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CAPITULO II

MARCO TEÓRICO

Impedimentos Físicos Concepto.

Conceptualmente hablando, las personas con impedimentos físicos


son aquellas que están limitadas substancialmente en una o más de las
actividades y funciones de la vida. El término abarca, pero no está limitado
por; ver, oír, hablar, caminar, respirar, aprender y trabajar. Se puede decir
también que son aquellas personas a las que se les ha diagnosticado una o
varias de las siguientes condiciones: Retardación mental, problemas de
audición incluyendo sordera, problemas de habla o lenguaje, problemas de
visión incluyendo ceguera, disturbios emocionales severos, problemas
ortopédicos, autismo, sordo-ciego, daño cerebral por trauma, impedimentos
múltiples, problemas específicos en el aprendizaje, entre otros.
Un impedimento físico puede o no ser discapacitante para una
persona; el término se refiere a una disfunción orgánica: la pérdida de una
mano o la parálisis de los músculos del habla, de las piernas o de los brazos
son impedimentos físicos; usualmente un médico está involucrado en su
diagnóstico, al tratarse de una condición médica. Una discapacidad, por el
contrario, es el efecto que el impedimento tiene en el funcionamiento de un
individuo en circunstancias específicas. Así por ejemplo, una persona
confinada a una silla de ruedas, debido a la lesión causada por una parálisis
cerebral, ciertamente tiene un impedimento físico pero pudiera no ser
discapacitada. Es importante recordar que inclusive el impedimento físico
más severo puede no ser discapacitante en situaciones específicas. Muchos
de los factores ambientales que crean discapacidades en las personas con
impedimentos físicos pueden ser modificados y acomodarse a estas
personas (Cartwright, 1984).
A las personas con impedimentos físicos se les puede describir como
individuos con discapacidades funcionales relacionadas con sus habilidades
físicas (por ejemplo uso de las manos, control corporal, movilidad), también
se incluyen las condiciones de salud (tales como pérdida de fuerza y vigor), o
con ambas; Hallahan y Kauffman (1986), al analizar estas condiciones
consideran que, desde el punto de vista educativo, las mismas se ubican en
el ámbito de la educación especial, al afectar el rendimiento y prosecución
escolar del niño. Dichas condiciones son de tal magnitud que le impiden el
acceso a la escuela regular a un grado tal, que son imprescindibles servicios,
estrategias, equipos, materiales y estructuras físicas especializadas.
Es difícil e injusto describir las personas con impedimentos físicos
como un grupo homogéneo. Inclusive en aquellas agrupaciones de
impedimentos específicos como la parálisis cerebral, los rangos de
funcionamiento van desde muy leves hasta muy severos. Dos individuos con
un mismo diagnóstico pueden ser muy diferentes en su habilidad para
funcionar.
La terminología médica le dice muy poco al educador acerca de las
necesidades educativas de estas personas, sin embargo, los profesionales
que trabajan con ellos deben conocer las diferentes condiciones para
entender la naturaleza del trastorno y las implicaciones educacionales del
impedimento (1984).
Desde el punto de vista educativo en términos generales, el
impedimento físico no debe implicar ningún tipo de barrera que imposibilite la
adquisición de conocimientos, hábitos u otras habilidades, además de la
plenitud de su desarrollo cognitivo y emocional (Varios, 1990). Con el fin de
desarrollar programaciones educativas adaptadas a las necesidades que
presentan estas personas, es necesario conocer las peculiaridades de dicho
impedimento, así como los diversos tipos y manifestaciones, lo cual permitirá
adaptar las diferentes estrategias pedagógicas que garantizarán su
desarrollo integral.
Los impedimentos físicos comprenden una diversidad de situaciones
de acuerdo al momento de su aparición. Algunos, como las malformaciones
congénitas y la espina bífida, son detectadas en el momento mismo del
nacimiento; en otros su detección ocurre después del nacimiento o unos
meses más tarde, cuando el niño comienza a presentar patrones motrices
inadecuados, tal es el caso de la parálisis cerebral; otros impedimentos
físicos son detectables más tarde en la vida del individuo, como es el caso de
aquellas anomalías que se hacen evidentes en la adolescencia o en la vida
adulta.
En el caso del Área de Impedimentos Físicos de la Dirección de
Educación Especial, se utilizará el término impedido físico para describir
aquellas personas que presentan discapacidades o limitaciones físicas no
sensoriales (Ministerio de Educación, Programa de Impedimentos Físicos,
1986); en este sentido es necesario diferenciar dos grandes grupos:
trastornos neurológicos e impedimentos músculo esqueléticos y ortopédicos.
Existen numerosas clasificaciones en el campo de los impedimentos
físicos. Así por ejemplo, la clasificación de Gearheart (en Mori, 1993) ilustra
la diversidad de esta categoría y propone dos grandes grupos: en el primer
grupo se encuentran ubicados los trastornos neurológicos como la parálisis
cerebral, la espina bífida, y la poliomielitis, entre otros; en el segundo, los
impedimentos músculo-esqueléticos y ortopédicos, entre estos los más
comunes son la distrofia muscular, la osteogénesis imperfecta, la artritis y la
escoliosis.
Los trastornos neurológicos son causados por daño, defecto o
deterioro del sistema nervioso central (el cerebro o la médula espinal).
Aquellos trastornos que involucran el sistema nervioso central constituyen las
causas más comunes de necesidades educativas especiales en los niños.
Los niños con trastornos en el sistema nervioso central,
frecuentemente presentan ciertas dificultades en su habilidad para aprender,
así como también en el funcionamiento físico. El daño en el cerebro de un
niño puede ocasionarle problemas en diferentes áreas como por ejemplo
retardo motor o mental; dificultades en el aprendizaje, trastornos en el habla
y dificultades en el lenguaje, entre otros. Por otro lado, un niño con trastornos
en la médula espinal puede tener problemas con las sensaciones, con los
movimientos y parálisis de ciertas partes del cuerpo (Cartwright, 1984).
Generalmente la parálisis cerebral es el trastorno que subyace a los
impedimentos motores presentados por un índice elevado de niños. En este
sentido es importante señalar la innumerable cantidad de definiciones que
sobre el trastorno han propuesto diferentes autores. Así por ejemplo,
Malamud, Itabashi, y Castor (en Cartwright, 1984) la definen como "cualquier
trastorno que se caracteriza por una anomalía motora no progresiva, con o
sin impedimentos sensoriales y/o retardo mental, debido a daño o
enfermedad en el cerebro y que se manifiesta antes de los cinco años de
edad" (p. 133).
Bartram (1984) por su parte considera que "El término 'parálisis
cerebral' identifica a un grupo de trastornos no progresivos como resultado
de un funcionamiento inadecuado de los centros y vías motoras del cerebro,
caracterizados por parálisis, debilidad, incoordinación y otras
manifestaciones del funcionamiento motor. Estas manifestaciones tienen su
origen en el período prenatal, perinatal o antes de que el sistema nervioso
haya alcanzado su madurez" (p. 133). Este daño puede ser causado por
