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EL GRIAL, LA MUJER

Y EL CÓDIGO DA VINCI.

NELSON OSPINA FRANCO


IBAGUÉ SEPTIEMBRE 22/2006
LOGIA ESTRELLA DEL COMBEIMA N° 7
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Dedicada a mi madre, Aura Franco de Ospina en su transito al


Oriente Eterno.

CONTENIDO

I— Introducción.
II— El simbolismo, clave del Código Da Vinci.
III— El Retorno de la Diosa.
IV— El Grial, la Piedra y la Copa.
V— La Edad Media y los Mitos Guerreros.
VI--- El Mundo moderno en busca de su Mito.
VII--- Conclusión.
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I – INTRODUCCIÓN

Frente al éxito alcanzado por el libro de Dan Brown “El Código Da


Vinci”, el mayor best seller de los tiempos modernos, los escritores
y aún los cineastas han sentido toda la envidia del mundo, pues,
frente a éste fenómeno de masas, no han logrado ver más allá de
su critica parcializada y racionalista, pues al ser conciente o
inconscientemente iconoclastas, agnósticos y ateos, no ven en el
libro en mención, más que mala literatura, o en el caso de la
película, mal cine, a pesar de lo cual el libro se sigue traduciendo y
leyendo por millones y la película produciendo recaudos igualmente
millonarios. ¿Que pasa allí, por qué esta obsesión por los
Templarios, las Cruzadas, la Magdalena y las sociedades secretas?
¿Acaso el éxito del libro es por su contenido literario o es otra cosa
la que atrae a los lectores?

Las respuestas han sido elusivas, pues desgraciadamente el


pensamiento dominante en el mundo moderno: el racionalista, no
tiene en sí mismo respuesta alguna para éstos temas, lo único que
logra frente a él, es hacerlo económicamente más rentable,
publicando libros y haciendo videos, como se ha visto con el
“Código Da Vinci”. Libros de códigos sobre el código y biografías de
Da Vinci; más un multitudinario turismo por la geografía del código,
y en los canales de TV: Histori-Chanel, Nacional-Geografic y
Discovery, nos atosigan con “n” programas sobre los temas del
libro.

Hasta la misma Iglesia Católica se vino lanza en ristre contra el


libro, tontamente a ciegas, que tristeza, ya no manejan un tema de
su más pura entraña histórica y espiritual. Claro que no es de
extrañar, pues de ella fueron expulsadas, hace setecientos años,
las formas míticas de carácter esotérico que le dieron luz a las
Catedrales Góticas y al ciclo espiritual del Grial, ambos hijas del
pensamiento mítico-poético, hijas del lenguaje simbólico, sin el cual
es imposible descifrar lo que hay detrás del éxito editorial de Dan
Brown.
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Cuando hablamos del pensamiento dominante, queremos decir:


primero, que esta forma de pensamiento no es única, solo es una
entre otras formas de pensar, segundo, que las estructuras sociales
dominantes: políticas y académicas, han erigido en Diosa a la
Razón positiva y lo han hecho cristianamente, de una manera
monoteísta, solo aceptan como diosa exclusiva del pensamiento a
la Diosa Razón. No aceptan ellos que allí, en el campo del
pensamiento, hallan otras formas de pensar la realidad distintas a
las verbales abstractas, a regañadientes aceptan que la humanidad
arcaica pensaba en símbolos y que la mitología es una forma de
pensamiento: “El pensamiento mito-poético”. A regañadientes, pues
consideran que estas formas culturales arcaicas han sido
superadas y hay que desecharlas pues no tienen función alguna en
la cultura de la sociedad moderna, más allá de la curiosidad
antropológica e histórica.

Lo triste es que en este mundo dominado aparentemente por la


razón, que deviene: no en la construcción de un mundo para el
hombre-espíritu, sino en un mundo para el hombre-máquina. En
esta concepción del mundo, la Iglesia Cristiana, supuesta heredera
espiritual del mundo arcaico, se ha convertido en la instauradora de
una “Teología racional y materialista”, reduciendo el “mundo mítico
y espiritual”, de los ancestros humanos, a una simple entelequia
intelectual sin realidad alguna. “El cielo y el infierno han dejado de
existir por decreto papal”. El mundo de la idea ha sido desterrado
de la religión Católica. El único anhelo del hombre moderno debe
ser el de producir y consumir, solo se vive en este mundo y para
este mundo, el más allá no existe, no se debe perder tiempo en ello,
¿Cuál trascendencia, y para qué?

En esta forma de pensar, los actos humanos solo deben producir


beneficios económicos, el único dios es el dinero y el éxtasis
hedonista de la rumba. El sexo, para ellos, se hizo solo para el
goce, pues su vínculo con la reproducción es tan solo un vano
accidente. Todo esto a costa de la Ecología del planeta, de las
familias, los hijos y el alma del hombre, y sin misericordia alguna
por los desposeídos de la Tierra.
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Parece que la humanidad actual no tuviera alma sino intereses. La


sociedad moderna que tenemos por modelo, la nación Arquetipo, la
Gringa, solo sabe trabajar y consumir. Si su maquinaria consumista
se frena, se frena la economía del planeta, ¡Que paradoja!. Es
opulenta, hedonista y derrochadora y lo criminal, son corruptores de
la juventud, no hablamos de la pedofilia que es un mal mundial,
hablamos de la forma en que crían sus hijos, la permisividad con la
juventud, mal que ya nos ha impregnado. La opulencia cría
mediocres, la necesidad hace genios. Hoy en día son los hijos los
que regañan a los padres, hay que rendirles culto por ser hijos, se
les tolera en la satisfacción de todos sus deseos, sin importar
adónde van con sus destinos. En este modelo de la sociedad
capitalista, solo tienen valor universal la juventud y la belleza física,
los viejos y los feos, solo estorban. Hoy vivimos una inversión de
valores, en el mundo clásico el culto se debe es a los mayores y el
modelo a seguir es su sabiduría.

La sociedad moderna ha conquistado el conocimiento y el bienestar


físico, aún cuando no para gran parte del planeta, pero ha perdido
el alma y el espíritu, y es éste vacío el que hace que esas
multitudes a las que la Biblia llama legiones, se apeguen a todo
aquello que tiene visos de sobrenatural, de metafísico, de esotérico
y fantástico. Hoy en día los éxitos literarios y cineastas están en
manos de: el mago adolescente Harry Potter, la Guerra de las
Galaxias y su metafísica guerrera de los Jedy, el Señor de los
anillos y su gesta heroica y la realidad virtual del mundo digital de
Matrix. Solo en libros el mago Harry Potter, vendidos por millones.
Todas películas, más asequibles para la mentalidad moderna que
los libros, pues la gente ya no quiere leer, sin embargo los atrapa la
imagen cinematográfica, nos hemos vuelo autistas de la televisión.
Pero las élites intelectuales no ven en ello más que un gusto masivo
por la fantasía como tal, el mismo gusto que se puede tener al leer
una buena novela de ficción.

Alguien decía: que frente a la secularización de toda la cultura, las


masas han encontrado en las novelas y el cine, un sucedáneo a las
leyendas y mitos del mundo antiguo, ante todo en su función
estructuradora del imaginario colectivo, en su función de formadora
del alma colectiva.
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Es desde esta perspectiva de dónde pretendemos acometer esta


simbólica gesta a través del Grial, la mujer y el enigma del éxito del
Código Da Vinci, para intentar demostrar, que la virtud que lo valora
ante las masas, no es la literatura que pueda haber en él, la cual
puede ser ciertamente poca, sino demostrar que el Código Da Vinci
es un libro moderno de Caballería que con unas cuantas lecciones
de simbolismo e historia, desplegadas alrededor de un novelón,
revela algo oculto en las civilización occidental, la verdad
traicionada del cristianismo primitivo y la necesidad de verdades
espirituales para la sociedad post-industrial.

La Humanidad anda en busca del Mito de la Era de Acuario, pues la


Era de Piscis ha muerto y con ella su mito, de cuyas cenizas
nacerá, como ave Fénix, el mito que buscamos y que necesitamos
urgentemente.
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III—EL SIMBOLISMO, CLAVE DEL CODIGO DA VINCI.

Dedicado a la Mona Viña, mi Penélope.


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La novela de dan Brown tiene un antecedente en “El Péndulo de


Foucault” publicado hacia 1989, era la segunda novela del
semiólogo Humberto Eco, luego de su también prestigioso éxito:
“El nombre de la Rosa”, de cual existe una aclamada película.

Antecedente, pues el tema de la novela es el mismo, el mundo del


esoterismo y sus mitos. Claro que hay una gran diferencia en el
manejo que dan los dos autores al tema, mientras Eco lo mira
desde afuera, desde su visión filosófica de estudioso de la lengua,
su acercamiento es eminentemente racional, mientras Brown desde
el principio va formulando la perspectiva filosófica desde la cual
despliega su aventura, lo hace desde el simbolismo religioso.

El protagonista de la novela Robert Langdon es presentado como


un profesor de “Simbología religiosa”, sus libros son sobre temas
simbólicos y sociedades secretas: “La simbología en las sectas
secretas”, “Los Iluminati”, “El lenguaje perdido de los ideogramas”.
Y no duda en afirmar que el eje de su perspectiva es “el poder de
los símbolos”.

Humberto Eco hace girar el Péndulo alredor de la Cábala, divide el


libro en diez capítulos que nombra con los diez Sephiroth
comenzando en Keter y terminando en Malkut, es una aventura de
libreros que recorre toda la parafernalia bibliográfica de la Nueva
Era. Como semiólogo Eco debía estar maravillado con la mística
verbal de la Cábala, pues gira no alredor de símbolos visuales sino
de símbolos fonéticos, las veintidós letras del alfabeto hebreo y los
diez números, ellos son los instrumentos creativos que la divinidad
usa para crear el mundo, dios construye el mundo a partir de la
palabra y el número. Para la cábala Dios crea el mundo desde un
universo verbal, tal como manifiesta el Evangelio de San Juan:

“Al principio era el verbo, y el verbo estaba en dios, y el verbo


era Dios.”

Sin embargo la cábala es una mística bastante desconocida por los


cristianos, aun cuando esta en la base mística del cristianismo.
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Mucha agua espiritual ha corrido desde los mitos del mundo


antiguo hasta estos comienzos del siglo XXI tan “racionalista”. Claro
que “racionalista” entre comillas. Este siglo XXI, tan técnico y
científico, pero no para el hombre de la calle, al cual le queda por
resolver el enigma filosófico de su destino, que no ha podido
enfrentar, pues se ha perdido en el laberinto de las palabras y las
abstracciones. El hombre moderno ha roto vínculos con sus raíces
espirituales, al desconocer, mejor, al reprimir en el zarzo del olvido
al pensamiento simbólico, al pensamiento mito-poético, al
pensamiento indirecto, que es el único que nos permite penetrar en
los laberintos del esoterismo y el mito.

La crisis filosófica moderna es crítica, no por que no se produzcan


sesudos y abstractos estudios, sino por que han perdido el vínculo
con su fuente primigenia, la ciencia y el hombre de la calle. Frente a
estos filósofos modernos, Stephen Hawking, el mayor físico de los
últimos tiempos, al final de su libro “Historia del Tiempo”, en la
edición revisada de 1996, dice lo siguiente.

“Hasta ahora, --dice Hawking-- la mayoría de los científicos han


estado demasiado ocupados con el desarrollo de nuevas teorías
que describen cómo es el universo para hacerse la pregunta de por
qué. Por otro lado, la gente cuya ocupación es preguntarse el por
qué, los filósofos, no han podido avanzar al paso de las teorías
científicas”.

“En el siglo XVIII, los filósofos consideraban todo el conocimiento


humano, incluida la ciencia, como su campo, y discutían cuestiones
como, ¿tuvo el universo un principio? Sin embargo, en los siglos
XIX y XX, la ciencia se hizo demasiado técnica y matemática para
ellos, y para cualquiera, excepto para unos pocos especialistas. Los
filósofos redujeron tanto el ámbito de sus indagaciones que
Wittgenstein, el filósofo más famoso de este siglo, dijo: <<la única
tarea que le queda a la filosofía es el análisis del lenguaje». ¡Qué
distancia desde la gran tradición filosófica de Aristóteles a Kant!”

Tras esta explicita crítica a la filosofía moderna, Hawking pone


punto final, a su libro de cosmología, de una manera en la que no
parece ser ni agnóstico y mucho menos ateo en la conclusión de
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su, por necesidad, racionalista libro.

“No obstante, --dice-- si descubrimos una teoría completa, con el


tiempo habrá de ser, en sus líneas maestras, comprensible para
todos y no únicamente para unos pocos científicos. Entonces todos,
filósofos, científicos y la gente corriente, seremos capaces de tomar
parte en la discusión de por qué existe el universo y por qué
existimos nosotros. Si encontrásemos una respuesta a esto, sería el
triunfo definitivo de la razón humana, porque entonces
conoceríamos el pensamiento de Dios.”

Este es un paradójico y simbólico final para un libro de divulgación


científica, en esencia racionalista puro, termina con el mayor
símbolo de todos, Dios.

Ese vació filosófico que siente el físico Hawking, es más evidente


en el hombre de la calle, las ideologías que dominaron el siglo XX
ya no tienen el impulso que las gestaron, han caído en desuso, al
punto de que hablamos del “Fin de la historia”. Hoy no domina
ninguna ideología política diferente a la del interés económico, pues
las teorías políticas socialistas han caído en desgracia, las quemo
el utopismo suicida del materialismo. Hoy quedan en pie, no las
ideologías políticas laicas, sino las ideologías más políticas de
todas, las añejas superestructuras religiosas.

Nos recuerda esto un epígrafe de Levi Straus que usa Gilbert


Durand en el libro que examinaremos más adelante, dice: “El
pensamiento mítico construyo sus palacios ideológicos con los
escombros de un discurso social antiguo”

Es en este ambiente espiritual y filosófico donde emergen libros


como el “Código Da Vinci”, un poco como el Quijote de Miguel de
Cervantes, obvio que sin su magia verbal, pero si ocultando tras su
sencilla historia, otras dimensiones de un discurso contestatario,
que a primera vista no se nota, pero el cual constituye el objetivo
trascendente de la novela.

Tal vez el merito literario de la novela no sea el de un Hemingway o


Shakespeare, en términos literarios, ya clásicos, pero hay que verla
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dentro del contexto moderno, donde los libros de éxito buscan


ajustarse a un guión cinematográfico. Es una concesión de lo verbal
a lo visual que hace Brown, en el hilo filosófico del tema. Esta
escrita en escenas, pero eso no importa para lo esencial de su
tema, igual que tampoco importa el triller central, el asesinato, igual
técnica uso en sus anteriores novelas: “La conspiración” sobre
temas geológicos y los “Ángeles y Demonios”, excelente novela
sobre la fantasmal secta de los Iluminati, ambas se desarrollan
alredor de unos crímenes. El crimen es un truco que atrapa la
atención en primera instancia, pero apenas es el leitmotiv, la
disculpa, pues alrededor, el novelista va construyendo: primero, una
cosmovisión explícitamente simbólica, luego, hace un desarrollo
histórico alredor del tema central: “Lo divino Femenino” y su
tragedia a través de la historia cristiana, encarnada, en este caso
por el mito de Maria Magdalena.

Ciertamente produce envidia Dan Brown, pues ha puesto a más de


cincuenta millones de personas, en cuarenta y cuatro idiomas, a
leer sobre temas de simbolismo, historia de las religiones,
esoterismo, arquitectura y arte, y ante todo a cuestionarse sobre la
historia del origen del cristianismo y su evolución.

Gran parte de la historia cristiana esta cubierta por inconfesables


mantos de vergüenza histórica, frente a los cuales, Juan Pablo II, el
último gran santo católico, logro pedir disculpas por más de un
pecado mortal de la Iglesia, entre ellos el de Galileo. Pues
ciertamente, allí, en la historia de la Iglesia, fue traicionado el
cristianismo gnóstico de Jesús de Nazareth, que tal parece es el
cristianismo del Jesús histórico.

A propósito, ¡Qué les parece la simbólica coincidencia del reciente


descubrimiento del evangelio de Judas, sincrónico con la exposición
de los orígenes gnósticos del cristianismo que hace Brown en su
Código Da Vinci, el evangelio de Judas es gnóstico también, claro.

Hace bien Brown comenzando por definir a su protagonista como


simbolista, pues esta es la clave para comenzar a entender: el
pensamiento primitivo, el mito, el arte, el esoterimo y la actual crisis
filosófica de Occidente, crisis de identidad, de la cual el libro de
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Brown no es sino un ejemplo.

Según lo anterior, el mejor inicio de la gesta aquí planteada, es el


de tratar de enmarcar filosóficamente el problema del pensamiento
simbólico. Y es precisamente este uno de los propósitos del “Circulo
de Eranos”, grupo fundado por Jung y dedicado a los estudios
simbólicos. Han formado parte de él hombres como: Mircea Eliade,
Gerson Sholem, Gilbert Durand y muchos otros.

Gilbert Durand dirige un grupo interdisciplinario que estudia el


mundo simbólico y sus manifestaciones, son ya clásicos sus libros:
“Estructuras Antropológicas de lo imaginario”, “De la mito-critica al
mito-análisis” y “La imaginación simbólica”, obra en la cual nos
apoyaremos para dar un sucinto análisis del pensamiento simbólico
y el destino filosófico que ha sufrido en el mundo moderno.

Del libro “La imaginación simbólica” hemos tomado en versión libre


y comentada, los siguientes apartes de las páginas 24 a 45, de la
edición es español de Amorrurto Editores Buenos aires 1971. Aquí
vamos a explicarnos el por qué el mundo moderno es tan ignorante
en cuanto al símbolo y al pensamiento mito-poético.

Recordando que iconoclasta es el destructor de imágenes,


interpretamos el título del primer capitulo: “La victoria de los
iconoclastas o el reverso de los positivisrnos”, como: Los
destructores del pensamiento simbólico, el otro lado del espejo de
los racionalistas modernos.

El siguiente epígrafe, que lo sigue, es muy diciente: «El positivismo


es la filosofía que en un mismo movimiento, elimina a Dios y
clericaliza todo pensamiento». Jean Lacroix.

“Acaso parezca—continua Durand-- doblemente paradójico referirse


al «Occidente iconoclasta». ¿Acaso la Historia cultural no reserva
este epíteto para la crisis que conmovió al Oriente bizantino en el
siglo VII? ¿Y cómo podría ser tachada de iconoclasta una
civilización que rebosa de imágenes, que inventó la fotografía, el
cine, la televisión, e innumerables medios de reproducción
icnográfica?”
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“Pero es que hay muchas formas de iconoclastia. Una por omisión,


rigurosa: la de Bizancio, que se manifiesta desde el siglo V con San
Epifanio y se irá reforzando bajo la influencia del legalismo judío o
musulmán, será más bien una exigencia reformadora de «pureza»
del símbolo contra el realismo demasiado antropomórfico del
humanismo cristológico de San Germán de Constantinopla, y
después de Teodoro Studita. La otra iconoclastia, más insidiosa,
tiene de alguna manera, por exceso, intenciones opuestas a los
piadosos concilios bizantinos. Ahora bien; aunque la primera forma
de iconoclastia haya sido un simple accidente en la ortodoxia,
trataremos de demostrar que la segunda forma de iconoclastia, por
exceso, por evaporación del sentido, fue el rasgo constitutivo y sin
cesar agravado de la cultura occidental.”

“En primera instancia, el ”conocimiento simbólico”, triplemente


definido como “pensamiento para siempre indirecto”, como
presencia representada de la trascendencia y como
comprensibilidad epifánica, aparece en las antípodas de la
pedagogía del saber, tal como está instituida desde hace diez siglos
en Occidente.”

Si, adoptando el plausible criterio de Spengler: Que fija el comienzo


de nuestra civilización en la herencia de Carlomagno, se advierte
que Occidente siempre opuso, a los tres criterios precedentes,
elementos pedagógicos violentamente antagónicos: a la presencia
epifánica de la trascendencia, las iglesias opusieron dogmas y
clericalismos; al «pensamiento indirecto» es decir al pensamiento
simbólico, los pragmatismos opusieron el pensamiento directo, el
«concepto» --cuando no el «precepto--.”

“Por último, frente a la imaginación inteligible, que induce al error y


la falsedad, según ellos, la ciencia esgrimió las largas cadenas de
razones de la explicación semiológica, asimilándolas en principio a
las largas cadenas de los hecho de la explicación positivista, En
cierto modo, los famosos «tres estadios» sucesivos del triunfo de la
explicación positivista, son los tres estadios de la extinción
simbólica.”
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“Debemos examinar brevemente estos tres estadios de la


iconoclastia occidental, estadios de extinción del pensamiento
simbólico.” “Sin embargo, dichos tres estadio no son iconoclastas
con igual evidencia, y para pasar de lo más a lo menos evidente,
invertiremos en nuestro estudio el curso de la historia, tratando de
remontarnos más allá de la iconoclastia demasiado notoria del
cientificismo, hasta llegar a las fuentes más profundas, de este gran
cisma del Occidente, respecto de la vocación tradicional del
conocimiento humano.”

