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Actividad de consolidación de conocimiento: Unidad 1

AFI 051, Grupo 10

Kevin Alonso Rincón Sánchez

Universidad Católica Luis Amigó

Psicología y Ciencias Sociales

Psicología

Medellín, 2020
El papel de la trasparencia ética en la buena práctica de la escritura científica

El desarrollo científico se presenta en mis propias palabras, como un efecto en cadena a


lo largo de la historia, pues los nuevos avances y hallazgos parten de una serie de pruebas e
investigaciones que a su vez parten de una premisa previa, haciendo de la ciencia una
compilación de saberes que se perfecciona en el tiempo, por esta razón, es un tema sensible en
cuanto a la autoría de cada nuevo desarrollo, puesto que ser autor de diversos artículos también
puede brindar fama y popularidad en cierto modo, y de allí se desprende una de las malas
prácticas en la escritura científica: según Bravo Toledo (2000, como se citó en Cogollo Ospina,
2018), dejarse llevar por el deseo de publicar afecta el desarrollo científico, y más aún si se
tienen malas prácticas como la invención o falsificación de datos, incurriendo en el fraude
científico. Otra de las prácticas más irresponsables es el plagio, que “consiste en apropiarse de
fragmentos, partes o la totalidad de una obra ajena, es decir, hacer creer que son de la propia
autoría.” (Cogollo Ospina, 2018) lo cual altera la línea secuencial que llevaba el desarrollo
investigativo, y es aquí donde intervienen las buenas practicas científicas, como los
consentimientos informados, el respeto de la propiedad intelectual y la investigación responsable
y con criterio para aportar beneficiosamente a la ciencia, la finalidad de estos procederes es
preservar la funcionalidad proactiva de la ciencia en la vida cotidiana por medio de nuevos
descubrimientos y hallazgos que benefician a la sociedad en general.

Los mitos comunes de la investigación

En mi propio criterio, pero en base al prólogo de “metodología de la investigación”


(Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio, 2014) la razón de los dos mitos más
comunes alrededor de la investigación científica: “la investigación es sumamente complicada y
difícil.” y “la investigación no está vinculada al mundo cotidiano, a la realidad.” (Hernández
Sampieri et al., 2014) surgen, la primera por tratarse de un tema que tiene gran impacto en la
zona de confort, origina ansiedad y repulsión ante la misma investigación, dificultando el
proceso de adaptación y presentando la distorsión cognitiva de magnificar, que se define como
“Tendencia a exagerar lo negativo de un rasgo, situación, acontecimiento o persona.” (Beck,
1979) y la segunda, se debe a un distanciamiento con la material de investigación, y por su
desconocimiento pueden presentarse ideas irracionales precipitadas ante el objeto de la
investigación, planteándolo como algo impráctico y netamente de conocimientos sin aplicación
en lo cotidiano.

(Nota: me excuso por la calidad de este último punto, puesto que un hermano se accidentó
gravemente y soy incapaz de concentrarme plenamente en el escrito)

El sentido común y la ciencia

“El sentido común es una serie de conceptos y esquemas conceptuales satisfactorios para
los usos prácticos de la humanidad, sin embargo (…) pueden ser engañosos en la ciencia
moderna” (Bryant Conant, 1951, como se citó en Kelinger y Lee, 2001) en ese orden de ideas, la
ciencia y el sentido común, difieren en su estructura. El texto de Kerlinger y Lee (2001) habla de
cinco puntos de diferencia en especial: el rigor de las estructuras teóricas; la necesidad de hacer
pruebas sistémicas y empíricas de las hipótesis; el control de las explicaciones o argumentos de
la causa efecto de los fenómenos; las bases de los mismos argumentos que explican los
fenómenos, relacionado con el primero y por último; el uso de explicaciones metafísicas, que
tiene relación con el segundo punto en discordia. Una breve explicación de estos factores se
evidencia a continuación.

 En el primero, ambos pueden usar teorías y conceptos para encaminar sus ideas, pero el
sentido común posee vacíos en ese aspecto, demasiada flexibilidad, incluso puede tomar
como teoría algunas explicaciones fantásticas, mientras que para la ciencia, un buen
marco teórico es crucial para buenos resultados.
 En la segunda, la ciencia busca validar sus observaciones e hipótesis, por medios que
atienden la objetividad, en cambio, este paso no se da en la manera normal de proceder
del sentido común.
 La tercera busca discernir entre las posibles causas de fenómenos, descartando así por
medio de la investigación, aquellas causas sin fundamentos precisos, buscando resultados
más precisos
 En el cuarto punto, el origen de los fenómenos se busca de una manera concienzuda por
parte de los científicos, y por parte de las personas del común, implementan justamente
su sentido común en base a experiencias pasadas (Kerlinger y Lee, 2001).
 Por último, en el quinto punto, el sentido común entra en discordia con la búsqueda de
pruebas que validen la información por parte de la comunidad científica, ya que
implementan a menudo “explicaciones metafísicas” (Kelinger y Lee, 2001) que reciben
este nombre por ser planteamientos que no pueden ser probados, por ende, esto “no son
del interés de la ciencia” (Kerlinger y Lee, 2001).

Los cuatro métodos del conocimiento.

Según Kerlinger y Lee (2001) existen cuatro métodos del conocimiento: el método de la
tenacidad, en el cual resalta la subjetividad, puesto que se sostiene la “verdad” debido a su fuerte
apego con ella o porque por un largo tiempo la tenía interiorizada como cierta; el método de la
autoridad, en cual la información se valida por medio del peso de quien la pronuncia, como en
algunos casos sucede con textos religiosos como la biblia, el parlamento de un estudioso
reconocido u otra fuente que no se cuestiona, sino, que se acepta por el peso de donde proviene;
el método a priori, tiene su valides en que el conocimiento es por sí mismo evidente (Kelinger y
Lee, 2001), sin embargo no se desprende a totalidad de los gustos personales, o la subjetividad,
puesto que puede interferir en el criterio de si es razonable o no; por último, el método de la
ciencia, que con solo esta frase de Buchler (1995, como se cita en Kelinger y Lee, 2001) se
puede evidenciar cómo se valida un conocimiento: “Hay cosas reales cuyas características son
totalmente independientes de nuestra opinión acerca de ellas…”, este método posee lo que los
demás carecen: autocorrección y criterio, ya que no solo se experimenta para confirmar una
hipótesis, sino, también se trabaja, experimentos que puedan arrojar hipótesis alternativas o que
contradigan la inicial, este es el método que procura la objetividad casi en su totalidad.

Referencias

Beck. A.T., Rush, A.J., Shaw, B.F. y Emery, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. The
Guilford Press. Nueva York. Publicado en castellano en Desclée De Brower, 1983.

Cogollo-Ospina, S.N. (2018). Capítulo 12: La divulgación científica: Un asunto de transparencia.


En: Montoya-Zuluaga, P.A. y Cogollo-Ospina, S.N. (comp). Situaciones y retos de la
investigación en Latinoamérica. Medellín: Colombia. Fondo Editorial Universidad
Católica Luis Amigó.
Hernández-Sampieri, R., Fernández-Collado, C. y Baptista-Lucio, M. P (2014). Metodología de
la Investigación. México: Ed. Mc Graw Hill.

Kerlinger F.N & Lee H.B (2001). Investigación del comportamiento. Métodos de Investigación
en ciencias sociales. México. Ed. Mc.Graw Hill

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