la declaración

La principal herramienta a utilizar con los testigos en la búsqueda de

información para la investigación son los interrogatorios y entrevistas (Arce y Fariña,

2006b). Las entrevistas pueden ser narrativas (se narran los hechos tal y como se

recuerdan partiendo de una pregunta) e interrogativas (se contestan preguntas

previamente preparadas por el entrevistador).

Así pues, los interrogatorios son el principal instrumento a utilizar para la

obtención del testimonio dentro del contexto policial y judicial, si bien se ha constatado

que no son productivos para la aplicación de los sistemas de análisis de la realidad

basados en el análisis del contenido de las declaraciones; de la misma manera, ocurre

con ciertos tipos de entrevista, como las dirigidas o semidirigidas, las cuales pueden

introducir información perteneciente al entrevistador y ajena al evento, distorsionando

las declaraciones (Loftus, Korf y Schooler, 1988).

Por lo tanto, el uso de entrevistas en formato narrativo en discurso libre, como es

la entrevista cognitiva, se ajustaría a la demanda de entrevistas donde la posibilidad de

contaminación por parte del entrevistador quede eliminada. De esta manera se proponen

formato de entrevista narrativa ajustados al contexto y a las capacidades del

entrevistador, revisando a continuación las que en este trabajo nos atañen:

56
4.3.3.1.1 Entrevista cognitiva.

Existen dos principios teóricos que conforman la entrevista cognitiva y su

procedimiento, estos son:

o Un mismo hecho puede ser accesible a través de varios canales de recuperación

de memoria, por lo que, una información que no es accesible mediante un canal

lo puede ser mediante otro (Tulving, 1983).

o Una huella de memoria comporta varias características y una ayuda de recuerdo

es efectiva en la medida que hay una superposición entre la huella de memoria y

la ayuda de recuerdo (Tulving y Thomson, 1973).

La entrevista cognitiva comprende cuatro técnicas generales de recuperación de

memoria:

1) La primera técnica se basa en reconstruir mentalmente los contextos físicos y

personales que se originaron en el momento del crimen (o del hecho a recordar),

es lo conocido como la “reinstauración de contextos”. En ella, el testigo es

instado a que intente situarse mentalmente en el lugar del suceso teniendo en

cuenta:

 Elementos emocionales ("trata de recordar cómo te sentías").

 Elementos secuenciales ("piensa en lo qué estabas haciendo en ese

momento").

 Características perceptuales: ("Situate en la escena del crimen y haz un

dibujo de la habitación ¿Cómo olía? ¿qué oías?”).

La razón subyacente a este primer procedimiento es el principio de codificación

específica de Tulving, el cual dice que la información contextual de un suceso

se codifica junto con el evento y se conecta de una manera asociativa (Tulving y

Thompson, 1973). De la misma manera, la recuperación verbal del evento

57
depende del grado en que los índices ambientales de la situación en la que se

lleva a cabo el recuerdo se solapen con las propiedades previamente codificadas

(Tulving, 1983).

2) La segunda técnica, el “recuerdo libre”, consiste en pedirle al testigo que narre

absolutamente todo lo sucedido, incluyendo la información parcial e incluso los

detalles considerados banales para la investigación, ya que estos podrían

conducir a otros, los cuales estarían asociados en la memoria y sí podrían ser

importantes.

Con se obtiene una primera versión de lo sucedido, siendo por lo tanto esta

declaración de tipo narrativo (el sujeto habla sin realizar interrupciones ni hacer

preguntas). Es de gran importancia la búsqueda de un ambiente ideal para la

concentración del testigo, sin ningún tipo de distracción, así como una relación

de confianza entre entrevistador y entrevistado para que así la declaración sea lo

más sincera y productiva posible.

3) La tercera técnica, es la denominada como “cambio de perspectiva” en la que se

pide al sujeto que intente ponerse en el lugar de la víctima, de otro testigo,

incluso del sospechoso, para así informar de lo que vio o hubiera visto desde

dicha perspectiva ocupando el lugar de esa persona. Dicha técnica se apoya en

estudios realizados por Bower (1967), el cual advirtió que los sujetos al

imaginarse los personajes de una historia, recordaban más detalles propios de la

perspectiva del personaje con quien se han identificado, que de otros personajes.

Así se conseguirá una segunda versión de la entrevista desde una perspectiva

distinta.

4) El último componente, el “recuerdo en orden inverso” donde se pide al testigo

que intente recordar a través de diferentes puntos de partida, narrando lo

58
ocurrido en orden diferente a como se desarrollaron (desde el final al principio,

desde el medio hacia atrás,…) con el objetivo de recuperar pequeños detalles

que pueden perderse al hacer una narración de los hechos siguiendo la secuencia

temporal originaria. De esta manera se intenta reducir el efecto que los

conocimientos previos, las expectativas y los esquemas producen en el recuerdo

y además puede ser beneficiosa a la hora de elicitar detalles adicionales

(Memon, Cronin, Eaves y Bull, 1993). Igualmente, como afirman Bower y

Morrow (1990), tendemos a recordar el esquema o modelo mental que nos

formamos de un evento más que el evento mismo.

