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AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!
Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!
Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!
Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!
Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!
Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!
Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
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Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
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Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
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el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
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Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?
Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?
Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
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Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
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Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!


Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
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Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
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llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

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Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

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¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
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Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
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Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
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Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
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llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
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Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
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Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
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Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.
¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.
¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!


-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...

-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!


-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
trabajo!!

Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...
-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
cuando... pero en la práctica... solo cuando nos ahogamos por el humo nos animamos a la tarea. ¿Y no nos pasa lo
mismo en la gloria de nuestro corazón?

Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
momentos, pero también el hollín de ese disgusto, o aquel malentendido... Pueden ser cosas pequeñas, que no
llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”. En este tiempo de Cuaresma, se nos invita a reservar un rato especial a la oración. ¡Es un buen momento
para “desatascar” tu chimenea!

Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día! AHUMADAS

Es lo que ha habido esta semana en el Monasterio: monjas ahumadas. Resulta que me tocaba a mí encender la
gloria, y, sin saber por qué, un día tras otro, el humo, en vez de subir por la chimenea, ¡¡se volvía a la sala de
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Cada mañana probaba con mil mañas: encender antes, abrir la puerta para que hiciese corriente...
-¡¡Aaaaayyyy, otra vez se está llenando todo de humo!!

-Yo creo que el problema es que se ha atascado la chimenea -me respondió sor Agustina- Si quieres, mañana te
enseño a limpiarla.

¡Y allá que fuimos las dos! Resulta que hay una trampilla que da acceso a la chimenea y, desde ahí, ¡pudimos ver que
el fondo estaba lleno de hollín! Lo fuimos sacando con unos cazos y con mucho cuidado, ¡pero acabamos que casi
tuvimos que meternos nosotras en la lavadora!

Desde ese momento, ¡¡la gloria volvió a funcionar como siempre!!

Esto me ha llevado a orar mucho. Sí, porque, en teoría todas sabemos que hay que limpiar la chimenea de vez en
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Todos sabemos que necesitamos dedicar un tiempo a desatascar. El día a día nos deja el calor de los bellos
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llaman mucho la atención pero, cuando se acumulan, ¡nos ahogamos!

Es bueno hacer caso a las “alarmas”, ¡pero es mucho mejor que no lleguen a saltar!

Cristo te espera con los brazos abiertos. Él dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
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Hoy el reto del amor es abrir tu trampilla a Cristo. ¡Él está deseando que tu gloria funcione a pleno rendimiento! Él se
mancha las manos por ti, ¡se implica hasta el fondo por ti! Él muere por ti para que ningún tipo de hollín de atasque.
Solo necesita que le abras tu puerta, que pongas en Sus manos aquello que hoy te pesa, aunque solo sea un poco de
ceniza. Cristo te valora tanto, que todo lo tuyo le importa, ¡aunque parezca insignificante! Vacía tu chimenea, ¡y que
el calor del amor llene toda tu casa! ¡Feliz día!

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