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La rana
Soy pequeño y blandito y mi casa llevo sobre el lomito.
El caracol
Porque tengo sangre fría aparezco en primavera en piedras encaramada
siempre al sol que más calienta.
La lagartija
Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, en el agua vivo, en el mar o en el río.
El cangrejo
¿Qué animal tiene las cinco vocales?
El murciélago
En lo alto vive, en lo alto mora, en lo alto teje la tejedora.
La araña
¿Quién será que de noche sale y de día se va?
El búho
¿Cuál es el animal que más tarda en quitarse los zapatos?
El cienpiés
Tengo hipo al decir mi nombre, ¿quien soy?
El hipopótamo
Trabalenguas
Pablito piso el piso, pisando el piso Pablito piso cuando Pablito piso el piso, piezas de piso piso
Pablito.
Treinta y tres tramos de troncos trozaron tres tristes trozadores de troncos y triplicaron su
trabajo, triplicando su trabajo de trozar troncos y troncos.
Los hombres con hambre hombre, abren sus hombros hombrunos sin dejar de ser hombres con
hambre hombre hombruno. Si tú eres un hombre con hambre hombre hombruno, pues dí que
eres un hombre com hambre y no cualquier hombre hombruno sino un hombre con hombros
muy hombre, hombre.
El volcán de parangaricutirimícuaro se quiere desparangaricutiriguarízar, y él qué lo
desparangaricutiricuarízare será un buen desparangaricutirimízador.
Un podador podaba la parra y otro podador que por allí pasaba le preguntó: Podador que podas
la parra. ¿Qué parra podas?
¿Podas mi parra o tu parra podas?
Ni podo tu parra, ni mi parra podo, que podo la parra de mi tío Bartolo.
Refranes
A buen sueño, no hay mala cama.
A buen entendedor pocas palabras bastan.
A buen gato buen ratón.
A buena hambre no hay pan duro
A burro negro, no le busque pelo blanco
Coplas
Las avecillas del cielo
se mantienen con mosquitos,
así me mantengo yo
con abrazos y besitos.
La bala que a mi me hirió La caña con ser la caña,
también hirió al comandante, también tiene su dolor:
a él lo hicieron capitán si la meten al trapiche
y a mí soldado como antes! le parten el corazón.
Desde el punto que te vi, Yo no soy de por aquí
le dije a mí corazón: yo soy de Capitanejo,
qué bonita piedrecita no me creció más el coto
para darme un tropezón. porque no alcanzó el pellejo.
Fabulas
Muchas veces antes de llegar a la escuela peleaban. Si el día amanecía con lluvias las ranitas se
ponían felices, a diferencia de los perritos ya que se ponían rabiosos.
"¡Wiii! Que feliz estoy, nos daremos un buen baño en las charcas que la lluvia está formado. " -
Decía una de las ranitas.
"Que feo es cuando llueve, es un día perdido para mi, me deprime tanto la lluvia." - Dijo uno de los
perritos con una cara triste.
Cundo el día amanecía soleado un con radiante sol, sucedía todo lo contrario; los perritos no se
cambiaban por nadie, se sentían felices. En cambio las ranitas estaban sin ánimos, ya que se
imaginaban el calor y la sequedad que iba a torturarlas. Sé que todos se estarán preguntando que
día estarían contentos los perritos y las ranitas. ¡Muy fácil! Los días que amanecían grises y fríos
pero sin lluvia, que pocos días amanecía así.
Moraleja: Debemos aceptar la vida tal cual como se presenta, de esta manera nunca se sentirán
infelices.
Las ranitas y el tronco tallado
Fábula ranitas
Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado que se veía
desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían gran respeto por el
tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer tanto ruido para no molestar al
tronco.
Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu que ya no
habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver bien de que se trataba, solo
podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha autoridad.
Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese momento las
ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que ningún daño podía hacerles.
Se rieron mucho de los temores por los que habían pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de
trampolín para sus zambullidas en el lago.
Moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es sólo digno de risa.
CUENTOS
EL MUÑECO DE NIEVE
Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y
empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a
la tarea de moldearla.
Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.
Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La
pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable
compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...
Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El
muñeco se fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos
carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca
tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no
debe ponerse el corazón en cosas perecederas.
LA GATA ENCANTADA
Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todas las jóvenes casaderas deseaban
tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con
Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar.
Un día, dijo en voz alta:
Eres tan cariñosa y adorable que, si fueras mujer, me casaría contigo.
En el mismo instante apareció en la estancia el Hada de los Imposibles, que dijo:
Príncipe tus deseos se han cumplido
El joven, deslumbrado, descubrió junto a el a Zapaquilda, convertida en una bellísima
muchacha.
Al día siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que
acudieron al banquete se extasiaron ante la hermosa y dulce novia. Pero, de pronto,
vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo que zigzagueaba por el salón y zampárselo
en cuanto lo hubo atrapado.
El príncipe empezó entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que convirtiera
a su esposa en la gatita que había sido. Pero el Hada no acudió, y nadie nos ha contado
si tuvo que pasarse la vida contemplando como su esposa daba cuenta de todos los
ratones de palacio.
FRASES CELEBRES
No hay camino más seguro para llegar a Dios, que el amor al prójimo.
Dios - San Agustín (354-430) Padre de la iglesia latina.