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08_Apego y adopción 08/11/11 13:19 Página 99
M. ROMÁN Y J. PALACIOS / ACCIÓN PSICOLÓGICA, julio 2011, vol. 8, n.o 2, 99-111. ISSN: 1578-908X 99
Maite RoMán
Jesús Palacios
Centro: Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Facultad de Psicología. Universidad de Sevilla.
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de sus familias biológicas con el objetivo de resultados, centrada en los procesos y factores
ofrecerles un entorno de desarrollo más favo- implicados en el ajuste de los adoptados.
rable. En muchos de esos casos, los menores
La vida previa a la adopción se encuentra
son adoptados por nuevas familias que los es-
muy ligada a dos tipos de experiencias que in-
peran dispuestos a ofrecerles todo lo que nece-
fluyen en el desarrollo infantil. Por una parte,
siten. A partir de ese momento, una de las tareas
son muchos los niños y niñas adoptados que
más importantes a desarrollar será la formación
han sufrido algún tipo de maltrato (principal-
y el desarrollo de vínculos emocionales hasta
mente, negligencia), lo cual introduce una dis-
ese momento inexistentes. Pero la historia pre-
torsión de las relaciones emocionales básicas y
via de estos niños y niñas no desaparece a la
afecta de forma muy negativa al desarrollo. Por
llegada al nuevo hogar y el proceso de vincula-
otra parte, la mayoría de los niños y niñas adop-
ción con sus nuevos padres y madres se verá en
tados, sobre todo, en el caso de la adopción in-
parte mediado por esas experiencias tempranas.
ternacional, han permanecido durante un tiem-
po en un centro de acogida, que en ningún caso
En este trabajo queremos destacar la opor-
puede ofrecer la atención o el cuidado que ofre-
tunidad que la investigación sobre adopción su-
ce una familia adecuada. Estas experiencias de
pone para el estudio del apego, dado que la sin-
maltrato e institucionalización se convierten en
gularidad de la discontinuidad en los contextos
factores de riesgo para el desarrollo infantil.
de crianza que implica nos permite analizar la
evolución de los procesos de vinculación de A la llegada a las familias adoptivas, el de-
adoptados y adoptantes. Al mismo tiempo, que- sarrollo de muchos niños y niñas se encuentra
remos resaltar que la teoría del apego se con- afectado en los aspectos físico, cognitivo y emo-
vierte en un excelente marco desde el que en- cional, siendo elevado el porcentaje de los me-
tender las relaciones afectivas implicadas en la nores que presentan limitaciones severas (Pala-
adopción. Para ello, abordaremos los trabajos cios, Román y Camacho, 2011; Palacios,
empíricos más relevantes que han explorado las Sánchez-Sandoval y León, 2005). Los datos de
relaciones entre apego y adopción y trataremos numerosos trabajos empíricos ponen de mani-
de extraer las principales conclusiones derivadas fiesto que las personas adoptadas están más re-
de ellos. presentadas en los servicios de salud mental,
tendiendo además a presentar más dificultades
y problemas de comportamiento que las no
adoptados (Sánchez-Sandoval, 2002; Van IJzen-
Niños y niñas adoptados doorn, Juffer, y Klein Poelhuis, 2005).
La investigación también ha demostrado los
El estudio de los niños y niñas adoptados
beneficios que implica la adopción, así como
permite explorar la repercusión de la adversidad
la extraordinaria capacidad de mejora de los
temprana (en forma de maltrato, negligencia,
menores, especialmente en los primeros años
institucionalización y abandono) y las posibili-
tras la llegada a las familias, aunque también
dades de recuperación, ofreciendo oportunida-
ha revelado la persistencia de algunas limita-
des únicas para la investigación psicológica.
ciones a lo largo del tiempo y una recuperación
más completa en algunas áreas de desarrollo
La investigación sobre adopción se ha ex-
que en otras (Palacios et al., 2011; Román,
tendido vertiginosamente en los últimos años y
2007; Rutter y Sonuga-Barke, 2010; Van IJzen-
las directrices que han guiado estos trabajos
doorn y Juffer, 2006).