“La desvalorización mas evidente de los símbolos que nos presenta


la historia de nuestra civilización es, sin duda, la que se manifiesta
en la corriente científica surgida del cartesianismo. En verdad, y
según la excelente definición de un cartesiano contemporáneo, esto
no se debe a que Descartes se niegue a utilizar la noción de
símbolo. Sin embargo, el Descartes de la III Meditación no acepta
otro símbolo que la propia conciencia «a imagen y semejanza» de
Dios. Así, pues, sigue siendo exacto sostener que, con Descartes,
el simbolismo pierde vigencia en la filosofía. Incluso un
epistemólogo tan decididamente no cartesiano como Bachelard
afirma, todavía hoy, que los ejes de la ciencia y lo imaginario son
opuestos en principio, y que el científico debe empezar por purificar
el objeto de su saber, mediante un «psicoanálisis objetivo», de
todas las pérfidas secuelas de la imaginación deformadora.”

“Lo que instaura Descartes es, en verdad, el reino del algoritmo


matemático; por eso Pascal, matemático, católico y místico, no se
equivoca cuando denuncia a Descartes. El cartesianismo asegura
el triunfo de la iconoclastia, el triunfo del «signo» sobre el símbolo.
Todos los cartesianos rechazan la imaginación, así como también la
sensación, como inductora de errores. Es verdad, que para
Descartes, el universo material se reduce a un algoritmo
matemático, gracias a la famosa analogía funcional: el mundo físico
no es sino figura y movimiento, vale decir, “res extensa”; toda figura
geométrica no es sino una ecuación algebraica.”

“Pero semejante método de reducción a las «evidencias» analíticas,


se presenta como el método universal. Incluso en Descartes se
aplica precisamente al “yo pienso”, último “símbolo” del ser, sin
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duda, pero símbolo temible, ya que el pensamiento y por lo tanto el


método -es decir, el método matemático-- se transforman en el
único símbolo del ser. El símbolo --cuyo significante ya no tiene
más que la diafanidad del signo-- se esfuma poco a poco en la pura
semiología, se evapora, podríamos decir, metódicamente en signo.
De esta manera, con Malebranche, y sobre todo con Espinosa, el
método deductivo de la geometría analítica se aplicara al Ser
absoluto, a Dios mismo.”

“En el siglo XVIII, por cierto, se insinúa una reacción contra el


cartesianismo. Pero esta reacción solo está inspirada en el
empirismo escolástico, tanto de Leibniz como de Newton; veremos
más adelante que este empirismo es tan iconoclasta como el
método cartesiano. Todo el saber de los últimos dos siglos se
resumirá en un método de análisis y de medición matemática,
producido por un deseo de enumeración y de observación en el
cual desembocará la ciencia histórica. Así se inaugura la era de la
explicación cientificista que en el siglo XIX, bajo las presiones de la
historia y la filosofía, se transformara en positivismo.”

“Esta concepción semiológica del mundo, será la oficial en las


universidades occidentales y en especial en la universidad
francesa, hija predilecta de Augusto Comte y nieta de Descartes.
No solo el mundo es pasible de exploración científica, sino que la
investigación científica, es la única con derecho al título
despasionado de conocimiento.”

“Durante dos siglos la imaginación es violentamente anatemizada.


Brunschvieg la considera además como «pecado contra el
espíritu», mientras que Alain se niega a ver en ella otra cosa que la
infancia confusa de la conciencia; Sartre sólo descubre en lo
imaginario “la nada”, “objeto fantasmal”, “pobreza esencial”.”

“Bajo influjo cartesiano se produce en la filosofía contemporánea


una doble hemorragia de simbolismo: ya sea que se reduzca el
cogito a las cogitaciones -–y entonces se obtiene el mundo de la
ciencia, donde el signo sólo es pensado como término adecuado de
una relación---, o que «se quiere devolver el ser interior a la
conciencia: --y entonces se obtienen fenomenologías carentes de
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trascendencia, según las cuales, el conjunto de los fenómenos ya


no se orienta hacia un polo metafísico, ya no evoca ni invoca lo
ontológico, no logra sino una ”verdad a la distancia”, una “verdad
reducida”.”

“En resumen, se puede decir que la impugnación cartesiana de las


causas finales, y la resultante reducción del ser a un tejido de
relaciones objetivas, han eliminado en el significante todo lo que era
sentido figurado, toda reconducción hacia la profundidad vital del
llamado ontológico”.

Aca nos vamos a encontrar, cómo estos procesos filosóficos inciden


sobre el arte, especialmente la pintura, pues es allí donde se puede
desplegar más fácilmente el simbolismo. No se equivoca pues,
Brown al escoger a un pintor como Da Vinci, para proyectar en él y
su obra toda la tragedia espiritual que esta viviendo el hombre
renacentista que intenta dar riendas a su espíritu simbólico bajo el
reinado de terror iconoclasta que ejercía la Iglesia.

“Tan radical iconoclastia no se ha desarrollado sin graves


repercusiones en la imagen artística, pintada o esculpida. El papel
cultural de la imagen pintada es minimizado al extremo en un
universo donde se impone todos los días la potencia pragmática del
signo. Incluso un Pascal proclama su desprecio por la pintura,
iniciando de esta manera el menosprecio social, en que el consenso
occidental mantendrá al artista aun durante la rebelión artística del
romanticismo. El artista, como el icono, ya no tiene lugar en una
sociedad que poco a poco ha eliminado la función esencial de la
imagen simbólica. Así también, después de las vastas y ambiciosas
alegorías del Renacimiento, se ve que en su conjunto el arte de los
siglos XVII y XVIII se empequeñece hasta convertirse en una
simple diversión, en un mero ornamento. La misma imagen
esculpida o pintada, tanto en la fría alegoría de los Le Sueur como
en la alegoría política de los Lebrun y David y en las comedias de
costumbres del siglo XVIII, ya no procura evocar.”

“De este rechazo de la evocación nace el ornamentalismo


académico que, desde los epígonos de Rafael hasta Fernand
Léger, pasando por David y los epígonos de Ingres, reduce el icono
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a la función de decorado. Y ni siquiera en sus rebeliones románticas


e impresionistas, contra esta situación desvalorizada, han
recuperado la imagen y el artista, en los tiempos modernos, la
potencia de significación plena que tuvieron en las sociedades
amantes de los iconos, como el Bizancio macedónico y la China de
la dinastía Song. Y en la anarquía turbulenta y vengativa de las
imágenes, que de pronto desbordan y sumergen al siglo XX, el
artista busca desesperadamente enclavar su vocación más allá del
desierto cientificista de nuestra pedagogía cultural.”

“Al remontarnos algunos siglos antes del cartesianismo, percibimos


una corriente aún más profunda de iconoclastia, repudiada por la
mentalidad cartesiana, aunque mucho menos que lo que se afirma.
Esta corriente es transmitida desde el siglo XII al XIX por el
conceptualismo aristotélico, o con más exactitud por su desviación
ockhamista y averroísta.”

“La Edad Media occidental reanuda por su cuenta la vieja disputa


filosófica de la antigüedad clásica”.

“El platonismo, tanto grecolatino como alejandrino, es más o


menos una filosofía de la clave de la trascendencia, es decir que el
platonismo implica una simbólica. Es verdad que diez siglos de
racionalismo han corregido ante nuestros ojos los diálogos del
discípulo de Sócrates, donde ya no vemos otra cosa que las
premisas de la dialéctica y la lógica de Aristóteles, incluso el
matematismo de Descartes. Pero la utilización sistemática del sim-
bolismo mítico, y hasta del retruécano etimológico, en el autor del
Banquete y del Timeo, Platón, bastan para convencemos, de que
el gran problema platónico era el de conducir los objetos sensibles
al mundo de las ideas; el de la reminiscencia, que lejos de ser una
memoria vulgar, es por el contrarío una imaginación epifánica.”

“En los albores de la Edad Media, Juan Escoto Eríúgena sostendrá


una doctrina parecida: Cristo se transforma en el principio de esta
reintegración, opuesta a la creación, por medio de la cual se efec-
tuará la divinización, deidificación, de todas las cosas. Pero la
solución adecuada del problema platónico es, en definitiva, la
gnosis valentiniana propuesta en la lejana época preoccidental de
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los primeros siglos de la era cristiana. Al interrogante que obsesiona


al platonismo: ¿Cómo ha llegado a las cosas el ser sin raíz y sin
vínculo? Planteado por el alejandrino gnóstico Basílides, Valentín
responde que mediante una angelología, una doctrina sobre los
«ángeles» intermediarios, los eones, que son modelos eternos y
perfectos de este mundo imperfecto (puesto que e separado),
mientras que la reunión de los eones constituye la Plenitud (el
Pleroma). Estos ángeles, que aparecen también en otras tra-
diciones orientales, son, como lo demostró Henri Corbin, el criterio
propio de una ontología simbólica, Son símbolos de la función
simbólica misma que es -¡como ellos!- mediadora entre la
trascendencia del significado y el mundo manifiesto de los signos
concretos, encarnados, que por medio de ella se transforman en
símbolos.”

“Ahora bien; esta angelología, que constituye una doctrina del


sentido trascendente, comunicado mediante el humilde símbolo,
consecuencia extrema de un desarrollo histórico del platonismo,
será rechazada, en nombre del pensamiento directo, con la crisis de
los universales que el conceptualismo aristotélico inaugura en
Occidente.”

“Conceptualismo cada vez más cargado de empirismo, al que en su


conjunto permanecerá fiel Occidente durante cinco o seis siglos por
lo menos. El aristotelismo medieval, el que proviene de Averroes y
al cual adhieren Siger de Brabante y Ockham, es la apología del
«pensamiento directo» contra todos los prestigios del pensamiento
indirecto, o pensamiento simbólico.”

“El mundo de la percepción, de lo sensible, ya no es más un mundo


de la intercesión ontológica en el que se epifaniza un misterio, como
era el caso de Escoto Eríúgena o incluso de san Buenaventura. ”Es
un mundo material, el del lugar propio, separado de un motor
inmóvil tan abstracto que no merece el nombre de Dios. La física de
Aristóteles que la cristiandad adoptara hasta Galileo, corresponde a
un mundo secularizado, combinación de cualidades sensibles que
solo conducen a lo sensible, o a la ilusión ontológica, que
denomina “ser” a la cópula que une un sujeto a un atributo. Lo que
Descartes rechaza en esta física de primera instancia no es su
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positividad, sino su precipitación.”

“Es cierto que para el conceptualismo, la idea posee una realidad


en la cosa sensible, donde va a tomarla el intelecto, pero solo
conduce a un concepto, a una definición literal que quiere ser
sentido propio, y no conduce ---como la idea platónica--- de un
impulso meditativo a otro, hasta al sentido trascendente supremo,
situado «más allá del ser en dignidad y en potencia». Ya se sabe
con qué facilidad este conceptualismo se disolverá en el
nominalismo de Ockham.”

“No se equivocan los comentaristas de los tratados de física


peripatética, que contraponen las “historiai” o investigaciones
aristotélicas a los “mirabilia” o acontecimientos raros y maravillosos,
o bien a los “idiotes” o acontecimientos singulares, de todas las
tradiciones herméticas. Estas últimas actuaban mediante relaciones
«simpáticas», mediante homologías simbólicas.”

Aquí podemos ver, afirmamos nosotros, como los fenómenos


paranormales, los mirabilia y los idiotes, son al ser
conceptualizados, despojados de su sentido hermético.

“Este deslizamiento hacia el mundo del realismo perceptivo, donde


el expresionismo ---incluso el sensualismo--- reemplaza a la
evocación simbólica, es de los más visibles en la transición del arte
románico al gótico. En la plenitud románica floreció una iconografía
simbólica heredada de Oriente, pero esta plenitud fue muy breve
con respecto a los tres siglos de arte «occidental», del arte llamado
gótico. El arte románico es “indirecto”, por lo tanto de evocación
simbólica, frente al arte gótico, tan «directo», cuyo prolongamiento
natural será la apariencia flamígera y renacentista. Lo que se
transparenta a través de la encarnación escultural del símbolo ro-
mánico es la gloria de Dios y su sobrehumana victoria sobre la
muerte. La estatuaria gótica, por el contrario, muestra cada vez más
los sufrimientos del hombre-Dios.”

“Mientras que el estilo románico, sin duda con menos continuidad


que Bizancio, conserva un arte del icono basado en el principio
teofánico de una angelología, el arte gótico aparece en su proceso
20

como el prototipo de la iconoclastia por exceso: acentúa el


significante a tal punto que se desliza del icono a una imagen muy
naturalista, que pierde su sentido sagrado y se convierte en simple
ornamento realista, en simple «objeto artístico»”.

“Paradójicamente, el purismo austero de San Bernardo, autor de la


Regla del Temple, es menos iconoclasta que el realismo estético de
los góticos, nutrido por la escolástica peripatética de Santo Tomás.
Por cierto que esta desvalorización del pensamiento simbólico y de
la evocación angélica que lo acompaña, por parte del sentido
común terrenal de la filosofía aristotélica y el averroísmo latino, no
se cumplió en un día.”

“Habrá resistencias apenas ocultas: el florecimiento de la


cortesanía, del culto del amor platónico en los Fedeli d'Amore,
orden secreta a la que perteneció el Dante, así como el
renacimiento franciscano del simbolismo con San Buenaventura. De
igual modo, es necesario señalar que en el realismo de ciertos
artistas, por ejemplo de Memling y más adelante de Bosch, se
trasluce un misticismo oculto que transfigura la minucia trivial de la
visión. Pero no es menos cierto que el modo de pensamiento
adoptado por el Occidente «fáustico» del siglo XIII, al hacer del
aristotelismo la filosofía oficial de la cristiandad, da prevalecía al
«pensamiento directo» en perjuicio de la imaginación simbólica y de
los modos de pensamiento indirectos.”

“A partir del siglo XIII, las artes y la conciencia ya no ambicionan


conducir a un sentido, sino «copiar la naturaleza». El
conceptualismo gótico quiere ser un calco realista de las cosas tal
como son. La imagen pintada, esculpida o pensada, se desfigura, y
reemplaza el sentido de la Belleza y la invocación al Ser, por el
manierismo de lo bonito o el expresionismo de lo espantosamente
feo. Podemos decir, que si el cartesianismo y el cientificismo que de
él derivan, eran iconoclastas por omisión y por un desprecio
generalizado hacia la imagen, la iconoclastia peripatética es
prototipo de iconoclastia por exceso: descuida el significado del
símbolo para adherirse solamente a la epidermis del sentido, al
significante. Todo el arte, toda la imaginación, se ponen al único
servicio de la curiosidad fáustica y conquistadora de la cristiandad.
21

Es verdad que la conciencia occidental, había sido preparada con


mayor profundidad, aún para este papel ornamentalista, por una
corriente de iconoclastia más primitiva y fundamental, que debemos
examinar ahora”.

“El racionalismo, aristotélico o cartesiano, posee la inmensa


ventaja de pretenderse universal por la distribución individual del
«buen sentido» o «sentido común». No ocurre lo mismo con las
imágenes simbólicas que están sometidas a un acontecimiento, a
una situación histórica existencial que las caracteriza. Es por eso
que una imagen simbólica necesita ser revivida sin cesar, casi
como un trozo musical, o un héroe teatral requiere un “intérprete””.

“Y el símbolo, amenazado, como toda imagen, por la perspectiva


de la significación, corre peligro de transformarse a cada momento
en un “sistema”, es decir, en una imagen que tiene ante todo una
función de reconocimiento social, una interpretación convencional
que reduce al símbolo a su potencia sociológica”.

Aquí cabe otro epígrafe del libro: “Analizar intelectualmente un


símbolo es como pelar una cebolla para encontrarla” Pierre
Emmanuel.

“Toda «convención», aunque esté animada por las mejores


intenciones de «defensa simbólica», es fatalmente dogmática y en
el plano ontológico y de la vocación personal produce una
degeneración, “La teología Latina tradujo la palabra griega
“misterio” por “sacramento”, pero la palabra Latina no tiene toda la
riqueza de la griega. Hay en el misterio griego una apertura al cielo,
un respeto por lo inefable, un realismo espiritual, una fuerza en el
júbilo, que la moderación lógica y la concisión jurídica del
sacramentarismo romano no expresan”.”

“La imagen simbólica estaba destinada a perder, estas virtudes de


apertura a la trascendencia en el seno de la libre inmanencia. Al
convertirse en sistema se funcionaliza; casi podríamos decir que,
con respecto a los clericalismos que la van a definir, se burocratiza.
Al encarnarse en una cultura y en un lenguaje la imagen simbólica
corre el peligro de esclerosarse en dogma y sintaxis. Y es aquí
22

donde la forma amenaza al espíritu, cuando la poética profética es


cuestionada y amordazada. Sin duda, una de las grandes paradojas
del símbolo es la de no expresarse sino por medio de una «letra»
más o menos sistemática. Pero la imaginación simbólica se
presenta como vigilia del espíritu más allá de la letra, so pena de
morir.”

“Ahora bien: toda la iglesia es funcionalmente dogmática y en lo


institucional está del lado de la letra. Como cuerpo sociológico, una
iglesia «divide el mundo en dos: los fieles y los sacrílegos»; sobre
todo la iglesia romana que, en el momento culminante de su
historia, sosteniendo con mano firme la «espada de dos filos», no
podía admitir la libertad de inspiración de la imaginación simbólica.”

“La virtud esencial del símbolo, es asegurar la presencia misma de


la trascendencia en el seno del misterio personal. Para un
pensamiento eclesiástico, semejante pretensión se presenta como
el camino que conduce al sacrilegio. Ya sea fariseo, sunita o
«romano», el legalismo religioso se enfrenta siempre, fundamen-
talmente, con la afirmación de que existe para cada individualidad
espiritual una «inteligencia agente separada, su Espíritu Santo, su
Señor personal, que la une al Pleroma sin otra mediación. Dicho de
otra forma, en el proceso simbólico puro, el Mediador, Ángel o
Espíritu Santo, es personal, emana en cierto modo del libre
examen, o más bien de la libre y viva demostración de alegría, y
por eso escapa a toda formulación dogmática impuesta desde
afuera. La vinculación de la persona, por intermedio de su ángel,
con el Absoluto Ontológico, escamotea incluso la segregación
sacramental de la iglesia. Como en el platonismo, y sobre todo en el
platonismo valentiniano, bajo la cubierta de la angelología hay una
relación personal con el Ángel del Conocimiento y de la
Revelación”.

“Por lo tanto, todo simbolismo es una especie de gnosis, o sea un


procedimiento de mediación a través de un conocimiento concreto y
experimental. Como gnosis, el símbolo es un “conocimiento
beatificante” un conocimiento salvador, que, ante todo, no necesita
un intermediario" social, es decir, sacramental y eclesiástico. Pero
esta gnosis; por ser concreta y experimental, siempre tenderá a in-
23

cluir al ángel entre los mediadores personales en segundo grado:


profetas, mesías, y sobre todo la mujer”.

“Para la gnosis propiamente dicha los «ángeles supremos» son


Sofía, Nuestra Señora del Santo Espíritu, Helena, etc., cuya caída y
salvación representan las mismas esperanzas de la vía simbólica:
la conducción de lo concreto a su sentido iluminante. Es que la
mujer, como los Ángeles de la teofanía plotiniana, posee, al
contrario del hombre, una doble naturaleza que es propia del
símbolo mismo: es creadora de un sentido y al mismo tiempo su
receptáculo concreto. La femineidad es la única mediadora, por ser
a la vez «pasiva» y activa». Es lo que ya había expresado Platón y
es lo que expresa la figura judía de la Schekinah así como la figura
musulmana de Fátima. Así pues, la Mujer es, como el ángel, el
símbolo de los símbolos, tal como aparece en la mariología
ortodoxa en la figura de la Theotokos, termino griego para “Madre
de dios”, en la liturgia de las iglesias cristianas que asimilan de
buen grado, como medidora suprema, a la «La Esposa».”

Aca no deja de observarse la importancia vital que tiene la mujer en


el simbolismo, hasta aca coincide el eje temático de Brown en su
novela, el simbolismo y la mujer, como modelo simbólico.

“Ahora bien; es significativo que todo el misticismo occidental


recurra a estas fuentes platónicas. San Agustín nunca renegó
completamente del neoplatonismo, y fue Escoto Eríúgena quien
introdujo en Occidente, en el siglo IX, los escritos de Dionisio
Areopagita, todos emparentados con la anamnesis o presencia
divina, de origen platónico. Pero ante esta transfusión de
misticismo, la institución eclesiástica vigila con recelo.”

“Llegamos aquí al factor más importante de la iconolastia


occidental, pues la actitud dogmática implica un rechazo categórico
del icono como apertura espiritual por medio de una sensibilidad y
una epifanía de comunión individual. Es verdad que, para las
iglesias orientales, el icono debe ser pintado según medios
canónicamente establecidos y, así parece, de manera más rígida
que en la iconografía occidental. De todos modos, lo cierto es que
el culto de los iconos utiliza plenamente el doble poder de
24

conducción y de epifanía sobrenatural del símbolo. Solo la iglesia


ortodoxa, al aplicar de lleno las decisiones del Séptimo Concilio
Ecuménico ---que prescriben la veneración de los iconos---, otorga
plenamente a la imagen el papel sacramental de «doble
sometimiento», gracias al cual, mediante la imagen y el significan
te, las relaciones entre el significado y la conciencia adorante no
son puramente convencionales, sino radicalmente íntimas. Así se
revela el papel profundo del símbolo: es «confirmación» de un
sentido a una libertad personal. Por eso el símbolo no puede
explicitarse: en última instancia, la alquimia de la transmutación, de
la transfiguración simbólica, solo puede efectuarse en el crisol de
una libertad. Y la potencia poética del símbolo define la libertad
humana mejor que ninguna especulación filosófica: esta última se
obstina en considerar la libertad como una elección objetiva,
mientras que en la experiencia del símbolo comprobamos que la
libertad es creadora de un sentido: es poética de una trascendencia
en el interior del sujeto más objetivo, más comprometido con el
acontecimiento concreto. La libertad es el motor de la simbólica; es
el Ala del Ángel.”

