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2014, 32(1), 9-10

Revista de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport


ISSN: 1138-3194
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Feminismo y género en el siglo XXI


Julieta Piastro

L os llamados estudios de género fueron incor-


porados en las universidades durante la década
y en la creación de una identidad subjetiva y de
las relaciones de poder existentes entre hombres
de los setenta. Las luchas feministas de todos los y mujeres (Nash, 2001).
tiempos, las escritoras y filósofas fundadoras del En la actualidad, el debate feminista se ve
pensamiento feminista, como Simone de Beau- inmerso en un panorama social y político que
voir con su obra El segundo sexo (1949), sentaron nos obliga a enfrentar el binomio igualdad-dife-
las bases para su reconocimiento y legitimación rencia no solo desde la perspectiva de la sexua-
en la academia. No menos importantes resulta- lidad, sino también desde la etnicidad, la lengua
ron las iniciativas de investigadoras que asumie- y la clase social. Las contribuciones de la filóso-
ron el reto de introducir el feminismo en las fa Martha Nussbaum sobre justicia social y gé-
universidades, como lo fue la de la historiadora nero resultan de crucial importancia, ya que su
Mary Nash, quien, en 1974, todavía bajo el ré- obra recupera la teoría feminista como un saber
gimen franquista, logró instaurar e impartir en ligado al cambio social y a las conquistas de
Cataluña la primera asignatura de todo el Estado mejores condiciones materiales de vida para las
español sobre historia de las mujeres. mujeres.
Desde sus inicios, los estudios de género El estado de la cuestión durante la última
fueron abordados por diversas áreas del cono- década se ha enmarcado en dos grandes plan-
cimiento y, de esta manera, su trayectoria como teamientos que explicaremos a continuación y
disciplina, hasta la actualidad, se ha distingui- que quedan claramente representados en las
do por su carácter transdisciplinar. Los trabajos teorías de Nancy Fraser y Judith Butler.
de Julia Kristeva en el campo de la semiótica, Nancy Fraser, cuyo pensamiento representa
las aportaciones de Jaques Lacan en el ámbito una síntesis de las teorías feministas, desde la
del psicoanálisis y los destacados trabajos de teoría crítica y el posestructuralismo, centra el
Nancy Fraser y de Judith Butler desde las cien- debate actual fundamentalmente en las propues-
cias políticas y la filosofía respectivamente re- tas y posibles confrontaciones entre antiesencia-
presentaron un impulso definitivo para la in- listas y multiculturalistas.
tegración de un cuerpo teórico y metodológico Judith Butler, por su parte, considera necesa-
en la investigación académica de los estudios rio superar la oposición tradicional entre cons-
de género que supera los territorios del saber tructivismo y esencialismo y pasar a cuestiones
epistemológicamente determinados y permite más complejas, por ejemplo, cómo las «restric-
abordar la compleja gama de temáticas que ciones» culturales profundamente arraigadas o
estos abarcan. constitutivas pueden plantearse en términos de
En el seno de los estudios feministas surgió límites simbólicos. Para ello introduce el con-
el concepto de género y se incorporó el modelo cepto de performatividad, con el que reconoce
del multiculturalismo con el propósito de tema- que las personas somos construidas socialmente
tizar no solo el feminismo, sino toda la diversi- a través de los significados culturales que se
dad sexual. El concepto de género se ha vuelto transforman en mandato. Butler, a la manera de
imprescindible para nombrar la dimensión social Foucault, define el género como un efecto pro-
de la diferencia sexual. Se trata de una noción ducido por un conjunto de prácticas regulatorias
que incorpora la existencia de un aspecto de la que pretenden ajustar a las personas al discurso
sexualidad que no es el biológico, sino construi- del poder y a sus prácticas dominantes. También
do, y que representa complejos procesos socio- recupera el concepto queer para nombrar la ex-
culturales. El género se define, según Mary Nash, trañeza que supone para algunos sujetos lo
en función de las características normativas que simbólico que le otorga la cultura para interpre-
lo masculino y lo femenino tienen en la sociedad tar su propio cuerpo (Butler, 2005).