han ido madurando desde sus inicios, a media-
dos del siglo veinte, hasta la actualidad. Palacios La investigación sobre apego es mucho más
y Brodzinsky (2010) han identificado tres ten- limitada en el campo de la adopción que las in-
dencias históricas en las investigaciones sobre vestigaciones centradas en el desarrollo físico,
adopción, la primera centrada en las diferencias cognitivo o en problemas de conducta, a pesar
en el ajuste de adoptados y no adoptados, la se- de la pertinencia de esta perspectiva para el es-
gunda relativa a la recuperación tras la adver- tudio de las personas adoptadas y sus vincula-
sidad inicial, y la tercera, que va más allá de los ciones afectivas. Probablemente, una de las ra-
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cionalización y el potencial daño emocional que ción nacional para observar las conductas de
podía provocar. Unas décadas más tarde, Tizard apego cuando tenían entre 13 y 18 meses, ha-
dirigió uno de los estudios pioneros en la ex- llando que el 52% de los adoptados había desa-
ploración de las relaciones de apego en niños y rrollado un apego de estilo seguro, sin que las
niñas adoptados con experiencia de institucio- diferencias en la comparación con un grupo nor-
nalización (Hodges, 1996; Hodges y Tizard, mativo fueran significativas. Resultados simila-
1989; Tizard y Hodges, 1978). En esta investi- res se encontraron posteriormente en varios es-
gación se evaluó a niños y niñas que se habían tudios holandeses que examinaron la incidencia
llevado al menos hasta los 2 años de edad aco- del estilo de apego seguro a través de la situación
gidos en instituciones británicas, realizándose del extraño en niños y niñas que habían sido
posteriormente seguimientos después de que adoptados antes de que hubieran cumplido un
muchos de ellos hubieran sido adoptados o hu- año, sin hallar diferencias al compararlos con
bieran vuelto con sus familias biológicas. En el menores procedentes de muestras normativas
estudio se describió cómo la mayoría de los ni- (Juffer y Rosenboom, 1997; Van Londen, Juffer
ños y niñas que habían sido adoptados eran ca- y Van IJzendoorn, 2007).
paces de formar relaciones de apego con sus
nuevos padres adoptivos en el primer año tras Un estudio llevado a cabo por Veríssimo y
la adopción, aunque también se mostró la per- Salvaterra (2006) se centró en el análisis de la
sistencia a largo plazo de los efectos de la insti- seguridad en las conductas de apego a través de
tucionalización sobre el sistema de apego de los la aplicación del Attachment Q-set (AQS) de niños
adoptados. Estas investigaciones de carácter y niñas de adopción nacional en Portugal que te-
fundamentalmente descriptivo fomentaron el nían edades comprendidas entre los 10 y los 69
interés por el estudio del apego en niños y niñas meses en el momento del estudio. En esta inves-
con trayectorias discontinuas de cuidado. tigación tampoco se encontraron diferencias en
la seguridad de las conductas de apego de los
A partir de estos estudios pioneros, la inves- adoptados comparados con un grupo control.
tigación sobre el apego en las personas adopta-
das tomó dos direcciones. Una de ellas ha ex- En un estudio reciente llevado a cabo en la
plorado los cambios que se producen en las Universidad de Sevilla, se examinó el apego en
conductas de apego tras la adopción. La otra se 40 niños y niñas de adopción internacional pro-
ha centrado más en los aspectos representacio- cedentes de la Federación Rusa que tenían en-
nales del apego (los modelos internos). A conti- tre 4 y 8 años y que llevaban una media de 3
nuación se hace un recorrido por las principales años con sus familias adoptivas. Este grupo se
investigaciones sobre estas cuestiones en los úl- comparó con niños y niñas que se encontraban
timos años, recorrido que se cerrará con una en centros de acogida españoles y con otro gru-
referencia a la problemática de la sociabilidad po de menores que no habían pasado por el sis-
indiscriminada que afecta a algunas personas tema de protección y que vivían con sus fami-
adoptadas. lias biológicas españolas. Entre otros aspectos,
se evaluaron las conductas de apego a través
de una entrevista derivada del AQS (Interview
measure of attachment security), encontrándose
Las conductas de apego de los niños y que la seguridad en las conductas en los niños
niñas adoptados y niñas adoptados era similar a la mostrada
por los menores del grupo control y significa-
Las principales investigaciones que han abor- tivamente superior a la de los de centros de
dado el estudio de las conductas de apego de los acogida, corroborándose que los adoptados son
adoptados lo han hecho principalmente a través capaces de establecer con sus nuevos padres
de la situación del extraño y del procedimiento relaciones de apego marcadas por la seguridad
Attachment Q-set. Una de las primeras investi- (Román, 2010).