infecciones, enfermedades o una labor de parto difícil o complicado,
prematuridad o anoxia, entre otros.
En Venezuela, el Centro de Parálisis Cerebral (1997) del Ministerio de
Educación, plantea que para describir aquel grupo de trastornos crónicos que
comprometen el control del movimiento, aparecen en los primeros años de
vida y son de carácter no progresivo, se utiliza el término de parálisis
cerebral. Este término se refiere a la localización del daño en cualquiera de
los dos hemisferios cerebrales; por otro lado, el término "parálisis" denota el
compromiso que impide el control del movimiento corporal. Estos trastornos
son ocasionados por un desarrollo defectuoso o daño en las áreas motoras
del cerebro, lo cual conduce a una desorganización en la habilidad para el
control adecuado del movimiento y la postura, más no por problemas en los
músculos o en los nervios propiamente dichos (Peña, 1989).
Estas definiciones concuerdan en que la parálisis cerebral la
constituyen un grupo de trastornos, no es progresiva, se trata de una
disfunción cerebral y se presenta un impedimento en el funcionamiento
motor.
En este trastorno se presentan manifestaciones muy variadas y con
diferentes grados de severidad. La persona puede tener dificultad con las
destrezas motoras finas, como escribir o utilizar las tijeras; mantener el
balance y caminar o presentar movimientos involuntarios que no puede
controlar, tal es el caso de los movimientos incontrolables por tensión en las
manos.
Estas manifestaciones varían de una persona a otra y pueden cambiar
en el curso del tiempo; otras también pueden presentar trastornos
adicionales como convulsiones o retardo mental; sin embargo y contrario a la
creencia común, esta no siempre ocasiona una discapacidad severa.
Mientras que el niño con parálisis cerebral severa podría estar impedido para
caminar y necesitar cuidado de por vida, otro con parálisis cerebral leve
podría ser ligeramente torpe y no requerir de atención especializada.
Con relación a la clasificación, la misma puede realizarse según la
causa, el grado de severidad, la topografía (considera básicamente la
afección específica de las extremidades) y la fisiología (considera el trastorno
de los movimientos). Estas dos últimas son las más ampliamente utilizadas.
Aunque pudiera ser útil la clasificación según el grado de severidad de
esta condición, también es cierto que algo de subjetividad está presente,
razón por la cual no son tan consistentes como los otros sistemas; sin
embargo, los términos más comúnmente utilizados en la clasificación por
grados de severidad son aquellos propuestos por Deaver en el año 1955
(1984) en tres categorías: leve, moderado y severo. Hoy en día es la
terminología más utilizada al considerar el grado de severidad.
La clasificación de Deaver se resume de la manera siguiente: En la
parálisis cerebral leve la persona puede caminar y hablar, presenta un buen
grado de independencia personal y físicamente la apariencia personal luce
normal, pero la precisión fina de los movimientos puede estar afectada. En el
grado moderado el individuo puede requerir atención especializada para los
problemas del habla, deambulación y autocuidado; usualmente se requieren
braces y otros equipos especializados; por lo general la marcha es diferente
a la norma; por último, en el grado severo, la persona requiere de atención
especializada en aspectos relacionados con el habla, autocuidado y
deambulación, pero la prognosis en cuanto a la mejoría de las habilidades en
estas áreas es muy pobre. El individuo tendrá poco uso de las manos, no
podrá caminar independientemente o hablar claramente.
En la clasificación topográfica, el término utilizado combina la
descripción del miembro comprometido con el término "plejia" o "paresia",
para expresar la existencia de parálisis o debilidad. Tomando en
consideración la topografía, la parálisis cerebral espástica presenta los
siguientes tipos: Cuadriplejia o tetraplejia (compromiso de los cuatros
miembros), triplejia (Compromiso de los miembros inferiores y uno de los
miembros superiores), paraplejia (compromiso de los miembros inferiores
solamente), diplejia (Compromiso de los cuatro miembros, más evidente en
los miembros inferiores,) hemiplejía (Compromiso de un hemicuerpo),
monoplejia (Compromiso limitado a un solo miembro) y doble hemiplejía
(Compromiso de los cuatro miembros, más evidente en un hemicuerpo).
En la clasificación de acuerdo al tipo de trastorno en el movimiento o
fisiológica, se plantea una clasificación de cuatro categorías. En la parálisis
cerebral espástica, los músculos están rígidos debido a que se presentan
altos niveles en el tono muscular, ocasionando una reducción en el
movimiento, cuestión que se manifiesta a través de trastornos motores
anormales, como por ejemplo el entrecruzamiento de los miembros
inferiores, denominado posición en tijeras, causada por la contracción
muscular impidiendo la deambulación. Afecta a un 70 u 80 % de la población
con parálisis cerebral. Otro tipo en esta categoría es el que se conoce como
tremor que consiste en movimientos alternantes e involuntarios, la tensión y
rigidez muscular es continua.
La parálisis cerebral atetósica o diskinética por su parte, está
caracterizada por la presencia de movimientos de torsión lentos e
incontrolados. Estos movimientos usualmente comprometen las manos, los
pies, los brazos o las piernas y en algunos casos, los músculos de la cara y
de la lengua, los cuales dan lugar a muecas y babeo que se incrementan
durante los períodos de estrés emocional y desaparecen durante el sueño.
Estas personas pueden tener problemas para la coordinación de los
movimientos de aquellos músculos necesarios para el lenguaje, ocasionando
la condición conocida como disartria. Este tipo de parálisis se presenta en un
porcentaje de un 10 a un 20% de la población con parálisis cerebral.
La tercera categoría es la parálisis cerebral atáxica. Es la forma
menos frecuente de parálisis y afecta fundamentalmente el balance y la
coordinación de la deambulación, en consecuencia, es inestable con una
amplia base de sustentación, evidenciándose gran dificultad para la
realización de aquellos movimientos que requieran de mayor presión, tales
como, la escritura o el abotonado. También pueden presentar temblor
intencional, que se inicia con el movimiento voluntario, como por ejemplo, el
alcanzar un libro observándose temblor en el segmento corporal que esta
siendo usado, temblor que se incrementa en la medida en que el individuo se
aproxima al objetivo deseado. Se considera que la forma atáxica se presenta
en un porcentaje de 5-10%.
Por último, es necesario mencionar la forma mixta caracterizada
fundamentalmente por la presencia de características combinadas. Estudios
nacionales realizados en los Hospitales San Juan de Dios y Ortopédico
Infantil de Caracas, han revelado una frecuencia de 5.6%. Una revisión de
40.094 historias de pacientes atendidos desde 1974 a 1976, en el Servicio de
Neurología en el Hogar Clínico San Rafael de Maracaibo, mostró un total de
214 enfermos con el diagnóstico de parálisis cerebral, entre 3.172 pacientes
neurológicos, lo cual se corresponde con un 6.7% (Peña, 1989).
Según el Doctor Joaquín Peña (1989), la variabilidad de estos datos