“Henri Gouhier dijo alguna vez que la Edad Media se extinguió


cuando desaparecieron los Ángeles. Se puede agregar que, una
espiritualidad concreta se esfuma, cuando los iconos son
secularizados y reemplazados por la alegoría. Ahora bien; en las
épocas de reacción dogmática y de rigidez doctrinaria, en el apogeo
del poder papal con Inocencio III o después del Concilio de Trento,
el arte occidental es esencialmente alegórico. El arte católico
romano es dictado por la formulación conceptual de un dogma. No
conduce a una iluminación; se limita a ilustrar las verdades de la Fe,
dogmáticamente definidas. Decir que la catedral gótica es una
«Biblia de piedra» no implica en absoluto que en ella se tolere una-
interpretación libre negada por la iglesia a la Biblia escrita. Esta
expresión quiere decir, simplemente, que la escultura, el vitral, el
fresco, son ilustraciones de la interpretación dogmática del Libro. Si
el gran arte cristiano se identifica con el bizantino y el románico
(que son artes del icono y del símbolo), el gran arte católico (que
sostiene toda la sensibilidad estética de Occidente) se identifica
tanto con el «realismo» y la ornamentística gótica, como con la
ornamentística y expresionismos barrocos. El pintor del «triunfo de
25

la iglesia» es Rubens y no Rembrandt.”

“De esta manera, en el alba del pensamiento contemporáneo, en el


momento en que la Revolución Francesa está por terminar de
desarticular los soportes culturales de la civilización occidental, se
advierte que la iconoclastia occidental resurge, considerablemente
reforzada, de seis siglos de «progreso de la conciencia». Pues si
bien el dogmatismo literal, el empirismo del pensamiento directo y el
cientificismo semiológico son iconoclastias divergentes, su efecto
común se va reforzando en el curso de la historia. Tanto es así, que
Comte podrá constatar esta acumulación de los «tres estadios de
nuestras concepciones principales», y esto es lo que va a
fundamentar el positivismo del siglo XIX. Porque el positivismo que
Comte extrae del balance de la historia occidental del pensamiento
es, a la vez, dogmatismo «dictatorial y clerical», pensamiento di-
recto en el nivel de los «hechos reales» en oposición a las quimeras
y al legalismo cientificista.”

Se podría decir, que la gradual reducción del campo simbólico,


condujo, a principios del siglo XIX a una concepción y a un papel
excesivamente estrecho del simbolismo, con justa razón se puede
preguntar, si estos tres estadios de progreso de la conciencia, no
son tres etapas de la obnubilación del espíritu y sobre todo de su
alienación. El dogmatismo «teológico», el conceptualismo
«metafísico», con sus prolongaciones ockhamistas, de aplicar la
lógica de forma rigurosa para mostrar que muchas creencias de los
filósofos cristianos, no se podían probar mediante la razón filosófica
o natural, sino tan sólo a través de la revelación divina, y finalmente
la semiología «positivista», no son sino una extinción gradual del
poder humano de relacionarse con la trascendencia, del poder de
mediación natural del símbolo.”

Hasta aca la versión sobre las palabras de Durand, quizás lo


anterior nos deje ver el por que el mundo occidental moderno es tan
ignorante en el campo simbólico, culturalmente ha sido castrado de
la mente colectiva, más no del alma, y aca esta el problema, pues
las realidades simbólicas están, primero detrás de la conciencia, en
el inconsciente o como llaman ahora, el imaginario colectivo y en
los sueños, a los cuales no se puede acceder sin un pensamiento
26

simbólico. Tampoco es posible que encontremos sentido, sin el


simbolismo, en el fenómeno de la Nueva Era y menos en el éxito de
Dan Brown y su Código Da Vinci.

No nos queda frente a este tema, que apenas rozamos, el advertir


al auditorio que el simbolismo es absolutamente ineludible si
queremos entrar en el mundo espiritual y esotérico que la novela
de Dan Brown barrunta. Por lo cual recomendamos la lectura del
libro de Durand. Así como del “El hombre y sus símbolos” de Jung,
también del libro “Símbolos fundamentales de la ciencia sacra” de
René Genón, y la consulta permanente del “Diccionario de
símbolos” de Cirlot, además de estudiar la magnífica Introducción
sobre los símbolos que precede dicho diccionario.
27

II-- EL RETORNO DE LA DIOSA

Dedicado a: Cirse, las Sirenas y Calipso.

<<Los supersticiosos atribuyen la desgracia del pueblo judío


a la venganza de la Diosa Madre».

Robert Graves
28

Casi al comienzo la novela del Código, esta el detective Fache


interrogando a Langdom, sobre su relación con el muerto,
preguntándole:

“-¿Y dice que tenían intereses comunes?”

“-Sí, --responde de Langdom—de hecho he pasado gran parte


de este último año preparando un libro que trata sobre la
primera especialidad de Sauniere. Y tenía muchas ganas de
saber qué pensaba.”

“-Ya. ¿Y qué tema es ese?”

“Langdon vaciló, sin saber muy bien cómo explicárselo.”

“-En esencia, se trata de un texto sobre la iconografía del culto


a las diosas, del concepto de santidad femenina en el arte y en
los símbolos asociados a ella.”

Espero encuentren ahora, después del anterior capitulo, el


papel fundamental del icono y de la especialidad de Sauniere.
Ahora busquemos bases para explicar por qué, nos quitamos el
sombrero frente a Brown, por la forma en que devela el
encubrimiento histórico de la Magdalena en la Iglesia, e ilustra
el culto a la Diosa, a la cual le fue terrible durante el
Cristianismo. Robert Graves, estaría encantado con el tema, él
era cultor de la Diosa Blanca, nombre de su trascendental libro,
sobre historia comparada del mito poético: “La Diosa Blanca”

“Fache se pasó una mano carnosa por el pelo.”

“–J. Sauniere era experto en la materia? “

“-Más que nadie.”

“-Ya entiendo.”

“Pero Langdon tenía la sensación de que no entendía nada.


Jacques Sauniere estaba considerado como el mejor
29

iconógrafo mundial especializado en diosas. No era sólo que


sintiera una pasión personal por conservar piezas relacionadas
con la fertilidad y los cultos a las diosas y la divinidad femenina,
sino que durante los veinte años que se mantuvo en su cargo
de conservador, contribuyó a que el Louvre lograra tener la
mayor colección del mundo sobre divinidad femenina: “labris”,
las hachas dobles pertenecientes a las sacerdotisas del san-
tuario griego más antiguo de Delfos, caduceos de oro, cientos
de cruces hansatas, de Ankh parecidas a ángeles, carracas o
sistrum usadas en el antiguo Egipto para espantar a los malos
espíritus, así como una increíble variedad de esculturas en las
que se representaba a Horus amamantado por la diosa Isis.”

Agregamos nosotros: La posición de la mujer en Egipto, de


preeminencia, como sacerdotisas de Amón y faraonas, es
única en el mundo antiguo. El último Faraón de Egipto fue
Cleopatra, en ella murió Egipto, y no fue cualquier mujer, ese
estatus social, político, cultural, religioso, de independencia e
igualdad frente al hombre, que tenía la mujer egipcia, no se ha
vuelto a ver, desde entonces, sino en la mujer moderna,
afirman los estudiosos.

La novela sigue por ese camino, va de escena en escena,


construyendo una historia religiosa que es poco conocida por
las masas cristianas, o lo que es lo mismo, ignorada por
Occidente, y claro que la ignorancia no es accidental, es
producto deliberado de un encubrimiento que viene desde los
tiempos de cristo, por acción de los primeros emperadores
romanos cuando se hicieron cristianos, comenzando en
Constantino, que impusieron las razones del imperio romano
por encima de la historia original del cristianismo. Más tarde el
encubrimiento alcanza, en consonancia con la edad oscura
del medioevo, las dimensiones trágicas, dolorosas, crueles,
inhumanas y anticristianas, de la Santa Inquisición instaurada
por la Iglesia Católica en nombre de Cristo.

Vamos a echar, a vuelo de pájaro, una visita a las


concepciones religiosas del mundo antiguo sobre la mujer. Se
puede decir, hoy en día, que el símbolo de lo femenino,
30

encarna la gran transformación espiritual a la que se ve


abocada la humanidad del siglo XXI, en esto creemos nosotros,
tampoco se equivoca Brown, lo deja en claro, su novela es
como un gran icono simbólico sobre la Diosa.

Este vació de lo femenino en el cristianismo, es una de las


raíces de la crisis espiritual del hombre moderno, nacido del
seno cristiano. Tal parece que el dominio de la testosterona ha
saturado la historia humana en lo material, filosófico y
espiritual.

La página en Internet, Lilith, de Liliana Vélez, sobre el eterno


femenino y su crisis en el mundo moderno. Con algunos
comentarios, es como sigue:

Si el cambio de milenio tiene alguna connotación que


trascienda el «esoterismo Light», ésta es la percepción de que
la era patriarcal está agotándose. La memoria colectiva ha
dado cuenta del dramático testimonio del dominio del macho.

Se ha generalizado la sensación de que los hombres no han


estado a la altura de las circunstancias; como «clase
dominante», no pueden estar orgullosos de su desempeño. Un
balance de nuestra situación histórica no arroja un resultado
positivo: hay inequidad, arbitrariedad, intolerancia, destrucción
del medio ambiente; nuestros destinos están sumidos en un
total caos. La visión más optimista, no podrá privilegiar los
avances tecnológicos, por encima de la carrera desenfrenada
por la dominación egoísta, de reducidos feudos de poder
económico. Los hombres han fracasado en su hegemonía.
Establecieron una civilización demasiado materialista que no da
cuenta de la espiritualidad de los humanos y menos de la
naturaleza.

Los más empecinados machistas, sin embargo, no pueden


desconocer que nunca antes, las mujeres habían conquistado
tantos espacios en todos los ámbitos representativos de la
sociedad moderna, incluso, los más osados hablan, de la
31

mujer, como la única fuerza regeneradora de nuestra


civilización.

Sí siempre se ha subvalorado lo femenino, desde la intuición y


la imaginación, consideradas prerracionales, y la masculinidad
ha sido tan errática y está tan agotada, hay necesidad
entonces, de valorizar e instaurar las teorías femeninas (no
feministas) sobre la conducción de la historia, y más aún, poner
en practica el pensamiento femenino por antonomasia, el
simbolismo y su derivados mágicos, míticos y espirituales, en
contraposición del pensamiento racional cientificista suturado
de testosterona.

Sin embargo, la filosofía y espiritualismo occidentales están


huérfanos de mitologías que simbolicen su identidad
posmodernista y post-industrial.

Penetremos entonces en la mitología judía para desentrañar el


mito femenino desde las raíces del cristianismo.

A los judíos les debemos parcialmente la «racionalidad


occidental», derivada de su monoteísmo religioso, exclusivo de
un simbolismo verbal monoteísta. El monoteísmo constituye
una suerte de «abstracción de la razón» que posibilitó que la
humanidad evolucionara, de estadio de conciencia frente al
mundo, superando la explicación mítico-simbólica de la
realidad, apoyada en la imagen como eje psicológico la de
conciencia, para llegar una concepción apoyada
exclusivamente en el eje psicológico del lenguaje, la
abstracción verbal, ajena a representaciones sensibles y de
cualquier imagen. Con todo, no deja de ser curioso el hecho de
que esta única deidad, la monoteísta, se haya considerado de
carácter masculino, rompiendo con el concepto de Diosa Madre
que sustentaba todas las religiones primitivas. Es fácil
comprender por qué se equiparó al dios principal con la madre,
y la tierra con su vientre y demás metáforas alusivas al
«origen» del mundo.

Esta exclusión de la mujer de la teología y el sacerdocio, en la


historia primitiva del cristianismo, trató de paliarse con la figura
32

de la Virgen María, madre del hijo de Dios pero no diosa,


haciéndose madre de todos los hombres a través de él.

En la mística hebrea existe, empero, una misteriosa figura


femenina que nosotros, los «gentiles», no hemos estudiado
suficientemente; se trata de Lilith, quien según la cábala fue la
primera mujer de Adán. Al igual que éste, Lilith fue hecha a
imagen y semejanza de la divinidad y por tanto tenía, su mismo
estatus ontológico. Desde el principio se caracterizó por su
insumisión al primer macho, y por sus constantes desacuerdos
abandonó el paraíso; dice el mito, que despechada, se convirtió
en un demonio. Para asegurarse de suministrarle una
compañera adecuada, Yahvé sacó a Eva (la segunda esposa)
de una costilla de Adán, y así cambió la primigenia igualdad.
Eva, la media costilla, encarnó desde siempre la sumisión de la
mujer instaurada desde el orden celestial. Lilith era la rebelde, la
que se consideraba igual, no sumisa.

Ad portas del siglo XXI, el interés que puede tener el mito


hebreo de Lilith, es la posibilidad de representar a la nueva
mujer, la cual no se siente identificada con las figuras evocadas
por la tradición cultural cristiana.

Para algunos Lilith corresponde a la Lamia de los griegos —una


reina abandonada por Zeus—, a la Brunilda de los nibelungos
en contraposición a Crimilda. Para otros tiene origen en un
demonio asirio babilónico llamado Lilit o Lilu.

Etimológicamente viene del hebreo layil, que significa noche, y


aparece representada como un demonio nocturno y peludo, o es
sublimada como una mujer de cabellos muy largos.

Por su parte, la Biblia ha sido completamente ajena a la figura


de Lilith, exceptuando un pasaje de Isaías, en el cual la nombra
viviendo entre las ruinas del desierto, acompañada de sátiros y
animales.

Veamos que dice el “Diccionario Teosófico” de madame


Blavatsky:
33

Lilith, del hebreo -Según la tradición judía, era un demonio que


fué la primera esposa de Adán, antes de que fuera creada Eva.
Créese que ejerce una influencia fatal sobre las madres y los
niños recién nacidos. Lil es noche, y Lílith es también la
lechuza, y en las obras medievales es un sinónimo de Lamía o
demonio hembra. El Talmud describe a Lilith como una
hechicera, mujer de opulenta y ondeada cabellera, o más bien
un animal femenino peludo, de un carácter actualmente
desconocido, que en las alegorías cabalísticas y talmúdicas es
llamado la reflexión femenina de Samael, el espíritu de la
rebeldía, Samael-Lilith, o sea una mezcla de hombre y animal,
un ser denominado en el Zohar: Hayo Bischat, la Bestia o Mala
Bestia, de cuya unión contranatural descienden los actuales
monos. Tras algunas desavenencias, rehusó Lilith someterse a
su esposo y le abandonó. Fué madre de gigantes y demonios.
Aun hoy se la considera como un espectro nocturno, fatal a las
madres y a los recién nacidos.

La tradición atribuye a esta diabla meretriz, la seducción de


varias jóvenes, cuyo corazón, después de la muerte, se
encontró preso en uno de sus cabellos. Lilith es el prototipo de
los seres llamados Khados en el Tibet y Dakinis en sánscrito,
pertenecientes a razas pre-adánicas, desprovistas de
inteligencia y dotadas sólo de instinto animal. Adán tuvo hijos
de ella. La palabra Lilith (nocturna) figura en Isaías. En el
hebreo traduce: ave de noche, monstruo, fantasma nocturno,
sirena.

Goethe hace aparecer tan siniestro personaje en la «Noche de


Walpurgist del Fausto.

Hasta aca madame Blavatsky, que pena, tan pocas palabras de


ella, y tanto que tiene que decir sobre el tema de Dan Brown y
su libro, bueno, sus textos.

Uno de los libros más esclarecedores sobre la historia primitiva


del cristianismo y el proceso de exclusión de la mujer del
sacerdocio y de la teología de la iglesia Católica, es el libro de
Elaine Pagels “Los evangelios Gnósticos”.
34

Elaine es un personaje real de la academia norteamericana que


aparece en el Código Da Vinci, hace ella su análisis, a partir de
los textos del nuevo testamento encontrados en 1945 en Nag
Hammadi, alto Egipto, que al igual que, el Evangelio Gnóstico
de Judas, recién descubierto en Egipto, fue excluido del canon
católico y por lo tanto destruido, costaba la vida el tenerlos.
Tomamos algunos apartes para ilustrarnos:

Del capítulo III de “Los Evangelios Gnósticos” de Elaine


Pagels: DIOS PADRE / DIOS MADRE

“A diferencia de muchos de sus contemporáneos, entre las dei-


dades del antiguo Cercano Oriente, el Dios de Israel no com-
partía su poder con ninguna divinidad femenina ni era divino
Esposo o Amante de ninguna otra. Difícilmente se le puede
caracterizar con epítetos que no sean masculinos: rey, señor,
amo, juez y padre. A decir verdad, la ausencia de simbolismo
femenino referente a Dios caracteriza al judaísmo, al
cristianismo y al islamismo, en notable contraste con las
demás tradiciones religiosas del mundo, ya sean de Egipto,
Babilonia, Grecia y Roma, o de África, la India y América del
Norte, donde abunda el simbolismo femenino.”

“Hoy día los teólogos judíos, cristianos e islámicos se apresu-


ran a señalar que a Dios no se le debe considerar atendiendo
a ninguna clase de términos sexuales. A pesar de ello, el
lenguaje real que utilizan cotidianamente para el culto y la
oración, transmite un mensaje distinto: ¿qué persona educada
en la tradición judía o cristiana, se ha librado de la clara
impresión de que Dios es masculino? Y aunque los católicos
veneran a María como madre de Jesús, nunca la consideran
como divina por derecho propio: si María es «madre de Dios»,
¡no es «Dios Madre» en plano de igualdad con Dios Padre!”

“El cristianismo, por supuesto, añadió los términos trinitarios a


la descripción judía de Dios. Sin embargo, de las tres
«Personas» divinas, dos -el Padre y el Hijo- se describen con
términos masculinos, y la tercera -el Espíritu- sugiere la
asexualidad del término neutro que los griegos utilizaban para
35

referirse al espíritu, pneuma. Quienquiera que investigue la


historia primitiva del cristianismo ---la denominada «patrística--
estará preparado para el pasaje con el que concluye el
Evangelio de Tomás, uno de los evangelios encontrados en
Nag Hammadi:”
“Simón Pedro les dijo a los discípulos: «Que María nos deje,
pues las mujeres no son dignas de la Vida». Jesús dijo: «Yo
mismo la conduciré, con el fin de hacerla masculina, para que
también ella pueda convertirse en un espíritu viviente, parecido
a vosotros los varones. Porque toda mujer que se haga a sí
misma masculina entrará en el Reino de los Cielos»”.

“Por extraño que parezca, esto afirma sencillamente lo que la


retórica religiosa da por sentado: que los hombres forman el
cuerpo legítimo de la comunidad, mientras que a las mujeres
se les permite participar solamente cuando se asimilan a los
hombres. Otros textos descubiertos en Nag Hammadi
demuestran una diferencia notable entre estas fuentes
«heréticas» y las ortodoxas: las fuentes gnósticas utilizan
continuamente el simbolismo sexual para describir a Dios.”

“Cabría esperar que estos textos, reflejaran la influencia de las


arcaicas tradiciones paganas de la Diosa Madre, mas en su
mayor parte, utilizan un lenguaje específicamente cristiano,
que tiene una relación inconfundible con una herencia judía.
No obstante, en vez de describir un Dios monístico y
masculino, muchos de estos textos hablan de Dios, como de
un cuerpo bivalente que abarca elementos tanto masculinos
como femeninos.”

“Un grupo de fuentes gnósticas pretende haber recibido una


tradición secreta de Jesús a través de Jaime y a través de
María Magdalena. Los miembros de este grupo elevaban sus
oraciones tanto al Padre como a la Madre divinos: «De Ti,
Padre, y a través de ti, Madre, los dos nombres inmortales,
Padres del ser divino, y tú, morador en el cielo, humanidad, del
nombre poderoso... ». Otros textos indican que sus autores se
habían preguntado a quién un Dios único y masculino
proponía: «Hagamos el hombre a imagen nuestra, según
36

nuestra semejanza». Dado que la crónica del Génesis dice


luego que la humanidad fue creada «macho y hembra»,
algunos sacaron la conclusión, de que el Dios a cuya imagen
estamos hechos, también tiene que ser tanto masculino como
femenino, tanto Padre como Madre.”

“¿Cómo caracterizan estos textos a la Madre divina? No


encontramos ninguna respuesta sencilla, ya que los textos
mismos son extremadamente diversos. A pesar de ello,
podemos bosquejar tres caracterizaciones primarias. En primer
lugar, varios grupos gnósticos describen a la Madre divina
como parte de una pareja original. Valentín, el maestro y
poeta, parte de la premisa de que Dios es esencialmente
indescriptible. Pero sugiere que la divinidad puede imaginarse
como un cuerpo bivalente; consistente, por una parte, en el
Inefable, el Profundo, el Padre Primero; y, por la otra, en la
Gracia, el Silencio, el Vientre y la «Madre del Todo».”

“Valentín hace el razonamiento de que el Silencio es el


complemento apropiado del Padre, designando a aquél como
femenino y a éste como masculino, debido al género
gramatical de las palabras griegas. Luego describe cómo el
Silencio recibe, como en un vientre, la semilla de la Fuente
Inefable; de ésta saca todas las emanaciones del ser divino,
alineadas en parejas armoniosas, de energías masculinas y
femeninas.”

