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Bitcoin

El día de ayer el BITCOIN ha sido noticia nuevamente, y es que hasta hace unas 6 horas el
precio de un solo BITCOIN ha llegado a cotizarse en casi 1 millón de pesos, en parte porque
Tesla, la empresa que fabrica autos eléctricos, y que dirige Elon Musk, decidió invertir en esa
moneda digital, MIL QUINIENTOS MILLONES DE DÓLARES.
En una presentación del mercado de valores, la empresa, Tesla dijo que "actualizó su política
de inversión" en enero y ahora quería invertir en "activos de reserva" como monedas digitales,
lingotes de oro o fondos cotizados en bolsa de oro.
Se explicó que ya habían comprado los US$1.500 millones de bitcoin y que podrían "adquirir y
mantener activos digitales" en el futuro.
"Además, esperamos comenzar a aceptar bitcoins como una forma de pago para nuestros
productos en un futuro cercano, sujeto a las leyes aplicables e inicialmente de forma limitada",
dijeron desde la compañía de autos eléctricos.
Esto disparó el precio del bitcoin hasta casi un 20 % en unas cuantas horas.
Cabe señalar que hace un año, un bitcoin valía 8 mil dólares y hoy vale 46 mil dólares, es decir
que es una inversión que ha generado un rendimiento de más de 500 por ciento.
Pero no todo lo que reluce es oro, en el tema del Bitcoin hay, desde mi punto de vista, al
menos tres visiones parciales.
Una de ellas la que ve en esta moneda, la oportunidad de tener una economía más justa y con
tintes un poco antisistema, más que ser bueno o malo, cuestiona un modelo capitalista que
enriquece a pocos y empobrece a muchos, algunas posturas pueden sonar incluso utópicas.
Otra visión, la de los bancos centrales, grandes inversionistas y gobiernos: ven con recelo y
preocupación la posibilidad de que esta moneda contribuya a hacer indetectables las
actividades ilícitas globales. Esta postura ha pasado del satanizar primero y ahora buscar
regular al bitcoin. Algo que va contra la esencia del surgimiento de esta moneda digital.
La tercera vía, que ve con algo de escepticismo cómo crece el mundo de las criptomonedas y
sin ser fan o fanático de ellas, busca participar e invertir de forma informada y responsable.

¿Pero que es el bitcoin?

Recordemos que el dinero, ha sufrido una evolución importante. En los orígenes del comercio,
se utilizaba el trueque, sin embargo pronto, este modelo comenzó a mostrar algunos
problemas básicos: el primero de ellos la aceptación, es decir que al intentar intercambiar
algo, una persona no estuviera de acuerdo con lo que recibía, otro problema fue

Origen del dinero

Desde el trueque hasta los apuntes bancarios en cuenta, el dinero ha sufrido una evolución importante. Veamos el origen del
dinero, por qué cambio y, en definitiva, la razón por la que llegó a ser lo que conocemos hoy.

El dinero es algo asumido por en nuestra vida cotidiana. De hecho no solemos fijarnos en él. Sin embargo, cuando nos
hablan de este concepto, la imagen que viene a nuestra mente es un billete en la moneda oficial de nuestro país.

El origen del dinero fue el trueque

Imaginemos una época sin tecnología y sin bancos. Los humanos ya nos habíamos hecho sedentarios, así que unos elaboraban
quesos y otros criaban vacas. Uno de los maestros queseros ese día quería comer vaca y tenía que buscar el momento en que el
vaquero quisiera queso. A eso se unía la dificultad del transporte. O bien él iba con el queso o el otro venía con la vaca. Todo esto era
complicado y lo hemos exagerado, pero es el trueque.

El trueque fue el origen del dinero que conocemos hoy. Yo quiero algo y te doy algo a cambio. Su problema fundamental era que
podía suceder que en ese momento nadie quisiera mis quesos y yo me quedara sin comer vaca. Por tanto, alguien pensó que sería
interesante utilizar algo que fuera fácil de transportar a modo de unidad de intercambio y así, apareció el primer concepto de dinero.

El origen del dinero. De la sal al oro o la plata

Se utilizaron varios productos destacando el maíz o la sal, de esta proviene la palabra salario Ambos servían perfectamente como
dinero, pero solo en una de sus dos funciones, el intercambio. Pero hay otra, el ahorro, y para eso, era necesario que fuera duradero.
El maíz se pudre y la sal, si se moja, pierde todo su valor. Había que buscar otra cosa y surgieron el oro y la plata. Estos eran fáciles
de transportar y duraderos, sobre todo el primero.