La entrevista cognitiva incluye, a su vez, técnicas suplementarias tales como:

o Gimnasia memorística para la apariencia física (“¿Te recordó el intruso a

alguien a quién conozcas? ¿Había algo inusual en su apariencia?”).

o Nombres ("Trata de recordar la primera letra del nombre, recorriendo una a una

todas las letras del alfabeto).

o Objetos ("Describe los objetos que había dentro y fuera de la habitación”

¿Parecía que fueran pesados de llevar?).

o Conversaciones y características del habla (“¿Se utilizaron palabras extranjeras o

inusuales? ¿hablaba el intruso con algún acento? ¿Tartamudeaba?”).

o Número de matrículas de automóviles (”¿Te recuerdan los números o las letras

de la matrícula a alguna cosa? ¿Los números eran altos o bajos?”).

Además de esta versión estándar de la entrevista cognitiva, Fisher y Geiselman

(1992) propusieron lo conocido como versión mejorada. Ésta responde a una adaptación

al contexto para la ejecución en un ámbito como el judicial. No obstante, la efectividad

y el procedimiento en términos cognitivos es el mismo. Y se podría resumir en los

siguientes pasos:

59
o Fase 1. Presentaciones y personalización de la entrevista (presentación, usar

nombre del entrevistado).

o Fase 2. Establecimiento de la comunicación (creación de atmósfera agradable,

de confianza a través de la formulación de preguntas neutras).

o Fase 3. Explicación del propósito de la entrevista.

o Fase 4. Reinstauración de contexto.

o Fase 5. Recuerdo libre.

o Fase 6. Preparación para el interrogatorio (pedirle que se concentre

intensamente, que diga lo que se le viene a la mente tal como llega, sin

“fabricarlo”, que puede decir “no comprendo”, “no sé”, “no recuerdo”, etc., que

active y contraste imágenes).

o Fase 7. Interrogatorio compatible con el testigo (cada testigo tiene una secuencia

de memoria distinta del evento debiendo el interrogatorio ajustarse a esa

secuencia).

o Fase 8. Recuerdo desde diferentes perspectivas.

o Fase 9. Recuerdo en orden inverso.

o Fase 10. Resumen (realizado por el entrevistador en función de lo que el

entrevistado ha informado).

o Fase 11. Cierre (desactivación emocional y de tensiones en el entrevistado).

Uno de los grandes inconvenientes de la entrevista cognitiva es la complejidad a

la hora de aplicarla. Por lo tanto, se requieren entrevistadores expertos y bien

entrenados, lo cual requeriría horas de intenso entrenamiento antes de lograr dominarla

(Alonso-Quecuty, 1993).

60
4.3.3.1.2 La entrevista clínico-forense.

Otra fuente de obtención de información con implicaciones para la realidad de

un testimonio procede del ámbito clínico. Los instrumentos principales de medida

clínica están desarrollados sobre la idea de que nos encontramos ante un paciente, donde

el estudio de la simulación no tiene cabida. De la misma manera, tanto las entrevistas

estructuradas o semi-estructuradas, como los listados de síntomas e instrumentos de

medida psicométricos no cumplen con el propósito de controlar la simulación puesto

que proporcionan información que la facilita. Como sería el caso de preguntas que

proporcionen al sujeto “un camino conducente” para la selección de síntomas asociados

a una determinada enfermedad psíquica, donde ya sólo sería suficiente que se tuviera la

habilidad suficiente para discriminar entre ítem pertenecientes a una patología u otra.

Por lo tanto, como ya se indicó con anterioridad, se podrían cometer dos tipos de

errores de forma abierta y sistemática: falsos positivos (catalogar a enfermos reales

como simuladores) y errores de omisión (no detectar como simuladores a sujetos que

realmente están simulando). Optándose así a una estrategia de evaluación multimétodo

con el fin de minimizar estas fuentes de error (Rogers, 1997).

En dicho contexto es donde encuentra su lugar una entrevista de orden clínico

que permita un diagnóstico y sirva a la vez de contraste a los datos obtenidos por otros

métodos. Estamos hablando de la ya mencionada Entrevista Clínico-Forense.

En esta se pide a los sujetos que relaten los síntomas, conductas y pensamientos

que tienen en el momento presente (esto es, EEAG en el eje V del DSM-IV-TR). Si los

sujetos no responden de motu propio, les será requerido por medio de preguntas

abiertas, de acuerdo con el eje V del DSM-IV-TR (APA, 2002), que informen

igualmente sobre sus relaciones familiares (EEGAR); relaciones sociales (EEASL) y

relaciones laborales (EEASL).

61
Con este procedimiento, requerimos a los sujetos la ejecución de una tarea de

conocimiento de síntomas en tanto con las entrevistas estructuradas, semi-estructuradas,

listados de síntomas e instrumentos psicométricos desempeñan una tarea de

reconocimiento de síntomas. Es por ello que la entrevista no es en formato de

interrogatorio, sino de tipo “no directiva” y orientada a la reinstauración de contextos. O

sea, seguimos el procedimiento de entrevista abierta y en formato de discurso libre

seguida de una reinstauración de contextos.

Este procedimiento de entrevista se mostró fiable, válido y productivo en la

detección de simulación de un trastorno de estrés postraumático ligado a una falsa

agresión sexual o intimidación (Arce, Fariña y Freire, 2002) y en simulación de un

trastorno mental no imputable (Arce, Pampillón y Fariña, 2002).

