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HACED LO QUE OS DIJERE.

JUAN 2: 1-11

RESUMEN DE LA PREDICA DEL PASTOR SAMUEL YOO. 20-9-2020

“1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y
fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de
Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi
hora.5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.6 Y estaban allí seis
tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de
las cuales cabían dos o tres cántaros.7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las
llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo
llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque
lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre
sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has
reservado el buen vino hasta ahora.11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea,
y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.”

Desde Adán, Dios prometió salvación para la humanidad, y vino al Mundo tal como lo
dijeron los profetas: una persona de estrato humilde, sin mayores virtudes físicas, proveniente de
una aldea pequeña, hijo de una virgen y con un destino marcado por el sufrimiento y la muerte:

“Pero tú, Belén Efrata [aldea de Jesús], pequeña para estar entre las familias de Judá,
de ti [la aldea] me saldrá el que será Señor en Israel [Jesús]; […]” Miqueas 5:2

“[…] y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas
sin atractivo para que le deseemos.
3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto;
y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. Isaías 53: 2-3

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a
luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” Isaías 7: 14

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de


sus pecados.” Juan 1: 21

Jesús vino al mundo y murió así por causa de la promesa. Sí, la promesa hecha a Abraham:
la promesa del perdón de pecados, la promesa de la salvación, la promesa de la formación de la
Iglesia y un Israel Celestial, y la promesa de la Vida Eterna en el Reino del Padre.

Dios terminó la Creación y reposó (plan A). Adán con su pecado rompió ese reposo,
teniendo el Señor que ponerse a trabajar para salvar a la humanidad la cual al ir naciendo;
quedaría bajo el dominio de satanás (plan B).
Esta situación, ha generado una guerra; en donde las personas que tienen que obedecer y
tener fe hacia Dios, son interrumpidas por el diablo con el fin de que no se les resuelva su
condición de pecado. La resolución de este problema está en la Palabra de Dios, sin embargo
satanás a través de su influencia en el pensamiento de las personas (Efesios 2: 1-3 y 1a Juan 2: 16)
levanta una rebeldía y desobediencia tal; que las personas no pueden adherirse a Jesús y su
Palabra; con lo cual pierden la salvación. Es más, el justo mismo puede deslizarse si su vida se
inclina a la carne. De aquí que es esencial que tomemos el ejemplo de Jesús, quien tenía una
actitud de servicio, sujeción y obediencia a sus padres. Al cumplir la edad requerida, se bautiza
comienza su ministerio y continúa trabajando hasta su muerte. Siempre sujeto a la voluntad del
Padre con el único propósito de salvar al mundo. ¿Qué quiere decir todo esto? Que siempre que
estemos unidos a lo que dicta la Palabra, tendremos un corazón preparado; es decir, dispuesto a
cumplir la voluntad de Dios.

Para el caso de las bodas de Caná, tenemos una situación problemática. Porque una
actividad de esta naturaleza está llena de alegría, de gozo; y el vino que representa estas dos
cualidades se ha acabado. Indudablemente esto va a transformar el ambiente de dicha fiesta.
[Jesús enseñó que en cuanto el esposo (motivo de alegría) está presente no hay motivo para
ayunar (motivo de aflicción). Entonces, tenemos unas bodas en donde está el esposo pero no hay
vino] María, como madre de Jesús; conoce todo detalle sobre Jesús desde la visitación del Ángel
Gabriel. Ella sabe que Jesús puede solucionar esta deficiencia imprevista: “3 Y faltando el vino, la
madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha
venido mi hora”. Lo que acontece aquí, es que María inicialmente no entiende lo que el Ángel
Gabriel le notifica sobre la naturaleza de su embarazo. Habiéndolo comprendido, se sujeta a la
palabra Dios anunciada. Es ahí cuando reconoce su condición de sierva ante El Señor, y que para
que la voluntad de Dios se cumpla, es imprescindible tener un corazón preparado para recibir esa
Palabra. Por su parte, Jesús necesita y tiene una hora marcada para que cada cosa de su ministerio
glorifique la voluntad del Padre. A la respuesta de Jesús, María entiende que aquello que no puede
faltar en la boda no es el vino en sí; sino que aquellos por los cuales el vino a la Tierra (ovejas
perdidas de la Casa de Israel), tengan al igual que ella un corazón listo para la Palabra: “[…] He
aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra […]” Lucas 1:38. En otras
palabras, María tuvo una visitación en donde entendió la relación Corazón-Palabra-Voluntad de
Dios. Ahora en las bodas, se presenta la visitación del Dios encarnado a través de Jesús; el
Verdadero Esposo que a través del agua de la Palabra; establece la hora correcta para que los que
tienen el corazón preparado (“Haced todo lo que os dijere”); se gocen con el vino de su salvación
(“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de
los pecados” Mateo 26:28). De todas las personas que estaban en las bodas, ¿a quiénes llamó
María? A los que servían.

