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Colegio San Antonio Profesor: Juan Hidalgo Vásquez

Clérigos de San Viator Villa Alemana


Aristóteles (384 a. C. – 323 a. C.)
OBJETIVOS: Conocen y comprenden el pensamiento filosófico de algunos autores, su coherencia interna y sus relaciones
argumentativas mutuas.
Discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno, nació en Estagira, ciudad colonia de los griegos el año 384
a.C., siendo hijo del médico real del rey de Macedonia, debido a esto se puede explicar el interés de Aristóteles por
la ciencia física o biología. A los dieciocho años marchó a Atenas para ingresar en la Academia platónica y en ella
permaneció durante veinte años, hasta la muerte de Platón. Durante este periodo, el rey de Macedonia Filipo II, lo
manda a llamar con el objeto de que este se dedicara a educar a su hijo y sucesor Alejandro. A raíz de esto,
Aristóteles abandonó Atenas, iniciándose para él un período de maduración intelectual y de alejamiento progresivo
de la filosofía platónica. El año 335 a. C. vuelve a Atenas y funda allí su propia escuela, el Liceo, llamada también
"peripatética", era su director desde su la fundación hasta el año 323 a.C. Este segundo periodo de estancia en
Atenas, dedicado a la enseñanza e investigación, terminaría con la muerte del que fuera su discípulo, Alejandro
Magno y evitando un juicio en su contra se aleja de la ciudad. Un año después de abandonar Atenas, moría en la isla
de Eubea a los sesenta y dos años de edad (año 322 a.C.).
La metafísica de Aristóteles
Su teoría se encuentra concentrada en texto, que lleva el nombre de “La Metafísica”, el cual está constituida de doce
capítulos, se debe señalar esta obra ha sido redactada en varios periodos de la vida del autor y en consecuencia, no
constituye una unidad de pensamiento. El motivo central de su metafísica es adquirir el tipo de conocimiento que
merece llevar en forma explícita, el nombre de sabiduría. El saber es remontarse a las causas de aquello que se cree
saber, de ahí que la sabiduría para él, debe ser una ciencia única que será “la de los primeros principios y primeras
causas”.
Aristóteles, aun siendo el discípulo más ilustre de Platón, rechazó su teoría de este. Negaba la existencia de las
ideas, como realidades exteriores a las cosas particulares, indicaba además que las ideas no aportan nada a los seres
sensibles, no son causa de ningún cambio, ni de ningún movimiento en estos. No obstante mantuvo la concepción
platónica sobre el conocimiento: sólo reconocía el conocimiento incluido en los conceptos generales. El dualismo
platónico de dos mundos: ideal y material, reemplazó por un dualismo nuevo.
Fuera de las cosas reales -substancias- no existe el ser. Esta concepción que rompía con el dualismo del ser
platónico, consideraba sólo la substancia como el ser. Las relaciones entre las substancias, sus cualidades, eran lo
que es denomino los accidentes, que son los predicados o lo que caracteriza, a una substancia en particular.
Las reflexiones sobre la sustancia le llevaron a distinguir en ella dos elementos. Porque si tomamos alguna sustancia
particular, como por ejemplo, a un ser humano concreto, encontraremos en él algo que pertenece a toda la raza
humana, algo que se encierra en el concepto del "hombre" y, a la vez, particularidades que lo distinguen de otros
seres humanos. Estas características que comprenden el concepto, que pertenecen a la definición, Aristóteles las
llamó "forma", el resto lo llamó "materia". Pero la materia nunca existe en forma independiente. Realmente
existen sólo agrupaciones concretas de forma y materia, una concepción que es llamada el "hilemorfismo".
Aunque los dos elementos son indispensables para la existencia del ser, sin embargo, la forma es más importante
que la materia. La forma llegó a ser la esencia de las cosas.
El acto y la potencia
Siendo la forma la esencia de los seres naturales, ésta tiene que ser también "energía" o "acto", ya que en la esencia
de las cosas está el accionar. "Ser" no significa ocupar espacio sino actuar. Si, pues, la forma es el acto, la
materia es la "potencia": algo que todavía no es, pero puede llegar a ser, mientras que el acto es lo que ya llegó a
ser. El movimiento, entonces, es el paso del acto a la potencia. Ejemplo “El huevo es un pollo en potencia, cuando
nazca será un pollo en acto”
La doctrina de las cuatro causas
Aristóteles planteaba la necesidad de investigarlas causas que actúan en la naturaleza, porque conocer algo es
hacerlo por medio de sus causas. En el caso de la naturaleza, el físico está obligado a estudiar qué es lo que produce
el cambio.
Las causas de cuatro tipos:
1) Causa material: Representada por la materia (de que están hecha las cosas).
2) Causa formal: Que es el principio estructural, de acuerdo con el cual la materia se organiza. (la forma que
poseen).
3) Causa eficiente: Representada por el agente que desencadena la actualización imponiendo una forma sobre la
materia (quien lo hizo o lo produjo).
4) Causa final: que es la meta hacia la cual el proceso tiende, el fin que este persigue (para que o cuál es su fin en
el mundo).
En una estatua por ejemplo, la causa material es el mármol; La causa formal, es la idea de la estatua en la mente del
escultor; La causa eficiente, el escultor y sus instrumentos, y la causa final la estatua terminada.
Para Aristóteles, ninguna de las cuatro causas, en forma separada, es suficiente para producir algo. La verdad es
que las cuatro causas, en su conjunto, son necesarias para producir algo. Ellas son condición necesaria para dar
cuenta de la existencia de alguna cosa o evento, pero no en forma separada. Entre estas dos causas, Aristóteles pone
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como condición necesaria dos elementos internos constitutivos del devenir (la materia y la forma),
agregándole dos condiciones externas.

