las necesidades totales de producción, lo cual se debe
expresar en número de productos finalizados; * establecer la capacidad de trabajo de la compañía y del equipo o los equipos a los cuales se les haya destinado alguna tarea relacionada con el proceso de producción; * definir la disponibilidad de mano de obra y de materias primas; * analizar las potenciales consecuencias, tanto negativas como positivas, de la duración del proceso de fabricación. Una vez que se ha calculado el presupuesto de producción por el período de un año, se vuelve necesario partirlo en períodos más cortos, que pueden medirse en trimestres, meses o semanas, por ejemplo, según las necesidades de cada empresa respecto a las características del mercado o los mercados en donde opere. Resulta interesante señalar que, a diferencia del presupuesto de ventas, el de producción debe planearse de manera que mantenga la mayor estabilidad posible a lo largo de todo el proceso de fabricación, independientemente de las condiciones del mercado. En otras palabras, si bien una compañía debe pronosticar las ventas de cada período del año aceptando de manera realista las altas y bajas, cuando planea la producción debe buscar la uniformidad.