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Hebreos 11: 23-31

Fe, temor a Dios.


Intro: ¿Cuáles son los mayores temores del hombre en la actualidad? ¿A qué o a
quién le teme? Temor a quedarse sin celular, fobia al trabajo, temor a una
enfermedad, Temor a la 3ra guerra mundial.
1. El temor a Dios en Egipto: los padres de Moisés y Moisés. Que significo o que
implico el temor a Dios.
Para los Padres de Moisés: Amran y Jocabet (23) Éxodo 2:1-4, 1:22. Contexto en
Egipto Opresión, esclavizados, hijos, el faraón y egipcios tenían miedo. Parteras.
Decreto. Significo contraponerse al rey. Esconder al niño y no obedecer el edicto,
poner en peligro sus vidas. Pero que podía hacer el faraón…No tengan miedo al que
mata el cuerpo, más bien al que puede lanzar su alma al infierno. Lucas 12:4-5.
2 Moisés: 24-28, contexto, alta dignidad en Egipto podía llegar al trono, educado, un
príncipe. Para Moisés el temor a Dios le implico sufrimiento. Renunciar a su estatus
e identificarse con el dolor del pueblo, implico sufrir, ser maltratado, salir de
Egipto, de su comodidad, celebrar la pascua adorar. Moisés pudo hacer esto porque
la fe le permitía tener la mirada puesta en la recompensa.
Paralelo de Jesús Filipenses 2:5-11.
1 pedro 4:12-16.
¿Estamos contraponiéndonos a las leyes que atentan con la palabra de Dios?.
2. El temor a Dios camino a la tierra prometida.
Pueblo: contexto éxodo 14: 10-… fe?? Tenían miedo y no querían estar ahí. El mar al
frente y el ejército atrás. Josué 6:1-5 un plan absurdo, están haciendo el oso dar
vueltas alrededor de las murallas por 7 días. Murillo… Implico obedecer aún en
medio de las dudas, de la incertidumbre, marchar. Desafío. Ejemplo
Rajab: Josué 2:8-14 gran miedo, a esconder a los espías arriesgando su vida por ellos,
creer, declarar el nombre de Dios, darle la gloria solo a Él.
¿Qué que significa o implica para nosotros el temor a Dios? pararnos en raya en
contra de la injusticia, con de nosotros mismos
Por fe los padres de Moisés tuvieron temor a Dios en lugar de temer al edicto del
faraón, por fe Moisés tuvo temor a Dios en lugar de tener temor a la ira del faraón,
por fe el pueblo temió a Dios en lugar de temer al ejército que lo perseguía y se
mantuvo firme, por fe Rajab tuvo temor a lo que Dios podía hacer a lo que el rey le
podía hacer.
Por fe los padres de Moisés fueron valientes y escondieron Moisés tuvieron temor a
Dios en lugar de temer al edicto del faraón, por fe Moisés tuvo temor a Dios en
lugar de tener temor a la ira del faraón, por fe el pueblo temió a Dios en lugar de
temer al ejército que lo perseguía y se mantuvo firme, por fe Rajab tuvo temor a lo
que Dios podía hacer a lo que el rey le podía hacer.

el temor a Dios nos hace resistir


Fe y valentía

La fe nos da valentía para


1. temer a Dios
2. resistir
3. marchar
23-28 En esta sección se describe la fe como una fuerza que sostiene a los
fieles de Dios en tiempos de oposición y aflicción, capacitándolos para vencer
el temor y la tentación y a cumplir sus propósitos para ellos. La actitud de los
padres de Moisés es lo primero que se destaca. No demostraron temor ante el
mandamiento del faraón sobre la muerte de los hijos varones de los hebreos, y
lo escondieron durante tres meses después de nacer (v. 23; cf. Exo. 2:5-12). La
fe en Dios es incompatible con el temor a las fuerzas hostiles.

Cuando Moisés creció demostró su propia fe rehusando ser llamado hijo de la


hija de faraón (v. 24; cf. Exo. 2:5-12). Como Abraham, rechazó las
comodidades y la seguridad terrenales a fin de servir al Dios viviente y
verdadero. Podría haber disfrutado por un tiempo de los placeres del pecado
(v. 25) y de todos los tesoros de los egipcios (v. 26), pero tenía otras metas. De
hecho, cuando se negó a aceptar su posición en la corte egipcia prefirió más
bien recibir maltrato junto con el pueblo de Dios. Para Moisés había por
delante una mayor riqueza que experimentar por medio del oprobio por
Cristo (lit. “el desprecio del ungido”). Al identificarse con el pueblo ungido
por Dios, Moisés experimentó el estigma y el desprecio sufridos en máximo
grado por el Mesías (12:2, 3; 13:13; cf. Sal. 89:50, 51; 1 Ped. 4:12-16). Moisés
ejemplifica la fe como se la define en el v. 1, porque su secreto fue que fijaba la
mirada en el galardón (cf. v. 6) y perseveró como quien ve al Invisible (vv. 26,
27). ¡Moisés temió a Dios más bien que al rey de Egipto! Creyendo que tendría
lugar un terrible juicio sobre los primogénitos de Egipto, Moisés obedeció al
mandamiento de Dios y celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre (v. 28;
cf. Exo. 11, 12). La sangre sobre las casas de los israelitas significaba que el que
destruía a los primogénitos no los tocaría a ellos. La fe de Moisés fue un
elemento esencial en el plan salvador de Dios para su pueblo.