[Hoy día hay muchas bodas (falsas doctrinas) que quieren casar a falsos esposos (falsos
Cristos) con falsas novias (falsas Iglesias), y en donde los que sirven (falsos renacidos) dan el buen
vino (obras de justicia que nutren la carne) al inicio de la fiesta (prodigios y señales mentirosas)]
Entonces, los que servían ya tenían el corazón preparado, dispuesto a obedecer la Palabra
del Señor como en Rut 3:5 “Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.”. Pero hoy, las
personas se comportan como reyes: son dueños da cada cosa en la hora de ellos, no en la de Dios.

Esto lo vemos con el Rey Saúl, una persona a quien Dios le había dado todo, pero se
conducía como si la fuerza de su mano le hubieran provisto lo que tenía. David por el contario,
dice en el Salmo 23: “Jehová es mi Pastor”. Si El Señor es mi Pastor, quiere decir que yo soy oveja;
y en ese sentido estoy bajo la voluntad y autoridad del Pastor. Este toma la lana cuando ha crecido
mucho (frutos), usa el cayado (bastón de gancho=protección) o la vara (disciplina) según el camino
que toma el animal; y hasta lo sacrifica, más la oveja no teme porque el Pastor está con ella (valle
de sombra y muerte). Acciones todas sin consultarle a la oveja. También la lleva a beber agua,
pastar y descansar (Dios nos da su Palabra, su sostén en el Mundo y reposo en la Eternidad,
recuperando lo que Adán rompió). En esta actitud de David, entendemos lo que significa
descodificar lo que el Mundo nos presenta (“se acabó el vino”); y codificarlo conforme a la Palabra
(ver cuál es la hora en la voluntad del Señor) a través de ella misma y la oración. [Esta codificación
es a lo que se refiere Hebreos 5:14: “[…] los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el
discernimiento del bien y del mal”]

Cuando el siervo, el humilde, el manso; el de corazón preparado hace todo lo que El Señor
dice, vemos la hora maravillosa. Es decir, los reyes dejan de serlo para tomar un camino más
excelente: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.” Mateo 6:33. La hora maravillosa es la hora de la Palabra, cuando esta se
convierte en vino en el corazón del siervo [el agua de la Palabra (tinaja llena, no a medias) en los
corazones (como tinajas de piedra duras-frías-oscuras) convence de justicia-juicio-pecado al que
hace lo que ésta dice (oír); y por fe cree en la obra redentora de la sangre de Cristo (vino)] Aquí es
donde interviene constantemente satanás, evitando que la tinaja se llene: “8 Entonces les dijo:
Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el
agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado
el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya
han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.” El
Mundo ya había bebido vino de mala calidad, pero fue en la hora marcada por Dios a través de los
profetas que Cristo mediante los sirvientes (los predicadores); comienzan a repartir en el último
tiempo de los convidados a la fiesta de bodas (el fin del siglo), el buen vino; la salvación por Jesús o
el misterio escondido desde los siglos. [La gente ahora está embriagada de un vino inferior, así
estarán poco apercibidos del fin que se acerca y les espera (“Pues los que duermen, de noche duermen,
y los que se embriagan, de noche se embriagan” 1a Tesalonicenses 5:7). Pero Cristo, quiere que estén
sobrios y alegres, con buen vino por la salvación recibida].

Habiendo recibido el buen vino de la salvación, debemos continuar “haciendo todo lo que
El Señor nos diga”, para que haya prosperidad y victoria. Siempre firmes en la Palabra.
En esta función de servidores del vino de Cristo es importante recordar la exhortación que
dice Josué 1: 6-8 “6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la
tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7 Solamente esfuérzate y sé muy
valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te
apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que
emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”

Esta cita de Josué nos enseña que el secreto está en hablar, expresar, predicar, meditar,
memorizar y compartir la Palabra. El fin es recibir de Dios y enviar hacia afuera, como si fuéramos
el Mar de Galilea; que recibe del Río Jordán y envía hacia el Mar Muerto. No obstante, si nuestra
vida es a la inversa como el Mar Muerto, que sólo recibe y no comparte; espiritualmente
moriremos. Tomando en cuenta esta realidad hidrográfica, debemos ser como dice Salmo 92:12
“El justo florecerá como la palmera […]” ¿Por qué? Porque esta planta tiene raíces profundas
que buscan y se mantienen en contacto con el agua. De ahí, que si la palmera se quemara; ella
vuelve a retoñar. La palmera es un símbolo que Dios nos da sobre la importancia de permanecer
en su Palabra, y que se confirma en Isaías 66: 1-2 dándole prioridad sobre todas las cosas: “1
Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me
habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así
todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu,
y que tiembla a mi palabra.” Estos pobres, humildes y que tiemblan; son los llamados a llenar las
tinajas con el agua de la Palabra, para que el Espíritu Santo como maestresala confirme el milagro
de agua a vino en los corazones. El milagro de la Palabra hacia el perdón por la sangre de Cristo.
¡Esto sí es una boda con gozo inefable!

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