La obtención de esta información clínica debe ser grabada y procederse al

análisis de contenido de la misma. Las categorías de análisis son los síntomas descritos

en el DSM-IV-TR. Así, creamos un sistema categorial mutuamente excluyente, fiable y

válido, en lo que se ha denominado sistemas de categorías metódicas (Weick, 1985).

Concretadas unas hojas de registro, se marcan los diferentes síntomas detectados. Si

bien la gran mayoría de los síntomas, incluidos los más adversos, pueden ser

informados directamente por los sujetos (Lewis y Saarni, 1993), algunos sólo pueden

observarse.

En consecuencia, la detección de las categorías responde a dos métodos

complementarios: expresión directa del sujeto e inferencias de los codificadores tras

analizar los protocolos.

62
4.3.3.2. Análisis de contenido de la declaración

El contenido de un mensaje por sí mismo contiene ciertos indicios que pueden

revelar si el mensaje es verdadero o falso, lo cual ofrecería la posibilidad de desarrollar

un instrumento de medida que pueda evaluar empíricamente y de forma objetiva la

validez de una declaración en sí, sin necesidad de evaluar al que declara de manera

presencial. Este objetivo está aún lejos de conseguirse. De todas formas, ya se cuenta

con instrumentos lo suficientemente desarrollados para ser utilizados de forma exitosa

en determinados casos. Así pues destacaremos: el Criteria Based Content

Analysis/CBCA (Steller y Köhnken, 1994), y el Reality Monitoring/RM (Johnson y

Raye, 1981), El SRA (Undeutsch, 1967) y el SVA (Steller, 1989).

4.3.3.2.1 Control de la Realidad/Reality Monitoring (RM)

Para Johnson y Raye (1981) las memorias difieren en una serie de rasgos, por lo

que aquellas con orígenes en sucesos percibidos contienen más información sensorial,

mayor número de detalles contextuales y menos referencias a procesos cognitivos que

las memorias con origen interno o imaginado. Este proceso de discriminación entre

recuerdos de origen interno y externo, el cual se incluye dentro del estudio de la

fiabilidad de las declaraciones (búsqueda de criterios de realidad en los contenidos de

las declaraciones) es denominado control de la realidad o Reality Monitoring, cuyo

modelo se estructura de la siguiente manera:

o Tipos de atributos que pueden formar parte de los recuerdos:

 Contextuales

 Sensoriales

 Operaciones cognitivas

63
o Dimensiones que generalmente diferencian los recuerdos según su origen:

 Origen externo: contienen más atributos contextuales (espacio-

temporales) y sensoriales (sonidos, olores, etc.)

 Origen interno: contienen más información sobre operaciones cognitivas,

esto es, información idiosincrásica (por ejemplo, yo pensé, recuerdo ver,

me sentía nervioso, etc.)

Más adelante, Sporer (1997) amplió a ocho la lista de criterios:

o Claridad (claridad, viveza en vez de vaguedad)

o Información perceptual (información sensorial tal como sonidos, gustos o

detalles visuales),

o Información espacial (lugares, ubicaciones)

o Información temporal (ubicación del evento en el tiempo, descripción de

secuencias de eventos)

o Afecto (expresión de emociones y sentimientos sentidos durante el evento)

o Reconstrucción de la historia (plausibilidad de reconstrucción del evento tras la

información dada)

o Realismo (plausibilidad, realismo y sentido de la historia)

o Operaciones cognitivas (descripciones de inferencias hechas por otros durante el

evento).

Los siete primeros estarían relacionados a veracidad, mientras que el octavo a

falsedad, resultando más efectiva esta nueva recategorización.

64
4.3.3.2.2 Análisis de la Realidad de las Declaraciones (Stament Reality

Análisis, SRA)

El pilar básico del análisis de declaraciones basado en criterios de realidad, la

hipótesis undeutsch (Undeutsch, 1967), es que aquellas declaraciones basadas en la

observación de hechos reales, por lo tanto experimentados, difieren cualitativamente de

las declaraciones que son producto de la fantasía o la invención y por lo tanto no

experimentadas. De esta forma, los llamados criterios de realidad o de contenido harán

referencia a esas características específicas que diferencian aquellos testimonios que

son verdaderos de los inventados. De esta manera, Undeutsch, en 1967 concretó el

primer conjunto homogéneo y amplio de los criterios de realidad aplicables a

declaraciones de menores víctimas de abusos sexuales.

Así pues, el SRA, Statement Reality Analysis (Undeutsch, 1967, 1988) aborda el

estudio de la validez y fiabilidad de la declaración siguiendo los siguientes criterios:

o Criterios derivados de la declaración

 Criterios generales, fundamentales

 Anclaje, fijación espacio-temporal (concreción de la acción en un

espacio y tiempo)

 Concreción (claridad, viveza)

 Riqueza de detalles (gran cantidad de detalles en la narración)

 Originalidad de las narraciones (frente a estereotipos o clichés)

 Consistencia interna (coherencia lógica y psicológica)

 Mención de detalles específicos de un tipo concreto de agresión

sexual.

 Manifestaciones especiales de los criterios anteriores

65
 Referencia a detalles que exceden la capacidad del testigo (que

van más allá de su imaginación o capacidad de comprensión)

 Referencia a experiencias subjetivas: sentimientos, emociones,

pensamientos, miedos, etc.

