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utsch de Múnich

Artículo principal: Putsch de Múnich

Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.
En enero de 1923, luego de que el gobierno alemán se retrasase en el pago de las
reparaciones de guerra a Francia, esta nación procedió a ocupar la región
industrial del Ruhr, devastando la economía germana. El gobierno llamó entonces a
la resistencia no violenta contra Francia, pero en septiembre era obvio que esta
estrategia no estaba generando resultados. El 26 de septiembre, el canciller alemán
Gustav Stresemann decidió reiniciar los pagos a Francia, y cancelar la estrategia
de resistencia. Stresemann previó que los nacionalistas y los comunistas iniciarían
toda clase de protestas y disturbios ante estas impopulares medidas, por lo que
declaró el estado de emergencia ese mismo día.62 De esta manera, el comandante del
Ejército, el general Hans von Seeckt, se convirtió en la principal autoridad de la
República.62 Hitler vio este período de inestabilidad política como la oportunidad
para realizar su propia versión de la marcha sobre Roma.60

No obstante, el tradicionalmente autónomo estado bávaro no estaba dispuesto a


aceptar la autoridad central del General von Seeckt. Ese mismo día, el gobierno
regional proclamó su propio estado de emergencia y colocó a Gustav von Kahr al
mando de Baviera. El gobierno nacional reaccionó exigiendo el arresto de varios
líderes nacionalistas y, además, reclamó la supresión del principal periódico nazi,
el Völkischer Beobachter. Cuando el Ejército bávaro rehusó obedecer a su comandante
en Jefe, el General von Seeckt amenazó con utilizar la fuerza contra Baviera.
Hitler se percató entonces de que la situación regional solamente podría empeorar
para él ya que, probablemente, el gobierno de Stresemann lograría estabilizar la
situación. Cuando Kahr se negó a discutir la situación con Hitler y sus aliados,
este último sospechó que el gobierno de Baviera iba a capitular ante el gobierno de
Berlín, o peor aún, iba a declarar la independencia de Baviera.63 Hitler decidió
entonces realizar una maniobra arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al comandante
del Ejército en Baviera y al jefe de la policía regional; una vez en su poder, los
iba a convencer de que se uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a marchar hacia
Berlín para derrocar a Stresemann. Para ganarse el apoyo del Ejército, Hitler
decidió usar al general Erich Ludendorff, como figura respetada en su golpe de
estado. El anciano general había sido atraído al movimiento nazi unas semanas
atrás.

En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler y los camisas pardas irrumpieron en


una reunión pública liderada por Kahr en el Bürgerbräukeller, una cervecería a las
afueras de Múnich. Hitler proclamó una revolución y anunció sus intenciones de
formar un nuevo gobierno, junto a Ludendorff, quien no estaba enterado del golpe.64
Antes de iniciar su "Marcha sobre Berlín", que derrocaría al gobierno nacional,
Hitler reclamó la ayuda de Kahr y de las fuerzas militares locales. Este último
fingió ayudar a Hitler, pero, gracias a la ingenuidad de Ludendorff, escapó en
cuanto pudo y retomó el control regional.65 Al amanecer del 9 de noviembre, el
Ejército y la policía bávara estaban tomando posiciones contra los golpistas; Ernst
Röhm y sus tropas nazis se encontraban rodeados en el Ministerio de Guerra bávaro,
y Hitler decidió marchar junto con Ludendorff para liberarlos. El anciano
comandante alemán había convencido a Hitler de que los soldados y la policía no
dispararían contra él, y que se unirían a su causa.64 No obstante, la policía no se
replegó ante Ludendorff y se inició un tiroteo. Catorce golpistas y cuatro policías
murieron durante la refriega, entre ellos Max Erwin von Scheubner-Richter, uno de
los organizadores del putsch, que recibió un balazo mientras marchaba en primera
línea cogido del brazo de Hitler, quien escapó únicamente con un hombro
dislocado.66

Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe
de 1923.
Hitler se escondió en la casa de Ernst Hanfstaengl, donde redactó su primer
testamento político en el que designaba como su sucesor al frente del NSDAP a
Alfred Rosenberg y nombraba vicepresidente a Max Amann, pero carecen de fundamento
versiones posteriores de los hechos que afirman que intentó suicidarse.67 Fue
arrestado la noche del 11 de noviembre,66 acusado de alta traición y Rosenberg se
convirtió temporalmente en el líder del partido. Según Joachim Fest, esta
subversión fracasada marcó uno de los grandes hitos en la vida de Hitler, pues con
ella habría finalizado su aprendizaje y se habría dado paso a su verdadera entrada
en la política.68

Su juicio, atrajo atención internacional, y le proporcionó una plataforma política


para anunciar su movimiento. Durante su juicio, que se inició el 26 de febrero de
1924, Hitler recibió tiempo casi ilimitado para hablar,69 lo que hizo que su
popularidad creciera debido a su poderoso y convincente discurso nacionalista. A
diferencia de los participantes en el golpe de Kapp, Hitler asumió la
responsabilidad de la intentona golpista, pero negó haber cometido un crimen:

Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy me


presento aquí como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de la
revolución. No existe la alta traición contra los traidores de 1918.70
Durante su juicio en 1924.
El 1 de abril de 1924, Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión en la fortaleza
de Landsberg, aunque la Constitución estipulaba cadena perpetua contra crímenes de
este tipo.71 Hitler recibió un trato privilegiado de los guardias y pudo recibir
cartas y visitas de sus admiradores.72 Fue absuelto y liberado el 20 de diciembre
de ese mismo año, como parte de una amnistía masiva hacia prisioneros políticos. En
total, solo cumplió nueve meses de su condena.

Mein Kampf
Artículo principal: Mein Kampf

Sobrecubierta de Mein Kampf (1926-27).


La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas,
que dictó a diversos secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein Kampf
(Mi Lucha), aunque originalmente había planeado llamarla Cuatro años de lucha
contra mentiras, estupidez y cobardía.73 Esta obra, dedicada a Dietrich Eckart,74
era una autobiografía y, más importante aún, una exposición de la ideología
nacionalsocialista.

A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo del
mundo».75 Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-
germana, que se lograría con la destrucción de Francia.75 Una vez conseguido esto,
Alemania finalmente se encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo de
conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler concluye que el Tercer Reich no
debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe expandirse hacia el este, a
expensas de Rusia.75 Aunque reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa
oriental, asegura que el pueblo alemán tiene el derecho de desalojar a sus
ocupantes:

...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación
o raza en particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea
la fuerza de tomarla.75
Acerca de la expansión alemana hacia el este.
Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que los
bolcheviques la controlan, y por lo tanto los judíos.76

En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el
sistema de gobierno será una dictadura:75 Además, el Estado tendrá muy poco que ver
con la economía, ya que en realidad será un «organismo racial».76 Después de
establecer que la raza aria es superior sobre el resto, asegura que la misma debe
subyugar a las demás para poder «preservar e incrementar la cultura».77 Concluye
que los alemanes se encuentran en el estado actual debido a que no preservaron su
raza pura, y «gradualmente perdieron su creatividad cultural».77 Después de
escribir esto, no es sorprendente que determine que el principal propósito del
Estado nazi sea:

...la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y


crean la belleza y la dignidad de una humanidad superior.78
Acerca del propósito del Estado.
Asegura que en un futuro distante, la humanidad se enfrentará a problemas que
solamente una raza superior, con dominio del mundo, podrá resolver.78

Aunque en la actualidad la interpretación de la historia alemana que Hitler expone


en Mein Kampf es considerada grotesca e inexacta, muchos alemanes compartían su
visión histórica. Peor aún, cuando Hitler subiese el poder en 1933, se mantendría
fiel a sus escritos79 y llevaría a cabo la expansión hacia el este, que
desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y en un genocidio de los pueblos eslavos
y semitas.

