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MEDITACION DEL EQUILIBRIO EN LOS EQUINOCIOS

por Guillem Català

La meditación puede hacerse unas horas antes o después, o dos días antes y
después (luego el efecto es difícil de percibir). Miren en internet el momento exacto del
equinocio.

El equinocio es el momento de mayor equilibrio de la energía celeste. La meditación


que propongo es reconocer, disfrutar e impregnarse del equilibrio. Además es el
momento del máximo de un elemento. De la madera en primavera, del metal en otoño.
Propongo, pues, además, absorber la energía del elemento en su máximo anual, tanto
de intensidad como de pureza.

Ponerse de pie, o sentado con las piernas cruzadas. Mirando al punto cardinal que
está en el máximo, que es el este en primavera, el oeste en otoño. Calma la mente y
enfócate en el punto cardinal. Extiende ambos brazos, sea en cruz, o con los codos
algo flexionados, con las palmas de las manos mirando al punto cardinal y a la altura
del centro del pecho. En esta postura déjate ganar por la energía que viene del
horizonte. Que te atraviese, que la absorbas. Entra por toda la piel, por tu pecho y por
tus manos, incluso por tus pies. Siente como es equilibrada y armoniosa en todo tu
cuerpo; pero más fácil es en la palma de las manos, pues ambas manos tienen una
energía que pesa igual. Siéntete balanza que mide el equilibrio de ambas manos. El
yinyang están en armonía. A conciencia deja que penetre dentro de ti la armonía y
tonifique tu cuerpo, alma y espíritu. Respira hondo y cuando inhales toma la energía
que viene del horizonte, y que así se distribuye por todo tu cuerpo, por todos tus
miembros, órganos, tejidos y células. Siente como cada célula así se calma y vitaliza.

Tú eres ahora una balanza entre Cielo y Tierra, ambos en equilibrio perfecto. Siente
como la energía equilibrada asciende de Tierra y te atraviesa camino del Cielo. Y que
la de Cielo desciende, te impregna todo y te sobrepasa camino de la Tierra.

Al acabar, abre los ojos y observa todo lo que te rodea, da igual si estás en interior
o exterior. Siente que todos los objetos o seres que te rodean están sostenidos y
alimentados por esa armonía y equilibrio del equinocio. Tienen su calma como
fundamento. Tienen armonía y equilibrio como tú la tienes ahora. Todo es equilibrio.
Fúndete con el equilibrio, sé uno con él.
PARA EL EQUINOCIO DE OTOÑO

(las manos a la altura del pecho, a un palmo del tronco a lado y lado mirando las
palmas hacia el Oeste)

Una vez disfrutado y nutrido por el equilibrio, en el equinocio de otoño nos ponemos
mirando al Oeste y podemos seguir. Siente que la energía que viene del horizonte es
seca y relativamente fría. Es energía que tiende a contraerse. Es la energía del metal,
que es introspección y sanación. Ayuda a los seres a volver sobre sí mismos y a
indagar cuál es su real identidad. Visualízala como una radiación blanco, o dorada, o
gris, o acaso azul celeste. Enfoca tus manos hacia el horizonte y siente como una
enorme bola de dicho color avanza hacia ti. Tómala entre tus manos y hazla girar. Al
moverla se multiplica de poder. Paséala por todo tu cuerpo para que le impregne de
esta energía de introspección y sanación. Al final hazla crecer hasta que sea más
grande que tú, y luego fúndete con ella. Disfrútala. Al mismo tiempo respira
profundamente la energía que viene del Oeste, que penetre en todo tu organismo, en
todos los órganos, tejidos y células, y que así se limpien y sanen. Disfruta del
momento y de la renovación general que te transmite.

Si tienes problemas en alguna parte del cuerpo, funde esa parte con la bola blanca,
dorada, gris o azul celeste.

Los puntos del cuerpo más en resonancia con el metal son los pulmones y el
intestino grueso (con el sistema inmunitario). Tonifica esos puntos con la bola de
energía metal, pues son los que rigen el organismo en esta época y van desgastados.
También la cabeza, el cerebro y el hara 3 son metal. Tonifícalos.
REFLEXIÓN DEL EQUINOCIO DE OTOÑO

El equinocio de otoño tiene la virtud de contagiar una energía equilibrada e


introspectiva que es hermosa y agradable de disfrutar. Te propongo que reflexiones
sobre la virtud del equilibrio. Que nada, absolutamente nada, te saque de ese
equilibrio, que en este momento estás poderosamente apoyado en tu armonía. Ahora
bien, siempre hay asuntos enojosos que nos sacan de la calma y la paz de este
momento. Son los asuntos sin resolver o manías personales, o agravios de los otros.
Sea como sea no deberías dejar que tu armonía personal se rompa por ello. Este es,
pues, el momento de aceptar lo que hay y no tomárselo personalmente. Son cosas
que pasan y conviene aceptarlas, así no hacen daño e incluso pueden reflexionarse
sobre cómo resolverlas. Reflexiona en ello, acepta y, si es posible, imagina estrategias
para solucionarlas, aunque hay cosas que no tienen solución y esas hay que
aceptarlas tal cual son. Sea como sea, no te impliques emocionalmente, porque tu
derecho natural es la paz, la armonía y el equilibrio, sin ellos no ser puede ser feliz.
Aquí juegan un papel los otros, pero tú también puedes hacer algo. Acepta lo que hay
y no dejes que te avasallen las emociones. Es tu derecho, que revierte siempre en
felicidad. Cierto, el mundo está mal, pero tú puedes estar bien. Desde el equilibrio, tu
bienestar es aportación al Mundo para que se mejore. Tu calma, tu paz y armonioso
equilibrio es tu tesoro, que de manera natural compartirás con los demás. ¡No lo
malgastes, y cultiva el equilibrio!