Comenzaron a acuñarse monedas de estos dos metales preciosos, pero surgió un problema. Es cierto que cumplían las funciones de
intercambio y de ahorro o que eran fáciles de transportar, pero esto no era suficiente. Por un lado, cierta cantidad de dinero suponía
una bolsa muy grande y la incomodidad que eso conlleva. Además, si te lo robaban te quedabas sin él. Había que inventar otra cosa y
después de cierto tiempo, surgió el dinero como hoy lo conocemos, en monedas y billetes.

Y llegaron los bancos

Con los problemas de delincuencia y el miedo a los robos, algunos agudizaron el ingenio y el proceso de origen del dinero dio lugar a
los bancos, que pensaron que una buena idea era emitir dinero en algo que no fuera oro o plata , los billetes. Los clientes dejaban su
«dinero» en depósito y a cambio recibían este otro dinero. Era más fácil de transportar y el verdadero valor estaba seguro.

También comprobaron que nunca iban todos los clientes a retirar su oro a la vez. De hecho, eran pocos los que lo hacían y pensaron:
¿por qué no prestar esos excedentes? Y lo hablaron con sus clientes, contestando ellos que les parecía bien. Pero claro, si antes
pagaba por la custodia, ahora querían cobrar algo por hacer estos préstamos a través del banco.

Y llegaron los préstamos y las hipotecas

Así pues, aquellos «depositarios de dinero» se convirtieron en los bancos. Los billetes de no hace tanto tiempo (que estaban
respaldados por oro) después de los acuerdos de Bretton Woods» se convirtieron en promesas de pago del banco central del país
correspondiente. Es el llamado dinero fiducitario. Y la moneda de referencia surgida de aquel pacto fue el dólar norteamericano.

De esta forma, si tenemos un billete de veinte euros quiere decir que el Banco Central Europeo (BCE) promete que nos pagaría ese
dinero. Algo que en la realidad nunca va a suceder, ya que con ese dinero podemos comprar y ahorrar, es decir, cumple las dos
funciones que necesitamos de él.

En la mayoría de países, los bancos tienen muy poco dinero físico. La mayoría está en las anotaciones en cuenta. Además, existe el
«coeficiente de caja» que es un indicador que informa al banco de que cantidad (en porcentaje) debe tener de dinero físico, que
respalde el que presta. Así, si ese coeficiente es del 10% quiere decir que si el banco tiene en circulación 100 millones de € debe tener
en dinero 10 millones de € en su caja fuerte.

Por ejemplo, si tenemos una hipoteca, el banco no nos da esos 200.000 de € del valor de nuestra casa. Lo que hace es ingresarlo en
nuestra cuenta a través de un apunte contable. Luego nosotros ese dinero se lo transferimos al vendedor. A su vez, la entidad debe
respaldarlo con 20 millones de € en dinero físico, si el coeficiente de caja fuera del 10%.

Internet ha facilitado estas transacciones y en la actualidad lo habitual es operar con cuentas online. Sin embargo, muchos usuarios
siguen prefiriendo las oficinas físicas y el dinero en billetes, sobre todo personas jubiladas que no recibieron suficiente educación
tecnológica.

Una curiosidad sobre la inflación. El sextercio romano

La inflación, que es una subida continuada de precios de bienes o servicios, puede tener un origen monetario. Esta es al menos una
de las teorías de la escuela austriaca de economía, cuyo fundador fue Ludwing Von Mises, economista de los llamados «liberales». Lo
cierto es que dependiendo del punto de vista, los factores puede ser variados, desde los aumentos de costes, hasta los excesos de
demanda, como predicaba John Maynard Keynes.

Esto nos lleva a una curiosidad respecto a la moneda más habitual en Roma, el sextercio. Parece ser que algunos emperadores,
ávidos de poder, descubrieron que podían adulterar el sextercio de oro mezclando otros metales más baratos. De esta forma, podían
acuñar monedas por un valor nominal muy superior al real y así, financiar sus enormes campañas de conquistas. Pero claro, esas
monedas, en realidad, estaban infladas.