Mein Kampf no solo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le
proporcionó su principal fuente de ingresos.79 Aunque el libro se publicó en dos
volúmenes entre los años de 1925 y 1926, solamente vendió alrededor de 240 000
ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los primeros años las ventas fueron bajas.
Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables sobre los derechos de
autor de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405 500 marcos. Esta
deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en canciller.

Reestructuración del partido

Entre 1924 y 1929 los nazis experimentaron pérdidas electorales.


Hitler salió de prisión el 20 de diciembre de 1924.80 Su movimiento revolucionario
probablemente estaba en su punto más bajo, el Partido Nazi y sus órganos mediáticos
habían sido prohibidos; además, Hitler tenía prohibido hablar en público y el
gobierno regional estaba recomendando que fuese extraditado a Austria.81 Durante su
ausencia, Gregor Strasser y Erich Ludendorff lideraron el movimiento nazi, y se
fueron distanciando de él.

En el aspecto nacional, la inestabilidad política y económica que habían


contribuido en el rápido crecimiento del Partido Nazi estaban quedando en el
pasado.81 La hiperinflación y los fuertes pagos de indemnización habían sido
amortiguados, y los franceses habían aceptado salir de la Renania. Aunque gracias a
su fallido golpe Hitler llegó a tener cierta prominencia nacional, el puntal de su
partido siguió siendo Múnich y en los meses siguientes el apoyo popular empezó a
mermar. En las elecciones parlamentarias de diciembre, los nazis, que participaron
bajo el nombre de «Movimiento Nacionalsocialista de Libertad», perdieron la mitad
de sus votantes; en contraste, los socialdemócratas estaban recuperando los votos
perdidos. Los nazis continuarían en decadencia hasta 1929, mientras tanto, Hitler
tuvo que seguir organizando el partido y luchando por mantener el liderazgo del
mismo.

Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de prisión con
una visión mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los buenos tiempos
de la República no durarían.8281 A los pocos días solicitó una entrevista con
Heinrich Held, primer ministro bávaro, y luego de realizar promesas de buena
conducta, consiguió que legalizase el Partido Nazi de nuevo. Al periódico nazi
Voelkischer Beobachter también se le permitió circular de nuevo. Creyendo en las
promesas de Hitler, Held le dijo a su ministro de Justicia:
La bestia salvaje está controlada. Podemos permitirnos aflojar la cadena.83
Dr. Heinrich Held sobre Hitler.
Aunque Hitler seguía siendo un autoritario, sus promesas de apegarse a la
Constitución eran parcialmente ciertas. Sin embargo, el futuro dictador no había
cambiado su ideología, sino su estrategia. Habiendo fracasado en derrocar a la
República con un golpe de Estado, ahora perseguía la «estrategia de la legalidad»;
esto significaba adherirse a las normas de la Constitución de Weimar para poder
ascender al poder legalmente. Algunos miembros del partido, sobre todo los jefes de
los «camisas pardas», se opusieron a esta estrategia. Röhm la llegó a ridiculizar,
apodando a Hitler «Adolphe Legalité». De esta manera, Hitler ahora se apoyaría en
la democracia y las elecciones para acceder al poder, y luego las destruiría:

En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armado, debemos


taparnos las narices y entrar al Parlamento como oposición a los diputados
católicos y marxistas. Si superarlos en votos lleva más tiempo que superarlos en
disparos, por lo menos el resultado será garantizado por su propia constitución...
Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría, y después de eso Alemania.84
Acerca de su nueva estrategia constitucional.
El 27 de febrero de 1925, Hitler realizó su primer discurso desde su arresto en
1923, aunque la mayoría de sus hombres de confianza faltaban: Rosenberg, Röhm,
Strasser y Ludendorff no asistieron, Eckart había muerto, y Göring estaba exiliado.
Sin embargo, Hitler dejó claro que no pensaba compartir el liderazgo con alguien
más:

