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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS

ESCUELA DE HUMANIDADES CAMPUS IV


TAPACHULA

LICENSIATURA EN PEDAGOGÌA.
INSTITUCIÒN ESCOLAR

RESUMEN DE UN LIBRO VISTO EN SEMESTRE

ESTEFANI GERARDO GONZALEZ (af191011)


4-A
McLaren, Peter (1994). La vida en las escuelas: Una introducción a la
pedagogía crítica en los fundamentos de la educación. México: Siglo XXI
Editores.

McLaren se muestra como un camarada en el camino de reclamar y construir lo que es más


excelente y misterioso en los seres humanos: su habilidad para protegerse de un mundo de
opresiones, su anhelo de creación y su determinación a buscar caminos que nutran lo
nuevo. En el campo de la educación crítica hay un enredo de visiones, localizaciones y
prácticas, y, evidentemente, cambia de una persona a otra, de vecindario a vecindario, de
distrito a distrito, de región a región, de estado a estado, etc. La educación crítica es, a fin
de cuentas, parte del conocimiento geopolítico. Para mí, el objetivo fundamental de la
pedagogía crítica es la lucha por una alternativa socialista al capitalismo, capitalismo
entendido como ecología global de explotación. La teoría educacional crítica tiene una
profunda deuda con sus progenitores europeos. Varios teóricos, Henry Giroux, por ejemplo,
continúan abrevando en los trabajos de la Escuela de Frankfurt de la teoría crítica que tiene
sus orígenes antes de la segunda guerra mundial en el Instituí für Sozialforschung de
Alemania (Instituto para la Investigación Social). Los miembros de este grupo, que
escribieron brillantes y esclarecedores trabajos éticos de análisis freudomarxista, incluyen
figuras tales como Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Walter Benjamín, Leo
Lowenthal, Erich Fromm y Herbert Marcuse. Durante la guerra, varios miembros del
instituto partieron a Estados Unidos como resultado de la persecución de los nazis a los
izquierdistas y a los judíos. Después de la guerra restablecieron el instituto en Frankfurt.
Los miembros de la segunda generación de teóricos críticos, tales como Jürgen Habermas,
han salido del instituto para continuar en otras partes el trabajo iniciado por miembros
fundadores. En Estados Unidos, la Escuela de Frankfurt actualmente está haciendo nuevas
incursiones en la investigación social e influye en numerosas disciplinas tales como la
crítica literaria, la antropología, la sociología y la teoría educacional.

La pedagogía crítica tiene también diferentes raíces estadunidenses, como el trabajo de


John Dewey y los reconstruccionistas sociales, así́ como los de educadores como Myles
Horton, de la escuela escocesa y las enseñanzas de los activistas por los derechos civiles,
incluso Martin Luther King, hijo, y Malcolm X.
La pedagogía crítica ha comenzado a proporcionar una teoría radical y un análisis de la
escuela, y al mismo tiempo añade nuevos avances en la teoría social y desarrolla nuevas
categorías de investigación y nuevas metodologías. La pedagogía crítica, no obstante, no
consiste en un conjunto homogéneo de ideas. Es más exacto decir que los teóricos críticos
están unidos por sus objetivos habilitar a los desposeídos y transformar las desigualdades e
injusticias sociales existentes. El movimiento constituye sólo una pequeña minoría dentro
de la comunidad académica y la enseñanza pública, pero es una presencia creciente y
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

La pedagogía crítica resuena con la sensibilidad del símbolo hebreo tikkun, que significa
"curar, reparar y transformar al mundo"; todo lo demás es comentario. Proporciona
dirección histórica, cultural, política y ética para los involucrados en la educación que aún
se atreven a tener esperanza. Irrevocablemente comprometida con el lado de los oprimidos,
la pedagogía crítica es tan revolucionaria como los primeros propósitos de los autores de la
declaración de la independencia: dado que la historia está fundamentalmente abierta al
cambio, la liberación es una meta auténtica y puede alumbrar un mundo por completo
diferente.