 Mención a imprevistos o complicaciones inesperadas

 Correcciones espontáneas, especificaciones y complementaciones

durante la declaración

 Auto desaprobación (declaración en contra de su interés)

 Criterios negativos o de control:

 Carencia de consistencia interna (contradicciones)

 Carencia de consistencia con las leyes de la naturaleza o

científicas

 Carencia de consistencia externa (discrepancia con otros hechos

incontrovertibles)

o Criterios derivados de las secuencias de declaraciones

 Carencia de persistencia (estabilidad en el tiempo y contextos)

 Declaración inconsistente con la anterior

Tras esta enumeración de criterios de decisión se procede a una evaluación

conjunta, donde los dos primeros factores (criterios generales y manifestaciones

especiales) ponderan positivamente hacia la veracidad, indicando que la declaración es

verdadera aunque su ausencia no implica que sea falsa. Por otro lado, la presencia de los

criterios de validez (criterios de control y de consistencia) restaría valor de verdad a la

declaración. De todas maneras se debe tener en cuenta que cada criterio tiene un peso

limitado en la determinación categórica (verdadera vs falsa) o del grado en el que una

declaración representa algo experimentado por el testigo. Además, prescribe el

66
seguimiento de cuatro máximas en la determinación de si la narración describe un

evento real o no:

o La intensidad o grado de las manifestaciones en los diferentes criterios.

o El número de detalles de la narración que se relacionan con un criterio (o más).

o Las capacidades del declarante para informar (edad, inteligencia, sugestión,

etc.).

o Las características del evento narrativo (complejidad, relevancia, etc.).

4.3.3.2.3 Análisis de Contenido Basado en Criterios (Criteria Based

Content Analisis, CBCA).

Steller y Köhnken (1994) proponene, partiendo de las aproximaciones

anteriores, un sistema integrado de categorías que tiene por objeto la evaluación de la

fiabilidad de las declaraciones de menores víctimas de abusos sexuales. Consta de cinco

categorías principales con 19 criterios a evaluar:

o Caracteristicas generales

 Estructura lógica (coherencia y consistencia interna)

 Elaboración inestructurada (presentación desorganizada)

 Cantidad de detalles (abundancia de detalles o hechos distintos)

o Contenidos específicos

 Engranaje contextual (ubicación de la narración en un espacio y tiempo)

 Descripción de interacciones (cadena de acciones entre el testigo y otros

actores)

 Reproducción de conversación (réplica de conversaciones)

 Complicaciones inesperadas durante el incidente (por ejemplo,

interrupción imprevista)

67
o Peculiaridades del contenido

 Detalles inusuales (detalles con baja probabilidad de ocurrencia)

 Detalles superfluos (detalles irrelevantes que no contribuyen

significativamente a los hechos)

 Incomprensión de detalles relatados con precisión (explicitación de

detalles que el menor no comprende pero realmente sí tienen sentido)

 Asociaciones externas relacionadas (inclusión de información externa a

los hechos en sí pero relacionada con ellos, tal como en una agresión

sexual recordar conversaciones anteriores sobre este tema)

 Relatos del estado mental subjetivo (referencias a sentimientos,

emociones o cogniciones propias)

 Atribución del estado mental del autor del delito (referencias al estado

mental del agresor y atribución de motivos)

o Contenidos referentes a la motivación

 Correcciones espontáneas (correcciones espontáneas o mejoras de la

declaración)

 Admisión de falta de memoria (reconocimiento de lagunas de memoria)

 Plantear dudas sobre el propio testimonio

 Auto-desaprobación (actitud crítica sobre su propia conducta)

 Perdón al autor del delito (la declaración de la víctima favorece al

acusado, o evitación de más acusaciones)

o Elementos específicos de la agresión

 Detalles característicos de la ofensa (descripciones que contradicen las

creencias habituales sobre el delito)

68
Dichos criterios de contenido pueden analizarse como presentes o ausentes, o

puntuarse en relación a fuerza o grado en que aparecen en la declaración. De todas

maneras, si estos se manifiestan, se interpretarán en el sentido de que la declaración es

verdadera en tanto que, en su ausencia, no se puede derivar que sea falsa. Ciertas

investigaciones demostraron que los relatos reales contienen más criterios del CBCA

que aquellas acusaciones falsas (fabricadas) (Landry y Brigham, 1992). En relación al

punto de corte necesario para discriminar entre declaraciones propias o no de realidad,

Steller (1989) informó que las declaraciones verdaderas contenían, al menos, 7 criterios

de veracidad.

4.3.3.2.4 Análisis de la Validez de las Declaraciones (Stament

Validity Analisis, SVA)

De la misma forma que el SRA, el SVA, Statement Validity Analysis (Steller,

1989), como estudio de la validez se aborda partiendo del procedimiento completo

(declaraciones ante la policía o juez, otros testimonios, otras pruebas) y de las

grabaciones de las declaraciones prestadas ante los peritos, estando constituido por las

categorías de evaluación mostradas a continuación:

o Características psicológicas

 Adecuación del leguaje y conocimientos

 Adecuación del afecto

 Susceptibilidad a la sugestión.

o Características de la entrevista

 Preguntas coercitivas, sugestivas o dirigidas

 Adecuación global de la entrevista

o Motivación

69
 Motivos del informe

 Contexto del informe o declaración original

 Presiones para presentar un informe falso

o Cuestiones de la investigación

 Consistencia con las leyes de la naturaleza

 Consistencia con otras declaraciones

 Consistencia con otras pruebas

4.3.4 Protocolo de evaluación forense: SEG.

Arce y Fariña (2007) crean un protocolo psicológico forense denominado

Sistema de Evaluación Global, evaluando así la realidad del testimonio y la huella

psíquica, siempre de la mano del control de la potencial simulación. Dicho protocolo se

constituye en 9 fases (ver Tabla 8):