Sin embargo, los empresarios acostumbrados a estar ojo avizor se dieron cuenta. La moneda no valía su peso en oro. ¿Y qué
hicieron? Pues incrementar sus precios para compensar esa pérdida de valor. Así apareció, según estos teóricos austriacos, el
fenómeno de la inflación, con su causa monetaria que se explica a través de la depreciación del dinero. Como vemos, todo tiene
relación con el origen del dinero.

El dinero cumple cuatro principales funciones en la economía:


es una unidad de cuenta y patrón de precios, un medio de intercambio, un medio de pago y un
depósito de valor. unidad de cuenta y patrón de precios: el dinero es una unidad de cuenta que
simplifica la fijación de los precios de los bienes y servicios.

En la econom�a mercantil desarrollada, el dinero cumple las cinco funciones siguientes: 1) medida


del valor, 2) medio de circulaci�n, 3) medio de acumulaci�n o de atesoramiento, 4) medio de pago
y 5) dinero mundial.

Las monedas y billetes son elementos que representan valores asignados por quienes los reciben. ...
El "dinero-signo" corresponde a los billetes o monedas cuyo valor como medio de pago, es superior
al valor intrínseco del objeto que lo representa, vale decir, el papel en que está impreso.

¿Qué es el dinero signo?


Las monedas y billetes son elementos que representan valores asignados por quienes los reciben. ...
El "dinero-signo" corresponde a los billetes o monedas cuyo valor como medio de pago, es superior
al valor intrínseco del objeto que lo representa, vale decir, el papel en que está impreso.

Dinero por decreto


(Redirigido desde «Dinero fiat»)
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El dinero por decreto, comúnmente llamado dinero fíat1 (del latín fiat, 'hágase') es una forma de dinero
fiduciario cuya cualidad de dinero proviene de su declaración por parte del Estado como tal. A pesar de no ser
términos equivalentes, con frecuencia las expresiones dinero fíat y dinero fiduciario se usan de forma indistinta. Son
monedas fíat el dólar estadounidense, el euro, el yen y las principales monedas de reserva.

Índice

 1Trasfondo
o 1.1Historia
 2Instituciones
 3Referencias

Trasfondo[editar]
El concepto de dinero por decreto se diferencia del de fiduciario en que el primero refiere a una imposición legal del
gobierno que lo administra y le da el status de moneda de curso legal, mientras que el segundo solo hace alusión a
la confianza que tienen los agentes económicos en que el activo sea aceptado como medio de intercambio. 2

Historia[editar]
El dinero por decreto fue introducido como una alternativa al dinero mercancía y el dinero representativo,
convirtiéndose en el modelo predominante actualmente a nivel global. 3 Según los historiadores se introdujo por
primera vez en el siglo XI en China, siendo un factor importante para la expansión de las dinastías Yuan y Ming. 4
La era contemporánea del dinero fíat comenzó con el llamado «Nixon Shock» de 1971, el cual abolió el sistema de
respaldo en metales preciosos del dólar estadounidense según los Acuerdos de Bretton Woods. Con ello inició
también una fluctuación mayor del precio de las divisas, y con ello el altamente voluble y lucrativo mercado de
divisas, que mueve alrededor de 3 billones de dólares al día.

Criptomonedas para
«dummies»Preguntas y respuestas sobre Bitcoin
Las extensión de las criptomonedas, sobre todo de bitcoin, plantea
diversos interrogantes. ¿Qué son exactamente? ¿Cómo funcionan? ¿Qué
significa la jerga que está detrás? ¿Qué consecuencias tienen para los
Estados, e incluso para la democracia?

Bitcoin nació en 2008, el mismo año que Lehman Brothers declaró su quiebra. El 31 de octubre de ese año, un
usuario identificado como Satoshi Nakamoto publicó en la lista de correo «Cryptography» un mensaje que decía:
«He estado trabajando en un nuevo sistema de dinero electrónico que es totalmente peer-to-peer, sin terceros de
confianza». Además, contenía un enlace al documento alojado en el sitio bitcoin.org conocido como «white paper»
donde se explicaba punto por punto el funcionamiento del sistema. En realidad, nadie conoce la verdadera identidad
de Nakamoto.
Bitcoin fue la primera moneda digital que logró transferir valor entre usuarios sin necesidad de una autoridad central
que verifique las transacciones. La idea, tan sencilla como suena, dio origen a una revolución monetaria sin
precedentes. El 9 de enero de 2009, Nakamoto liberó la versión 0.1 del cliente de Bitcoin (hoy conocido como
Bitcoin Core), un software de código abierto que conectaba varias computadoras entre sí, y esto dio origen a la red
que soportaría la criptomoneda. Las tareas de la red eran, en apariencia, sencillas: permitir transacciones entre
usuarios, hacer una lista de todas las transacciones, verificar que no se gaste dos veces la misma moneda y emitir
nuevas unidades monetarias.

