La ilusión es una cuestión que exige, a ratos, materializarse. No sólo de imaginación podemos vivir, aun cuando nos extraviamos en esos momentos únicos de ensueños. El amor que idealizamos, el trabajo que anhelamos o la casa perfecta que aspiramos, en fin, una serie de situaciones que nos generan una cantidad enorme de placer psíquico. Lamentable, que la prueba de realidad, nos enrostra que eso que deseamos, estará mediado de acuerdo a las oportunidades que ofrezca nuestra cultura y sociedad. De eso, Sigmund Freud en 1929 [1930] lo analizó de manera sublime en “El malestar en la cultura”. En el caso nuestro, Chile, ofertará algunas de ellas, mientras que muchas otras, quedarán en un enorme desfiladero de olvidos aduciendo una imposibilidad de poder concretizar tales proyectos. Algunos expertos de vida vociferarán: "busca las oportunidades y si no están habrá que inventarlas". Al estilo del sueño americano, nos boicoteamos en el "win-win";"bussiness are bussiness” o el mítico “impossible is nothing” La lógica de la reinvención o ser el empresario de sí mismo, tal como plantea Foucault, aparte de generar frustración, posibilita la precarización laboral y familiar, la desorientación vocacional en los jóvenes y esa sensación de vacío que muchas veces agobia el alma. Desde ese punto de vista, habrá que estar atentos antes que muy crédulos. Al respecto, cabe la pena plantearse la siguiente inquietud: ¿Que está enseñando el COVID- 19? La lección a todas luces es que “Esta pandemia es una experiencia maravillosa de humildad y adaptación”, tal como planteó el prestigioso psicoanalista y psiquiatra Dr. Juan- David Nasio (Entrevista completa en: www.clarin.com 24/03/2020) Los sistemas que nos ampara, inexorablemente contribuyen al distanciamiento del lazo social. Si la producción sobre más producción es el objetivo a seguir, es menester articular que el sentimiento de extranjería hacia nosotros mismos se radicaliza cuando solicitan cuarentanas y/o confinamientos ¿Y qué hago ahora? Para ilustrar lo elaborado, en un matinal de la televisión chilena, entrevistaron a un adulto mayor que expresó que no podía comprar su medicación (clonazepam), porque la receta que le envió el psiquiatra a su correo electrónico no es válida -en Chile no existe una claridad en relación a la receta médica electrónica- por lo que no pudo continuar su tratamiento psicofarmacológico. Es decir, el país no meditó sobre que ese hombre, perfectamente puede experimentar una sensación de malestar mucho más agravada de la que presentó por su sintomatología inicial. Seguramente, lo anterior se subsanará, a propósito del contexto de crisis; sin embargo, aquella viñeta sirve para pensar las implicancias de un sistema productivo sin lazo social o con escasa sutileza en lo comunitario. De la misma forma, si fuésemos tan prosociales, no sería necesario que haya barricadas para prohibir el paso a los nuevos turistas ¿Cuál es la sorpresa? Sin garantías, se pierde la esperanza. El revés de este gran virus, refleja una herida narcisista en los que pregonaron que la lógica capitalista es la solución. Desgraciadamente, habrá que repensar el cariz social que hemos extraviado. Chile, en este caso tendrá que aprender su propia lección.