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MEDITACIONES CASI METAFÍSICAS

Me encuentro en lo más profundo de la vaguedad intelectual y espiritual, no puedo


llegar a tierra, apenas y logro tomar respiro en la superficie para sobrevivir el animo
de ser y no dejarme ser. Pareciera un primitivo a quién los fuegos artificiales del
capital pudieran entretenerlo por horas, ni siquiera poseyéndolos, simplemente
observando con morbo lo ajeno. Parece que apenas me guiña un ojo lo bello y
despierta en mí el más destructivo de los seres, se apodera de mí un espíritu que
flaquea, un espíritu que escurre miasmas aquí y allá, al voltear solo queda ese magma
fluorescente pero ya <petrificado, dónde fue que cometí ese error, cuando me
traicioné de semejante manera, a quién además de mí he defraudado, dónde estará ese
mí destino soñado, mi ángel anhelado, mi buen puerto, mi lugar tierno y fulgurante,
mi espacio eterno, mi yo espiritual, mi más eterno y prodigioso yo, ¿por qué no logro
escuchar ya su eco? Será que ha muerto, o lo han matado. Eso que importancia tiene
si aquí lo único que importa es lo que tiene un valor material, cómo si el pensamiento
no fuera materia reaccionando al estímulo. Me aventuré al viaje filosófico de la
chatarra, me encuentro royendo lo poco que de mí queda, mis manos han tomado
forma y aspecto de eso tan asqueroso que toco, ese lugar frío en donde me ignoran,
me olvidan, no pertenezco ahí, pero los míos también ya me han olvidado, cómo
podrían reconocerme con esta costra de decepciones, con el amasijo de traumas y
vicios en los que me he convertido. Confundí la resonancia con la perseverancia
siendo que puedo decir en risca que jamás me he esforzado, pareciera que cada que
digo eso pierdo un diente y ahora me encuentro totalmente desdentado será que por
eso me dejaron, que por eso me he quedado, será que por eso me encuentro con poco
oxígeno, mis pies no sirven en esta tierra, mis manos no son aptas a nadie, mi mirada
incomoda, incomoda al buscar siempre en horizontes, al iluminarse al parecer
deslumbrar otro mundo, otro tiempo y otra galaxia donde si pueda entrar,
descorazonador y fatigante que mi espíritu si es que algo queda, ya no entiende ni lo
más simple de todo. A veces ya no quiero estar aquí, muchas veces imagino, sueño y
anhelo un futuro mejor, un algo, por el amor de Dios algo además de mi trise miseria,
una limosna de la mano del creador, un suspiro de la madre del todo, un abrazo de lo
natural, un guiño del estupor, un algo, un algo, un algo, algo además de esta
melancolía que estalla en mi cuerpo, que estalla en mi pecho, un regalo, por un
momento, un instante y que ese espacio sea para siempre…

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