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Sentencia C-201/02

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Convenios de la OIT

PRINCIPIO DE AUTONOMIA SINDICAL-Alcance/DERECHOS


DE ASOCIACION Y LIBERTAD SINDICAL-No son
absolutos/DERECHOS DE ASOCIACION Y LIBERTAD
SINDICAL-Restricciones por el legislador

El artículo 39 de la Constitución, así como el instrumento citado, consagran el


principio de autonomía sindical o de no intervención del Estado en los asuntos
propios de dichas organizaciones, según el cual éstas pueden constituirse sin
injerencia o autorización previa, así como redactar sus estatutos y reglamentos,
sin más limitaciones que el orden legal y los principios democráticos. De igual
forma, se concluye que un sindicato nace a la vida jurídica desde el momento
mismo de su fundación. Sin embargo, lo anterior no significa que los derechos
fundamentales de asociación y de libertad sindical sean de carácter absoluto.
Por el contrario, son relativos y, en consecuencia, pueden sufrir restricciones
por parte del legislador, siempre y cuando no se vulnere su núcleo esencial.

DERECHOS DE ASOCIACION Y LIBERTAD SINDICAL-


Regulación legislativa sobre número de trabajadores para constituir una
organización/DERECHOS DE ASOCIACION Y LIBERTAD
SINDICAL-Límites a marco regulatorio del legislador

Corresponde al legislador “la responsabilidad de establecer, por medio de la


ley, los preceptos que desarrollen la garantía de la libertad sindical en aspectos
tales como el número de trabajadores que se requieren para constituir una
organización sindical, el domicilio, estatutos, número de representantes y sus
fueros, etc., es decir, en aspectos que permitan la realización plena del derecho
de asociación sindical y la efectividad de su ejercicio.” No obstante lo anterior,
la Corte hace énfasis en que el marco regulatorio expedido por el legislador
debe respetar la autonomía de que gozan los sindicatos para establecer sus
reglamentos, los requisitos de admisión de afiliados y su forma de gestión
administrativa y financiera, en desarrollo del principio de no injerencia del
Estado en el funcionamiento de tales organizaciones.

DERECHOS DE ASOCIACION Y LIBERTAD SINDICAL-


Constitución sujeta a marco regulatorio general del legislador

La Carta Política protege el derecho de los trabajadores y empleadores a


constituir sindicatos sin intervención del Estado, pero con sujeción a un marco
regulatorio general cuya expedición compete al legislador.

SINDICATO-Número mínimo de afiliados para constitución o


subsistencia
DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL FRENTE A
REESTRUCTURACION DE ENTIDADES PUBLICAS-No
restricción ilegítima en principio

En principio, los procesos de reestructuración de las entidades públicas no


constituyen una restricción ilegítima al derecho de asociación sindical, en la
medida en que, con ellos, no se persigue la reducción de la planta de personal
a fin de impedir la constitución de un sindicato de trabajadores, ni tienen el
propósito de que este último incurra en una causal de disolución por quedar
reducido a un número inferior a 25 afiliados.

REESTRUCTURACION DE ENTIDADES PUBLICAS-Justificación

CARRERA ADMINISTRATIVA EN REESTRUCTURACION DE


ENTIDADES PUBLICAS-Interés particular cede

CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD-Carácter
abstracto/CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD-Improcedencia
sobre una mera hipótesis de aplicación de la norma o eventualidad

LIBERTAD SINDICAL FRENTE A REESTRUCTURACION DE


ENTIDADES PUBLICAS-Procedencia de la tutela frente a eventual
vulneración

DERECHOS DE ASOCIACION Y LIBERTAD SINDICAL-


Mecanismos de protección

SINDICATO DE BASE-Razonabilidad del número mínimo de afiliados


para constitución

SINDICATO-Razonabilidad de número no inferior a veinticinco


afiliados para constitución o subsistencia

SINDICATO-Disolución por reducción de afiliados

SINDICATO-Disolución, liquidación y cancelación de personería por


declaración judicial

HUELGA POR SINDICATO-Imputación al empleador por


incumplimiento de obligaciones salariales

DERECHO DE HUELGA-Contenido y alcance

DERECHO DE HUELGA-Definición del núcleo esencial/HUELGA-


Equilibrio de cargas/HUELGA-Límites

La Corte sostuvo que el núcleo esencial del derecho de huelga consiste en “la
facultad que tienen los trabajadores de presionar a los empleadores mediante
la suspensión colectiva del trabajo, para lograr que se resuelva de manera
favorable a sus intereses el conflicto colectivo del trabajo. Esta facultad, claro
está, no es absoluta. El punto es que la huelga constituye un mecanismo cuya
garantía implica el equilibrar las cargas de trabajadores y empleadores en el
marco del conflicto colectivo de trabajo. Las restricciones al derecho de huelga
deberán tener en cuenta este propósito, de modo que si bien tal derecho puede
ser limitado con el fin de proteger otros de mayor jerarquía (v.gr. los derechos
fundamentales) o el interés general (bajo la forma del orden público, por
ejemplo), el poder que la Constitución pretende reconocer a los trabajadores
no puede quedar desfigurado.”

HUELGA POR SINDICATO-Entendimiento de la expresión


“obligaciones salariales”

HUELGA POR SINDICATO-Concepto de “salario”

SALARIO-Remuneración por el trabajo realizado

HUELGA-Ejercicio por incumplimiento de obligaciones distintas a las


económicas

Sin ignorar, por supuesto, que el derecho a recibir oportunamente el salario


constituye no sólo un medio de subsistencia sino de dignificación del trabajo y
la vida humana, la Corte considera que la huelga puede ejercerse por los
trabajadores afectados por el incumplimiento de obligaciones distintas a las
meramente económicas tales como, por ejemplo, el pago de los aportes al
sistema de seguridad social o, en general, cualquier deuda insoluta por parte
del empleador distinta al salario o a los factores salariales, a que puedan tener
derecho los trabajadores por disposición legal, contractual o reglamentaria.
Lo anterior no significa que cualquier incumplimiento de las obligaciones del
empleador justifique la huelga, por lo cual corresponde a la autoridad
competente determinar, en cada caso, el mérito de las razones que conducen a
la suspensión colectiva del trabajo.

HUELGA POR SOLIDARIDAD-Definición

La huelga por solidaridad consiste en la facultad que tienen los empleados


sindicalizados o no sindicalizados, de participar en la huelga promovida por
trabajadores de otra empresa o establecimiento que están inmersos en un
conflicto laboral con su empleador. Es, pues, subsidiaria a la huelga principal
que promueven los trabajadores directamente afectados.

DERECHO DE HUELGA-Nueva dimensión constitucional

HUELGA POR SOLIDARIDAD-Sustento constitucional

SINDICATO-Cancelación o suspensión de personería jurídica por vía


judicial

SINDICATO-Causales de disolución
SINDICATO-Facultad del Ministerio de Trabajo o quien demuestre
interés jurídico de solicitar disolución, liquidación y cancelación de
inscripción en registro sindical

SINDICATO-Solicitud del Ministerio de Trabajo o quien demuestre


interés jurídico de disolución ante juez laboral

MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL EN


MATERIA DE SINDICATO-Solicitud de disolución ante el juez
respectivo

SINDICATO-Solicitud del empleador de disolución ante juez laboral

FUERO SINDICAL DEL EMPLEADO PUBLICO-Ampliación por la


Constitución

NEGOCIACION COLECTIVA EN SINDICATO DE EMPLEADO


PUBLICO-No es un derecho

DERECHO DE NEGOCIACION COLECTIVA-Garantía

DERECHO COLECTIVO DE TRABAJO-Negociación libre y


voluntaria con empleadores de condiciones laborales

CONVENCION COLECTIVA-Celebración/FUERO
CIRCUNSTANCIAL-Finalidad

SINDICATO DE EMPLEADO PUBLICO-No presentación de pliego


de condiciones ni celebración de convenciones colectivas

DERECHO DE NEGOCIACION COLECTIVA EN SINDICATO DE


EMPLEADO PUBLICO-Restricción

DERECHO DE NEGOCIACION COLECTIVA-Distinción entre


trabajadores oficiales y empleados públicos

DERECHO DE NEGOCIACION COLECTIVA EN SINDICATO DE


EMPLEADO PUBLICO-Legislador puede permitir presentación de
pliego de condiciones

FUERO SINDICAL-Finalidad

FUERO SINDICAL-Ius variandi no puede ejercerse por empleador sin


autorización judicial/FUERO SINDICAL-Negativa de permiso por juez
para desmejorarlo sino comprobare justa causa

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Ejercicio a la luz de


principios democráticos
Los sindicatos no pueden contradecir, en ejercicio de la autonomía sindical,
los principios rectores de una sociedad democrática sino, por el contrario,
deben integrar a sus políticas y a su organización mecanismos para hacerlos
efectivos, procurando así la efectiva participación de todos los trabajadores en
las decisiones que los afectan, toda vez que los sindicatos a los que éstos
pertenecen actúan como sus representantes en la consecución de condiciones
laborales más favorables a sus intereses. Los principios pluralistas,
democráticos y participativos tienen un alcance extenso, en la medida en que
están llamados a aplicarse en los espacios más cercanos a la persona humana,
como manifestación del “traslado de la democracia desde el ámbito del Estado
hacia la sociedad.”

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Restricciones que no


vulneren núcleo esencial

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Concreción de uso


extensivo de la democracia

En relación con el derecho de asociación sindical, el “uso extensivo de la


democracia” se concreta en la adecuación de los estatutos del sindicato al
orden legal y a los principios democráticos, así como en la oportunidad de
todos los trabajadores de participar activamente dentro del mismo.

SINDICATO-Designación de miembros de comisión estatutaria de


reclamos debe ser democrática

FUERO SINDICAL-Existencia en una empresa de una sola comisión


estatutaria

La Corte encuentra razonable que sólo una comisión por empresa sea la
encargada de llevar a cabo dicha labor de manera unificada, pues se trata de
un mismo empleador el depositario de las diversas reclamaciones que puedan
presentarse dentro de la empresa, lo cual no significa una restricción ilegítima
a los derechos de asociación y libertad sindical. Nótese que el legislador no
impone obstáculo alguno al ejercicio de las funciones que ejerce dicha
comisión sino, por el contrario, garantiza la protección especial del fuero
sindical para dos de sus miembros.

FUERO SINDICAL-Función de comisión estatutaria de reclamos

La función que cumple la comisión de reclamos constituye un instrumento de


vital importancia para hacer efectiva la participación de los trabajadores y los
sindicatos en los asuntos que los afecta dentro de la empresa, en la medida en
que pueden comunicar al empleador, a través suyo, su inconformidad sobre las
condiciones de trabajo y demás reclamaciones particulares que se presenten en
la empresa para que él adopte, de manera unilateral o conjunta con el sindicato,
una solución al respecto.
DERECHO A LA IGUALDAD EN SINDICATO-Reclamaciones de
minoritarios y mayoritarios que coexistan en una misma empresa

DERECHO A LA IGUALDAD EN SINDICATO-Designación de


miembros de comisión estatutaria de reclamos

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Participación de


sindicatos minoritarios en designación de miembros de comisión
estatutaria de reclamos/SINDICATO-Participación del minoritario en
designación de miembros de comisión estatutaria de reclamos

LEY DE MAYORIAS EN AMBITOS POLITICO, SOCIAL O


COMUNTARIO-No exclusión de minorías

SINDICATO-Mecanismo antidemocrático de elección de miembros de


comisión estatutaria de reclamos

FUERO SINDICAL-Indemnización por despido ilegal

FUERO SINDICAL-Finalidad y definición

La institución del fuero sindical tiene como fin que los representantes sindicales
puedan cumplir cabalmente con sus gestiones y consiste, como se ha dicho, en
la garantía de no ser despedidos, ni desmejorados en sus condiciones de trabajo,
ni trasladados sin justa causa, previamente calificada por el juez de trabajo.
Así pues, el empleador debe solicitar un permiso al juez del trabajo para
adoptar una de tales decisiones, a través de la acción de levantamiento de fuero,
solicitud que debe ser negada por éste último en caso de no comprobar la
existencia de una justa causa, de conformidad con el inciso primero del artículo
408 del C.S.T.

ACCION DE REINTEGRO EN MATERIA DE FUERO SINDICAL-


Legalidad del despido

El trabajador aforado y el sindicato al que pertenece cuentan con un


mecanismo de defensa -la acción de reintegro -,a través del cual pueden acudir
ante el juez del trabajo para que éste se pronuncie sobre la legalidad del
despido y, en caso que se demuestre que éste fue realizado sin sujeción a las
normas que regulan el fuero sindical, ordenará el reintegro del trabajador, así
como el pago de los salarios dejados de percibir durante ese lapso, esto último
a título de indemnización.

FUERO SINDICAL-Efectos jurídicos del despido ilegal

FUERO SINDICAL-Daño es la medida del resarcimiento en materia de


despido ilegal

PRINCIPIO DE FAVORABILIDAD EN LA INTERPRETACION Y


APLICACION DE LAS FUENTES FORMALES DEL DERECHO
FUERO SINDICAL-Indemnización integral por despido ilegal

El daño sufrido por el trabajador aforado, provocado por el despido sin justa
causa declarada mediante sentencia judicial, debe ser reparado de manera
integral, esto es, de acuerdo con lo que se logre probar en cada caso, lo cual
incluye, además del pago de los salarios no devengados, con sus reajustes y
prestaciones, cualquier otro valor dejado de percibir o pagado por el
trabajador, como consecuencia directa del despido injusto. Siendo entendido,
además, que la reparación integral incorpora la correspondiente indexación.

Referencia: expediente D-3692

Demanda de inconstitucionalidad contra los


artículos 359 parcial, 379-e parcial, 401
parcial, 405, 406 parcial, 408 parcial y 467
del Código Sustantivo del Trabajo y el
artículo 25 del Decreto 2351 de 1965.

Demandante:
Antonio Eduardo Bohórquez Collazos

Magistrado Ponente:
Dr. JAIME ARAUJO RENTERIA

Bogotá, D.C., diecinueve (19) de marzo de dos mil dos (2002).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones


constitucionales y legales y de los requisitos y trámites establecidos en el
Decreto 2067 de 1991, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano Antonio


Eduardo Bohórquez Collazos demandó los artículos 359 parcial, 379-e parcial,
401 parcial, 405, 406 parcial, 408 parcial y 467 del Código Sustantivo del
Trabajo, y el artículo 25 del Decreto 2351 de 1965.

Cumplidos los trámites constitucionales y legales propios de los procesos de


constitucionalidad, la Corte Constitucional procede a decidir acerca de la
demanda en referencia.
II. PRECISION METODOLOGICA

Para efectos de resolver la demanda y en procura de una mayor claridad


metodológica, la Corte relacionará en cada acápite el texto de las disposiciones
impugnadas - subrayándose lo demandado -, el resumen del cargo o cargos de
la demanda correspondientes, el concepto del Procurador y finalmente las
consideraciones de la Corte.

Debe anotarse que a pesar de haberse oficiado oportunamente a distintas


entidades públicas y organizaciones sindicales, ninguna de ellas intervino en el
presente proceso para defender o impugnar la constitucionalidad de los
preceptos acusados.

III. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

De conformidad con el numeral 5 del artículo 241 de la Constitución Política,


corresponde a esta Corporación decidir sobre la constitucionalidad de las
normas acusadas.

2. Artículos 359 parcial y 401-d parcial del Código Sustantivo del Trabajo

“Artículo 359. Número mínimo de afiliados. Todo sindicato de trabajadores necesita


para constituirse o subsistir un número no inferior a veinticinco (25) afiliados; y todo
sindicato patronal no menos de cinco (5) patronos [hoy empleadores] independientes
entre sí.”

“Artículo 401. Casos de disolución. Un sindicato o una federación o confederación de


sindicatos solamente se disuelve:
(...)
d. Por reducción de los afiliados a un número inferior a veinticinco (25), cuando se
trate de sindicatos de trabajadores.

2.1. La demanda

Señala el actor que el artículo 359 y el literal d) del artículo 401 del Código
Sustantivo del Trabajo vulneran los artículos 16 y 39 de la Carta Política puesto
que limitan el derecho de asociación sindical y vulneran el libre desarrollo de la
personalidad de los trabajadores. Después de relatar cómo las distintas entidades
del Estado se han venido reduciendo de tamaño a raíz del ajuste fiscal decretado
en la Ley 617/00, y de las continuas reestructuraciones, supresiones y fusión de
cargos y dependencias oficiales producidas desde tiempo atrás, el demandante
concluye que con tales hechos se impide la constitución de sindicatos en muchas
entidades oficiales, debido al bajo número de trabajadores que laboran en ellas.
Cita como ejemplo el caso de los departamentos y municipios en donde, según
él, existen entidades con plantas de personal reducidas, lo cual limita el ejercicio
del derecho de asociación sindical por cuanto las normas acusadas exigen para
la constitución del sindicato mínimo 25 trabajadores, además de establecer,
como causal de disolución del mismo, la reducción de los afiliados a un número
inferior al anteriormente anotado.

Ante esta circunstancia, solicita a la Corte declarar la inconstitucionalidad de


las normas acusadas o, en su lugar, la exequibilidad condicionada, señalando
respecto del artículo 359 C.S.T., que “el número mínimo de miembros para
conformarse o subsistir debe ser razonable, de conformidad con las
circunstancias que rodean cada organización, o sustituyendo la cantidad
consagrada, declarando que “debe ser de doce, esto es, los diez de la Junta
Directiva más los dos de la Comisión estatutaria de reclamos.” Y en relación
con el literal d) del artículo 401, que “el número mínimo de miembros para
poder subsistir, esto es, no sufrir disolución, debe ser razonable, de acuerdo con
las circunstancias que rodean a cada organización y la cuantificación de la
planta de personal de la entidad donde tienen su asiento; al igual que debe
condicionarse a que la reducción de miembros obedezca a la voluntad de la
organización y no a la del empleador a través de la implementación de
reestructuraciones que arrojen supresiones de cargos, o por persecución política
o de otro tipo, o por la intimidación que ejerza el empleador. O si es del caso
declarando que el número mínimo de miembros para no sufrir disolución sea el
de doce, según lo sugerido en el punto que inmediatamente antecede.”

2.2. Concepto del Procurador General de la Nación

En concepto No. 2695 recibido en esta Corporación el 22 de octubre de 2001,


el Procurador solicitó a la Corte declarar la constitucionalidad de los artículos
359 parcial y 401-d parcial del Código Sustantivo del Trabajo, con fundamento
en las siguientes razones:

La determinación del número mínimo de miembros como requisito para la


conformación y subsistencia de un sindicato no corresponde fijarlo a la Corte
Constitucional sino al legislador, “a menos que el número fijado por aquél se
convierta en una forma de impedir la formación de sindicatos.”