puede estar relacionada con los criterios de selección y las características de
las instituciones hospitalarias donde son atendidas personas con este tipo de
problemas. Por otro lado, el hecho de no haber unificación de criterios en
cuanto a la definición del trastorno y las diferentes categorías, puede estar
afectando la variabilidad de las cifras, puesto que para algunos es difícil la
aceptación del diagnóstico de parálisis cerebral, como ocurre con los casos
leves o con ciertas anomalías anatómicas o enfermedades metabólicas,
afectando en consecuencia los índices de frecuencia y prevalencia del
problema.
La espina bífida es otra condición perteneciente al grupo de los
trastornos neurológicos; ocurre cuando la columna vertebral no se cierra
totalmente durante el crecimiento fetal. Dependiendo de la forma de la
condición y la ubicación de la abertura, se presentan diferentes
manifestaciones neurológicas. En este sentido es importante señalar la
existencia de tres categorías.
En la espina bífida oculta, que es la menos severa, una o más de las
vértebras que conforman la columna vertebral no están formadas
completamente. No ocurre ningún impedimento neurológico porque la
médula espinal no se sale de la columna vertebral. La piel ubicada sobre la
zona afectada puede tener una mancha cubierta de vellosidad, un lunar o
puede ser normal. Generalmente no requiere tratamiento.
En la segunda categoría, el meningocele, se presenta una tumoración
en las cubiertas de la médula espinal. Este saco o quiste cubierto con la piel,
ubicado en la espalda del niño contiene líquido céfalo raquídeo. Por lo
general los meningoceles no contienen elementos neurales, en
consecuencia, la parálisis es inusual. Intervención quirúrgica puede ser
necesaria para eliminar el saco o quiste, pero no se presentan en el niño
impedimentos adicionales.
El Mielomeningocele es la forma más severa de espina bífida; el saco
o quiste contiene una porción de médula espinal y pudiera no estar
totalmente recubierto por piel, permitiendo que se presenten fugas de líquido
céfalo raquídeo. Dependiendo del nivel del daño en la médula, puede ocurrir
parálisis en los miembros inferiores y en el tronco. Mientras más elevado se
ubique el nivel del daño, mayor parálisis ocurrirá. Así por ejemplo, la persona
puede presentar pérdida de sensación en la piel al dolor, temperatura y tacto,
parálisis de las extremidades inferiores, parálisis de la vejiga y de los
músculos relacionados con el vaciado de la misma, parálisis del esfínter
intestinal o hidrocefalia (crecimiento exagerado de la cabeza causado por
acumulación y presión excesiva de líquido céfaloraquídeo). El tratamiento
médico, que incluye cirugía durante los primeros días de vida, puede mejorar
la movilidad. Mientras más temprano se corrija la hidrocefalia, menor daño
ocurre en el cerebro y se puede lograr un mayor nivel en el desarrollo
cognitivo del niño (1984).
Los niños con espina bífida frecuentemente pueden caminar con
muletas y braces. Si este es el único problema presentado por el niño,
usualmente el desarrollo ocurre dentro de los límites normales; sin embargo,
puede estar asociada con retardo en el desarrollo físico, mental y emocional,
caderas dislocadas, escoliosis, labio dividido o paladar hendido, contracturas
del tejido suave y deformidad esquelética eventual debido a que la acción,
gravedad y postura muscular opuesta no ocurren.
La poliomielitis es otro de los trastornos ubicados en esta clasificación.
Es una infección viral de las células motoras en la médula espinal y/o el
tejido nervioso del cerebro que resulta en parálisis. Si la infección solamente
causa inflamación de la célula y del tejido de soporte habrá recuperación
favorable. Pero si estas son destruidas por el virus, no hay lugar para la
recuperación y la parálisis es permanente (1984).
Es una enfermedad poco común hoy en día, debido a que las
personas están propiamente inmunizadas con la vacuna antipolio. La
principal razón por la cual es necesario hacer mención de ella es para
enfatizar la necesidad de inmunización. Aunque esta enfermedad debería
estar totalmente erradicada, a nivel mundial, en el presente hay un alarmante
número de niños que no han sido adecuadamente inmunizados y han
contraído la enfermedad o están enfrentando el riesgo de contraerla.
La vejiga, el control intestinal, las sensaciones y las habilidades
cognitivas no resultan afectadas por el virus, pero usualmente se presenta
parálisis residual moderada o severa de las extremidades inferiores y el
tronco, al igual que deformaciones óseas. Después del tratamiento médico y
ortopédico, el niño afectado puede usar bastón para caminar y usualmente
asiste a la escuela regular (Peñafiel, 1996)
El segundo grupo lo constituyen los impedimentos músculo-
esqueléticos y ortopédicos. Se refiere a todas aquellas alteraciones
orgánicas del aparato motor o de su funcionamiento que afectan al sistema
óseo, las articulaciones, los nervios y/o músculos. Las consecuencias de
esta condición se manifiestan en el desplazamiento, posturas, coordinación
motora y manipulaciones. En este grupo se ubican la distrofia muscular, la
osteogénesis imperfecta, la artritis y la escoliósis, entre otras.
Bleck (1975) definió la distrofia muscular como una debilidad difusa
progresiva de todos los grupos musculares, caracterizada por una
degeneración de sus células y el reemplazamiento por tejido graso y fibroso.
La causa es desconocida, pero tiene un origen genético; de acuerdo con la
clasificación de Huttenlocher (en Cartwright, 1984) existen diferentes tipos:
de acuerdo a la edad de comienzo, al ritmo en la progresión de la debilidad
muscular, la distribución del grupo de músculos comprometidos y el modo de
heredabilidad.
La forma más común de distrofia muscular es la de Duchenne o
infantil (también llamada distrofia muscular progresiva o pseudohipertrófica).
Esta enfermedad afecta principalmente a los varones, su diagnóstico ocurre
después de los tres años de edad; anteriormente, el niño presenta una
historia de desarrollo motor lento; algunos niños que no han sido
diagnosticados al momento de entrar a la escuela aparentan ser torpes
desde el punto de vista motor, carentes de energía física y se pueden caer
frecuentemente. Es importante que el maestro tenga conocimientos sobre
este trastorno y pueda detectar signos y síntomas de la distrofia muscular, de
lo contrario el niño puede ser diagnosticado inapropiadamente con una
dificultad de aprendizaje o con un daño cerebral. Sin embargo, el retardo
mental leve está comúnmente asociado a esta forma de distrofia.
Al constituirse en un trastorno progresivo, el niño estará cada vez más
limitado para ejercer adecuadamente las diferentes habilidades y destrezas
de la vida diaria. Específicamente, al comienzo el niño tendrá una marcha en
forma de balanceo, dificultad para subir y bajar escaleras, caminar en punta
de pie, dificultad para levantarse al caerse. En la medida en que los
músculos se debilitan no podrá levantar los brazos por encima de su cabeza;
usualmente a la edad de 10 a 12 años no podrá caminar; ocurren
deformidades esqueléticas como resultado de la debilidad de los grupos de
músculos que ejercen una misma función, entre estas deformidades
