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LA RELACIÓN ENTRE S INDICALIS MO Y POLÍTICA EN COLOMBIA

Tendencias y Propuestas para el Análisis

AURA MARÍA GUALDRÓN CALDERÓN

Monografía de grado

para optar al título de Politóloga

Director GABRIEL MURILLO CAS TAÑO

Lectora LARIZA PIZANO ROJAS

UNIVERS IDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS S OCIALES

DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA

BOGOTÁ

2005
ÍNDICE

pág.

INTRODUCCIÓN 1

1. S INDICALIS MO Y POLÍTICA EN COLOMBIA:

ES TADO DEL ARTE 6

1.1 Los “clásicos” 7

1.2 De 1977 a 1989 15

1.3 De 1990 a 2004 21

2. S INDICALIS MO Y POLÍTICA: ES TADO S OCIAL DE DERECHO,

DEMOCRACIA, PARTIDOS POLÍTICOS Y OPOS ICIÓN 29

3. CONCLUS IONES : A MANERA DE PROPUES TA 41

BIBLIOGRAFÍA 49
INTRODUCCIÓN

Analizar las relaciones entre la política y el sindicalismo en Colombia y trabajar alrededor

de ellas es hoy algo fundamental para la ciencia política de nuestro país. Nos encontramos

ante la enorme necesidad de entender cómo los sindicatos, los ex-sindicalistas y otros

grupos de interés y movimientos sociales tienen hoy un enorme potencial y se encuentran

en el punto crítico que los puede llevar a consolidarse como una fuerza política en el país o

a desaparecer de manera definitiva.

Si bien hay suficientes estudios sobre sindicalismo en Colombia, estos son en su mayoría

esfuerzos por diagnosticar y/o describir la situación del sindicalismo en términos sociales y

estadísticos. Sin embargo, son pocos los que buscan analizar las posibilidades de

vinculación de intereses políticos de la ciudadanía que pueden ofrecer los sindicatos como

organizaciones no solo económicas pero también políticas.

La coyuntura actual del país sugiere que los sindicatos están llamados a desaparecer y sin

embargo personas y movimientos antes vinculados con el sindicalismo obtuvieron en las

elecciones de octubre de 2003 varios cargos de elección popular en grandes ciudades y

departamentos del país, tal es el caso de Luís Eduardo Garzón, hoy alcalde de Bogotá y

quien, habiendo cumplido ya un período considerable de su mandato, tiende hacia un

1
balance poco positivo, principalmente en términos de popularidad y aceptación del

mandato. De otro lado encontramos a Angelino Garzón quien fue ministro de trabajo en el

gobierno de Andrés Pastrana y es hoy gobernador del departamento del Valle del Cauca.

Este segundo mandatario local enfrenta hoy el reto de ser mediador y soporte para el

gobierno nacional en posibles negociaciones con grupos armados.

Estos dos casos son muestras de las posibilidades políticas que derivan de la dirigencia

sindical y de sus estructuras pero de otro lado encontramos casos como la huelga de el

sindicato de Ecopetrol, la Unión Sindical Obrera (USO), que generó pérdidas enormes para

el país y que causó malestar general entre la población frente a los sindicatos al darse en un

momento en que el gobierno nacional está iniciando un plan de reestructuración de la

empresa para buscar austeridad.

A pesar de ser actores políticos los sindicatos colombianos no han logrado definir una meta

común, un objetivo que sea la guía para la acción sindical conjunta, este diagnóstico es

ligeramente diferente en los demás movimientos sociales, sin embargo la regla tiende a ser

el aislamiento de cada movimiento en su propio tema y radio de acción. Siendo los

trabajadores directamente afectados por cada tema que genera malestar social – violaciones

a los derechos humanos, violaciones de pactos laborales, ausencia de servicios sociales,

deficiencias en la prestación de servicios públicos o en el acceso a estos, inequidad en la

2
distribución de la tierra, carencias en el acceso a vivienda, entre otros – estarían llamados a

ser quienes convocan a los demás movimientos sociales para hacer de la protesta un

mecanismo efectivo de lucha pacifica contra la inequidad.

A lo largo de esta monografía se pretende en principio hacer una revisión de la literatura

existente sobre el tema del sindicalismo y los movimientos sociales en Colombia. La

revisión se hará en orden cronológico y señalando a los autores que han hecho los aportes

mas significativos para comprender la historia y crisis actual del sindicalismo colombiano.

Los autores de estos trabajos han elaborado las estadísticas necesarias para el estudio de

este tema, no se pretende aquí hacer una reproducción de esas estadísticas, sin embargo

muchas de las afirmaciones estarán soportadas en ellas y lo que indican. Estas estadísticas

son las bases para superar la etapa descriptiva y adentrarnos en una etapa analitica y

eventualmente llegar a producir un documento puramente propositito sobre las perspectivas

y caminos a seguir de los sindicatos y centrales obreras en Colombia.

“Pese al desarrollo de su capacidad de negociación dentro del sector privado y de su amplia

cobertura y militancia dentro del sector estatal, el movimiento sindical colombiano ha

tenido muy escaso impacto aparente en las decisiones de política económica. M as aún su

presencia en la discusión pública de dichas políticas ha sido tradicionalmente exigua,

3
excepto en campos específicos como el petróleo o la educación, respecto de los cuales ha

logrado mayor incidencia.”1 No hay una mejor forma de describir la crisis por la que

atraviesa en sindicalismo en el país y es eso lo que queremos hacer evidente.

Como elemento adicional a la crisis, se ha hecho evidente una concentración de la

producción académica hacia otros horizontes diferentes al obrero, tales son las minorías

étnicas y/o de género y los esfuerzos mas recientes con respecto al tema que nos ocupa son

analíticos y críticos pero no de carácter propositivo.

El lector encontrará a continuación entonces un primer capítulo con el estado del arte de la

investigación sobre los sindicatos en Colombia, una precisa revisión del extenso material

académico existente.

Encontrará posteriormente un segundo capítulo en el que se señalan elementos de la

relación entre la política y el sindicalismo como son el Estado social de derecho, la

democracia, los partidos políticos y la oposición y las realidades y tendencias en esta

materia.

1
GÓMEZ, Hernando, LONDOÑO, Rocío y P ERRY, Guillermo, Sindicalismo y P olítica Económica, Fedesarrollo,Fescol
y Cerec, Bogotá, 1986. P ág. 273.
4
Para finalizar se expondrán unas conclusiones de tipo porpositivo orientadas de un lado

hacia los sindicatos como tal y del otro hacia la academia. A los primeros se les señalan

posibilidades y potenciales por desarrollar. A la segunda se le presentan puntos por

explorar y trabajar para poder proponer acciones más que posibilidades a los sindicatos, son

recomendaciones metodológicas para la continuación de la exploración sobre este tópico.

Este documento no tiene mas pretensiones que las descritas anteriormente, no es mas que

un abrebocas, el señalamiento de un mundo de posibilidades para la exploración de una

clase social que existe pero no se reconoce a si misma como tal, no tiene conciencia de

clase y por tanto carece de metas comunes. En consecuencia no lucha de manera conjunta

para mejorar su situación, no solo laboral, pero también sus condiciones y calidad de vida.

Finalmente se pretende ampliar las ópticas desde las cuales se ha analizado esta temática

pues hasta el momento, con contadas excepciones, todo se ha visto desde la mirada de un

solo centro de estudios, diversificar las fuentes y visiones puede abrir panoramas u

horizontes inexplorados que complementen estos enormes y exitosos esfuerzos previos.