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Para Nancy Fraser, el antiesencialismo parte del La teoría de Judith Butler parte también de la crítica
principio de que identidad y diferencia son construc- a las identidades excluyentes. Considera que cualquier
ciones discursivas. Ambas son creadas performativa- esfuerzo por darle un contenido universal a la categoría
mente a través de los procesos culturales que los ela- de identidad, por ejemplo, de las mujeres, necesariamen-
boran y sustentan; es decir, que no existen con te producirá fracciones excluyentes, puesto que las ca-
independencia de estos procesos. Desde su perspectiva, tegorías de identidad no son nunca meramente descrip-
las identidades son inherentemente represivas y las tivas y como tales son excluyentes. Pero Butler no se
diferencias inherentemente excluyentes. Rechaza cual- propone prescindir de los términos genéricos, tales como
quier política que las esencialice y de esta manera se mujeres, sino reconocer que designa un indesignable
acerca más a la idea de que todas las identidades colec- campo de diferencias que no se contiene todo dentro
tivas son una ficción construida. de la categoría de identidad. Lo concibe más bien como
Las identificaciones colectivas conllevan necesaria- un concepto que se convierte en un sitio de apertura y
mente una operación represiva y excluyente. La versión resignificabilidad permanente; porque, de alguna ma-
deconstruccionista del antiesencialismo, como explica nera, lo que las mujeres significan es un referente fijado
Nancy Fraser, consiste en desenmascarar la operación en posiciones de subordinación. (Butler, 2005)
represiva y excluyente que posibilita cualquier cons- Butler considera que una teoría feminista no puede
trucción de la identidad (Fraser, 1995). Desde este desarrollarse sin considerar la materialidad de los cuer-
punto de vista, la tarea del feminismo no es construir pos de la mujer, su propuesta es la deconstrucción del
una identidad feminista o un sujeto colectivo feminis- término, que significa seguir usándolo y repetirlo
ta, sino más bien deconstruir todas las construcciones subversivamente y sacarlo del contexto en el que se ha
realizadas a partir de las mujeres. El proyecto político construido como instrumento de poder opresivo. Se
de la deconstrucción antiesencialista consiste en aliar trata de movilizar el significante hacia un lugar alter-
todos los movimientos sociales que tengan la necesidad nativo. En su obra Deshacer el género, Butler afirma: «el
de deconstruir su diferencia. simbolismo del futuro será aquel en que la feminidad
El multiculturalismo revaloriza y fomenta las iden- tenga múltiples posibilidades, cuando sea liberada de
tidades colectivas y la diferencia; y, aunque Fraser cri- la exigencia de ser una sola cosa o de cumplir una sola
tica el multiculturalismo por reivindicar que todas las norma» (Butler, 2006, p. 278).
identidades son merecedoras de reconocimiento y todas Este monográfico incluye un conjunto de artículos
las diferencias merecedoras de afirmación, es necesario representativos de la investigación actual sobre los
aclarar que esta postura pertenece a un multicultura- estudios de feminismo y género en el siglo xxi. Se trata
lismo relativista radical y no a todos los multicultura- de colaboraciones de investigadores de distintas uni-
lismos. versidades, a escala nacional e internacional, que nos
La crítica de fondo de Fraser es que, aunque ambas permiten aproximarnos a la diversa y compleja temá-
perspectivas aportan muchos elementos positivos, no tica de estos estudios.
proporcionan elementos suficientes para distinguir
entre reivindicaciones de identidad democráticas y
Referencias
antidemocráticas, ni entre diferencias justas e injustas.
El problema que la autora encuentra en las políticas Butler, J. (2005). Cuerpos que importan, Sobre los límites
culturales es que tienden a centrarse en una política materiales y discursivos del “sexo”. Barcelona: Paidós.
unidimensional y no abordan la justicia social. Por eso, Butler, J. (2006). Deshacer el género. Barcelona: Paidós.
Fraser, desde la democracia radical en Estados Unidos, Fraser, N. (1995). Multiculturalidad y equidad entre los
subraya la necesidad de compaginar las políticas de sexos, Revista de Occidente, 173, 35-55.
reconocimiento con la justicia distributiva (Fraser, Nash, M. & Marre, D. (eds.) (2001). Multiculturalismos y
1995). género. Un estudio interdisciplinar. Barcelona: Bellaterra.

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