Ese mismo día, a las 00:54, se minó el primer bloque de bitcoin y con él se crearon las primeras unidades. Tres días
más tarde, el 12 de enero de 2009, Hal Finney, uno de los miembros más destacados de la lista de correo
«Cryptography», recibió la primera transacción de bitcoin de la historia. El 26 de abril de 2011, Nakamoto envió su
último mensaje y desapareció de la vista del público. Tres años más tarde, el 28 de agosto de 2014, Finney murió
producto de un cuadro avanzado de esclerosis lateral amiotrófica. Su cuerpo se preserva en estado de criogenia en
los laboratorios de la Alcor Life Extension Foundation.

Junto a Nick Szabo, Finney es reconocido como uno de los pioneros de Bitcoin y uno de los principales sospechosos
de ser Satoshi Nakamoto o, al menos, de haber tenido contacto estrecho con el personaje anónimo.

¿Qué es bitcoin?

Bitcoin, además de ser el nombre de la moneda, es la red que la soporta: una red entre pares (p2p), sin
intermediarios, que permite mandar valor de una parte del planeta a otra sin pedir permiso a nadie, a un costo
relativamente bajo, de forma semianónima, rápida y totalmente irreversible. Estas características le permiten a
Bitcoin ser inmune a los intentos de censura de cualquier nación, empresa o autoridad.

Los usuarios pueden transferir bitcoins a través de la red para hacer casi cualquier cosa que se pueda hacer con las
monedas convencionales, como comprar y vender bienes y servicios o enviar dinero a otra persona, e incluso algunas
plataformas permiten recibir u otorgar crédito usando bitcoins. Los bitcoins se puede comprar, vender e intercambiar
por otras monedas en casas de cambio especializadas. A diferencia de las monedas tradicionales, Bitcoin es
totalmente virtual. No hay monedas físicas que lo representen.

Los usuarios de la red poseen una serie de claves (conocidas como claves privadas) que permiten demostrar la
propiedad del bitcoin. Con estas claves se pueden realizar transacciones a otros usuarios de la red. Las claves se
guardan en billeteras digitales, que pueden estar en una computadora personal, en el teléfono e incluso en un
hardware específico diseñado con tal fin. Las claves privadas que permiten realizar transacciones son el único
requisito previo para enviar bitcoins, dejando así el control total de sus fondos en manos de los usuarios.

¿Qué es la minería?

Cada unidad de Bitcoin se crea en un proceso llamado «minería». Determinados nodos de la red, llamados mineros,
compiten para encontrar la solución a un problema matemático mientras se procesan las transacciones de bitcoins.
Cualquier participante en la red Bitcoin puede convertirse en minero, en tanto que ponga a disposición el poder de
procesamiento de su computadora para verificar y registrar transacciones.

Cada diez minutos, en promedio, un minero de Bitcoin compite por validar todas las transacciones de los últimos
diez minutos y, si logra validarlas, obtiene una recompensa en forma de bitcoins. Esta función es conocida como
«prueba de trabajo», o en inglés, proof of work.

En la actualidad, la recompensa consiste en 6,25 bitcoins por bloque minado, y cada 210.000 bloques, la recompensa
se reduce a la mitad. De esta forma Bitcoin alcanzará un límite de unidades cercano a los 21 millones. Este límite se
deduce de la propia velocidad de emisión de nuevas unidades de Bitcoin, que está establecida en el software de la
red. Además, cada unidad de Bitcoin se puede dividir en 100 millones de partes, es decir que podemos fraccionar un
bitcoin hasta obtener el 0,00000001 de cada unidad. Esa unidad mínima se llama satoshi.