RITUAL EN LA PUESTA DE SOL DEL EQUINOCIO DE OTOÑO

(realizar al atardecer, mejor en la puesta de sol, entregándole al astro rey lo que


libero, que él sabrá transmutarlo en luz)

Disfruto de mi paz, y libero y dejo ir de todo tipo de bloqueo, perturbación e


interferencia.

Libero y dejo ir la manía de juzgar, los prejuicios y las creencias que me impiden
disfrutar de mi paz.

Libero y dejo ir todo sentimiento de ser agraviado, rechazado e insultado.

Libero y dejo ir las emociones de cualquier naturaleza que me aíslan de mí mismo.

Ansío conectarme con lo mejor de mi personalidad, con mi alma y con la dimensión


superior que fundamenta la Vida.

Me sintonizo con mi esencia divina, que es lo divino del Universo.

(Mantra: EN EL EQUILIBRIO ME RENUEVO)


PARA EL EQUINOCIO DE PRIMAVERA

(las manos a la altura del pecho, a un palmo del tronco a lado y lado mirando las
palmas hacia el Este)

Una vez disfrutado y nutrido por el equilibrio, en el equinocio de primavera nos


ponemos mirando al Este y podemos seguir. Siente que la energía que viene del
horizonte, por donde hoy salió el sol, es algo húmeda y relativamente cálida. Es
energía que se expande, vitalista, que busca crecer y desplegarse en todas
direcciones. Es la energía de la madera o la vegetación, que motiva a hacer cosas y
estar vivaz y activo. Ayuda a los seres a emprender acciones y disfrutarlas, a trabajar
para dar frutos, a reproducirse. Visualízala como una radiación verde primavera, como
la vegetación (o color de leño o madera). Enfoca tus manos hacia el horizonte y siente
como una enorme bola de dicho color avanza hacia ti. Tómala entre tus manos y hazla
girar. Acaso tome la forma de un árbol exuberante, o de un firme tronco. Acaso la
sientas rectangular, con la expansión de la energía madera. Muévela, que al moverla
se multiplica de poder. Paséala por todo tu cuerpo para que le impregne de esta
energía de vitalidad y dinamismo. Al final hazla crecer y prosperar hasta que la bola, o
la fronda o el leño, sea más grande que tú, y luego fúndete con ella. Disfrútala. Al
mismo tiempo respira profundamente la energía que viene del Este, que penetre en
todo tu organismo, en todos los órganos, tejidos y células, y que así se vitalicen.
Disfruta del momento y de las ganas de hacer cosas que te transmite.

Si tienes problemas en alguna parte del cuerpo, funde esa parte con la bola verde.

Los puntos del cuerpo más en resonancia con la madera son el hígado y la vesícula
biliar. Tonifica esos puntos con la bola verde, pues son los que rigen el organismo en
esta época y van desgastados. También las piernas y las caderas, y en fin, toda la
mitad inferior del cuerpo (por debajo del ombligo). Tonifícalos.
EXPLICACION DETALLA DE LOS EQUINOCIOS Y EL
EQUILIBRIO QUE PROPORCIONAN

Los equinocios son los dos momentos de más equilibrio del año. Es bueno, tres
días antes y después, estar al air libre, pasear y enfocarse en percibir la armonía de
esos días. Son energías naturales que en exterior se sienten más fácilmente, aunque
están en todas partes, también en interiores, pero aquí hay más distracciones y no se
detectan con facilidad. Desgraciadamente nuestra mente se interesa por los excesos y
desequilibrios, no por la armonía del equilibrio. Y lo mismo para los sistemas
perceptivos, que aprecian menos el equilibrio. Aprender a percibir, sentir y gozar el
equilibrio es más fácil en esos días. Esto es útil, puesto que la salud y la satisfacción
provienen del equilibrio.

La meditación del equinocio de primavera (o del otoño) pretende detectar el Este (el
Oeste, en otoño), la energía que de allí emana, impregnarse de ella y cabalgarla... La
meditación es tanto una experiencia (que verifica qué son las energías de los puntos
cardinales) como alimentarse de esa energía. Son pues dos propuestas, que van
seguidas. Primero, el equilibrio. Segundo el máximo del elemento de la estación.

Lo que sigue es una propuesta para gozar y sentir plenamente el equinocio, como
meditación formal. Pero no anula el interés de lo dicho, que es percibir y gozar al paso
del equinocio. Para la propuesta formal:

Consulta la hora exacta del equinocio. Realiza el ejercicio en coincidencia con la


efeméride.