5
Capítulo I

S INDICALIS MO Y POLÍTICA EN COLOMBIA: ES TADO DEL ARTE

Es posible afirmar que en Colombia son muchos los trabajos que se han hecho sobre

sindicalismo, elaborados desde la sociología, la economía, la ciencia política y el derecho,

entre otras disciplinas. También hay varios textos históricos que relatan momentos del

proceso sindical en el país. Sin embargo, los esfuerzos han sido en su mayoría aislados, es

solo hasta el final de la década de los años ochenta y durante toda la década de los años

noventa del siglo veinte que se empieza a notar un esfuerzo de conjunto enfocado en la

construcción de una completa base de datos que provea estadísticas y plantee los términos

reales de la existencia del sindicalismo en el país, siendo el mayor promotor de ese esfuerzo

a nivel institucional el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).

Es importante indicar que el balance de la producción académica sobre el tema es limitado.

Sólo se empieza a producir a finales de la década de los años sesenta del siglo veinte.1 Para

exponer algunos elementos relevantes de esos trabajos previos, se han diferenciado tres

periodos, el primero llamado “los clásicos” que cubren la historia del los primeros

1
P ara mayor información ver ARCHILA NEIRA, Mauricio, Idas y venidas, vueltas y revueltas: protestas sociales en
Colombia. 1958 - 1990, Instituto Colombiano de Antropología e Historia y Centro de Investigación y Educación Popular,
Bogotá, 2003, pág. 61 y 62.
6
cincuenta años del siglo y el final de la década de 1960 y los primeros años de la década de

1970; el segundo que va desde 1977 hasta 1989 y un tercero que cubre desde 1990 hasta la

actualidad.

Todos llegan a la misma conclusión: el sindicalismo está en crisis, por falta de misión, por

falta de visión, por la represión, por desorganización, por la estructura del mercado laboral

del país y, sin duda, por la dramática ausencia de un marco ideológico que logre cooptar a

las masas trabajadoras en el país y unirlas en la lucha por el bienestar de una clase.2

A continuación describiremos brevemente el trabajo realizado por los diferentes autores en

cada uno de los periodos mencionados.

1.1 LOS CLÁS ICOS

He llamado clásicos a los trabajos pioneros sobre sindicalismo en el país ya que son las

bases sobre las cuales se han construido todos los trabajos posteriores.

2
Se hace una síntesis de las conclusiones de una serie de publicaciones y se desarrolla a lo largo del primercapítulo para
mayor comprensión ver los trabajos de Londoño, Delgado, Archila y Urrutia.
7
Los clásicos muestran a los sindicatos fuertes en el campo político y no tan fuertes en la

búsqueda y obtención de mejores salarios y beneficios laborales para sus afiliados.

El primero de estos dos trabajos es el de M iguel Urrutia M ontoya, gerente del Banco de la

República entre 1993 y 2004, activamente vinculado a la Universidad de los Andes en

diferentes ocasiones como profesor, investigador y director del Centro de Estudios de

Desarrollo Económico (CEDE). Este economista bogotano, magíster y doctor en economía

de la Universidad de California, en Berkeley, elaboró el texto “Historia del Sindicalismo en

Colombia: historia del sindicalismo en una sociedad con abundancia de mano de obra”3

como su tesis doctoral. El texto de Urrutia preguntó desde la economía, retomando un

debate de años, si el sindicalismo contribuía al progreso económico de un país como

Colombia o si, por el contrario, lo dificultaba4. Señalaba Urrutia los argumentos ya

esgrimidos a favor y en contra del sindicalismo como motor u obstáculo del progreso, pero

aportaba un elemento fundamental para la discusión:

“El error consiste en considerar la contribución de los sindicatos al desarrollo sólo

desde el punto de vista económico. En realidad en el mundo subdesarrollado los

3
URRUTIA MONTOYA, Miguel, Historia del Sindicalismo en Colombia: Historia del Sindicalismo en unaSociedad con
Abundancia de Mano de Obra, Editorial Revista Colombiana Ltda., s.l., Ediciones Universidad de los Andes,Bogotá,1a.
Ed., 1969.
8
sindicatos son instituciones políticas más que instituciones económicas. Su efectividad

depende más de la acción política que de la acción económica. Entonces es lógico que

la contribución de los sindicatos sea mayor en el campo del desarrollo político que en el

campo del desarrollo económico. Pero como uno de los prerrequisitos indispensables

para el desarrollo económico es la estabilidad política y la paz social, entonces los

sindicatos pueden contribuir indirectamente a la industrialización si contribuyen al

desarrollo político.”5

En su caracterización, este autor señaló además los aspectos fundamentales del mercado

laboral colombiano para la época, mostrando que el hecho de que en Colombia la mano de

obra sea infinita en relación con la demanda, ha sido determinante para que el poder de los

sindicatos y el efecto que tengan o no sus acciones sea el esperado.

A lo largo de todo el texto Urrutia señaló relaciones claves para el desarrollo del la

actividad sindical del país, su relación con los partidos políticos y con la iglesia y el

desarrollo de las confederaciones obreras, además de elaborar algunas ideas alrededor de la

huelga.

4
Ibíd., P ág. 17.
9
Sobre la huelga es importante señalar que, según este autor, su efectividad como

mecanismo de presión depende del hecho de que los trabajadores que participen de ella no

sean fácilmente reemplazables. De serlo, la huelga será disuelta porque los trabajadores

serán esenciales para el funcionamiento de las actividades productivas de un determinado

sector pero podrán ser reemplazados con nuevos obreros sin entrenamiento. Se buscan con

la huelga dos objetivos diferentes. De un lado se espera limitar la mano de obra

presionando al empresario para que no haga contrataciones masivas que no tienen las

mismas características o calidades que aquellos ya sindicalizados. De otro lado se busca

obtener un incremento salarial.6

Ahora bien, esas huelgas van a ser exitosas en el caso colombiano únicamente en sectores

como el ferroviario, el petrolero y el educativo y en menor medida casos como el del sector

textilero. Veremos con estudios posteriores que inciden en el fracaso de las huelgas

muchos mas factores que el origen o preparación de los miembros de las centrales obreras

que participan de ella.

5
Ibíd., P ág. 19.
10
“De todos modos quedan pocas dudas de que el movimiento obrero no prosperó sino

durante los períodos de ocupación elevada y de inflación. La relación entre condiciones

económicas y crecimiento de los sindicatos cambió después de 1929. Después de esta

fecha, la variable explicativa estratégica para el desarrollo sindical no fue ya el nivel de

desempleo sino la situación política de la nación.”7

Del lado de la relación entre partidos políticos y sindicatos es importante señalar que

Urrutia mostró como las relaciones fueron cercanas con el Partido Liberal Colombiano y

con el Partido Comunista Colombiano así como con el Partido Socialista. Estos relatos

apoyan la posición de identificar a los sindicatos como organizaciones políticas más que

económicas. Sin embargo, es una relación débil que varía de gobierno a gobierno.

Urrutia se remontó a 1917 para clarificar esa cercanía. En este año el Sindicato Central

Obrero, SCO, convocó el Primer Congreso Laboral durante el cual se creó el Partido

Socialista. Este partido se declaró independiente de los partidos tradicionales, entrando en

choque con uno de ellos, el Partido Liberal, desde sus inicios. La mayor fuerza electoral

6
P ara ver mas sobre la huelga en Urrutia (1969) ir a las páginas 20 a 23, 115 a 134, 159 a 167, 174 a 176.

11
del Partido Liberal se encontraba en los sectores urbanos y son precisamente estos los

primeros en ser conquistados por el naciente Partido Socialista al estar compuesto en su

mayoría por obreros.

Es en 1921, cuando el Partido Liberal decide lanzar un candidato presidencial salido de sus

filas, que el partido socialista decide apoyar al Partido Liberal. Las elecciones limpias eran

un fenómeno urbano para ese momento y Benjamín Herrera fue derrotado en las elecciones.