El protocolo de bitcoin incluye algoritmos que regulan la función de minería en la red. La dificultad de resolución
del problema matemático que permite minar un bloque se ajusta de forma automática para que el tiempo de
validación entre un bloque y otro sea de diez minutos, sin importar la cantidad de mineros que estén compitiendo en
ese momento. El número de bitcoins en circulación adquiere la forma de una curva predecible que se acerca a los 21
millones para el año 2140. Dado que la tasa de emisión es decreciente, a largo plazo, Bitcoin es deflacionario. No se
puede inflar «imprimiendo» dinero nuevo más allá de la tasa de emisión esperada.

Pero que sea una moneda virtual no significa que no haya «materialidad» detrás. Minar bitcoins requiere del uso de
energía eléctrica. Con las condiciones actuales donde la competencia es muy extendida, el minado de bitcoins se
vuelve rentable en regiones que tengan alguna ventaja comparativa, como por ejemplo, energía eléctrica muy barata.
A mayor potencia de computación hay mayores probabilidades de resolver un bloque y, por tanto, de obtener la
recompensa. Por eso se crearon «pools de minería» para concentrar ese poder de fuego.

Esa es una de las razones por las cuales Paraguay, por ejemplo, se volvió uno de los lugares desde donde «minar
bitcoins» resulta rentable. «En Paraguay sigue siendo rentable minar bitcoins debido a que tenemos el más bajo costo
de energía eléctrica de la región», dice Luis Pomata, CEO y cofundador de Nano Mining Paraguay. «El costo normal
es de 5 centavos de dólar el KW/h y puede llegar inclusive a los 3 centavos de dólar el KW/h. Es algo que solamente
se ve en países asiáticos o en algunos lugares de Norteamérica». Y agrega que el país sudamericano tiene también
«bajos costos de mano de obra técnica y por último se pueden comprar o alquilar depósitos/galpones para utilizarlos
como centros de datos que cumplen con los requisitos necesarios para albergar las máquinas mineras a un precio
muy accesible».

¿Cómo obtiene su valor?

Una de las preguntas más frecuentes acerca de Bitcoin es «cómo obtiene su valor» o «qué respaldo tiene». Para
poder responder esto, debemos dar un pequeño rodeo histórico. Al final de la Segunda Guerra Mundial, se impuso la
necesidad de crear un sistema de comercio internacional que evitara los desequilibrios que habían llevado a la
Primera Guerra, al crack de los años 30, al auge del fascismo y, finalmente, otra vez al enfrentamiento bélico y el
Holocausto.

Estados Unidos, con la doctrina del globalismo liberal a la cabeza, sostuvo la hipótesis de que un mundo abierto al
comercio era un mundo de paz. Así, en las conferencias de Bretton Woods, el dólar estadounidense se convirtió en el
garante del comercio internacional y, por lo tanto, de la paz. Hasta ese entonces el dólar contaba con una fracción de
oro que garantizaba su «valor». Los dólares, en definitiva, eran convertibles a una porción de oro. Pero en 1971
Richard Nixon decretó la salida de Estados Unidos del patrón oro y entonces la moneda estadounidense dejó de ser
convertible al metal precioso. Así, ya ninguna moneda global podía ser convertible, vía el dólar, al oro. Este tipo de
dinero es conocido como dinero fiat o fiduciario.

El «respaldo» de nuestras monedas proviene de la capacidad de los Estados de forzar su uso y declarar ilegales el
resto de las monedas. El cambio radical entre patrón oro y dinero fiduciario (que viene del latín fides, es decir, fe) es
aún hoy en día, a casi medio siglos de distancia, un hecho desconocido para una gran porción del público. Nuestro
dinero no tiene respaldo alguno más que la credibilidad en quién lo emite y el acuerdo entre las partes que lo usan.
En definitiva, el valor del dinero es una relación social y de ahí, por lo tanto, su carácter ineludiblemente político.

El valor de Bitcoin, más allá de sus características particulares como la escasez, la seguridad, la resistencia a la
censura, la inmutabilidad y la fiabilidad, depende del acuerdo de todos los usuarios. En ese sentido, Bitcoin también
es, de alguna forma, una forma de fe. La única diferencia con el dinero que imprime el Estado o un banco (como
puede ser el caso de Hong Kong) es que el valor no está asociado a la confianza en determinado gobierno, sino a la
confianza puesta en un sistema de prueba criptográfica.
Esto implica la destrucción del monopolio del dinero por parte de bancos y Estados, y la demostración empírica de
que un grupo de personas que no se conoce, que no tiene contacto entre sí y que ni siquiera tiene los mismos
intereses ni ideología puede generar consenso a través de una tecnología lo suficientemente robusta y unos
incentivos alineados de la forma correcta.