Meditar durante la efeméride sirve para trabajar una armonía que tanto vitaliza y, a
ser posible, percibirlo y volvernos más sensibles al equilibrio. En el momento exacto de
la efeméride se le recuerda al cuerpo cuál es el equilibrio perfecto (del yinyang). Por
ello propongo para los equinocios una meditación del equilibrio, por un lado. Por otro,
en el de primavera llega al máximo la energía de la madera, en el de otoño la del
metal; sirve también la ocasión para conectarse con más facilidad con dicha fase de la
energía, que se encuentra muy beneficiosa en dicho punto. Son dos meditaciones: la
del equilibrio y la del elemento. Más importante la del equilibrio, la del elemento solo la
amplía. Sigue la meditación del equilibrio; como anexo, más abajo, la de los elementos
en su máximo anual.

La energía solar se la puede sentir como un punto que efectúa un giro anual en el
horizonte. Es un punto de emanación de la energía del sol que gira y emplea un año
en completar la circunferencia del horizonte. Esto es, el sol viene representado por un
punto sobre el horizonte que avanza un grado cada día. En el solsticio de invierno está
a 0º, en el de verano a 180º. Solsticios y equinocios vienen representados por puntos
de la órbita de la Tierra, que se calculan astronómicamente, por eso tienen lugar en un
momento concreto. Pero mirado desde la Tierra son posiciones del punto que
representa al Sol sobre el horizonte. Por ello la meditación conecta con el Sol y con la
región del espacio que en ese momento activa (el este en primavera, el oeste en
otoño). Hacia él nos enfocaremos para encontrar el equilibrio.

[Dicho punto de emanación también efectúa otras órbitas; así gira la circunferencia
completa todos los días, partiendo de la medianoche solar a 0º; y lo mismo para todos
los meses energéticos. Por otra parte, esto fue descubierto hace milenios, y es por tal
motivo que la circunferencia se divide en 360º, como aproximación a tal ciclo solar. La
divisoria tuvo lugar en Mesopotamia, entre los sumerios, aproximadamente 3.000 aC,
y conformaba así un calendario solar ritual].

Para trabajar el elemento regente ampliamos lo anterior. Sobre el horizonte, el


punto de emanación de la energía se encuentra en el equinocio de primavera a 90º
(madera), en el de otoño a 270º (metal), momento no en el que nace dicho elemento
sino en el que alcanza el máximo (pasa de la fase de constitución o yang, a la de
expresión en los fenómenos o el clima o yin). Esto es, en el equinocio de primavera
llega al máximo la energía madera del año, en el de otoño es el máximo de la energía
metal del año. Centrarse en la calidad de la energía que allí se emana es la meditación
en el elemento. Va dicho que este es el segundo aspecto de la meditación, que se
añade al anterior pero no es imprescindible.

La potencia máxima se consigue si la meditación coincide con el momento exacto


del punto del equinocio. Es poderosa la sensación de plenitud que nos llena y queda
potenciado todo tu organismo en el momento de total equilibrio. El máximo dura unos
siete minutos antes y después del equinocio, aunque se puede proseguir el ejercicio
tanto como se desee. No importa si se realiza dos o como mucho tres días antes o
después de la efeméride, aún se aprecia bien; con mayor distancia se hace difícil
percibir el fenómeno, y la efectividad es menor. Más alejados es difícil conseguir la
sensación de equilibrio perfecto y que nos impregne.

Se trata de sentir la energía, y cómo en equilibrio nos penetra, tonifica y fortalece.


No obstante, el organismo percibe de manera inconsciente esta situación favorable
para realizar una limpieza general previa. De modo automático y poco consciente, el
día anterior, o dos días o como máximo tres días antes, comienza la limpieza. Esto es
orgánico, afecta al cuerpo y a la mente, aunque no seamos conscientes de ello. Puede
significar abandono de planes que no se ven interesantes, aunque hay que cuidarse
de abandonos precipitados. O dolores musculares o en las articulaciones, o un
repentino brote de falta de coraje y ánimo (en primavera), o problemas de catarros o
diarreas, bostezos continuos, o un mini-episodio depresivo (en otoño). Pueden ser
comunes los bostezos, o la necesidad de orinar cada poco tiempo. Las mujeres
pueden tener una regla avanzada. Todo ello es limpieza. No realizar el ejercicio que se
propone si se está en una intensa limpieza, pues se potenciaría innecesariamente.
Estas limpiezas son saludables aunque sean molestas.

En fin, hagas o no la meditación que te propongo, es interesante que el día del


equinocio pasees al aire libre. Siente como por todas partes hay armonía. Gózala.
Observa cómo afecta a las personas, a unas las va a calmar y a otras (que rechazan
el equilibrio) las pone nerviosas o las estresa. Pero a todos nos viene bien sentir y
reconocer el equilibrio, poner en ello un poco de conciencia. Luego es una sensación a
recuperar en la vida cotidiana. Al cabo es un poder, el poder del equinocio, que
podemos aprovechar. Con él recordamos al organismo cuál es el equilibrio que nos da
salud y psicología armoniosa. Nada más poderoso que tener algo de equilibrio en
nuestra vida.

Cabe señalar que si la meditación se realiza justo en el momento del equinocio,


cinco minutos antes a cinco después, la energía es potentísima y deliciosa, de las que
dan ánimo y coraje. Es una energía profunda, serena y pacífica. Entra como una
inundación. En el equinocio de primavera da intensas ganas de hacer cosas. En la del
otoño da una serenidad difícil de superar y es profundamente sanadora. Si bien a cada
persona impacta diferente. Una persona muy deprimida me comentó sobre la
meditación que realizó exactamente en momento del equinocio de primavera: “Me
siento muy bien. Tengo la impresión de que todo puede ir mejor y ganas de que así
sea, hacia mucho casi un año que no me sentía así. ¡GRACIAS! Ahora quiero disfrutar
esta sensación y dormir, para seguir cultivando este empeño nuevo”.