El resultado fue positivo de cualquier forma porque se logró que el Partido Liberal adoptara

la plataforma socialista y que esto no fuera una medida tomada únicamente con fines

electorales. El Partido Liberal incorporó en su programa la idea de que era necesario

vincular los intereses obreros y le aportó de esa manera un elemento intelectual al partido

socialista, excluido de manera deliberada hasta entonces en sus filas. Posteriormente la

izquierda liberal y los socialistas más ortodoxos se unieron y el sindicalismo, después del

Congreso Obrero de 1924 pasó a ser dominado políticamente por los comunistas.8

7
URRUTIA MONTOYA, Miguel, Historia del Sindicalismo en Colombia: Historia del Sindicalismo en unaSociedad con
Abundancia de Mano de Obra, Editorial La Carreta, Medellín, Ediciones Universidad de los Andes, Bogotá,2ª.Ed,1976.
P p. 115 y 117.
8
P ara mayor información al respecto ver URRUTIA MONTOYA, Miguel, Historia del Sindicalismo en Colombia:
Historia del Sindicalismo en una Sociedad con Abundancia de Mano de Obra, Editorial La Carreta, Medellín,Ediciones
Universidad de los Andes, Bogotá, 2ª. Ed, 1976. Cap. 6, pp. 97 – 106.
12
El texto de M iguel Urrutia fue pionero en el análisis profundo y concienzudo del

sindicalismo en Colombia. De él partieron muchos otros estudios posteriores ya que

definió como ejes temáticos para el análisis de estas organizaciones su aspecto económico y

político y resaltó su relevancia y potencial dentro del desarrollo de la industria en el país.

Estos ejes siguen siendo determinantes aun habiendo pasado 36 años de esta primera

publicación.

El segundo texto al que podemos señalar como clásico es “Política y Sindicalismo en

Colombia”9 de Daniel Pécaut, sociólogo de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias

Sociales de París, que ha estudiado a profundidad los países latinoamericanos, haciendo

énfasis en Colombia. Este autor planteó una posición similar a la de Urrutia con respecto a

ver a los sindicatos como organizaciones políticas. Sin embargo, la visión o perspectiva

desde la que se abarcó el tema señaló varios elementos diferentes a los ya planteados por

Urrutia.

Quizás el señalamiento más importante de Pécaut es el que hace visible al sindicalismo

como un fenómeno urbano basado en la industrialización. Siendo Colombia un país en el

13
que la industrialización ha sido un proceso muy lento y en el que el mercado laboral ofrece,

para la época analizada por Pécaut, poca mano de obra calificada para la industria, quienes

hacen parte de esa minoría se caracterizarán por tener una noción individual del progreso y

por ello los elementos de solidaridad de clase se empiezan a diluir. Así entonces, Pécaut

fue acertado al señalar que no se da con facilidad, por esas características tan particulares

del mercado laboral, una noción de clase y tampoco se da una lucha entre éstas según el

modelo europeo. Esto no sólo limita la asociación y la conciencia de clase pero también la

participación política del sector obrero. 10

Como complemento de esta situación, el Estado colombiano carecía para entonces de

mecanismos para canalizar la participación social y como consecuencia de ello, el acceso al

Estado que buscan originalmente las centrales obreras, es cambiado por la vinculación con

los partidos políticos tradicionales desplazándose así el punto central del conflicto que es el

bienestar del sector obrero.11

9
P ÉCAUT, Daniel, P olítica y Sindicalismo en Colombia, Editorial La Carreta, Bogotá, 1973.
10
Ibíd., pp. 9 a 65.
11
Ibíd., pp. 100 a 102 y 162 a 164.
14
Finalmente, Urrutia y Pécaut coinciden en la visión o diagnóstico sobre el papel del Estado

en las relaciones entre empresarios y sindicatos, que idealmente debería ser el de mediador

de los conflictos laborales, función que cumple de manera precaria el Estado colombiano.

Pero de otro lado es un Estado que ambos autores señalaron como represivo frente a la

acción sindical del país.

El elemento de la represión estará presente en todo momento en los trabajos que

señalaremos en adelante, represión no solo física pero también entendida como el

condicionamiento del contrato laboral a expensas de la afiliación a los sindicatos muy

particularmente en el sector privado.

1.2 DE 1977 A 1989

El período que va desde el año de 1977 hasta 1989 fue crítico para el curso de la acción

sindical. “El paro cívico nacional de 1977 fue liderado por las centrales obreras y en él

tomaron parte varios sectores de la población que pusieron en evidencia su capacidad de

movilización para exigir atención estatal a sus demandas sociales: aumento de salarios,

congelación de precios y tarifas, tierra para los campesinos y mejoras en las condiciones

15
laborales.… El giro que dió la política estatal durante los años setenta tuvo efectos sobre el

aumento del desempleo y el empeoramiento de la calidad de vida de la población. La

movilización cívica se incrementó y amplió su cobertura, ante el aumento del impuesto a

las ventas, la eliminación de los subsidios a los alimentos, la disminución paulatina de los

del transporte y la introducción de un régimen de elevación permanente de las tarifas de

servicios públicos. Las demandas de diversos sectores sociales fueron desatendidas por los

gobiernos de turno y las protestas recibieron altas dosis de represión, fueron tildadas de

perturbación del orden público y convertidas en delito, gracias al Estatuto de Seguridad de

1978.”12

Este periodo fue desarrollado por autores como Víctor M anuel M oncayo y Fernando Rojas

en el libro “Luchas obreras y política laboral en Colombia”13 Estos dos autores retomaron

parte de la historia del sindicalismo construida por los autores anteriores. Sin embargo,

asumieron una posición contraria al plantear en el texto la actividad sindical como una

lucha obrera. Este es un texto estructuralista, que se esforzó por señalar que la lucha

12
GARCÍA, Martha Cecilia. (s.f.) Las Luchas Urbanas y Regionales en Colombia. Un resumen de tendencias. [Versión
electrónica]. En Biblioteca Virtual, Biblioteca Luis Ángel Arango. Recuperado el 11 de enero de 2004. Recuperado de
http://www.lablaa.org/blaavirtual/credencial/10704.htm
13
MONCAYO, Víctor Manuel y ROJAS, Fernando, Luchas Obreras y P olítica Laboral en Colombia, Editorial La
Carreta, Medellín, 1978.
16
revolucionaria y la sindical no son luchas políticas exclusivamente, sino que también tienen

otro tipo de connotaciones, son también luchas sociales y reivindicativas.

Estos autores tuvieron el privilegio de escribir poco tiempo después de sucedido el paro del

77 del cual resaltaron la solidaridad y la unión de todas las centrales obreras para trabajar

de manera conjunta. El análisis de esa coyuntura permitió proponer que durante la década

de los años 1970 se habían hecho evidentes un cambio de actitud y una concientización

sindical frente a toda la nación y no solo frente a un sector específico.

El paro nacional del 77 hizo ver otras posibilidades pero rápidamente con la entrada del

gobierno Turbay se desdibujaron los ideales de una protesta social y una movilización

obrera masiva, además de heredarse una situación laboral compleja que desembocaría en el

inicio de una crisis laboral a mediados de la década. Sin embargo los sindicatos mas

reacios a confederarse como la Unión Sindical Obrera (USO) y la Federación Colombiana

de Educadores (Fecode) siguieron rehusándose a ubicar a sus miembros en cargos

directivos de las centrales obreras.

Algunos años después del trabajo de Rojas y M oncayo, hacia 1986, fue publicado un libro

por la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), la Friedrich


17
Ebert Stiftung en Colombia (Fescol) y el Centro de Estudios de la Realidad Colombiana

(Cerec) cuyo título fue “Sindicalismo y política económica”14, allí los autores, Hernando

Gómez Buendía, Rocío Londoño Botero y Guillermo Perry Rubio, señalaron la

participación en la política en general de los sindicatos y se concentraron en su incidencia

sobre las políticas económicas locales y en hacer un esfuerzo por construir estadísticas que

permitieran conocer la situación real del sindicalismo en términos de afiliaciones y éxito en

sus negociaciones.