“Los seguidores de Valentín, al rezar pidiéndole protección, se


dirigían a ella la Madre, como: «el Silencio místico, eterno».
Por ejemplo, Marco el mago la invoca como la Gracia: «Que
Ella la que está delante de todas las cosas, la Gracia
incomprensible e indescriptible, te llene por dentro e
incremente en ti su conocimiento propio». Al celebrar la misa
en secreto, Marco enseña que el vino simboliza la sangre de la
Madre. Al ofrecer la copa de vino, reza para que «fluya la
Gracia» en todos los que beban de él. Marco, profeta y visio-
nario, se llama a sí mismo el «vientre y receptor de silencio»,
como ella lo es del Padre. Las visiones que recibió del ser
divino se le aparecieron, según cuenta, bajo forma femenina.”
37

“Otro escrito gnóstico, el titulado la Gran Anunciación y citado


por Hipólito en su Refutación de todas las herejías, explica el
origen del universo del modo siguiente: Del poder del Silencio
apareció un gran poder, la Mente del Universo, que dirige
todas las cosas y es un varón, y una gran Inteligencia que es
una hembra que produce todas las cosas.”

“Siguiendo el género de las palabras griegas: nous: significa


«mente» y es masculina, epinoia significa «inteligencia» y es
femenina. Este autor explica que estos poderes unidos, «se
descubren como dualidad. Esto es: Mente en Inteligencia y
son separables el uno del otro y, sin embargo, son uno solo,
encontrándose en estado de dualidad».”

“Hasta aca Elaine pagels, que en su libro concluye


demostrando como: cuando la Iglesia primitiva, se hizo la
religión oficial del Imperio Romano, sacrifico el papel teológico
y sacerdotal de la mujer; que en el cristianismo gnóstico era
esencial, papel que fue destruido simultáneamente con el
gnósticismo.”

Acudimos a otro miembro del Círculo de Eranos, el historiador


de las religiones y simbolista, Mircea Eliade. De su libro
“Tratado de historia de las Religiones” tomamos del capitulo
VII, “La Tierra, La mujer y la fecundidad,” los siguientes
apartes que comentamos, claro que como casi todo en la
cultura occidental, comienza y termina con los maravillosos
griegos, hasta los evangelios cristianos, que fueron escritos
por primera vez en griego y no en arameo que es la lengua de
cristo y profundamente influenciados por la cultura griega.

Nota: Gaia es tierra en lengua griega y al cielo se lo llama


Uranos. Dice Mircea Eliade:

“Gaia por su parte, primero dio nacimiento a un ser igual a ella


misma, capaz de cubrirla por entero, parió a Uranos estrellado,
que debía ofrecer a los dioses bienaventurados una morada
segura para siempre."

“Esta pareja primordial dio nacimiento a la familia innumerable


38

de los dioses, de los cíclopes y de los otros seres míticos. Las


bodas del Uranos y Gaia son la primera hierogamia; los dioses
se apresurarán a repetirla, y los hombres a su vez la imitarán
con la misma gravedad sagrada, con que imitan todo gesto
cumplido en la aurora de los tiempos.”

“Gaia o Gea, gozó de un culto bastante extendido en Grecia,


pero con el tiempo otras divinidades de la tierra la sustituyeron.
La etimología parece mostrar en ella el elemento telúrico bajo
su forma más inmediata. Homero apenas la menciona; una
divinidad tectónica --perteneciente por excelencia al sustrato
prehelénico-- encontraría difícilmente lugar en el Olimpo
homérico.”

“Pero uno de los himnos homéricos le está dedicado: dice


homero:”

"Es a Gaia a quien cantaré, madre universal de sólido asiento,


antepasada venerable que alimenta en su suelo a todo lo que
existe ...”

“Es a ti a quien corresponde dar vida a los mortales así como


quitársela.”

“iDichoso aquél a quien tú honras con la benevolencia!”

“Para ella, la vida está cargada de cosechas en los campos,


sus rebaños prosperan y su casa se llena de riquezas."

“Esquilo también la glorifica, pues Gaia es: La que "da a luz a


todos los seres, los alimenta, luego recibe de nuevo su germen
fecundo".

“Veremos dentro de un momento hasta qué punto es


verdadera y arcaica esta fórmula de Esquilo. Recordemos
también un antiquísimo himno que, según Pausanias
cantaban los pélidas de Dodona:”

"Zeus fue, es y será, el gran Zeus; es con tu ayuda como Gaia


nos da sus frutos. La llamamos con justicia nuestra madre."
39

“Hasta nosotros ha llegado un número considerable de


creencias, de mitos y de rituales que se relacionan con la tierra
y con sus divinidades, como la "Gran madre". Puesto que
constituye en cierto sentido, los cimientos mismos del cosmos,
la Tierra está dotada de polivalencias religiosas. Fue adorada
porque "era" y es, porque se mostraba y muestra, porque
rinde, daba y da frutos, recibe y da.”

“Gaia, "Tierra, tierra madre, divinidades de la tierra, espíritus


telúricos." “

“LA PAREJA PRIMORDIAL CIELO-TIERRA”

“La pareja divina cielo-tierra que Hesíodo había evocado es


uno de los leitmotiv de la mitología universal. En muchas
mitologías en las que el cielo, desempeña o desempeñó, el
papel de divinidad suprema, la tierra está representada como
su compañera; en la vida religiosa primitiva se encuentra al
cielo prácticamente por todas partes.”

“Recordemos algunos ejemplos: los maoríes llaman al cielo


Rangi y a la tierra, Papa, Paralelos a los griegos con Uranos y
a Gaia.”

“En principio, Rangi y Papa, estaban unidos en un estrecho


abrazo.”

“Los hijos que nacieron de ese acoplamiento sin fin, sedientos


de luz, se movían a tientas en las tinieblas, asfixiados por la
apasionada cópula.”

“Entonces, se decidieron a separar a sus padres.”

“Así es como un buen día, cortaron los tendones que unían al


cielo y a la tierra violentando a su padre, para que mirara hacia
lo alto.”

“Rangi fue proyectado al aire, y la luz hizo su aparición con las


estrellas, los planetas y los mundos.”
40

“Se recordará que, en el mito hesiódico, también Cronos


castra a su padre, aquí se cortan los tendones y se los
separa, como la castración que corta los testículos, aquí
se corta una relación sexual, pero por motivos
completamente diferentes: porque Uranos daba
nacimiento sin saberlo a criaturas monstruosas, que
mantenía escondidas después en el cuerpo de Gaia, se
creyó en principio poder explicar el mito griego por el mito
maorí.”

En lo siguiente, del mismo libro, nos vamos a encontrar


con las raíces del culto a la naturaleza, al bosque, a lo
verde, que nos explica los “hombres verdes” que aparecen
en la capilla de Roslyn, que como tantos símbolos en ella
nos advierten del conocimiento tradicional y ancestral no
cristiano, es decir pagano, que el creador de la capilla deja
traslucir bajo el mito cristiano. Además estos textos nos
ilustran del papel de la mujer y lo femenino en el mundo
arcaico, tan distinto del papel que pretendimos hacerles
cumplir en la civilización cristiana y del que ellas se han
librado para bien del futuro humano.

“LA AGRICULTURA Y LOS CULTOS DE LA FERTILIDAD”

“RITOS AGRARIOS”

“La agricultura revela de manera más dramática el misterio


de la regeneración vegetal. En el ceremonial y en la técnica
agrícola, el hombre interviene directamente; la vida vegetal
y lo sagrado de la vegetación ya no son para él como
exteriores, participa de ellos, manipulándolos,
conjurándolos. Para el hombre "primitivo", la agricultura,
como cualquier otra actividad esencial, no es una simple
técnica profana. Puesto que se relaciona con la vida, puesto
que persigue el acrecentamiento prodigioso de esta vida
presente en las semillas, en el surco, en la lluvia y en los
genios de la vegetación, la agricultura es ante todo un ritual.
Así fue en los comienzos y la situación sigue siendo la
misma hoy en las sociedades agrarias, hasta en las
regiones más civilizadas de Europa.”
41

“El labrador penetra y se integra en una zona rica en


sacralidad. Sus gestos, su trabajo son responsables de
graves consecuencias, porque se realizan en el interior de
un ciclo cósmico y porque el año, las estaciones, el verano
y el invierno, la época de la siembra y la de la cosecha,
fortifican sus propias estructuras y toman cada una un valor
autónomo.”

“Debemos llamar la atención desde el principio sobre la


importancia que toma el tiempo, el ritmo de las estaciones,
para la experiencia religiosa de las sociedades agrarias. El
labrador no se encuentra ya sólo implicado en las zonas
sagradas "espaciales", sino que su trabajo está integrado y
gobernado por un conjunto temporal, por la ronda de las
estaciones. Los ritmos cósmicos precisan ahora su
coherencia y aumentan su eficiencia. Cierta concepción
optimista de la existencia empieza a salir a la luz a
consecuencia de este largo comercio con el campo y las
estaciones; la muerte muestra no ser ya sino un cambio
provisional en la manera de ser. El invierno no es nunca
definitivo, pues va seguido de una regeneración total de la
naturaleza, de una manifestación de formas nuevas e infinitas
de la vida; nada muere realmente, todo se reintegra en la
materia primordial y reposa en espera de una nueva
primavera. Sin embargo, esta concepción serena, consoladora,
no excluye el drama. Cualquier valorización del mundo
fundada sobre el ritmo, sobre el eterno retorno, no puede evitar
los momentos dramáticos; vivir ritualmente los ritmos cósmicos
significa en primer lugar vivir en tensiones múltiples
contradictorias.”

“El trabajo agrícola es un rito; no sólo porque se realiza sobre


el cuerpo de la tierra-madre y porque desencadena las fuerzas
sagradas de la vegetación, sino también porque implica la inte-
gración del labrador en ciertos periodos de tiempo benignos o
nocivos; porque es una actividad acompañada de peligros (por
ejemplo, la cólera del espíritu que era dueño del terreno antes
de que éste fuese desmontado); porque presupone una serie
de ceremonias, de estructuras y de origen diversos, destinadas
42

a promover el crecimiento de los cereales y a justificar el gesto


del granjero; porque introduce finalmente a éste en un dominio
que está también, en cierto modo, bajo la jurisdicción de los
muertos, etc. “

“MUJER, SEXUALIDAD, AGRICULTURA”

“Hemos mencionado ya la solidaridad que ha existido desde


siempre entre la mujer y la agricultura. En la Prusia oriental
hace poco seguía respetándose la costumbre de que una
mujer desnuda vaya a los campos a sembrar judías. Entre los
fineses, las mujeres traen las semillas a los campos en la
camisa menstrual, en el zapato de una prostituta o en la media
de un bastardo, aumentando así la fecundidad de las semillas
por el contacto de objetos llevados por personas marcadas por
una poderosa nota erótica.”

“Las remolachas sembradas por una mujer son dulces, las que
son sembradas por un hombre, amargas. Entre los estonianos,
unas muchachas llevan la semilla del lino hasta los campos.
Los suecos no permiten sembrar el lino sino por mujeres. Entre
los alemanes son una vez más las mujeres, particularmente
las mujeres casadas y las mujeres encinta, las que siembran
los granos.”

“La solidaridad mística entre la fecundidad de la tierra y la


fuerza creadora de la mujer es una de las intuiciones
fundamentales de lo que podríamos llamar la "conciencia
agrícola".”

“Evidentemente si la mujer ejerce semejante influencia sobre la


vegetación, la hierogamia e incluso la orgía colectiva tendrán,
con más razón, las más felices consecuencias para la
fecundidad vegetal. Tendremos ocasión de examinar nu-
merosos ritos que atestiguan la influencia decisiva de la magia
erótica sobre la agricultura.”

“En Finlandia y en Estonia, se siembra a veces en desnudez


43

completa, por la noche, murmurando: "¡Señor, estoy desnudo!


i Bendice mi capullo!". Se persigue evidentemente el
crecimiento de la cosecha, pero también su protección contra
el mal de ojo o contra las liebres. (El hechicero está desnudo
también cuando expulsa los sortilegios o los otros azotes de
los campos). En Estonia, los granjeros se aseguran una buena
cosecha labrando y rastrillando desnudos. Durante la sequía,
las mujeres hindúes arrastran, desnudas, un arado por el
campo,”

“Y, en relación también con la magia erótico-agraria, se debe


señalar el uso bastante extendido de regar el arado con agua
para la primera labor del año. En este caso, el agua no tiene
únicamente el valor simbólico fluvial, sino también una
significación seminal. La aspersión de los labradores. Un texto
indio precisa que la lluvia desempeña el mismo papel que el
flujo seminal en las relaciones entre el hombre y la mujer. Por
lo demás, el desarrollo de la agricultura tiende a conceder
también al hombre un papel cada vez más importante. Si la
mujer es identificada con el campo, el hombre es sentido como
solidario de los granos que la fecundan. En el ritual indio, los
granos de arroz personifican el esperma que fecunda a la
mujer.”

“FUNCIÓN RITUAL DE LA ORGÍA”

Atención con esto de la orgía, en cuanto a los rituales sexuales


en la novela de Brown, cuando Sophie descubre a Sauniere en
uno.

“Generalmente la orgía corresponde a la hierogamia. A la


unión de la pareja divina, debe corresponder en la tierra, el
frenesí genésico ilimitado.”

“Junto a las jóvenes parejas que repetían la hierogamia sobre


los surcos, debía producirse el acrecentamiento máximo de
todas las fuerzas de la colectividad. Cuando la población
oraón, celebra en el mes de mayo el matrimonio del dios sol
con la diosa tierra, el sacerdote se une públicamente con su
esposa, después de lo cual viene una orgía indescriptible.”
44

“En algunas islas situadas al oeste de Nueva Guinea y al norte


de Australia (Leti, Sarmanta, etc.), las mismas orgías tienen
lugar al principio de la estación de las lluvias. Los hombres no
pueden hacer nada mejor que imitar el ejemplo divino, sobre
todo si de esa imitación depende la prosperidad del mundo
entero y en particular del destino de la vida vegetal y animal.”

“Los excesos desempeñan un papel preciso y saludable en la


economía de lo sagrado. Rompen las barreras entre el
hombre, la sociedad, la naturaleza y los dioses; ayudan a
hacer circular la fuerza, la vida, los gérmenes de un nivel a
otro, de una zona de la realidad a todas las demás. Lo que
estaba vacío de sustancia se sacia; lo que estaba fragmentado
se reintegra a la unidad; lo que estaba aislado se funde en la
gran matriz universal. La orgía hace circular la energía vital y
sagrada. Los momentos de crisis cósmica o de opulencia
sirven en particular de pretexto para el desencadenamiento de
una orgía. En muchos lugares, las mujeres corren desnudas
por los campos durante la sequía, a fin de despertar la virilidad
del cielo y provocar la lluvia. En otras regiones, se festejan las
bodas y el nacimiento de gemelos por medio de orgías. Las
orgías practicadas en relación con el drama de la vegetación, y
especialmente con las ceremonias agrarias, se explican tanto
mejor. Hay que reanimar a la tierra, excitar al cielo para que la
hierogamia cósmica -la lluvia- se cumpla en las mejores
condiciones, para que los cereales crezcan y den frutos, para
que las mujeres engendren hijos, para que los animales se
multipliquen y para que los muertos puedan saciar su vacuidad
con la fuerza vital.”

“Los kana de Brasil estimulan las fuerzas de reproducción de


la tierra, de los animales y de los hombres por medio de una
danza fálica, que imita el acto generador; la danza va seguida
de una orgía colectiva. Rastros de simbolismo fálico pueden
descubrirse igualmente en las ceremonias agrarias europeas;
así, se representa a veces al "viejo" de manera falomorfa, y se
llama a la última gavilla "la ramera"; o también se le hace una
cabeza negra con labios rojos, originalmente los colores
mágico-simbólicos del órgano femenino. Habría que recordar
45

también los excesos que tenían lugar durante ciertas fiestas


arcaicas de la vegetación, por ejemplo durante las Floralia de
los romanos (27 de abril) cuando cortejos de jóvenes
desnudos desfilaban por las calles, o durante las Lupercalia,
en que los muchachos tocaban a las muchachas para hacerlas
fecundas, o durante la Bolí, la principal fiesta india de la
vegetación, en la que todo estaba permitido.”

“La Bolí ha conservado hasta época reciente todos los atri-


butos de una orgía colectiva, desencadenada para exacerbar y
llevar a su máximo las fuerzas de reproducción y de creación
de la naturaleza entera. Toda decencia queda olvidada porque
se trata de una cosa mucho más seria que el respeto de las
normas y de las costumbres; se trata de asegurar a la vida su
continuidad. Grupos compactos de hombres y de niños
circulan por las calles cantando, gritando y salpicándose con
polvo de holi y con agua teñida de rojo, ya que el rojo era el
color vital y genésico por excelencia. Cuando encuentran
mujeres o las vislumbran detrás de las cortinas, la tradición
exige que se les dirijan las más violentas obscenidades o
injurias. El valor mágico de las injurias obscenas es bien
conocido y era apreciado incluso en los cultos evolucionados.
Los hindúes se permiten también una enorme libertad sexual
durante las fiestas de Bali, en que toda unión está permitida
fuera del incesto. Los hose del noroeste de la India practican
formidables orgías durante la siega, justificando esos excesos
por las tendencias viciosas exacerbadas de los hombres y de
las mujeres y que deben ser saciadas para establecer el
equilibrio de la comunidad. El libertinaje habitual en las fiestas
de la cosecha, en Europa central y septentrional, ha sido
estigmatizado por muchos concilios, por ejemplo por el de
Auxerre en 590, y por numerosos autores de la Edad Media,
pero continuó de todas formas en cierta, regiones hasta
nuestros días.”

“ORGÍA Y REINTEGRACIÓN”

“Las orgías no se enmarcan exclusivamente en las ceremonias


agrarias, aunque conservan siempre coincidencias precisas
46

con los ritos de regeneración (el "año nuevo") y de


fecundidad.”

Como las simientes que pierden su contorno en la gran función


subterránea, desintegrándose y convirtiéndose en otra cosa
(germinación), los hombres pierden su individualidad en la
orgía, fundiéndose en una única unidad viviente.

En cierto sentido, la orgía transmuta al hombre a una


condición agrícola. La abolición de las normas, de los límites y
de las individualidades, la experiencia de todas las posibi-
lidades telúricas y nocturnas equivalen a la adquisición de la
condición de las simientes que se descomponen en la tierra,
abandonando su forma para dar nacimiento a una nueva
planta.”

“La orgía, entre otras funciones, que desempeña, en la econo-


mía espiritual y psicológica de una colectividad, tiene también
la de hacer posible y preparar la "renovación", la regeneración
de la vida.”

“El despertar de una orgía puede asimilarse a la aparición del


brote verde sobre el surco: es una vida nueva que comienza y,
para esa vida, la orgía ha saciado al hombre de sustancia y de
impulso. Más aún: la orgía, al reactualizar el caos mítico de
antes de la creación, hace posible la repetición de esa
creación.”

“El hombre regresa provisionalmente al estado amorfo,


nocturno, del caos, para poder renacer con más vigor en su
forma diurna. La orgía, lo mismo que la inmersión en el agua,
anula la creación pero la regenera al mismo tiempo;
identificándose con la totalidad no diferenciada, precósmica, el
hombre espera volver en sí restaurado y regenerado, en una
palabra hecho "un hombre nuevo".”

“En la estructura y en la función de la orgía identificamos el


mismo deseo de repetir un gesto primordial. La creación que
organiza el caos, en la alternancia, vida cotidiana, orgía,
saturnales, carnaval, etc. allí identificamos la misma visión
47

rítmica de la vida, formada por la acción y por el sueño, el


nacimiento y la muerte, y la misma intuición cíclica del cosmos,
que nace del caos y regresa a él por una catástrofe. Toda
"fiesta" supone la vocación orgiástica en su estructura.”

“Aquí recordemos nuestras fiestas publicas, remembranzas de


las fiestas arcaicas, por ejemplo el San Juan en los tolimenses,
son nuestra orgía, moderna claro.”

Terminemos, todavía con Eliade, y veamos la necesidad,


absoluta e irremplazable, de la mujer en la mística agraria.

“MÍSTICA AGRARIA Y SOTERIOLOGÍA”

Debemos subrayar la estructura soteriológica de la mística


agraria, incluso en las formas suyas que no son orgiásticas. La
vida vegetal que se regenera por medio de su desaparición
aparente (el entierro de las simientes) es a la vez un ejemplo y
una esperanza; lo mismo puede suceder con los muertos y con
las almas.

“Es cierto que el espectáculo de esta regeneración rítmica es


un "dato", que no se ofrece directamente a la contemplación
del hombre; no por ello deja de ser, en las creencias arcaicas,
un hecho que se produce gracias a los ritos y a las acciones
humanas.”

“La regeneración se obtiene por medio de los gestos mágicos,


por medio de la gran Diosa, por medio de la presencia de la
mujer, por medio de la fuerza del Eros y por la colaboración;
del cosmos entero (la lluvia, el calor, etc. etc.), mas aún, todo
esto no es posible sino en cuanto que es una repetición del
gesto primordial, obtenida ya sea por la hierogamia, ya sea por
la regeneración del tiempo (el "año nuevo"), ya sea por la orgía
que reactualiza el caos arquetípico.”