Si desean un mantra, para los equinocios lo dicho se podría resumir así:

EN EL EQUILIBRIO ME RENUEVO

SENTIDO DEL EQUILIBRIO

En un equinocio, están en equilibrio perfecto la energía de orden (fuego, el sur, el


verano) o yang, y la del poder (agua, el norte, invierno) o yin. Los equinocios son los
puntos medios del año con igual duración del día (yang) y la noche (yin): 12 horas
exactas. Son el momento propicio para disfrutar del equilibrio porque la Naturaleza lo
está, lo trasmite y es posible abrirse a ello de modo natural, si no ponemos
impedimentos.

La energía viene equilibrada y es el momento para dos acciones, según qué


personas. Para las personas que tienen una vida más o menos equilibrada es el
momento para disfrutar de la paz y la armonía. Para las que tienen en su vida un
fuerte desequilibrio seguramente la energía les desorientará, pero es la oportunidad de
que el organismo y la psique recuerden qué es exactamente el equilibrio. Es
imprescindible para vivir bien. Sea para llevar adelante nuestro trabajo, sea para
sanar, en ambos casos el efecto es más intenso si nos abrimos a ello sin condiciones.

Según qué año, los equinocios pueden venir acompañados de energía áspera o
suave. La energía del equinocio está al fondo, y si tenemos equilibrio vayamos al
fondo, por apartar la energía áspera, que es fácil solo reencontrase equilibrada del
equinocio. Si estamos desequilibrados no es fácil apartar la áspera, y si el lector, al
hacer el ejercicio, se siente molesto lo mejor que puede hacer es abandonarlo.
LA MEDITACION DEL EQUILIBRIO

PRELIMINAR

El ejercicio puede realizarse en tu casa, sobre tu cama, en un jardín, etc. Mejor en


exterior, mejor aún en la montaña o en la playa, y con el horizonte a la vista. Pero si es
en interior, conviene, a ser posible, que sea en un espacio grande, porque aunque lo
realicemos inmóviles se mueve la energía y es bueno hacerlo de pie. Si se está en un
espacio reducido, lo mejor es sentarse sobre el canto de un cojín de meditación, con
las piernas cruzadas. El ejercicio se realiza con las manos, la mirada y la intención,
poniendo en él toda el alma y abriéndose a las energías, abriendo nuestro cuerpo
energético a la influencia exterior, pues se trata de absorber.

Localiza los cuatro puntos cardinales. Tu ocupas el centro, el punto de intersección


de los puntos cardinales. Señala los puntos de alguna manera en el jardín o en la
habitación donde te halles, con un objeto que te recuerde siempre donde está. Una
vez señalados ponte de pie, o sentado, en el centro y mirando al Este en primavera (al
Oeste en otoño). Así te encaras con el punto que representa al Sol. Conviene que lo
sientas, como desde allí, en el Este en primavera, en el Oeste en otoño, emana una
gran energía desde un punto muy preciso. Enfócate en el Sol, que ocupa el punto
cardinal. Siéntete bien anclado a Tierra por los pies y el vientre, con la cabeza
apuntando al Cielo.

Lo primero: muestra gratitud al Sol por el arduo trabajo que realiza. Luego
saludamos a todos los puntos cardinales, y les agradecemos el trabajo. El Sol y los
puntos emanan de continuo energía con un elevado esfuerzo. Además, con la gratitud
también se activan los puntos cardinales porque hacemos resonar nuestra psique,
nuestra intención, con ellos y con los objetos que los representan. .

Como siempre, hay que conectarse con la pura la luz de Tierra y Cielo. Extiende
ambos brazos en forma de cruz y abre las manos, las palmas hacia el Cielo y siente la
energía celeste descendente (yin) como te baña. Desciende por tu cabeza y te cubre
como una campana o como un manto protector (o entra directa por el canal reiki, si
estás iniciado). Luego gira las palmas y encáralas a Tierra, mientras imaginas que
estas sobre una gran alfombra blanca (algunos prefieren imaginar que están sobre un
estrado blanco, o en medio de una flor de loto). La alfombra solo deja pasar la pura
energía de Tierra, ascendente (yang), así solo puede ascender de Tierra la de Vida.
Un rayo luminoso y puro viene desde el centro diamantino de la Tierra, ilumina la
alfombra y penetra en ti, fortificándote. En tu corazón se une con la energía de Cielo y
se funden en un ciclo que desciende protector y por tu columna asciende fortificador. Y
sigue el movimiento mientras pasamos a la meditación. Antes, como siempre, dedica
la buena energía que recibas “para beneficio de todos los seres”, y el tuyo propio.
LA MEDITACION DEL EQUILIBRIO

Enfocados con nuestra parte delantera del cuerpo mirando hacia el punto que
ocupa el Sol, vamos a sentir el equilibrio del yinyang, del poder y el orden. En
primavera, mirando al Este (en otoño al Oeste), extendemos las manos en cruz, los
extremos de los dedos de la mano izquierda apuntan al Norte (en otoño, al Sur), la
derecha al Sur (Norte). Ambas palmas miran al punto cardinal donde sucede el
equinocio y nos dejamos ganar por la energía que emana. Siente como fluye en
perfecto equilibrio. Si percibes que la energía viene también del Norte y del Sur, siente
cómo la presión sobre la mano izquierda y sobre la derecha es la misma, aunque sean
energías diferentes.

