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29-31 La fe de los israelitas cuando pasaron el mar Rojo como por tierra seca
fue inspirada por las promesas de Dios que Moisés les hizo conocer (p. ej.
Exo. 14:13, 14). Cuando los siguieron las fuerzas egipcias, no estaban motivadas
por la fe y fueron destruidas por el juicio de Dios. Después se dan otros dos
casos de fe en el período cuando los israelitas invadieron la tierra prometida.
Cayeron los muros de Jericó porque los israelitas actuaron de acuerdo con el
extraño mandato de Dios y los rodearon marchando por siete días (Jos. 6). La
fe de la prostituta Rajab se expresó en su disposición de mostrar hospitalidad
a los espías israelitas (Jos. 2:8-11). Ella tenía temor del Dios de Israel, más bien
que ante el rey de Jericó, y no pereció cuando el juicio de Dios cayó sobre los
incrédulos en esa ciudad (Jos. 6:22-25). Como mujer gentil y pecadora
reconocida, se unió a la compañía de aquellos que fueron salvos por la fe.
11.31 Cuando Josué planeó la conquista de Jericó, envió espías para investigar
sobre las fortificaciones de la ciudad. Ellos hallaron a Rahab, quien tenía dos
cosas en su contra: era gentil y prostituta. Pero mostró que tenía fe en Dios al
dar acogida a los espías y al confiar en que Dios protegería a su familia y a ella
cuando fuera destruida la ciudad. La fe nos ayuda a cambiar y hacer lo que es
correcto a pesar de nuestro pasado o de la desaprobación de los demás. Para
mayor información sobre Rahab, véase Josué 3.