esqueléticas la más común es la escoliosis; el movimiento de la nuca hacia
adelante está cada vez más limitado; los miembros superiores están
permanentemente curvados. Este tipo de distrofia casi siempre es fatal e
inusualmente sobreviven después de los diez años. La causa de la muerte
puede ser una falla cardíaca debido a que el músculo del corazón se torna
demasiado débil para funcionar o por infección pulmonar, pues los músculos
para respirar se han debilitado.
Otro trastorno que se ubica dentro del grupo de impedimentos
musculo-esqueléticos y ortopédicos es aquel denominado osteogénesis
imperfecta, frecuentemente conocida como enfermedad del "hueso
quebradizo". Con frecuencia se trata de un trastorno heredado que pudiera
ser diagnosticado en el momento del nacimiento o durante los primeros años
de vida. Esta última forma (osteogénesis imperfecta tardía) usualmente tiene
un curso leve y la tendencia de los huesos a fracturarse puede desaparecer
después de la pubertad. Este impedimento está caracterizado por una frente
ancha, cara triangular, extremidades cortas y curvas, pecho en forma de
barril y coyunturas excesivamente flexibles. En la medida en que el niño
crece puede aparecer sordera. Generalmente el tratamiento es quirúrgico
para corregir las deformidades de los huesos y braces para la deambulación.
Muchos de estos niños no podrán caminar y requerirán el uso de sillas de
ruedas.
La artritis reumatoidea juvenil, perteneciente también a este grupo,
aún cuando se piensa que es una enfermedad que se presenta en la vida
adulta o durante la vejez, muchos niños pueden contraerla. Se trata de un
grupo de enfermedades caracterizadas por inflamación de la coyunturas. Los
niños con esta enfermedad pueden sufrir de dolores severos, por lo que
requieren medicación. La medicación más efectiva para el tratamiento de la
inflamación es la aspirina. Pero además de medicación también se incluye
dentro del tratamiento suficiente descanso, el uso de sillas de ruedas y
muletas para evitar que el peso del cuerpo descanse sobre las coyunturas
inflamadas y para el mantenimiento del tono muscular.
Los docentes deben entender la naturaleza cambiante del niño con
artritis, pues al sufrir una noche de dolor y despertarse con la rigidez que
este dolor ocasiona, da lugar a que el niño sea poco sociable y colaborador
durante la actividad escolar. Se debe evitar que permanezca sentado o
mantenerse en una misma posición por tiempo prolongado, para prevenir
que sobrevenga la rigidez. Se le debe estimular a cambiar de posición
frecuentemente y a realizar actividades físicas.
En ciertos tipos de artritis, se pueden presentar problemas visuales y
el maestro debe estar alerta a dificultades potenciales. Miller (en Cartwright,
1984) reporta que la mayoría de los niños bajo elevadas dosis de aspirina
tendrán una pérdida auditiva a los tonos elevados mientras toman la
medicación, pero esta retorna a sus límites normales cuando es
descontinuada la ingesta del medicamento.
Por último, es importante mencionar dentro de este grupo la
Escoliosis. Un ejemplo de escoliosis congénita es la formación inadecuada o
segmentación de los huesos de la columna vertebral. La curvatura lateral
(escoliosis) de esta última puede ser causada por condiciones congénitas,
neuromusculares o idiopáticas (causa desconocida). Los niños con
mielomeningocele pueden sufrir de escoliosis congénita. También es común
como impedimento asociado en aquellos niños que padecen de trastornos
musculares como la parálisis cerebral, distrofia muscular o daño en la
columna vertebral.
El tipo más común de scoliosis es la idiopática. Ocurre con mayor
frecuencia en niñas adolescentes. La deformidad ocurre en el continuum de
leve hasta severa, y el tratamiento, dependiendo de la severidad, consiste de
ejercicios, braces u operación para fusionar la médula.
Los maestros pueden ayudar a evitar que la escoliosis se convierta en
severa, vigilando el posicionamiento adecuado de los niños y alertando al
equipo médico si observa el comienzo de una columna curvada. Algunas
escoliosis se pueden prevenir si aquellos responsables de trabajar con el
niño durante la infancia aseguran un posicionamiento adecuado del cuerpo
todo el tiempo.
El niño con impedimento físico puede estar afectado desde su
nacimiento, no obstante, en la mayoría de los casos no se evidencia un
compromiso en su integridad cognitiva, pudiendo desarrollar con eficiencia
cualquier tarea educativa que se le proponga.
Independientemente de la clasificación, las consecuencias que el
impedimento físico genera para la persona en cuanto a su futura integración
social, difiere en cada caso. Dado que la afectación motora cambia de un
sujeto a otro, las diferencias individuales vendrán determinadas más por la
problemática concreta de la deficiencia motórica y por las potencialidades de
cada individuo, que por el diagnóstico clínico que se le realice. Se trata de
conocer la problemática de la persona afectada con respecto a sus
posibilidades de aprendizaje y adaptación, independientemente de la causa
que la provocó.
Es importante señalar que existen otras condiciones físicas que
pueden limitar el funcionamiento motor de los niños. Entre estos se pueden
mencionar los trastornos crónicos de salud tales como aquellos de
naturaleza cardíaca, respiratoria y renal; así como también las enfermedades
asmáticas, hemofinámicas y los trastornos endocrinos; además de las
malformaciones congénitas, accidentes e impedimentos de salud, todos
estos comunes en niños en edad escolar. Estas enfermedades traen como
consecuencia una baja capacidad vital en la persona, lo cual interfiere con el
rendimiento escolar de estos niños, por cuanto su asistencia a la escuela
resulta altamente irregular, afectando la adquisición de sus aprendizajes.
En cuanto a las cardiopatías congénitas, es importante señalar que
existen varios tipos, los cuales se dan aisladamente o en combinación con
otras; al mismo tiempo, pueden estar afectadas las distintas subdivisiones
anatómicas del corazón o los grandes vasos que permiten que el torrente
sanguíneo desemboque o salga de él. Algunas son más letales o
incapacitantes que otras; en otros casos las consecuencias son escasas en
la infancia, pero pueden producir graves deficiencias en etapas cronológicas
superiores. El síntoma que suele estar más vinculado con los problemas
cardíacos congénitos es el de la cianosis y de allí la denominación de niños
azules, a aquellos infantes que la padecen. Sin embargo, no todos los
problemas cardíacos presentan estos síntomas y se pueden asociar a unas
condiciones o estados distintos a aquellos de las deficiencias congénitas
(Cruickshank, 1973).
El origen de las cardiopatías es desconocido; estudios realizados
evidencian que aproximadamente el 50% de estas dolencias se presentan en
niños en edad escolar (1973). El 85% de estos son susceptibles a una
intervención quirúrgica, pero no todas pueden ser corregidas con éxito. En
algunos casos, los niños pueden alcanzar un nivel de vida normal, pero hay
otros cuya actividad física queda notablemente restringida, generando la
necesidad de una convalecencia larga, al mismo tiempo que se deben
considerar mecanismos que permitan enseñar al niño a vivir dentro de sus