¿Puede surgir una «oligarquía» del bitcoin?

Si bien Bitcoin es una red descentralizada, el miedo a la centralización siempre existió y es un problema que tiene
muchos matices. En principio, se podría sospechar que los desarrolladores que actualizan, escriben y mantienen el
código de Bitcoin pueden tener un poder especial sobre el resto de la comunidad. Pero lo cierto es que cada cambio
puede o no ser aceptado por esta, en tanto que para aplicarse es necesario que cada nodo actualice la versión
completa del software Bitcoin Core. En ese sentido, un cambio que no cuente con el suficiente consenso de la red
puede ser rechazado.

Por otro lado, el mayor riesgo de concentración se encuentra del lado de los mineros, dado que Bitcoin puede
mantener su autonomía mientras todos los nodos mantengan la cooperación. Existe la posibilidad de que la red sufra
un tipo de ataque conocido como «ataque del 51%» en el que alguien que logre concentrar la mitad más uno
del hashpower de la red pueda reescribir la blockchain a su antojo. El riesgo de que un pool de minería logre
alcanzar esa cantidad de poder de «hash» es real, aunque si así lo hiciera, estaría atacando, y por lo tanto destruyendo
valor, de parte de la red en la que está invertido. Por lo tanto, sería una especie de autodestrucción.

Otros posibles candidatos para ser «oligarcas del bitcoin» son aquellos usuarios que minaron o compraron muchos
bitcoins cuando no valían casi nada. Estos usuarios son conocidos en la jerga como whales (ballenas) y durante
mucho tiempo, el movimiento de sus fondos provocaba grandes tensiones en el precio del bitcoin. A medida que la
red crece en usuarios, el poder de las whales va disminuyendo, pero siguen siendo un factor que es preciso tener en
cuenta. Pese a que existe la posibilidad de que una persona o un grupo de personas se «apoderen» de Bitcoin, es
importante entender que el mayor activo de la red es el consenso, y cualquier cosa que atente contra el consenso de
Bitcoin afectará su precio. Por lo tanto, todos los actores tienen un incentivo muy fuerte para no tomar medidas que
puedan destruir la confianza de la red.

¿Qué lo diferencia de otras criptomonedas? ¿Hay una competencia entre ellas?

Al ser la primera criptomoneda, el bitcoin tiene una preponderancia singular. Es la que más tiempo lleva existiendo,
la más conocida y la que más momentos complicados logró superar. Además, tiene varios elementos que alientan su
crecimiento, entre ellos, el pico del precio en 20.000 dólares, que podría ser superado. Existen miles de nuevas
criptomonedas, pero son pocas las que realmente aportan algo singular y significativo al espacio.

Ethereum, por ejemplo, es hoy por hoy la plataforma más elegida por desarrolladores interesados en blockchai, dado
que no es solo una criptomoneda, sino que es una computadora descentralizada con la capacidad de ejecutar
programas informáticos inmutables conocidos bajo el nombre de «contratos inteligentes». Más que competencia, la
aparición de proyectos diferentes de bitcoin, con otros alcances y metas, fortalece el espacio, brinda alternativas y
permite encontrar soluciones que quizá no puedan ejecutarse de forma tan sencilla en el software de Bitcoin.

¿Qué consecuencias puede tener para los Estados?

De mínima, los Estados van a tener que aprender a lidiar con estas tecnologías y entender que sus ciudadanos las van
a empezar a usar en su vida cotidiana. De máxima, el Estado perdería el control de su sistema monetario. Esta
perspectiva, animada por algunas utopías libertarias, es muy exagerada, porque demasiadas cosas deberían salir bien
en el ecosistema de las criptomonedas (y los Estados no deberían hacer nada) para que esa situación se vuelva real.
Ya hoy las medidas que se exigen a las casas de cambio cripto (también conocidas como exchanges o brokers), como
el KYC (know your customer, «conoce a tu cliente») y AML (anti money laudering, «anti lavado de dinero»),
funcionan como una buena herramienta para regular el comercio entre dinero estatal y criptoactivos. El cambio de
dinero fiat a cripto es el cuello de botella en el que el Estado puede intervenir y obtener algún tipo de beneficio. La
prohibición, en cambio, empuja a los usuarios a manejarse por completo en el mercado negro y en dinero en
efectivo. Con la aparición del renmi digital, también conocido como «cripto yuan», China se pone a la cabeza de los
Estados que buscan crear su propia criptomoneda para competir, o amortiguar, el impacto de esta
tecnología. Actualmente, 65% de la minería de bitcoin proviene de China.

