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Manejando Nuestras Finanzas
Manejando Nuestras Finanzas
Mateo 6:33
El Señor Jesús enseñó mucho respecto al dinero y a la manera de usarlo correctamente. Nos
enseñó que no debemos hacer demasiado énfasis en el, ni tampoco debemos darle poca
importancia. En esta lección queremos aprender algunos de los principios bíblicos que tienen que
ver con el dinero y los bienes materiales.
Dios es el dueño de todas las cosas que hay en el mundo. Incluso Él lo dice claramente en la Biblia:
Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos (Hageo 2:8).
Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados…
Porque mío es el mundo y su plenitud (Salmo 50:10, 12).
Nunca debemos olvidar que Dios es el verdadero dueño de todas las cosas. Podemos poseer
muchas cosas, pero su dueño es Dios. David reconoció a Dios como propietario de todas las cosas.
Él dijo:
¿O ignoráis que… no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de
Dios (1 Corintios 6:19–20).
Puesto que nosotros mismos pertenecemos a Dios, todo lo que tenemos también Le pertenece.
David también reconoció este principio. Después de haber dado una ofrenda sumamente costosa
para la edificación del templo, dijo:
Cuando reconozco que todo lo que tengo pertenece a Dios y le entrego todo a Él, me libro de
grandes preocupaciones. Todo es propiedad de Dios, no mía, y Él puede cuidarlo mucho mejor que
yo.
No incurras en deudas.
Dios no quiere que Su pueblo tenga deudas. La Biblia dice:
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de
la fe, y fueron traspasados de muchos dolores (1 Timoteo 6:10).
No tienes que ser rico para amar el dinero. Muchas veces los que tienen menos dinero lo aman
más.
La Biblia nos advierte contra los planes rápidos y fáciles de hacerse rico. Los hombres fraudulentos
usan a veces proyectos de “hazte rico pronto” para robarle dinero a la gente confiada. La Biblia
dice:
Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza (Proverbios 28:22).
No acumules riquezas.
Pero no debemos acumular dinero
Todo cristiano debe ahorrar algo de lo que gana para tener recursos en caso de emergencias. Pero
no debemos acumular dinero. Salomón, el hombre más sabio que ha vivido, dijo:
Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su
mal (Eclesiastés 5:13).
El Señor Jesús nos insta a hacernos tesoros en el cielo en vez de juntarnos tesoros en la tierra. Él
dijo:
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y
hurtan; sino haceos tesoros en el cielo… Porque donde esté vuestro tesoro allí estará también
vuestro corazón (Mateo 6:19–21).
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Lucas 16:13).
La Biblia nos advierte una y otra vez contra el peligro del dinero. Jesús lo llamó “riquezas injustas”
porque el dinero es parte del injusto sistema mundial de Satanás y muy a menudo lleva a la gente
lejos de Dios. La Biblia dice:
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición (1 Timoteo 6:9).
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las
cuales son inciertas… (1 Timoteo 6:17).
El dinero da a los hombres un sentir de poder e importancia pero no ofrece seguridad verdadera
Cómo Manejar el Dinero Sabiamente
Un principio respecto al dinero que se recalca en la Biblia es éste: si somos sabios al manejar
pequeñas cantidades de dinero, Dios nos confiará una mayor cantidad. (Ver Mateo 25:14–30.)
Haz un presupuesto.
Cuando manejas correctamente tu dinero, tú no preguntas a donde se fue, sino lo mandas a
donde debe ir.
Hay mucha gente descuidada con su dinero. Lo gastan y dicen: “¿a dónde se me fue?” La manera
de evitar esto es tener un presupuesto y llevar el registro de todos los gastos. Cuando manejas
correctamente tu dinero, tú no preguntas a donde se fue, sino lo mandas a donde debe ir.
…He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente (vivir con
casi nada), y sé tener abundancia (vivir cuando tengo mucho)… (Filipenses 4:11–12).
ADVERTENCIA ESPECIAL: No sirvas de fiador.
En el libro de Proverbios, Dios nos advierte seis veces en contra de ser “fiador” por las deudas de
otra persona. Hoy lo llamamos “aval”. Cuando avalamos la firma de alguien, significa que
asumimos la responsabilidad del pago de esa deuda. Si, por alguna razón, la otra persona no paga
la deuda, entonces tenemos que pagarla nosotros. No debemos avalar la firma de otra persona
porque Dios nos dice claramente que no lo hagamos. La Biblia dice:
Mucha gente ha aprendido por experiencia que, cuando tratan de ayudar a un amigo avalándolo,
acaban por perder a ambos, a su dinero y a su amigo.
Mucha gente que está endeudada piensa que lo que necesita para salir de las deudas es tener
mayores entradas. Pero la solución no es tan sencilla como éso. Algunas personas que tienen poco
dinero, se endeudan, y cuando reciben más dinero, se endeudan aun más.
El lograr la libertad financiera requiere una actitud correcta y acciones debidas. Tú debes tener un
anhelo intenso de verte libre de deudas. Debes creer que el ser libre de tus deudas es la voluntad
de Dios para ti, y todo lo que es la voluntad de Dios para ti, puede llegar a ser una realidad en tu
vida. Los pasos siguientes pueden ayudarte a lograr tú libertad financiera:
2. Analiza tu presupuesto.
Haz una lista de todos los gastos necesarios en orden de importancia. Enumera sólo las cosas que
son realmente necesarias. No anotes cosas de las que puedes privarte. Determina la cantidad que
ha quedado después de hacer los gastos imprescindibles. Debes usar este saldo para pagar tus
deudas anteriores en una forma periódica.
Recuerda siempre esta verdad: tu puedes tener dinero en tus manos, pero si le debes algo a
alguien, el dinero que tienes no es verdaderamente tuyo. Pertenece a la persona a quien le debes.
Es importante que cumplas tu palabra y hagas lo que has prometido hacer. Si por cualquier razón
te es imposible hacer un pago a tiempo, no te olvides de notificar al acreedor correspondiente.
5. Persevera en tu plan.
Si sigues tu plan empezarás a salir de tus deudas. Cada vez que una deuda esté completamente
saldada, indícalo en tu lista. El quedarte libre de deudas es de gran valor para ti porque estás
obedeciendo a Dios, y Él te bendecirá por eso.
Toma una decisión: nunca huiré de mis deudas. No es una deshonra endeudarse, pero sí es una
deshonra evadir una obligación honesta. Un cristiano jamás puede justificar su falla en no
enfrentar honradamente sus obligaciones. Huir de tus deudas no sólo es deshonesto, sino que te
causará también la pérdida de tu autorespeto, junto con la pérdida del respeto de los demás.
…porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15).
Jesucristo mismo nos enseñó el camino al verdadero éxito. Es tan sencillo que podemos pasarlo
por alto fácilmente. He aquí lo que el Señor dijo:
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas
(Mateo 6:33).
Buscar “primeramente el reino de Dios” significa poner a Dios y Sus intereses, primero en nuestra
vida. Buscar “su justicia” significa que con todo el corazón debemos tratar de ser lo que Dios
quiere que seamos.
Hay algunas cosas muy prácticas por las cuales podemos demostrar que de verdad ponemos a
Dios primero en nuestras vidas:
Si ponemos verdaderamente a Dios y sus intereses primero en nuestra vida, tenemos Su promesa
de que Él proveerá nuestras necesidades. Si tenemos a Dios y lo que Él provee, tenemos todo lo
que realmente necesitamos. Pablo dijo:
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a
este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto (1 Timoteo 6:6–8).