propias limitaciones, por cuanto se convierten en individuos lentos y
fatigables, tanto física como intelectualmente, por lo que requieren de ciertas
ayudas para proseguir su escolaridad en la escuela regular; es indispensable
lograr una concertación con el personal directivo y los maestros de la
escuela, la familia y el médico tratante con la finalidad de lograr una
orientación cónsona con la problemática presentada por el educando.
Otra enfermedad que puede generar consecuencias importantes para
la asistencia regular del niño a la escuela es la diabetes mellitus, considerada
como un trastorno metabólico, caracterizado por concentraciones anormales
de glucosa en la sangre (hiperglucemia) y en la orina (glucosuria), además
de un metabolismo inadecuado de las grasas y proteínas, debido a la falta de
producción de insulina por el páncreas. En los casos no tratados se da una
marcada pérdida de peso, desarrollo de cansancio y debilidad, además de la
aparición de cetoacidósis (1973).
En aquellas diabetes que permanecen incontroladas se pueden
presentar estados de sépsis, lesiones del tejido nervioso y vasculopatías. Es
una enfermedad de origen desconocido, aún cuando se sabe que intervienen
varios factores como la herencia, las infecciones, el exceso de alimentación,
la disfunción de las glándulas endocrinas y ciertos factores psicológicos.
En el tratamiento del niño se debe considerar el hecho de permitirle
competir con sus compañeros física, mental y socialmente. En el programa
médico es importante incluir la dieta específica y la administración de
insulina. Por otro lado, hay que controlar el ejercicio en relación con la
necesidad de insulina, porque el ejercicio vigoroso tiende a disminuir la dosis
de glucosa en la sangre. Para ello, el niño debe aprender a reconocer los
primeros síntomas de shock y llevar consigo azúcar para evitarlo. También
se consideran riesgosas las infecciones.
Sus necesidades pedagógicas pueden ser satisfechas en las aulas
regulares, lo importante en enseñar al educando un determinado régimen,
pero haciéndolo dentro de una atmósfera recreativa, de compañerismo y de
apoyo moral; se debe prestar atención psicológica tanto al niño como a sus
padres.
Otra enfermedad considerada como un trastorno crónico de salud y
que interfiere en la asistencia regular del niño a la escuela es el asma. Se
trata de un trastorno habitual del sistema respiratorio que afecta a las
personas de todas las edades con repetidos episodios de dificultad en la
respiración y que se caracteriza por estornudos, respiración dificultosa,
esputos y catarro. Estos síntomas pueden oscilar desde el catarro más suave
y estornudos a trastornos de la respiración tan graves como para obstruir el
intercambio de gases en los pulmones con una serie de consecuencias
fatales. La causa más usual de esta enfermedad es un trastorno de origen
alérgico caracterizado por ruido silbante, tos y deficiencia para respirar; las
causas son desconocidas pero los factores emocionales pueden ocasionar
las crisis; se ha encontrado que el niño asmático es muy sensible desde el
punto de vista emotivo (Duhamel, 1995).
El tratamiento generalmente consiste en procedimientos para prevenir
los episodios y los ataque agudos, reduciendo la sensibilidad a ciertos
alergenos, ejercicios de respiración y drenaje postural de los pulmones y
tratamiento inmediato de las infecciones respiratorias. Se deben evitar los
juegos físicos que requieren de esfuerzo fuerte y prolongado; los ataques de
asma leve pueden ser controlados haciendo que el niño se siente y
descanse, respire calmada y regularmente, con poca o ninguna atención por
parte del maestro y el resto de los alumnos. A estos niños se les debe
brindar una ayuda psicológica, conjuntamente con sus padres (Cartwright,
1984).
Otra categoría importante a considerar son los trastornos convulsivos.
Los mismos presentan una sintomatología de carácter episódico,
involuntario, cambios en el estado de conciencia o en las respuestas al
ambiente, actividad motora anormal, cambios en la conducta, en las
sensaciones o en las funciones anatómicas.
Una convulsión es un fenómeno paroxístico de tipo motor, sensitivo,
psicosensorial o vegetativo, acompañado o no de una pérdida transitoria de
la conciencia, debido a una descarga neuronal excesiva. Estas
manifestaciones clínicas dependen no solo de la localización de la descarga,
y su diseminación, sino también de los diferentes factores etiológicos
específicos y el grado de maduración cerebral. De este modo, algunos tipos
de convulsiones aparecen exclusivamente en la infancia y dentro de un
rango de edad bien establecido; esto ha dado base al concepto de síndrome
epiléptico. La repetición de estos fenómenos paroxísticos ocasionados por la
disfunción de las neuronas cerebrales, determina el estado patológico
crónico, manifestado por la recurrencia de convulsiones y denominado
epilepsia (Peña, 1989. p. 194).
Generalmente estos ataques se clasifican en cinco categorías de
acuerdo con sus manifestaciones clínicas (Cartwright, 1984):
Grand mal. Constituye el tipo más severo, caracterizado por la pérdida
de la conciencia, caída y contracciones musculares involuntarias. Los
ataques algunas veces están precedidos por un aura o señal. Durante el
mismo, la persona puede arrojar espuma por la boca y perder el control de la
vejiga y esfínter anal. Al despertar puede estar confundida y desorientada.
Los maestros deben seguir ciertos procedimientos para asegurar la
integridad física del niño que experimenta el ataque, además de preparar a
los otros educandos para aceptar la ocurrencia del mismo.
Petit mal. Representa el tipo más común en los niños; aunque pierden
la conciencia, no hay actividad motora; usualmente no hay aura que presida
el ataque y frecuentemente son erróneamente diagnosticados como
distraídos y perezosos. El maestro debe estar alerta a posibles ataques y
reportar su ocurrencia o algún cambio en la frecuencia.
Psicomotora. La más compleja de los cuatro tipos; afecta los procesos
cognitivos y motores; algunos resultan en conductas extrañas e involuntarias,
así como también confusión, rabia y conducta abusiva. El maestro debe
saber que el niño no tiene control en el momento del ataque y esperar que el
episodio cese por sí solo.
Jacksoniana. Un ataque parcial que afecta solo una parte del cuerpo,
con movimientos rítmicos y espasmódicos.
Mioclónica y akinética. Los ataques mioclónicos se caracterizan por
contracciones breves e involuntarias (rigidez temporal de los músculos).
Usualmente un grupo único de músculos está afectado, causando conductas
como repentina caída de la cabeza hacia delante o hacia atrás y
movimientos espasmódicos de los brazos hacia arriba. En cuanto a los
ataques akinéticos, algunas veces se les denomina pequeño mal motor,
caracterizado por pérdida del tono y caída repentina.
Todo niño o adolescente epiléptico debe seguir un tratamiento
medicamentoso regular y continuo; esto le permitirá el control de las crisis
convulsivas. Generalmente los tratamientos médicos son bien tolerados;
algunas dosis elevadas pueden provocar somnolencia, lentitud y problemas
de comportamiento que dificultan su eficiencia y éxito en las actividades
escolares.
Los maestros pueden ser útiles al médico tratante cuando un niño esté