Solamente yo lidero el movimiento, y nadie puede imponerme condiciones mientras yo


personalmente asuma la responsabilidad.84
En su primer discurso al salir de prisión.
No obstante, en esta ocasión Hitler no pudo contenerse. Pronto empezó a calificar
al Estado, a los judíos y a los marxistas de ser «el enemigo», y los amenazó de
muerte.84 De inmediato el Estado bávaro le prohibió pronunciar discursos durante
dos años. Desde entonces, la mayor parte de su tiempo lo pasó en Obersalzberg,
donde continuó escribiendo Mein Kampf.85 Temeroso de que en cualquier momento fuera
deportado, el 7 de abril de 1925, renunció a su ciudadanía austríaca,
convirtiéndose efectivamente en un hombre sin nacionalidad, ya que el gobierno
bávaro se negaba a concederle la alemana.86

Gregor Strasser, dirigente nazi que en varias ocasiones cuestionó el liderazgo de


Hitler.
Sin poder utilizar sus dotes de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como
propagandista y organizador. Fue durante estos años que organizó el Partido Nazi a
nivel nacional, y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo. Pronto
se crearon las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas, y se
establecieron organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el Sarre y la Ciudad Libre
de Danzig. Se establecieron las SS como una subdivisión de las SA; sus miembros
debían realizar un juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se
distinguieron por ser más confiables que los rudos «camisas pardas». Hitler se
colocó a la cabeza de la jerarquía nazi, bajo el título de «Supremo Líder del
Partido y de las SA, Presidente de la Organización Nacionalsocialista Alemana de
los Trabajadores». Además, creó el «Directorado del Reich», compuesto por los
principales jerarcas nazis. Uno de los objetivos de crear esta estructura tan vasta
y compleja era la formación de «un Estado dentro del Estado»;87 de esta manera,
cuando los nazis finalmente llegasen al poder, Hitler podría destruir la estructura
republicana en poco tiempo, y la reemplazaría por la estructura de su Partido.87

Decidido a convertir a su partido en una fuerza nacional relevante, Hitler llamó a


Gregor Strasser y le propuso la organización del movimiento en el norte de
Alemania.88 La personalidad de Strasser competía con la de Hitler, y la idea de
trabajar con independencia en Prusia, Sajonia, Hanóver y la Renania le agradó, por
lo que se dedicó a esta tarea junto con su hermano Otto Strasser y un joven
secretario llamado Joseph Goebbels. Sin embargo, la personalidad independiente de
Strasser y su firme creencia en el elemento socialista del programa
nacionalsocialista le ganaron la animosidad de Hitler.8988 En poco tiempo, Strasser
se convertiría en la amenaza más seria al liderazgo del último, y esto finalmente
le costaría la vida.

El 22 de noviembre de 1925, Strasser realizó una conferencia en Hanóver, donde


apoyó la expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que pronto iba a ser
consultada en un plebiscito. De esta manera, la organización nazi del norte, la
Arbeitsgemeinschaft der Gauleiter Nord-West, se unió a los marxistas en la campaña
electoral.90 Hitler contraatacó el 14 de febrero de 1926, organizando una
conferencia en Bamberg, donde obligó a Strasser y a Goebbels a retractarse de su
programa. Para complicar la posición de Strasser, Goebbels abandonó su causa unos
días después y se unió a Hitler. Sin embargo, este no sería el fin de la enemistad
entre Hitler y Strasser.

Después de este encuentro, el partido de Hitler quedó aún más centralizado, y el


llamado Führerprinzip («Principio del líder») quedó finalmente arraigado en la
organización partidaria. Bajo este sistema, los dirigentes no serían elegidos por
su grupo, sino más bien designados por sus superiores, siéndoles delegada la
completa responsabilidad ante ellos, al tiempo que exigirían la misma obediencia
incondicional a sus subordinados. De acuerdo a Hitler, todo el poder y la autoridad
debía ser delegada de arriba hacia abajo.

Ascenso al poder
Artículo principal: Ascenso al poder de Adolf Hitler
El ascenso durante la Depresión

Reunión del partido nazi en 1930.