¿Por qué no se puede usar para transacciones corrientes?

Esto depende mucho de la tecnología y del precio. Mientras que en sus inicios bitcoin se usó como medio de pago,
había algunas cuestiones que lo hacían bastante incómodo. La cuestión es que solo se valida un bloque cada diez
minutos, y que el límite en el tamaño del bloque permite solo tres transacciones por segundo, lo que limita la
capacidad del sistema y lo hace ineficiente si pensamos en compras o ventas en locales como cafeterías, almacenes,
verdulerías, etc. Nadie se va a quedar esperando ahí a que su transacción se valide. Además, se suma el problema de
la comisión por transacción.

Si bien en una transacción de, por ejemplo, dos bitcoins el costo es ínfimo, para transacciones pequeñas (recordemos
que un bitcoin se puede dividir en hasta 100 millones de unidades) la comisión podría superar el valor de la
transacción. En ese sentido, existen varias propuestas para solucionar esto y convertir de nuevo el bitcoin en un
medio de pago. La más interesante, que usa la misma blockchain de Bitcoin, se llama lightning network y es un
protocolo que funciona en una segunda capa de la blockchain y permite la creación de canales de pago en los que se
pueden hacer miles de pagos en segundos y sin costo. El único pago se haría cuando el canal se cierra y sería el
equivalente a una comisión normal de la red.

¿Las criptomonedas son una especie de paraísos fiscales radicales?

Cuando pensamos en paraísos fiscales, nos remitimos a una ubicación geográfica con una estructura jurídico-
administrativa que permite a empresas, familias, organizaciones o individuos mantener su capital fuera del alcance
del gobierno del país en donde se generó ese dinero. Panamá, Malta, pequeñas islas, a veces paradisíacas, e incluso
estados de Estados Unidos como Delaware o Nuevo México pueden caer en esta categoría. En realidad, la expresión
en inglés es refugio o guarida fiscal (tax haven) y no paraíso (heaven).

En este sentido, las criptomonedas funcionan de forma similar. Uno puede guardar su poder adquisitivo fuera del
control de los Estados, aunque esto tiene algunas implicancias un poco más fuertes. En primer lugar, el dinero que se
guarda en un paraíso fiscal es dinero fiduciario; por otro lado, quienes acceden a este tipo de jurisdicciones cuentan
con una estructura legal y económica de cierta envergadura para lograrlo. Si bien los Estados dicen estar en contra,
los paraísos fiscales más grandes del planeta son jurisdicciones de la Unión Europea, Estados Unidos y Reino Unido.
Lo cual no deja de llamar la atención. En el caso de las criptomonedas, estas están abiertos a cualquier ciudadano,
cuente o no con una estructura jurídico legal, sea o no parte de los ricos que suelen fugar su dinero a los paraísos
fiscales. Y por otro lado, el poder adquisitivo atesorado en criptomonedas no está en dinero impreso por el Estado y
nunca lo estuvo. En ese sentido, es muy parecido a comprar oro: el oro es escaso, su cantidad no está controlada por
el Estado, no se puede emitir a gusto y placer, resiste el paso del tiempo, etc.

Lo que permite Bitcoin, por poner un ejemplo, es obtener las mismas características de un resguardo de valor como
el oro pero con algunas ventajas: es más fácil de transportar, no requiere interacción física con nadie y es resistente a
cualquier tipo de «censura» estatal. En ese sentido, Bitcoin representa la posibilidad de salir por completo del
esquema económico controlado por el Estado, la política y los bancos. Es un «afuera» total del sistema bancario y
estatal. Y se puede acceder desde una computadora o celular que se guarda en el bolsillo.
En definitiva, es mucho más que un paraíso fiscal, porque incluso está por fuera de las relaciones de poder entre
bancos y Estados. Es de alguna forma una democratización total de la banca, ya que se anula por completo la
necesidad de un intermediario para transferir valor a cualquier parte del mundo. Se podría decir que es una forma
radical de dinero controlado por sus usuarios.