Considera el Procurador que el número fijado en las normas demandadas no


vulnera el derecho de asociación sindical por cuanto “quienes no puedan
constituir un sindicato de base o de empresa pueden vincularse a sindicatos de
industria o actividad económica o a sindicatos de oficios varios, garantizándose
así el núcleo esencial del derecho de asociación, en su condición específica, de
asociación sindical. Si ante las circunstancias a que alude el demandante,
especialmente la relacionada con la reducción del tamaño de algunas entidades
públicas, especialmente a nivel municipal, este requisito pudiera resultar
inconveniente mas no inconstitucional, el espacio de discusión no es la vía de
la acción pública de inconstitucionalidad, sino las vías políticas.”

2.3. El problema jurídico planteado

Corresponde a la Corte decidir, en primer término, si compete al legislador


determinar el número de trabajadores para constituir un sindicato y para que
éste subsista, o si se trata de una injerencia indebida de aquél en asuntos que
son privativos de la organización sindical; en segundo lugar, si es razonable,
desde el punto de vista constitucional, el requisito según el cual se requiere un
número mínimo de 25 trabajadores para constituir un sindicato, así como para
que éste subsista, toda vez que la reducción de los afiliados a un número inferior
al antes citado constituye una causal de disolución del mismo.

2.4. Competencia del legislador para establecer el marco regulatorio


aplicable a los sindicatos

Sostiene el demandante que las normas acusadas vulneran la Carta Política por
cuanto es propio de la autonomía de los sindicatos determinar el número de
afiliados que requieren para su constitución y su disolución, careciendo el
legislador de competencia para regular tal asunto.

Para dilucidar lo anterior, la Corte estima necesario exponer unas


consideraciones generales en relación con el derecho de asociación sindical y
los límites que el legislador puede establecer a tal derecho.

El artículo 39 de la Constitución Política consagra el derecho fundamental de


asociación sindical en los siguientes términos:

“Los trabajadores y empleadores tienen derecho a constituir sindicatos o asociaciones,


sin intervención del Estado. Su reconocimiento jurídico se producirá con la simple
inscripción del acta de constitución.
La estructura interna y el funcionamiento de los sindicatos y organizaciones sociales y
gremiales se sujetarán al orden legal y a los principios democráticos.
La cancelación o la suspensión de la personería jurídica sólo procede por vía judicial.
Se reconoce a los representantes sindicales el fuero y las demás garantías necesarias
para el cumplimiento de su gestión.
No gozan del derecho de asociación sindical los miembros de la Fuerza Pública.”

El citado canon constitucional es concordante con el artículo 23-4 de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, según el cual "toda persona
tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicalizarse para la defensa de sus
intereses"; el artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Sociales,
Económicos y Culturales, que consagra el deber de los Estados Partes de
garantizar el derecho de toda persona de formar y afiliarse a sindicatos; y el
artículo 8 literal a) del Protocolo Adicional a la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Sociales, Económicos y Culturales
(Protocolo de San Salvador), que incorporó a la Carta Americana el deber de
las Partes de garantizar "el derecho de los trabajadores a organizar sindicatos
y afiliarse al de su elección, para la protección y promoción de sus intereses".

Resulta conveniente reiterar la jurisprudencia constitucional en relación con el


derecho de asociación sindical:1

“El art. 39 de la Constitución consagra el derecho fundamental de asociación sindical de


los trabajadores, el cual constituye una modalidad del derecho de libre asociación, dado

1 Sentencia C-385/00, M.P. Antonio Barrera Carbonell.


que aquél consiste en la libre voluntad o disposición de los trabajadores para constituir
formalmente organizaciones permanentes que los identifiquen y los una, en defensa de los
intereses comunes de la respectiva profesión u oficio, sin autorización previa o la
injerencia o intervención del Estado, o de los empleadores.

“En la sentencia T-441/922 la Corte expresó, sobre el derecho de asociación sindical, lo


siguiente:

‘Se concluye que el derecho de asociación sindical es un derecho subjetivo que tiene una
función estructural qué desempeñar, en cuanto constituye una vía de realización y
reafirmación de un Estado social y democrático de derecho, más aún cuando este derecho,
que permite la integración del individuo a la pluralidad de grupos, no constituye un fin
en sí mismo o un simple derecho de un particular, sino un fenómeno social fundamental
en una sociedad democrática y, es más, debe ser reconocido por todas las ramas y
órganos del poder público’.

‘La asociación sindical tiene un carácter voluntario, ya que su ejercicio descansa en una
autodeterminación de la persona de vincularse con otros individuos y que perdura
durante esa asociación’.

‘Tiene también un carácter relacional o sea que se forma de una doble dimensión. Ya que
de un lado aparece como un derecho subjetivo de carácter individual y por el otro se
ejerce necesariamente en tanto haya otros ciudadanos que estén dispuestos a ejercitar el
mismo derecho y una vez se dé el acuerdo de voluntades se forma una persona colectiva’.

‘Tiene así mismo un carácter instrumental ya que se crea sobre la base de un vínculo
jurídico, necesario para la consecución de unos fines que las personas van a desarrollar
en el ámbito de la formación social’.

“En el derecho de asociación sindical subyace la idea básica de la libertad sindical que
amplifica dicho derecho, como facultad autónoma para crear organizaciones sindicales,
ajena a toda restricción, intromisión o intervención del Estado que signifique la
imposición de obstáculos en su constitución o funcionamiento. Ello implica, la facultad
que poseen las referidas organizaciones para autoconformarse y autoregularse conforme
a las reglas de organización interna que libremente acuerden sus integrantes, con la
limitación que impone el inciso 2 del art. 39, según el cual la estructura interna y el
funcionamiento de los sindicatos se sujetan al orden legal y a los principios democráticos.
(...)”

A su vez, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido lo


siguiente:

“156. La libertad de asociación, en materia sindical, consiste básicamente en la facultad


de constituir organizaciones sindicales y poner en marcha su estructura interna,
actividades y programa de acción, sin intervención de las autoridades públicas que limite
o entorpezca el ejercicio del respectivo derecho. Por otra parte, esta libertad supone que
cada persona pueda determinar sin coacción alguna si desea o no formar parte de la
asociación. Se trata, pues, del derecho fundamental de agruparse para la realización
común de un fin lícito si presiones o intromisiones que puedan alterar o desnaturalizar
su finalidad.
157. El Preámbulo de la Constitución de la OIT incluye el “reconocimiento del principio
de libertad sindical” como requisito indispensable para “la paz y armonía universales”.
158. Esta Corte considera que la libertad de asociación, en materia sindical, reviste la
mayor importancia para la defensa de los intereses legítimos de los trabajadores y se
enmarca en el corpus juris de los derechos humanos.

2 M.P. Alejandro Martínez Caballero


159. La libertad de asociación, en materia laboral, en los términos del artículo 16 de la
Convención Americana, comprende un derecho y una libertad, a saber: el derecho a
formar asociaciones sin restricciones distintas a las permitidas en los incisos 2 y 3 de
aquel precepto convencional y la libertad de toda persona de no ser compelida u obligada
a asociarse (...)”3

Con la expedición de las leyes 26 y 27 de 1976, Colombia ratificó los Convenios


87 y 98 de la O.I.T., relativos a la libertad sindical y al derecho de negociación
colectiva, respectivamente, los cuales hacen parte de la legislación interna, al
tenor del artículo 53 de la Constitución Política.

El primero de estos instrumentos internacionales consagra, en términos


generales, que los trabajadores y empleadores, sin ninguna distinción y sin
autorización previa, gozan del derecho a constituir las organizaciones que
estimen pertinentes y de afiliarse a ellas con la sola condición de observar los
estatutos de las mismas; así mismo, que el ejercicio del derecho de
sindicalización debe estar revestido de suficientes garantías para que los
sindicatos puedan desplegar sus actividades sin injerencia alguna de las
autoridades públicas, estando obligados los Estados miembros que se adhieran
al Convenio a tomar todas las medidas necesarias para tal fin; proscribe además
la disolución o suspensión por vía administrativa de las organizaciones de
trabajadores o empleadores, entre otras disposiciones.

El Convenio 98, por su parte, constituye un instrumento normativo de


protección a los trabajadores respecto de los posibles actos discriminatorios en
contra de la libertad sindical, y asegura un ambiente libre de coerciones o
limitaciones en los procesos de negociación colectiva.

Para el presente caso, conviene resaltar el artículo 3 del Convenio 87, según el
cual:

“1. Las organizaciones de trabajadores y empleadores tienen el derecho de redactar sus


estatutos y reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus representantes, el de
organizar su administración y sus actividades y el de formular sus programas de acción.
“2. Las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar
este derecho o a entorpecer su ejercicio legal.”

Como ya se dijo, el artículo 39 de la Constitución, así como el instrumento antes


citado, consagran el principio de autonomía sindical o de no intervención del
Estado en los asuntos propios de dichas organizaciones, según el cual éstas
pueden constituirse sin injerencia o autorización previa, así como redactar sus
estatutos y reglamentos, sin más limitaciones que el orden legal y los principios
democráticos. De igual forma, de tales preceptos se concluye que un sindicato
nace a la vida jurídica desde el momento mismo de su fundación, como lo
consideró la Corte en sentencia T-784/014 y como expresamente lo prevé el
artículo 364 del C.S.T., modificado por el artículo 44 de la Ley 50 de 1990:

3 Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia del 2 de febrero de 2001. Citada por: Oficina en Colombia del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. “Compilación de jurisprudencia y doctrina
nacional e internacional” Volumen II. Bogotá, 2001, Pg. 24.
4 M.P. Alfredo Beltrán Sierra
“Toda organización sindical de trabajadores, por el sólo hecho de su fundación,
y a partir de la fecha de la asamblea constitutiva, goza de personería.”5

Sin embargo, lo anterior no significa, como parece concluir el actor, que los
derechos fundamentales de asociación y de libertad sindical sean de carácter
absoluto. Por el contrario, son relativos y, en consecuencia, pueden sufrir
restricciones por parte del legislador, siempre y cuando no se vulnere su núcleo
esencial, como lo manifestó la Corte en sentencia C-797/006:

“No es admisible reconocer el carácter absoluto de la libertad sindical, en la medida en


que la propia Constitución establece como limitación, concretable por el legislador, que
“la estructura interna de los sindicatos y organizaciones sociales y gremiales se sujetarán
al orden legal y a los principios democráticos” (art. 39 inciso 2) y que los Convenios
Internacionales sobre derechos humanos autorizan que por vía legislativa puedan
imponerse restricciones a los derechos, en cuanto ellas sean necesarias, mínimas,
indispensables y proporcionadas a la finalidad que se persiga, para garantizar la
seguridad nacional, el orden, la salud o moral públicos, los derechos y deberes ajenos y,
en general, el cumplimiento de cualquier finalidad que se estime esencialmente valiosa.
Por lo tanto, se advierte, que las aludidas restricciones o limitaciones no pueden, en modo
alguno, afectar lo que se considera el núcleo esencial del derecho a la libertad sindical,
de modo que la desnaturalicen o impidan su normal y adecuado ejercicio.”

En conclusión, se debe reiterar que corresponde al legislador “la


responsabilidad de establecer, por medio de la ley, los preceptos que desarrollen
la garantía de la libertad sindical en aspectos tales como el número de
trabajadores que se requieren para constituir una organización sindical, el
domicilio, estatutos, número de representantes y sus fueros, etc., es decir, en
aspectos que permitan la realización plena del derecho de asociación sindical y
la efectividad de su ejercicio.”7 (Subrayado fuera del texto)

Por las razones expuestas, no le asiste razón al demandante cuando afirma que
la determinación del número mínimo de trabajadores para constituir un
sindicato o para que éste subsista, es una facultad discrecional de las
organizaciones sindicales que escapa de la órbita del legislador, pues este
órgano es competente para determinar los lineamientos generales aplicables al
ejercicio de los derechos de asociación y de libertad sindical, entre los que se
destaca el requisito que cuestiona el actor.

No obstante lo anterior, la Corte hace énfasis en que el marco regulatorio


expedido por el legislador debe respetar la autonomía de que gozan los

5
La Corte Suprema de Justicia, al juzgar la constitucionalidad del artículo 50 de la Ley 50 de 1990, que se
refiere al efecto jurídico de la inscripción del acta constitutiva del sindicato, señaló lo siguiente:
"Cabe anotar que si bien no se llega al extremo deseado por el actor de que sea la mera manifestación de
voluntad de los fundadores la que dé nacimiento inmediato a la asociación, lo cierto es que no se imponen
requisitos previos a esa voluntad ni se le sujeta a permisos o limitaciones de ese estilo, y que se reemplaza la
concesión de personería por un registro más ágil y rápido en el que rige el silencio administrativo positivo, lo
que, en sentir de la Corte, se acomoda al nuevo principio constitucional ya citado [art. 39 de la Constitución], de
que los sindicatos deben poderse formar "sin intervención del Estado" y que "su reconocimiento jurídico se
producirá con la simple inscripción del acto de constitución", como aquí ocurre, pues no hay un poder absoluto
e ilimitado para formar sindicatos, y éstos siguen sometidos al régimen legal, ya que, en voces de la misma
Constitución, "se sujetarán al orden legal y la de principios democráticos" (artículo 39 ibidem) cuya verificación
y cumplimiento competen al Estado." (Sentencia 115 del 26 de septiembre de 1991. Gaceta Especial, Sala
Constitucional, Tomo III).
6 M.P. Antonio Barrera Carbonell.
7 Sentencia C-567/00 M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
sindicatos para establecer sus reglamentos, los requisitos de admisión de
afiliados y su forma de gestión administrativa y financiera, en desarrollo del
principio de no injerencia del Estado en el funcionamiento de tales
organizaciones, a que ya se ha hecho referencia. En efecto, como lo ha
manifestado el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de
la O.I.T., “las disposiciones legislativas que regulan detalladamente el
funcionamiento interno de las organizaciones de trabajadores y de empleados
entrañan graves riesgos de injerencia por las autoridades públicas. En caso de
que su adopción fuera considerada indispensable para las autoridades, estas
disposiciones deberían limitarse a establecer un marco general, dejando a las
organizaciones la mayor autonomía posible para regir su funcionamiento y
administración. Las restricciones a este principio deberían tener como únicos
objetivos garantizar el funcionamiento democrático de las organizaciones y
salvaguardar los intereses de sus afiliados.”8

En síntesis, la Carta Política protege el derecho de los trabajadores y


empleadores a constituir sindicatos sin intervención del Estado, pero con
sujeción a un marco regulatorio general cuya expedición compete al legislador.
En ese orden de ideas, los artículos 359 y 401 del C.S.T., parcialmente acusados,
no violan la Constitución, pues corresponde a este último determinar el número
mínimo de afiliados exigido para la constitución y subsistencia del sindicato de
trabajadores.

2.5. Constitución y liquidación de sindicatos de trabajadores frente a los


procesos de reestructuración de entidades

Considera el actor, además, que no es razonable el número de miembros


establecido en las normas acusadas como requisito mínimo para constituir un
sindicato y para que éste subsista, si se tienen en cuenta los frecuentes recortes
de personal en las entidades, los cuales pueden conducir a la existencia de una
planta con un número de empleados inferior al allí estipulado.

En principio, los procesos de reestructuración de las entidades públicas no


constituyen una restricción ilegítima al derecho de asociación sindical, en la
medida en que, con ellos, no se persigue la reducción de la planta de personal a
fin de impedir la constitución de un sindicato de trabajadores, ni tienen el
propósito de que este último incurra en una causal de disolución por quedar
reducido a un número inferior a 25 afiliados.

En relación con la justificación de dichos procesos de reestructuración, la Corte


ha sostenido que “el Estado, para cumplir con sus fines, debe reajustar la
estructura orgánica y funcional que le sirve de medio para obtenerlos. Por lo
tanto, en lo que respecta a la administración pública, resulta razonable que se
produzca la correspondiente valoración del desempeño de las entidades que la
conforman, a fin de evaluar su misión, estructura, funciones, resultados, etc., y
adecuarlas a los objetivos demarcados constitucionalmente.”9

8Informe No. 321, en el marco de la 278° Reunión de la OIT celebrada en Ginebra en junio de 2000. Caso 2011,
párrafo 215.
9 Sentencia C-209/97 M.P. Hernando Herrera Vergara.
Aunque hacen alusión de manera específica a los empleados de carrera, son
aplicables los argumentos expuestos en la sentencia C-954/01,10 donde la Corte
sostuvo que, “de conformidad con el artículo 58 superior, el interés particular
que tiene el trabajador respecto de la estabilidad en su cargo debe ceder ante el
interés público o social que comporta la supresión de cargos como consecuencia
de los procesos de reestructuración de las entidades”, añadiendo luego que “lo
anterior no significa que el trabajador quede a merced de la voluntad de las
autoridades encargadas de hacer la reestructuración y vean desamparados sus
derechos(...)”

Por otra parte, el control de constitucionalidad de las leyes que ejerce la Corte
es un juicio abstracto mediante el cual se confronta la norma demandada con la
Constitución Política, razón por la cual desborda las funciones de esta
Corporación retirar una disposición del ordenamiento positivo con fundamento
en una mera hipótesis de aplicación de la misma. Por lo tanto, no debe prosperar
el cargo según el cual las normas acusadas limitan la constitución y la
subsistencia de sindicatos de trabajadores ante posibles reestructuraciones de
las entidades, pues el hecho que trae a colación el actor -la reducción de la planta
de personal a un número inferior a 25 trabajadores- es apenas una eventualidad
sobre la cual no puede basarse el juicio abstracto de inconstitucionalidad a que
se ha hecho referencia.

Se debe insistir en que los procesos de reestructuración de las entidades, en


principio, persiguen una finalidad distinta a la de restringir el ejercicio del
derecho a la libertad sindical, y aun si pudiera probarse, en un caso concreto,
que con ellos se busca impedir la constitución de un sindicato en una entidad, o
la disolución de uno ya existente, la demanda de inconstitucionalidad no es la
vía expedita para buscar la protección de los derechos de los trabajadores, pues
ellos cuentan para el efecto con otros mecanismos de defensa, tales como la
acción de tutela.

No sobra recordar que el Código Sustantivo del Trabajo y el Código Penal, en


concordancia con los artículos 1, 2 y 3 del Convenio 98 de la O.I.T., establecen
sanciones administrativas y penales, respectivamente, para quienes atentan
contra los derechos de asociación y libertad sindical. Pero la evaluación del caso
y la aplicación de dichas medidas corresponde al juez ordinario y no al tribunal
constitucional, pues las posibles conductas ilegales de los empleadores
tendientes a obstaculizar tales derechos no constituyen motivo idóneo para
declarar la inconstitucionalidad de las normas demandas.