“Nada se obtiene sin esfuerzo, sólo puede uno ganarse la vida


trabajando, es decir actuando de conformidad con las normas:
repitiendo los gestos primordiales. Así pues, las esperanzas
que el hombre de la civilización agrícola enlaza con el ejemplo
48

de la vegetación, están orientadas desde el principio hacia el


gesto, hacia el acto. Procediendo de cierta manera, actuando
según ciertos modelos, el hombre puede esperar en la
regeneración. El acto, el rito, es indispensable.”

“Deberemos recordar este detalle cuando estudiemos los


misterios antiguos, que no sólo han conservado rastros de
ceremonias agraria, sino que además no hubieran podido ser
organizados en religiones iniciáticas, si no hubiesen tenido tras
de sí un largo periodo prehistórico de mística agraria: es decir,
si el espectáculo de la regeneración periódica de la
vegetación, no hubiese revelado muchos milenios antes, la
solidaridad entre el hombre y la simiente, y la esperanza de
una regeneración obtenida después de la muerte y por la
muerte.”

Decimos nosotros que esto es esencial esto para aquellos


estudios de los ritos iniciáticos, más aún, para los que
practican algún rito que tiene que ver con la muerte y el cuarto
de reflexiones.

“Se acostumbra decir que el descubrimiento de la agricultura


cambió radicalmente el destino de la humanidad, asegurándole
un alimento abundante y permitiendo así un crecimiento prodi-
gioso de la población. Pero el descubrimiento de la agricultura
tuvo consecuencias decisivas por una razón muy diferente.”

“No es ni el crecimiento de la población ni su


sobrealimentación, las que decidieron el destino de la
humanidad, sino la teoría que elaboró el hombre al descubrir la
agricultura.”

“Lo que vio en los cereales, lo que aprendió de este contacto,


lo que comprendió por el ejemplo, de las semillas que pierden
su forma bajo tierra, todo eso constituyó la lección decisiva. La
agricultura reveló al hombre la unidad fundamental de la vida
orgánica, la analogía mujer-campo, acto generador-siembra,
etc., así como las más importantes síntesis mentales, nacieron
de esa revelación: la vida rítmica, la muerte comprendida como
regresión, etc. Estas síntesis mentales fueron esenciales para
49

la evolución de la humanidad y sólo fueron posibles después


del descubrimiento de la agricultura.”

“En la mística agraria prehistórica es donde se encuentra una


de las principales raíces del optimismo soteriológico:
exactamente del mismo modo que la semilla escondida bajo la
tierra, el muerto puede esperar un retorno a la vida bajo una
nueva forma. Pero la visión melancólica, a veces escéptica, de
la vida, tiene igualmente su origen en la contemplación del
mundo vegetal: el hombre es semejante a la flor de los
campos... “

Hasta aca Mircea Eliade. Acaso no son esclarecedoras sus


palabras, sobre el papel de la mujer en la mística agrícola, y la
ineludibilidad de lo femenino en el simbolismo. Acaso no es
luminosa la idea de cómo encarna la mujer todo el sentido del
símbolo, como no los mostró Durand. La magia, el mito, el rito,
la religión, no serian posibles sin la mujer y la energía del
Eterno Femenino. Las teologías racionalistas la han
maltratado, en su iconoclastia contra la naturaleza simbólica
de la mujer. No nos extendemos más en el papel de la mujer
en el tantrismo, ni en el taoismo, ni en la magia ceremonial,
habrá otras ocasiones, haríamos muy extenso el tema de la
mujer en su vínculo simbólico con el Grial, puede ser el tema
para un libro.

El tema que queda para la próxima charla, e intentar cumplir el


desarrollo propuesto, tiene un sabor mucho más misterioso e
indescifrable que cualquiera, “El Grial, La Piedra, la mujer y la
Copa”.

Las órdenes de caballería de la edad media, buscan el Grial,


es el símbolo de su búsqueda, de su anhelo, y tal parece que
el mundo moderno también tiene necesidad de él, entre otras
cosas, por las heridas espirituales del hombre moderno que
claman ser curadas, como El Rey Anfortas, y no le hemos
hecho la pregunta, aquí esta una de las raíces del interés por
el Código Da Vinci.

La búsqueda del Grial en definitiva, es la búsqueda del libro de


50

Brown, a la que da una forma novelesca y en ella se toma las


licencias propias de la fantasía, para darle coherencia
expositiva y lograr la envidiable didáctica de tan espinoso
tema. Esto la hace un libro de caballería moderno, nos queda
por acabar de demostrarlo.
51

IV— El Grial, la Piedra y la Copa.


52

En realidad, el símbolo del Grial es esencialmente esotérico e


iniciático.

René Guénon

Si resumimos lo expuesto hasta ahora en la exploración de la


novela de Dan Brown, el Código Da Vinci, queda claro, obvio
que desde nuestro punto de vista, que la novela
filosóficamente esta bien planteada, pues lo hace desde la
perspectiva del simbolismo, como atalaya filosófica.

En el primer capitulo de esta conferencia exponíamos como


Brown escoge a un profesor de Simbolismo Religioso como
protagonista de su aventura. Y del libro de Gilbert Durand ¨ La
Imaginación Simbólica ¨, pudimos deducir cómo la academia
occidental excluye al conocimiento simbólico como carente de
cualquier forma de sabiduría. Para la universidad moderna, la
imaginación simbólica es la loca de la casa. La academia solo
acepta la razón positiva como fuente de conocimiento.

Y aquí radica el problema filosófico de occidente, pues es


precisamente el pensamiento simbólico el que nos permite
penetrar en el sentido de lo mágico, lo mítico, lo místico, lo
esotérico y lo espiritual, que invade nuestra sociedad desde
todas sus variadas fuentes, pero lo cual no sabemos
comprender y menos darle respuestas.

Por no decir más, sin el símbolo, el mito y el rito, ninguna


religión tendría sentido. Y claro que tampoco tendría sentido
sin el simbolismo, ninguna sociedad iniciàtica, como la
Masonería. Pero los occidentales tenemos poco conocimiento
del símbolo, metódicamente la cultura occidental ha sido
expurgada de todas las formas de simbolismo posibles, esta
iconoclastia se ha llevado a cabo a través de varios siglos,
desde la universidad Occidental y ayudada fuertemente por el
terrorismo Inquisitorial de la Iglesia Católica, que, aun cuando,
la Inquisición ya no se ejerce por parte de la Iglesia, si
conserva una gran y fatal influencia, por parte de la inmensa
inercia de su sombra sobre el imaginario colectivo.

Otro de los aciertos de Brown es la de centrar el tema de la


53

novela alrededor de la Diosa. Los documentos y los estudios


académicos que demuestran el encubrimiento que sufrió el
cristianismo gnóstico y la figura de la Magdalena, se conocen
hace ya muchos años, pero el merito de Brown es el de haber
vuelto masiva esta información por primera vez. Dedicamos el
segundo capitulo de esta conferencia a este tema, el cual
merecería un ciclo de conferencias por aparte, pues quedan
sobre la mesa, las ordenes iniciàticas femeninas, exterminadas
durante la era cristiana, sobreviven algunas de pueblos
indígenas americanos que valdría la penas estudiar.

Recordemos lo que dice Durandt atrás, en un concepto que


muestra la cara femenina del símbolo y del pensamiento
simbólico, en contraposición del pensamiento racional que
termina siendo aridamente masculino, creemos nosotros.

¨ Es que la mujer, como los Ángeles, posee, al contrario del


hombre, una doble naturaleza que es propia del símbolo
mismo: es creadora de un sentido y al mismo tiempo su
receptáculo concreto. La feminidad es la única mediadora,
por ser a la vez «pasiva» y activa».¨

¨ Es lo que ya había expresado Platón y es lo que expresa la


figura judía de la Schekinah así como la figura musulmana de
Fátima.¨

Así pues, la Mujer es, como el ángel, el símbolo de los


símbolos ¨.
Entramos aquí a uno de los temas mas apasionantes y más
fangosos del esoterismo, del simbolismo, de la historia del
cristianismo, de las sociedades secretas y de la historia.

Seria bueno una charla sobre la visión simbólica de la historia,


como lo enseña Mircea Eliade en su libro ¨ El Mito del Eterno
Retorno ¨,

Entonces intentemos responder a la pregunta ¡cómo veían la


historia, las sociedades arcaicas,
54

Naturalmente no veían la historia como nosotros,


consecuencias de hechos individuales integrados en grandes
movimientos colectivos. Ellos veían los hechos individuales
como símbolos de hechos míticos, que nacen, mueren y se
reencarnan alrededor de modelos cíclicos primigenios. Todo
individuo es una nueva versión de arquetipos ancestrales. Lo
esencial de lo simbólico se manifiesta en su toque con el alma
colectiva, es lo trascendente del mito, simbólico por definición,
su evolución esta paralelamente entrelazada con la historia,
por ejemplo en la griega, como lo desarrolla Robert Graves en
sus ¨ Mitos Griegos ¨, allí se ve como los mitos fueron
evolucionando para ajustarse a determinados desarrollos
históricos. Los héroes llegan a creerse dioses encarnados, y a
fe que eso era lo que creía Alejandro El Grande, por ejemplo.

Acudimos René Guènon para desentrañar la primera parte de


este capitulo, el Grial, la Piedra y la Copa, en lo que tiene que
ver con las formulaciones de la novela de Brown, pues de las
dos posibles consecuencias de un mito de poder como este.
La primer ramificación de mito aparece bajo una visión social
aristocrática y monárquica, cuya consecuencia lógica es: la de
que el Grial es Maria Magdalena, para a través de sus
herederos asegurar un Rey descendiente de Cristo, tradición
que en la novela queda a cargo del Priorato de Sión, Orden
ficticia que encarna el culto a la herencia sanguínea de cristo
que es el planteamiento que queda tácito en la novela del
Código Da Vinci. Una segunda ramificación del mito se da
cuando la visión de la sociedad es de tipo teocrático, el Grial
es entonces un Libro de Sabiduría, una piedra filosofal, una
copa con el brebaje de la inmortalidad, hecha con la esmeralda
caída del ojo de Luz-Bell.
55

EL ESOTERISMO DEL GRIAL.

Por Renè Guènon

“Hemos expuesto en nuestro estudio sobre "Le Roi du Monde"


las consideraciones que se refieren a esta cuestión y no
podemos hacer aquí otra cosa que resumirlas; pero conviene
que indiquemos al menos lo que es el simbolismo del Grial en
sí mismo, dejando de lado los detalles secundarios de la
leyenda, por significativos que puedan ser.”

“A este respecto, debemos decir en primer lugar que, aunque


hayamos hablado hasta aquí de la tradición céltica y de la
tradición cristiana, porque ellas son las que nos conciernen di-
rectamente cuando se trata del Grial, el símbolo de la copa o
del vaso es, en realidad, de los que bajo una forma u otra, se
encuentran en todas las tradiciones y de los que se puede
decir que pertenecen verdaderamente al simbolismo
universal.”

“También nos hace falta precisar que, a pesar de lo que


puedan pensar aquellos que se atienen a un punto de vista
exterior y exclusivamente histórico, esta comunidad de
símbolos, entre las formas tradicionales más diversas y más
alejadas unas de otras, en el espacio y en el tiempo, de ningún
modo es debida a «préstamos», que, en muchos casos, serían
completamente imposibles; la verdad es que estos símbolos
son universales porque pertenecen ante todo a la tradición
primordial de la que todas estas formas diversas han derivado,
directa o indirectamente.”

“Las asimilaciones que algunos «historiadores de las


religiones» han contemplado respecto al «vaso sagrado», son,
pues, completamente justificadas en si mismas; pero lo que
hay que rechazar es, por una parte, sus explicaciones de la
migración de los símbolos», que pretenden que no hacen
referencia más que a simples contingencias históricas, y
también, por la otra, las interpretaciones «naturalistas» que no
son debidas más que a la incomprensión moderna del
56

simbolismo y que no podrían ser válidas para ninguna


tradición. Es particularmente importante llamar aquí la atención
sobre este último punto, porque algunos, aceptando sin
discusión tal interpretación para el «vaso de abundancias de
las tradiciones antiguas, céltica y otras, han creído que en ellas
no habla ninguna vinculación real con el significado
«eucarístico» de la copa en el Cristianismo, de manera que la
similitud establecida entre uno y otra en la leyenda del Grial no
sería más que uno de esos elementos supuestamente
«folklóricos» que ellos consideran como sobreañadidos y cuyo
carácter y alcance desconocen enteramente; por el contrario,
para quien comprende bien el simbolismo, no solamente no
hay aquí ninguna diferencia radical, sino que, incluso puede
decirse que en el fondo es exactamente la misma cosa. En
todos los casos, aquello de que se trata es siempre el
recipiente que contienes el alimento o la bebida de la
inmortalidad, con todos los significados que están implicados
en ello, comprendido aquel que lo asimila al conocimiento
tradicional mismo, en cuanto éste es el «pan bajado del cielo»,
conforme a la afirmación evangélica según la cual «no sólo de
pan -terreno- vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios», es decir, de una manera general, que emana
de un origen suprahumano, y que, bajo cualquier forma
exterior con que se revista, es siempre y en definitiva una
expresión o una manifestación del Verbo divino.”

“Por esto es por lo que, por otra parte, el Grial no es sólo una
copa, sino que aparece también algunas veces como un libro,
que es propiamente el «Libro de Vida», o el prototipo celeste
de todas las Escrituras sagradas; ambos aspectos pueden
incluso encontrarse reunidos, pues, en algunas versiones, el
libro es reemplazado por una inscripción trazada sobre la copa
por un ángel o por Cristo mismo. Recordaremos también a
este respecto el lapsit exilis de Wolfram von Eschenbach, la
piedra caída del Cielo sobre la que aparecían en determinadas
circunstancias inscripciones de origen asimismo «no humano»;
pero no podemos insistir más sobre estos aspectos, menos
conocidos generalmente que aquel en el que el Grial es
representado bajo la forma de una copa. Señalaremos
57

únicamente, para mostrar que, a pesar de las apariencias,


estos diferentes aspectos no son de ningún modo
contradictorios entre sí, que incluso cuando es una copa, el
Grial es también, al mismo tiempo, una piedra, e incluso una
piedra caída del Cielo, porque, según la leyenda, habría sido
tallada por los ángeles de una esmeralda desprendida de la
frente de Lucifer cuando su caída. Este origen es
particularmente destacable, porque esta esmeralda frontal se
identifica con el «tercer ojo» de la tradición hindú, que
representa el «sentido de la eternidad», lo que nos devuelve,
por lo demás, a la idea del «alimento de inmortalidad», pues es
evidente que la verdadera inmortalidad está esencialmente
vinculada a la posesión de ese "sentido de la eternidad"; y,
como éste viene dado por el conocimiento efectivo de la
verdad tradicional, vemos que todo esto es en realidad
perfectamente coherente.”

“Se ha dicho también que el Grial fue confiado a Adán en el


Paraíso terrenal, pero que, después de la caída, Adán lo
perdió a su vez, pues no pudo llevárselo consigo cuando fue
expulsado del Edén; con el significado que acabamos de
indicar, esto se comprende inmediatamente. En efecto, el
hombre, separado de su centro original, desde entonces se
encontraba encerrado en la esfera temporal; ya no podía, por
consiguiente, alcanzar el punto único desde el que todas las
cosas son contempladas bajo el aspecto de la eternidad. En
otras palabras, esta posesión del «sentido de la eternidad», del
que acabamos de hablar, pertenece, propiamente dicho, a lo
que todas las tradiciones denominan el «estado primordial»,
cuya restauración constituyese el primer estadio de la
verdadera iniciación, siendo la condición previa para la
conquista efectiva de los estados suprahumanos pues la
comunicación con éstos no es posible más que a partir del
punto central del estado humano; bien entendido que lo que
representa el Paraíso terrenal no es otra cosa que el «Centro
del Mundo». Así, el Grial corresponde, al mismo dos cosas,
una doctrina tradicional y un estado espiritual, que son
estrechamente solidarios una de otro: aquel que posee
íntegramente la tradición primordial y que ha llegado al grado
58

de conocimiento efectivo que implica esencialmente esta


posesión queda, en efecto, por ello mismo, reintegrado en la
plenitud del «estado primordial», lo que equivale a decir que,
en lo sucesivo, estará restituido en el «Centro del Mundo».”

“Por otro lado, la copa es, por ella misma, uno de los símbolos
cuyo significado es esencialmente «central», al igual que la
lanza que acompaña al Grial, que es, de algún modo,
complementaria de éste, siendo una de las representaciones
tradicionales del «Eje del Mundo», el cual, pasando por el
punto central de cada estado, une entre sí todos los estados
del ser. Este significado de la copa resulta inmediatamente de
su asimilación simbólica con el corazón; no deja de tener
interés señalar, a este respecto, que en los antiguos
jeroglíficos egipcios el corazón mismo era representado por un
vaso; por otra parte, el corazón y la copa tienen, tanto el uno
como la otra, por esquema geométrico el triángulo, cuya punta
está dirigida hacia abajo, tal como se encuentra, en particular,
en algunos yantras de la India. Por lo que se refiere más
particularmente al Grial, bajo la forma específica cristiana de la
leyenda, su conexión con el corazón de Cristo, cuya sangre
contiene, es demasiado evidente para que sea necesario
insistir más en ello. En todas las tradiciones, «Corazón del
Mundo» y "Centro del Mundo» son expresiones equivalentes;
no habiendo aquí, por otra parte, nada contradictorio con lo
que hemos dicho antes respecto del «tercer ojo», pues, en la
medida en que el corazón es considerado como centro del ser,
es también en él donde reside realmente «el sentido de la
eternidad». Pero naturalmente no podemos pensar en
extendernos aquí sobre la concordancia de estos diversos
símbolos, ni sobre su relación con ciertas «localizaciones» que
se corresponden con diferentes grados o estados espirituales
del ser humano. Hemos de hablar todavía un poco de la
«demanda del Grial», que se vincula también a un simbolismo
muy general, pues, en casi todas las tradiciones, se alude a
un, algo que, a partir de una determinada época, habría sido
perdido o cuando menos ocultado, y que la iniciación debe
permitir encontrar de nuevo; este «algo» puede ser
representado de muy diferentes formas según los casos, pero,
59

en el fondo, el sentido es siempre el mismo. Cuando se dice


que Set logró volver a entrar en el Paraíso terrenal y pudo así
recuperar el precioso vaso que otros poseyeron después de él,
debe comprenderse que se trata del establecimiento de un
centro espiritual destinado a reemplazar al Paraíso perdido, y
que era como una imagen de éste; y entonces esta posesión
del Grial representa la conservación integra de la tradición
primordial en un centro espiritual así.”

“La pérdida del Grial o de alguno de sus equivalentes


simbólicos es, en suma, la pérdida de la tradición con todo lo
que ésta comporta. Queremos hacer alusión aquí, más
particularmente, al simbolismo de la desaparición final del
Grial: que éste fuera arrebatado al Cielo, según algunas
versiones, o transportado al «Reino del Preste Juan», según
otras, esto significa exactamente lo mismo, aun cuando los
«críticos», que ven contradicciones por todas partes,
seguramente ni lo sospechan. Se trata siempre de esta misma
retirada del exterior hacia el se habría retirado enteramente de
la misma Y que ella ya no es verdaderamente más que un
cuerpo muerto. Se ha dicho que el Grial ya no fue visto más
como antes, pero no se dice que nadie lo viera más; cierto es,
al menos en principio, que siempre está presente para
aquellos que están «calificados»; pero, de hecho, éstos son
cada vez más escasos, hasta el punto de no constituir más
que una ínfima excepción; y, desde la época en la que se dice
que los verdaderos rosacruces se retiraron a Asia, es decir, sin
duda, también simbólicamente, al «Reino del Preste Juan»,
¿qué posibilidades de llegar a la iniciación afectiva pueden
todavía encontrar abiertas antes ellos en el mundo
occidental?.”

Del libro de Pierre Ponsoye “El Islam y el Grial” tomamos lo


siguiente sobre los templarios que es de donde parece emanar
parte de este mito del Grial. Asevera este libro que el grial
reune la trdición, celta, cristiana y musulmana y precisamente
ésta última es transmitida a occidente por los templarios que
asimilaron doctrinas paralelas a la gnóstica, la ismaelita del
viejo de la montaña y la maniquea.
60

LOS TEMPLARIOS

“Priedrich van Schlegel declaraba hace ya mucho: «Puede ad-


mitirse como cierto que estos poemas de la Tabla Redonda, no
sólo expresaban el ideal de un caballero religioso, sino que
contenían también gran número de ideas simbólicas y
tradiciones peculiares de algunas de esas órdenes, sobre todo
la de los templarios ... De todos los poetas alemanes de esa
época, el más hábil fue Wólfram van Eschenbach, el cual
escogió especialmente, entre las historias de la Tabla
Redonda, aquellas a propósito de las cuales he hecho notar
antes las alegorías de caballería religiosa que contienen no
deben ser consideradas como un capricho del autor o un juego
de su imaginación, sino que, por lo contrario, parecen estar
relacionadas con las tradiciones simbólicas de los
templarios».”

“La identificación de la Orden del Grial con la del Temple en el


Parzival no ofrece duda alguna. Trevrizent le dice a Parzival:
«Valerosos caballeros tienen como morada MunsaIvresche,
donde se custodia al Grial. Son los templarios (die selben
Templeise); a menudo se marchan lejos en busca de
aventura... Viven de una Piedra (sie leben von einem Steine);
su esencia es todo pureza... Se la llama lapsit exillis». En
numerosos pasajes, Wólfram designa a los caballeros del Grial
con el nombre de templarios. Así es también como los llamará
más tarde en su fragmento del Titurel: «Podemos ver, entre los
caballeros del Temple, a más de un corazón afligido; ellos, a
quienes Titurel había sacado más de una vez de duras
pruebas, cuando su brazo defendía caballerescamente el Grial
con la ayuda de los suyos».”