Esa energía te atraviesa por completo, no solo en las manos. En equilibrio, tu


cuerpo y tu psique aceptan esa energía armónica, equilibrada, dinámica pero calmada.
La sientes en todo tu cuerpo, en especial en la palma de las manos. Gózala. Es un
maravilloso sentir el que te penetra e impregna. Entra por tu pecho vientre y frente, por
tus manos, por toda tu piel, incluso por tus ojos abiertos. Respira profundamente y que
con el aire entre en ti la energía en equilibrio; siéntelo, sé consciente de ello. Disfruta
unos instantes de esta maravillosa sensación. Nútrete con ella.

Si hay aspereza déjala pasar y ve al fondo, donde está la energía que nos interesa.
No te prives de disfrutar de este momento único. La energía en equilibrio es potente e
intensa, sin dejar de ser envolvente, afectuosa, que se reparte por todas partes. Es
dulce y aterciopelada sin dejar de ser puro vigor. Establece intimidad con esa energía
que te fortalece y tonifica y a la vez te dinamiza sin dejar de calmarte y relajarte.
Reencuentra tu intimidad contigo en esta situación. Si notas aspereza, abandona. Si
notas molestias menores, deja que la energía que fluye se la lleve lo que no te
conviene, y que el equilibrio ocupe su lugar.

Si meditas exactamente en el minuto del equinocio se siente como calor en las


manos, y a veces se ve cómo se iluminan las dos palmas (se activan los chacras que
allí se ubican), como si resplandeciesen dos esferas, una clara (yang, mano derecha)
y otra opaca (yin, la izquierda). Es posible que sintamos, o no, más matices. En
primavera se siente que es más fuerte la energía celeste (pues el yang celeste
prospera). En otoño se siente muy fuerte la de Tierra (es el yin que prospera).

Disfruta del profundo equilibrio y armonía que existe en la naturaleza. Deja que
impregne tu piel y todos tus músculos y órganos, todos tus tejidos y hasta cada una de
las células. Siéntelo en plenitud. Al acabar, agradece la experiencia a la Madre
Naturaleza.

Realizar durante 20 minutos el ejercicio es suficiente. Durante todo el ejercicio has


de estar cómodo. Si te apena tener los brazos en cruz mucho tiempo, baja los
hombros y junta los codos a tus costados, extendiendo medio brazo solamente (es la
postura que antaño se llamada del “orante”). Aún así si estás cansado cruza las
manos sobre el pecho, pero sigue enfocado en el punto del horizonte. Sea como sea
no fuerces la postura, que sea cómoda. Lo esencial es abrirse a la experiencia.
Esta es una poderosa meditación que vitaliza y serena en profundidad. Una
persona que lo realizó conmigo me comentó: “Me he sentido parte del Universo, de la
Vida, como una hija del Sol, y de la Tierra. Me he sentido apoyada y vitalizada, estoy
dispuesta a dar lo mejor de mí. Esté donde esté ahora siento que estoy protegida y
animada. Estoy en buenas manos”.

NOTA: Si has tenido una limpieza fuerte los días anteriores, indica donde están los
problemas. La limpieza es saludable, pero el drenaje de energía expresa de alguna
manera cuál es el problema básico en este momento. A nivel psicológico, en
primavera abundan ideas delirantes sobre proyectos; en otoño parece que la cabeza
se va a otra parte. Es limpieza, PREVIA al equinocio. Toma nota de estas pulsiones, o
de los problemas físicos, porque indican donde hay debilidad y conviene revisar
actitudes o cuidar el organismo.

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UNA VARIANTE: MEDITACION CON EL SIMBOLO DEL TAIJI

La meditación se puede rematar mediante el símbolo de la dinámica de la luz y la


oscuridad. Imagina el Taiji, o símbolo del yinyang, en el horizonte. La parte de la
izquierda representa al Este, la derecha representa el Oeste, la de arriba el Sur, la de
abajo el Norte. Se puede imaginar al Taiji en movimiento, o inmóvil. Si lo consideras
inmóvil, en la posición del dibujo, recuerda que el sol viene representado por un punto
de emanación de energía, que efectúa un giro anual por el borde del Taiji y lo activa.
Ese punto está a 90º en el equinocio de primavera, y a 270º en el de otoño.

En primavera, siente el dinamismo del blanco (yang) que se alimenta de lo que


resta del invierno, el circulito negro (yin), que están a la izquierda del símbolo, y que va
a menos.

En otoño siente como el yin - el poder - prospera pero el yang los sigue ordenando
y así se desgasta; en el Taiji están a la derecha.

En primavera siente a la energía expansiva hacia afuera como brota; en otoño


cómo se contrae hacia dentro y te consolida.

Al meditar pones algo de orden (yang); por ello en ambos equinocios es más fácil
conectar con el aspecto yang - el orden -, con la zona blanca (primavera) o el círculo
blanco (otoño). Así que céntrate en lo blanco, en el orden, en el yang. Es también tu
fuerza ordenadora. Absorbe además el poder, el yin que ahora está ordenado. Si
hubiese molestia deja de absorber.