Sobre este punto, resulta pertinente traer a colación lo expresado por el Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la O.I.T., en el sentido de que debe subrayarse “la importancia de
que los Gobiernos consulten a las organizaciones sindicales sobre las consecuencias de los
programas de reestructuración en el empleo y en las condiciones de trabajo de los asalariados”. Por
lo mismo, a tal Comité “sólo le corresponde pronunciarse sobre las iniciativas de reestructuración o
de racionalización económica en la medida en que éstas hayan dado lugar a actos de discriminación
o de injerencia antisindicales.” En: Informe No. 321 en el marco de la 278° Reunión celebrada en
Ginebra en junio de 2000. Caso 2052, párrafo 250.
10 M.P. Jaime Araújo Rentería
La Corte deja claramente establecido que los procesos de reestructuración de
las entidades, en ningún caso, pueden tener como finalidad u objetivo atentar
contra la existencia o funcionamiento de la organización sindical.

2.6. Razonabilidad del número mínimo de afiliados para constituir un


sindicato de base

Tal como lo señala Alberto José Carro Igelmo, las relaciones de pertenencia y
legitimidad que se daban en el Gremio (aprendiz, oficial y maestro) 11 se
desdibujaron y perdieron toda vigencia práctica12 a partir de la entronización
del sistema económico - social que el liberalismo instauraba, destacándose en
su lugar un esquema que subrayaba la situación del empresario como algo
extraño, excluyente e inaceptable a los ojos de los trabajadores. Por ello mismo,
señala el autor:

“(...) el sindicalismo es un resultado natural del tiempo del capitalismo y de la


proletarización de las masas industriales y del fin de la vieja corporación profesional. En
su origen no fue sino ‘una asociación puramente de asalariados, con el fin de asegurar la
defensa o la mejora de las condiciones de su contrato de trabajo’ (según la clásica definición
de los Webb)”.13

La organización sindical aparece entonces como un “poder compensatorio” de


cara al poder de contratación laboral que ab initio asistía al empresario, a cuyos
fines convenía establecer un número mínimo de afiliados. ¿Cuál podría ser ese
mínimo y con fundamento en qué? Al respecto anota Roberto Falchetti
Mignore:

“Es frecuente que las diferentes legislaciones condicionen la validez del Acto constitutivo a
un número mínimo de fundadores, y al mantenimiento de ese mínimo como condición de
existencia del sindicato, una vez fundado y reconocido éste (...).

“118- (Número mínimo de fundadores). La fijación de un número mínimo de integrantes


para los sindicatos responde a una finalidad evidente; la ley debe fijar condiciones mínimas,
a los efectos que los sindicatos tengan cierta fuerza negociadora y reivindicadora para
cumplir con sus fines de defensa profesional. Como recuerda DE LA CUEVA, en general un
sindicato de tres o cuatro personas no podría efectuar una adecuada defensa profesional
frente al empleador. Así, el número de afiliados debe ser suficiente para poder dar
cumplimiento a los fines perseguidos por la entidad.

“En cuanto al número concreto en sí, puede ser tachado de arbitrario, como todo mínimo. De todos modos,
los antecedentes históricos parecen marcar una preferencia por un mínimo de 20 trabajadores”.

Más adelante señala el autor:

11
Al punto expresa el autor: “El aprendiz no veía en el oficial ni éste en el maestro un componente de una
clase dominadora, sino que contemplaba los otros estamentos como las sucesivas etapas del camino que era
preciso recorrer hasta llegar a la condición de maestro con taller abierto, meta lógica y esperada de su vida”.
“Introducción al Sindicalismo”, Barcelona 1971.
12
Sobre el desmonte positivo de los gremios en Francia puede verse Ley le Chapelier de 14-17 de junio de 1791.
Al respecto se afirma que una de las bases fundamentales de la Constitución francesa fue la abolición de toda
clase de corporaciones de ciudadanos del mismo estado o profesión. Se prohibía restablecerlas. C.fr. Luis
Enrique de la Villa Gil, “Materiales para el Estudio del Sindicato”, Instituto de Estudios Laborales y de la
Seguridad Social, Madrid, 1984, 2ª edición.
13
Alberto José Carro Igelmo, “Introducción al Sindicalismo”, Barcelona 1971, pag. 41.
“En este sentido, el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT
ha opinado que ‘el número de 20 miembros para la constitución de un sindicato no parece
constituir una cifra exagerada ni, por consiguiente, un obstáculo de por sí para la formación
de sindicatos’.14 Sobre el mismo tema, expresó dicho órgano que ‘el establecimiento de un
sindicato puede verse sometido a grandes dificultades, e incluso hacerse imposible, cuando
la legislación fija en una cifra evidentemente exagerada el mínimo de miembros de un
sindicato, tal como ocurre, por ejemplo, cuando estipula que los promotores de un sindicato
de empresa deben ser cincuenta como mínimo’.

“En suma, la exigencia legal de un mínimo de afiliados es una situación corriente, y no


parece implicar un obstáculo al ejercicio del derecho de sindicación, en la medida que el
requerimiento se mantenga dentro de parámetros razonables”.

Ahora bien, en el caso colombiano existe legislación desde 1919 sobre


conflictos colectivos, huelga y sus mecanismos de solución, siendo propio
advertir que la primera ley sobre sindicatos fue la 83 de 1931. Así, en virtud de
su artículo 5, para gozar de personería jurídica el sindicato debía presentar ante
el Ministerio de Gobierno, por conducto de la Oficina General del Trabajo, una
solicitud suscrita por veinte asociados, a lo menos, y tres ejemplares de los
estatutos. Asimismo estipulaba la ley 83 en su artículo 6:

“Todo sindicato deberá contar veinticinco miembros, por lo menos”.

Con fundamento en lo anterior, la Corte no considera irrazonable el requisito


según el cual todo sindicato de trabajadores necesita para constituirse o subsistir
un número no inferior a 25 afiliados. Por el contrario, lo encuentra necesario y
proporcionado a la finalidad que se persigue, cual es la de garantizar una
estructura y organización mínimas y de carácter democrático del sindicato,
órgano de representación por antonomasia de los trabajadores afiliados. Como
cualquier organización, se procura que tenga un número mínimo de personas
con el cual pueda cumplir cabalmente sus objetivos, hacer efectivo su normal
funcionamiento, asignar a los miembros que lo conforman diversas funciones,
y garantizar la participación de todos los afiliados en los asuntos que los afecta,
tanto los relacionados con el sindicato mismo como los que se refieran a las
condiciones laborales en que desarrollan su trabajo. La Corte considera que 25
es un número razonable para tales efectos, más aún si se tiene en cuenta que se
trata de un límite mínimo y no de un tope15, esto es, un número máximo de
trabajadores que pudieran afiliarse al sindicato.

En consecuencia, es claro que las normas acusadas no consagran una modalidad


impeditiva para la formación de sindicatos ni proclive a su disolución, como
alega el actor, sino simplemente un requisito impuesto a los trabajadores que
pretendan constituir un sindicato, así como para que el ya constituido no incurra
en una causal de disolución, requisito que la Corte encuentra razonable para
alcanzar los fines a que se ha hecho referencia.

14
Cita OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO. “Libertad Sindical. Recopilación de decisiones (...9”,
párrafo 48.
15
Como sí ocurría en Francia al tenor del antiguo artículo 291de su Código Penal, donde se prohibían las
asociaciones de más de 20 personas.
Por los motivos expuestos, tampoco le asiste razón al actor cuando afirma que
las disposiciones impugnadas condicionan la voluntad de los trabajadores que
deseen fundar sindicatos de base, obligándolos a pertenecer a sindicatos
gremiales o de actividad económica cuando en las entidades se adelantan
recortes de personal hasta el punto en que no haya suficientes trabajadores para
constituir un sindicato de base. Más aún si se tiene en cuenta que, en tales
circunstancias, los trabajadores pueden participar en los asuntos que los afecta
a través de otras formas asociativas distintas al sindicato de base.

Siendo entonces un requisito que no constituye una cifra exagerada que


obstaculice la creación de sindicatos, se concluye que los artículos 359 y 401
literal d) del C.S.T. no menoscaban las garantías sindicales previstas en la
Constitución y en los instrumentos internacionales, especialmente los
Convenios No. 87 y 98 de la O.I.T. Por lo tanto, serán declaradas exequibles.

Por último, la Corte considera necesario aclarar que, de conformidad con el


artículo 401 del C.S.T., en los casos en que un sindicato se vea reducido a un
número inferior a 25 afiliados, está incurso en una causal de disolución, pero
ésta no opera ipso jure, pues la declaratoria de disolución, liquidación y
cancelación de la personería jurídica de un sindicato sólo puede hacerse
mediante declaración judicial, tal como lo prevé el artículo 39 superior, en
concordancia con el artículo 4 del Convenio No. 87 de la O.I.T.

3. Artículo 379-e parcial del Código Sustantivo del Trabajo, modificado


por el artículo 7 de la ley 584 de 2000

“Artículo 379. Prohibiciones. Es prohibido a los sindicatos de todo orden:

(...)

e. Modificado por el artículo 7 de la ley 584 de 2000. Promover cualesquiera cesaciones


o paros en el trabajo, excepto en los casos de huelga declarada de conformidad con la
ley y de huelga imputable al empleador, por incumplimiento de las obligaciones
salariales con sus trabajadores;”

(...)

3.1. La demanda

Sostiene el actor que la expresión acusada del literal e) del artículo 379 viola el
Preámbulo y el artículo 56 de la Constitución, por considerar que allí el
legislador establece dos nuevas restricciones al derecho de huelga, por fuera de
lo plasmado en la Constitución: “la primera, que no es posible accionarle (sic)
frente a un empleador diferente de quien la ejercita. La segunda, que sólo es
posible la huelga respecto de las insatisfacciones por el no cumplimiento de las
obligaciones salariales por parte del empleador.” Lo anterior impide ejercer el
derecho de huelga por solidaridad entre las organizaciones sindicales, además
de que convierte la huelga en inoperante pues impide ejercerla para presionar al
empleador para que cumpla con obligaciones diferentes a las salariales, v.gr.
estabilidad, salud, recreación, etc.
3.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador solicita a la Corte declarar la inconstitucionalidad de la


expresión “salariales” contenida en el literal e) del artículo 379.

Según él, dicho precepto vulnera el artículo 56 de la Constitución pues éste


último no limita el derecho de huelga a la protección exclusiva de los derechos
salariales. “Si bien, en principio, la relación laboral es una relación económica,
por cuanto está mediada por la remuneración, no pueden reducirse las
obligaciones del empleador a obligaciones económicas en sentido estricto, para
que únicamente frente a ellas proceda la huelga, olvidando las obligaciones
sociales y aquellas de carácter convencional que no tienen necesariamente
carácter económico. Desborda la posibilidad de regulación del legislador y
afecta la autonomía de las organizaciones sindicales, el impedir que éstas
evalúen en una situación concreta el incumplimiento de los compromisos del
empleador y decidan si tal incumplimiento amerita o no la declaración de huelga,
por cuanto dicha limitación no está contemplada en la Carta.”

3.3. El problema jurídico planteado

Para analizar los cargos de la demanda, la Corte debe responder los siguientes
interrogantes:

(i) ¿Las “obligaciones salariales” a que hace referencia la norma demandada, se


refieren exclusivamente a aquellas de carácter económico consistentes en el
pago del salario y los respectivos factores salariales a que tienen derecho los
trabajadores? En caso afirmativo, ¿es constitucional que la legalidad de la
huelga imputable al empleador esté supeditada a que se promueva
exclusivamente ante el incumplimiento de esa clase de obligaciones? y

(ii) ¿La huelga por solidaridad está prohibida por la Constitución?

3.4. El derecho de huelga imputable al empleador por el incumplimiento


de obligaciones salariales

El derecho de huelga está consagrado en el artículo 56 de la Carta Política en


los siguientes términos:

“Se garantiza el derecho de huelga, salvo en los servicios públicos esenciales definidos
por el legislador.
La ley reglamentará este derecho.
(...)”

Definida en el artículo 429 del C.S.T. como la “suspensión colectiva, temporal


y pacífica del trabajo, efectuada por los trabajadores de un establecimiento o
empresa con fines económicos y profesionales propuestos a sus patronos [hoy
empleadores] y previos los trámites establecidos” en la ley, la huelga constituye
un instrumento de vital importancia en el marco de las relaciones laborales entre
trabajadores y empleadores, toda vez que sirve de medio legítimo de presión
para alcanzar mejores condiciones de trabajo y, de esa manera, un equilibrio y
justicia sociales, así como el respeto de la dignidad humana y la materialización
de los derechos del trabajador.

Es abundante la jurisprudencia de esta Corporación en relación con el contenido


y alcance del referido derecho, así como su especial protección dentro del
ordenamiento constitucional, incluyendo los instrumentos internacionales
ratificados por Colombia. 16 Al respecto, resulta ilustrativa la sentencia C-
432/96,17 en la que la Corte sintetizó esquemáticamente los distintos criterios
jurisprudenciales sobre este tema, así:

"- El derecho a la huelga no es un derecho fundamental, puesto que para su ejercicio


requiere de reglamentación legal.

"- Sólo puede ejercerse legítimamente el derecho a la huelga cuando se respetan los cauces
señalados por el legislador.

"- El derecho a la huelga puede ser objeto de tutela cuando se encuentra en conexión íntima
con los derechos al trabajo y a la libre asociación sindical, derechos que sí ostentan el
carácter de fundamentales.

"- El derecho a la huelga solamente puede excluirse en el caso de los servicios públicos
esenciales, cuya determinación corresponde de manera exclusiva al legislador, o los
señalados como tales por el Constituyente, de acuerdo con la interpretación realizada
acerca del contenido de las normas constitucionales vigentes.

"- El derecho a la huelga puede ser restringido por el legislador para proteger el interés
general y los derechos de los demás.18

"- El derecho a la huelga también puede ser restringido por el legislador cuando de su
ejercicio se deriva la alteración del orden público.

"De acuerdo con estos parámetros, puede afirmarse que, según la Constitución, el derecho
de huelga está restringido de dos formas:

"a. Está prohibido su ejercicio en los servicios públicos esenciales que determine el
legislador y, obviamente en los señalados como tales por el Constituyente, de acuerdo con
la interpretación realizada acerca del contenido de las normas constitucionales vigentes.

"b. En los demás casos, su ejercicio debe ceñirse a la reglamentación que de él haga el
legislador.

En el mismo pronunciamiento, la Corte sostuvo que el núcleo esencial del


derecho de huelga consiste en “la facultad que tienen los trabajadores de
presionar a los empleadores mediante la suspensión colectiva del trabajo, para
lograr que se resuelva de manera favorable a sus intereses el conflicto colectivo
del trabajo. Esta facultad, claro está, no es absoluta. El punto es que la huelga
constituye un mecanismo cuya garantía implica el equilibrar las cargas de
trabajadores y empleadores en el marco del conflicto colectivo de trabajo. Las
16 Cfr. Sentencias C-009/94, C-110/94, C-473/94, C-548/94, C-085/95, C-450/95, C-075/97, T-568/99, C-663/00,
C-1369/00, T-471/01, entre otras.
17 M.P. Carlos Gaviria Díaz.
18 Sentencia T-443/92 M.P. José Gregorio Hernández Galindo
restricciones al derecho de huelga deberán tener en cuenta este propósito, de
modo que si bien tal derecho puede ser limitado con el fin de proteger otros de
mayor jerarquía (v.gr. los derechos fundamentales) o el interés general (bajo la
forma del orden público, por ejemplo), el poder que la Constitución pretende
reconocer a los trabajadores no puede quedar desfigurado.”

Dejadas sentadas las anteriores consideraciones, la Corte procede a analizar el


contenido del ordenamiento parcialmente demandado.

En efecto, cuando es imputable al empleador por el incumplimiento de sus


obligaciones salariales, la huelga no sólo constituye un mecanismo de presión
legítima para obtener mejores condiciones laborales, sino para exigir a aquél el
cumplimiento de dichas obligaciones.

¿Qué se debe entender por la expresión “obligaciones salariales”, contenida en


la norma acusada?

Teniendo en cuenta que las obligaciones a que alude la norma están calificadas
por el adjetivo salariales, es evidente que están restringidas a las que se deriven
del incumplimiento del pago del “salario”. Sobre este concepto, ha sido reiterada
la jurisprudencia de la Corte, de la cual conviene citar la sentencia SU.995/99:19

“Las fuentes positivas que permiten desarrollar la noción integral del salario, no sólo se
encuentran en los artículos de la Constitución y la legislación interna; es menester acudir a
instrumentos de derecho internacional que se encargan de desarrollar materias laborales y
que, por virtud del artículo 93 de la Carta Política, hacen parte de la normatividad
iusfundamental vigente en nuestro país, a través de lo que se ha denominado bloque de
constitucionalidad. (...)
“En este orden de ideas, la noción de salario ha de entenderse en los términos del Convenio
95 de la Organización Internacional del Trabajo - relativo a la protección del salario -,
ratificado por la Ley 54 de 1992, que en el artículo 1 señala:

‘El término ´salario´ significa la remuneración o ganancia, sea cual fuere su


denominación o método de cálculo, siempre que pueda evaluarse en efectivo, fijada por
acuerdo o por la legislación nacional, y debida por un empleador a un trabajador en
virtud de un contrato de trabajo, escrito o verbal, por el trabajo que éste último haya
efectuado o deba efectuar o por servicios que haya prestado o deba prestar’.

“Esto quiere decir que para efectos del significado que en nuestro ordenamiento ha de tener
la voz salario y, sobre todo, para la protección judicial del derecho a su pago cumplido,
deben integrarse todas las sumas que sean generadas en virtud de la labor desarrollada por
el trabajador, sin importar las modalidades o denominaciones que puedan asignarles la ley
o las partes contratantes. Así, no sólo se hace referencia a la cifra quincenal o mensual
percibida por el empleado - sentido restringido y común del vocablo -, sino a todas las
cantidades que por concepto de primas, vacaciones, cesantías, horas extras - entre otras
denominaciones -, tienen origen en la relación laboral y constituyen remuneración o
contraprestación por la labor realizada o el servicio prestado.

Como puede verse, el término salario, aunque amplio, tiene una connotación
que se circunscribe de manera exclusiva a la remuneración por el trabajo
realizado o, en palabras de la Corte, a la “retribución al servicio que se presta a

19 M.P. Carlos Gaviria Díaz


un empleador, representado en el principio a trabajo igual salario igual.”20 En
este orden de ideas, la huelga imputable al empleador por el incumplimiento de
las obligaciones salariales, a que hace referencia la norma acusada, está
restringida a aquellas circunstancias directamente relacionadas con el no pago
del salario debido a los trabajadores.

Sin ignorar, por supuesto, que el derecho a recibir oportunamente el salario


constituye no sólo un medio de subsistencia sino de dignificación del trabajo y
la vida humana, la Corte considera que la huelga puede ejercerse por los
trabajadores afectados por el incumplimiento de obligaciones distintas a las
meramente económicas tales como, por ejemplo, el pago de los aportes al
sistema de seguridad social o, en general, cualquier deuda insoluta por parte del
empleador distinta al salario o a los factores salariales, a que puedan tener
derecho los trabajadores por disposición legal, contractual o reglamentaria.

