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Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, Puede cambiar la vida
silencio que habla, sus ramas, como un árbol
tempestades sin viento, mar sin olas, cambia las suyas desde
pájaros presos, doradas fieras adormecidas, el verde hasta el otoño.
topacios impíos como la verdad,
Puede, pilar oscuro,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el
suplicio oscuro puede
hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
recubrirse de frutos
cesta de frutos de fuego, como un mes de verano.
mentira que alimenta, Ah puede también caer,
espejos de este mundo, puertas del más allá, caer no sé hasta dónde,
pulsación tranquila del mar a mediodía, como cae el poema,
absoluto que parpadea, o el amor en la noche,
páramo. hasta no sé qué fondo
duro y ciego y terrible,
tocando el agua madre
el manantial del miedo
A pesar de mí misma te amo; eres tan vano Entre mi amor y yo han de levantarse
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo; trescientas noches como trescientas paredes
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»
y el mar será una magia entre nosotros.
Pues no pierde su línea por una fiesta griega Definitiva como un mármol
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída. entristecerá tu ausencia otras tardes.
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