1. Obtención de la declaración. Necesitaremos instrumentos de obtención de la

declaración para poder analizar dichas declaraciones y permitir que el

procedimiento de evaluación de las declaraciones sea fiable y válido. Así pues,

dependiendo del sujeto objeto de evaluación (adultos, menores o discapacitados)

utilizaremos: Entrevista Cognitiva Mejorada (Fisher y Geiselman, 1992),

Memorándum de Buenas Prácticas (Bull, 1997) o la Entrevista Forense a

Discapacitados (Arce, Novo y Alfaro, 2000). El daño psíquico en tarea de

conocimiento se obtendrá a través de la Entrevista Clínico-Forense (Arce y

Fariña, 2006a).

2. Repetición de la obtención de la declaración. La metodología científica, la

doctrina legal y la jurisprudencia requieren más de una declaración, pudiendo así

llevar a cabo el análisis de la consistencia temporal de la declaración. El

interrogatorio no es llevado a cabo en la primera medida, en la cual se llevará la

70
reinstauración de contextos, recuerdo libre, cambio de perspectiva y recuerdo en

orden inverso; si no que se realizará, si es necesario, en la segunda medida, con

el objetivo de no contaminar la memoria de eventos. Esta segunda declaración

tiene que abordarse desde la idea de que no contribuya significativamente a una

posible victimización secundaria. De esta segunda medida se consigue un

análisis de la consistencia la cual, siguiendo la hipótesis Undeutsch (Undeutsch,

1967), debe entenderse en función de la centralidad/periferia del material que

entra en contradicción, pasando a ser transcendente sólo aquella contradicción

que afecte a los detalles centrales para el juicio. Por otro lado, la inconsistencia

en el material periférico o la omisión de alguna información sólo es importante

si esta es clave para la construcción de un evento verdadero. Se recomienda

dejar no mucho más de una semana entre entrevista y entrevista para así lograr

que se desarrollen las interferencias (teoría de la interferencia del olvido), la

entrada de nueva información (hipótesis constructiva del olvido) y la curva del

olvido. Las hipótesis básicas que se sostienen son tres.

 El efecto de desuso será menor puesto que nos encontramos ante un

evento vital estresante el efecto del desuso será menor.

 Se desarrolla la teoría de racionalidad por parte del individuo que

miente, puesto que se detecta que dicha mentira es planificada, aprendida

y consistente en el tiempo, por lo que no estará mediada por

interferencias e información post-suceso (hipótesis constructiva). Debido

a esto es de vital importancia obtener la declaración en primera medida a

través de discurso libre y no interrogatorio, puesto que se evitará

interferencias de información post-suceso.

71
 El sujeto que dice la verdad realizará una narración de imágenes, por lo

que, a pesar de que la descripción de los hechos sea muy semejante, sus

declaraciones serán menos consistentes y significativamente distintas

tanto en su recuperación como en el contenido (omisiones, elicitación de

eventos distintos a los hechos pero relacionados con ellos, inconsistencia

en información periférica, recuperación de nueva información poco

relevante para los hechos). Sin embargo, aquel que narra historias no

ciertas lo hará repitiendo un esquema, siendo así un relato aprendido y

sin variaciones.

3. Contraste de las declaraciones hechas a lo largo del sumario. Se deben obtener

las demás declaraciones realizadas en el proceso judicial, de acuerdo con el

procedimiento de estudio de la validez SVA, siempre teniendo en cuenta que su

valor es relativo (transcripciones del testimonio de un testigo, interrogatorios

contaminadores de las respuestas, etc.)

4. Análisis de contenido de las declaraciones referidas a los hechos. Se procederá

al análisis de las grabaciones en vídeo realizadas, a través de la combinación de

dos dimensiones:

 SVA: analiza la validez de la declaración

 CBCA: estudia el contenido y la consistencia interna de la declaración,

por lo tanto , la fiabilidad.

Se deben tener en cuenta todos los criterios en el análisis del contenido, puesto

que la productividad está a mercé del tipo de caso, de las características de la

acción a examinar y del perfil sociodemográfico del individuo entrevistado

Una combinación SVA/CBCA y RM sería posible, efectiva y beneficiosa para la

fiabilidad en casos de simulación, debido a la incorporación al CBCA de los

72
criterios de “información perceptual” y “operaciones cognitivas” del RM (Vrij,

2000). Por tanto, procede la inclusión de estos dos nuevos criterios a añadir a los

del CBCA. Este procedimiento se puede aplicar en medidas.

5. Análisis de la fiabilidad de las medidas. Es importante garantizar la fiabilidad de

la medida pericial, puesto que poseemos un instrumento fiable y versátil, pero

no una medida concreta fiable. Así pues, procederemos a verificar dicha

fiabilidad a traves del análisis de:

 Consistencia inter- e intra- medidas: viene dado de la consistencia

interna de las medidas (las escalas de validez del MMPI, de las

declaraciones en el tiempo, del estudio de las estrategias de simulación

en la entrevista clínica, etc.), de la consistencia entre distintas medidas

(concordancia entre MMPI y entrevista clínica, entre los análisis de

contenido de las declaraciones, etc.), así como de la consistencia y

complementación o no (verbigracia, una presenta indicios de veracidad

y otra de falsedad, o la ausencia de indicios) entre las evaluaciones

realizadas tanto a la víctima como al agresor.