Lo anterior no significa que cualquier incumplimiento de las obligaciones del


empleador justifique la huelga, por lo cual corresponde a la autoridad
competente determinar, en cada caso, el mérito de las razones que conducen a
la suspensión colectiva del trabajo.

En síntesis, si bien el derecho de huelga no es absoluto, éste no puede


restringirse - como lo hace la norma demandada- en el sentido de prohijar la
huelga imputable al empleador sólo cuando éste incumple con sus obligaciones
de tipo salarial, pues tal disposición menoscaba los intereses de los trabajadores
y el ejercicio del derecho de huelga, en contravía de lo dispuesto en los artículos
53 y 56 de la Constitución.

Por las razones expuestas, la Corte declarará la inexequibilidad de la expresión


“salariales”, contenida en el literal e) del artículo 379 del C.S.T.

3.5. La huelga por solidaridad no está prohibida por la Constitución

La huelga por solidaridad consiste en la facultad que tienen los empleados


sindicalizados o no sindicalizados, de participar en la huelga promovida por
trabajadores de otra empresa o establecimiento que están inmersos en un
conflicto laboral con su empleador. Es, pues, subsidiaria a la huelga principal
que promueven los trabajadores directamente afectados.

El tratadista Mario de la Cueva define esta figura como “la suspensión de


labores realizada por los trabajadores de una empresa, quienes sin tener
conflicto alguno con su patrono, desean testimoniar su simpatía y solidaridad
con los trabajadores de otra empresa, los cuales sí están en conflicto con su
patrono.” 21 La finalidad de este tipo de huelga, de acuerdo con la doctrina,
reposa en el supuesto de que, “al generalizarse una suspensión de labores, los
patronos afectados buscarán la forma de evitar que se extienda a ellos y
presionarán para que el responsable acceda a las demandas de sus

20 Sentencia C-521/95 M.P. Antonio Barrera Carbonell


21 El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo. Tomo II. México, 1979. Pg. 893.
trabajadores.”22 Aunque también puede suceder lo contrario, esto es, que se
adopten mayores formas de represión contra los empleados en huelga.

Ahora bien, la Corte debe decidir si la huelga por solidaridad tiene arraigo
constitucional, o si, por el contrario, está prohibida por el artículo 56 de la
Constitución Política.

El sentido y alcance del derecho de huelga alcanzó una nueva dimensión a


instancias del Constituyente de 1991 dado que, mientras en la Constitución de
1886 el derecho de huelga estaba proscrito para cualquier servicio público, en
la actual Carta sólo se excluye de su disfrute a los trabajadores de la esfera de
los servicios públicos esenciales que determine la ley. Claro es entonces que
hoy, por regla general, el derecho de huelga se predica de los trabajadores
vinculados a los servicios públicos, a menos que tales servicios correspondan al
catálogo de los esenciales por disposición legal, caso en el cual, a pesar de que
los respectivos trabajadores se encuentren sindicalizados, el derecho de huelga
se halla al margen de su patrimonio jurídico laboral.

Por ello mismo, si el Constituyente consagró la garantía para ejercer el derecho


de huelga, salvo en los servicios públicos esenciales - con lo cual se busca
garantizar la continuidad de su prestación en atención al interés general que se
vería conculcado -, es de entender que también prohijó el ejercicio de sus
distintas modalidades o manifestaciones, entre las cuales milita la denominada
huelga por solidaridad. Entonces, si este derecho tiene un alcance amplio que
en modo alguno sugiere la exclusión de la modalidad en comento, no cabe duda
de que tal ejercicio solidario goza de pleno y legítimo sustento constitucional.

Sobre este tema afirmó la Corte Constitucional en sentencia C-473 de 1994:

“Como vemos, el derecho de huelga está en conexión directa no sólo con claros derechos
fundamentales –como el derecho de asociación y sindicalización de los trabajadores (CP
arts. 38 y 39)- sino también con evidentes principios constitucionales como la solidaridad,
la dignidad, la participación (CP art. 1) y la realización de un orden justo (CP art. 2)”.

En líneas posteriores agregó la Corte:

“La Carta no establece ninguna limitación sobre los tipos de huelga, por lo cual el
contenido de este derecho debe ser interpretado en sentido amplio”.

En este orden de ideas, se halla cobijada por dicha garantía constitucional, por
ejemplo, la huelga que adelanten los trabajadores de una empresa en solidaridad
con otros que están en huelga con un empleador distinto, cuando unos y otros
se encuentren vinculados a una federación o confederación sindical, u ostenten
cualquier otra ligazón que habilite la participación solidaria.

4. Artículo 401-e parcial del Código Sustantivo del Trabajo, adicionado por
el artículo 56 de la Ley 50 de 1990

22 BARAJAS MONTES DE OCA, Santiago. La Huelga: Un análisis comparativo. UNAM, México, 1983. Pg. 45.
“Artículo 401. Casos de disolución. Un sindicato o una federación o confederación de
sindicatos solamente se disuelve:
(...)
e. Adicionado por el artículo 56 de la ley 50 de 1990. En el evento de que el sindicato,
federación o confederación se encontrare incurso en una de las causales de disolución,
el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o quien demuestre tener interés jurídico,
podrá solicitar ante el juez laboral respectivo, la disolución y liquidación del sindicato y
la cancelación de la inscripción en el registro sindical. Al efecto se seguirá en lo
pertinente el procedimiento previsto en el artículo 52 de esta ley.”

4.1. La demanda

Según el demandante, el aparte acusado del literal e) del artículo 401 vulnera
los artículos 29 y 39 de la Constitución, al permitir que el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social se convierta en juez y parte, “toda vez que no está restringido
ni prohibido por la Carta Política el que empleados públicos militantes en la
planta de personal de éste constituyan organizaciones sindicales, lo cual lo
convertiría automáticamente en el empleador y en el potencial interesado en su
disolución”. Además, considera el actor que es muy difícil garantizar la
imparcialidad debida en la disolución de sindicatos de la Rama Ejecutiva del
Poder Público, por pertenecer dicho Ministerio a esta última.

Por otra parte, la expresión “o quien demuestre interés jurídico” permite que el
empleador, público o privado, “se erija también en juez y parte, al tiempo que
permite una intromisión no deseada en el seno de la respectiva organización”,
pues puede suceder que éste, a través de la intimidación o por medio de la
desvinculación masiva de empleados, disminuya el número de miembros para
que pueda subsistir el sindicato y luego sea él mismo quien “demuestre interés
jurídico” para solicitar la disolución de aquél, lo que repugna al ejercicio del
derecho a la asociación sindical y al debido proceso.

En consecuencia, el actor solicita a la Corte declarar la inconstitucionalidad de


la expresión “el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o quien demuestre
interés jurídico” o, en subsidio de lo anterior, se declare la exequibilidad
condicionada, “siempre y cuando se entienda que en ningún caso el empleador
puede demostrar interés jurídico para demandar la disolución del sindicato que
tiene influencia para con su empresa o entidad.”

4.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador solicita a la Corte declarar la constitucionalidad de la expresión


“el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o quien demuestre tener interés
jurídico” contenida en la norma acusada, al no encontrarla contraria a la
Constitución, toda vez que las causales de disolución de los sindicatos son
señaladas por el legislador y no por el empleador. De tales causales “sólo la
última (reducción de los afiliados a un número inferior a veinticinco) podría
interpretarse que es el empleador el que puede dar lugar a ella, cuando a través
de prácticas ilegales logra la reducción del número mínimo de miembros por
debajo de los límites señalados en la ley. Sin embargo, dicha causal es objetiva
y otro será el tratamiento que el legislador ha regulado para impedir que sea la
conducta del empleador la que dé origen a la configuración de dicha causal (...)
Además, no es el empleador y ni siquiera la autoridad administrativa como el
Ministerio de Trabajo quien toma la decisión final sobre la disolución del
sindicato, la decisión es tomada por el juez laboral, de conformidad con el
propio artículo 401 que se demanda.”

4.3. El problema jurídico planteado

La Corte debe determinar si la norma demandada, al consagrar que el Ministerio


de Trabajo o quien demuestre interés jurídico pueden solicitar al juez laboral
declarar la disolución de un sindicato, los faculta para intervenir ilegítimamente
en dicha disolución.

4.4. Consideraciones de la Corte

En primer lugar, la Corte encuentra que la norma demandada no contradice la


regla según la cual todos los trabajadores, salvo los miembros de la Fuerza
Pública, tienen derecho a constituir la organización que estimen conveniente,
así como el de afiliarse, abstenerse de hacerlo y desafiliarse de la misma, sin
intervención del Estado. Así pues, de ningún modo restringe el derecho de los
trabajadores a sindicalizarse y, en caso de constituirse debidamente una
organización sindical, goza de todas las garantías consagradas en la Carta
Política y en los instrumentos internacionales ratificados por Colombia, sobre
las cuales se ha hecho amplia referencia en esta sentencia.

En segundo lugar, la disposición demandada no confiere al Ministerio de


Trabajo la facultad de disolver un eventual sindicato que pudiera crearse dentro
de dicha entidad, pues ésta es una función que corresponde exclusivamente al
juez laboral, tal como lo dispone el artículo 39 de la Constitución Política, al
consagrar que “la cancelación o la suspensión de la personería jurídica sólo
procede por vía judicial,” en concordancia con el artículo 4 del Convenio 87 de
la O.I.T., según el cual “las organizaciones de trabajadores y empleadores no
están sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa.”

El artículo 401 del C.S.T. establece, en sus literales a), b), c) y d), diversas
causales objetivas de disolución de los sindicatos, federaciones o
confederaciones. Por su parte, el literal e), objeto de acusación parcial, establece
que en el evento de que una de estas organizaciones se encuentre incursa en
alguna de dichas causales, el Ministerio de Trabajo o quien demuestre tener
interés jurídico, podrá solicitar ante el juez laboral respectivo, la disolución y
liquidación del sindicato y la cancelación de la inscripción en el registro sindical.

Según lo anterior, la facultad que tiene el referido Ministerio, o quien demuestre


interés jurídico, se limita a elevar ante el juez competente la solicitud de
disolución, liquidación y cancelación de la inscripción en el registro sindical de
la organización que considere incursa en una de las causales allí previstas,
solicitud que debe tramitarse de acuerdo con el procedimiento establecido en el
artículo 380 del C.S.T. En consecuencia, ni el Ministerio de Trabajo ni quien
demuestre interés jurídico - incluyendo el respectivo empleador de los
trabajadores sindicalizados -, se convierten en “juez y parte” cuando elevan una
solicitud de disolución sindical ante el juez laboral, pues ninguno de ellos tiene
la competencia para decidir sobre ese asunto. En ese orden de ideas, aplicando
el símil propuesto por el demandante, dichos sujetos son simplemente “partes”
dentro del proceso.

Ahora bien, la Corte no encuentra reprochable que el Ministerio de Trabajo y


Seguridad Social, como organismo de la Rama Ejecutiva del Poder Público
encargado de formular, adoptar, dirigir y coordinar las políticas de empleo,
trabajo, previsión y seguridad social, así como de vigilar y controlar el
cumplimiento de las normas y procedimientos laborales, pueda elevar
solicitudes de disolución de sindicatos ante el juez respectivo cuando considera
que aquéllos están incursos en las causales previstas en el artículo 401 del C.S.T.,
pues tal facultad se enmarca dentro de la órbita de sus funciones.

Tampoco es de recibo el argumento según el cual el empleador de los


trabajadores afiliados al sindicato debe estar impedido para elevar una solicitud
al juez laboral en tal sentido, pues la finalidad de esta solicitud radica en hacerle
conocer al juez competente, por medio de la demostración de hechos y
circunstancias acreditados con las respectivas pruebas, que existen méritos para
que declare la disolución de un sindicato, por estar incurso en una de dichas
causales. En ese sentido, el empleador, quien tiene un conocimiento cercano de
esos factores, no podría verse inhabilitado para solicitar al juez la declaratoria
de disolución del sindicato.

El demandante alega, además, que la norma acusada permite que el Ministerio


de Trabajo se parcialice respecto de los sindicatos de otras entidades de la Rama
Ejecutiva, y que dicho Ministerio o el empleador respectivo puedan inducir al
sindicato a incurrir en una causal de disolución, por medio del despido de
empleados hasta que aquél quede reducido a un número inferior al exigido en
la ley, con el fin de demandar posteriormente su disolución. Sobre este punto,
la Corte se remitirá a los argumentos expuestos en esta sentencia, precisamente
en relación con el análisis de la causal de disolución referente al número mínimo
de afiliados al sindicato. En tales casos, se reitera, los trabajadores afectados
cuentan con otros mecanismos de defensa para la protección de sus derechos,
pues el juicio de constitucionalidad que hace la Corte no se fundamenta en las
formas de aplicación de las normas, sino en su adecuación a la Constitución
Política.

En conclusión, la expresión “el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o


quien demuestre interés jurídico” contenida en el literal e) del artículo 401 del
C.S.T. será declarada exequible, por las razones expuestas por el Ministerio
Público y que la Corte acoge.

5. Artículos 405 y 467 del Código Sustantivo del Trabajo y artículo 25 del
Decreto 2351 de 1965

“CODIGO SUSTANTIVO DEL TRABAJO


“Artículo 405. Modificado por el artículo 1 del Decreto 204 de 1957. Definición. Se
denomina fuero sindical la garantía de que gozan algunos trabajadores de no ser
despedidos, ni desmejorados en sus condiciones de trabajo, ni trasladados a otros
establecimientos de la misma empresa o a un municipio distinto, sin justa causa,
previamente calificada por el juez de trabajo.”

“Artículo 467. Definición. Convención colectiva de trabajo es la que se celebra entre


uno o varios patronos [hoy empleadores] o asociaciones patronales, por una parte, y
uno o varios sindicatos o federaciones sindicales de trabajadores, por la otra, para fijar
las condiciones que regirán los contratos de trabajo durante su vigencia.”

“DECRETO 2351 DE 1965


Por el cual se hacen unas reformas al Código Sustantivo del Trabajo

Artículo 25. Protección en conflictos colectivos. Los trabajadores que hubieren


presentado al patrono [hoy empleador] un pliego de petición no podrán ser despedidos
sin justa causa comprobada, desde la fecha de la presentación del pliego y durante los
términos legales de las etapas establecidas para el arreglo del conflicto.”

5.1. La demanda

Aduce el demandante que el artículo 405 del Código Sustantivo del Trabajo
viola los artículos 13 y 39 de la Carta, en cuanto se refiere a los empleados
públicos, toda vez que el precepto demandado excluye de la protección foral a
los empleados públicos, pues dicha norma sólo alude a quienes tienen
establecida una relación laboral con su empleador con base en un vínculo
contractual, mas no de carácter legal o reglamentario.

En razón a lo anterior, solicita que se declare la inconstitucionalidad del artículo


405 del C.S.T. “o en su defecto, la constitucionalidad condicionada, en el
entendido que la garantía del fuero es aplicable sin excepciones a los empleados
públicos que pertenezcan a las Juntas Directivas y a las Comisiones de
Reclamos de sus respectivas organizaciones sindicales, señalando que las
desvinculaciones que se pudieren suceder por declaratoria de insubsistencias de
aforados no pertenecientes a la carrera administrativa y de los que escalafonados
en aquellas sean susceptibles de sufrir la supresión de sus cargos, deben ser
previamente autorizadas por la autoridad judicial.”

En el mismo sentido, señala el actor que el artículo 467 del Código Sustantivo
del Trabajo viola los artículos 2, 13 y 55 de la Constitución, por cuanto excluye
a los empleados públicos de la posibilidad de ejercer la negociación colectiva,
configurándose además la violación del principio de igualdad entre los
empleados públicos, los trabajadores oficiales y privados, pues éstos últimos sí
pueden acudir a dicho instrumento.

Por lo anterior, el demandante pide a la Corte declarar la inconstitucionalidad


de la norma acusada o, en su defecto, la constitucionalidad condicionada,
“siempre y cuando se entienda que las negociaciones llevadas a cabo por éstos
[los empleados públicos] y sus empleadores, con las restricciones
constitucionales y legales del caso, quedan incluidas en la definición que trae
dicha norma legal, y por ende allí se pueden plasmar dichos acuerdos, sin
importar el nombre del documento donde reposen.”

Y en relación con el artículo 25 del Decreto 2351 de 1965, manifiesta el


accionante que dicho precepto “acusa una omisión que viola el principio de
igualdad material ante la ley ya que, sin que exista otra norma en el
ordenamiento que ampare a estos empleados del Estado ante estas
circunstancias, les deja por fuera de la protección que cobija al resto de los
trabajadores (...)”, pues el precepto legal demandado sólo dispone la protección
en conflictos colectivos de trabajadores oficiales y privados, mas no de
empleados públicos. Por lo tanto, el artículo citado debe ser declarado
inexequible o, en su defecto, exequible condicionado, “en el entendido que por
regla general ella es aplicable también a los empleados públicos.”

5.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador solicita a la Corte declarar la constitucionalidad del artículo 405


del C.S.T., por cuanto la expresión “trabajadores” contenida en el artículo 39 de
la Constitución es un término que cobija tanto a los trabajadores particulares y
oficiales como a los empleados públicos que actúen como representantes de las
organizaciones sindicales. Así pues, considera que la interpretación que hace el
actor no está acorde con la Constitución ni con el desarrollo jurisprudencial
sobre la garantía foral, la cual se predica tanto de los trabajadores vinculados
mediante contrato de trabajo como a través de una relación legal y reglamentaria.

Por el contrario, el Procurador solicita a la Corte declarar la constitucionalidad


condicionada de los artículos 467 del C.S.T. y 25 del Decreto 2351 de 1965,
“bajo el entendido que estas normas serán aplicables a los empleados públicos
en tanto se regule legalmente la negociación colectiva de éstos y únicamente en
lo que corresponda a la naturaleza legal o reglamentaria de esta forma de
vinculación.”

Según él, compete al legislador regular el ejercicio del derecho de negociación


colectiva, armonizando las competencias constitucionales de las autoridades
públicas con el derecho a la participación de los empleados públicos. “En tanto
ello se produce, este despacho encuentra viable que se ordene por la Corte
Constitucional como medida transitoria de protección de los derechos de los
empleados públicos, la aplicación de lo dispuesto en el Código Sustantivo del
Trabajo, parte segunda, título III, en lo que no haya sido regulado especialmente
para los empleados públicos y sea compatible con la naturaleza de esa relación
legal o reglamentaria; así, lo preceptuado en los artículos 467, 468, 469, 470,
471, 472, 474, 475, 476 etc., pero se reitera, dentro de los límites que para la
aplicación de estas normas presenta la naturaleza legal o reglamentaria de esta
relación laboral.”