“Ahora bien, además de su función principal de asegurar la


salvaguarda y custodia del Grial en la tierra, los Caballeros de
Munsalvresche tienen la de permitir el reinado efectivo de Dios
sobre las naciones al darles reyes elegidos por Él: «Sucede a
veces que un reino se encuentra sin señor; si el pueblo de ese
reino es sumiso a Dios, y desea un rey elegido entre la legión
61

del Grial, ese deseo es satisfecho. Es preciso que ese pueblo


respete al rey así escogido, pues éste está protegido por la
bendición de Dios. En secreto es como Dios hace partir a sus
elegidos».”

“Este esbozo de una organización teocrática de la Cristiandad


por medio de una minoría selecta iniciática que reúne en sí el
poder sacerdotal y el real no es otro que el del Santo Imperio,
que los herederos de la Orden del Temple encontraron en su
sucesión. Nos encontramos aquí con el doble aspecto,
ascendente y descendente, de una misión misteriosa cuyo
sentido preguntaremos a quien hizo darle a la Orden su
constitución, fijó su regla y no dejó de ser su protector y su
inspirador al propio tiempo que la más alta autoridad espiritual
y árbitro de la Cristiandad de su tiempo: San Bernardo designa
a la Orden con el nombre de militia Dei, y a sus miembros con
el de ministros de Cristo (minister Christi). En boca de quien
las pronunció, esas no eran fórmulas vanas. Para él, como
más tarde para Dante, se trataba realmente de una milicia
santa, de la «mesnada particular de Dios», que realizaba, por
una especie de paradoja espiritual que la colocaba a parte y
por encima de los demás hombres, la síntesis de las grandes
antinomias de la acción y la contemplación en una vocación
única, pero en una doble renuncia, que es la de los elegidos
del Apocalipsis: «Al que ... nos ha hecho reyes y sacerdotes de
Dios, su Padre ... »”

“Para San Bernardo, la residencia real de la militia Dei no era


de este mundo, era el Templo de la Jerusalén espiritual: «Es
realmente el Templo de Jerusalén el que ellos habitan,
también, y, aunque no sea el mismo, desde el punto de vista
de la construcción, que el Templo antiguo y muy venerado de
Salomón (el suyo), no le es inferior desde el punto de vista de
la gloria ... La belleza del primero estaba hecha de cosas
corruptibles, la del segundo es la belleza de la Gracia, del culto
piadoso de los que lo habitan, y de la más regular de las
moradas (ordinatissima conversatio ) Reconocemos aquí tanto
el Templo del Grial como el Templo del Espíritu Santo de los
rosacruces.”
62

“Jules Michelet dice a este respecto: «Este nombre de Templo


no era sólo sagrado para los cristianos. Si para éstos sig-
nificaba el Santo Sepulcro, a los judíos y los musulmanes les
recordaba el Templo de Salomón. La idea de Templo, más
elevada y más general que la propia Iglesia, dominaba desde
lo alto, de algún modo, toda religión. La Iglesia pasaba; el
templo, no. Contemporáneo de todas las épocas, él era como
un símbolo de la perpetuidad religiosa».”

“Existen tantos menos motivos para extrañarse de una partici-


pación común consciente del Cristianismo y el Islam en el Mis-
terio profético permanente designado por la Escritura con la
figura de Melki-Tsedeq, cuanto que éste es, precisamente,
quien invistió y bendijo a Abraham en nombre del Dios
Altísimo, y en él a las tres religiones monoteístas, de las que
es raíz. La Escritura dice que permanece para siempre y su
Orden con él. Y porque son miembros de esta Orden, y
copartícipes de lo que Isaías llama la «sustancia de los
misterios», es por lo que. ha podido verse al Islam y al
Cristianismo, uno dar y el otro recibir esa asistencia secreta
que ha permitido que el Grial, es decir, esa sustancia misma
encerrada en el corazón de toda tradición auténtica e intacta,
pudiera volver a florecer un momento al descubierto en
Occidente. Que la Orden del Grial no fue sino una expresión
de la propia Orden de Melki-Tsedeq o Rey del Mundo, basta
para atestiguarlo la simple mención del Preste Juan en el
Parzival; y sabemos que, según el Titurel, junto al Preste Juan
es donde encontrará el Grial un refugio que no es, de hecho,
más que una repatriación.”

Hasta acá lo que la tradición occidental nos enseña sobre el


Grial, pero si vamos más allá del origen de este mito y sus
símbolos y admitimos la tesis de Guénon de que son símbolos
comunes a la especie humana sin que medie transmisión
cultural alguna entre sus diferentes manifestaciones históricas,
nos vamos a encontrar con el símbolo del corazón y la copa en
las tradiciones amerindias en particular en el parque
arqueológico de San Agustín Huila. Transcribimos a
continuación un ensayo que escribimos hace ya algunos años
sobre el tema:
63

EL SAGRADO CORAZÓN
¿CRISTIANO O PRECOLOMBINO?

Bosque de las estatuas parque arqueológico San Agustín Huila.

Es la fiesta de guarda Católica, del “Día del Sagrado Corazón de


Jesús”, hay niebla y llovizna, y meditamos sobre esta consagración de
Colombia al Grial Cristiano.

La electrónica nos permite escuchar en concierto personal: a


Tanhauser de Wagner, La Patética de Shaikovsky y el Concierto de
Arajuez; hacia el medio día, se entristece más el entorno; se han
terminado los discos, sintonizamos entonces en la Radio Nacional, el
programa “de lo que usted solicite”, alguien pide el concierto de
Arajuez; interesante la coincidencia, la escuchamos de nuevo,
mientras continuamos la lectura de textos de Rene Genón, sobre el
Símbolismo del Corazón, de su libro “Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada”.

Se acaba en el radio el concierto de Arajuez, y alguien pide La


Patética, de nuevo Shaikovsky; es cerca de las tres de la tarde, llueve
64

y hace frío, allá dentro del anima, sentimos un corrientazo, esto no es


una coincidencia, es un “azar significante”. Velos de melancolía, se
tejen en las ventanas del ser, la convicción de la presencia de algo
superior, nos toca por un instante..., apagamos el radio, no
soportaríamos que alguien pidiera a Wagner, seria demasiado.

Seguimos la lectura del libro de Rene Genón, sobre el Sagrado


Corazón y la leyenda del Graal:

En efecto al Santo Graal, es la copa que contiene la preciosa sangre


de Cristo, y que la contiene inclusive dos veces, ya que sirvió,
primero para la cena, y después José de Arimatea, recogió en el la
sangre y el agua, que manaba de la herida abierta por la lanza del
centurión en el costado del Redentor. Esta copa constituye, en cierto
modo el Corazón de Cristo.

...y seguimos buscando...

“Estatuaria del Macizo Colombiano” estatua catalogada allí con el


número 108,

Escudriñamos en un periódico la referencia, de la renovación de la


Consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, la cual
durante más de ochenta años se ha celebrado en el País. No aparece,
no importa; pero lo cierto es que hay algo significativo en ella; al
65

mismo símbolo del Corazón, le rendían culto los Precolombinos, en


la región del departamento del Huila, llamada San Agustín. Y por
alguna razón simbólica del Espíritu, ellos también consagraron al
Sagrado Corazón, el País que los Cristianos, mucho después de que
ellos se marcharan, consagrarían al mismo símbolo.

Tomamos como punto de partida, un monolito del “Bosque de las


estatuas” de parque arqueológico de San Agustín, la descripción de la
cual tomamos del libro “Estatuaria del Macizo Colombiano” de Maria
Lucia Sotomayor y Maria Victoria Uribe, del Instituto Colombiano de
Antropología, estatua catalogada allí con el número 108, y que
reproducimos adjunta al presente artículo. Las personas más simples,
ven en la parte posterior de ella un símbolo, al cual han estado
acostumbradas gracias a la religión cristiana, ven allí el Sagrado
Corazón, dicen a la primer mirada.

Interpretación Barney Cabrera Interpretación conferencista


66

Sin embargo los eruditos la interpretan distinto, de pronto deseosos de


no caer en interpretaciones cristianas. Por ejemplo en “La Historia del
Arte colombiano”, de editorial Salvat, I tomo, artículo de Eugenio
Barney Cabrera, página 132 y siguiente, refiriéndose a la misma
estatua dice:

“La estela del Dios solar, con insignias tratadas con diseños
geométricos, que se exhibe en el Bosque de las Estatuas, en San
Agustín, tiene tallada al reverso, en las espaldas, un amplio esquema
en forma de corazón, que remata, al centro, con algo así como un
pendiente estilizado, semejante a cierto adornos de oro hallados en la
misma zona de San Agustín, y en el área Calima, e identificados
como águilas en sugestiva concepción geométrica...”

Muestran una fotografía de la espalda de la estatua, y una


interpretación sombreada de los símbolos que el arqueólogo cree
encontrar allí:

“ a) El dualismo águila serpiente, y b) La doble serpiente


emplumada.”

Ilustraciones que adjuntamos al texto. Los agustinianos coloreaban


sus estatuas como esta demostrado, por las estatuas encontradas en
los últimos años. Los colores, igual que las formas, debían tener un
significado ritual, ignoramos cuál, pero podemos acercarnos por
analogía del símbolismo, el cual es un lenguaje universal, al menos en
las religiones. Todas las estatuas debían estar coloreadas, con
renovados pigmentos, durante las celebraciones rituales.

El símbolo evidente para nosotros, en la imagen en mención, es el de


un Cáliz, del cual emerge hacia arriba, por ambos lados, un caudal
de sangre, que al caer en borbotones, y unirse en el centro, por
debajo, forma un corazón; al medio suspendida un poco sobre el
corazón, hay una copa pequeña. Sombreamos también el esquema, en
nuestra interpretación, la cual adjuntamos. Esta interpretación, a pesar
de sus implicaciones de símbolismo cristiano, es más evidente que las
otras. En lo trascrito anteriormente del profesor Barney Cabrera, usa
el corazón para mencionar el parecido, “en forma de corazón” dice, pero
67

en su interpretación lo descarta. El hecho de la coincidencia del


símbolo, solo indica lo universal del mismo, no la herencia cultural,
que sugeriría el que lo usaran los agustinianos, al igual que los
cristianos; estos llegaron allí, mucho tiempo después, de que aquellos
partieron.

Además, la copa era un objeto con significado ritual, que los


agustinianos usaban; hechas de cerámica, con su taza, vástago y pie
redondo de soporte, tal como las que nosotros usamos. Se encuentran
copas en las tumbas excavadas, tal como se ve en el esquema de una
tumba, cuya reproducción hacemos; colocadas volteadas de lado, en
la parte superior de la tumba, apenas bajo la superficie; quizás
indicando que allí yace una vida, que se ha vaciado.¿Por qué no ha
de ser la copa, para ellos, como para nosotros, el símbolo del
corazón? , ¿Luego el corazón, que tanto ellos como nosotros
poseemos idénticos, pues somos de la misma especia, no sugiere la
forma de una copa?.

Habría que formular la justificación, de la analogía en el uso de


ciertos instrumentos rituales, que sin haber una trasmisión cultural
directa, se encuentran en los centros ceremoniales precolombinos,
pero a los cuales no le conocemos el significado, y tenemos necesidad
de interpretar. Así nos generen
dudas, pero el mejor método es
usar la analogía con las
religiones aún existentes. Los
lenguajes simbólicos de todas
las religiones, se basan en los
mismos principios.

Tumba en San Agustín

De pronto ha sido la necesidad


de los Racionalistas, de superar
el Idealismo, lo que los ha
llevado al otro extremo, en su
lucha contra las Religiones. Esta
actitud filosófica, mato en
nosotros el pensar simbólico, y
68

por ende perdimos el sentido de lo ritual. En el cristianismo, solo la


Iglesia Católica conserva, mucho del esplendor del ritual arcaico,
herencia de la Magia Ceremonial del mundo Clásico. En la cual lo
simbólico toma cuerpo, como lenguaje espacio temporal sagrado; el
Templo simboliza el espacio mágico, y el Rito el tiempo mágico, y
esto válido para todas las religiones.

Dice el “Diccionario de Símbolos” de Cirlot, respecto del símbolismo


del Corazón:

En el esquema vertical del cuerpo humano, tres son los puntos


principales: el cerebro, el corazón y el sexo. Pero el central es el
segundo, y por esa misma situación adquiere el privilegio, de
concentrar en cierto modo, la idea de los otros dos. Al cerebro
correspondía la Luna y al corazón el Sol. El corazón era la única
víscera que los egipcios dejaban en el interior de la momia, como
centro necesario del cuerpo para la eternidad.. Todas las imágenes de
centro se han relacionado con el corazón, como correspondencia o
como sustitución, tal como la Copa, el Cofre y la Caverna.

La importancia del amor, en la mística doctrina de la unidad, explica


que el amor se funda también, el sentido simbólico del corazón; ya
que amar, sólo es sentir una fuerza, que impulsa en un sentido
determinado, hacia un centro dado. En los emblemas, pues, el corazón
significa, el amor como centro de iluminación y felicidad, por lo cual
aparece rematado por llamas, una cruz, la flor de lis o una corona.

Los Precolombinos, en sus practicas religiosas y místicas, acudieron a


los símbolos que la naturaleza les brindo, el que coincidan con los
mismos símbolos, usados por los cristianos, no indica cosa distinta, a
la universalidad de la búsqueda espiritual del hombre, en cualquier
época y latitud.

Por lo visto hasta acá el corazón y la copa son patrimonio simbólico


de las tradición euroasiática y americana.
69

Aca nos abrimos de la interpretación que da Brown del Grial, él lo


desarrolla por la vía de Maria Magdalena y la herencia que su
descendiente encarna, en este caso Sofía la protagonista de la novela.
Desarrollar el Grial desde la perspectiva del Rey de Mundo y de
Agartha o Sion, nos lleva por el desarrollo político del mito, más
cercano a lo que intentaron los Nazis, que también lo buscaron.

Queda pendiente desarrollar los mitos guerreros de la Edad media.


Los caballeros de la espada y la llana, los Templarios al lado de sus
funciones esenciales de sacerdotes y guerreros fueron los creadores
de la banca moderna y constructores consumados.
70

V—LA EDAD MEDIA Y LOS MITOS


GUERREROS
71

En esta parte final de la conferencia sobre el CODIGO DA VINCI, el


cual en estos últimos meses ha tenido una inusitada repercusión en
programas de televisión de cadenas especializadas como National
Geografic e Histori Chanel, las cuales han explorado los diferentes
aspectos planteados por Braun, el tema se ha ilustrado allí con
diferentes fuentes académicas e históricas, aún cuando la ilustración
filosófica, por su naturaleza verbal no propia para la televisión, no ha
quedado nada clara, a pesar de que ha sido puntualizada
marcadamente por el autor del libro, pero nosotros ya en la primera
parte de esta conferencia nos ocupamos de este tema de la mano del
filósofo simbolista Gilbert Durant.
El otro tema básico del libro en mención, “el eterno femenino”, del cual
el libro del código Da Vinci es un icono, lo tratamos en la segunda
conferencia, la cual finalizamos con el tema del Grial, el cual no tiene
solución de continuidad con el tema de la Edad Medida y las Mitos
Guerreros, de las cuales encarna el lev motive y se tratará más
adelante.

Hay que reconocer que el libro de Braun es una novela no un tratado


académico, cuyo mérito radica en retratar a través de uno crímenes,
la historia religiosa de la mujer durante el cristianismo, encarnando el
hilo conductora a través de Maria Magdalena, y develando de paso
toda la conspiración de la Iglesia que llevo al exterminio de una forma
primitiva de cristianismo como es la gnóstica, develándola ante las
masas, pues, la academia ya estaba al tanto de su historia hace
varias décadas.

Al llegar al mundo moderno Braun acoge una historia ya no de raíces


históricas sino fantasiosas como es la del Priorato de Sion, invención
del siglo XX, obvio que de la misma manera acoge en el resto de la
obra aspectos históricos imprecisos, claro que en uso de la libertad
poética para construir una novela, que es su objeto, no hacer historia.
Desde esta perspectiva, en base de lo percibido por nosotros y por los
programas televisivos, del código más de un ochenta por ciento son
datos verídicos, que es bastante para una novela, cumpliendo una
72

doble misión, la de divertir y la de despertar la curiosidad de la gente


por los temas allí tratados, curiosidad a la que también nos acogemos
nosotros al dictar estas conferencias.

El tema que intentamos hoy puntualizar más que desarrollar in


extenso, es el de la Edad Media y los Mitos Guerreros. Pero
permítanme antes especificar una distinción esencial para el objetivo
de este tema, cual es la de la diferencias de concepción de ciencia del
hombre moderno y la concepción de ciencia de la antigüedad.

Nuestra mente colectiva moderna, en su doble faz, la racional y la


humanista, encarna grandes contradicciones, pues de una parte
desconoce la realidad trascendente del espíritu y de otra pretende una
ética política que no practica, pues en su miope cosmovisión de la
naturaleza y del hombre, su concepción es materialista y por ende
inmediatista, pues la transitorialidad de la individualidad del hombre,
según el materialismo, choca con el muro infranqueable de la muerte,
donde según ellos, termina toda forma de existencia para el individuo,
al que solo le queda existir en función de valores contingentes,
inmediatos, sensuales, egoístas, transitorios, las éticas racionales son
bien estructuradas pero espiritualmente deleznables.

Ésta distinción es radical entre materialismo e idealismo, más que


ninguna otra, como por ejemplo las diferencias entre el pensamiento
racional y pensamiento simbólico, cuyos intríngulis filosóficos
comprenden muy pocos, mientras cualquier individuo cree o no cree
en la inmortalidad del alma.

Son tan complejas las implicancias de la muerte en la vida filosófica,


que Platón define la filosofía como un aprendizaje de la muerte,
buscamos, según él, conocer lo trascendente en cualquier fenómeno
natural o humano, buscamos saber las cosas que permanecen
iguales a través de cualquier mutación del río de la vida en cuyas
aguas no podemos beber nunca los mismos hechos, pues todo esta
sometido a un perpetuo cambio, como decía Heraclito.

La ciencia es precisamente el conocimiento de lo permanente, de las


leyes que rigen el universo y permanecen inmutables a través del
tiempo. Tengamos bien presente que la ciencia es para el mundo
antiguo, el conocimiento de lo trascendente que hay en la naturaleza y
73

también de lo trascendente que hay en el alma humana. Solo que los


métodos de la ciencia de la naturaleza y del alma son por necesidad
distintos, tienen vías de acceso a veces bastante contrarias.

El hombre antiguo conocía mejor su alma que el mundo natural, e


intento llevar sus métodos, los míticos, al conocimiento de lo natural
produciendo a veces absurdos que ensombrecen su sabiduría cuando
examinamos sus intentos a la luz del conocimiento científico moderno,
pero que dejaron tipos de conocimiento como la Alquimia, obviamente
inaccesibles a la razón pues se basan en un pensamiento simbólico.

Pero al nacer el aspecto de la ciencia que hoy tenemos por exclusivo,


la ciencia racional, la matemática, la experimental, la de la teoría y la
prueba, ella, no necesariamente nació en contradicción con el
conocimiento del alma y del espíritu que vivían esos pueblos, tal como
parece es hoy en día, pues el hombre antiguo tenia una concepción
unitaria del mundo natural y espiritual, encontrando alma tanto en las
cosas naturales como en sí mismos. El alma de la naturaleza es lo
que busca conocer la ciencia moderna, dirían ellos, pero la hemos
desnaturalizado pues en el esfuerzo de la búsqueda de objetividad la
hemos deshumanizando, convirtiéndola en un arma de doble filo, que
hoy nos tiene al borde del caos ecológico, dándole razón a los
alquimistas que cubrían su obra del secreto, pues decían cuidarse de
que el conocimiento cayera en manos de quienes no tuvieran temor
de Dios.

Hoy sucede lo contrario, la ciencia materialista intenta llevar su


métodos a la investigación del alma humana, haciendo grandes
avances por cierto, pero encontrándose con unos muros
infranqueables para el pensamiento racional, por ejemplo, en el
estudio del inconsciente formulado por Freud, se detuvo en el umbral
entre el inconsciente personal y el colectivo, umbral que su discípulo
Yung transpasó usando métodos no racionales como el simbólico.

Un racionalista no considera, por ejemplo, la epifanía de lo sagrado,


con que ejecuta su rito cualquier religión, mientras el simbolista se
sumerge en la misma al sintonizándose con su esencia espiritual,
estado al que no conduce la razón sino la intuición simbólica, la
mística.
74

Todo esto para afirmar que el hombre de la Edad Media Europea, en


su ignorancia, producto de la muerte de sus religiones ancestrales y la
imposición del cristianismo, fue transformado a través de esfuerzos
premeditados de organizaciones religiosas que practicaban un
conocimiento científico, místico e iniciático, traído de Oriente en el
cual no había escisión entre ciencia y religión, ellos vivían la ciencia
como los antiguos.

Aquí es donde aparecen Órdenes como la de los Templarios, los


Caballeros Teutónicos, los Hospitalarios etc. Tomemos a los
Templarios, tal como hace Braun, como hilo conductor de los
fenómenos culturales de lo que pasa en Europa desde el inicio de la
cruzadas en 1.099 hasta la caída de los Templarios en 1.307, el 13 de
octubre de este año se cumplen setecientos años, de su extinción
profana.

