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En tanto, el afiche es una de las 

principales herramientas con las


que cuenta la publicidad a la hora de la comunicación visual
urbana. O sea, con esto no quiero significar que en aquellos lugares
alejados de las metrópolis no nos encontremos con este tipo de medio
para anunciarles a sus pobladores la realización de un show musical,
entre otras cuestiones por ejemplo, sino que en realidad este recurso no
resulta ser tan masivo ni invasivo como si sucede en las más
importantes ciudades del mundo, que si uno las observa muy detenida y
detalladamente se encuentra con que terminan siendo cientos
los afiches que anuncian y proponen diversas cosas, desde
recitales, hasta bebidas y que están estampados en paredes,
tachos de basura públicos e inmensos soportes destinados a tal
efecto, en cada rincón de la ciudad y a la espera que vos, yo, el y
ellos los miren.
Por supuesto, y en el caso que los objetivos del afiche sean comunicar
un evento o promocionar algún producto o servicio, se deberán tener
en cuenta varias cuestiones trascendentales, entre ellas, el tipo de
tránsito que frecuenta la zona en cuestión, el entorno de la zona
en la cual se emplazará, si hay centros comerciales
o competencia directa y la dimensión más el soporte que se
usarán que también resultan ser determinantes a la hora de
atraer la mirada o no.
Como consecuencia que el afiche se encontrará siempre acompañado
por un entorno que ofrece una infinidad de estímulos visuales, los
creativos deben atender a cuestiones muy concretas, entre
estas: identificación clara del producto o servicio que se ofrece,
característica de la ilustración y un texto breve y directo para
conseguir la atención del perceptor.

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