Por otra parte, considera que el fuero para los trabajadores que presenten
peticiones debe extenderse a los empleados públicos, porque la “falta de
regulación legal de la negociación colectiva de los empleados públicos no puede
derivar en una total desprotección de éstos, por tanto, el fuero debe garantizarse
durante el período que duren las negociaciones.”

5.3. El problema jurídico planteado

Dado que las normas acusadas no se refieren de manera expresa a los empleados
públicos, debe la Corte determinar si éstos últimos están excluidos de los
derechos y garantías allí consagrados.

5.4. Fuero sindical de los empleados públicos. Reiteración de


jurisprudencia

La Corte Constitucional ya se ha ocupado del asunto bajo análisis, relativo al


fuero sindical de los empleados públicos, jurisprudencia que será reiterada en
esta oportunidad. En sentencia C-593 de 1993, la Corte declaró inexequible el
numeral 1° del artículo 409 del C.S.T, que excluía del fuero sindical a los
empleados públicos, al considerar que el Constituyente de 1991 había ampliado
dicha figura para estos trabajadores, toda vez que el artículo 39 superior no hacía
ningún tipo de distinción entre trabajadores privados y públicos. La Corte
sostuvo los siguientes argumentos:

“El Constituyente de 1991 no excluyó del derecho de asociación sindical a los empleados
públicos, sino que le dio consagración constitucional al derecho que les reconocían la ley
y la jurisprudencia anterior y amplió las garantías para su ejercicio, al no excluirlos del
derecho al fuero sindical.
(...)
En consecuencia, los empleados públicos tienen el derecho de constituir sus sindicatos
sin intervención del Estado, de inscribir las correspondientes Actas de Constitución que
les otorgan reconocimiento jurídico y, en consecuencia, tendrán legalmente unos
representantes sindicales a los cuales no se puede negar que el Constituyente de 1991
reconoció: "el fuero y las demás garantías necesarias para el cumplimiento de su
gestión."

Por su parte, el parágrafo 1° del artículo 12 Ley 584 de 2000, que modifica el
artículo 416 del C.S.T., consagra expresamente el fuero sindical para los
empleados públicos, así:

“Gozan de la garantía del fuero sindical, en los términos de este artículo, los servidores
públicos, exceptuando aquellos servidores que ejerzan jurisdicción, autoridad civil,
política o cargos de dirección o administración.”23

En conclusión, la Corte considera innecesario declarar la constitucionalidad


condicionada del precepto acusado en los términos que solicita el demandante
y, en consecuencia, el artículo 405 del Código Sustantivo del trabajo será
declarado exequible.

5.5. La negociación colectiva no es un derecho de los sindicatos de


empleados públicos. Reiteración de jurisprudencia

23 De conformidad con el artículo 1° de la Ley 712 de 2001, que modifica el artículo 2° del Código Procesal del
Trabajo, compete a la jurisdicción laboral ordinaria la competencia para conocer los asuntos relativos al fuero
sindical, “cualesquiera sea la naturaleza de la relación laboral.”
El artículo 55 de la Constitución consagra el derecho de negociación colectiva
en los siguientes términos:

“Se garantiza el derecho de negociación colectiva para regular las relaciones laborales,
con las excepciones que señale la ley.
Es deber del Estado promover la concertación y los demás medios para la solución
pacífica de los conflictos colectivos de trabajo.”

En el ámbito del derecho colectivo del trabajo, el derecho de todos los


trabajadores de negociar libre y voluntariamente con sus empleadores las
condiciones derivadas de la relación laboral, constituye un elemento esencial de
la libertad sindical, en la medida en que sirve de instrumento para alcanzar
mejores condiciones de vida y de trabajo de aquellos a quienes representan las
organizaciones sindicales.

En ejercicio de este derecho, y dado el carácter dinámico de las relaciones


laborales, los trabajadores pueden celebrar convenciones colectivas con sus
empleadores “para fijar las condiciones que regirán los contratos de trabajo
durante su vigencia”, al tenor del artículo 467 del C.S.T. Por su parte, el artículo
25 del Decreto de 1965 consagra la institución denominada doctrinalmente
“fuero circunstancial”, mecanismo que busca proteger a los trabajadores que
hubieren presentado al empleador un pliego de peticiones, en el sentido de que
éstos no pueden ser despedidos sin justa causa comprobada, desde la fecha de
la presentación del pliego y durante los términos legales de las etapas
establecidas para el arreglo del conflicto.

Para determinar si estas disposiciones son aplicables a los sindicatos de


empleados públicos, deben armonizarse con el artículo 416 del Código
Sustantivo del Trabajo, según el cual “los sindicatos de empleados públicos no
pueden presentar pliegos de condiciones ni celebrar convenciones colectivas,
pero los sindicatos de los demás trabajadores oficiales tienen todas las
atribuciones de los otros sindicatos de trabajadores, y sus pliegos de peticiones
se tramitarán en los mismos términos que los demás, aun cuando no puedan
declarar o hacer huelga.”

Ahora bien, esta Corte ha encontrado legítima la restricción al derecho de


negociación colectiva de los sindicatos de empleados públicos, a que hace
referencia el citado artículo 416, como se consideró en la sentencia C-110/9424
al declararlo exequible:

“La disposición legal parte de la distinción, introducida de tiempo atrás en el Derecho


Laboral colombiano, entre empleados públicos y trabajadores oficiales. Mientras los
primeros tienen establecida con el Estado una relación legal y reglamentaria, los
segundos están vinculados al servicio público mediante contrato que se rige por normas
especiales. (...)

“La restricción consagrada en la norma para los sindicatos de empleados públicos, sobre
presentación de pliegos de peticiones y celebración de convenciones colectivas, tiene

24 M.P. José Gregorio Hernández Galindo


sustento en el artículo 55 de la Constitución, que garantiza el derecho de negociación
colectiva para regular relaciones laborales, con las excepciones que señale la ley. La que
se considera es una de tales excepciones, establecida en norma con fuerza material
legislativa. (...)

“El análisis varía tratándose de los trabajadores oficiales, quienes tienen con el Estado
una relación de índole contractual. Sus sindicatos, de acuerdo con la norma bajo examen,
tienen todas las atribuciones de los otros sindicatos de trabajadores, lo cual no pugna
con la Constitución y, por el contrario, la desarrolla, de conformidad con lo expuesto.”

Y en la sentencia C-377 de 1998, 25 al revisar la constitucionalidad del


“Convenio 151 sobre la protección del derecho de sindicación y los
procedimientos para determinar las condiciones de empleo en la administración
pública” y de la Ley 411 de 1997 aprobatoria de dicho instrumento, la Corte
consideró acorde con la Constitución la diferenciación entre trabajadores
oficiales y empleados públicos para efectos del ejercicio del derecho de
negociación colectiva, señalando que los primeros gozan de este derecho
plenamente, mientras que los segundos lo hacen de manera restringida, pues si
bien éstos tienen derecho a buscar y alcanzar soluciones concertadas en caso de
conflicto, no se puede afectar en modo alguno la facultad que tienen las
autoridades de fijar unilateralmente las condiciones de empleo. En esa
oportunidad la Corte dijo lo siguiente:

“...a diferencia de lo que sucede con los trabajadores oficiales, que tienen un derecho
de negociación pleno, la búsqueda de soluciones concertadas y negociadas no puede
llegar a afectar la facultad que la Carta confiere a las autoridades de fijar
unilateralmente las condiciones de empleo. Esto significa que la creación de
mecanismos que permitan a los empleados públicos, o sus representantes, participar en
la determinación de sus condiciones de empleo es válida, siempre y cuando se entienda
que en última instancia la decisión final corresponde a las autoridades señaladas en la
Constitución, esto es, al Congreso y al Presidente en el plano nacional, y a las
asambleas, a los concejos, a los gobernadores y a los alcaldes en los distintos órdenes
territoriales, que para el efecto obran autónomamente. Con esa misma restricción, es
igualmente legítimo que se desarrollen instancias para alcanzar una solución
negociada y concertada entre las partes en caso de conflicto entre los empleados
públicos y las autoridades.

Ahora bien, las anteriores precisiones en manera alguna implican que la Corte debe
condicionar el alcance de los artículos 7º y 8º del convenio bajo revisión en relación
con los empleados públicos, por cuanto esas normas autorizan a tomar en cuenta las
especificidades de las situaciones nacionales. Así, el artículo 7º no consagra un derecho
de negociación colectiva pleno para todos los servidores públicos sino que establece
que los Estados deben adoptar “medidas adecuadas a las condiciones nacionales” que
estimulen la negociación entre las autoridades públicas y las organizaciones de
servidores públicos, lo cual es compatible con la Carta.”

Con fundamento en consideraciones similares, la Corte Suprema de Justicia


también ha encontrado justificada la restricción al derecho de negociación
colectiva de los sindicatos de empleados públicos, señalando además que
aquélla “no se contrapone a los Convenios 151 y 154 de la OIT, aprobados por
las Leyes N° 411 del 5 de Noviembre de 1997 y 524 del 12 de Agosto de 1999
respectivamente, porque en tales instrumentos internacionales se consagra la

25 M.P. Alejandro Martínez Caballero


negociación colectiva para los empleados públicos como una de las opciones
que puede adoptar la autoridad nacional competente o también como una
medida deseable para que las organizaciones que representan a aquéllos
participen con las autoridades públicas competentes en el establecimiento de las
condiciones de trabajo, así como en la solución de sus diferencias laborales. Por
ello, se hace en estos una invitación a los Estados para que, de acuerdo con las
situaciones propias de cada nación, se adelanten campañas de estímulo y
fomento de tal mecanismo de concertación en el sector público. Lo que, además,
por mandato constitucional - inciso dos del artículo 55 de la C.P. - constituye
un deber para el Estado colombiano.”26

Por las razones expuestas, la Corte declarará exequibles las normas demandadas,
pues deben armonizarse con el artículo 416 del C.S.T., el cual restringe el
derecho de negociación colectiva para los sindicatos de empleados públicos en
el sentido de prohibirles presentar pliegos de condiciones y celebrar
convenciones colectivas, restricción que la Corte reiteradamente ha considerado
acorde con la Constitución Política.

Sin embargo, la Corte debe advertir que, estando garantizado


constitucionalmente el derecho de negociación colectiva para todas las
relaciones laborales, incluidas las de los empleados públicos, y existiendo una
amplia facultad de configuración normativa en esta materia por parte del
legislador, este último podría en el futuro permitirle a dichos empleados
presentar pliegos de condiciones.

6. Artículo 408 parcial del Código Sustantivo del Trabajo

“Artículo 408. Modificado por el artículo 7 del decreto 204 de 1957. Contenido de la
sentencia. El juez negará el permiso que hubiere solicitado el patrono [hoy empleador]
para despedir a un trabajador amparado por el fuero sindical, o para desmejorarlo, o
para trasladarlo si no comprobare la existencia de una justa causa.

“(...)”.

6.1. La demanda

El demandante considerada que la expresión “desmejorados en sus condiciones


de trabajo” contenida en el artículo 405 y “o para desmejorarlo” contenida en
el artículo 408 del C.S.T., violan el principio fundamental del respeto a la
dignidad humana, así como los artículos 25, 53 y 58 de la Carta, pues repugna
con dichas normas constitucionales y el orden justo que la “desmejora en las
condiciones laborales (que es una forma grave de atentar contra la dignidad
humana y los derechos adquiridos y especialmente los fundamentales) sea
posibilitada por el legislador y, más grave aún, que pueda ser autorizada por
quien está instituido por la Carta para - como tarea esencial y deber ineludible-
hacerle respetar y respetarle, como lo es la autoridad judicial”. Tal autorización
es inconstitucional y así deberá declararlo la Corte.

26
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 5 de junio de 2001. Rad. 16788. M.P.
Germán Valdés Sánchez.
6.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador solicita a la Corte declarar la constitucionalidad de las


expresiones contenidas en las normas acusadas pues, según él, la interpretación
del demandante desconoce el carácter protector de las normas demandadas, ya
que lo que buscan las disposiciones impugnadas es prevenir que, en el marco
del ius variandi, el empleador tome represalias contra los trabajadores o
empleados públicos que tienen algún cargo directivo en el sindicato. Así las
cosas, el texto acusado no vulnera la Constitución, ya que “debe ser leído a la
luz de las normas constitucionales, de los tratados internacionales y de las
demás normas laborales que protegen al trabajador contra el desmejoramiento
ilegal de sus condiciones de trabajo.”

6.3. Problema jurídico planteado

La Corte debe decidir si las normas demandadas facultan al empleador para


desmejorar las condiciones laborales de los trabajadores que gocen de fuero
sindical, así como al juez laboral para autorizarlo en tal sentido.

6.4. Las disposiciones demandadas consagran una garantía para los


trabajadores que gozan de fuero sindical

El fuero sindical, institución consagrada en el artículo 39 de la Constitución


Política, “es una consecuencia de la protección especial que el Estado otorga a
los sindicatos para que puedan cumplir libremente la función que a dichos
organismos compete, cual es la defensa de los intereses de sus afiliados. Con
dicho fuero, la Carta y la ley, procuran el desarrollo normal de las actividades
sindicales, vale decir, que no sea ilusorio el derecho de asociación que el
artículo 39 superior garantiza; por lo que esta garantía mira a los trabajadores y
especialmente a los directivos sindicales, para que estos puedan ejercer
libremente sus funciones, sin estar sujetos a las represalias de los empleadores.
En consecuencia, la garantía foral busca impedir que, mediante el despido, el
traslado o el desmejoramiento de las condiciones de trabajo, se perturbe
indebidamente la acción que el legislador le asigna a los sindicatos.”27

Atendiendo esa finalidad, el artículo 405 del C.S.T. define el fuero sindical
como una garantía que gozan los trabajadores aforados de no ser despedidos,
ni desmejorados en sus condiciones de trabajo, ni trasladados, sin justa causa
previamente calificada por el juez del trabajo.

En armonía con el anterior precepto, el artículo 408 del mismo Código consagra
el deber del juez de negar el permiso que hubiere solicitado el empleador para
despedir a un trabajador aforado o para desmejorarlo, o para trasladarlo, si no
se logra comprobar la existencia de una justa causa.

27 Sentencia T-326/99 M.P. Fabio Morón Díaz.


Como puede verse claramente, las normas acusadas consagran una garantía para
el trabajador aforado en el sentido de que el ius variandi no pueda ser ejercido
por el empleador sin la respectiva autorización judicial. Dicha protección, que
tiene asidero constitucional y sobre la cual ha sido particularmente prolija la
jurisprudencia de esta Corte, es diametralmente opuesta a la supuesta facultad
que tienen el empleador y el propio juez para llevar a cabo el primero, y
autorizar el segundo, una desmejora en las condiciones de los trabajadores que
gozan de fuero sin que se califique la justa causa para ello, como
equivocadamente deduce el demandante del texto de las normas acusadas.

La Corte considera suficientes estos argumentos para desestimar el cargo de la


demanda y, en consecuencia, declarará la constitucionalidad de las expresiones
impugnadas, contenidas en los artículos 405 y 408 del C.S.T.

7. Artículo 406 parcial del Código Sustantivo del Trabajo

“Artículo 406. Modificado por los artículos 57 de la ley 50 de 1990 y 12 de la ley 584 de
2000. Trabajadores amparados por el fuero sindical. Están amparados por el fuero
sindical:

(...)

d. Dos de los miembros de la comisión estatutaria de reclamos, que designen los


sindicatos, las federaciones o confederaciones sindicales, por el mismo período de la
junta directiva y por seis (6) meses más, sin que pueda existir en una empresa más de
una (1) comisión estatutaria de reclamos. Esta comisión será designada por la
organización sindical que agrupe el mayor número de trabajadores.”

7.1. La demanda

Sostiene el actor que la expresión acusada contenida en el literal d) del artículo


406 del C.S.T. vulnera los artículos 16 y 39 de la Constitución ya que, cuando
existe más de una organización sindical en cualquier empresa o entidad pública
o privada, sólo una de éstas, la que agrupa el mayor número de empleados o
servidores públicos, puede designar una comisión de reclamos, sin que las otras
organizaciones puedan ejercitar la representación de sus afiliados en esferas
constitucionales, legales y estatutarias propias de dichas comisiones. Por otra
parte, la disposición impugnada crea jerarquías discriminatorias entre los
sindicatos, “cuando ordena que los más importantes son los que gozan del
derecho a imponer su propia comisión de reclamos; contrario sensu, los menos
importantes deben someterse a los criterios de aquéllos, sin importar las
características, problemáticas y autonomías propias de cada uno.”

7.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador General de la Nación solicita a la Corte declarar la


constitucionalidad de la expresión “sin que pueda existir en una empresa más
de una (1) comisión estatutaria de reclamos”, y la inconstitucionalidad de la
expresión “Esta comisión será designada por la organización sindical que
agrupe el mayor número de trabajadores” contenidas en el literal d) del artículo
406 del C.S.T., por las siguientes razones:
La existencia de una comisión de reclamos en cada empresa no contraría el
ordenamiento constitucional a pesar de que existan varios sindicatos, pues de lo
que se busca es crear espacios de participación de los trabajadores en los asuntos
que los afectan, para lo cual el legislador cuenta con amplia libertad de
configuración (art. 158 C.P.). Sin embargo, “a la luz de la Constitución
participativa, democrática y pluralista, sí resulta contrario a ella que esta
comisión estatutaria de reclamos sea designada sólo por la organización sindical
que agrupe el mayor número de trabajadores por cuanto, si bien es lógico que
el sindicato más representativo pueda tener una mayor participación en estos
organismos, no resulta razonable que, para su escogencia, se excluya de manera
definitiva y total la participación de los trabajadores pertenecientes a otros
sindicatos, tanto para ser miembro de dicha comisión como para elegir a sus
integrantes, pues al fin y al cabo ésta va a representar los intereses de todos.”

7.3. El problema jurídico planteado

Corresponde a la Corte decidir, en primer lugar, si la norma demandada


establece una restricción legítima al ejercicio de los derechos de asociación y
libertad sindical, al consagrar que sólo puede existir una comisión de reclamos
en una empresa; en segundo lugar, si la designación de dicha comisión por parte
de la organización sindical que agrupe al mayor número de trabajadores, es
contraria a los principios democráticos que deben presidir la estructura y el
funcionamiento de los sindicatos, de conformidad con el artículo 39 de la
Constitución.

7.4. El ejercicio del derecho de asociación sindical a la luz de los principios


democráticos

Como todo derecho fundamental, el de asociación sindical no es absoluto y, por


ende, admite restricciones, siempre y cuando no se vulnere su núcleo esencial.
El mismo artículo 39 de la Constitución consagra un condicionamiento a su
ejercicio, al señalar que “la estructura interna y el funcionamiento de los
sindicatos y organizaciones sociales y gremiales se sujetarán al orden legal y a
los principios democráticos.”

