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COMERCIO
ID.664547
VILLAVICENCIO-META
2021
Noticias desde Artículo 26 hasta Artículo 102 del Código de Comercio
Si bien es cierto que en ello hay gran responsabilidad del Estado, por la falta de pago
de los recobros presentados por las EPS correspondientes a los servicios excluidos del
plan de beneficios, también lo es que la Superintendencia Nacional de Salud
(Supersalud) no ha respondido en forma adecuada a las prácticas desleales asumidas
por estas, como el uso abusivo y extemporáneo de las glosas a las facturas, a efectos
de negar el reconocimiento de los servicios, la exigencia de descuentos financieros
sobre la cartera o la exclusión de algunas IPS de la programación de pagos en
preferencia de otras con relación comercial o empresarial con el asegurador, entre
otras.
Capacidad limitada
En efecto, el artículo 13 de la Ley 1122 del 2007 establece que las EPS de ambos
regímenes deberán pagar a los prestadores mes anticipado en un 100 %, si los
contratos son por capitación. Bajo otras modalidades (pago por evento, PGP o grupo
diagnóstico), la norma establece que deberán pagar en forma anticipada el 50 % del
valor de la factura dentro de los cinco días siguientes a su radicación, y en caso de no
presentarse glosas, el saldo deberá pagarse dentro de los 30 días siguientes.
Si bien la ley determina con claridad los plazos para el giro de los recursos o, en su
defecto, para la formulación de glosas, en la práctica una IPS difícilmente obtiene el
pago de las facturas dentro del mes siguiente a su radicación, y ni hablar de la regla del
pago anticipado del 50 % de las cuentas que, para las EPS, es inexistente.
Inembargabilidad de recursos
Mediante la Sentencia C-313 del 2014, la Corte Constitucional efectuó el control previo
de la norma en cita, y aclaró que la inembargabilidad de los recursos de la salud opera
como un principio y no como una regla y, en tal virtud, no tiene carácter absoluto; es
decir, deberá verificarse en cada caso concreto si procede aplicar una excepción al
principio de inembargabilidad, “debiendo entonces atenderse al momento de la
aplicación del precepto, lo sentado por la jurisprudencia en materia de excepciones al
mandato que excluye respecto de los caudales de la salud la medida cautelar”.
Bajo esta perspectiva, es apenas lógico que en las acciones ejecutivas iniciadas por las
IPS para el cobro de servicios de salud se inaplique el mencionado principio de
inembargabilidad, siendo que la destinación legal y constitucional de los recursos
administrados por las EPS es, precisamente, la cobertura de los servicios sanitarios
que dieron lugar a los títulos base de la ejecución. Por ello, una eventual medida
cautelar de esta naturaleza, lejos de ser contraria a la Constitución, permite que los
recursos del sistema de salud lleguen a sus destinatarios finales, esto es, los hospitales
y clínicas del país, los que, se reitera, son quienes en forma directa –y obligatoria
cuando se trata de atención de urgencias– deben garantizar el derecho fundamental a
la salud de la población colombiana, sin importar si el servicio será pagado en forma
oportuna por la EPS responsable del usuario.
Pero la labor de los abogados es pragmática. Deben trabajar arduamente para hacer
que los principios y valores contenidos en las normas jurídicas, que han jurado aplicar y
defender, se hagan realidad en la protección de los derechos de sus clientes, lo cual se
logra a través de la prestación de los servicios jurídicos, que el abogado debe ofrecer
en un mercado abierto, en libre y leal competencia con sus colegas, con los que se
disputa la clientela.
Cabe entonces preguntarse si una profesión tan apegada a los valores, a los principios
éticos y morales que deben servir a la vez de fundamento y de faro tanto al Estado
como a los particulares, puede ser ofrecida como cualquier otro producto que se transa
en una economía de mercado, regida por las leyes de la oferta y la demanda. Es decir,
que se debe definir hasta qué punto es válido para los abogados desarrollar un
marketing jurídico basado en estrategias agresivas para darse a conocer y promover
sus servicios, como lo haría cualquier comerciante.