29-31 La fe de los israelitas cuando pasaron el mar Rojo como por tierra seca
fue inspirada por las promesas de Dios que Moisés les hizo conocer (p. ej.
Exo. 14:13, 14). Cuando los siguieron las fuerzas egipcias, no estaban motivadas
por la fe y fueron destruidas por el juicio de Dios. Después se dan otros dos
casos de fe en el período cuando los israelitas invadieron la tierra prometida.
Cayeron los muros de Jericó porque los israelitas actuaron de acuerdo con el
extraño mandato de Dios y los rodearon marchando por siete días (Jos. 6). La
fe de la prostituta Rajab se expresó en su disposición de mostrar hospitalidad
a los espías israelitas (Jos. 2:8-11). Ella tenía temor del Dios de Israel, más bien
que ante el rey de Jericó, y no pereció cuando el juicio de Dios cayó sobre los
incrédulos en esa ciudad (Jos. 6:22-25). Como mujer gentil y pecadora
reconocida, se unió a la compañía de aquellos que fueron salvos por la fe.

Con el extenso desarrollo del ejemplo de Moisés se pone más vigorosamente


de relieve el motivo del martirio: la constancia del testigo de la fe en un
mundo que lo persigue. Los mismos padres de Moisés demuestran ya esta
constancia en la fe, por cuanto no temen infringir el precepto del rey y
preservan de la muerte a su criatura, cuya hermosura es para ellos signo de la
elección divina. Moisés, educado en la corte de Egipto, se niega a seguir
siendo hijo adoptivo de la hija del rey y a disfrutar de las delicias de una vida
fastuosa; toma partido en favor de su pueblo perseguido y esclavizado,
optando por el «oprobio de Cristo» (cf. 13,13), como dice la carta actualizando
deliberadamente la historia del Antiguo Testamento. Entonces desafía las iras
del rey y sin miedo saca a su pueblo de Egipto 57. Como último de sus actos
de fe menciona el versículo 28 la institución de la pascua y del rito cruento
apotropeico 58 (Exo_12:7.13), que había de preservar del golpe del ángel
exterminador a los primogénitos de los israelitas. La frase está formulada de
una manera tan singular que casi se tiene la sensación de que con el
derramamiento de la sangre se trataba de la sangre misma de Moisés. Según
parece, la acción de Moisés ha de ponerse en paralelo con la historia cristiana
de la pasión. A la institución de la pascua sigue el derramamiento de la sangre
salvífica, y los ejemplos que siguen hablan ya (Exo_11:29-31) de la salvación del
pueblo escogido.

En la historia de Moisés, tal como la presenta nuestra carta podían ver


fácilmente los lectores su propia historia. También a ellos les amenazaban con
severos castigos leyes de reyes o emperadores, también ellos debían soportar,
como los israelitas en Egipto, injusticias y humillaciones. Se puede conjeturar
que en la comunidad había también cristianos de familias distinguidas, a los
que, debido a sus relaciones con las clases elevadas, les habría sido posible
librarse de daños juntamente con sus familiares. A todos ellos ha de
mostrarles el ejemplo de Moisés que el creyente puede transgredir sin temor
disposiciones de los hombres, teniendo como tiene ante los ojos al Dios
invisible y la abundante recompensa celestial (cf. 11,6). Sin embargo, debemos
preguntarnos si juntamente con esta intención parenética, o anteriormente a
ella, no quería el autor prestar a Moisés los rasgos de Cristo. En este caso el
niño tenido oculto por sus padres -como ocurre en las primeras páginas del
Evangelio de san Mateo- sería una figura del niño Jesús perseguido por
Herodes. Más notoria es la concepción cristología de Moisés llegado ya a la
madurez de hombre, que renuncia al título de hijo del rey, para sufrir con su
pueblo y tener participación en el «oprobio de Cristo». Así se despojó Cristo
de su gloria de Hijo de Dios y se hizo semejante a nosotros, hombres que
padecemos (2,5-18); cf. Flp 2,S-11). Y. finalmente, lo que Moisés insinuó con la
institución de la pascua y con el misterioso rito sangriento, se realizó para
siempre con la muerte expiatoria de Cristo: la salvación definitiva del pueblo
de Dios, preservado del golpe del pecado y de la muerte
Se dice que, antes de una gran batalla, Napoleón se quedaba solo en su tienda;
mandaba a buscar a sus comandantes, uno a uno; cuando entraban, él no les
decía palabra, pero los miraba a los ojos y les daba la mano; y ellos salían
dispuestos a morir. por el general al que amaban. Eso era lo que pasaba con
Moisés y Dios. Moisés tenía la fe que tenía porque conocía a Dios como Le
conocía. Cuando salimos de la presencia de Dios, no hay nada que nos pueda
vencer. Nuestro fracaso y nuestro miedo se deben a menudo a que tratamos
de hacer las cosas solos. El secreto de una vida victoriosa es estar cara a cara
con Dios antes de estar cara a cara con los hombres.

11.31 Cuando Josué planeó la conquista de Jericó, envió espías para investigar
sobre las fortificaciones de la ciudad. Ellos hallaron a Rahab, quien tenía dos
cosas en su contra: era gentil y prostituta. Pero mostró que tenía fe en Dios al
dar acogida a los espías y al confiar en que Dios protegería a su familia y a ella
cuando fuera destruida la ciudad. La fe nos ayuda a cambiar y hacer lo que es
correcto a pesar de nuestro pasado o de la desaprobación de los demás. Para
mayor información sobre Rahab, véase Josué 3.

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