Según lo anterior, los sindicatos no pueden contradecir, en ejercicio de la


autonomía sindical, los principios rectores de una sociedad democrática sino,
por el contrario, deben integrar a sus políticas y a su organización mecanismos
para hacerlos efectivos, procurando así la efectiva participación de todos los
trabajadores en las decisiones que los afectan, toda vez que los sindicatos a los
que éstos pertenecen actúan como sus representantes en la consecución de
condiciones laborales más favorables a sus intereses.

Lo anterior encuentra su justificación en el hecho de que los principios


pluralistas, democráticos y participativos tienen un alcance extenso, en la
medida en que están llamados a aplicarse en los espacios más cercanos a la
persona humana, como manifestación del “traslado de la democracia desde el
ámbito del Estado hacia la sociedad.”28

En relación con el derecho de asociación sindical, el “uso extensivo de la


democracia”29 se concreta en la adecuación de los estatutos del sindicato al
orden legal y a los principios democráticos, así como en la oportunidad de todos
los trabajadores de participar activamente dentro del mismo. En efecto, “la
participación de todas las personas interesadas en el resultado de un proceso de
toma de decisiones, es tal vez el más importante de los ‘principios democráticos’
a que se refiere el artículo 39 de nuestra Constitución. Siendo el sindicato el
foro de discusión y decisión por excelencia de asuntos determinantes para el
desarrollo de las relaciones entre empleador y empleados, forzoso es concluir
que el respeto a la posibilidad de participar en él es un límite del fuero interno
otorgado por el ordenamiento jurídico a los sindicatos.”30

7.5. La designación de los miembros de la comisión estatutaria de reclamos


debe ser democrática

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, la Corte procede a analizar


el ordenamiento objeto de acusación parcial.

El literal d) del artículo 406 establece que gozan de fuero sindical dos de los
miembros de la comisión estatutaria de reclamos que designen los sindicatos,
las federaciones o confederaciones sindicales, por el mismo período de la junta
directiva y por seis meses más. Señala además que no puede existir en una
empresa más de una comisión de reclamos, la cual será designada por la
organización sindical que agrupe el mayor número de trabajadores.

Debe recordarse que la Corte declaró inexequible el numeral 1 del artículo 26


del Decreto 2351 de 1965, que prohibía la coexistencia de más de un sindicato
de base en una misma empresa, por lo cual debe armonizarse la norma bajo
estudio en el sentido de que, a pesar de que legalmente pueden constituirse
varios sindicatos de base o de otra clase en una misma empresa, sólo puede
existir una comisión estatutaria de reclamos. Ahora bien, ¿tal restricción vulnera
los derechos de asociación y libertad sindical?

Para responder lo anterior, debe tenerse en cuenta el objetivo fundamental de la


comisión de reclamos dentro de la organización sindical, cual es el de elevar

28
LONDOÑO, Juan Fernando. “Aproximación a la democracia participativa”. En: Sociedad Civil, Control Social
y Democracia Participativa. FESCOL. 1997. Pg. 17.
29
Sentencia T-173/95 M.P. Carlos Gaviria Díaz, citando a Helmut Dübiel. ¿Qué es el neoconservadurismo? Ed.
Anthropos. Barcelona. 1993. p. 48. Sobre el carácter expansivo o universal del principio democrático, la Corte
ha dicho:
"...es universal en la medida en que compromete varios escenarios, procesos y lugares tanto públicos como
privados y también porque la noción de política que lo sustenta se nutre de todo lo que vitalmente pueda
interesar a la persona, a la comunidad y al Estado y sea por tanto susceptible de afectar la distribución, control
y asignación del poder social. El principio democrático es expansivo pues su dinámica lejos de ignorar el
conflicto social, lo encausa a partir del respeto y constante reivindicación de un mínimo de democracia política
y social que, de conformidad con su ideario, ha de aplicarse progresivamente conquistando nuevos ámbitos y
profundizando permanentemente su vigencia, lo que demanda por parte de los principales actores públicos y
privados un denodado esfuerzo para su efectiva construcción.” (Sentencia C-089/94. M.P. Eduardo Cifuentes
Muñoz, reiterada en la sentencia C-866/01 M.P. Jaime Córdoba Triviño).
30 Sentencia T-173/95 M.P. Carlos Gaviria Díaz
ante el empleador las respectivas reclamaciones que promuevan tanto los
trabajadores individualmente considerados, como el propio sindicato o
sindicatos, en caso de que coexistan varios de ellos en una empresa. Por ello, la
Corte encuentra razonable que sólo una comisión por empresa sea la encargada
de llevar a cabo dicha labor de manera unificada, pues se trata de un mismo
empleador el depositario de las diversas reclamaciones que puedan presentarse
dentro de la empresa, lo cual no significa una restricción ilegítima a los derechos
de asociación y libertad sindical. Nótese que el legislador no impone obstáculo
alguno al ejercicio de las funciones que ejerce dicha comisión sino, por el
contrario, garantiza la protección especial del fuero sindical para dos de sus
miembros.

Por las razones expuestas, no tiene ningún reparo de constitucionalidad la


expresión “sin que pueda existir en una empresa más de una (1) comisión
estatutaria de reclamos”, contenida en el literal d) artículo 406 del C.S.T. y, en
consecuencia, se declarará exequible.

Ahora bien, debe anotarse que la función que cumple la comisión de reclamos
constituye un instrumento de vital importancia para hacer efectiva la
participación de los trabajadores y los sindicatos en los asuntos que los afecta
dentro de la empresa, en la medida en que pueden comunicar al empleador, a
través suyo, su inconformidad sobre las condiciones de trabajo y demás
reclamaciones particulares que se presenten en la empresa para que él adopte,
de manera unilateral o conjunta con el sindicato, una solución al respecto.

Teniendo en cuenta, además, que la comisión de reclamos representa a la


totalidad de los trabajadores sindicalizados de la empresa, sin importar el
sindicato al que estén afiliados, la designación de sus miembros, tal como está
contemplada en la norma acusada, sí constituye una violación a los derechos de
igualdad y de participación de los trabajadores afiliados al sindicato minoritario,
y es contraria al mandato constitucional según el cual la estructura y
funcionamiento de los sindicatos deben sujetarse a los principios democráticos,
como pasa a demostrarse.

Una determinada disposición es discriminatoria cuando no se puede justificar


razonablemente el trato diferencial que ella establece respecto de dos
situaciones similares. En el presente caso, los sindicatos minoritarios y
mayoritarios que coexistan en una misma empresa, pueden elevar sus
reclamaciones ante su empleador común a través de la comisión estatutaria de
reclamos. Por ello, la designación de sus miembros es un asunto que afecta
directamente a unos y otros, independientemente del número de trabajadores
que cada sindicato agrupe.

En este orden de ideas, el número de trabajadores afiliados no constituye un


fundamento razonable para que la ley excluya a los sindicatos minoritarios de
la designación de los miembros de la comisión de reclamos. Se concluye
entonces que, ante situaciones iguales, el legislador da un tratamiento jurídico
diferente sin justificación alguna, por lo cual el segmento indicado vulnera el
artículo 13 de la Constitución Política.
Además, así como los sindicatos gozan de autonomía para autoregularse,
funcionar y organizarse conforme al orden legal y los principios democráticos,
el ordenamiento jurídico expedido por el legislador debe, por un lado, respetar
dicha autonomía sindical y, por el otro, propugnar el respeto a los referidos
principios. En el presente caso, como se vio, el legislador impide que los
sindicatos minoritarios en la misma empresa tomen parte activa en los asuntos
que los afectan, a pesar de que dichos principios están incorporados al derecho
de asociación sindical, como lo ha reiterado la Corte:

“...el derecho de asociación sindical debe necesariamente considerarse integrado a la


concepción democrática del Estado Social de Derecho, pluralista, participativo, fundado
en el respeto de la dignidad y de la solidaridad humanas, que reconoce y protege unas
libertades básicas, si se repara que la libertad de asociarse en sindicatos no es otra cosa
que la proyección de un conjunto de libertades fundamentales del hombre, como las de
expresión y difusión del pensamiento y opiniones e información, y de reunión, las cuales
conducen a afirmar el derecho de participación en la toma de decisiones relativas a los
intereses comunes de los asociados, que constituye el punto de partida para la
participación política”.31

Impedir que las minorías participen de manera efectiva en la designación de las


personas que los representan ante su empleador, como ocurre con la comisión
estatutaria de reclamos, constituye sin duda alguna una manera de ignorar los
principios democráticos que orientan el ejercicio de los derechos de asociación
y libertad sindical. En efecto, la norma acusada desconoce que la ley de
mayorías que rige, por regla general, la elección de representantes en los
ámbitos político, social o comunitario, en todo caso está sujeta a la participación
sin exclusión de las minorías, como sucede con los sindicatos que no agrupan
al mayor número de trabajadores dentro de una misma empresa. Al respecto,
resulta ilustrativa la sentencia C-866/01, 32 en la cual la Corte consideró lo
siguiente:

“El respeto por las minorías debe traducirse en formas reales de participación como
minorías, en el respeto por la diferencia como garantía de libre expresión. De ahí su
multivocidad, el carácter especialmente abstracto del término, por ello el desarrollo
legislativo opera en primer lugar dentro de un orden material y procedimentalmente
democrático y segundo es la ley la llamada a desarrollar en los distintos niveles en que
opera la democracia el cause por el que debe discurrir. Dada la dimensión sustantiva del
principio corresponde al legislador realizar su proyección normativa en cada nivel de
operación del principio democrático.”

En síntesis, el artículo 406 parcialmente acusado vulnera el artículo 39 de la


Constitución, al consagrar un mecanismo antidemocrático de elección de los
miembros de la comisión estatutaria de reclamos, que representa a todos los
trabajadores de una misma empresa, sin importar el sindicato al que estén
afiliados y, con ello, excluye a los miembros de los sindicatos minoritarios de
los mecanismos de participación propios de cualquier forma asociativa en una
sociedad democrática. Por el contrario, deben crearse mecanismos en las
organizaciones sindicales que garanticen la participación de todos los

31 Sentencia C-385/00. M.P. Antonio Barrera Carbonell.


32 M.P. Jaime Córdoba Triviño
trabajadores sindicalizados, en igualdad de condiciones, en la designación de
dicha comisión.

Con fundamento en las anteriores razones, la expresión “Esta comisión será


designada por la organización sindical que agrupe el mayor número de
trabajadores”, contenida en el literal d) del artículo 406 del C.S.T. será
declarada inexequible, por ser contraria a los artículos 13 y 39 de la Constitución
Política.

8. Artículo 408 parcial del Código Sustantivo del Trabajo

“Artículo 408.

(...)

Si en el caso de que trata el inciso primero del artículo 118 del Código Procesal del
Trabajo se comprobare que el trabajador fue despedido sin sujeción a las normas que
regulan el fuero sindical, se ordenará su reintegro y se condenará al patrono [hoy
empleador] a pagarle, a título de indemnización, los salarios dejados de percibir por
causa del despido.”

8.1. La demanda

Según el demandante, la expresión “a título de indemnización”, contenida en el


artículo 408 del Código Sustantivo del Trabajo, vulnera el artículo 2 de la Carta
Política, que consagra como finalidad del Estado la de asegurar un orden justo,
y el artículo 13 ibídem, por omisión legislativa relativa.

Siendo que indemnizar significa resarcir un perjuicio, considera el demandante


que no es justo, razonable ni lógico que el resarcimiento del daño causado por
el empleador al aforado despedido sea el pago del salario, el cual dejó de
percibir por culpa de aquél. “Lo justo entonces, según la visión del
Constituyente, es que el empleador irrespetuoso del ordenamiento y
conculcador de los derechos del empleado sea condenado a pagar los salarios
ya adquiridos por éste, más una verdadera indemnización para subsanar -
aunque en parte- los perjuicios sufridos por no recibir - contra su voluntad y
cuando debía- la contraprestación por la labor que, de manera irregular,
tampoco se le permitió desarrollar.”

Por estas razones, la norma acusada debe ser declarada inconstitucional,


debiendo la Corte señalar que “además del pago de salarios procede la
cancelación de las indemnizaciones de ley.”

En cuanto a la omisión legislativa, agrega el demandante que ésta se presenta


“porque los empleados públicos con fuero, al ser desvinculados, sólo tienen
derecho a pedir ser reintegrados y a que se les paguen -a manera de
indemnización- sus salarios. Mientras que sus iguales, los otros empleados
públicos, tienen derecho - al ser desvinculados- a solicitar además de la nulidad
del acto, el restablecimiento del derecho, expresado en la declaratoria de la no
existencia de solución de continuidad, pago de prestaciones, primas, vacaciones,
bonificaciones, pago de salud y pensiones y demás emolumentos, entre otros.”
En consecuencia, solicita a la Corte declarar inconstitucional lo acusado o, en
su defecto, declarar la constitucionalidad condicionada “en el sentido de que el
juez de la causa, al ordenar el reintegro del aforado desvinculado irregularmente,
deberá condenar al empleador al pago no sólo de los salarios dejados de percibir
por motivo del despido, sino también de las bonificaciones, primas, vacaciones,
primas de vacaciones y demás prestaciones y emolumentos, así como que debe
declarar el no suceso de la solución de continuidad y ordenar el pago de los
aportes en salud y pensión y otros.”

8.2. Concepto del Procurador General de la Nación

El Procurador solicita a la Corte declarar la constitucionalidad condicionada


de la norma demandada “bajo el entendido de que la sentencia debe garantizar
el resarcimiento integral de todos los perjuicios sufridos, incluidos los morales”
o, en subsidio, declarar la inconstitucionalidad de la expresión: “a título
de ...los salarios dejados de percibir”, de tal manera que se entienda que el juez
del conocimiento puede ordenar no sólo el reintegro del trabajador sino el pago
de una indemnización por causa del despido, la cual debe ser integral. Para tal
fin, el Procurador aduce los siguientes argumentos:

La disposición demandada “no consagra una protección completa tanto para el


trabajador como para la organización sindical, sujetos éstos que resultan
afectados por la actuación ilícita del empleador y frente a los cuales el Estado
está obligado a prever los mecanismos para que puedan reivindicar sus derechos.
Queda en evidencia que la organización sindical, que es una persona jurídica
con derechos patrimoniales y morales, no se ve compensada en forma alguna
frente a los perjuicios que para ella acarrea el desconocimiento del fuero sindical.
Por esta razón, sería conveniente que, además de las sanciones administrativas
y penales, el legislador contemplara una indemnización para la organización
sindical a la cual pertenece el trabajador afectado y una indemnización integral
de los daños patrimoniales y morales sufridos por éste como consecuencia del
ilícito del empleador.”

Sin embargo, considera que la declaración de inconstitucionalidad de la norma


acusada dejaría sin protección legal al trabajador; “por esta razón, una
declaratoria parcial de inconstitucionalidad, en tanto se produce una regulación
adecuada por parte del legislador, podría facilitar una interpretación más acorde
con el texto constitucional, en el sentido de que la sentencia que ordene el
reintegro o la restitución del trabajador aforado debe ordenar, además del salario
dejado de percibir, el pago de una indemnización integral del trabajador,
incluidos todos los salarios, prestaciones o emolumentos que hubiese recibido
si no se hubiera interrumpido la relación laboral por causa de la actuación ilícita
del empleador, es decir, salarios, primas, vacaciones, cesantías, bonificaciones,
aportes a salud y seguridad social, reajustes salariales, etc. Lo anterior resulta
claro si aceptamos que no se trata de analizar si en efecto los servicios del
trabajador se prestaron o no, por cuanto si ello no fue así, se debió a una
actuación ilegal del empleador y no a la culpa o dolo del trabajador.”
8.3. Problema jurídico planteado

Corresponde a la Corte decidir si la norma acusada vulnera los derechos del


trabajador aforado y del sindicato al que pertenece, al consagrar que aquél, al
ser despedido sin sujeción a la ley, debe ser reintegrado a su trabajo e
indemnizado pero únicamente mediante el pago de los salarios dejados de
percibir por causa del despido.

8.4. Indemnización a los trabajadores amparados con fuero sindical


despedidos ilegalmente

La institución del fuero sindical tiene como fin que los representantes sindicales
puedan cumplir cabalmente con sus gestiones y consiste, como ya se ha dicho,
en la garantía de no ser despedidos, ni desmejorados en sus condiciones de
trabajo, ni trasladados sin justa causa, previamente calificada por el juez de
trabajo. Así pues, el empleador debe solicitar un permiso al juez del trabajo para
adoptar una de tales decisiones, a través de la acción de levantamiento de fuero,
solicitud que debe ser negada por éste último en caso de no comprobar la
existencia de una justa causa, de conformidad con el inciso primero del artículo
408 del C.S.T.

Para garantizar la efectividad de dicha institución, el trabajador aforado y el


sindicato al que pertenece33 cuentan con un mecanismo de defensa -la acción de
reintegro -,34 a través del cual pueden acudir ante el juez del trabajo para que
éste se pronuncie sobre la legalidad del despido y, en caso que se demuestre que
éste fue realizado sin sujeción a las normas que regulan el fuero sindical,
ordenará el reintegro del trabajador, así como el pago de los salarios dejados de
percibir durante ese lapso, esto último a título de indemnización.35

Antes de analizar el cargo de la demanda, resulta conveniente traer a colación


la jurisprudencia de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia,
en relación con los efectos jurídicos del despido ilegal de un trabajador
amparado con fuero sindical:

33
Cfr. Sentencia C-381/00 M.P. Alejandro Martínez Caballero, en la cual se declararon exequibles, entre otras
disposiciones, los incisos primero y tercero del artículo 118 del Código de Procedimiento Laboral, “siempre y
cuando se entienda que, en aplicación del artículo 39 de la Constitución, el sindicato, a través de su junta
directiva, podrá también interponer la acción de reintegro prevista por el primer inciso y de restitución prevista
por el tercer inciso.”
34
El artículo 118 del Código Procesal del Trabajo establece:
“La demanda del trabajador amparado por el fuero sindical que hubiere sido despedido sin permiso del juez del
trabajo, se tramitará conforme al artículo 114 y siguientes de este código.
La acción de reintegro prescribirá en dos (2) meses, contados a partir de la fecha del despido.
Lo dispuesto en este artículo se aplicará a la acción del trabajador amparado por el fuero sindical que hubiere
sido trasladado o desmejorado sin intervención judicial.”
35Sobre la finalidad de esta acción y la justificación de la brevedad del término de prescripción, la Corte dijo: “El

sentido del fuero sindical no es tanto proteger el interés personal del trabajador aforado sino amparar el derecho
de asociación. Así, es obvio que las controversias que puedan surgir por un eventual atentado patronal contra
un trabajador aforado deben ser resueltas lo más rápidamente posible, pues si se espera demasiado tiempo, el
daño ocasionado al sindicato puede ya ser irreversible. La Corte considera que la ley podía abreviar aún más
el plazo para interponer las acciones de reintegro, a fin de evitar una dilatación del conflicto, que terminaría
afectando aún más al sindicato. Si bien el término de prescripción de dos meses es breve, la Corte encuentra
que para este específico tipo de acciones, se encuentra constitucionalmente justificado, debido al interés mismo
que es protegido por la figura del fuero sindical. (Sentencia C-381/00 M.P. Alejandro Martínez Caballero).
“El criterio jurisprudencial de tiempo atrás sostenido por esta Sala explica que cuando
judicialmente se ordena el reintegro a su empleo de un trabajador con fuero sindical
despedido sin la previa autorización del juez del trabajo, se parte del supuesto de que la
decisión de terminar el contrato de trabajo en esas condiciones no produjo efectos jurídicos
por no cumplir con el procedimiento establecido por la ley, por lo tanto deben restituirse las
cosas al estado en que se hallaban antes de producirse el despido, lo que conduce a
restablecer en su derecho al contratante afectado por la decisión ilegal de quien actuó
contra una expresa prohibición de la ley, restituyendo los plenos efectos del contrato de
trabajo ilegalmente extinguido.

