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Joaquín Araujo

-Parece un incendio, pero es que está apagándose el bosque: noviembre.

- Las hojas aceptan ser alquimistas. Solo que su resultado es un oro transparente: esa
luz que tarda 8 minutos en llagar desde el Sol y que puede ser convertida ¿quién da
más? en azúcar e hidratos de carbono. Por tanto, en vida y en el alimento de casi todos.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/08/tierra/1262945427.html

-Somos el ojo por el que se mira a sí misma la Naturaleza.

-Cada conquista es ponerse al servicio de lo conquistado. Cada renuncia nos da posesión


de nosotros.

-Las setas salen a investigar de dónde viene su portentoso maná: la hojarasca.

-Y cuando no queden árboles, el aire se pudrirá.

-El encontronazo: la vida es centrífuga y el hombre centrípeto.

-¿Cuánto malestar sostiene nuestro bienestar?

-Casi todo lo que pensamos y sabemos puede ser falso. Solo es cierto lo que sentimos.

-Ya son romas casi todas las opiniones; hay que afilarlas con la piedra del silencio.

-¿Cómo no quejarnos si lo nuestro, lo de los naturalistas, es irse quedando viudo?

-La devastación del bosque es además cobardía: los árboles no pueden huir.

-Hay un cuerpo esperando con los brazos abiertos en cada árbol.

-La sequía verdaderamente grave es la de ilusiones.

-La nieve abre el libro en el que escriben los animales.

-Esas lluvias que limpian incluso a la luz.

-Desenterrar el petróleo entierra el aire.

-Cazadores cazados, el consumismo nos consume.

-Frente al empeño por las vías únicas, veloces, atestadas, en la Natura no hay un solo
camino que no merezca la pena recorrer.

-La vida tiende a ser cachorra.

-Y a la mañana que no te falte la sonrisa amplia de las altas encinas.

-Algunos amamos nuestras propias contradicciones.


-¿Quién nos implantó el gen de la langosta?

-Nuestro mundo necesita esa medicina que es la admiración

-Planto árboles en defensa propia.

-La Natura siempre exporta lo que importa.

-Cada vez que se posan los pájaros cazan su sombra.

-Estamos ahorcando el cielo con una soga de humo.

-Algunas noches, por cada estrella hay un grillo.

-Han conseguido que la mayoría tengan pereza hasta para ser feliz.

-En el lugar del árbol, la ceniza. En el lugar del pájaro, coágulos de silencio. Nada
puede extrañarnos que en el lugar del hombre estén las cosas.

-Respiramos, comemos, bebemos Natura: ¿a qué tanto rencor?

-Últimamente, al irse a la cama, el mar llora.

-Cuando ardan todos los bosques, el fuego buscará nuestros cuerpos.

-Tortilla es la palabra que más odian los pájaros.

-Las aves migratorias sonríen cada vez que sobrevuelan una frontera.

-En la actualidad una de las peores pesadillas es permanecer despierto.

-Los campos tienen oído, por eso se alejan del ruido.

-Si supieran lo que se pierden, acumularían sensaciones y no cosas.

-Mantener a todas las mentiras calladas es la formidable tarea del silencio.

-Mucho amor hay en la mirada con que las montañas contemplan cada mañana los
llanos.

-Hemos conseguido un imposible: estar acorralados por nosotros mismos.

-Las hojas, las alas y los ojos siempre están a punto de despegar.

-El amor verdadero es eso que te lleva a hacer cosas que no harías por nadie.

-¿Por qué no existen campos de maniobras para la paz?


-La savia, en primavera, es una catarata inversa que se despeña hacia el cielo. Su sonido
son las flores.

-Las imágenes están destruyendo la imaginación.

-Demasiadas veces se estudia la vida en los cadáveres.

-Cada vez que no te engañas, engañas al sistema.

-Peleo por el derecho que todos tenemos a que, cuando abramos la ventana, nuestros
ojos viajen por lo menos un kilómetro.

-Muchas veces esos campos me han besado en los labios del alma.

-El poder nunca mira por el retrovisor.

-En enero muchos días se ponen la piel de las serpientes.

-Entre los derechos humanos se debería incluir también el que tenemos todos a no
competir.

-Casi todas las ciudades son esos lugares en los que desembocan los ríos y manan
cloacas.

-En la Natura nadie culmina sus proyectos: ¿cómo no enamorarse de tanta cordura?

-El naturalista se esconde al aire libre.

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