Esta puede ser una meditación que inicie en el poder simbólico del Taiji. Siente el
símbolo en el horizonte, en el Este en primavera (en el Oeste en Otoño). Siente como
se proyecta sobre ti. Siéntelo que avanza hacia ti, crece y se imprime en tu cuerpo.
Siéntelo allí donde te guste. Si dudas, lo mejor es sentirlo en el ombligo (en el hara), o
en corazón (hara 2) y que aquí se imprima el profundo equilibrio que trasmite.

Como aspecto accesorio, es interesante que con este equilibrio se siente


perfectamente la energía descendente de Cielo, que nos envuelve, y la ascendente de
Tierra, que nos sustenta y penetra por la columna vertebral. La energía es la reunión
de la celeste y terrestre, juntas vienen del horizonte y se propaga por toda la
Naturaleza. El equilibrio evita que uno u otro nos distraigan, y sentimos como a partir
de nuestro pecho esa energía, que en nosotros se une y fructifica, se emana al
entorno, a la vida y a los demás. Tal es el poder del Cielo, de la Tierra y de la Vida. Si
deseas sentir con más claridad el equilibrio de la fuerza ascendente sustentadora
(yang) de Tierra y la descendente envolvente (yin) de Cielo, acaba el ejercicio
poniendo en horizontal ambas manos, la derecha (yang) enfocada con la palma a
Tierra, y la izquierda (yin) enfocada a Cielo. Se trata de sentir su igual peso, o similar
cosquilleo.

Si está educando la percepción, aunque en el equinocio es fácil enfocarse, acaso le


convenga algo que la facilite. Por ejemplo busque una corriente de agua que venga
hacia usted desde el punto cardinal adecuado. O una calle enfocada a usted desde
aproximadamente el punto cardinal adecuado, que sea larga y con tráfico que venga
hacia usted. La corriente de agua o el tráfico traen la energía. La calle funciona como
conducto que la estabiliza y es fácil percibirla.
MEDITACION DEL ELEMENTO DEL EQUINOCIO

Tal como se ha escrito la meditación en el equilibrio sirve para ambos equinocios


del año. Vamos a ampliarla a una posibilidad más, que complementa pero no desplaza
a lo anterior. En el equinocio de primavera (madera) se nota como la fuerza brota de
Tierra y crece, se expande y prospera dinámica, en todas las direcciones, como los
brotes nuevos de las plantas y los árboles. En otoño (metal) la energía del Cielo nos
cubre y se superpone a la Tierra; se abisma en nuestro organismo para sanarlo (la
sanación es metal) y en la Tierra para reorganizarla. Se trata de sentir estas fases de
la energía, que son la madera expansiva de la primavera y el metal contractivo del
otoño. La meditación conecta con el Sol - como la del equilibrio - y también con la
región del espacio que en ese momento activa, el este en primavera y el oeste en
otoño. La energía del elemento proviene del sector que se activa.

PREPARAR EL ESPACIO PARA MEDITAR

Ubica exactamente los puntos cardinales y señalarlos con un objeto que con más
precisión se activen al máximo. Si estas es un lugar grande, que marquen un gran
espacio tal que tú puedas estar dentro del espacio que los puntos cardinales señalen.
Si estás en una habitación pequeña, que marquen un lugar pequeño. Si lo haces en un
altarcillo, pones los señaladores de los puntos cardinales bien orientados. Si estás en
un jardín es interesante tomar una roca o un árbol como referencia del punto cardinal
más activo en esa época del año: el este en primavera, el oeste en otoño. Si usas
objetos conviene sean del color de la energía que pretendes sentir:

En primavera es ideal señalar el este con un objeto madera, o con un árbol, por
coincidencia de los elementos. Si puedes emplaza una tarjeta verde (madera)
exactamente en los 90º. En otoño es ideal señalar el oeste con un objeto metal, sean
rocas o montañas, pues son metal. Acaso convenga señales los 270º con una piedra
(metal) para que te sirva de referencia. Si puedes emplaza una tarjeta blanca, o gris, o
dorada, o azul celeste (colores metal).

Lo ideal - pero no imprescindible - es tener cuatro cartulinas de colores que


indiquen los puntos cardinales más el centro, que ocupas tú, en amarillo. Como objeto
puede usarse de modo genérico un cuarzo, un palo de incienso, o una imagen
religiosa benevolente, o algo que te sea personalmente querido. Hacen falta cinco, uno
para cada uno de los puntos cardinales y el centro, que te representa a ti, y es el
quinto punto cardinal; pon el objeto que representa al centro cerca de ti, o mejor entre
tus piernas. Como objeto yo prefiero las piedras. Los cuarzos son los más normales,
pero vale cualquier piedra que sintamos cercana a nuestro natural.

El espacio que has creado representa la energía de los puntos cardinales. Puedes
si lo deseas tomarlo como un espacio ritual, o como símbolo de la manera como Cielo
y Tierra se organizan. Las energías de los puntos cardinales son naturales y están allí,
no hace falta “invocarlas”; pero si lo sientes oportuno, puedes hacerlo en primer lugar.
Vamos a encararnos al punto cardinal del equinocio y a la energía del elemento,
que está en el máximo beneficioso. Nuestra espalda, que es resistente, enfocará al
punto cardinal contrario, cuya energía está irregular y por ello no juega papel alguno
en esta meditación.