¿Qué consecuencias podría tener para la democracia debido a la complejidad de su uso?

La principal afrenta que representa bitcoin y cualquier criptomoneda, como decíamos más arriba, es la amenaza al
monopolio de la emisión de dinero que hoy tienen los Estados. Como quedó claro en la crisis de 2008 y ahora con la
pandemia, Wall Street, los bancos y demás instituciones financieras son too big to fail [demasiado grandes para
quebrar]. La caída del sistema bancario también sería la caída de los gobiernos de turno y un punto de inflexión para
cualquier democracia.

Quienes vivimos la crisis de 2001 en Argentina lo pudimos ver. El sostén del sistema bancario actual implica
aumentar la circulación de dinero, en forma de impresión, crédito, bonos, etc. La única manera que tienen las
personas comunes de resguardarse contra esos aumentos de circulante es comprando oro, criptomonedas u otro tipo
de objetos. En este sentido, por primera vez en años, las personas comunes tienen una herramienta para resguardarse
de las malas desiciones de política económica por un lado, y de desafiar el statu quo financiero por otro. En el caso
de economías fallidas como Venezuela, por ejemplo, el bitcoin funcionó casi como un oasis para quienes podían
acceder a la criptomoneda mediante envíos del exterior.

En este sentido, Bitcoin podría considerarse como una versión radical del sistema de bancos centrales
independientes, en línea con lo que planteaba Milton Friedman, donde la cantidad de dinero esté completamente
escindida de las necesidades políticas. Habría que ver si un sistema de estas características permite crecer a las
economías de los países periféricos. En principio, no habría nada estructural que impidiera que existan gobiernos
democráticos sin un control total o parcial de su política monetaria.

Respecto al problema del uso, hoy Bitcoin se encuentra todavía en una etapa bastante temprana. Si pensamos la
transición que sufrió internet de ser solo un sistema para programadores de universidades de Estados Unidos a ser la
mayor plataforma de comunicación mundial en solo 40 años, podemos tomar dimensión del proceso que deben
atravesar las criptomonedas. Hoy, cualquier niño o niña que no sabe leer toma un teléfono y puede abrir YouTube
sin problema. Aunque los padres atribuyan esto a una inteligencia especial de sus hijas e hijos, en realidad quien
logró eso es el diseñador de la interfaz. Con esto quiero decir que, a medida que una tecnología evoluciona, también
lo hace su interfaz, que se vuelve cada vez más sencilla. No hace falta saber cómo funciona internet para usarla, o
conocer la tasa de transferencia de bits para ver una película en Netflix, o conocer los pormenores del protocolo
TCP/IP para enviar un correo electrónico. Esto es así, precisamente, por la evolución en lo que ahora se llama
«interfaz de usuario» y «experiencia de usuario» (en inglés UX/UI).

Lo que realmente necesita Bitcoin para volverse aún más «democrático» es ir eliminando, dentro de lo posible, el
nivel de conocimiento necesario para operar en la plataforma. Hoy por hoy, si bien existen billeteras de bitcoin muy
sencillas para teléfonos inteligentes, el proceso de transformar bitcoins a monedas fiduciarias y viceversa sigue
siendo bastante friccionado.

Pero este problema posiblemente se irá eliminando, y la importancia de las criptomonedas se destacará aún más
cuando la mayoría del dinero del mundo se vuelva digital. Cuando casi toda la población reemplace el efectivo por
dinero digital (fiduciario, estatal y centralizado), la adopción de bitcoins será mucho más sencilla y, además, muchos
preferirán tener dinero digital anónimo.

Los hoy tan popularizados pagos con códigos QR, que requieren casi nula comprensión de cualquier usuario
respecto de la tecnología que está detrás, nacieron con las billeteras de Bitcoin. Cualquiera puede enviar y recibir
bitcoins desde cualquier teléfono mediante códigos QR. En ese sentido, lo que queda por pulir es la fricción para
adquirir nuevas unidades. Algo que, de a poco, empieza a suceder a escala global. En octubre de 2020, la empresa de
pagos digitales Paypal anunció que pronto integrará Bitcoin a su billetera. La aplicación Cash App (una especie de
Mercado Pago estadounidense propiedad de Jack Dorsey, CEO de Twitter) desde finales de 2018 permite operar en
bitcoins.

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