“Asimismo, ha considerado la jurisprudencia que el lógico corolario de la nulidad del


despido del trabajador es el de que no haya jurídicamente interrupción en el contrato
restituido por la orden judicial; y por tal motivo, aun cuando es verdad que expresamente la
ley nada establece sobre la continuidad en el contrato de trabajo, ha entendido la Corte que
ello no es más que consecuencia de la reincorporación del trabajador al empleo del que fue
ilegalmente separado, pues sólo de esa manera es posible el cabal restablecimiento de los
efectos jurídicos del contrato y la especial protección del derecho de asociación sindical, en
tratándose de la acción de reintegro consagrada para los asalariados amparados con dicha
garantía.

“La circunstancia de que el artículo 7º del Decreto 204 de 1957, que subrogó el artículo 408
del Código Sustantivo del Trabajo, al determinar las consecuencias del despido del
trabajador sin sujeción a las normas que regulan el fuero sindical, establezca que es "a título
de indemnización" que el patrono condenado debe pagar al trabajador los salarios que dejó
de recibir por causa del despido, no constituye razón suficiente para justificar la
interpretación planteada por la recurrente, según la cual esa "indemnización" es el único
efecto jurídico que se produce en caso de reintegro; como tampoco para concluir que el
pago de los salarios es indicativo de un nuevo vínculo laboral, habida consideración de que
en realidad cuando esa norma alude al pago de los salarios dejados de percibir no está
simplemente precisando el resarcimiento de los perjuicios ocasionados al trabajador, ni
haciendo referencia a la contraprestación de sus servicios, los que, desde luego, no se han
podido dar por la ilegal decisión del empleador, sino a la consagración de una ficción que
tiene como objetivo restablecer en su empleo a quien lo perdió por ese acto ilegal de su
patrono.

“Según el criterio jurisprudencial vigente, es precisamente por virtud de esa ficción legal,
que permite restablecer el contrato, que se explica no sólo el efecto de ser el trabajador
acreedor de una suma equivalente a los salarios que dejó de recibir por causa del despido,
sino que, además, el tiempo que media entre el despido anulado y el reintegro efectivo del
trabajador a su actividad laboral, se cuente para reconocer el auxilio de cesantía por dicho
lapso, e igualmente la jubilación.”36

Debe advertirse que dicha Corporación, en un primer momento, restringía la


referida indemnización al pago de los salarios, con exclusión de cualquier otro
valor que contribuyera a reparar el perjuicio causado. 37 Posteriormente, en
sentencias como la citada, incluyó dentro de dicho concepto, además de los
salarios, el pago de reajustes salariales, cesantías y otras prestaciones sociales
dejados de percibir desde el momento del despido hasta su reintegro efectivo.

Ahora bien, la Corte debe analizar si es constitucional que la referida


indemnización se limite exclusivamente a los pagos salariales dejados de

36Sala de Casación Laboral. Sentencia del 20 de mayo de 1999. Rad. 11654 M.P. Rafael Méndez Arango
37Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. Sentencias del 31 de octubre de 1985 y 28 de abril
de 1993, entre otras.
percibir por causa del despido, tal como está consagrado en la disposición
demandada.

Esta última, además de antitécnica, limita sin justificación alguna el derecho


que tiene el trabajador aforado que ha sido irregularmente despedido, como
víctima de un daño, a obtener una reparación que atienda los principios de
justicia y equidad, pues restringe la indemnización a que pudiera tener derecho
exclusivamente al pago de salarios dejados de percibir desde el despido hasta
su reintegro a la empresa o entidad. Por el contrario, dicha indemnización debe
ser integral pues, como lo ha sostenido la Corte, “el resarcimiento del perjuicio
debe guardar correspondencia directa con la magnitud del daño causado,”38 lo
que significa que no puede superar ni ser inferior a ese límite, caso en el cual
implicaría un enriquecimiento o un empobrecimiento sin justa causa,
respectivamente. En este sentido, se puede afirmar que “el daño es la medida
del resarcimiento".

Al analizar la constitucionalidad del artículo 6 de la Ley 50 de 1990, según el


cual en todo contrato de trabajo va envuelta la condición resolutoria por
incumplimiento de lo pactado, con indemnización de perjuicios a cargo de la
parte responsable, la cual comprende el lucro cesante y el daño emergente, y se
establece una tasación anticipada de los perjuicios ante diversas hipótesis, la
Corte señaló lo siguiente:

“...la ley ha previsto la indemnización de perjuicios cuando se da por terminado


unilateralmente el contrato sin justa causa. Así, aparte de establecer que la indemnización
comprende el daño emergente y el lucro cesante, se establecen unas reglas sobre la
indemnización que habrá de recibir el empleado, de acuerdo con las clases de contrato
laboral, y los años de servicio.

A juicio de la Corte, estos factores de medición y el señalamiento de la reparación del


daño resultan ser razonables, si se los mira dentro del ámbito de libertad de que goza el
legislador para regular esa materia, y sobre todo si se tiene en cuenta lo establecido en
el primer inciso del artículo 6 demandado, el cual prevé, en forma genérica, la
indemnización de perjuicios.

Ha de advertirse, sin embargo, que la constitucionalidad de los numerales 2, 3 y 4, en


estudio, supone que con las cuantías allí previstas se alcanza la reparación del daño
sufrido por el trabajador a causa del despido, y en consecuencia la norma consagra en
realidad una fórmula de protección al empleado, a menos que él haya probado o pueda
probar un perjuicio más grave del tasado anticipadamente por el legislador, hipótesis en
la cual la disposición es exequible solamente si se entiende que en ese evento el patrono
está obligado a indemnizar plenamente al trabajador en la medida de lo judicialmente
probado; ello resulta evidente a la luz de los artículos 25 y 53 de la Constitución.” 39
(Subrayado fuera del texto)

El hecho constitutivo del perjuicio, el daño sufrido y el nexo causal entre éste y
aquél, deben ser probados en cada caso por el trabajador aforado que ha sido
despedido o por el sindicato al que pertenece, si fue este último, a través de su
junta directiva, quien interpuso la acción de reintegro. De igual forma, la
valoración del daño, así como la tasación de la indemnización a que haya lugar,
38 Sentencia C-197/93 M.P. Antonio Barrera Carbonell
39 Sentencia C-1507/00 M.P. José Gregorio Hernández Galindo
es una tarea que corresponde cumplir al juez del trabajo. No obstante, la Corte
encuentra irrazonable que, al hacer tal valoración, este último se vea limitado
por la talanquera que consagra la norma demandada, según la cual el pago de
los salarios dejados de percibir constituyen el único valor de la indemnización
a que eventualmente puede tener derecho el trabajador aforado que ha sido
despedido ilegalmente. Una interpretación de la norma acusada en tal sentido,
sería contraria al principio de favorabilidad en la interpretación y aplicación de
las fuentes formales de derecho, de conformidad con el artículo 53 de la
Constitución.

Debe recordarse que, al tenor del artículo 16 de la Ley 446 de 1998, “dentro de
cualquier proceso que se surta ante la Administración de Justicia, la valoración
de daños irrogados a las personas y a las cosas, atenderá los principios de
reparación integral y equidad y observará los criterios técnicos actuariales.”40

En consecuencia, la norma acusada vulnera los principios de justicia y equidad


que informan el ordenamiento constitucional (Preámbulo y art. 2 C.P.) y
menoscaba el derecho de asociación sindical (Art. 39 C.P.), en la medida en que
restringe ilegítimamente el alcance de la acción de reintegro y, por tanto, de la
garantía del fuero sindical.

Se concluye entonces que el daño sufrido por el trabajador aforado, provocado


por el despido sin justa causa declarada mediante sentencia judicial, debe ser
reparado de manera integral, esto es, de acuerdo con lo que se logre probar en
cada caso, lo cual incluye, además del pago de los salarios no devengados, con
sus reajustes y prestaciones, cualquier otro valor dejado de percibir o pagado
por el trabajador, como consecuencia directa del despido injusto. Siendo
entendido, además, que la reparación integral incorpora la correspondiente
indexación.

Por consiguiente, la Corte declarará la constitucionalidad de la expresión “a


título de indemnización” contenida en la norma acusada, en el entendido de que
la indemnización a que tiene derecho el trabajador aforado despedido
ilegalmente, según sentencia judicial, debe ser integral en la medida de lo
judicialmente probado.

IV. DECISION

Con fundamento en las consideraciones expuestas, la Sala Plena de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución,

RESUELVE

40Cuando se conmina al juzgador a considerar los principios de reparación integral y equidad en el proceso de
valoración del daño irrogado a una persona para tasar la indemnización, la Corte ha dicho que se pretende
alcanzar “una justicia recta y eficiente y facilitar la solución del respectivo conflicto, así como la de evitar que
para efectos de la indemnización de los daños en forma integral sea necesaria la tramitación de nuevos
procesos.” (Sentencia C-487/00 M.P. Antonio Barrera Carbonell)
PRIMERO. Declarar EXEQUIBLE la expresión “Todo sindicato de
trabajadores necesita para constituirse o subsistir un número no inferior a
veinticinco (25) afiliados” contenida en el artículo 359 del Código Sustantivo
del Trabajo.

SEGUNDO. Declarar EXEQUIBLE, por los cargos de la demanda, la


expresión “y de huelga imputable al empleador, por incumplimiento de las
obligaciones...con sus trabajadores”, bajo el entendido que conforme a la
Constitución Política, la prohibición aquí establecida no impide promover la
huelga por solidaridad; e INEXEQUIBLE la expresión “salariales”,
contenidas en el literal e) del artículo 379 del Código Sustantivo del Trabajo.

TERCERO. Declarar EXEQUIBLE el literal d) del artículo 401 del Código


Sustantivo del Trabajo.

CUARTO. Declarar EXEQUIBLE la expresión “el Ministerio de Trabajo y


Seguridad Social o quien demuestre tener interés jurídico”, contenida en el
literal e) del artículo 401 del Código Sustantivo del Trabajo.

QUINTO. Declarar EXEQUIBLE el artículo 405 del Código Sustantivo del


Trabajo, solamente por los cargos analizados en esta sentencia.

SEXTO. Declarar EXEQUIBLE la expresión “sin que pueda existir en una


empresa más de una (1) comisión estatutaria de reclamos”, e INEXEQUIBLE
la expresión “Esta comisión será designada por la organización sindical que
agrupe el mayor número de trabajadores”, contenidas en el literal d) del
artículo 406 del Código Sustantivo del Trabajo.

SEPTIMO. Declarar EXEQUIBLE la expresión “o para desmejorarlo”


contenida en el inciso primero del artículo 408 del Código Sustantivo del
Trabajo, solamente por los cargos analizados en esta sentencia.

OCTAVO. Declarar EXEQUIBLE la expresión “a título de indemnización”,


contenida en el inciso segundo del artículo 408 del Código Sustantivo del
Trabajo, en el entendido que la indemnización a que tiene derecho el trabajador
aforado despedido ilegalmente, según sentencia judicial, debe ser integral,
conforme a lo expresado en las consideraciones de esta providencia.

NOVENO. Declarar EXEQUIBLE el artículo 467 del Código Sustantivo del


Trabajo, solamente por los cargos analizados en el numeral 5 de esta sentencia.

DECIMO. Declarar EXEQUIBLE el artículo 25 del Decreto 2351 de 1965,


solamente por los cargos analizados en el numeral 5 de esta sentencia.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional, cúmplase y archívese el expediente.
MARCO GERARDO MONROY CABRA
Presidente

JAIME ARAUJO RENTERÍA


Magistrado

ALFREDO BELTRÁN SIERRA


Magistrado

MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA


Magistrado

JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO


Magistrado

RODRIGO ESCOBAR GIL


Magistrado

EDUARDO MONTEALEGRE LYNNET


Magistrado

ÁLVARO TAFUR GALVIS


Magistrado

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ


Magistrada

MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General
Salvamento parcial de voto a la Sentencia C-201/02

FUERO SINDICAL-No desmejoramiento en condiciones de trabajo


(Salvamento parcial de voto)

Conforme a lo dispuesto por el artículo 39, inciso cuarto de la Constitución


Política, el fuero que allí se reconoce a los “representantes sindicales” para el
cumplimiento de su gestión, impone, necesariamente la garantía para los
trabajadores amparados por el mismo, no sólo a no ser despedidos ni
trasladados sin la existencia de una justa causa debidamente comprobada y
con autorización judicial, sino también el derecho a no ser desmejorados, en
ningún caso, en sus condiciones de trabajo. La aceptación de la posibilidad de
desmejorar a los trabajadores amparados por el fuero sindical, no en su
beneficio sino en el de la organización sindical que representan, implica un
desconocimiento de la garantía constitucional que establece el artículo 39 de
la Carta en la materia, a tal punto que por esa vía puede hacerse nugatoria en
cuanto quien asuma la representación de los trabajadores se vería expuesto al
desmedro de sus condiciones laborales, pese a que, precisamente lo que la
Constitución ordena es lo contrario.

FUERO SINDICAL-Desmejora de condiciones laborales no puede


autorizarse por el juez/FUERO SINDICAL-Empleador no puede invocar
justa causa para desmejora de condiciones laborales/FUERO
SINDICAL-Actividades de dirección no puede desmejorar condiciones de
trabajo (Salvamento parcial de voto)

Con el respeto debido a las decisiones de la Corte, los suscritos magistrados


salvamos nuestro voto en relación con lo decidido en el numeral 7º de la parte
resolutiva de la Sentencia C-201 de 19 de marzo de 2002, por las razones que a
continuación se expresan:

1ª. En el numeral 7º de la parte resolutiva de la sentencia de la cual en ese punto


discrepamos se declara la exequibilidad de la expresión “o para desmejorarlo”
contenida en el inciso primero del artículo 408 del Código Sustantivo del
Trabajo.

2ª. A nuestro juicio, conforme a lo dispuesto por el artículo 39, inciso cuarto
de la Constitución Política, el fuero que allí se reconoce a los “representantes
sindicales” para el cumplimiento de su gestión, impone, necesariamente la
garantía para los trabajadores amparados por el mismo, no sólo a no ser
despedidos ni trasladados sin la existencia de una justa causa debidamente
comprobada y con autorización judicial, sino también el derecho a no ser
desmejorados, en ningún caso, en sus condiciones de trabajo.

La aceptación de la posibilidad de desmejorar a los trabajadores amparados por


el fuero sindical, no en su beneficio sino en el de la organización sindical que
representan, implica un desconocimiento de la garantía constitucional que
establece el artículo 39 de la Carta en la materia, a tal punto que por esa vía
puede hacerse nugatoria en cuanto quien asuma la representación de los
trabajadores se vería expuesto al desmedro de sus condiciones laborales, pese a
que, precisamente lo que la Constitución ordena es lo contrario.

Al trabajador que ostenta la calidad de directivo de la Asociación Sindical, la


Carta Política le reconoce, de manera expresa que ha de realizar actividades
propias del organismo sindical sin que por ello pueda ser objeto ni de
persecución de los empleadores a pretexto de la existencia de justa causa para
despedirlo, ni tampoco de traslados arbitrarios invocando el jus variandi,
razones estas por las cuales el artículo 408 del Código Sustantivo del Trabajo
exige que en estas dos hipótesis sólo pueda procederse con permiso del juez
para el efecto a solicitud del empleador.

Cosa distinta ocurre con respecto a la desmejora de las condiciones laborales,


pues ella no puede ser autorizada por el juez ni el empleador puede invocar justa
causa ante el funcionario judicial para obtener su autorización. La garantía
constitucional sobre el fuero sindical, según nuestro criterio, ha de ser
interpretada en un Estado Social de Derecho, que reconoce al trabajo como
valor fundante y que persigue la convivencia pacífica de los asociados en un
orden económico y social justo, de tal manera que el ejercicio de las actividades
de dirección de las organizaciones sindicales no pueda constituirse en una
posibilidad siquiera de desmedro en las condiciones laborales, pues ello resulta
contrario a la concepción social del Estado, a la democracia participativa y a la
justicia social a cuyo servicio deben encaminarse las organizaciones sindicales
protegidas de manera especial por la Constitución Política, no sólo en el artículo
39 de la Carta ya citado, sino también por el artículo 25 de la misma en cuanto
este último establece que el trabajo gozará de la especial protección del Estado,
así como por el artículo 53 de la Constitución, en la medida en que incorpora a
la legislación interna los Convenios Internacionales del Trabajo debidamente
ratificados por Colombia, como acontece con los Convenios 086 y 087 de la
OIT, entre otros.

3ª. Pese a las consideraciones precedentes, la Corte Constitucional en el


numeral 7º de la Sentencia C-201 de 19 de marzo de 2002, declaró exequible
la expresión “o para desmejorarlo”, por lo cual, con todo respeto, salvamos
nuestro voto.

Fecha ut supra.

ALFREDO BELTRÁN SIERRA JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ


Aclaración parcial de voto al a Sentencia C-201/02

DERECHO DE HUELGA-Efectividad de derechos derivados de la


relación de trabajo/HUELGA POR SOLIDARIDAD-No
convalidación/DERECHO DE HUELGA-No ampliación a situación que
exceda ámbito de relación de trabajo y empresa en que se labora
(Aclaración de voto)

Referencia: expediente D-3692

Demanda de inconstitucionalidad contra los


artículos 359 parcial, 379-e parcial, 401
parcial, 405, 406 parcial, 408 parcial y 467
del Código Sustantivo del Trabajo y el
artículo 25 del Decreto 2351 de 1965.