“En noviembre de 1986, después de cuatro décadas de férrea división, fue creada la Central

Unitaria de Trabajadores, CUT, con base en la disolución voluntaria de la Confederación

Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC, de orientación comunista, y su fusión con

organizaciones de la moribunda Unión de Trabajadores de Colombia, UTC, y de buena

parte del sector no confederado. A partir de entonces, y por primera vez en nuestra historia,

el sindicalismo alternativo, independiente, no tradicional se convierte (SIC) en el

mayoritario. Ello provocó un realinderamiento de las fuerzas sindicales alrededor de los

nuevos núcleos aparecidos y de los reductos del viejo modelo que se negaron a participar

en la creación de la central unitaria. La tradicional UTC y la comunista CSTC

14
GÓMEZ, Hernando, LONDOÑO, Rocío y P ERRY, Guillermo, Sindicalismo y P olítica Económica, Fedesarrollo,
Fescol y Cerec, Bogotá, 1986.
18
desaparecieron, se debilitó la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC —la más

antigua confederación nacional— y lo mismo le ocurrió al sector no confederado, que

desde los años sesenta se había formado principalmente con las deserciones que socavaron

al sindicalismo tradicional y con el paso de los años se había convertido en la parte más

voluminosa y activa del mundo laboral.”15

Se produjo a finales de la década de 1980 en la Universidad de los Andes una compilación

de escritos sobre la democracia y estado o situación en Colombia en esa década que

terminaba. El texto se llamó “La Democracia en Blanco y Negro: Colombia en los años

ochenta”, incluyó un capítulo sobre sindicalismo que llevó por título “El M ovimiento

Sindical y la Oposición Política en Colombia” escrito por William Cartier.16

Este trabajo de Cartier relató estos mismos hechos descritos en la cita previa de Delgado

pero lo hizo desde la ciencia política. Su objetivo era el de evaluar al movimiento sindical

como candidato a desempeñar dentro del sistema democrático colombiano el papel de la

oposición. Evaluó desde las dos propuestas hechas hasta entonces la viabilidad, no

15
DELGADO GUZMÁN, Álvaro. Reflexiones sobre la Crisis Actual del Sindicalismo Colombiano. [Versión
electrónica]. Boletín Actualidad Colombiana. CINEP , Bogotá, 2003. P ág. 1.
16
CARTIER, William, “ El Movimiento Sindical y la Oposición P olítica” en VÁSQUEZ DE URRUTIA, P atricia
(Compiladora), La Democracia en Blanco y Negro: Colombia en los Años Ochenta, Departamento de Ciencia P olítica,
Universidad de los Andes, Ediciones Uniandes y CEREC, Bogotá, 1989. P p. 227 - 283.
19
funcionó ni la perspectiva marxista ni la pluralista, propuso entonces abordar el análisis

desde una perspectiva neocorporativista, “según la cual, la lógica de acción de los

movimientos obreros se inscribe, no solo dentro de un conflicto de clases, o de los

mecanismos representativos de la democracia liberal, sino dentro de una estructura cerrada

de competencia, negociación y coordinación entre los directivos de organizaciones tales

como corporaciones, asociaciones de capital, sindicatos, grupos de interés, y especialmente,

entidades estatales.17

Cartier puso de presente que era este el camino para el sindicalismo, racionalizar la política

tramitando los intereses de los trabajadores. Llega a afirmar, basado en el estudio de

Sartori y de la realidad colombiana, que “lo que garantiza la estabilidad de la democracia

son los mecanismo de representación de intereses, y no la participación”18, la conclusión

sería entonces que el movimiento sindical debe asumir el reto de la vinculación de intereses

y entenderse a si mismo como canalizador de estos, finalmente buscar convertirse en

oposición.

17
Ibid. P ág. 228.
18
Ibíd. P ág. 230.
20
1.3 DE 1990 A 2004

La década de los años noventa hasta hoy fue de nuevo una temporada de impacto para el

sindicalismo colombiano.

Los años de la presidencia de Cesar Gaviria y el neoliberalismo llevado a cabo durante la

apertura económica impuesta por ese gobierno, supusieron una transformación de la

estructura del mercado laboral colombiano, específicamente frente al tipo de mano de obra

que requerían ahora las empresas y al tipo de contratos que se hicieron en adelante.

Representó además un duro golpe para los salarios y la producción. Se desarrolla este

proceso a continuación.

El inicio de la apertura económica representó para el país un importante descenso en la tasa

de desempleo, sin embargo, la nueva contratación ofrecía condiciones muy precarias para

los trabajadores, eran empleos en su mayoría de subcontratación con contratos que

difícilmente superaban los tres meses, remunerados con un salario de tipo integral en el que

era el trabajador quien debía asumir las cargas de seguridad social en su totalidad.19

19
P ara mayor información ver LONDOÑO, Rocío, Una Visión de las Organizaciones P opulares en Colombia,Escuelade
Liderazgo Democrático, Corporación S.O.S. Colombia – Viva la Ciudadanía, Fundación Social y Universidad Pedagógica
Nacional, Bogotá, 1994. P p. 53 – 63.
21
Esto tendría una serie de implicaciones muy importantes para el sindicalismo. Ahora la

prioridad para los empleados era sin duda el mantener su empleo y recibir ya no los mejores

salarios posibles sino mantener un salario. Los periodos de contratación no permitían

además llegar a tener la vigencia necesaria dentro de la empresa para poder ingresar al

sindicato y si se lograba ingresar al cabo del contrato este no le era renovado al empleado.

La apertura económica, sin embargo, continuó, y todo el mercado laboral colombiano se

fue transformando ampliándose cada vez más la informalidad y la subcontratación y

creciendo el desempleo de manera alarmante. “En las diez áreas urbanas más pobladas del

país los 1,9 millones de trabajadores informales encontrados en 1984 se habían convertido

en 2,8 millones en 1994 —habían crecido a una tasa anual de 3,6 por ciento…Los

trabajadores del sector informal urbano perciben ingresos promedio del orden del 60 por

ciento de sus pares del sector moderno (...) Para 1994, según las encuestas del Dane, el 74,3

por ciento de los trabajadores informales carecían de seguridad social (82,1 por ciento en

1984); el 36,2 laboraba más de 48 horas semanales (39,3 por ciento en 1984); el 27,7 de los

22
ocupados percibían menos de un salario mínimo (37 por ciento en 1984) y el 29 por ciento

de los trabajadores asalariados de las microempresas carecían de contrato laboral”.20

En términos teóricos podemos señalar que fue una década productiva, en la que el Centro

de Investigación y Educación Popular (Cinep) logró hacer escuela en el estudio del los

movimientos sociales y en particular del sindicalismo. Álvaro Delgado Guzmán y

M auricio Archila Neira han sido los mentores de ese trabajo en conjunto con las iniciativas

y señalamientos de Rocío Londoño Botero.

Los tres hacen un riguroso trabajo estadístico y de descripción de la situación de los

sindicatos. Siendo muy fuertes en el señalamiento de la división interna de los sindicatos y

de las centrales obreras, también frente al tema de la capacidad de convocatoria y de acción

frente a temas específicos como la reciente transformación de la Empresa Colombiana de

Petróleos en Ecopetrol S.A. como parte ahora de la Agencia Nacional de Hidrocarburos y el

paro de la Unión Sindical Obrera (USO) en el 2004.