Política: Una de las mayores tareas de la pedagógica crítica ha sido revelar y desafiar el
papel que las escuelas desempeñan en nuestra vida política y cultural. Sobre todo en la
última década, los teóricos de la educación crítica han comenzado a ver a la escuela como
una empresa resueltamente política y cultural. Los avances recientes en la sociología del
conocimiento, la antropología cultural y simbólica, el marxismo cultural y la semiótica han
conducido a estos teóricos a ver a las escuelas no sólo como espacios instruccionales, sino
también como arenas culturales donde una heterogeneidad de formas sociales e ideológicas
suelen enfrentarse en una lucha irremisible por la dominación. En este contexto, los
teóricos críticos generalmente analizan a las escuelas en una doble forma: como mecanismo
de clasificación en el que grupos seleccionados de estudiantes son favorecidos con base en
la raza, la clase y el género, y como agencias para dar poder social e individual.
Los teóricos críticos sostienen que los maestros deben comprender el papel que asume la
escuela al unir el conocimiento con el poder, para aprovechar ese papel para el desarrollo
de ciudadanos críticos y activos. El punto de vista tradicional de la instrucción y el
aprendizaje en el salón de clase como un proceso neutral antiséptico y aislado de los
conceptos de poder, política, historia y contexto ya no puede ser sostenido con
verosimilitud. De hecho, los investigadores críticos han dado primacía a lo social, lo
cultural, lo político y lo económico para comprender mejor la forma en que trabaja la
escuela contemporánea. Cultura
Los teóricos críticos ven a la escuela como una forma de política cultural; la escuela
siempre representa una introducción, una preparación, y una legitimación de formas
particulares de vida social. Está siempre implicada en las relaciones de poder, en las
prácticas sociales y en la aprobación de las formas de conocimiento que apoyan o sostienen
una visión especifica del pasado, del presente y del futuro. En general, los teóricos críticos
sostienen que las escuelas siempre han funcionado en formas que racionalizan la industria
del conocimiento en estratos divididos de clase, que reproducen la desigualdad, el racismo
y el sexismo y que fragmentan las relaciones sociales democráticas mediante el énfasis en
la competitividad y el etnocentrismo cultural.
Aunque la pedagógica crítica está en deuda con una amplia variedad de tradiciones
intelectuales europeas, también se nutre de una única tradición estadunidense que se
extiende desde la corriente principal del movimiento progresista de John Dewey, William
Kilpatrick y otros, hasta los esfuerzos más radicales de los re-construccionistas sociales de
los años veinte tales como George Counts y la obra de Dwayne Huebner, Theodore
Brameld y james McDonald. En términos de Roger Simón, la pedagogía debe ser
distinguida de la enseñanza.
"Pedagogía" (se refiere) a la integración en la práctica del contenido y el diseño curricular
particular, las estrategias y técnicas del salón de clase y la evaluación, los propósitos y
métodos. Todos estos aspectos de la práctica educacional se reúnen en la realidad de lo que
ocurre en el salón de clases. Juntos organizan una imagen de cómo el trabajo de un maestro
en un contexto institucional especifica una versión particular de qué conocimiento es más
valioso, qué significa conocer algo y cómo podemos construir representaciones de nosotros
mismos, de los demás y de nuestro ambiente social y físico. En otras palabras, hablar de
pedagogía es hablar simultáneamente de los detalles de lo que los estudiantes y los otros
deben hacer juntos y de las políticas culturales que tales prácticas sostienen. En esta
perspectiva, no podemos hablar de prácticas de enseñanza sin hablar de política.
Economía: Desafortunadamente, en su discusión del "pensamiento crítico" los
neoconservadores y los liberales han neutralizado el término crítico por su uso repetido e
impreciso, removiendo sus dimensiones políticas y culturales y lavando su potencial de
análisis para que signifique "habilidades de pensamiento". En sus términos, la enseñanza se
reduce a un mero ayudar a los estudiantes a que adquieran más altos niveles de habilidades
cognoscitivas. Poca atención se pone al propósito al cual esas habilidades están dirigidas.
La visión moral que subyace en es-te punto de vista alienta a los estudiantes a tener éxito en
el difícil mundo competitivo de las formas sociales existentes.
Al definir el éxito académico casi exclusivamente en términos de crear trabajadores
cumplidos, productivos y patrióticos, el nuevo programa conservador para una "nación
resurgente" evade cualquier compromiso por formar ciudadanos críticos y comprometidos.
En cambio, los estudiantes son vistos como la futura vanguardia de la restauración
económica de Estados Unidos. Los teóricos críticos han respondido a la nueva derecha
sosteniendo que la creciente adopción de pedagogías de tipo administrativo y los esquemas
orientados a cumplir con la lógica de las demandas del mercado ha dado lugar a propósitos
políticos que promueven activamente la desespecialización de los maestros. Esto es más
evidente en la proliferación de programas de estudios enviados por el estado que claman ser
a "prueba de maestros", lo cual reduce efectivamente el papel del maestro al de un
empleado semientrenado y mal pagado. La agenda neoconservadora en efecto, ha detenido
el avance de la democracia en nuestras escuelas. Los neoconservadores rechazan el punto
de vista de que las escuelas deberían ser espacios para la transformación social y la
emancipación donde los estudiantes sean educados no solamente para ser pensadores
críticos, sino también para ver el mundo como un lugar donde sus acciones pueden tener
efecto.
La pedagogía crítica se funda en la convicción de que para la escuela es una prioridad ética
dar poder al sujeto y a la sociedad sobre el dominio de habilidades técnicas, que están
primordialmente atadas a la lógica del mercado de trabajo (aunque debería resaltarse que el
desarrollo de habilidades ciertamente es importante). La preocupación por la dimensión
moral de la educación ha llevado a los académicos críticos a emprender una reconstrucción
socialmente crítica de lo que significa "ser escolarizado". Destacan que cualquier práctica
pedagógica genuina exige un compromiso con la transformación social en solidaridad con
los grupos subordinados y marginados, lo que por necesidad implica una opción
preferencial por el pobre y por la eliminación de las condiciones que permiten el
sufrimiento humano. Tales teóricos impugnan el hincapié́ que la democracia liberal hace en
el individualismo y la autonomía respecto de las necesidades de los demás.
De acuerdo con los teóricos de la educación crítica, el análisis de la escuela emprendido por
los críticos liberales y conservadores necesariamente favorece los intereses de la cultura
dominante. La perspectiva liberal, sobre todo ha sido reapropiada por la misma lógica que
se propone criticar. En contraste la perspectiva crítica nos permite hacer un escrutinio de la
escuela más persistente en términos de raza, clase, poder y género.
Los estadunidenses por tradición han asumido que las escuelas funcionan como
mecanismos para el desarrollo del orden social igualitario y democrático. Los teóricos
críticos argumentan lo contrario y sugieren que las escuelas no proporcionan oportunidades
en la amplia corriente humanista occidental para dar poder al sujeto y a la sociedad, sino
que trabajan contra esas oportunidades.