 Consistencia inter-evaluadores e inter-contextos (Weick, 1985):

evaluador entrenado, efectivo y consistente previamente en contextos

diferentes (pericias anteriores). El contar con dos evaluadores (al menos

uno de ellos entrenado y fiable en otras evaluaciones) que realicen su

labor por separado favorece la aproximación a la consistencia inter-

evaluadores e inter-contextos. Como herramienta estadística de análisis

de la consistencia inter-evaluadores se obtiene el índice de concordancia

[IC=Acuerdos/ (acuerdos + desacuerdos)], considerándose únicamente

73
los resultados como fiables si dos evaluadores, por separado, coinciden

en el 80% de las categorías de evaluación.

6. Medida de las consecuencias clínicas del hecho traumático (trastorno de estrés

postraumático). El trastorno de estrés postraumático es la consecuencia

psicológica de la gran mayoría de las víctimas de delitos, como por ejemplo, las

agresiones sexuales entre otros (Arce y Fariña, 1995), cobrando gran

importancia la correcta medición de dicho trastorno, la detección de medidas

indirectas que pueden acentuar dicho trastorno pero no sustituirlo

(hipocondriasis, histeria, depresión, ansiedad, distimia, aislamiento social,

inadaptación social), así como la detección de otras causas a parte del delito.

Además, teniendo como objetivo la validez convergente, sería necesario obtener

una medida clínica aséptica del trastorno que podría complementarse con otras

psicométricas. Una vez que se ha determinado la huella psicológica del delito es

de vital importancia realizar un control de la simulación, por lo que podrán

utilizarse ciertos instrumentos psicométricos que, además de la medida del

trastorno, nos ofrecen indicadores de validez del protocolo. Pero debemos tener

en cuenta que dichas medidas no diagnostican, sino que dan “impresiones

diagnósticas”, pasando a no constituir prueba suficiente. Además, facilitan la

tarea de simulación del sujeto ya que se trata de una tarea de reconocimiento de

síntomas (Arce, Fariña y Freire, 2002). Debido a esto se crea la entrevista clínica

en formato de discurso libre, siendo así una tarea de conocimiento (Arce y

Fariña, 2006b). El estudio de los protocolos de las entrevistas clínicas consiste

en realizar una hoja de registros con los criterios propios del trastorno de estrés

postraumático (daño psíquico) incluidos en el DSM-5, así como de sus medidas

indirectas (APA, 2013); cotejar la consistencia de las medidas con dos

74
observadores independientes y determinar si se cumplen los criterios suficientes

para dicho diagnóstico. Además, se llevará a cabo la detección de la

identificación de una o más de las 6 estrategias que se ha constatado que siguen

los simuladores y que son productivas en formato de entrevista no directiva:

síntomas raros, combinación de síntomas, síntomas obvios, consistencia de

síntomas, síntomas improbables y severidad de síntomas (Rogers y Mitchell,

1991).

De todas maneras, siempre debe tenerse presente las siguientes limitaciones:

− No todas las agresiones tienen como resultado el trastorno de estrés

postraumático.

− El no desarrollar dicho trastorno no significa que la agresión no haya

ocurrido/sea cierta.

7. Evaluación de la declaración de los actores implicados. A pesar de que dicho

procedimiento es ideado para la evaluación del testimonio de la víctima, el

agresor también puede ser objeto de esta, pasando así a realizar un análisis de

ambas versiones. De esta manera obtendremos una estimación de la validación

convergente de los datos.

8. Análisis de personalidad y capacidad de los actores implicados. El estudio de la

personalidad puede ser de vital importancia a la hora de darle una explicación a

la denuncia, a la agresión o a cualquier enfermedad mental del agresor con

implicaciones en su imputabildad. Por otro lado, las capacidades cognitivas se

mide a través de la Escala Wechsler o el test de inteligencia no verbal TONI-2

(Brown, Sherbenou y Johnsen, 1995) como fuente de contraste o en casos con

ciertas dificultades (lenguaje, escolarización, extranjeros, etc.)

75
9. Implicaciones para la presentación del informe. El sistema de la realidad de las

declaraciones en 5 categorías de respuesta (SVA) no se ajusta a los requisitos

que promulga el sistema de justicia español, donde el Tribunal Supremo exige

una seguridad plena y no una alta probabilidad. De todas formas, es sabido que

toda medida contiene error, incluida la psicológica, por lo que además de

reconocerlo, es necesario no establecer grados de certeza. Así pues, las

categorías más ajustadas serían “probablemente cierto”, “probablemente no-

cierto” y, en su caso, “indeterminado”. Cabe destacar que el protocolo es más

robusto a la hora de identificar la verdad que la mentira, además de que valida

hechos y no partes aisladas, por lo que será recomendable hacer una descripción

basada acciones en conjunto.

Esta técnica ha sido sometida a su validación para ser aplicada a diferentes


casuísticas (i.e.: Arce y Fariña, 2009; Arce, Velasco, Novo y Fariña, 2014; Fariña, Arce
y Sotelo, 2010; Sobral y Arce, 1990).