20
Ibíd. P ág. 8 citando a Maldonado, Carlos y Hurtado, Monserrat (editores). El sector informal en Bogotá. Departamento
Nacional de P laneación, Bogotá, 1997. P p. 13 y 16.
23
Archila y Delgado produjeron un trabajo conjunto en 1995 al que titularon “¿Dónde está la

clase obrera? Huelgas en Colombia 1946 – 1990”. En esta publicación hicieron referencia

a la represión estatal de las huelgas y demostraron como se ha buscado la represión no solo

física pero también institucional al intentar volver buena parte de las empresas públicas

como de servicios esenciales para declarar ilegales paros y huelgas y como los diferentes

tipos de represión tanto en el sector público como en el privado han derivado en deserción o

falta de ánimo para vincularse a los sindicatos. Delgado construyó un análisis inicial de la

que denominó como crisis del sindicalismo colombiano mientras que Archila inició una

caracterización de los trabajadores colombianos partiendo de afirmar que no podían ser

considerados como clase obrera porque no existía tal conciencia.21

Archila va a retomar este punto y muchos otros en el capítulo séptimo de libro “Idas y

venidas, vueltas y revueltas: protestas sociales en Colombia. 1958 – 1990” llamado “La

construcción de identidades” en dónde por primera vez en el estudio del sindicalismo

colombiano se hace un análisis de la composición social del grupo que entendemos como

clase obrera. La primera afirmación de Archila en esta caracterización es que “el análisis

clasista de los conflictos sociales se quedó corto, tanto porque no se produjo una abierta

21
ARCHILA, Mauricio y DELGADO, Álvaro, ¿ Dónde está la clase obrera? Huelgas en Colombia 1946 – 1990.
Documentos Ocasionales No. 72, CINEP , Bogotá, 1995.
24
confrontación de clases como porque la pretendida homogeneidad de ellas era lo que menos

existía en su práctica cotidiana. Ni siquiera la clase obrera, la clase por antonomasia, era

homogénea desde sus orígenes.”22

Esta caracterización se complementa con el informe de Álvaro Delgado llamado

“Reflexiones sobre la crisis actual del sindicalismo colombiano”23, mientras que Archila

describe la composición social de los trabajadores, Delgado narra la evolución, en las dos

últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, del mercado laboral

colombiano y del marco normativo dentro del cual se mueven hoy los sindicatos.

Archila ha puesto sobre la mesa nuevos elementos, la “clase obrera” está compuesta por

trabajadores de distintos estratos sociales. De otro lado, la mano de obra que requiere hoy

el país como consecuencia de un proceso de industrialización y llegada de nuevas empresas

y nueva tecnología al país en la década de los años 1990 es más calificada, esto incorpora

personas con un mayor grado de escolaridad al mercado laboral pero genera a su vez

22
ARCHILA NEIRA, Mauricio Idas y venidas, vueltas y revueltas: P rotestas sociales en Colombia. 1958 – 1990,Icanh y
Cinep, Bogotá 2003. Cap. 7.
23
DELGADO GUZMÁN, Álvaro. Reflexiones sobre la Crisis Actual del Sindicalismo Colombiano. [Versión
electrónica]. Boletín Actualidad Colombiana. CINEP , Bogotá, 2003.
25
choques generacionales dada la renovación que produjo y, finalmente, se le agrega a esa

renovación el reingreso de la mujer al mundo laboral.24

Hace aportes fundamentales también al buscar los motivos para las protestas sociales en el

periodo analizado en donde las protestas por motivos directamente relacionados con el

medio laboral representan un importante 30% aproximadamente, estando directamente

involucrados los trabajadores como ciudadanos en el restante 70% que está compuesto por

protestas por la tierra y vivienda, servicios públicos, servicios sociales, derechos,

autoridades, políticas y solidaridad, entre otros.25

Por su parte el informe de Delgado hace un análisis económico y político para intentar

explicar la crisis por la que pasa el sindicalismo colombiano extendiéndose en las

variaciones y recomposición del mercado laboral en términos de la calidad de la

contratación frente a los beneficios, tipo de contrato, vigencia de éste, remuneración,

beneficios y seguridad social. Es preciso en indicar además que las estrategias de las

compañías frente a generar choques internos entre los trabajadores conducen a la

destrucción directa de los sindicatos.

24
op.cit., pág. 387.
25
Ibíd. Cap. 4.
26
Este documento, junto con el texto de Cartier, nos proporcionan elementos para pensar los

sindicatos hacia el futuro y generar recomendaciones sobre el camino a seguir para no

desaparecer, plantean que el reto está en aportar al desarrollo productivo y tecnológico de

las empresas, propone poner sobre la mesa ese elemento en las negociaciones y así

promover el trabajo en equipo entre sindicato y empresa para enfrentar las negociaciones

del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) al cual Colombia ingresó y que debe

iniciarse en el 2005.26 Otras recomendaciones o elementos surgen alrededor de la idea de

mejorar la imagen de los sindicatos frente al país y de retomar la idea de la Central Unitaria

de Trabajadores (CUT) de generar una gran central de trabajadores que sea lo

suficientemente fuerte como para poder aislarse de los guiños políticos y las presiones

empresariales. Del lado político el reto está en promover el liderazgo para la

reorganización de los sindicatos y en consecuencia hacerse a la posibilidad de ser

canalizadores de intereses colectivos.

Es importante ahora concentrarse entonces en esto que plantea Delgado, preguntarse qué

deben hacer los sindicatos para evitar ahondar en la crisis o desaparecer de manera

definitiva.

27
A continuación señalaremos puntos que nos parecen determinantes para ese propósito con

el fin de plantear a manera de propuesta, en las conclusiones, el camino a seguir en el

estudio del sindicalismo y su relación con la política colombiana.

26
Op. Cit. P ág. 22
28
Capítulo II

S INDICALIS MO Y POLÍTICA: ES TADO S OCIAL DE DERECHO,

DEMOCRACIA, PARTIDOS POLÍTICOS Y OPOS ICIÓN

De acuerdo con la concepción que plantea la Constitución Política de Colombia de 1991,

Colombia es un Estado Social de Derecho, un estado al servicio del ciudadano y de la ley.

El tipo de ciudadano que encontramos en este tipo de Estado es un individuo libre pero

formado dentro de las mismas reglas del juego de los demás eso nos conduce a una

concepción basado en los elementos planteados por J.J. Rousseau en “El Contrato Social”,

un Estado en el que partimos de acuerdos esenciales entre todos los miembros de una

comunidad.

Dentro de ese espíritu, en el país en los últimos trece años se han implementado varios

mecanismos para abrir espacios para la participación y es claro como la protesta ha variado

en su intensidad manteniéndose constante la necesidad de manifestarse.

Una de las causas principales para manifestarse en la última década en Colombia ha sido la

violencia, siendo el ejemplo mas representativo las marchas contra el secuestro promovidas

por la Fundación País Libre. Además de este motivo hay un sin numero de motivos mas y

vemos como cada vez surgen mas y mas organizaciones de la sociedad civil en el país que

se movilizan frente a las contingencias del acontecer colombiano. Organizaciones de

29
madres de secuestrados, asociaciones de usuarios de servicios públicos y en general

Organizaciones No Gubernamentales nacionales e internacionales ocupadas en el área del

bienestar social.

En contraste, vemos que las manifestaciones de tipo sindical no han aumentado y eso nos

llama a buscar razones. Algunas de las posibles respuestas para nuestros interrogantes

están relacionadas con el ya mencionado elemento de la represión física y otras con la

recomposición de las condiciones laborales.

Del lado de la represión encontramos que los sindicatos han sido blanco de represión física

en Colombia de manera constante, “entre el primero de enero y el 31 de julio de 2003,

fueron asesinados 44 sindicalistas, 121 fueron víctimas de amenazas de muerte, 15

sufrieron atentados contra su integridad física y 4 fueron secuestrados. A este preocupante

panorama se suman los 26 sindicalistas detenidos en el mismo período, los 7 allanamientos

a residencias de dirigentes sindicales y los 16 casos de hostigamiento por parte de la fuerza

pública”.1 Este mismo informe contiene estadísticas que señalan la evolución de las cifras

en los últimos doce años indicando que entre 1991 y 2002 un total de 1925 sindicalistas

fueron asesinados en el país.2

1
ESCUELA NACIONAL SINDICAL (ENS), Capitulo 14 “ Sindicalismo” en El embrujo autoritario: primer año de
gobierno de Álvaro Uribe Vélez, P lataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, Bogotá,2003.
2
Op.cit., pág. 152. Fuente Banco de Datos de Derechos Humanos, Escuela Nacional Sindical.
30
Dentro de un Estado social de derecho los sindicatos existen en el marco normativo como

la promoción y respeto por el derecho de asociación. Sin embargo, para el goce de esos

derechos es básica la promoción del respeto por los derechos fundamentales que va ligado

con la fortaleza del Estado y con la democracia.

