La formación de una persona como ente psicológico en el sentido de
funcionalidad fisiológica, repertorios conductuales, personalidad y cogniciones, va a depender, al ser diversos componentes, de distintas variables que según como se relacionen o susciten en la vida del individuo logran formar un ser, que a pesar de compartir patrones generales con el resto de seres humanos, será un ser único en su tipo; esto se ve aún más evidenciado en personas que no poseen una funcionalidad adecuada. En palabras de Diego Luque quien en su obra ‘’ TRASTORNOS DEL DESARROLLO, DISCAPACIDAD Y NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES: ELEMENTOS PSICOEDUCATIVOS’’ menciona que ‘’ El desarrollo, como proceso de formación progresiva de la persona, es multicausal, en una integración de los factores personales y ambientales, tomando en cuenta los condicionantes y circunstancias externas del sujeto, propios en la socialización. Por lo tanto al referirse a una persona en desarrollo se habla de su integración en el aspecto biológico, fisiológico, cognitivo, personal y moral […] ’’ (Luque, 2014, pág. 1). Una vez contemplado este panorama se puede concluir que el resultado negativo de dicha interacción de variables o la falla de alguna de ellas tendrán como consecuencia probablemente el padecimiento de trastornos psicológicos, o en el caso de que en el desarrollo este ya se presenten pueden agravarse o generar comorbilidad con otros trastornos o problemas de tipo psicológico. Un trastorno del desarrollo según Jesús Luque en su obra anterior mente mencionada puede definirse como ‘’ aquella alteración, disfunción o dificultad en general del funcionamiento intelectual general y de la conducta adaptativa de una persona, que conlleva la necesidad de elementos de apoyo y recursos en el contexto donde se desenvuelve. Cuyas características principales son el hecho de que ocurren en la niñez o adolescencia, producen interferencias o problemas en el aprendizaje y por lo tanto en el desarrollo del ser humano como individuo […] ’’ (Luque, 2014, pág. 2). Es decir que el hecho de que un niño o adolescente padezca un trastorno del desarrollo supondrá en su vida una ‘’caída de fichas de dominó’’ dado que se genera una ‘’bola de nieve’’ a lo largo de su desarrollo con el obstáculo que el trastorno represente, como ejemplo el caso de un niño con trastorno expresivo y receptivo del lenguaje vera afectadas sus calificación en la escuela, tendrá dificultad para entender y adquirir nuevos conocimientos, tendrá dificultad para socializar adecuadamente y posiblemente reciba burlas por esto lo que produciría problemas de autoconfianza y autoestima. Todos estos problemas consecuentes al ejemplo del trastorno del lenguaje, trastornos comportamentales como la hiperactividad, o incluso diferencias o confusiones en torno a la orientación sexual pueden ser evitados o disminuidos en la posibilidad de que el niño reciba el trato y educación especializada, como suele darse en casos de niños con espectro autista leve o moderado, que responden adecuadamente a las exigencias académicas de un profesor y de otro no según el trato que reciba del docente. Para precisamente evitar estos problemas consecuentes es necesario y oportuno el detectar estas situaciones lo más temprano posible, aunque existe un problema en torno a esto, según Mejías-Vizcarro, et.al en su estudio ‘’ Utilidad de la historia médico-psicológica en estudiantes que inician ciclos clínicos en la carrera de medicina como instrumento para la comprensión integral del paciente y facilitador de la alianza terapéutica’’ refiere que ‘’ el ejercicio de la medicina actual se ha caracterizado por una creciente especialización, aunado al progreso tecnológico y científico, lo que ha producido un aumento en los costes de estos aunque garantiza mayor precisión y fiabilidad, el problema con esto radica en que precisamente este aumento de costes produce que mucha gente opte por no realizarlos […] ’’ (Mejías-Vizcarro et.al, 2019, pág. ). Razón por la cual estos instrumentos no logran realizar el acompañamiento adecuado debido a sus altos costes, esto podría en parte verse disminuido si se propicia una educación psicológica en padres y maestros para que sepan detectar aquellos indicios de que los niños puedan padecer estos trastornos de desarrollo y los lleve a realizar una debida evaluación. Bibliografía:
1.- Luque Parra, D. J. (2014). Trastornos del desarrollo, discapacidad y
necesidades educativas especiales. Elementos psicoeducativos.
2.- Mejías-Vizcarro, J. A., & Beltrán-Hernández, L. (2019). Utilidad de la historia
médico-psicológica en estudiantes que inician ciclos clínicos en la carrera de medicina como instrumento para la comprensión integral del paciente y facilitador de la alianza terapéutica. FEM: Revista de la Fundación Educación Médica, 22(1), 27-34.