La distinción que podemos hacer de materia y forma depende del nivel en que consideremos una cosa. Un trozo de
mármol puede ser, para un hombre que trabaja en la montaña sacando este material, un producto ya terminado a sus
afanes, es decir, materia y forma; pero para un escultor será sólo el material desde el cual esculpirá una figura
determinada, es decir más materia que forma. La materia, nunca existe aislada como tal, siempre está informada; así
por ejemplo, los elementos son las cosas más simples, y de ellos la distinción de la materia y la forma solo puede
hacerse mediante la abstracción del pensamiento.
El término “forma”, posee una serie de significaciones. Puede designar la configuración sensible (Figura) como es
la de una casa, la de escultura. También puede designar un objeto de pensamiento más bien que de sensación, como
la naturaleza intima de una cosa, expresada en su definición, esto es, aquello que constituye un plan de su
estructura.
Ética aristotélica
Según Aristóteles, toda actividad humana tiende hacia algún fin (telos). El fin de la actividad de un zapatero es
hacer, producir un zapato bien hecho; El fin de la medicina es procurar o restablecer la salud del enfermo, etc. Así,
vemos que unos fines se subordinan a otros, existiendo una jerarquía entre ellos y en las actividades que los
producen. Por lo tanto, habrá que determinar cuál es el fin último del hombre al que estarán subordinados los otros
fines. Habrá que buscar un fin que ya no sea medio para ningún otro fin. Tiene que haber un fin último, querido por
sí mismo y que sea el fundamento de todos los demás. Si esto no sucediera, y los fines siempre fueran medios para
otros fines, y así hasta el infinito, nos encontraríamos con la paradoja de que los fines son fines de nada, lo cual les
haría absurdos e innecesarios (ineficaces). Y como, de hecho, hay fines, por lo tanto, debe haber uno que sea fin en
sí mismo y no sea medio para ningún otro.
Este fin último o bien es "la felicidad" (eudaimonía). Ahora nos encontramos con el problema de definir qué sea la
felicidad y qué es lo que la procura. Para unos, la felicidad se alcanza con riquezas; para otros con honores y fama;
otros muchos creen obtenerla a través del placer.
Sin embargo, dice Aristóteles, todos estos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos,
sino por ser medios para alcanzar la felicidad. Es ésta la única que se basta a sí misma para ser: es autárquica y
perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no
implica que seamos felices. Tampoco esto significa que el bien sea trascendente al hombre; es decir, que se trate de
un Bien en sí, separado de todos los bienes particulares. Aristóteles rechazará la concepción platónica del Bien,
aquélla que ignora que sólo es posible realizar el bien en situaciones concretas y particulares. Por lo tanto, pese a
que no haya un acuerdo entre los hombres acerca de qué proporciona la felicidad como bien último del hombre, la
ética ha de dedicarse a dilucidar qué clases de bienes hay. Según Aristóteles, podemos dividirlos en tres tipos:
1. Bienes externos: riqueza, honores, fama, poder...
2. Bienes del cuerpo: salud, placer, integridad...
3. Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría...

No por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco sólamente la consecución del placer nos hace
felices. Normalmente necesitamos algo más para serlo y en eso nos distinguimos de los animales. Aunque estos
bienes particulares no basten, sin embargo ayudan. En esto Aristóteles mantiene una postura moral bastante
desmitificada y realista: el bien no puede ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes exteriores (salud,
riqueza, etc.) la felicidad será casi imposible de alcanzar.
Entonces ¿En qué consiste la felicidad (eudaimonía)?
Si es el bien supremo, aquel que ya no es medio para ningún otro fin, habrá que determinar en qué consiste el bien
para cada ser. El bien es el acto propio de cada ser, es decir; aquel que viene determinado por su propia esencia o
naturaleza. Y puesto que la naturaleza del hombre viene determinada por la función específica de su alma, el
pensamiento, la felicidad consistirá fundamentalmente en un bien del alma: la contemplación. El mayor bien para
un hombre será el pleno desarrollo de aquello que le es más esencial: la inteligencia; la actividad contemplativa.
Será la virtud de la sabiduría la que le procure al hombre la verdadera felicidad, aunque deba conjugarla con otras
virtudes y con los bienes exteriores.

Analice, explique, fundamente y desarrolle. Las siguientes preguntas

1. Señale un ejemplo de un hecho físico que se puede explicar a través de la doctrina de las cuatro causas
aristotélicas
2. ¿A qué conclusión llega Aristóteles a partir del estudio de la substancia?
3. Realice una comparación distinguiendo semejanzas y diferencias entre la teoría platónica de las ideas y la
metafísica aristotélica (estudio de la substancia)
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4. ¿Cuáles son los argumentos de la teoría ética planteada por Aristóteles?

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