Tabla 8. Fases del Sistema de Evaluación Global (SEG) (Arce y Fariña, 2006a, 2007,
2009).

Sistema de Evaluación Global (Arce y Fariña, 2007)

1. Obtención de la declaración

2. Repetición de la obtención de la declaración

3. Contraste de las declaraciones realizadas en el proceso

4. Análisis de contenido de las declaraciones (motivación + validez + fiabilidad)

5. Análisis de la fiabilidad de las medidas.

6. Medida de las consecuencias clínicas del hecho traumático

7. Evaluación de la declaración de los actores implicados

8. Análisis de las características psicológicas de los actores implicados

9. Implicaciones para la presentación del informe

76
5. Estudio de caso

5.1 Introducción

En este trabajo se presentará el análisis de un caso cuyo objeto será la

realización de un informe pericial psicológico sobre una agresión sexual a un adulto,

aplicando el SEG (estudio de la realidad del testimonio y la evaluación de presencia de

huella psíquica con control de simulación).

Se trata de una mujer de 50 años la cual denuncia haber sido violada por un

vecino encapuchado y armado con una navaja en un cuarto de limpieza situado en un

hall anexo al garaje del edificio donde reside y donde acababa de aparcar su coche.

El Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción Nº 1 de Santiago de Compostela,

solicita el siguiente dictamen judicial “En virtud de lo acordado en resolución de esta

fecha, dictada en el procedimiento arriba referenciado remito a usted el presente a fin de

que se procede a practicar por dos peritos psicológicos informe respecto de Dña. X, con

domicilio en Santiago de Compostela, concretamente indicando las repercusiones

psicológicas que han tenido los hechos a que la presente causa se contrae, así como la

veracidad de la presunta agresión que dice haber sufrido”.

5.2 Metodología

Para la realización del informe se ha seguido el SEG (Arce y Fariña, 2006a,

2007, 2009).

5.2.1 Evaluación de la realidad del testimonio

Se procede a obtener la declaración de Dña. X a través de la entrevista cognitiva

mejorada (Fisher y Geiselman, 1992), repitiéndose esta una vez transcurrido una

semana, de acuerdo con la hipótesis “Undeutsh” (1967, pág. 125). Una vez recabada

77
toda la información necesaria (tanto de entrevistas como de declaraciones realizadas a lo

largo del procedimiento), se realiza un análisis de contenido de las declaraciones,

analizándose por un lado la validez del protocolo a través de una combinación de las

categorías de validez del SVA, SRA y los criterios de Arce y Fariña; y por otro la

fiabilidad de la declaración mediante la combinación de los sistemas de evaluación del

RM, SRA y CBCA.

5.2.2 Evaluación de la huella

Para la determinación de la existencia de daño psicológico resultado del delito

denunciado, en este caso TETP, hemos utilizado un total de tres instrumentos:

1) Inventario Multifactorial de Personalidad de Minnesota/MMPI-2

(Hathaway y McKinley, 1999). Dados nuestros propósitos de medida

clínica del daño psíquico directo e indirecto asociado a la victimización

de violencia de género y de simulación, tomamos las diez escalas clínicas

básicas (Hipocondriasis, Depresión, Histeria, Desviación Psicopática,

Masculinidad-Feminidad, Paranoia, Psicastenia, Esquizofrenia,

Hipomanía, e Introversión Social), las dos escalas adicionales de medida

del TEP, y las escalas de validez tanto las originales [Interrogantes (?),

Mentira (L), Incoherencia (F) y factor de corrección (K)] como las

adicionales [Fb posterior, TRIN y VRIN]. Además, computamos las

configuraciones de interés para la simulación: el índice F-K, y el perfil en

“V invertida”.

2) El SCL-90-R/Lista de Comprobación de Síntomas (Derogatis, 2002).

Tiene por finalidad diagnosticar nueve patologías, clínicamente

relevantes, así como tres índices globales. Las dimensiones evaluadas

son: somatización, obsesivo-compulsivo, susceptibilidad interpersonal,

78
depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide,

psicoticismo. Por su parte, los índices globales son: índice de severidad

global, índice de malestar referido a síntomas positivos, y el total

síntomas positivos.

3) Entrevista Clínico-forense (Arce y Fariña, 2001). Ésta consiste en una

entrevista de formato de recuerdo libre sobre la sintomatología que

observa en sí misma. Sólo se procede a reinstaurar contextos para facilitar

la tarea (v. gr., personal, socio-laboral, de relaciones interpersonales y

familiar).

5.2.3 Evaluación de la simulación

Es llevado a cabo un control exhaustivo de la simulación, atendiendo así a las

escalas de validez del MMPI-2, como son ¿, L, F, K, TRIN y VRIN, F posterior, así

como las configuraciones de interés para la simulación, Índice de Gough y “Perfil en

V invertida”; las escalas globales del SCL-90-R, como son índice de severidad global,

índice de malestar referido a síntomas positivos, y el total síntomas positivos; así como

la detección de estrategias habituales de simulación de enfermedad mental de la

entrevista clínico-forense, como son evitación de respuestas, síntomas raros,

combinación de síntomas, síntomas sutiles, síntomas obvios, (in)consistencia de

síntomas, síntomas improbables, agrupación indiscriminada de síntomas y severidad

de síntomas, y 2 de disimulación, negación de pequeños defectos habituales en la

población general e informar de un estado clínico perfecto. Por último, también son

utilizadas las escalas de validez del 16 PF-5. Esta prueba pretende dar una visión global

de la personalidad del sujeto, mediante la evaluación de 16 dimensiones, funcionalmente

independientes y psicológicamente significativas, configuradas todas ellas como

continuos bipolares, entre cuyos extremos se distribuyen de modo estadísticamente

79
normal los distintos estilos comportamentales, o estructuras de personalidad, y otro grupo

de 5 factores globales de personalidad. Dichas escalas de validez hacen referencia a tres

medidas de estilos de respuesta, los cuales son, deseabilidad social, infrecuencia y

aquiescencia.