La Gran Depresión trajo nuevos tiempos para el revolucionario alemán. Durante años
Hitler había predicho que llegaría y mientras varios bancos se declaraban en
quiebra y millones perdían sus empleos, él declaró su satisfacción, porque entendió
que el momento era oportuno para su discurso revolucionario:

Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que en


estos días. Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes a
las estafas, mentiras y traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores del
pueblo.91
Acerca de la Gran Depresión.
Un elemento clave del discurso de Hitler fue su capacidad de revivir el sentimiento
de orgullo nacional, debilitado en la Primera Guerra Mundial y en el posterior
Tratado de Versalles. Después de estos sucesos, Alemania había perdido importancia
económica en Europa, junto con todas sus colonias, y además había adquirido una
pesada deuda al aceptar la responsabilidad de la guerra. Hitler prometía repudiar
al Tratado de Versalles, suspender los pagos de indemnización, generar empleo,
combatir la corrupción y controlar a los ricos.92 Sutilmente, los nazis empezaron
también a asociar a los judíos con los comunistas y los empresarios corruptos,
reviviendo antiguos sentimientos antisemitas.

Hitler posa para la cámara.


La inestabilidad económica de la Gran Depresión pronto se extendió al campo
político y benefició a Hitler. En marzo de 1930, Heinrich Brüning fue nombrado
canciller de Alemania por el presidente Paul von Hindenburg, ya que el canciller
saliente fue incapaz de conseguir la mayoría parlamentaria para gobernar. Brüning
tampoco la consiguió, pero se mantuvo en el poder gracias a los decretos
presidenciales de Hindenburg. De esta manera, la voluntad del canciller quedó
sujeta a la del presidente, y la voluntad del Parlamento alemán fue relegada a un
segundo plano. Sin embargo, Brüning era un demócrata, y procedió a llamar a nuevas
elecciones, con la esperanza de obtener la mayoría parlamentaria necesaria poder
gobernar sin la aprobación de Hindenburg.93 Irónicamente, las elecciones
parlamentarias de 1930 no contribuirían en el fortalecimiento de la democracia, ya
que convertirían al Partido Nazi en la segunda fuerza política de Alemania y al
Partido Comunista en la tercera.

Después de obtener apoyo popular, Hitler procedió a buscar el del Ejército. El


discurso nacionalista de Hitler hizo mella en jóvenes oficiales; y una semana
después de las elecciones, durante un juicio contra tres oficiales que habían
promovido la ideología nazi en el Ejército, Hitler fue llamado a testificar y
aprovechó esta oportunidad para intentar ganar el apoyo de los militares,
asegurando que «vengaría» la Revolución de Noviembre y que eliminaría los límites
impuestos al Ejército alemán en el Tratado de Versalles. El relativo éxito
electoral de Hitler también atrajeron la atención de los hombres de negocios
germanos. Desde 1931, Walther Funk empezó a presentar a Hitler poderosos
industriales; además, varias empresas empezaron a financiarlo, entre las que
destaca la aseguradora Allianz.94 Sin embargo, la mayoría de empresas alemanas se
negaron a apoyar al futuro dictador.95

Intrigas de Schleicher y Papen

Papeleta electoral de las elecciones presidenciales alemanas de 1932.


Como líder de la segunda fuerza política en el Parlamento, Hitler pronto fue
incluido en los planes de los gobernantes de la República de Weimar.96 A finales de
1931 se reunió con el canciller Brüning y el presidente Hindenburg, pero ambos
fueron incapaces de conseguir un acuerdo político con él. Fue después de esta
primera reunión que Hindenburg aseguró que:

...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro
de Correos, pero ciertamente no un Canciller.97
Hindenburg sobre Hitler.
El 7 de enero de 1932, Brüning se reunió de nuevo con Hitler, e intentó persuadirlo
de que aprobase la postergación de las elecciones presidenciales de 1932.98 El
anciano Hindenburg no quería postularse a la reelección, y todo parecía indicar que
Hitler se convertiría en presidente ante la carencia de otros candidatos de peso;
si Hitler aceptaba la postergación de las elecciones hasta la muerte natural de
Hindenburg, el canciller Brüning luego solicitaría el restablecimiento de la
monarquía alemana, aunque bajo un sistema de gobierno similar al británico.99
Hitler se dio cuenta de que esta medida no lo beneficiaría, y después de realizar
una serie de demandas que fueron rechazadas de inmediato por Hindenburg, rehusó
apoyar el plan de Brüning. De esta manera, Hindenburg fue forzado a aspirar a un
segundo período para evitar un triunfo hitleriano.