De esto se deriva una serie de situaciones. De un lado encontramos que el Estado

colombiano está fallando en el ofrecimiento de garantías para la vida de sus ciudadanos al

no poderles garantizar su seguridad y el respeto por sus derechos. Esto afecta directamente

al sindicalismo porque tanto el Estado como otros grupos al margen de la ley que son

protagonistas en el conflicto armado nacional han reprimido a los sindicalistas.3

De otro lado el Estado tampoco ha sido exitoso en garantizar el bienestar social para su

población, esto se sustenta con las alarmantes cifras de desempleo que en la última década

han variado entre el 10 y un alarmante 20% (Fuente DANE, Encuesta Nacional de

Hogares). Frente a esto la reforma laboral (ley 782 de 2002) del actual gobierno ha

generado una reducción en la tasa de desempleo pero a través de la eliminación de recargos

salariales, el incremento del número de contratos de aprendizaje y la reducción de los

gastos de despido y los aportes parafiscales.4

3
Op.Cit., pp. 151 a 154.
4
Ibíd., pág. 74.
31
Un sindicalismo como el colombiano es a la vez funcional y no funcional para una

democracia como la de Colombia, una democracia participativa. Es funcional en la medida

en que enriquece la participación y genera espacios para la movilización y el dialogo,

además de representar la necesaria contraparte para el poder dentro de un sistema

democrático. Sin embargo, no lo es en el momento en que en las negociaciones de los

pliegos de cada sindicato se vuelven más relevantes los privilegios laborales de un sector

específico, ubicándose los sindicalizados, en orden de importancia, sobre el común de los

trabajadores, como lo señala en varios documentos Álvaro Delgado5.

Los sindicatos en la sociedad colombiana no encuentran un espacio como organizaciones

económicas dada la ausencia de una sociedad de clases y una identidad de clase en el sector

obrero.6 La dinámica que impone la globalización, dentro de la cual las empresas han

logrado manipular la forma de contratación y el manejo de sus empleados, hace cada vez

menos posible y llamativo sindicalizarse.

Este tipo de condiciones son: la transformación de la producción, la inserción de tecnología

y la competencia por puestos de trabajo.

5
ARCHILA, Mauricio y DELGADO, Álvaro, ¿Dónde está la Clase Obrera?. Huelgas en Colombia 1946 –
1990, Documentos Ocasional No.72, Centro de Investigación y Educación Popular, Bogotá, 1995. y
DELGADO GUZMÁN, Álvaro. (2003) Reflexiones Sobre la Crisis Actual del Sindicalismo Colombiano.
[Versión Electrónica]. Boletín Actualidad Colombiana. Recuperado el 19 de octubre de 2003. Recuperado de
http://www.actualidadcolombiana.org/
6
ARCHILA, Mauricio, Idas y Venidas, Vueltas y Revueltas: P rotestas Sociales en Colombia. 1958 - 1990, Instituto
Colombiano de Antropología e Historia y Centro de Investigación y Educación P opular, Bogotá, 2003. P p. 384 – 390.
32
En el primer caso encontramos ejemplos como el del sector textilero en donde ahora la

producción es por satélites, se subcontrata con pequeñas empresas y es ese productor

minoritario quien asume las cargas laborales y prestacionales.

Las empresas introducen cada vez mas tecnología en la producción y esto en principio

reduce los puestos de trabajo. En consecuencia se demanda poca mano de obra altamente

calificada.

Para finalizar, la reducción en el número de puestos de trabajo disponibles genera una

competencia alta y esto tiene como consecuencia la reducción de los salarios y de los

beneficios laborales reduciéndose la situación a tener que aceptar poco siendo esto mejor

que nada.

Dentro de este marco, el número de afiliados a los sindicatos se reduce cada vez mas y en

consecuencia su maniobrabilidad económica, entendida como la capacidad de negociar

mejores beneficios y salarios para sus afiliados, no es posible sentar a una empresa a

negociar los pliegos cuando es la minoría la que está cesando labores. Es tal el caso de la

huelga de ECOPETROL S.A. iniciada en mayo de 2004 y que duró un total de 42 días.

33
Es por estos motivos que los sindicatos están llamados a vincular los intereses de un sector

específico de la sociedad, el de los trabajadores. En principio uno de los caminos a seguir

debe ser el de abrir un espacio de debate y hacerse a una identidad y a un poder dentro de la

sociedad que les permita influir sobre las decisiones políticas del país, en este propósito

juega un papel fundamental su capacidad ideológica.

La relación entre los partidos políticos y los sindicatos ha sido dinámica en Colombia. De

manera frecuente han tenido acercamientos y se han apoyado en diferentes intereses de lado

y lado. El Partido Liberal ha estado estrechamente vinculado con la Confederación de

Trabajadores de Colombia, CTC, y por su parte el Partido Conservador se alineó con la

Unión de Trabajadores de Colombia, UTC, en principio ligada a la iglesia católica.7

Por su parte, los sindicatos han acudido de manera recurrente a los partidos políticos para

canalizar sus demandas y poder acceder al Estado ya que este no canalizaba ni vinculaba

los intereses de los afiliados a los sindicatos. Del otro lado, los partidos políticos se han

acercado a los sindicatos para lograr fines políticos como el triunfo en unas elecciones o

inclusive para ampliar su base ideológica. Un ejemplo de ello es el caso ya relatado

previamente del Partido Liberal al pedir apoyo del Partido Socialista, de origen y

composición obrera, cuando se presentó a Benjamín Herrera como candidato a la

presidencia de la República.

7
BUSHNELL, David, Colombia: una Nación a P esar de Sí Misma. De los tiempos P recolombinos a Nuestros Días,
Editorial P laneta, Bogotá, 1996.
34
En la actualidad se observan permanencias y variaciones en esa relación. Los partidos

políticos siguen haciendo alianzas y estrategias con los sindicatos, tal es el caso del apoyo

brindado por el Partido Liberal, en cabeza de Piedad Córdoba, a Luis Eduardo Garzón en

su camino hacía la alcaldía de Bogotá.

A pesar de la voluntad dispuesta para lograrlo, los intentos por formar un partido obrero, de

izquierda, o de confluencia de la izquierda y los sindicatos, han sido complicados porque

han implicado sumar múltiples pequeñas fuerzas, y esto ha derivado en choques internos,

tal es el caso del Frente Social y Democrático, grupo político que le sirvió de plataforma a

Luis Eduardo Garzón para lanzar su candidatura a la Presidencia de la República en el año

2002. El Frente Social tenía problemas de organización muy fuertes y de encuentro de

fuerzas de izquierda eternamente divididas. Este frente se disolvió y dio paso al Polo

Democrático Independiente al que se incorporaron elementos muy visibles como el mismo

Luis Eduardo Garzón y Antonio Navarro Wolf.

No existe en Colombia un partido de los trabajadores que permita que la llegada de

representantes de este grupo social a cargos de elección popular sea regular y que estos

estén representados en la toma de decisiones a nivel nacional. En respuesta a la ausencia de

un partido obrero dos opciones para las fuerzas políticas surgidas del movimiento sindical.

35
La primera de las opciones es vincularse con los partidos y fuerzas políticas ya existentes

en el país. La segunda es la de hacerse a una identidad política desde la oposición y así

generar apoyos políticos que redunden en el nacimiento de un nuevo partido, punto ya

señalado en la reseña sobre Cartier, esta segunda opción es entonces el neocorporativismo.