Nos sentamos, o mejor de pie, encarados al punto cardinal. Abrimos los brazos y
encaramos las palmas de las manos hacia el mismo. Rehacemos así con el cuerpo la
posición de las energías en el cosmos en el momento del equinocio.

MEDITACION DE LA MADERA DE LA PRIMAVERA

Describo brevemente la meditación de primavera, que es similar a la del otoño pero


con el elemento cambiado, junto con su simbolismo. Para la primavera:

Enfocados al Este para impregnarnos de la energía de la madera. Siente lo primero


como vibra a tu alrededor el espacio, los objetos, los árboles, etc. Es energía que viaja
por todas partes, abriéndose y expansiva en todas las direcciones, aunque domina la
horizontal. Transmite ganas de hacer cosas, expansividad, alegría, y gozo de vivir. Es
la energía del crecimiento, puro dinamismo, con el que nos vamos a nutrir. Puede ser
una sensación algo desordenada (como lo es todo crecimiento) que conscientemente
hemos de ordenar. La primavera es el momento más dinámico del año, más
extrovertido, y es ideal para sopesar bien los proyectos o empresas en que estemos
embargados y apretar al máximo con ellos. La energía de la primavera tonifica el
hígado y la vesícula biliar, ayuda al bazo (que almacena la energía) y se transmite
como dinamismo a los tendones y al sistema muscular. Interesa a los pies, piernas y
caderas, que sostienen el cuerpo.
Siente como esa energía proviene con superior potencia del Este. Lo impregna
todo, que parece que vibra expansivo en todas direcciones. Es como un dinamismo
interno de todos los seres. Te penetra a ti también. Pareciera como si todo tendiera a
moverse un poco, o a transmitir su vibración a todo lo demás. El propio espacio parece
que fuese a moverse. Esa es la energía de la madera, expansiva y en todas
direcciones. Como la floración de un almendro o melocotonero, con muchas flores,
cada una en su rama, y mirando hacia un punto, que parece desean alcanzar.

Si lo deseas imagina que una bola o un rectángulo de color verde está en el Este y
viene hacia ti, te fundes con ella y absorbes su energía. Si lo deseas, cuando la bola
esté ante tía, tómala entre tus manos y hazla girar, juega con ella, luego llévala hacia ti
y que se funda con tu cuerpo energético. Siempre que respires, toma el aire y la
energía que vienen del Este, que con el aire entra en tus pulmones y se distribuye por
todo tu cuerpo. Respira el Este, que con el aire entre en ti su fuerza vital, su ‘qi’. Siente
que te tonifica, vitaliza y dinamiza. Va a los músculos (evita que se tensen), sanan tu
hígado y vesícula biliar. Te da empuje y ganas de hacer cosas. Calma el estómago y
los intestinos, e incluso tus emociones, pues puedes “digerirlas” mejor. El Este con su
fuerza sanadora puede disolver tu ira y tu enfado, y a cambio proporciona paciencia y
persistencia en toda acción que emprendas. Aprovecha esa energía dinámica para
dinamizar los aspectos de tu vida que lo precisen, en especial los relacionados con
trabajo, empresas y proyectos. A conciencia, en los siguientes días dirige hacia este
propósito tu energía, que debe darte empuje, ansias de llevar la iniciativa y capacidad
de perseverar. Y todo ello sin perder la calma, la mesura y el equilibrio, que vienen
dados de manera superlativa en este momento del año.

ADVERTENCIA: los nacidos en un año del gallo (You), o en un mes del gallo
(septiembre) pueden experimentar molestias, por serles la energía contraria y
perturbadora a dichas fechas de nacimiento. Si fuera así, no realicen la meditación.

MEDITACION DEL METAL DEL OTOÑO

La meditación del equinocio de otoño permite nutrirse de este máximo de metal y


disfrutarlo. En particular el sistema inmunitario, el intestino grueso, los pulmones, la
cabeza y el cerebro son metal y así se limpian y refuerzan. Es sentir cómo se fortalece
el elemento que llega al máximo y nos tonifica. El otoño es momento de introspección
y búsqueda interior, es la época más sanadora del año.

Relájate brevemente, bajando los brazos y respirando profundamente. Vamos a


vincularnos con el Oeste y el Otoño, que son del elemento metal, simbolizado por un
círculo el blanco. Mirando al Oeste, abre en cruz los brazos y encara ambas manos.
Ábrete a la energía del sol, que está en el Oeste exacto y envía claridad en perfecto
equilibrio. Ábrete a la energía blanca del Oeste, para que te nutra con su energía.
Siente que en el Oeste se forma una gran bola blanca, que trasmite orden y claridad a
nuestra frente, a nuestro pecho, abdomen y manos. Deja que esa energía te impregne
en cada punto de tu cuerpo. Es pura energía de sanación (la sanación es metal).
Ábrete a ella y deja que efectúe su papel terapéutico.

Siempre que respires, toma el aire y la energía que vienen del Oeste. Respira el
Oeste, que con el aire entre en ti su fuerza vital, su ‘qi’. Si lo necesitas visualízalo
como aire de color blanco, como nubes o corrientes de un resplandor albo rotundo y
bello. Respira la energía metal del Oeste, que en equilibrio llega limpiamente hasta ti, y
al respirarla se distribuye por todo tu cuerpo.