Para contestar esta pregunta, al menos desde el punto de vista del ejercicio del
Derecho en Colombia, debemos tomar en consideración algunas normas jurídicas que
arrojan luz sobre la forma en que nuestro ordenamiento ha regulado la profesión
jurídica y sobre la forma en que esta puede ser ofrecida al público. En primer lugar, se
destaca el artículo 23(5) de nuestro Código de Comercio, el cual establece que “La
prestación de servicios inherentes a las profesiones liberales”, entre las cuales
sobresale, por supuesto, el Derecho, no tiene el carácter de actividad mercantil. Pero a
pesar de que el ejercicio mismo del Derecho no sea una actividad mercantil, lo cierto es
que para prestar los servicios jurídicos los abogados se organizan por medio de
sociedades que, ya sean civiles o mercantiles, se rigen por el Código de Comercio y
están sometidas a las mismas reglas contractuales, tributarias y de competencia que le
son aplicables a cualquier empresa, hasta el punto de que los abogados pueden ser
justiciables por incurrir en infracciones marcarias, prácticas restrictivas de la
competencia y conductas de competencia desleal, como ya se ha visto en algunos
casos.
La otra norma que hay que tener en cuenta es la Ley 1123 del 2007, que contiene el
Código Disciplinario del Abogado, que plantea una posición conservadora respecto de
lo que los abogados pueden y no pueden hacer para promover su nombre y para
ofrecer sus servicios profesionales. En efecto, los numerales 5º y 7º del artículo 30 de
la mencionada ley establecen que constituyen falta contra la dignidad de la profesión el
“Utilizar intermediarios para obtener poderes o participar honorarios con quienes lo han
recomendado” y el “Obtener clientes aprovechándose de una situación de calamidad
que afecte gravemente la libertad de elección”. Y, más adelante, los numerales 1º y 2º
del artículo 31 disponen que son faltas contra el decoro profesional “Utilizar
propaganda que no se limite al nombre del abogado, sus títulos y especializaciones
académicas, los cargos desempeñados, los asuntos que atiende de preferencia o con
exclusividad y los datos relativos a su domicilio profesional”, así como “Solicitar o
conseguir publicidad laudatoria para sí o para los servidores públicos que conozcan o
hayan conocido de los asuntos concretos a cargo del abogado”.
Al final del día, lo que necesitan todos los clientes, sea que se trate de una gran
multinacional, un pequeño negocio o una persona natural, es un abogado honesto y
competente, que conozca las leyes y las sepa aplicar para defender sus derechos
dentro del marco del ordenamiento jurídico, con un sentido de equidad. En verdad lo
que se necesita es que los abogados sean lo que siempre han sido, lo que siempre
deben ser, como los definió Ulpiano: sacerdotes de la justicia.
4. Cuatro temas legales que deben considerar los empresarios por la coyuntura
La crisis mundial que actualmente vivimos por la pandemia de la covid-19 ha permeado
nuestras vidas y proyectos. Los empresarios, de todo nivel, tamaño y sectores, han
visto afectados sus negocios en diferentes grados, incluso, hasta llegar a cierres o
estados de insolvencia que ponen en duda su operatividad o su continuidad futura.
1. Derecho Societario
Este tópico envuelve una diversidad amplia de aspectos y temas de gran importancia.
A manera de simple referencia, sin que se incluyan todos, dado que constituyen
algunos de los deberes propios de los comerciantes, es recomendable lo siguiente:
(i) Revisar que se cuente con los libros de comercio (accionistas, socios, actas de
asambleas de accionistas, actas de juntas de socios o actas), bien sea en medio físico
o electrónico, debidamente inscritos y actualizados. Llevados en una forma correcta
“constituyen plena prueba en las cuestiones mercantiles que los comerciantes debatan
entre sí” (CGP, art. 264).
(ii) Verificar el cumplimiento del deber de la matrícula y renovación en el registro
mercantil correspondiente.
(iii) Evaluar que se esté cumpliendo con no realizar actos de competencia desleal o
verificar no estar siendo afectado por dichos actos realizados por otros comerciantes.
(iv) Contar con un sistema confiable y que cumpla con los requisitos de ley para la
conservación de la correspondencia y demás documentos relacionados con sus
negocios o actividades. Hoy, más que nunca, es conveniente tener como base la
digitalización documental o soportes en medios electrónicos.
(vi) Evaluar e implementar las reformas a los estatutos societarios necesarios, como,
por ejemplo, la transformación de una forma societaria a otra que le resulte más
conveniente.
