Duda? Lamentación? ¿Corazón sufrido? No se entregue, hijo mío. Erge para la vida. Todo obstáculo es un reto divino para la conquista de la felicidad. No se pueda lamentar y sufrir. Dios abre las ventanas de la vida para que sus hijos aprendan a valorar las cosas bellas y buenas. No fije el pensamiento en el mal aparente. Esforcese para realzar el lado brillante, las cosas buenas y positivas y las situaciones más felices. cuando alguien fija una piedra en el camino, al mirar alrededor la visión estará viciada y verá más piedras proyectadas a su alrededor. Busque amar más y encontrará, en otro lugar, una persona que se sintonice con usted, El amor es como un boomerang, usted juega y siempre vuelve, acompañado de otro corazón. No aplaste su felicidad. Mientras usted no encuentra la paz deseada y la felicidad en la caminata, aprenda a ser un mensajero de la vida, llevando ese amor represado a otras personas que están a su lado. Tal vez usted no haya parado para percibir cuánta gente esta clamando por una migaja de su cariño y de su amor. Asumá, hijo mío. Asuma el amor. Tenga el coraje de vencer los desafíos y proseguir su caminata. La felicidad no cae del cielo, como la lluvia. Ella siempre debe ser conquistada, y, después de todo, no es diferente de los demás. Todo el mundo sólo conquista la felicidad a través de mucha dedicación, trabajo y amor. Aislar por rebeldía no lo llevará a nada. Permitase innovar: entreguese a la vida y vibre en sintonía con aquellos que lo aman, dé una oportunidad a sí mismo. Es necesario coraje para ser feliz, así como se necesita mucho tiempo para sentirse joven. Es ahí, mi hijo, enjugue las lágrimas, deje de lamentarse y aplomarse. Enfeitese de sonrisa y decore su vida con lo bello. Sólo depende de ti ser feliz aquí y ahora. Quien ama se envuelve, no se aleja de los demás y no se entrega a la falsa idea de soledad. Sólo quedan solos aquellos que no aman.