El 25 de febrero, Hitler finalmente decidió convertirse en ciudadano alemán, y de


inmediato presentó su candidatura, en contraposición a la de Hindenburg. A pesar de
que Hitler realizó una impresionante campaña electoral,100 Hindenburg ganó con
holgura estas elecciones, aventajándolo con más de 16 puntos porcentuales. El
candidato austríaco había duplicado los votos de su partido en dos años, pero
parecía incapaz de acceder el poder a través de los votos sin comprometerse
políticamente con Hindenburg. Fue en este año que la animosidad entre Strasser y
Hitler se acentuó de nuevo; a pesar de su derrota en Bamberg en 1926, Gregor
Strasser había continuado siendo un importante líder del Partido Nazi, y era más
aceptado por el Parlamento y el presidente que Hitler. Debido a su talento
político, Hitler lo mantenía en su círculo de asesores más cercano, y junto con
Goebbels, Göring, Frick y Röhm, ocupaba el escalafón más alto del Partido en 1932.
Sin embargo, Strasser empezó a criticar la postura intolerante de Hitler, quien
rehusaba compartir un gobierno con los hombres de Hindenburg.
Saludo fascista, abril de 1932
Después de esta derrota electoral, las «camisas pardas», que ya superaban al
Ejército en número, fueron prohibidas. Fue en este momento que el General Kurt von
Schleicher, artífice del ascenso de Brüning, empezó a conspirar para provocar su
caída. Schleicher contactó a Hitler a través de Röhm; a este último le ofreció
legalizar las SA de nuevo, con planes de anexarlas posteriormente al Ejército.101
Por otro lado, le ofreció a Hitler la convocatoria de nuevas elecciones
parlamentarias, a cambio de apoyar a un nuevo gobierno. Como antiguo amigo de
Hindenburg, Schleicher logró convencerlo de forzar la renuncia de Brüning, y luego
lo persuadió de que nombrase canciller a Franz von Papen. En las nuevas elecciones
parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en la primera fuerza política
del Parlamento, pero no alcanzó la mayoría necesaria para gobernar. Con estos
resultados, Hitler se negó a apoyar a Papen, y reclamó la Cancillería para él,
rehusando de nuevo compartir el poder con la facción de Hindenburg y Schleicher.
Con este nuevo fracaso, la corriente de Strasser en el Partido Nazi se fortaleció,
y la dirección política de Hitler empezó a ser criticada públicamente por este.

Al igual que su predecesor, el nuevo canciller, resultó ser incapaz de conseguir la


mayoría parlamentaria, y Papen llamó entonces a nuevas elecciones, las terceras en
1932. Aunque en estas elecciones los nazis continuaron siendo la primera fuerza
política, perdieron votos, y Hitler quedó aún más lejos de alcanzar la mayoría en
el Parlamento. No obstante, por esto no cambió su estrategia, ya que el político
austríaco continuó demandando la Cancillería para él, rechazando el ofrecimiento de
la Vice-cancillería que le extendió Hindenburg. Por su parte, Schleicher empezó a
planificar la caída de Papen, y convenció a Hindenburg que si lo nombraba canciller
lograría dividir el Partido Nazi separando a Strasser. Hindenburg accedió el 2 de
diciembre de 1932, sin embargo, el gobierno de Schleicher fue breve, ya que Hitler
lo sucedería en menos de dos meses.