El soporte legal experto a tiempo en temas como los referidos tiene la potencialidad de
optimizar recursos, anticipar riesgos y minimizarlos y, por ende, de proporcionar
soluciones de acuerdo con las necesidades de cada empresa. Si esto se hace
oportunamente, deben evitar procedimientos sancionatorios, reducir los costos de
acciones reactivas ante requerimientos de autoridades o regular con mayor claridad
situaciones conflictivas internas entre socios. Estos riesgos se incrementan por el
estado de emergencia.
2. Asuntos laborales
Las empresas que operaban antes del estado de emergencia estaban ejecutando o por
ejecutar una serie de contratos (no nos referimos a los laborales), verbales o escritos,
que le implicaban adquirir tanto derechos como obligaciones.
Sin duda, varios aspectos legales han quedado por fuera de estas líneas, pero no por
ello son menos importantes. Lo sustancial consiste en llamar la atención en cuanto a
que los temas legales, abordados desde una perspectiva empresarial diligente, pueden
convertirse en valores agregados que se requieren, junto con otras disciplinas, para la
construcción, implementación y desarrollo de planes de negocio, así como para cubrir
las obligaciones jurídicas de diversa índole, en defensa y protección de los intereses
legítimos empresariales.
1. ¿Es el mérito, hoy día, criterio fundamental para acceder a los distintos cargos en la
Rama Judicial?
Parece una obviedad argumentar que a la cúspide de la justicia deben llegar los
mejores profesionales del Derecho, por ello no es casualidad que el artículo 125 de la
Constitución Política establezca el mérito como requisito determinante para el acceso a
los cargos públicos. El problema está en determinar quiénes son los mejores
profesionales y qué es el mérito; de hecho, el importantísimo economista Amartya Sen,
justamente al tratar la relación entre justicia y meritocracia, señaló que esta tiene
muchas virtudes, no siendo la claridad una de ellas. Y es cierto. No resulta fácil
establecer cuál es el mecanismo más idóneo para garantizar plenamente la más alta
calidad en el poder Judicial, pues cualquiera sea por el que se opte recibirá acertadas
críticas.
Pero tal dificultad no impide advertir que la justicia de nuestro país, hoy día, atraviesa
por una grave crisis de legitimidad, en tanto el mérito no es criterio fundamental para
acceder a tan importantes cargos. Empezando por la cima de la pirámide judicial, se
encuentra que la gran mayoría de sus magistrados no solo no cuentan en su haber con
los más altos reconocimientos y distinciones, sino que algunos de ellos han terminado
sus periodos en un estado de descrédito atroz. Contar con excelsos profesionales del
Derecho en estas corporaciones guarda inescindible relación con el buen desarrollo del
sistema penal, pues el mérito, materializado en la idoneidad de los funcionarios,
necesariamente colabora a optimizar el desenvolvimiento del sistema[1]
Obsérvese que ampliar el concurso de méritos para el acceso a las altas cortes, y de
manera específica a la Corte Suprema de Justicia (y al Consejo de Estado), no
modificaría el diseño constitucional, pues el Consejo de la Judicatura podría seguir
enviando las listas, pero luego de adelantar una objetiva evaluación, tal como acontece
hasta el nivel de magistrado de tribunal de distrito judicial. En la misma línea, la Corte
Suprema de Justicia mantendría incólume su potestad de elección.
De lo que se trata entonces es de utilizar la actual estructura de concurso de méritos,
para también incluir allí la posibilidad de acceder a magistrado de alta corte; y una vez
se supere un examen preliminar, que al menos desde el punto de vista teórico
garantiza algún grado de idoneidad de los aspirantes, se adelantará la correspondiente
valoración de hojas de vida, ponderando, entre otros muchos y posibles aspectos,
experiencia, estudios, publicaciones, etc.
Luego de ello se procederá a la elaboración de una lista con los mejores puntajes,
supóngase con los primeros diez, misma que debe ser remitida a la Corte Suprema de
Justicia para que de allí discuta y decida cuál es el mejor perfil para llenar la vacante.
Tal procedimiento, además de ostentar una connotación con más mérito, objetividad y
transparencia, permitiría superar aquellas terribles prácticas que en el inmediato
pasado se presentaron, tal como lo denunció en repetidas ocasiones la prensa,
referidas a la creación de “bloques” y la generación de “bloqueos” al interior de la Corte
o la tardanza injustificada en las elecciones de magistrados.
