Está en la página 1de 3

EL DERECHO INDIANO

Sebastian Dallos
18291070
Historia Del Derecho

Cuando se produjo el descubrimiento por parte de España de los territorios


americanos, se planteó la necesidad del establecimiento de una legislación que
rigiera los destinos de los pobladores de esas tierras.

El Derecho Indiano nació́ , antes de que Cristóbal Colón zarpara en su primer viaje
de descubrimiento. El Derecho Indiano nace con las Capitulaciones de Santa Fe.
En ellas, y en los documentos despachados en los días sucesivos, el Almirante y
los Reyes Católicos consolidaron las bases jurídicas con las cuales se iba a
gobernar un mundo aún desconocido: El Nuevo Mundo.

El Derecho Indiano ha sido definido como el conjunto de disposiciones legislativas


que promulgaron los monarcas españoles o sus autoridades delegadas, tanto en
España como en América, para ser aplicadas, con carácter general o particular, en
todos los territorios de las Indias Occidentales, Existieron normas específicas que
regulaban cómo se organizaría el territorio descubierto, el trato sobre la población
autóctona, el comercio, etc., rigiendo para los casos que no existieran situaciones
reguladas por esta legislación, el Derecho Castellano, que se aplicaba por ejemplo
a cuestiones matrimoniales, contratos o sucesiones.

El Derecho para las colonias americanas, que emanaba de distintas autoridades,


fue de índole netamente práctico, recordando de alguna manera, el antiguo
Derecho Romano, que nacía ante situaciones concretas a resolver, y se iba
modificando ante las situaciones cambiantes que requerían su adaptación. Esto
produjo una proliferación de normas que hacían dudar sobre la que correspondía
aplicar en el caso concreto.
Muchas disposiciones tomaban en cuenta las costumbres aborígenes, que
constituían para ellos un verdadero Derecho Consuetudinario (Derecho no escrito
creado por la repetición de conductas, que hace nacer conciencia de
obligatoriedad), pero muchas normas emanaban de España y eran concebidas
para un mundo nuevo, cuya realidad los europeos desconocían.

Las normas en general, tendían a la protección de los naturales, aunque fueron


desvirtuadas en la práctica, sometiéndose a los nativos a maltratos y vejaciones,
que poco tenían que ver con el espíritu de las leyes que trataron de encauzar la
conquista.

En el año 1512 se crearon las Leyes De Burgos las cuales surgieron a partir de las
denuncias de monjes de la orden de los Dominicos, ordenaban que los indios,
residieran cerca de los asentamientos españoles, que fueran tratados como
personas libres, debían mostrarles los principios de la fe cristiana, y enseñarles
leer y escribir a algunos nativos, para que ellos difundieran estos conceptos entre
sus compañeros.

Se protegía a las indígenas embarazadas, quitando la posibilidad a los


encomenderos de hacerlas trabajar en las minas u en los otros trabajos pesados,
luego del cuarto mes de gestación, y hasta que la criatura cumpliera la edad de
tres años. Se encomendaba a los encomenderos tomar cuenta de los indios dados
en encomienda que nacieran y que murieran, anotándose en un libro, las personas
dadas en encomienda.

En caso de tener que aplicarles penalidades a los indígenas, los encomenderos


debían llevarles ante el visitador, los encomenderos por propia iniciativa no podían
castigarlos de ninguna forma, ni llamarlos de manera despectiva. En el sistema de
encomiendas, por ejemplo, los nativos eran adjudicados a los españoles,
trabajando para ellos a cambio de ser evangelizados, educados y protegidos,
cumpliéndose de hecho sólo lo relativo al trabajo, generando abusos y
sometimiento. Las leyes nuevas declaraban entre otras cosas, la preocupación
española por la conservación y el aumento de los nativos, y que debían ser
tratados como personas libres y vasallos de la Corona, e instruidos en la fe
cristiana.

La aplicación de la ley les correspondía en primera instancia, a los Jueces de


Cabildo, sobre todo, a los Alcaldes Ordinarios, cuyos fallos, según el monto del
litigio podían ser apelados ante el Cabildo o la Audiencia. En los casos que la
decisión de la Audiencia no fuera definitiva podía apelarse al Consejo de Indias,
que tramitaba en España, por lo cual se requería el traslado del apelante hasta allí
o la designación de un apoderado. Cuando el pleito tenía como protagonistas a
religiosos, intervenían los Jueces Eclesiásticos, quienes también intervenían en
cuestiones relativas a los matrimonios.

También podría gustarte