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Era una cálida tarde de verano, y Natalia como acostumbraba

cada día miraba por la ventana de su habitación como todos


paseaban en el parque que estaba frente a su casa, pero notó algo
extraño esta vez, las personas llevaban algo extraño en la cara.
Inmediatamente Natalia fue a preguntarle a su mamá porqué
llevaban ese extraño accesorio.

--No es un accesorio, se llama mascarilla y es una medida para


protegernos. –Respondió su mamá

--¿Protegernos de qué? –Preguntó Natalia

--De bacterias y virus que pueden dañarnos–replicó su


mamá--, son muy pequeñitos y como no los podemos ver, no
sabemos en qué lugares pueden estar, por eso hay que estar
protegidos en todo momento.

--¿Incluso cuando estamos en nuestra casa?

--Sí, aun cuando estamos en casa, debemos lavarnos las


manos muy bien al entrar, y al salir de ella debemos guardar mucha
distancia con las personas, y usar siempre gel antibacterial.
--Recomendó su mamá. – Pero, la mejor forma en que combatimos
el virus, es quedándonos en casa, así no nos contagiamos ni
contagiamos a los demás.

Al terminar de charlar, Natalia quedó con muchas preguntas


que daban vueltas en su pequeña cabecita, y no dejaba de ansiar al
momento en que ella pudiese salir y poder usar una mascarilla al
igual que todos. Pero recordando lo que su madre le había dicho,
reflexionó, y aunque deseaba poder salir, entendió que era mejor
quedarse en casa, y cuidar el bienestar de su familia.

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