Una vez se decida la necesidad de que todos los cargos de la Rama Judicial deben
tener como requisito para su acceso el concurso de méritos, bien pueden replantearse
las condiciones del mismo (etapas, tiempos, cursos, condiciones, etc.), todo tendiente,
por supuesto, a que haya una fuente permanente de personas calificadas que provean
las plazas que demande la administración de justicia, garantizando experiencia,
conocimiento e idoneidad en todos sus niveles. Y a efectos de superar críticas sobre
las entidades que realizan los exámenes, se debería contratar a una universidad que,
ponderadamente, supóngase dentro del último lustro, haya obtenido los tres mejores
resultados en exámenes de Estado.
Adicionalmente, la vigencia de las listas de elegibles, que de acuerdo con el art. 165 de
la Ley 270 de 1996 es de cuatro años, debe tener pleno vigor hasta que salga el listado
de un nuevo concurso. Son harto conocidos los casos de personas que se sometieron
a un largo, exigente y dispendioso proceso clasificatorio, y lo ganaron, pero por la
pérdida de vigencia de la lista nunca ocuparon un cargo, a pesar de que la demora en
la realización de un nuevo concurso generó muchas vacantes que fueron finalmente
asumidas por personas en provisionalidad y cuya postulación fue sorteada por los
magistrados del correspondiente distrito judicial en un proceso ajeno a una meritocracia
objetiva.
Aquí también valdría sugerir que existen funcionarios que completan décadas en sus
puestos, anquilosándose en los mismos y sin ninguna exigencia de actualización para
su permanencia, bien vendría proponer también que, sin perjuicio por supuesto de los
derechos adquiridos, a futuro los cargos en la Rama Judicial sean de periodo,
evidentemente con concurso para su acceso, pero para lapsos de tiempo
determinados, circunstancia que obliga a la convocatoria permanente de exámenes de
ingreso, con debida regularidad, oxigenando constantemente la función judicial y
garantizando su calidad.
Nótese que estas bases constitucionales son suficientes para que, sin quebrar el
armazón de la carta política, se amplíe el concurso de méritos para altas cortes, pues,
de una parte, en esa “convocatoria pública reglada de conformidad con la ley”, bien
puede entrar el proceso basado en la meritocracia y, de otra, en la reglamentación por
parte de la Corte Suprema y el Consejo de Estado también puede incluirse lo
relacionado con el tiempo para seleccionar y que la eventual tardanza conlleve a que el
primero de la lista ocupe la vacante. Finalmente, en relación con las propuestas de
término de vigencia de lista de elegibles y fijación de períodos institucionales, se
requeriria reforma legislativa estatutaria a la Ley 270 de 1996.
[1]
No se incluye la Fiscalía General de la Nación por cuanto el Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, Sección Primera, Subsección B, en fallo de fecha 04 de marzo de
2020 ordenó al Fiscal General de la Nación adelantar, en el término de seis (6) meses,
todas las tareas administrativas pertinentes para obtener partidas presupuestales
correspondientes y proceder seguidamente con las convocatorias para el concurso de
méritos. M. P. Óscar Armando Dimaté Cárdenas, radicado: 25000-23-41-000-2020-
00185-00. Adicionalmente, según CEJ, el setenta y cinco por ciento (75%) de los
cargos para fiscal se encuentran en provisionalidad.
Por eso, frente a los testimonios el punto de partida es su veracidad, que en concreto
se ve aumentada, corroborada, disminuida o destruida por las condiciones particulares
que son inherentes al sujeto individual del testimonio, en su contenido personal, en su
forma individual o contrastada con las demás pruebas.
La oportunidad para presentar la solicitud será hasta antes del vencimiento del término
de 20 días para descorrer el traslado del pliego de cargos y solicitar o aportar pruebas
dentro de la investigación.
Requisitos
- Suministrar toda la información del acuerdo, es decir, indicar la forma en que operaba
el cartel, nombre de los participantes, duración del acuerdo, etc.