En este punto era claro que aún antes del ascenso de los nazis al poder, el poder
ya no residía en el pueblo ni el Parlamento democráticamente electo, sino en el
presidente Hindenburg, quien era muy anciano y propenso a ser manipulado por la
camarilla que lo rodeaba.102 Esto era obvio para Hitler, y por eso, cuando Papen se
le acercó unos días después de haber salido de la Cancillería, decidió hacer un
trato con él, ya que el excanciller todavía contaba con la confianza del
presidente. Esta alianza llegó en el momento oportuno para Hitler, ya que el
Partido Nazi se encontraba en quiebra, y los seguidores más radicales estaban
abandonando las filas para ingresar al Partido Comunista. Para complicar la
situación, Schleicher había puesto en marcha su plan de dividir a los nazis,
ofreciendo la Vicecancillería a Strasser, y aunque este no había aceptado, sí tuvo
una calurosa discusión con Hitler, después de la cual renunció a todos sus cargos y
envió su versión de la historia a los periódicos, amenazando acabar con el Partido.
Esta era la amenaza más grave contra el movimiento nazi desde 1925, y Hitler
amenazó con suicidarse:

Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con
un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza
de que Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no solo no lo llamó, sino
que aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de
importancia en el partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego,
convocó a todos los líderes nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de
fidelidad personal. Cuatro días después de la partida de Strasser, Hitler había
tomado finalmente el control de toda la estructura política del partido.
Hitler en la Cancillería del Reich, el 30 de enero de 1933.
El 4 de enero de 1933, Hitler se reunió con Papen, donde acordaron formar una
coalición en caso de que el último lograse convencer a Hindenburg de nombrar
canciller al líder nacionalsocialista. El 22 de enero, Hitler tuvo otra reunión con
Otto Meissner y con Oskar von Hindenburg, Secretario e hijo del presidente
respectivamente, consiguiendo su apoyo. El 28 de enero, después de pasar varios
días intentando conseguir apoyo de cualquier fuerza política sin éxito, el
canciller Schleicher presentó su renuncia ante Hindenburg. El anciano presidente de
inmediato buscó el consejo de Papen, quien le aseguró que podría formar un gobierno
con Hitler, donde los nazis serían minoría y estarían bajo control.

Finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller de Alemania por


el presidente Hindenburg.103 Políticos conservadores como Papen, e industriales
adinerados como Emil Kirdorf, pensaron que lograría controlar al revolucionario
alemán y que lo harían obrar en pro de sus intereses, pero en unas pocas semanas
Hitler demostraría ser más capaz que estos, y durante su gobierno, muchos de los
que lo ayudaron en su carrera al poder terminarían siendo ejecutados, confinados en
campos de concentración o huyendo al exilio para salvar sus vidas.

Establecimiento de la dictadura

Hitler con su primer gabinete, el 31 de enero de 1933. Conformado principalmente


por conservadores, que deseaban controlar a Hitler, muy pronto fueron subyugados.
(Al frente: Hermann Göring y Franz von Papen a su izquierda)
Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación
segura, las mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos
cancilleres seguían vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el
presidente Hindenburg y su camarilla, quien a su vez era respaldado por el Ejército
y por su propio gabinete de ministros, controlado por los conservadores e
industriales, donde los nazis eran minoría.104 Además, en el Partido Nazi estaban
presentes las expectativas de 4 millones de camisas pardas que, liderados por Ernst
Röhm, no ocultaban su desdén por el hecho de que tantos elementos conservadores
compartieran el gobierno con Hitler. Adicionalmente se encontraban las fuerzas
políticas opositoras en el Parlamento, socialdemócratas y comunistas, que
controlaban diversos gobiernos regionales; aunque, a pesar de su aversión por el
nazismo, jamás fueron capaces de aproximarse entre sí para formar un frente común
contra este.