bajo algún tipo de medicación anticonvulsivante, al vigilar sus efectos
secundarios, como por ejemplo, somnolencia y registrando la frecuencia y
duración de los ataques, mientras diferentes dosis medicamentosas se estén
prescribiendo para mejorar la frecuencia de los ataques. También puede
asistir al niño ayudando a los otros alumnos de la clase a entender y aceptar
la enfermedad. El mayor obstáculo es el trauma de rechazo social y
emocional de parte de pares y adultos quienes están desinformados y no
aceptan la persona con esta enfermedad.
En cuanto a la hemofilia, puede decirse que es una enfermedad grave
de la sangre, de origen genético y hereditario. Es ocasionada por la ausencia
de una proteína de coagulación, presente habitualmente en el plasma
sanguíneo. Su incidencia es predominante en el sexo masculino. En la
descripción clínica del tipo severo se distinguen dos tipos de hemorragia, las
externas y las internas o hematomas (Duhamel, 1995).
El primer tipo consiste en hemorragias en caso de cortaduras y
raspaduras; dichos accidentes se pueden mejorar por la compresión local
durante aproximadamente veinte minutos, lo cual permitirá la formación de
callos para hacer ceder la hemorragia. En el segundo, se produce una
hemorragia dentro de la masa muscular, generalmente a raíz de un
traumatismo, pero también puede ocurrir en forma espontánea en diferentes
partes del cuerpo. Las hematomas voluminosas o de localización peligrosa
(alrededor de los ojos, intra-abdominal e intracraneana) son graves y deben
ser tratadas cuando se presentan los primeros síntomas para que no se
produzca ninguna secuela.
Aquellas hemorragias intra-articulares son los accidentes más
frecuentes y graves. Las mismas tocan todas las articulaciones con
predominio de las rodillas, los tobillos y los codos y sobrevienen después de
un traumatismo, esfuerzo o en forma espontánea. La repetición de la
hematosis en las mismas articulaciones produce su deformación y
destrucción progresiva, pudiendo desencadenar en una verdadera
deficiencia motriz, por lo cual debe ser tratada desde sus primeros síntomas,
que consisten en dolor, acompañados de problemas para el movimiento de la
articulación. El niño o joven hemofílico debe evitar las alturas, los golpes y
las caídas, no subir ni bajar escaleras violentamente, no levantar objetos muy
pesados (portafolio o útiles escolares) y debe aprender a observar y detectar
cualquier ligero dolor por minúsculo que este sea.
La hemofilia es una enfermedad crónica con amenaza permanente de
accidentes (hemorragias y hematosis) repetida durante el período de
crecimiento. Las constantes hospitalizaciones por intervenciones quirúrgicas
o las movilizaciones eventuales por las consultas provocan ausentismos
impredecibles y dificultan su escolaridad. Su prosecución escolar debe
garantizarse a través de la educación regular mediante un trabajo coordinado
entre docentes, familia y médico tratante para precisar el tipo de ayuda y los
límites en la práctica de sus actividades.
También es importante considerar los cánceres y la leucemia como
enfermedades que afectan seriamente la prosecución escolar de los niños.
Están caracterizadas por una proliferación anormal y anárquica de un tipo de
células. El cáncer no es una afección contagiosa; las formas más frecuentes
en los niños son las leucemias y los tumores cerebrales. Los cánceres
infantiles tienen un desarrollo mucho más rápido que en los adultos, lo cual
los hace sensibles a los tratamientos; entre los más comunes se encuentran
la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. En el caso de ciertos tumores
cerebrales, las secuelas pueden estar en el orden neurológico tales como
aquellas motrices (problemas de equilibrio, coordinación de movimiento y
lentitud, entre otros) y cognitivas (problemas de memoria, atención, espacio-
temporales y del lenguaje); estas secuelas pueden ser tratadas por los
especialistas; aquellas postoperatorias y de radioterapia se pueden reflejar
en problemas de crecimiento.
La escolaridad de estos niños y jóvenes está necesariamente
perturbada, motivado a las ausencias ligadas a los tratamientos, a las
complicaciones eventuales durante el curso de la enfermedad y a los efectos
secundarios de la quimioterapia. A fin de garantizar una educación adecuada
a las necesidades de estos educandos conviene tomar medidas correctivas y
metas realistas entre todos los entes involucrados en el quehacer educativo
(1995).
Entre las otras afecciones de importancia a señalar se encuentra el
síndrome de inmuno deficiencia adquirida (SIDA). Enfermedad producida por
una infección ocasionada por el virus HIV (virus de inmuno deficiencia
humana). Toda persona afectada por este virus es diagnosticada positiva;
puede ser sintomática o asintomática, es decir, puede o no presentar algún
síntoma clínico. La enfermedad se caracteriza por un déficit inmunológico
profundo y con manifestaciones infecciosas diversas cada vez más
específicas y graves; los medios de transmisión del virus son actualmente
bien conocidos: la transmisión por vía sexual, por vía sanguínea o materno-
fetal (1995).
En pediatría existen dos formas de evolución; la forma severa, donde
la enfermedad evoluciona rápidamente presentándose en el 20% de los
casos; en la forma lenta, después de un período asintomático durante
muchos años, el déficit inmunológico se puede agravar presentando
manifestaciones clínicas como alteraciones en el estado general de salud,
infecciones bacterianas, algunas veces más tardíamente, manifestaciones
neurológicas. No existe tratamiento curativo, pero la combinación de
medicamentos antivirales retarda el proceso de la enfermedad; el control
sanguíneo y la vigilancia biológica e inmunológica es muy importante para
determinar los pronósticos y prevenir numerosas infecciones.
Durante el curso de la evolución de la enfermedad, las medidas que
se deben tener presentes para el niño o adolescente dentro de la institución
escolar no se diferencian de aquellas que generalmente predominan en otras
enfermedades crónicas; es necesario considerar la disposición a la
escolaridad de estos niños o jóvenes en función de su estado de salud;
además de la orientación escolar, no existe contraindicación alguna para
aquel educando diagnosticado positivamente.
Los efectos que pueden tener en los niños y adolescentes y sus
familias las distintas clases de problemas crónicos de salud son diversos, de
allí que no se pueden hacer generalizaciones sin establecer factores
específicos para cada caso en particular.
Estos educandos pueden presentar sentimientos de inseguridad,
desesperación, vergüenza, rechazo, culpa, baja autoestima y miedo; Los
cuales se manifiestan a través de conductas tales como evitar la interacción
con otros, tratar de ocultar la problemática o volverse en extremo
dependientes; es posible prevenir dichas reacciones mediante una
intervención oportuna por parte del maestro, entendiendo que estas
personas, aunque presentan una limitación, se les debe ofrecer mayores
oportunidades para desenvolverse en la sociedad. Es imperativo que la
sociedad y la escuela estén conscientes de sus necesidades y hacerlos
partícipes de todas las actividades sociales para que puedan alcanzar un
nivel más elevado de desarrollo.