Es importante resaltar que los beneficios por colaboración serán concedidos por el
Superintendente del Industria y Comercio en el acto administrativo que decida la
actuación administrativa, salvo que el delator en el curso de la investigación
controvierta los hechos reconocidos en su solicitud, no facilite la práctica de testimonios
de sus empleados, desatienda los requerimientos de la Superindustria, obstruya o
altere información o elementos de prueba conducentes, cuando se compruebe que el
delator fue el instigador o promotor del acuerdo o cuando incumpla alguna de las
obligaciones del convenio.
Es posible hacer extensivos los beneficios que se concedan al delator, en los mismos
porcentajes, a todas aquellas personas que colaboren, faciliten, autoricen o toleren las
conductas anticompetitivas, y que colaboren en el curso de la actuación, siempre que
cumplan con los requisitos de colaboración señalados por el decreto.
Una figura novedosa que trae la norma bajo estudio es el beneficio adicional por delatar
la existencia de otros acuerdos anticompetitivos. Este beneficio será para el delator
que, no teniendo el primer puesto en el orden de prelación (llegada), sea el primero en
solicitar la suscripción de otro programa de beneficios por colaboración en razón de
otro cartel del que haga parte. En este caso, se le otorgará una reducción adicional del
15 % del total de la multa que se le impondrá en la primera actuación.
La figura es nueva en Colombia y a la fecha solo han sido tres los casos sancionados
gracias al programa. No obstante, en el mundo, especialmente en la Unión Europea y
en EE UU, es el programa estrella para atacar la lucha contra los carteles.
Grandes retos
Aun así, los retos para la autoridad nacional no son menores, entre otros se pueden
enunciar lo siguientes:
- Debe fortalecerse la reserva de la identidad del delator, porque este se expone a
represalias comerciales y descrédito frente a los consumidores.
- El bajo monto de las multas desincentiva a las empresas para acudir a la autoridad y
delatar.
- Existe desconocimiento por parte de los agentes del mercado y de los consumidores
del derecho de la libre competencia económica y de las herramientas legales que
existen para su defensa.
Por el contrario, indicó que el despido sin justa causa es un acto de declaración de
voluntad del empleador y, en principio, produce un efecto extintivo del contrato y la
propia ley le reconoce virtualidad suficiente para ello y para generar en favor del
trabajador el derecho a una indemnización tarifada, como regla general (M. P. Clara
Cecilia Dueñas Quevedo).
Para el caso bajo análisis, estas dos disposiciones tienen un efecto relevante en
cuanto a la limitación del pago de la indemnización correspondiente al hurto sufrido por
el asegurado, afectando la cobertura denominada “sustracción de dineros retirados en
cajeros automáticos”.
Esta cláusula fue pactada en el contrato de seguro adquirido por el demandante y que
corresponde a la limitación del riesgo asumido que hizo la aseguradora al momento de
diseñar el producto, atendiendo las condiciones técnicas del mismo y la libertad que le
asiste para establecer la cobertura de los riesgos que asume por el pago de la prima
correspondiente.
Así las cosas, respecto de lo perseguido dentro de la acción, no le queda otro camino a
la superintendencia que dar prosperidad a la excepción de la demandada sobre
“agotamiento de la suma asegurada”, debido a que la misma correspondiente a tal
evento estaba agotada para la fecha de ocurrencia del segundo evento, por lo que no
tiene vocación de prosperar el amparo
En todo caso, advirtió, la póliza reclamada tiene varias coberturas y amparos, los
cuales de cara a la vigencia del contrato de seguro están cubiertos por la aseguradora,
teniendo estos como riesgos asumidos y respecto de los cuales se pagaría el valor
asegurado correspondiente, tal y como se indica en lo establecido en el contrato de
seguro.
10. Procesos de selección se rigen exclusivamente por los factores de desempate
previstos en la Ley 2069
Dentro de los principales ejes de esta regulación, está el acceso de los emprendedores
al sistema de compras públicas y, en esa medida, crea una serie de incentivos
contractuales para las personas interesadas en celebrar contratos con el Estado.
De otra parte, señaló, aunque dichos factores estaban regulados en el 2.2.1.1.2.2.9. del
Decreto 1082 del 2015, con la expedición de la nueva Ley de Emprendimiento existe
una derogatoria de todas las normas que sean contrarias. En esta medida, los
procedimientos de selección se rigen exclusivamente por los factores de desempate
previstos en el artículo 35 de la Ley 2069.