El incendio del Reichstag y la ley habilitante


Artículos principales: Incendio del Reichstag, Decreto del incendio del Reichstag,
Elecciones parlamentarias de Alemania de 1933 y Ley habilitante de 1933.
Con solo el 34 % del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que recurrir
al «Anciano Caballero», el presidente Hindenburg, para lograr aprobar sus leyes.105
El vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de Hindenburg, estaba seguro
de que «en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá a
chillar».105 Papen no fue el único que subestimó a Hitler, la prensa en general
seguía esta misma línea de pensamiento:

La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar


sus ambiciones dictatoriales.105
The New York Times, 31 de enero de 1933
Consciente de su situación, Hitler ocultó inicialmente sus planes revolucionarios,
en sus primeras alocuciones evitó en lo posible alarmar al ciudadano común.106 Sin
embargo, de inmediato empezó a trabajar para adquirir más poder; después de
sabotear las conversaciones con el Partido del Centro, Hitler informó a su gabinete
que eran necesarias nuevas elecciones.107 Ante las protestas de Hugenberg y Papen,
Hitler los calmó asegurándoles que no cambiaría la composición del gabinete sin
importar el resultado. Para la campaña de las nuevas elecciones parlamentarias,
fijadas para el 5 de marzo, Hitler pudo hacer uso de los recursos del Estado;107
además, contó con el apoyo de un importante grupo de industriales; quienes, luego
de que Hermann Göring les asegurara que probablemente serían las últimas elecciones
«en los próximos cien años», donaron tres millones de marcos de la época para la
causa nazi.108 Adicionalmente, días antes, Hitler había tenido una cena con
diversos líderes del ejército; a pesar de su llamado al rearme de Alemania, los
resultados fueron mixtos, pocos altos oficiales tenían sentimientos democráticos y
eran muchos los que deseaban una dictadura militar, pero desconfiaban de los
nazis.109

No contento con contar con muchos recursos para hacer campaña, Hitler empezó a
colocar trabas a los partidos de oposición. A través de decretos presidenciales,
impuso restricciones a los mítines políticos y restricciones a la prensa.110
Además, consolidó la autoridad de un gobierno paralelo regional en Prusia, y colocó
a Göring al mando de la policía estatal. Al poco tiempo, la policía prusiana con la
ayuda de las «camisas pardas» empezó a disolver las concentraciones opositoras;
solo los opositores más ilusos acudían a la policía cuando eran hostigados por los
nazis.111 Muy pronto, otros siete gobiernos regionales de estados más pequeños
fueron usurpados por los nazis, que establecieron autoridades paralelas.112

El incendio del Reichstag permitió a Hitler acelerar sus planes de persecución


contra sus opositores, acusándolos de ser golpistas.
El 27 de febrero de 1933, una semana antes de las elecciones el edificio del
Reichstag fue incendiado. Si bien todavía existe dudas sobre la autoría del
incendio, es claro que Hitler se benefició ampliamente de este crimen.113 Después
de que la policía atrapara a un comunista neerlandés de nombre Marinus van der
Lubbe en la escena del crimen, Göring empezó a acusar a los comunistas de querer
ejecutar un golpe de Estado, y la prensa nazi pronto copió su discurso. Al día
siguiente, Hitler no perdió tiempo en presentar un decreto de emergencia de seis
artículos, redactados por Göring, donde solicitaba la suspensión de varios
artículos de la Constitución de Weimar con el objetivo de «proteger los documentos
culturales alemanes».114 En realidad, el llamado Decreto del incendio del Reichstag
acababa con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas: la
libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la
inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones
telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.114 Además, permitía
al gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que considerase incapaz
de mantener el orden en su estado.115 Luego de que Papen y Meissner apoyaran el
decreto, el anciano presidente lo firmó.114

Con estos poderes, la persecución nazi se intensificó, los dirigentes comunistas


fueron arrestados y enviados a campos de concentración; además, desde los medios
del Estado se inició una campaña de alerta contra el «terror comunista», tratando
de convencer al ciudadano alemán de que, a menos que no votasen por los nazis, el
país entraría en una guerra civil.115116 Por otro lado, Hitler moderó su discurso,
aseguró que sólo necesitaba cuatro años en el poder y minimizó su antisemitismo en
público, como dejó constancia el futuro presidente de

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