La mezcla de estas dos opciones fue la plataforma política de Luis Eduardo Garzón desde

que fue derrotado en la contienda electoral por la Presidencia de la República de mayo de

2002 por el hoy presidente Álvaro Uribe Vélez.

Este exsindicalista, salido de las filas de la Unión Sindical Obrera, USO, para ser el único

sindicalista de este gremio que ha sido parte de las directivas de la Central Unitaria de

Trabajadores (CUT). Esta condición es importante pues pocos sindicatos de la envergadura

de la USO han vinculado a sus miembros con las centrales obreras, eso hace a Garzón

especial dentro del medio sindical.

Pasadas las elecciones presidenciales de 2002, él se dedicó a escribir una columna semanal

en la revista Cambio y desde allí a generar opinión y a convertirse en la oposición política

al actual gobierno ante la partida de Horacio Serpa a Estados Unidos como embajador ante

la Organización de Estados Americanos, OEA. A lo largo de esta etapa de oposición se

vinculó con fuerzas políticas de izquierda y centro izquierda (como el Partido Comunista

Colombiano) que decidieron unirse y lanzar en las elecciones de octubre de 2003 para

36
cargos de elección popular en entes territoriales, a una serie de candidatos para cargos de

elección popular locales. Ese nuevo partido era el Polo Democrático Independiente.

De las filas del este partido hoy hay elegidos tres casos representativos, el primero es Luis

Eduardo Garzón como alcalde de Bogotá, para este caso el Polo Democrático

Independiente recibió el apoyo de los dirigentes liberales de izquierda democrática como

Piedad Córdoba. El segundo es Angelino Garzón quien es hoy el gobernador del Valle del

Cauca. El tercero, de un corte de izquierda más reformista que revolucionaria, es el alcalde

de M edellín, Sergio Fajardo, que fue apoyado por este partido en su campaña.

La ausente conciencia de clase, de la que hablan varios autores y que retoma M auricio

Archila, se ha empezado a reflejar en las urnas como voto de opinión y de la clase media,

existe entonces la posibilidad de convocar a grupos sociales específicos, pero para ello es

esencial consolidar una posición unificada y exponer metas y objetivos claros.

Hay hoy coyunturas que son propicias para que las organizaciones sindicales se abran

espacios de negociación y dialogo y puedan ejercer influencia sobre las decisiones del país.

Esos espacios son: el proyecto de reforma pensional que cursó en el Congreso de la

República y que fue aprobado el pasado 30 de noviembre y las negociaciones del Tratado

de Libre Comercio con los Estados Unidos.

37
De un lado la reforma pensional afecta o cubre a todos los trabajadores del país. Hacerse

visibles y plantear posiciones claras a favor o en contra podría brindarle a los sindicatos la

oportunidad de renovar su capacidad de convocatoria y su imagen. En un momento en que

el Gobierno nacional promueve planes de austeridad el Sindicato de ECOPETROL S.A.

plantea una situación salida de este contexto.

Surge esta en el momento menos apropiado para la empresa que se encuentra en un proceso

de transformación, una huelga y aparece ante el país el sindicato como excesivo, en

contraste con las reformas que buscan la austeridad y se justifican así los argumentos del

gobierno al plantear que los sindicatos no tienen la capacidad de manejar pliegos

razonables y que por ellos es necesario luchar contra este tipo de situaciones.

La huelga de la iniciada en mayo de 2004 duró un total de 42 días. Como consecuencia de

ella fueron despedidos 187 trabajadores pues esta fue declarada ilegal, entre esos 187

trabajadores se encontraban seis de los miembros de la junta directiva del sindicato.

La huelga se da cuando el gobierno plantea la necesidad de crear una nueva Convención

Colectiva de Trabajo que reemplace a la que se encontraba vigente para entonces que era la

de 2002. Finalmente se dirimió la disputa llegando a acuerdos parciales como no privatizar

ECOPETROL S.A. Se acordó además la creación de un Tribunal de arbitramento que

38
analizara la situación de los trabajadores despedidos. Sin embargo no se llegó a ningún

acuerdo frente a la Convención Colectiva de Trabajo.

La Convención propuesta pro el gobierno elimina casi 100 de los 137 puntos que contiene

la actual, entre esos puntos a eliminar se encuentran excesos tales como 49 días de

vacaciones al año, una compensación de casino de $12.000 pesos para los empleados de la

empresa frente a los $509 que reciben los contratistas y el auxilio económico por

enfermedad o accidente de trabajo que asciende a $129.987 pesos y que es extensible hasta

a 24 meses.8

De otro lado, frente al TLC es importante que se pongan sobre la mesa temas como las

privatizaciones de las empresas de servicios públicos, la propiedad intelectual – muy

específicamente frente a la biodiversidad y a los grandes laboratorios farmacéuticos de

Estados Unidos -, la importación de productos que entren a competir con los nacionales.9

Todos estos son temas que los sindicatos están llamados a poner de presente porque de ser

mal negociados repercutirían directamente sobre los trabajadores colombianos. De la mano

con este tema va el tercer camino a seguir que es el de ser propositivos dentro del marco de

las empresas. Entrar en una dinámica más contemporánea y global siguiendo caminos

como el de los sindicatos europeos o los chilenos. Esta dinámica no es otra que la de

8
Para mas detalles ver la Convención Colectiva de Trabajo, Empresa Colombiana de Petróleos y Unión
Sindical Obrera, 2001 – 2002, expedida en Bogotá el 11 de junio de 2001.
9
Para mayor información sobre las negociaciones del TLC ingresar al portal de la Presidencia de la República
de Colombia, http://www.presidencia.gov.co
39
plantear negociaciones en donde todos ganen y superar la etapa en que el enemigo

empleador perdía y los empleados ganaban. Aquí se pueden lograr grandes avances frente

a la búsqueda del desarrollo de la empresa y el mejoramiento de la calidad de la producción

sin que esta sea a expensas de los trabajadores.

40
Conclusiones

A manera de propuesta

Álvaro Delgado señala en la presentación de su más reciente informe sobre el sindicalismo

que:

“ El mayor riesgo que corre un crítico social es el de aparecer distribuyendo mandobles a diestra

y siniestra y, por supuesto, salir bien librado de la batalla. Presentar las cosas como si sus

víctimas virtuales, los actores sociales, no las supieran y requirieran de la sapiencia ajena para

presentar el examen final.”25

En consecuencia se puede decir que no resulta nada fácil redactar conclusiones de tipo

propositivo sobre el actuar o camino a seguir para el sindicalismo.

Partimos de una conclusión inicial: los sindicatos carecen de capacidad de convocatoria y

de una imagen favorable entre los trabajadores colombianos y en general ante la opinión

pública nacional.

Con base en esta primera conclusión plantearemos las demás que pretenden cumplir con

dos objetivos: el primero, formular recomendaciones sobre el camino a seguir para los

25
DELGADO GUZMÁN, Álvaro, presentación del informe “ Reflexiones sobre la crisis actual del
sindicalismo colombiano” en Boletín Actualidad Colombiana No. 367, [Versión electrónica]. 2003.
41
sindicatos y las centrales obreras. El segundo, plantear propuestas analíticas y un sendero

de investigación sobre el tema para complementar los estudios ya existentes y traspasar la

intención puramente descriptiva y analítica de estos para hacer un estudio de corte

propositivo.

Los sindicatos y las centrales obreras

La existencia de los sindicatos en Colombia en este momento es fundamental. Lo es

porque la coyuntura actual plantea retos en el campo laboral que los trabajadores solo

pueden asumir unidos convirtiéndose en grupos de negociación de intereses no solo

económicos pero también políticos. La coyuntura actual ofrece enormes oportunidades

tanto para los sindicatos estatales como para los privados.

