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Una inyección de gratitud

Los desafíos cotidianos no nos dejan ver con claridad las bendiciones constantes que
Hashem nos da.
Por: David Ben Horin - Breslev

¿Sabías que la mayor parte de los ganadores de la lotería no dicen sentir algo significativamente
diferente un año después de su golpe de suerte?
Imagínate que te ganas cinco millones de dólares.
Todo cambia. Ya no tienes que preocuparte por el dinero. Puedes comprar comida lista todos los
días. Cada verano, te vas de crucero y cada invierno, te vas a tu casa de invierno.
Al principio, es súper emocionante.
Pero al cabo de un tiempo, ya te vas acostumbrándote.
Ahora imagínate que empiezas a sentir que el brazo derecho se te entumece, o que al rostro
empieza a ponerse duro. El doctor te dice que estás excedido de peso y que, si no empiezas a
hacer ejercicio y a bajar por lo menos quince kilos, estás poniendo tu vida en peligro.
¿Acaso ahora estás pensando en el dinero? Cuando te falta oxígeno al ponerte a correr, ¿acaso el
crucero de la semana te emociona tanto como antes?
Incluso puede resultarte una distracción innecesaria de tu nueva dieta.
Los desafíos cotidianos no nos dejan ver con claridad las bendiciones constantes que Hashem nos
da.
Y hasta nos ciegan, impidiéndonos ver los increíbles milagros que Hashem le hace a cada
persona.
 
La destrucción de las plagas
 
Las devastadoras plagas siempre han sido como una espada pendiendo sobre nosotros desde el
comienzo de la historia. En el año 430 antes de la era común, más de dos tercios de Atenas murió
en una plaga.
Nadie logró encontrar una cura y murieron cien mil personas.
Seiscientos años más tarde, otra plaga atacó al Imperio Romano.-
Esta plaga duró quince años, y mató a cinco millones de personas. La plaga no sólo borró al 10%
de la población romana sino que acabó con la Pax Romana, más de un siglo y medio de dominio
romano indiscutido.
La peste bubónica mató a la mitad de la población europea. No se encontró una vacuna y la peste
duró siete años. Veinticinco millones de europeos perdieron la vida, más que en la Primera Guerra
Mundial.
En 1920, una gripe mató a cincuenta millones de personas.
En años recientes, el SIDA mató a treinta y cinco millones de personas.
Las vacunas son la solución ideal para las plagas mundiales, pero no son instantáneas ni tampoco
están garantizadas.
Actualmente, no hay vacunas para la gripe, el SIDA ni la peste bubónica. La gripe fue descubierta
hace cuatrocientos años y la peste bubónica, hace setecientos años.
Los científicos tardaron veinticinco años en desarrollar una vacuna para la poliomielitis.
Los estudios para la vacuna Anthrax empezaron en el año 1881. En el año 1937 estuvo lista la
vacuna para el ganado. Y en el 1970, para los seres humanos. Tardó 60-90 años en prepararse.
Como promedio, una vacuna tarda en estar lista veintinueve años.
 
El milagro de 5781
 
En 2020, la plaga COVID-19 mató a casi dos millones de personas. Ochenta y cinco millones de
personas se contagiaron.
Si hubiesen tardado los veintinueve años promedio que se tarda en encontrar una vacuna, habría
muerto más gente de COVID-19 que de cualquier otra plaga en la historia de la humanidad. Y la
economía obviamente habría colapsado.
Los avances en la tecnología, el uso eficaz de los barbijos, el distanciamiento social y los
confinamientos evitaron que sucediera esta pesadilla.
La tecnología de comunicación que se fue desarrollando en la última década fue la que posibilitó
que enormes sectores de la economía global continuaran en funcionamiento, salvando al mundo
de un colapso económico total.
Por primera vez en la historia humana, se encontró una vacuna para una plaga en menos de un
año.
Los grandes imperios, tales como el Imperio Romano, el Imperio Griego, Europa y Rusia no
lograron contener o curar las plagas que los atacaron.
Gracias a Dios, en nuestra generación logramos hacer ambas cosas en el breve lapso de once
meses.
Esto es un milagro de Hashem.
 
En medio de la confusión, DEBEMOS darle las gracias a Hashem
 
En este momento, lo único que logramos ver es la cuenta diaria de nuevos casos, los nuevos
vacunados, y los cálculos para el levante de los confinamientos y las restricciones.
Nos preocupa saber cuándo vamos a empezar a trabajar de nuevo, si es que podemos empezar a
trabajar de nuevo, cuándo la situación va a retornar a la normalidad, etc.
Parece como una batalla difícil de ganar.
Y muchas veces no nos deja ver el increíble milagro que Hashem le dio al mundo – la bendición
que les confirió a miles de millones de personas.
Él nos dio una cura, más poderoso que cualquier otra que haya hecho – nos dio otra oportunidad
para estudiar Torá, para dar tzedaka, para rezarle a Hashem, para sonreírle a nuestro vecino, para
abstenernos de hablar mal de los demás o usar malas palabras, para decirle gracias por habernos
salvado.
Tanto si te das la vacuna como si no, la mayoría de la gente sí la va a recibir. Y esto va a restaurar
la normalidad. Podremos viajar de nuevo. Podremos darnos la mano de nuevo. Podremos ir a
trabajar de nuevo.
Hashem nos dio este regalo.
Él nos dio la tecnología para arreglar lo que podría haber sido el fin del mundo.
Nos salvó de morirnos de hambre.
Nos salvó de la muerte.
Nos salvó de una tragedia interminable.
Nuevamente iremos a rezar. Nuevamente podremos estudiar.
Nuevamente bailaremos en Purim. Nuevamente nos sentaremos juntos en la sucá.
Este es uno de los más grandes milagros del último siglo y somos todos parte de él.
Por favor, tómate unos minutos todos los días para hablar con Hashem usando tus propias
palabras y darle las gracias por haberte dado a ti, a tu familia, a tus amigos, a tus seres queridos, y
a toda la humanidad, un regalo que ninguna otra generación ha recibido.
Haz algo especial por Dios:
 Una mitzvá más
 Una mejora de carácter
 Un poco más de concentración en tus plegarias.
Algo para darle a Hashem las gracias por habernos redimido.
 

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