Magistrado Ponente:
JAIME ARAUJO RENTERÍA

Si bien comparto en todas sus partes la decisión adoptada por la Corporación en


cuanto a las disposiciones acusadas dentro del presente proceso, debo reiterar
la aclaración de voto que anuncié durante la discusión de la ponencia respectiva
en cuanto a las consideraciones que sirven de fundamento a la Corte para la
decisión de inexequibilidad de la expresión “salariales” contenida en el literal
e) del artículo 379 del Código Sustantivo del Trabajo.

En efecto, considero que la excepción prevista en el literal e) del artículo citado


no podía subsistir circunscrita al incumplimiento por parte del empleador de las
obligaciones salariales con sus trabajadores y por ello está bien que se declare
inconstitucional la expresión “salariales”. Empero, considero que de allí no
puede avanzarse hasta convalidar las llamadas huelgas por solidaridad por
cuanto conforme a la Constitución la garantía del derecho de huelga -con la
expresa limitación respecto de los servicios públicos esenciales- dentro del
cauce legal ha de servir para la efectividad de los derechos de los trabajadores
derivados de la relación de trabajo y por ello no puede ampliarse a tutelar
situaciones que excedan el ámbito, no solo de una determinada relación de
trabajo, sino de la empresa dentro de la cual se labora.

Fecha ut supra.

ALVARO TAFUR GALVIS


Aclaración y Salvamento parciales de voto a la Sentencia C-201/02

HUELGA POR SOLIDARIDAD-Reglamentación por legislador


(Aclaración y salvamento parciales de voto)

SINDICATO-No legitimación del empleador para solicitar disolución,


liquidación y cancelación de la inscripción (Aclaración y salvamento
parciales de voto)

SINDICATO-Representación individual por comisión estatutaria de


reclamos o acuerdos con otro (Aclaración y salvamento parciales de voto)

DERECHO DE ASOCIACION SINDICAL-Dimensiones (Aclaración


y salvamento parciales de voto)

Referencia: expediente D-3692

Demanda de inconstitucionalidad contra los


artículos 359 parcial, 379-e parcial, 401
parcial, 405, 406 parcial, 408 parcial y 467
del Código Sustantivo del Trabajo y el
artículo 25 del Decreto 2351 de 1965.

Actor: Antonio Eduardo Bohórquez


Collazos

Magistrado Ponente:
Dr. JAIME ARAUJO RENTERÍA

Bogotá, D.C., diciembre trece (13) de dos mil dos (2002).

Las siguientes son las razones que me llevan a aclarar o salvar parcialmente mi
voto respecto de algunos aspectos de la decisión mayoritaria, la que respeto pero
no comparto en su totalidad, sobre la constitucionalidad parcial de los artículos
359, 379-e, 401, 405, 406, 408 y 467 del Código Sustantivo del Trabajo y el
artículo 25 del Decreto 2351 de 1965. Creo que la Corte ha debido ir más lejos
en la protección de los derechos de los trabajadores y, en especial, del goce
efectivo de la libertad sindical.

1. Aclaración de voto respecto de los artículos 359, 379-e, 401 y 408 del
Código Sustantivo del Trabajo

Si bien comparto en términos generales la decisión de la Corte, considero que


la sentencia ha debido puntualizar lo siguiente en la justificación del fallo:

a. En cuanto al requisito de 25 trabajadores afiliados como número mínimo para


constituir un sindicato o para que una vez constituido pueda subsistir (artículo
359 CST), considero que la sentencia no justifica satisfactoriamente por qué tal
exigencia respeta el principio de razonabilidad y es, por lo tanto, exequible. No
basta afirmar que la Corte encuentra tal requisito necesario y proporcionado a
la finalidad que persigue como es garantizar una estructura y organización
mínimas y de carácter democrático para el sindicato (página 11 de la sentencia),
si no se quiere aplicar un test extremadamente débil, como lamentablemente se
hizo en la sentencia. Es indispensable además mostrar por qué un número menor
de trabajadores afiliados no cumpliría con tal finalidad. La Corte se limita a
sostener que se trata de un límite mínimo y no de un tope o límite máximo, caso
en el cual sí sería inconstitucional. Pero tal explicación no contesta el
cuestionamiento en torno al número de trabajadores afiliados exigido por la ley,
ni la Corte analiza si tal número es o no necesario o desproporcionado en
contexto, por ejemplo, en atención al número de trabajadores de la empresa o
del respectivo sindicato. Además, la Corte debía determinar previamente al
análisis de la razonabilidad la intensidad del test a aplicar, ya que por ejemplo
un test estricto llevaría seguramente a la inexequibilidad de la medida por
impedir la creación de sindicatos en una empresa pequeña.

b. En lo relativo a la huelga por solidaridad (artículo 379-e CST), comparto


íntegramente el numeral 2 de la parte resolutiva de la sentencia en cuando
condiciona la exequibilidad relativa a los cargos de la expresión “y de huelga
imputable al empleador, por incumplimiento de las obligaciones...con sus
trabajadores”, en el entendido de que conforme a la Constitución Política, la
prohibición aquí establecida no impide promover la huelga por solidaridad” y
declara inexequible la expresión “salariales”, ambas contenidas en el literal e)
del artículo 379 del Código Sustantivo del Trabajo. No obstante, considero que
se ha debido agregar que el legislador debía reglamentar la huelga por
solidaridad para evitar que su reconocimiento sea meramente formal o que haya
indefinición sobre los casos en que su legítimo ejercicio merece especial
protección.

c. La Corte declaró exequible la expresión “el Ministerio de Trabajo y


Seguridad Social o quien demuestre tener interés jurídico”, contenida en el
literal e) del artículo 401 del Código Sustantivo del Trabajo con fundamento,
entre otros, en el siguiente argumento: “Tampoco es de recibo el argumento
según el cual el empleador de los trabajadores afiliados al sindicato debe estar
impedido para elevar una solicitud al juez laboral en tal sentido, pues la
finalidad de esta solicitud radica en hacerle conocer al juez competente, por
medio de la demostración de hechos y circunstancias acreditados con las
respectivas pruebas, que existen méritos para que declare la disolución de un
sindicato, por estar incurso en una de dichas causales. En ese sentido, el
empleador, quien tiene un conocimiento cercano de esos factores, no podría
verse inhabilitado para solicitar al juez la declaratoria de disolución del
sindicato.” A mi juicio tal argumentación es inaceptable porque confunde el
interés económico o retaliatorio del empleador que busca la disolución y
liquidación del sindicato existente en su empresa, con el interés jurídico exigido
por la ley para poder solicitar a la autoridad competente la disolución,
liquidación y cancelación de la inscripción en el registro sindical del sindicato
que ya no cumple con los mínimos requisitos de ley. Por eso, el fallo ha debido
señalar que el patrono, en principio, no está legitimado para solicitar al juez
laboral lo establecido en la norma acusada, de forma que se garantice
plenamente la autonomía sindical y se impida que por este medio se concrete
una persecución, por ejemplo, cuando temporalmente se ha reducido el número
de trabajadores por debajo del mínimo establecido en la ley.

d. En lo que tiene que ver con la expresión “o para desmejorarlo”, contenida en


el artículo 408 del Código Sustantivo del Trabajo, declarada exequible en
relación con los cargos, considero que la Corte ha debido: 1) analizar el derecho
jurisprudencial vigente para precisar el alcance de la disposición, en particular
si ella cubre sólo el ius variandi o cobija otras desmejoras relativas a las
condiciones de trabajo en sentido amplio, que cobija derechos laborales; 2)
condicionar la exequibilidad de la norma a unos parámetros de desmejora en
todo caso no autorizables por el juez o a unos criterios garantistas que orientaran
el juez laboral en la aplicación de la ley.

2. Salvamento de voto respecto de la decisión de exequibilidad de la


expresión “sin que pueda existir en una empresa más de una (1) comisión
estatutaria de reclamos”, contenida en el literal d. del artículo 406 del
Código Sustantivo del Trabajo.

A juicio de la Corte es exequible que el legislador limite a una comisión


estatutaria de reclamos por empresa la posibilidad de existencia de tales
comisiones. No comparto tal decisión, puesto que a mi parecer lo más
democrático y protector de la libertad y la autonomía sindical es que cada
sindicato pueda, si así lo quiere, tener su comisión estatutaria de reclamos, o, so
lo desea, llegar a acuerdos con otros para tales efectos. Ello porque el derecho
de asociación sindical comprende el derecho a la representación de los intereses
de los trabajadores. Tal derecho se vería gravemente recortado si solo el
sindicato mayoritario en una empresa tiene la prerrogativa de designar la
comisión estatutaria de reclamos, dejando en suspenso la representación de los
trabajadores afiliados a otros sindicatos en la misma empresa o supeditándola a
que pase por el conducto del sindicato mayoritario.

Respecto a la importancia del derecho de representación de los intereses de los


trabajadores, que se entiende comprendido en el derecho fundamental de
asociación sindical, el fallo ha debido recoger la importante doctrina
constitucional sobre la materia:

“5. Sobre las dimensiones de protección del derecho de


asociación sindical

El reconocimiento de los principios y garantías en los que se


protege la actividad laboral como un derecho y una función social
significativa para la persona y la comunidad (artículos 1, 25, 39 y
53 a 56 C.P., entre otros), no se agota en la afirmación de derechos
de carácter individual, puesto que supone, además, la concreción
de herramientas jurídicas que consagran derechos colectivos de
los trabajadores quienes al asociarse intentan aumentar su poder
de representación y negociación frente al empleador, el cual
cuenta, usualmente, con mayores recursos económicos41. Como
se verá a continuación, uno de los ámbitos a través de los cuales
se expresa el derecho de asociación sindical tiene que ver con este
ámbito colectivo de los derechos laborales.

Esta Corporación, desde sus inicios, se ha encargado de definir el


contenido y alcance del derecho de asociación sindical afirmando
que se trata de una garantía de rango constitucional (especie del
genero mayor constituido por el derecho de asociación) inherente
al ejercicio del derecho al trabajo, y articulado como un derecho
con dimensiones tanto individuales como colectivas que
representa una vía para la realización del individuo dentro de un
estado social y democrático como el definido por la Carta Política.

La doctrina sentada por la Corte Constitucional ha precisado


algunas de las particularidades del derecho de asociación sindical
señalando su carácter voluntario, dado que su ejercicio depende
en todo momento de la autodeterminación del individuo para
vincularse, permanecer o retirarse de un sindicato; relacional,
pues “de un lado aparece como un derecho subjetivo de carácter
individual y por el otro se ejerce necesariamente en tanto haya
otros ciudadanos que estén dispuestos a ejercitar el mismo
derecho y una vez se dé el acuerdo de voluntades se forma una
persona colectiva”42; e instrumental, en la medida que “se crea
sobre la base de un vínculo jurídico, necesario para la consecución
de unos fines que las personas van a desarrollar en el ámbito de la
formación social”43.

Se trata, pues, de un derecho que dentro del ordenamiento jurídico


se desenvuelve desde varias perspectivas que comprenden: (i.)
una libertad individual que se traduce en la posibilidad de
organizar sindicatos, o ingresar, permanecer y retirarse de los
mismos - dimensión individual del derecho de asociación-; (ii.)
un poder legítimo de los trabajadores organizados para promover

41
El reconocimiento de la desigualdad inherente a las relaciones laborales ha sido uno de los vectores que ha
animado la doctrina constitucional de la Corte. En materia de protección salarial a través de su pago oportuno
este Tribunal expresó: “esta misma Corporación se ha encargado de desarrollar una doctrina sobre la importancia
que tiene en el desarrollo de las relaciones laborales, el pago cumplido de las sumas debidas a los trabajadores. Se
llega así, a la postulación de una serie de principios que, partiendo de la necesidad de superar el desequilibrio
connatural al intercambio entre empleador y empleado, revelan un instituto jurídico -el salario-, central dentro del
desarrollo de una sociedad como la colombiana”. Cfr. la citada sentencia SU-995 de 1999. Vid. Supra nota 19.
42
Cfr. Sentencia T-441 de 1992 M.P. Alejandro Martínez. Aquí se confirmaron los fallos que negaron por
improcedente la acción de tutela interpuesta por la Unión Nacional de Empleados Bancarios contra la
Corporación de Ahorro y Vivienda “CORPAVI”, por el desconocimiento de la convención colectiva pactada
con los trabajadores sindicalizados. Además de definir el contenido del derecho de asociación sindical, se
reiteró que para la procedencia de la acción de tutela es necesario que el mecanismo judicial ordinario para la
protección de los derechos vulnerados sea idóneo y eficaz, circunstancia que en aquella oportunidad sirvió de
justificación para denegar el amparo solicitado, pues se solicitaba que se ordenara al empleador iniciar las
negociaciones del pliego de peticiones presentado por el sindicado.
43
Cfr. Ibíd. Sentencia T-441 de 1992.
no sólo sus intereses sino su visión de la política general en temas
que los afectan o convocan como ciudadanos de una democracia
participativa –dimensión colectiva del derecho de asociación y
(iii) una garantía de la autonomía de las asociaciones libremente
confirmadas para ejercer dicho poder legítimo.

En el presente caso, el problema jurídico que surge entre las partes


enfrentadas concierne de manera directa a un aspecto de la
dimensión colectiva del derecho de asociación sindical, i.e. el
reconocimiento de la existencia y el funcionamiento de sindicatos
y la garantía de que tales organizaciones puedan defender
efectivamente sus propios derechos cuando puedan resultar
amenazados por actos o decisiones de los patronos. Esta es una
de las principales concreciones del derecho de asociación sindical
que ha sido definida por la propia Carta Política –artículos 25, 29,
39 y 53 C.P., entre otros- procurando proteger a los trabajadores
que se unen en sindicatos.

De poco sirve, entonces, que se garantice la constitución de


personas jurídicas con el propósito de representar grupalmente
a los trabajadores si no se reconocen a los sindicatos
oportunidades de acción en los que su presencia y labor colectiva
se traduzca efectivamente en la defensa de las condiciones de
trabajo de sus afiliados. Desde esta perspectiva, la razón de ser
de un ente sindical está íntimamente ligada con la posibilidad de
ejercer una función de representación en todos aquellos casos en
los que sus derechos como colectividad sean amenazados por
decisiones o políticas establecidas por el patrono que lo afectan
como un todo –incidencia directa- o generan perjuicios a algunos
de sus afiliados –incidencia indirecta-. De esta forma, se protege
la eficacia de una persona jurídica creada con el propósito de
intervenir en el desarrollo de las relaciones laborales de una
empresa, abogando por el respeto de las condiciones generales
de trabajo y actuando como contrapeso legítimo al poder que
ejerce el empleador, puesto que la efectividad del derecho
constitucional a constituir sindicatos pasa por el reconocimiento
de estos como interlocutores legítimos que representan a los
trabajadores.

Ahora bien, la dimensión de protección que se valora aquí, no es


la relacionada simplemente con la posibilidad que tiene cualquier
trabajador individual de crear o ingresar a un sindicato y
demandar por su intermedio la protección de sus derechos, pues
dicho ámbito, aunque fundamental para la organización social y
también protegido por el artículo 39 de la Constitución, no
descubre otra faceta determinante para garantizar la operación de
los sindicatos pertinente en este caso: su naturaleza colectiva, esto
es, su funcionamiento como unión que se constituye como
interlocutor legítimo del patrono dentro de la vida laboral,
interlocución de la que depende la efectividad de las garantías de
los propios afiliados. Esta dimensión ampliamente reconocida por
la Corte –en aplicación de la Carta Política- en todos aquellos
casos en los que un empleador ejerce sus atribuciones legales, o
simplemente toma decisiones unilaterales, con el propósito de
minar el poder de intermediación que en las relaciones laborales
tiene un sindicato, ha requerido la intervención del juez de tutela
para proteger los derechos constitucionales comprometidos.

Así, la existencia de un sindicato dentro de una empresa genera


una serie de deberes específicos emanados directamente de las
normas constitucionales que reconocen la dimensión colectiva de
los derechos laborales (v.gr. el ya aludido artículo 39 C.P. en
materia de asociación sindical y artículo 55 C.P. en materia de
negociación colectiva, entre otros), y que se traduce en la
obligación genérica en cabeza del patrono de mantener una
relación de respeto e interlocución con el sindicato 44 que le
permita a la unión sindical, al menos, recibir la información sobre
las decisiones que le interesan o afectan y tener la oportunidad de
representar ante el patrono la posición del sindicato en su
proceso de adopción. De esta forma, los sindicatos se convierten
en formas efectivas y reales de defensa de las necesidades
expectativas y derechos de una comunidad tradicionalmente
limitada respecto de la posibilidad de discutir los términos en que
ha de cumplir con su relación laboral. Esto es, sin duda,
plenamente compatible con el diálogo democrático y es, además,
un desarrollo concreto del modelo de democracia participativa
que se concreta en el principio, según el cual, las autoridades
deben “facilitar la participación de todos en las decisiones que los
afectan” (artículo 2 C.P.).”45

La comisión estatutaria de reclamos es un importante medio para ejercer la


función de representación de los intereses de los trabajadores, la cual se
encuentra protegida por el derecho de asociación sindical y por la garantía de
la autonomía de cada sindicato. Por ello, se ha debido declarar inconstitucional

44
Ciertamente, este deber genera una relación correlativa en cabeza del sindicato. La necesidad de que
empleador y sindicato desarrollen una relación de interlocución. El ejemplo más conocido de la trascendencia
de esta cooperación se encuentra en el derecho alemán. Pero ya desde 1937, la Corte Suprema de los Estados
Unidos ha respaldado la existencia de regulaciones que desarrollan la forma en que empleadores y sindicatos
han de interactuar para desarrollar sus relaciones. En aquél año, por ejemplo, a raíz de la expedición del
instrumento jurídico que en el sistema anglosajón se encargó de regular las relaciones laborales colectivas (la
Labor Relations Act de 1937) la Corte respaldó la creación del sistema moderno de negociación colectiva, la
protección del derecho de los trabajadores para formar e ingresar a sindicatos y el requerimiento hecho a los
empleadores para mantener relaciones con ellos (Cfr, entre varias, National Labor Relations Board vs.
Fainblatt –306 US 601 1939-). Por su parte, el Preámbulo de la Constitución francesa de 1946 reconoce la
posibilidad de todo trabajador a participar por intermedio de sus delegados en la determinación colectiva de
sus condiciones de trabajo así como en la gestión de las empresas (numeral 8). Estos principios han sido
desarrollados por el Consejo Constitucional de Francia que les ha reconocido expresamente valor de derecho
positivo (Cfr. las decisiones del 5 de julio de 1977, 77-79 DC; del 20 de julio de 1977, 77-83 DC; y del 18 de
enero de 1978 77-98 DC).
45
Sentencia T-1328 de 2001, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
el aparte demandado ya que impide de manera absoluta que los trabajadores de
un sindicato sean representados por una comisión de reclamos de su sindicato.

Fecha ut supra,

MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA


Magistrado

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