Ahora, la bola blanca avanza hacia tu pecho, y casi que te toca. Siente su fuerza
que te impregna. La bola blanca crece y se acerca a ti, hasta envolverte. Quedas
dentro de la bola de pura energía metal. Si te cansas de tener los brazos en cruz,
bájalos hasta tus costados pero mantén enfocadas las palmas de las manos hacia el
Oeste.

Siente como la energía metal controla los pies, pierna y cadera con mucha
suavidad, y normaliza su estado. Siente a la energía que fortifica la cabeza, centra el
cerebro, atenúa el poder de la mente, te equilibra y recuerda cual es la armonía que
tanto necesitas. Siente la armonía. Siente cómo la energía fortalece tus pulmones. .

La energía cosquillea tu piel, como suaves corrientes eléctricas. Esa es la energía


defensiva según la Medicina Tradicional China, que es metal, y nos protege de la
intromisión de energías perjudiciales, es nuestro sistema inmunitario exterior. En fin,
siente como el intestino grueso se activa y fortalece. Aquí reside el punto central del
sistema inmunitario, siente cómo se fortalece.

Has de estar unos minutos en esta posición, con la bola que concentra el equilibrio
del punto cardinal del metal en su máximo, impregnándote. Vuelve a sentir el profundo
equilibrio del yin y el yang. Ahora con ambas manos haciendo pequeños círculos,
creas una bola de metal refulgente, brillante, entre tus manos. Tus palmas se cargan
de energía metal y la vas distribuyendo por todo tu cuerpo, como dándote un auto-
masaje. Sea que acaricies tu piel, sea que le des masaje a tu cuerpo energético o
aura.

Goza el equilibrio y la potencia del metal, ambos han entrado en tu cuerpo y en tu


psique. Estás en conexión perfecta con la Tierra, con el Cielo, y con la pauta que los
une: los puntos Cardinales. Cuando acabes, agradece al Oeste (que es el director en
esta época del año) el enorme trabajo, penas y fatigas, que se toma. Dedica la buena
energía recibida “para beneficio de todos los seres”. Y así das por finalizado el
ejercicio.

ADVERTENCIA: los nacidos en un año del conejo (Mao), o en un mes del conejo
(marzo) pueden experimentar molestias, por serles la energía contraria y perturbadora
a dichas fechas de nacimiento. Si fuera así, no realicen la meditación.
PROPOSITO DEL EJERCICIO DEL ELEMENTO DEL EQUINOCIO

En este ejercicio se siente poderosamente el equilibrio, además del dinamismo de


la madera en primavera, o el poder sanador y pacificador del metal en otoño. El
ejercicio que propongo pretende ser más conscientes de ello e impregnarse más y
mejor. A todos nos viene bien sentir y reconocer el equilibrio, con el empuje dinámica
de la primavera o la introspección y la sanación del otoño. Es excelente percibirlo
porque así ponemos en ello conciencia. Luego es una sensación a recuperar en la
vida cotidiana después. Al cabo es un poder, el poder del equinocio, con él
recordamos al organismo cuál es el equilibrio que nos da salud y psicología
armoniosa, además del poder específico de la energía de la primavera o del otoño. Al
ser más conscientes de ello e impregnarse más y mejor.

Ahora bien, este es un proceso natural que de todas formas - aunque más
toscamente - tiene lugar. Es decir, no hace falta meditar de manera formal, aunque sí
intentar estar al tanto de lo que sucede, o nos pasa desapercibido. Si estamos atentos
en cualquier actividad sentiremos este profundo equilibrio, dinamismo o pacificación.
Por ejemplo, al pasear.

Una amiga me comentó respecto al de otoño: “el día de antes, mientras regaba mis
plantas sentí una paz muy profunda, un delicioso equilibrio que venía de fuera de mí”.
Otra persona que realizó este ejercicio conmigo me explicó acabar [mis comentarios
van entre corchetes]: “Al principio mi sensación fue como si mi cuerpo vibrara [es la
conexión y la transmisión de poder]. Luego una fuerte subida de la energía, como un
sentir y sentimiento muy potente [el poder trasmitido se ordena y equilibra:]. Y al final
fue una sensación de paz, y una intensa sensibilidad y percepción [propio de la
energía del metal]”.

En fin, esta meditación usa las energías materiales e inmateriales de los puntos
cardinales. No es ni mística ni sectaria. Nada tiene que ofenda al sentido común,
aunque las academias no la acepten, pues hace énfasis en aspectos inmateriales.
Meditaciones de este tipo hace muchos milenios que son comunes, en especial en las
antiguas culturas. Nada nuevo aporta lo antes dicho. Sea como sea le recomiendo se
abra a su experiencia y a partir de ella, y no de lo que le dicen los académicos, adopte
su postura sobre la mayor o menor validez de esta propuesta. Una familia amiga que
tenía costumbre de meditar, en la que habían disensiones, les fue útil la meditación en
el equinocio para todos a la vez relajarse y recentrarse, y luego pudieron intercambiar
puntos de vista y restaurar cierta normalidad en la convivencia. Es otra posible utilidad
de la energía equilibrada.

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