Las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos suponen una

oportunidad para que los sindicatos de carácter estatal generen un debate nacional y abierto

sobre estas negociaciones y la defensa de los intereses nacionales. Esto abre el camino para

convertirse en oposición siendo reguladores, observadores en principio y luego mediadores

activos de las negociaciones.

Esta posición de mediadores debe partir sin duda de una posición informada que les permita

defender los productos y recursos nacionales, negociar hábilmente ya no como individuos

42
sino como parte de una clase trabajadora y de una nación. Partir de ese sentido de

pertenencia sin duda proyectaría una imagen favorable, distinta a la actual en donde

entorpecer las negociaciones proyecta una imagen de obstaculizadores del desarrollo.

De otro lado, uno de los señalamientos clave de M iguel Urrutia con respecto a que “el

fracaso o éxito de la negociación sindical en una empresa repercute únicamente sobre los

empleados de esa empresa, así que los demás sindicalizados de otras empresas al no verse

afectados de ninguna forma apoyan las huelgas y las negociaciones de otros sindicatos por

caridad así que la ayuda y la unión no son una cosa segura.”26 Es aun vigente, no existe una

solidaridad de clase y adicional a ello la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) carece de

capacidad para convocar y lograr el apoyo masivo a las diferentes huelgas y protestas de los

sindicatos de cada sector productivo del país.

El sindicalismo y su relación con la política colombiana son temas de gran importancia para

Colombia. Un país que está buscando superar la crisis del desempleo, donde los empleados

buscan cada día mejorar sus condiciones económicas. La promoción y defensa de esas

ideas y anhelos debe ser un trabajo del conjunto de la sociedad y no de un sindicato o un

empleador aislado. Sin embargo, los únicos que pueden convocar alrededor de este

propósito son los trabajadores mismos unidos en organizaciones sindicales y centrales

26
Op. Cit., pág. 175.
43
obreras dinámicas y activas pero ante todo transparentes. Así que la siguiente propuesta

sería la de democratizar las estructuras sindicales y hacerlas mas transparentes.

Esto va ligado con un nuevo elemento y es el de la demanda del actual mercado laboral por

una mano de obra calificada que demanda mejores salarios pero encuentra una dura

competencia que le impide obtener estos beneficios. Esto impone dos retos, el primero es

la preparación de sus líderes para poder proponer ideas que convoquen a ese personal cada

vez más capaz.

Para el empleado que no es altamente calificado el sindicato debe ofrecer la posibilidad de

mejorar esa situación, esto solo se logra a través de la unión con el sector educativo, el otro

papel del sindicato sería entonces el de ser un puente entre el empleador y el educador para

promover la inversión de la empresa en el sector educativo para recibir a cambio un

empelado mejor preparado y mas productivo.

El reto para el sindicalismo en el presente es enorme, debe reinventarse para mejorar su

imagen y así recuperar su fuerza y maniobrabilidad y en consecuencia poder volver a

brindar a los trabajadores mejores posibilidades económicas y darle por primera vez la

posibilidad de entenderse y trabajar como clase.

44
Solo el inicio de ese proceso de transformación nos podrá dar luces sobre los pasos

posteriores.

La academia

En el terreno académico es preciso señalar que teniendo ya el trabajo descriptivo y

estadístico se debe pasar a un nivel propositivo en el que se planteen opciones frente al

camino a seguir para los sindicatos, bien sea que redefinan su misión, que se fortalezcan las

confederaciones o que se de un paso al lado y se decida que la idea de la ineficiencia y de

que los sindicatos no son vigentes ni necesarios es cierta.

Este es un trabajo largo y complejo. Implica en principio pasar a utilizar herramientas de

investigación que trasciendan la etapa de revisión de literatura. Para comenzar, es

importante recurrir a un instrumento de recolección de carácter puramente cualitativo como

la entrevista. Estas entrevistas deben responder a las necesidades de información que dejan

algunos vacíos de los trabajos previos. El primero de esos vacíos está en la ausencia de

información de tipo cualitativo recogida entre afiliados a los sindicatos y centrales obreras.

Encontramos en textos como los más recientes Álvaro Delgado y de M auricio Archila una

serie de entrevistas aplicadas a directivos de los sindicatos y movimientos sociales y sobre

los afiliados la información es puramente estadística formular entrevistas a estos niveles de

45
las organizaciones podría darnos luces sobre aquello que incentiva para la afiliación o

deserción a un sindicato.

De otro lado, analizar las organizaciones, entrar a revisar a profundidad la estructura

sindical y encontrar si hay en el interior de estas organizaciones una misión, una visión,

reglas y procesos claros que indiquen si existen para mejorar las condiciones de trabajo o,

como señala Delgado, para buscar la protección y los beneficios personales que trae

consigo el fuero sindical.

Sería fundamental en este proceso que los estudios se ampliaran y se diversificaran. Para la

ciencia política es un tema fundamental, ya abordado por William Cartier que sin embargo

no ha sido continuado. Son los economistas, los historiadores y los sociólogos quienes han

estado explorando y trabajando el tema en extenso.

Pero además de la diversificación en disciplinas, es esencial la diversificación en centros de

investigación y universidades, es decir abordar el tema desde diferentes perspectivas y

corrientes de pensamiento.

En este propósito la rama de la ciencia política que mas ha avanzado es la de la política

comparada, el trabajo de Collier y Collier logrado en “Shaping the political arena”27 es

27
COLLIER, Ruth y COLLIER, David, Shaping the political arena, University of Notre Dame Press, Indiana,
2002.
46
fundamental en la intención de adentrarnos como disciplina en este tópico. Estos

investigadores trabajan de manera comparada una serie países latinoamericanos y sus

sindicatos. Llegan a una serie de conclusiones entre las cuales cabe destacar que los

sindicatos si tienen razón de ser dentro de las sociedades latinoamericanas, es decir, los

sindicatos si son vigentes y tienen una razón de ser pero deben acoplarse a los retos que

imponen las dinámicas globales actuales, específicamente la dinámica económica y la

política. En la dinámica política la directriz es clara: los sindicatos son necesarios dentro de

la arena política en tanto oposición dentro de una democracia.

Esta posición ya había sido planteada por Cartier y es apoyada por Collier y Collier. La

coyuntura nacional hoy abre la posibilidad para que esto se lleve a cabo. Sin duda el

camino práctico está ahora en manos de los sindicatos. En términos teóricos la ciencia

política debe aproximarse desde la perspectiva neocorporativista entendiendo que no existe

la posibilidad marxista del enfrentamiento de clases sino la competencia capitalista.

El siguiente paso en términos académicos es sin duda el de hacerle seguimiento a los

mandatos de Luis Eduardo Garzón y Angelino Garzón, establecer qué tan exitosos son y

buscar los aciertos y desaciertos de sus gobiernos para así establecer en qué medida están

preparados los dirigentes sindicales para enfrentar su papel político dentro de la dinámica

nacional. En términos metodológicos esto demanda un seguimiento de prensa y un trabajo

estadístico y analítico que muestre si para la población ha resultado benéfico no solo el

47
gobierno de los trabajadores pero también el cambio de manos del poder. Es una

oportunidad sin igual, no solo para los estudiosos del sindicalismo sino también para

aquellos que trabajan el bipartidismo en Colombia.

Son muy amplias las posibilidades a las que nos enfrentamos los politólogos en el momento

presente frente al estudio de los movimientos sociales y muy particularmente los sindicatos.

Este trabajo plantea una serie de caminos por explorar y da luces sobre como se debe

explorar el trabajo .Está todo por delante, entonces los retos son ahora el traspasar la fase

descriptiva, ampliara la analítica y construir una propositiva. El otro gran reto sin duda es

hacerlo de la mano de las demás ciencias sociales para que sea lo mas completo y amplio

posible.

48
BIBLIOGRAFÍA

Libros

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49
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