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Este poema honra a Santa Rosa de Lima, una santa peruana que sirvió a los necesitados como Jesús enseñó. Vivió una vida ejemplar llena de amor y bondad. Aunque se rodeó de lágrimas y cadenas para alejarse de la vanidad mundana, su alegría permanece como santa en el cielo. El poema conmemora su día recordando su amor por Dios desde pequeña.
Este poema honra a Santa Rosa de Lima, una santa peruana que sirvió a los necesitados como Jesús enseñó. Vivió una vida ejemplar llena de amor y bondad. Aunque se rodeó de lágrimas y cadenas para alejarse de la vanidad mundana, su alegría permanece como santa en el cielo. El poema conmemora su día recordando su amor por Dios desde pequeña.
Este poema honra a Santa Rosa de Lima, una santa peruana que sirvió a los necesitados como Jesús enseñó. Vivió una vida ejemplar llena de amor y bondad. Aunque se rodeó de lágrimas y cadenas para alejarse de la vanidad mundana, su alegría permanece como santa en el cielo. El poema conmemora su día recordando su amor por Dios desde pequeña.
Santa Rosita, bella santita, amaste tanto a nuestro Señor, que serviste al desvalido como enseño el gran Jesús.
Tu vida entera y vida ejemplar
Colmaste de amor y bondad, Fuiste virtuosa, Rosa de América Rosa eterna de nuestro Perú.
Entre cadenas te envolviste
entre lágrimas te despediste de la vanidad de la vida para quedar como santa en el cielo de la gloria. Quisiste salvar al mundo Pero perdiste tu alegría llenado de obscuridad todos tus días.
Hoy en tu día Rosa bendita,
Te recordamos con gratitud, Santa Rosita, santa limeña, Que desde pequeña amo a Dios.