Acudimos al libro “La Espada y el Grial” de Andrew Sinclair en su


tercer capítulo intitulado:

LOS CABALLEROS DE LA ESPADA, LA LLANA Y EL GRIAL

Para repasar el tema templario y sus fuentes ideológicas, las raíces


de lo que más tarde les costaría la existencia.

Para los cristianos de Europa, Jerusalén era, literalmente, el centro del


círculo del mundo. Según la leyenda, Adán, el primer hombre, fue
enterrado en el Gólgota, donde Jesús, el Hijo de Dios, moriría en la
cruz. También para los judíos Jerusalén era el centro de Israel y del
mundo, y el centro de la ciudad sagrada era la piedra angular del
Templo de Salomón, ante la cual estaba el Arca de la Alianza. Los
cristianos tenían otra piedra alternativa que consideraban el ombligo u
omphalos del universo; estaba bajo la cúpula de la iglesia del Santo
Sepulcro, donde se había conservado en ciertas épocas la Vera Cruz.
Era un pilar de mármol de sesenta centímetros de altura, sobre el que
se había colocado un recipiente que contenía una piedra, otra fuente de
inspiración para los romances sobre el Grial y para los gnósticos y los
alquimistas, uno de lo cuales escribió: «Haz un círculo redondo y
75

tendrás la Piedra Filosofal.»

El castillo del Grial mismo se basaba en la idea de la Jerusalén celestial


y perfecta, un orbe que era el corazón de la fe y de la existencia. Para
los cruzados, Jerusalén era a la vez una ciudad real y soñada, un lugar
amurallado en Palestina y un paraíso en la Tierra Santa. La
peregrinación a Jerusalén era también la búsqueda del castillo del
Grial.

Una de las influencias sobre las descripciones alemanas del castillo


del Grial era histórica y oriental. En el romance medieval titulado El
joven Titurel, el templo del Grial estaba sobre un Monte de la Sal-
vación de ónice. Era de planta redonda, bajo una cúpula dorada en la
que relucían constelaciones de joyas sobre un sol de oro y una luna
de plata, ambos mecánicos. A principios del siglo VII, el rey persa
Cosroes II había construido un palacio semejante en la montaña
sagrada de Shiz, donde existía un santuario circular anterior del
Fuego Sagrado, en memoria del vidente Zoroastro, cuyas creencias
maniqueas influyeron sobre los gnósticos y sobre los alquimistas.
Aquel palacio circular, construido con gemas y metales preciosos,
representaba a los cielos, que se hacían girar arrastrados por tiros de
caballos que arrastraban sogas desde pozos inferiores. Los depósitos
minerales de un lago de origen volcánico hacían que la montaña bri-
llara como el ónice. Este primitivo planetario se llamaba el Trono de
los Arcos; la rotonda central estaba rodeada de veintidós arcos
ornamentados, el mismo número de templos menores que rodeaban
el salón principal del castillo del Grial en El joven Titurel. Por
desgracia, el emperador bizantino Heraclio derrotó a Cosroes,
destruyó el Trono de los Arcos y recuperó la Vera Cruz, que Cosroes
había llevado allí cuando conquistó Jerusalén. Esta primitiva cruzada
para reconquistar la Vera Cruz era bien conocida en la Europa
medieval e inspiró las canciones de los trovadores.

Cuando un ejército cristiano conquistó Jerusalén en 1099, el fana-


tismo de sus soldados hizo de la culminación de las aspiraciones de la
Primera Cruzada un crimen imperdonable cuyo recuerdo todavía hace
temblar al mundo musulmán. Jerusalén era la tercera ciudad santa del
Islam, después de La Meca y Medina. En el Corán, Alá llevó allí cierta
noche al profeta Mahoma en un viaje misterioso, primero a los lugares
76

donde se levantarían después la mezquita de al Aqsa y la Cúpula de


la Roca, y después al cielo, donde vio a Jesús y a Moisés. Este
encuentro simbolizaba la continuidad de las tres religiones, el
judaísmo, el cristianismo y el islamismo, bajo la gran Cúpula reluciente
de Jerusalén. Pero cuando los cruzados irrumpieron en la ciudad, la
saquearon y mataron a la mayoría de sus habitantes. Así, la Jerusalén
terrenal fue limpiada por los cruzados en una orgía de violencia, que
tenía poco que ver con las obras de unos caballeros que hubieran
alcanzado por fin la ciudad celestial del castillo del Grial.

Los miembros de la primera de las órdenes militares cristianas


fundada por Godofredo de Bouillon, el de la barba rubia, se convirtie-
ron en guardianes de la iglesia del Santo Sepulcro, situada en el lugar
donde se suponía que Cristo había resucitado de entre los muertos.
Pero fueron sustituidos al poco tiempo por los caballeros templarios,
que se convirtieron en guardianes del Templo de Salomón, centro ori-
ginal de Jerusalén, de Israel y del mundo. El lugar donde se creía que
se había levantado estaba ocupado por la mezquita de al-Aqsa, de la
que los templarios hicieron su Templo e iglesia, inspirada en la del
Santo Sepulcro.

Los peregrinos creían que la contigua Cúpula de la Roca, octogonal,


era el primitivo Templo de Salomón, y su figura aparecía en el sello
del Gran Maestre templario. Ruga de Payens y sus compañeros
pronunciaron sobre la misma roca sagrada el juramento con que
fundaron la orden templaria.

Esta observación que viene a continución es clave para entender la


transmisión e conocimiento de los árabes a los cristianos.

Los caballeros absorbieron una buena cantidad de filosofía, ciencia y


técnicas de construcción de los árabes de la época, que descendía
del pensamiento griego clásico. En su orden había muchos canteros y
constructores, y utilizaron las imágenes del Templo y de los
instrumentos de construcción en su simbolismo y en sus ceremonias.
Ellos, como muchos masones posteriores, eran neoplatónicos. Creían
en un solo Dios, Arquitecto del mundo, en Quien podían creer los
seguidores de todas las religiones: los cristianos, los musulmanes y
los judíos. Éste era un concepto fundamental en sus creencias e
77

inspiró las acusaciones posteriores de herejía.

Los templarios fueron, asimismo, el medio de transmisión de


conocimientos herméticos y cabalísticos procedentes del Oriente Pró-
ximo hasta los primeros masones escoceses, a través de los cuales
llegaron finalmente a todos los francmasones.

Los templarios adoptaron del misticismo oriental el conocimiento


secreto, la gnosis. Su geometría sagrada era el octógono inscrito en el
círculo. La Cúpula de la Roca, que contenía una piedra sagrada, fue
construida por arquitectos islámicos; consistía en ocho muros iguales
que sustentaban una cúpula dorada. El edificio fue protegido por los
templarios durante los noventa años que duró el reino cristiano de
Jerusalén en el siglo XII; su forma influyó sobre toda la arquitectura
templaría, y llegó a convencer a los templarios y a los peregrinos que
lo visitaban de que se parecía al primer Templo de Salomón.

Los templarios no sólo fueron los banqueros del reino de Jerusalén


durante su siglo de vida: también fueron sus diplomáticos ante el
mundo musulmán. La caída del reino sólo se produjo cuando los
grandes maestres sin preparación optaron por los enfrentamientos

Aunque los templarios dependían de Europa como fuente de ingresos


a través de sus presbiterios y como lugar de reclutamiento de nuevos
afiliados, constituían un ejército permanente en Tierra Santa; varios
centenares de caballeros defendían la Ciudad Santa y una línea
interrumpida de castillos a través de Palestina. Su existencia dependía
de que supieran enfrentar entre sí a los jefes· o señores árabes de la
guerra. Una alianza de todos los estados musulmanes contra ellos
habría significado su fin.

Aca viene otro aspecto clave en la naturaleza de los templarios:

Influyó sobre ellos especialmente la secta guerrera rival musulmana,


chiíta e ismaelita, de los Asesinos, que tenían castillos y tierras en las
montañas próximas al mar Caspio y en Siria, y apoyaban a los califas
fatimíes de Egipto. Su fundador y primer gran maestre, Hassán Ibn al-
Sabbah, fue poeta y científico e inventó el terrorismo moderno.
Adoctrinaba a jóvenes fanáticos para que asesinasen a sus enemigos,
78

muchas veces a costa de sus propias vidas. Del nombre de estas


brigadas suicidas procede el adjetivo fedayín, que todavía se aplica a
los guerrilleros palestinos. Los asesinos * encontraron en los
templarios a unos aliados fieles en la lucha contra los jefes sunnitas
de Siria y de otras naciones árabes; los templarios también se
convirtieron a algunos de los secretos de su organización y de sus
doctrinas.

El relato medieval sobre un castillo y un paraíso terrenal semejante al


castillo del Grial del Rey Pescador era verídico en ese sentido.
Apenas se puede dudar de que los asesinos tomaran drogas, pues su
nombre procedía de la palabra árabe hashshishin, que quiere decir
«tomadores de hachís». El relato sobre el jardín paradisiaco surgió
probablemente a partir de las alucinaciones producidas por la droga.
Pero las leyendas orientales ya habían convertido en un Edén al valle
fértil próximo a la fortaleza principal de los asesinos en Alamut, al sur
del mar Caspio.

Los misioneros formados en la Gran Logia de los Ismaelitas en El


Cairo predicaban una doctrina que negaba la mayor parte de las
creencias islámicas ortodoxas. Afirmaban que la ley y las escrituras
musulmanas contenían un significado interno que sólo era conocido
por los imanes. Enseñaban que sólo habían existido siete profetas:
Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús, Mahoma y el imán Ismael. En el
orden de la creación, los profetas se encontraban al nivel de la Razón
Universal; sólo Dios era superior a éste. El hombre se encontraba en
el nivel más bajo de los siete que tenía la escala de la creación.
Aunque el mismo Dios era impenetrable, el hombre podía subir por
estos niveles hasta alcanzar la Razón Universal, y en cada nivel se le
revelaría un aspecto nuevo de la enseñanza. Estas ideas eran
heréticas, y por ello se exigía a todos los iniciados ismaelitas que
ocultasen sus creencias, de acuerdo con el requisito chiíta del secreto,
y seguir externamente la religión estatal. En los textos ismaelitas solía
aparecer un vagabundo obsesionado como un Percival en busca de
un Grial. Buscaba la verdad sufriendo pruebas y padecimientos, hasta
que finalmente un imán lo admitía en la fe y le revelaba el verdadero
significado de la ley y de las escrituras musulmanas.

Hassán Ibn al-Sabbah describe una búsqueda así en sus propias


79

memorias. Buscaba el poder espiritual a través del poder político, y


convirtió el papel del iniciado ismaelita en el papel del Asesino. Al
mismo tiempo, modificó los grados de la iniciación. Las únicas des-
cripciones de estos grados y de los misterios que se revelaban a los
iniciados fueron expuestas por estudiosos europeos, que
consideraban que la propia jerarquía ismaelita era un simple sistema
de lavado de cerebro. Según sus crónicas, las enseñanzas que se
impartían en cada nivel negaban todo lo que se había enseñado
antes. El secreto último de los asesinos era que el cielo y el infierno
eran una mima cosa, que todos los actos eran indiferentes, y que no
existía el bien ni el mal, salvo la virtud de obedecer al imán. No se
sabe nada de los secretos de los asesinos, pues sus libros doctrinales
y de rituales fueron quemados por los mongoles en 1256 con su
biblioteca de Alamut. Hassán subrayó la importancia especial de la
doctrina chiíta de la obediencia al imán y modificó la jerarquía
ismaelita. Según la tradición persa, por debajo de Hassán, que era el
el jefe o Gran Maestre, estaban los· da'is mayores, los da'is
ordinarios, los rafiqs o compañeros, los lasiqs o legos y los fidais
(devotos), que cometían los asesinatos. La jerarquía de los templarios
bajo su Gran Maestre en grandes priores, priores, caballeros,
escuderos y hermanos legos seguiría estrechamente la jerarquía de
los asesinos.

Con la autoridad de su rango y utilizando drogas, Hassán inculcaba en


los fidais una obediencia tan ciega, que éstos, como los pilotos
suicidas japoneses de la Segunda Guerra Mundial, recibían con
alegría la muerte en los atentados. Preferían la daga como arma y el
patio de la mezquita como lugar de ejecución. Despreciaban el
empleo del veneno y de la intriga palaciega, pues su código era más
propio de soldados que de asesinos de serrallo.

El fundador de la orden del Temple, Ruga de Payens, conocía a los


asesinos cuando formó su organización. Las órdenes militares
cristianas y musulmanas se conocían mutuamente en Siria antes de
1128, cuando se redactó la regla del Temple. Incluso los colores que
llevaban los caballeros, cruces rojas sobre campo blanco, eran las
mismas de los rafiqs asesinos, que llevaban gorras y cinturones rojos
y túnicas blancas. Algunos autores aseguran que los templarios
80

adoptaron los «colores de inocencia y sangre, de devoción pura y


asesinato» de los asesinos, sólo porque sus rivales, los caballeros
hospitalarios, iban de negro. Sea como fuere, la función de los
templarios era prácticamente la misma de los asesinos: servir de
poder independiente a favor de su fe religiosa.

Otras decisiones precipitadas que tomó el Gran Maestre templario en


1187 significaron el final del reino de Jerusalén. Tres años antes; el
viajero andalusí Ibn Jubayr había observado la comprensión y el
respeto mutuo de sus respectivos derechos que manifestaban los
cristianos y los musulmanes en sus relaciones comerciales en
Palestina. Pero esta situación estaba condenada al fracaso, pues el
gran general kurdo Saladino había conseguido unir a los estados
musulmanes divididos en una jihad o guerra santa contra los infieles
después de que los francos atacaran las rutas comerciales del mar
Rojo y las caravanas de peregrinos a La Meca. Envió un destaca-
mento de exploración de siete mil de a caballo con salvoconducto,
pero fueron atacados por los caballeros templarios y hospitalarios, que
quedaron diezmados. Los supervivientes culparon al rey de Jerusalén
de haber tenido tratos con los musulmanes, lo mismo que ellos
llevaban haciendo noventa años. Le convencieron de que saliera a
combatir con el ejército unificado de Saladino .

Y el ejército cristiano quedó atrapado sin agua en Hattin y fue


destrozado. Saladino renunció excepcionalmente a su política habitual
de piedad y castigó la perfidia de los infieles. Todos sus prisioneros de
las órdenes militares de caballería fueron decapitados por sus
equivalentes musulmanes, los sufíes. Pero, por contraste con la
masacre que habían cometido los cristianos entre los habitantes de
Jerusalén durante la Primera Cruzada, Saladino perdonó el Santo
Lugar. El jefe de la defensa, Balian de Ibelin, amenazó con destruir la
ciudad santa, incluida la Cúpula de la Roca, si no se perdonaba a los
defensores a cambio de un rescate, y Saladino aceptó las
condiciones. Puso incluso guardias en los lugares de culto cristiano, y
se negó a arrasar la iglesia del Santo Sepulcro como venganza por la
brutalidad de los cristianos cuando éstos conquistaron Jerusalén. La
mezquita de al Aqsa se volvió a convertir en un santuario islámico
después de que se bañaran sus muros con agua de rosas.
81

La caída de Jerusalén puso fin a la razón de ser de la orden del


Temple, pues sus caballeros eran los guardianes del Templo de Salo-
món y los protectores de los peregrinos que viajaban a los lugares
santos cristianos, que ahora estaban en manos musulmanas. Aunque
perdurarían otros ciento veinte años como orden militar, los templarios
tuvieron que encontrar una nueva misión. Se replegaron hasta la
costa, y allí construyeron fortalezas, preparando una nueva cruzada
para recuperar Jerusalén: Sólo la Tercera Cruzada, con el rey Ricardo
1 de Inglaterra, estuvo próxima a conseguir esta segunda misión; pero
Saladino resultó ser un adversario a la altura del mismo Corazón de
León. Los templarios se convirtieron cada vez más en banqueros y en
administradores de sus posesiones.

Una premonición de su destino final fue otra cruzada, dirigida ahora


por cristianos contra cristianos, en Francia. Sus víctimas fueron los
cátaros o puros, que fueron llamados herejes, como lo serían más
tarde, a su vez, los templarios. Desde la fundación de la orden
templaria por Ruga de Payens, ésta había mantenido relaciones
estrechas con la corte de Champaña y Provenza y con el Languedoc.
Los autores de los romances medievales hicieron de ellos los
caballeros del Grial. Los protectores de la cultura en el sur de Francia,
que eran sin duda los más ricos y civilizados de Europa en el siglo XII,
apoyaron las cruzadas y murieron en ellas. Pero los reyes de Francia
deseaban adueñarse de los principados independientes del sur, y los
papas desconfiaban del poder creciente de los sacerdotes cátaros,
que se llamaban peifecti y querían reformar la fe.

Tanto los cátaros como los templarios estuvieron influidos por las
doctrinas maniqueas, sufíes e islámicas, además de por el cristianis-
mo primitivo y por la cábala. Creían que la carne era corrupta y que la
vida era una ascensión al espíritu semejante a la búsqueda del Grial.
Lucifer, o el demonio, había provocado la creación del hombre. Platón
tenía razón cuando citaba a Eurípides en su Gorgias: «¿ Quién sabe
si la vida es la muerte y la muerte es la vida?» También tenía razón el
rey del Grial en Día Krfme. «Sólo tenemos la apariencia de vida; en
realidad, estamos muertos.» Los peifecti guiaban a sus iniciados por
el camino del espíritu con el banqute místico llamado manisola y el
casto beso de bienvenida a la fe llamado consolamentum. Esta
religión era, sin duda, más pura y personal que el catolicismo de la
82

época, pues hacía responsable al individuo de su propia alma por


medio de un modo de vida ascético. Son evidentes las influencias
cátaras en la búsqueda del Grial y en la misión de conquistar la ciudad
de Jerusalén de los primeros cruzados. Fue una tragedia que la
cruzada albigense se dirigiera contra una de las fuentes de las
cruzadas orientales anteriores.

Las tierras y las ciudades del Languedoc fueron devastadas por


caballeros mercenarios pobres y desocupados de una manera tan
completa como lo había sido antes la Tierra Santa. Y, como era de
esperar, se consideró que el último castillo de los cátaros que resistió,
el de Montsegur, era el castillo del Grial, donde los peifecti tenían
alimentos y vida espirituales. Se creía,que un cáliz que se había utili-
zado en la manisola había sido sacado a escondidas de Montsegur
antes de la caída de la fortaleza y que todavía estaba oculto en las
cuevas que existen bajo ésta. Aunque algunos templarios participaron
en la cruzada albigense, la mayoría de los caballeros cátaros que
escaparon de la matanza fueron admitidos en la orden militar del
Templo de Salomón, cargada a su vez de influencias orientales.

Pero otro rey Felipe de Francia atacaría a los propios templarios, a


causa de su riqueza, de su poder y de sus herejías. Los nuevos
reinos de Europa podían aprobar las cruzadas para liberar la ciudad
santa de Jerusalén, pero no podían tolerar un estado secreto dentro
de su estado, por muy sagrada que fuera aparentemente su misión.

La caída inminente de los templarios y la huida de algunos caballeros


con sus tesoros y su flota cambiaría la fortuna de la antigua familia
escandinava, normanda y escocesa de los Saint Clair. El desastre de
la orden fue una oportunidad para los señores de Rosslyn.
Absorbieron los recursos y los conocimientos templarios, dirigieron a
los caballeros supervivientes en una batalla para conquistar la
independencia de su país, se adueñaron de las islas Orcadas y
Shetland, e incluso establecieron una colonia en un Nuevo Mundo, al
otro lado del océano occidental.

Hasta acá Sinclair en su libro, que termina en uno de los mitos que
usa Braun en su novela, los constructores de la capilla de Rosslyn, el
83

lugar de peregrinación moderno inducido por la novela, uno entre


tantos.

Debe quedar claro que los templarios eran: sacerdotes, guerreros,


constructores y banqueros. Como el símbolo de los dos caballeros
sobre un mismo caballo lo indica, en su estructura trinitaria, de unión
de contrarios, tenían funciones en este mundo y en el otro, en el
material y en el espiritual, no la torpe interpretación de que era para
indicar la pobreza y humildad que no les permitía tener sino un
caballo.

El mundo moderno lo ha desacralizado todo, y obvio que también la


guerra, a pesar de la paradoja que puede representar para esta
llamada civilización cristiana, que la guerra pueda ser sagrada, o que
puedan haber actitudes sagradas frente al fenómeno guerrero.

De acá nace el título de este capitulo de la conferencia, la Edad Media


y los Mitos Guerreros. Tenemos que considerar que para otras
civilizaciones la guerra no ha sido religiosamente lo que es
hipócritamente para nosotros, y digo hipócrita, porque es la posición
de Occidente frente a la guerra la que lleva una doble moral, que entre
otras cosas es la fuente del conflicto que vivimos hoy con el
enfrentamiento entre Oriente y Occidente encarnado por la guerra en
Irak.

Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio


romano, la nueva iglesia adoptó la misma actitud intolerante y cruel
que había padecido hasta entonces. En el año 430 dC el derecho civil
establecía la pena de muerte para los herejes, si bien estas leyes no
se empezaron a cumplir rigurosamente hasta muchos siglos más
tarde. En 1144, el papa Lucio II albergaba dudas sobre cuál debía ser
el castigo aplicable a la herejía y no parecía importarle demasiado,
pero sólo cuarenta años después, en 1184, el papa Lucio III creó la
primera inquisición episcopal. En 1926 desaparece para convertirse
en congregación para la defensa de la Fe, de la cual el actual Papa
fue director.
84

De no haber sido por la Inquisición, el tribunal católico encargado de


descubrir y castigar la heterodoxia religiosa, no hubiera muerto por
brujería ni una sola persona.

