Está en la página 1de 1

Y pensar que tenía un sueño…..

El ser humano nació para ser rebelde, desde el antiguo Prometeo, que fue capaz de desafiar a
los mismos dioses, hasta la premio Nobel Malala, tenemos en nuestra historia miles de
ejemplos de personas que se rebelan contra el sistema, la autoridad, la religión, o lo que sea
que impida el cumplimiento de los sueños.

Por supuesto, suena tentador, ¿O no?. Sobre todo en un mundo capitalista, en el cual cada vez
más sentimos cómo el trabajo, las responsabilidades, las deudas, el gobierno, nos van
sumergiendo en una espiral que no termina.

Quien lo expresó muy bien es el escritor argentino, Roberto Arllt. Todos hemos leído “la isla
desierta”, esa simpática obra en un acto, en la cual los personajes, sumergidos en una vida
monótona de oficinistas, son “sacudidos” por la presencia del conserje, que les cuenta de
viajes, de lugares exóticos, provocando que estos personajes de golpe, recuerden sus sueños,
sus ideales, perdidos por un trabajo de oficina.

Pactamos con el sistema, es la realidad. La generación x, tan rebeldes nos creíamos en los 90`s,
pactó con el sistema, y hoy son “yuppies” ,como llamábamos a los oficinistas, allá, hace 20
años, cuando pensábamos que no iba a suceder nunca.

Los millenial encarnan otra cosa, creíamos que lo iban a lograr, terminaban el colegio, se
dedicaban a trabajar part time, juntar dinero y luego viajaban: Australia, Tailandia, cuanto más
exóticos, mejor. Pero, ha medida que pasan los años, vamos notando que esta generación,
también se arregla con el sistema.

Y es que me parece que la rebeldía es algo propio de la juventud; Litto Nebbia escribió “la
balsa” rebelándose contra una sociedad, pero lo vemos hoy en día, muy tranquilo, con su casa,
sus cosas y seguro que tiene una tarjeta de crédito.

¿Es imposible salirse del sistema? Thoureau lo intentó. Duró dos años, después de Walden y su
“extraer la médula de la vida” volvió a su mansión en Concord.

Quizás los sueños mueren, los anhelos se van. O quizás es que maduramos y crecemos, y nos
damos cuenta de golpe, que aparecen sueños nuevos, quizás más aburridos que los que
pensábamos de adolescentes: un amor, hijos, un trabajo que realmente disfrutamos, la vida
tranquila en una casa que compramos después de ahorrar mucho.

La rebeldía hace avanzar la historia, pero quizás va cambiando. Hay cosas por las cuales vale la
pena pelear y rebelarsse, y hay cosas que, con el paso del tiempo, empezamos a valorar. Lo
importante es nunca perder la meta de la propia felicidad, pero no forzarla, no creer que la
felicidad está en viajar, o en hacer deportes extremos. Cada persona es un mundo, cada
persona tiene su propio camino. Quizás es bueno seguirlo, y si nos torcemos un poco, a lo
mejor, no es tan grave.

También podría gustarte