El paso de cada generación por nuestros salones de clase normalmente incrementa el éxito
de los que tienen el ambiente más "favorecido". Yo comparo esta carrera a una en la cual
los estudiantes en desventaja se forman en sus marcas en la línea de salida, mientras los
más ricos esperan el silbatazo al otro lado de la pista, a pocos pasos de la meta.
Como fui educado en la creencia en las virtudes de la igualdad, encuentro este hecho de la
vida particularmente perturbador. La raíz de esta desigualdad puede ser rastreada hasta el
desproporciona! acceso a la riqueza en una sociedad donde, pese a lo que se proclame, los
pobres son frecuentemente enclaustrados en estados de poca valía e inferioridad. Esto
aparece una y otra vez en mis experiencias de enseñanza. Pude haber escrito un libro "más
seguro" destacando los aspectos más positivos de mi carrera de enseñanza, pero eso hubiera
sido ignorar el verdadero problema
Las democracias como la nuestra exhortan a la igualdad de oportunidades pero suelen
ignorar las formas en que nuestras escuelas operan inconscientemente y sin saberlo para
garantizar que no habrá́ una igualdad real. Pese a los intentos en contra, las escuelas
reproducen y perpetúan las desigualdades e injusticias de la sociedad en su conjunto.
Los hijos de los hogares más ricos generalmente salen adelante. Incluso las oportunidades
de que los estudiantes en desventaja terminen la secundaria -ni hablar de que asistan a la
universidad son inciertos. Hay, naturalmente, excepciones de la regla, y enfocándonos en
las excepciones somos capaces de aplacar parte del remordimiento por nuestra culpa.
Sería un error pensar en la reproducción de la desigualdad social en las escuelas como una
conspiración educacional: En mis momentos de mayor disgusto me imaginaba a los
oficiales de la educación como déspotas beligerantes amontonados en salas llenas de humo
con diamantes en los broches de sus corbatas estilo antiguo que muerden cigarros Davidoff,
revisan sus portafolios azul conservador y conjuran para mantener a los estudiantes pobres
fuera de las universidades.

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