Cuando viene el proceso contra los Templarios en 1307, se desborda


la inquisición contra toda forma esotérica, que tenga visos de doctrina
secreta. De los Templarios y su doctrinas secretas poco o nada se
sabe en particular, pero ninguna de sus grandes obras esta oculta,
todo lo contrario perduran, son muchas de las catedrales góticas, que
financiaron y construyeron y en las cuales dejaron plasmados muchos
conocimientos esotéricos, de carácter alquímico y astronómico, como
todos los grandes templos de la antigüedad, producto de una ciencia
material y espiritual que se basaba no en una matemática racional
como la nuestra, sino en una Geometría Sagrada, de carácter
matemático, obvio, pero eminentemente simbólica. Entre el
conocimiento exterminado para occidente por la Inquisición estuvieron
las doctrinas esotéricas base de la mística guerrera de los Templarios,
exteriormente fundamentada en la defensa de los peregrinos a
Jerusalén, tanto que cuando cayo La tierra Santa de nuevo en manos
Musulmanas, el Temple perdió su razón de ser, pues desaparecida la
cubierta exotérica de su esoterismo guerrero quedo expuesta la
Orden, tal como efectivamente ocurrió, cuando Felipe el Hermoso con
la complicidad del Papa les dio el golpe de gracia.

En occidente no vamos a encontrar la respuesta de la naturaleza de


los mitos templarios, solo las culturas orientales tienen aún vivas
muchas tradiciones guerreras de carácter espiritual.

El texto de cabecera de Gandhi, El Bhagavad Ghita, nos sirve de


ejemplo de la visión espiritual y filosófica de los Hindúes, este libro es
un texto de Yoga, pero comienza precisamente en el escenario de una
guerra entre los Kurues y los Pandavas, donde el príncipe Arjuna tiene
que batallar con sus primos, pero ante la crueldad e insensatez del
hecho desfallece, ante lo cual Krisna le dirige su famosa reprimenda
metafísica y comienza a darle lecciones de yoga, que es lo que se
desarrolla en todo el texto, mostrandonos la visión metafísica que
media, si se pudiera decir, la ética de esta guerra.
85

EL DESFALLECIMIENTO DE ARJUNA

Dartarashtra rey de los Kurues pregunta:

¿Qué han hecho reunidos y llenos de ardor guerrero, mi pueblo y los


pandavas en el lugar de la realización del dharma? (ley moral)

El rey, después de haber visto el ejército pandava dispuesto para el


combate, se aproximó a su maestro y le dijo:

Conoce, joh tú, el mejor de los que han nacido dos veces!,

Tú mismo, siempre victorioso guerrero, y también otros muchos


héroes, me han hecho el don de sus vidas. Todos tienen armas y
dardos y están muy versados en la guerra.

El poderoso antepasado, el antecesor de los kurus, con gran alegría,


sopló en su cuerno y atronó el campo de batalla con un rugido de
león.

Al instante los cuernos, los tambores y las trompetas lanzaron al aire


su alegre sonido y se produjo un clamor gigantesco.

Los hijos, al oír este horrísono clamor, que repercutía en el cielo y la


tierra, sentían desgarrarse su corazón.

Entonces, Arjona el hijo de Pandu, cuyo emblema es un mono, al ver


a los hijos de Dartarashtra dispuestos para el combate y al ver arrojar
los primeros dardos, empuñó su arco y habló así al señor de la tierra
encarnado en el auriga de su carro;

Detén mi carro en medio de los dos ejércitos. Así contemplaré a esta


ingente cantidad de hombres deseosos de lucha y a los que tengo
que enfrentarme. Así podré contemplar a los que están reunidos para
combatir por los malvados hijos de Dartarashtra.

Y Krisna el dios que le hacia de auriga, después que le habló así,


colocó el mejor de los carros en medio de los dos ejércitos, ante
86

todos los reyes de la tierra y le dijo:

Arjuna, contempla esta reunión de kurus.

Entonces Arjuna vio tíos y abuelos, maestros, sobrinos, hijos y nietos,


amigos, suegros y hombres bondadosos en los dos ejércitos
enemigos.

Y lleno de profunda compasión al ver a todos estos familiares


preparados para combatir, dijo estas palabras nacidas de su dolor y
su tristeza.

Krishna, cuando veo a los míos preparados para la lucha, mis


miembros desfallecen, mi boca se seca, tiembla mi cuerpo y se erizan
mis cabellos; mi arco escapa de mis manos y parece que el fuego se
extiende por toda mi piel.

No puedo sostenerme en pie y mis pensamientos son semejantes a


un remolino; tengo funestos presagios.

¿Con qué objeto mataría a los míos? No deseo la victoria, los reinos
ni los placeres.

Govinda (Krisna) ¿qué sentido puede tener para nosotros un reino,


las alegrías e incluso la propia vida? Prestos para la lucha y dejando
su vida y sus riquezas, están aquí aquellos para quienes
ambicionamos reinos, alegrías y placeres; amos, padres, hijos,
abuelos, tíos, suegros, nietos, cuñados y toda clase de parientes. De
ningún modo podría matarles, y entonces ¿tendré que ser yo el que
muera para de este modo reinar sobre los tres mundos, y menos aún
sobre Ia tierra? ¿Qué alegrías podremos tener después de matar a
los hijos de Dhrtarashtra?

Al matarles pecaremos, a pesar de ser ellos los agresores; y además,


¿es que acaso no nos está prohibido el matar a los hijos de los
parientes nuestros? ¿Cómo podría llegarnos la felicidad al matar a
nuestra propia familia?
87

Aunque, ciegos por el deseo, no vean ellos que cometen un pecado al


destruir su familia, no encuentran ningún crimen en enfrentarse a sus
amigos, ¿no nos sería posible, guiados por la sabiduría, el retroceder
ante un pecado de tal naturaleza, ya que para nosotros, la destrucción
de nuestra familia es un mal?

Cuando la familia es destruida, se destruyen sus perennes


tradiciones; cuando éstas desaparecen, toda la familia se sitúa fuera
de la ley.

Los destructores de la familia, incluso ésta misma, son condenados al


infierno por esta confusión, pues los antepasados mueren al ser
privados del "pan" y de las libaciones.

Y los hombres que tienen pervertidas sus costumbres familiares son


condenados al infierno .para toda la eternidad. Pues así se nos ha
dicho.

Nosotros, que deseamos exterminar a nuestros parientes por


conseguir los placeres de la realeza, estamos abocados a un gran
pecado.

Más me valdría que las armas de los hijos de Dhrtarashtra, estando


ya desarmado y sin ofrecer resistencia, me mataran.

Arjuna después, de haber pronunciado estas palabras en el mismo


campo de combate, Se desplomó sobre el asiento de su carro y dejo
deslizar de sus manos el divino arco y el inagotable carcaj,
desfallecido su espíritu por la pena.

LA REPRIMENDA DE KRISNA, O LA ENSEÑANZA DEL YOGA

Govinda, a quien estaba lleno de compasión, con los ojos tristes y


llenos de lágrimas, con el ánimo acongojado y falto de vigor, le habló
así:
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¿Qué origen tienen este abandono, esta riqueza, esta noche del alma
en el momento de la dificultad y del peligro? No es éste el camino que
agrada al ario; esto no puede provenir del cielo ni puede conducir a él
y en este mundo impide el conseguir la gloria.

No abandones el valor del guerrero y del héroe, pues es indigno de ti.


Aleja esta cobardía. ¡Arriba!

Arjuna respondiendo le dice: ¿Cómo me sería posible herir en la


batalla a Bhishma y Drona, a los cuales por el contrario respeto, oh
destructor de enemigos?

Preferiría vivir de limosnas antes que matar a estos magnánimos


maestros. Si les matara, disfrutaría en este mundo de alegrías
manchadas de sangre.

Y realmente ignoro qué sería mejor para nosotros, si vencerlos o ser


vencidos por ellos; ante nosotros están los partidarios de
Dartarashtra, cuya muerte nos haría odiosa la vida.

Mi espíritu heroico es en este momento absorbido por mi indecisión;


todo mi ser se da cuenta de que no puedo discernir claramente el bien
y el mal. Te pido que me digas con claridad Io que convendría hacer.
Me refugio en ti como discípulo tuyo; ilumíname. No veo nada que
pueda apartar de mi ánimo la tristeza que nubla mis sentidos; que me
hace dudar en obtener un próspero reino, o incluso el poder sobre los
mismos dioses.

Arjona, el temido por sus enemigos, después de haber dirigido estas


palabras a Krisna y habiéndole dicho "No quiero combatir", guardó
silencio.

Krisna sonriendo, habló así a Arjuna, que estaba deprimido y sin


coraje.

Tú lloras, aunque no deberías llorar, y a pesar de ello tus palabras


89

son sabias. El hombre iluminado, no se entristece por los vivos ni por


los muertos.

No es cierto que existiera un tiempo en el que ni tú ni yo ni los reyes


no existieran; tampoco es cierto que tengamos que aniquilamos en el
futuro.

Así como el alma pasa a través de la infancia, la juventud y la vejez,


así pasa también por los cambios de cuerpo, y esta doctrina no
podría turbar al hombre que encuentra en sí la paz.

Soporta los estados corpóreos que producen el frío y el calor, el


placer y el dolor, cosas todas perecederas.

Quien soporta estas cosas sin miedo ni tristeza, ¡Oh hombre de


corazón animoso!, quien es lo suficientemente firme y sabio para
permanecer tranquilo en el placer y en el dolor, éste alcanzará la
inmortalidad.

Lo que existe realmente no puede dejar de existir; lo que no existe no


puede comenzar a existir. El final de esta oposición entre el ser y el
no ser lo han visto los que ven las verdades fundamentales.

Contempla al que es imperecedero, a quien ha hecho todo el mundo


material. ¿Quién podría matar a este espíritu inmortal?

Los cuerpos limitados tienen fin, pero quien es dueño y señor del
cuerpo es infinito, sin límites, eterno, indestructible. Por lo tanto
lucha.

Quien cree que es el alma lo que mata o el que piensa que el alma
puede ser muerta, yerra. El alma ni mata ni es muerta.

El alma ni nace ni muere, ni comienza a existir un día para


desaparecer sin volver jamás a existir. Es eterna, antigua e increada;
el alma no muere cuando muere el cuerpo.
90

Quien sabe que ella es una existencia espiritual eterna, inmortal e


imperecedera, ¿cómo podría matar?

El alma encarnada se desprende de los cuerpos viejos y toma otros


nuevos, así como el hombre cambia sus vestidos.

Las armas no pueden herirla, ni el fuego consumirla, ni el viento


secarla, ni las aguas empaparla.

No se podrá herirla ni quemarla, mojarla ni secarla. Firme para toda la


eternidad, inmóvil, penetrándolo todo, ella existirá durante toda la
eternidad.

Ella está oculta, ella es inmaterial, ella es inmutable; así nos ha sido
descrita por los antiguos sabios; sabiendo esto, no deberías afligirte.

No te aflijas, poderoso guerrero, aunque creas que el Yo está sujeto al


nacimiento y a la muerte, pues en verdad la muerte sólo acaece al
que ha nacido, y el nacimiento al que ha muerto; por ello, que es
inevitable, no deberías afligirte.

Los seres son no-manifestados en su origen, manifestados en la mitad


de su camino; no-manifestados cuando perecen. ¿Por qué te afligiría
esto?

Contemplamos y hablamos de lo divino como algo maravilloso,


superior a nuestra inteligencia, pues nadie ha podido jamás conocer lo
absoluto.

OH, Arjuna!, puesto que lo divino reside en cada cuerpo y es eterno e


indestructible, tú no debes afligirte por ningún ser creado.

Además, si reflexionas sobre tu propio dharma, no debes turbarte;


pues no hay mayor bien para un guerrero que una noble batalla.

Si una batalla de esta naturaleza se les presenta, entonces son felices


los guerreros.
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Pero si tu no luchas en defensa del derecho, traicionarás tu deber, tu


virtud y tu gloria, y habrás pecado.

Los hombres afirmarán tu eterna deshonra y para un hombre noble la


deshonra es peor que la muerte.

Los hombres valerosos creerán que no has combatido por temor.


¿Acaso mancharás tu honor ante los que te tenían en tan gran
consideración?

Tus enemigos te dirigirán grandes injurias, despreciando tu valor,


¿acaso hay peor desgracia?

Si mueres, irás a los cielos; si vences, serás el señor de la tierra. Por


tanto, levántate y lucha.

No pecarás si te arrojas a la batalla habiendo logrado que la desgracia


y la felicidad, la victoria y la derrota, el fracaso y el éxito te sean
iguales.

Esta es la sabiduría que nos enseña el Samkya; ahora te enseñaré lo


que enseña el yoga, pues si llegas a ser yogui te librarás de la
esclavitud de las obras.

En esta doctrina, ningún esfuerzo es inútil, ningún obstáculo carece de


objeto; un poco de esta doctrina libra del máximo terror.

La inteligencia firme y estable es una y homogénea, pero cuando está


dividida en muchas tendencias y sigue múltiples caminos, es la inteli-
gencia del irresoluto.

La inteligencia de los pobres descarriados que se afanan por el


placer y el poder, no está fijada en el Yo con gran seguridad.

La doctrina del Veda es la acción de los tres gunas; pero tú, Arjuna,
librate de ellos, de las dualidades y permanece siempre en el ser
verdadero sin poseer ni adquirir, pero dominando el Yo.
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Tú debes perseguir la acción, pero sólo a ella, no a sus frutos; que


éstos no. sean tu acicate; mas, por el contrario, no te entregues a la
inacción.

Cuando hayas alcanzada el yoga, realizarás tus acciones sin interés


impertérrito ante el fracaso o el éxito, pues esta tranquilidad de ánimo
es la que produce el yoga.

Los sabios que unieron su razón y su voluntad con lo divino


desprecian los frutos de la acción y liberados de la esclavitud del
nacimiento, alcanzaran un estado superior' al yoga.

Si tu inteligencia vence al error, te serán indiferentes las escrituras


sagradas que conoces y las que ignoras.

El hombre que se libera de todo deseo y que se satisface en el Yo por


el Yo, ese es el que tiene una sabiduría.

Quien no se turba en medio de las tristezas, quien en medio del placer


no siente deseo, quien ha abandonado todo impulso, temor o cólera,
éste tiene el entendimiento estable.

Quien no se inmuta por nada, aunque le acaezca un mal o un bien,


quien ni odia ni se entristece, ése está, sólidamente en posesión de la
sabiduría.

Quien desvía los sentidos de todo estímulo, como la tortuga resguarda


sus miembros en su caparazón, ése está sólidamente en posesión de
la sabiduría.

El vehemente acicate del sentido acosa incluso el espíritu del hombre


sabio que pugna por alcanzar la perfección.

Pero quien tiene su mente continuamente dirigida hacia los objetos de


los sentidos es encadenado por ellos; de este lazo nace el deseo, y
del deseo la cólera.
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La cólera origina el error, el error la pérdida de la memoria, ésta la


destrucción de la inteligencia y en consecuencia, la muerte del
hombre.

Pero el que no ha alcanzado el yoga no puede tener inteligencia ni


concentración del pensamiento; quien no alcanza la concentración del
pensamiento no puede tener paz; y cómo podrá ser feliz quien no
tiene paz?

Como los vientos empujan un barco sobre el océano, así la


inteligencia es zarandeada por los sentidos descarriados en la
contemplación de las cosas.

Aún más, poderoso guerrero: quien ha alejado por completo sus


sentidos de los objetos tiene su inteligencia firmemente establecida en
un tranquilo conocimiento de sí mismo.

El Ser Supremo, que para las demás criaturas es una noche, para el
sabio que ha dominado sus sentidos es un claro día; la vida de
dualidades que representa para las criaturas el día es una noche para
el sabio iluminado.

Y alcanzará la suprema paz aquel que recibe todos los deseos como
el océano las aguas, que cada vez se llena más y sin embargo
permanece inmóvil, no aquel a quien cualquier deseo perturba. La
alcanzará también quien abandona todo deseo y vive y obra libre, sin
apetitos, quien no tiene ni yo ni mio.

Estas doctrinas del Bhagavad Ghita, no son extrañas al pensamiento


mítico del hombre antiguo, lo que encontramos son variaciones del
mismo tema en las diferentes escuelas de mística guerrera, como la
de los Shaolin tan de moda hoy en día, o la de los Samurais.

Braun en su novela, centra el mito de los templarios en la posesión de


secreto de Maria Magdalena, y si bien es cierto que los Templarios
tenían conocimientos gnósticos, como vimos antes, adquiridos de los
musulmanes, no necesariamente en la tradición de la línea de sangre
Merovingia como plantea Braun y el novelón moderno del Priorato de
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Sión, aún cuando sea verdad que la historia del cristianismo primitivo
se desvirtuó, y debiera haber sido muchísimo más feminista de lo que
ha podido ser la Iglesia romana. El mito templario se ve más claro en
las novelas del ciclo del Grial, cuyo fondo es el del Imperio,
simbolizado en la copa en la cual Jesús hizo su brindis de la última
cena y en la cual se recogió su sangre y llevó José de Arimatea a
Europa, en el caso cristiano, pues entre los paganos Celtas la copa
era un símbolo análogo, era el caldero donde se cuece la creación, y
tenía que ver con el alma colectiva, el mundo de los espiritus de los
antepasados y el acceso a ella. La cristiana, simboliza la creación del
nuevo hombre, la del Hijo de Dios.

No queremos finalizar sin antes recorrer un poco los textos orientales


que tocan el tema de la mística guerrera, y algo de los Aztecas,
pueblo con una clara civilización basada en mitos y practicas
guerreras.

El ARTE DE LA GUERRA de Sun Tzu, libro taoista, compañero del


I’Ching y el Tao Te King.

El cual aun cuando no trata explícitamente la doctrina esotérica, ya


codificada en el Tao Te King, estblece los parametos prácticos de las
realidades de la guerra. Tomamos a manera de ejemplo unos parrafos
del libro:

Cuida a tus soldados corno si fueran niños y ellos voluntariamente


irán contigo a los valles más hondos; cuida a tus soldados corno niños
amados y voluntariamente morirán contigo. Pero si eres tan gentil que
no puedes emplearlos, tan amable que no puedes mandarlos y tan
casual con ellos que no puedes establecer el orden, entonces serán
como niños consentidos, serán inútiles.

Si sabes que tus soldados son capaces de atacar, pero no sabes si el


enemigo es invulnerable, tienes apenas media posibilidad de ganar. Si
sabes que el enemigo es vulnerable, pero no sabes que tus soldados
son incapaces de tal ataque, tienes también media posibilidad de
triunfo. Si sabes que tu enemigo es vulnerable y que tus soldados
tienen capacidad de atacar, pero no conoces si el estado del terreno
95

es apropiado para el combate, tienes también media posibilidad de


triunfo.

Por consiguiente, los que conocen las artes marciales no van como
errantes cuando se mueven ni se agotan al armarse. Por esto se ha
dicho que cuando te conoces a tí mismo y a los otros la victoria no
está en peligro. Cuando conoces el Cielo y la Tierra la victoria es
inagotable.

Otro libro EL LIBRO DEL SAMURAI de Hagakure, en su capítulo


introductoria dice:

HOJAS OCULTAS

Hagakure, que significa "oculto bajo las hojas", es un antiguo breviario


de caballería inspirado en el célebre código Bushido. Nos expone la
vía del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental
presentan al Bushi.

Bushido es la aceptación total de la vida, vivir incluso cuando ya no


tenemos deseos de vivir. Esto se logra sabiendo morir en cada
instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí y ahora, sumido
en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla
cotidiano. Para el Samurai, la vida es un desafío, y la muerte es
preferible a una vida indigna o impura. Esta es la noble y espectacular
lección del HAGAKURE.

Mantenido en secreto durante siglos, el Hagakure fue el libro de


cabecera de Yukio Mishima.

He descubierto que la vía del Samurai reside en la muerte. Durante


una crisis, cuando existen tantas posibilidades de vida como de
muerte, debemos escoger la muerte. No hay en ello nada difícil; sólo
hay que armarse de valentía y actuar. Algunos dicen que morir sin
haber acabado su misión es morir en vano. Este razonamiento es el
que sostienen los mercaderes hinchados de orgullo que merodean por
Osaka; no es más que un razonamiento sofisticado a la vez que una
imitación caricaturesca de la ética de los Samurais.
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Hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades


de vivir o de morir se equilibran, es casi imposible. Todos preferimos
vivir y es muy natural que el ser humano encuentre siempre buenas
razones para continuar viviendo.

El que escoge vivir habiendo fracasado en su empeño, será


despreciado y será a la vez un cobarde y un fracasado. El que muere
después de haber fracasado, muere de una muerte fanática, que
puede parecer inútil. Pero en cambio, no será deshonrado. Tal es la
vía del Samurai.

Para ser un Samurai perfecto es necesario prepararse a la muerte


mañana y tarde e incluso durante todo el día.

Cuando un Samurai está constantemente dispuesto a morir, ha


alcanzado la maestría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida
entera al servicio de su señor.

Comienza así la introducción a cincuenta y cuatro capítulos de


doctrina. Obvio que vemos recurrente el tema de la muerte sin el cual
ninguna mística tiene sentido.
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