Ayudas Tecnológicas para los Impedidos Físicos.

Las sociedades modernas y en particular la venezolana, brindan


desde las últimas cuatro décadas una protección afectiva y universal cada
vez mayor, hacia todos aquellos individuos que padecen algún tipo de
disminución en su motricidad.
Sectores que por otra parte reciben a través de la presencia del
Estado, los beneficios del rol supletorio de “padre protector“. Dentro de este
nuevo marco regulador, la Sociedad se ha alineado para brindar su apoyo y
comprensión hacia todos aquellos que por alguna causa hayan perdido
parcial o totalmente el uso de cualquiera de las funciones que hacen a la
movilidad.
Cualquiera sea el origen de estas disfunciones: genéticas,
traumáticas, productos de enfermedades u ocasionadas por el transcurso del
tiempo, existen dispositivos cada vez más eficientes para asistir a la persona
con estos padecimientos. Por parte del Estado existen coberturas razonables
y eficientes para el cuidado de la salud; esquemas adecuados para la
educación; protección para la tercera edad, pero ¿existen los instrumentos
necesarios para proveer los accesorios que brinden autonomía en la
motricidad para los discapacitados motrices?
Se sostiene que el Discapacitado Motriz se siente alienado cuando su
movilidad está restringida o limitada al ámbito del hogar y efectivamente es
porque el término significa: ajeno; se siente ajeno (alienus) al mundo que lo
rodea.
Cómo hacer para que este sentimiento se revierta y se integre
nuevamente al hábitat sin restricciones? Con instrumentos mecánicos y el
acompañamiento afectivo de familia y profesionales. En la actualidad hay
equipos que están especialmente indicados para hospitales, clínicas,
residencias de mayores ancianos, oficinas, edificios públicos, residencias
veraniegas, comunidades propietarios, edificios históricos, ayuntamientos,
organismos oficiales, hogares, industrias, naves industriales, vehículos
particulares, furgones, etc, y vencen la mayoría de las barreras
arquitectónicas que puedan presentarse hoy en día actuando codo a codo
con Arquitectos, Estudios de Decoración, Estudios de Ingeniería, Ortopedias,
Industrias, Empresas Constructoras, Empresas de Logística, entre otras.
Son ayudas tecnológicas y/o técnicas todos aquellos aparatos o
equipos que son utilizados por personas discapacitadas temporal o
permanentemente, que les sirven para tener un mayor grado de
independencia en las actividades de la vida diaria y les proporciona en
general una mayor calidad de vida.
Las ayudas técnicas se refieren a productos, útiles o equipamientos
utilizados para mantener, incrementar o mejorar las capacidades funcionales
de las personas con discapacidad (Deloitte and Touche, 2003). Existen
definiciones internacionales estandarizadas que especifican de manera muy
precisa cada ayuda técnica, como es el caso, por ejemplo, de la ISO9999.
Este estándar incluye no sólo equipamiento clásico, sino también cualquier
herramienta o sistema técnicos y tecnológicos para facilitar la movilidad,
manipulación, comunicación, control del entorno, y actividades simples o
complejas para cualquier aspecto de la vida diaria, la educación o la
actividad profesional o social. Por tanto, las ayudas tecnológicas y/o técnicas
se refieren a ayudas materiales y de equipamiento como opuestas a las
ayudas personales (incluyendo en estas últimas las ayudas animales tales
como un perro lazarillo). Las ayudas personales se refieren a un apoyo
directo realizado por otra persona para ayudar a la persona con discapacidad
en las actividades normales de la vida diaria, por ejemplo, las tareas del
hogar, el aseo personal, movilidad, supervisión (sobre todo para personas
con deficiencias mentales) o ayuda para tareas específicas como un
traductor de lenguaje Braille o de signos para presentar una reclamación o
hacer un cierto trámite.
Teniendo en cuenta que la discapacidad suele afectar (y a veces de
manera drástica) al tiempo total disponible por exigir una gran cantidad de
tiempo a cuidados generados por la discapacidad (Oi, 1991), el resultado de
una ayuda personal como la anterior puede ser un aumento en las horas de
trabajo y en las horas de ocio. Luego, ambos tipos de ayudas pueden afectar
al acceso de las personas con discapacidad al mercado de trabajo en unas
condiciones más parecidas a las de las personas sin discapacidad.
En la misma línea y yendo más allá del impacto sobre la participación
laboral, las ayudas técnicas y personales tienden a igualar las condiciones de
vida de las personas con y sin discapacidades, proporcionando tiempo
adicional, mejoras en la movilidad, incrementos en la calidad de vida, etc. En
resumen, compensar (al menos parcialmente) el efecto negativo de la
discapacidad sobre el bienestar individual.
En resumen se puede decir que las Ayudas Tecnológicas y/o técnicas,
son elementos pensados y diseñados para facilitar las actividades de la vida
diaria de las personas con algún grado de discapacidad, son los medios para
adecuar el entorno a las necesidades del usuario discapacitado. Según Pey,
"la herramienta es el objeto creado por el hombre para utilizarlo y para
conseguir un ahorro de energía". Las ayudas técnicas son las herramientas
creadas para conseguir, no sólo un ahorro de energía, sino también, la
posibilidad de realizar acciones que de otra forma sería imposible o
extremadamente difícil. En este nuevo sentido se podría añadir lo que dice
Font: "las herramientas, verdaderas prolongaciones de nuestras manos, a las
que mimetizan en sus funciones, se adecúan en la prensión, asimiento y
potencian su eficacia; de ahí la importancia que asume, en su diseño, una
correcta aplicación de los principios ergonómicos".
En definitiva, son el puente entre la dependencia y la independencia.
El objeto y la finalidad, es conseguir la integración y participación del
individuo dentro del medio en el que vive. Toda ayuda técnica debe reunir las
características de:
.- sencillez.
.- eficacia.
.- ser utilizadas cuando no existe otro medio razonable de solucionar el
problema.
Y por supuesto, deben de cumplir, para ser realmente adecuadoras
del entorno, los requisitos siguientes:
.- responder a las necesidades para las que han sido concebidas.
.- seguras, evitando riesgos innecesarios.
.- sencillas, manejo sencillo para poder usarlas solos.
.- fabricadas con materiales resistentes, duraderos, de fácil limpieza,
estéticos y de bajo costo".
BASES LEGALES