5.3 Resultados

5.3.1 Evaluación de la realidad del testimonio

En las declaraciones de Dña. X no se ha podido llevar a cabo el

análisis de contenido de las declaraciones para establecer la realidad de las

mismas, por ser la prueba insuficiente e inválida para el contenido.

5.3.2 Evaluación de la huella

En términos clínicos encontramos que Dña. X no presenta una huella

clínica psicológica compatible con la victimización de unos episodios como

los denunciados tanto en su medida directa (v. gr., Trastorno de Estrés

Postraumático), como en las indirectas (p.e, depresión).

5.3.3 Evaluación de la simulación

A la hora de determinar la existencia o no de simulación, podemos

determinar que se encuentran indicios de que Dña. X distorsionó en cierta

medida el contenido de la entrevista clínico-forense, como sus respuestas al

SCL-90-R, en dirección a la simulación.

80
5.4 Valoración Final

Dña. X presenta unas capacidades cognitivas que le permiten prestar

testimonio y ser objeto de una evaluación psicológica sin distorsiones

significativas. Las declaraciones realizadas no son prueba suficiente ni válida

para realizar un estudio de realidad de los hechos denunciados. Dña. X no

presenta una huella psíquica compatible con lo que originan hechos como los

denunciados, además de mostrar indicios de simulación.

6 Conclusiones

Tradicionalmente, en el Derecho Penal se ha prestado una mayor atención a las

lesiones físicas, haciendo caso omiso al daño psicológico. Actualmente esta tendencia

ha ido cambiando, reconociendo de esta manera que la salud es mucho más que la mera

ausencia de enfermedad (Echeburúa, Amor y De Corral, 2006).

Gracias a este avance se ha podido comenzar a determinar el verdadero alcance

ocasionado por los delitos contra la indemnidad e integridad sexual, como son las

agresiones sexuales, en las víctimas. La labor del perito psicólogo favorece esta

visibilización del daño psicológico, ayudando al juez en su labor de dictar sentencia al

determinar si este daño existe o ha sido simulado.

Pero a pesar de estos avances sigue habiendo ciertas necesidades, como por

ejemplo, la importancia de una formación especializada de los psicólogos forenses, la

cual garantice una labor profesional, ética y responsable, evitando de esta manera una

mala praxis.

Por otro lado, cabe destacar que en un 80% de las agresiones sexuales no se es

posible determinar quién ha sido el autor, además de que estos muestran una gran

probabilidad de reincidir (Schippers, 1992). Esto nos lleva a afirmar que es de vital

81
importancia identificar a dichos agresores para así lograr un mayor entendimiento sobre

sus características y poder desarrollar tipologías que favorezcan la detección y

prevención de futuras agresiones.

82
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92
Anexos

93
ANEXO A. ÍNDICE DE FIGURAS

Página

Figura 1. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual en España (INE,


2017) 21

Figura 2. Adultos condenados por delitos contra la libertad e indemnidad


sexual en Galicia (INE, 2017) 22

Figura 3. Adultos condenados por delitos de agresión sexual en Galicia (INE,


2017) 22

Figura 4. Tasas de agresiones sexuales por cada 100.000 habitantes por país.
23
(European Sourcebook of Crime and Criminal Justice Statistic, 2014)

94
ANEXO B. ÍNDICE DE TABLAS

Página

Tabla 1. Penas de prisión según tipos de agresiones sexuales y sus agravantes 9

Tabla 2. Penas de prisión para abusos sexuales y sus agravantes 10

Tabla 3. Penas de prisión en abusos y agresiones a menores de 16 años 13

Tabla 4. Penas de prisión y multas en delitos de acoso sexual 14

Tabla 5. Penas de prisión y multas en delitos de exhibicionismo y provocación 15

Tabla 6. Penas de prisión y multas en delitos de prostitución y corrupción de 19


menores

Tabla 7. Criterios diagnósticos del Trastorno por Estrés Postraumático en el


DSM-V (APA, 2013b) 51

Tabla 8. Fases del Sistema de Evaluación Global (SEG) 76

95
ANEXO. Informe Pericial

Unidad de Psicología forense


Tel. 881813871
E-mail: uforense@usc.es

Informe de Resultados y conclusiones de


ESTUDIO PERICIAL PSICOLÓGICO
de

-------- -------- --------

DILIGENCIAS PREVIAS PROCEDIMEINTO ABREVIADO --/20--


NÚMERO DE IDENTIFICACIÓN ÚNICO: ----- - ------- /20--

Juzgado de Instrucción Nº --

-------- (----------)

Unidad de Psicología Forense


(Universidad de Santiago de Compostela)

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