En las Bases Legales, tal como la denominación de la sección lo


indica, se incluyen todas las referencias legales que soportan el tema o
problema de investigación, tanto en el ámbito internacional como nacional,
para ello, entre otros dispositivos apropiados, tal como se indican a
continuación:

Normativa internacional
 Convención sobre los derechos del niño
 Programa de acción mundial sobre los impedidos
 Declaración universal de derechos humanos aprobada y proclamada por
la asamblea general de las naciones unidas el 10 de diciembre de 1948
 Convención interamericana para la eliminación de todas las formas de
discriminación contra las personas con discapacidad. Se adoptó en
guatemala, en junio de 1999, por parte de los estados miembros de la
organización de estados americanos (oea). Los signatarios de la convención
se comprometieron a adoptar leyes y políticas dirigidas a eliminar la
discriminación y las barreras para el acceso de las personas con
discapacidad a los servicios, edificios, el transporte, las comunicaciones, la
educación, el mercado laboral y los sectores sociales. Fue un compromiso de
los gobiernos también avanzar en la integración de las personas con
discapacidad a la vida social.
 Declaración de québec: fue adoptada en el 2001 en la cumbre de las
américas por los jefes de estado y de gobierno de las américas para renovar
su compromiso de avanzar hacia el bienestar social, la seguridad, la
democracia, la gobernabilidad, la protección de los derechos humanos y las
libertades fundamentales, la justicia social y el desarrollo del potencial
humano de todas las personas en el continente. Inclusión plena y positiva de
las personas con discapacidad en todos los aspectos de la sociedad y papel
de liderazgo que corresponde en ello a las naciones unidas
 Resolución de la asamblea general 48/95 del 20 de diciembre de 1993:
c159 convenio sobre la readaptación profesional y el empleo (personas
inválidas), 1983
 R-168 recomendación sobre la readaptación profesional y el empleo
(personas inválidas), 1983
 R-99 recomendación sobre la adaptación y la readaptación profesionales
de los inválidos, 1955

Instrumentos y convenios internacionales en la web de la defensoría del


pueblo (venezuela) : Incluye los siguientes documentos:
 Declaración de los derechos de los impedidos
 Declaración de los derechos del retrasado mental
 Convención interamericana para eliminar la discriminación contra las
personas con discapacidad
 Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento
de la atención de la salud mental
 Recomendación sobre la adaptación y la readaptación profesionales de
los inválidos
 Convenio sobre la readaptación profesional y el empleo de personas
inválidas
 Programa de acción mundial para los impedidos
 Normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas
con discapacidad
 Inclusión plena y positiva de las personas con discapacidad
 Declaración de caracas sobre la reestructuración de la atención
psiquiátrica
 Recomendación sobre la readaptación profesional y el empleo

Normativa venezolana

 Ley para las personas con discapacidad


 Gaceta oficial numero 38.598. Caracas, viernes 5 de enero de 2007
 Normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas
con discapacidad
 Resolución aprobada por la asamblea general, cuadragésimo octavo
periodo de ssiones, de 20 de diciembre de 1993.
 Ley aprobatoria de la convención sobre los derechos del niño (venezuela)
 Ley orgánica de educación (9 de julio de 1980)
 Ley orgánica para la protección del niño y del adolescente gaceta oficial n°
5. 266 extraordinario de fecha 2 de octubre de 1998
 Ley para la integración de las personas incapacitadas
 (gaceta oficial n° 4.623 extraordinario de fecha 3 de septiembre de 1993)
resolución 2005. República bolivariana de venezuela. Ministerio de
educación. Caracas, 02 de diciembre de 1996
 Resolución 1762 República Bolivariana de Venezuela. Ministerio de
Educación. Caracas, Caracas, 09 de octubre de 1996
 Las personas con discapacidad en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela página de la Federación Venezolana de Sordos
 "Ordenanza sobre accesibilidad arquitectónica y urbanística para personas
con discapacidad y/o movilidad reducida " (municipio de sucre, caracas,
2003)
 Conceptualización y política de la atención educativa de las personas
ciegas y deficientes visuales - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política del modelo de atención educativa integral
para los educandos con
 Dificultades de aprendizaje - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la atención de las personas con
necesidades educativas especiales en cuanto a educación y trabajo-
ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la atención educativa integral del deficiente
auditivo - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la atención educativa integral de las
personas con retardo mental - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la integración social de las personas con
necesidades especiales - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la atención educativa de las personas con
impedimentos físicos - ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la prevención y atención integral temprana
- ministerio de educación, Venezuela
 Conceptualización y política de la atención en el área del lenguaje -
programa de lenguaje - ministerio de educación, Venezuela

Instrumentos jurídicos venezolanos en la web de la defensoría del


pueblo, sección personas con discapacidad incluye información sobre:

- Ley para la integración de las personas incapacitadas


- Ley de asistencia e integración de personas con discapacidad del estado
mérida
- Ley para la atención e integración a las personas con discapacidad en el
estado vargas
- Ordenanza sobre normas, derechos y protección a personas con
discapacidad del municipio libertador del estado mérida
- Ordenanza sobre normas para la integración de ciudadanos con
impedimentos físicos del municipio chacao (con su reforma parcial)
- Convenio entre el INCE, el ME y la fundación para el desarrollo de la
educación especial, sobre escolaridad e integración sociolaboral de las
personas con necesidades educativas especiales
- Convenio de cooperación mutua entre el ministerio de educación, cultura y
deportes y el ministerio del trabajo
- Normas del ministerio de educación para la integración escolar de la
población con necesidades educativas especiales
 Normativa legal en la página de la defensoría del pueblo (Venezuela)
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