gaciones sistemáticas se llevó a cabo en los años
ochenta por Singer, Brodzinsky, Ramsay, Steir y Otras investigaciones, sin embargo, sí en-
Waters (1985), que aplicaron en Estados Unidos contraron diferencias entre las conductas de
la situación del extraño a niños y niñas de adop- apego de adoptados y no adoptados. Marco-
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vitch et al. (1997) evaluaron a un grupo de 56 estudio seguían mostrando puntuaciones más
niños y niñas adoptados en Canadá proceden- bajas un tiempo después.
tes de instituciones rumanas a través de la si-
Van den Dries, Juffer, Van IJzendoorn, y Ba-
tuación del extraño cuando tenían entre 3 y 5
kermans-Kranenburg (2009) llevaron a cabo un
años, encontrando que el estilo de apego segu-
metanálisis cuyos resultados concluyen que el
ro era menos frecuente entre los adoptados
apego seguro es menos frecuente en los niños y
(30%) que en un grupo normativo (42%). En
niñas adoptados que en los niños y niñas de
la misma línea, O’Connor et al. (2003) exami-
muestras normativas, ya que el 47% de los adop-
naron el estilo de apego en niños y niñas adop-
tados presenta apego seguro con sus padres
tados en el Reino Unido procedentes de Ru-
adoptivos, frente al 62% hallado en el metaná-
manía cuando tenían 4 años a través de una
lisis realizado con muestras normativas (Van IJ-
situación de separación-reunión y hallaron que
zendoorn, Schuengel ,y Bakermans-Kranen-
el 33.3% de los que habían sido adoptados con
burg, 1999), aunque estas diferencias parecen
edades comprendidas entre los 6 y los 24 meses
estar moderadas por la edad en el momento de
presentaba un estilo de apego seguro con sus
la adopción.
padres adoptivos. En la investigación de Vorria
et al. (2003, 2006) se estudió el apego de niños Menos explorado en los estudios con adop-
y niñas institucionalizados en Grecia y poste- tados ha sido el apego desorganizado. En la in-
riormente fueron de nuevo examinados cuando vestigación holandesa de Van Londen et al.
tenían 4 años de edad, después de que hubie- (2007), por ejemplo, se encontró que el 36% de
ran sido adoptados. Los resultados mostraron la muestra de niños y niñas adoptados antes de
que la seguridad de las conductas de apego de los 12 meses de edad presentaba este tipo de
los adoptados era inferior en comparación con apego. El metanálisis de Van den Dries et al.
un grupo normativo. (2009) halló una incidencia del apego desorga-
nizado del 31% entre los adoptados, lo cual su-
En Canadá, Chisholm dirigió un estudio lon- pone el doble del porcentaje esperado en mues-
gitudinal con niños y niñas adoptados que ha- tras normativas (Van IJzendoorn et al., 1999).
bían pasado un tiempo en las desfavorables ins-
La distribución de los estilos de apego en ni-
tituciones rumanas (Chisholm, 1998; Chisholm,
ños y niñas adoptados es comparable con la de
Carter, Ames, y Morison, 1995). Los resultados
los niños y niñas en acogimiento familiar (Cole,
de la primera evaluación, con una edad media
2005; Stovall-McClough y Dozier, 2004; Van den
de 30 meses, revelaron a través de la entrevista
Dries et al., 2009). Sin embargo, entre los me-
derivada del AQS (Interview measure of attach-
nores institucionalizados (Vorria et al., 2003;
ment security) que el grupo que había sufrido
Van den Dries et al., 2009; Zeanah, Smyke,
una deprivación más prolongada en las institu-
Koga, Carlson y The BEIP Project, 2005) y los
ciones rumanas mostraba conductas de apego
maltratados (Barnett, Ganiban y Cicchetti, 1999;
con los padres adoptivos menos seguras que los
Carlson, Cicchetti, Barnet y Braunwald, 1989;
niños y niñas de adopción temprana o que los
Lyons-Ruth y Jacobvitz, 1999; Van IJzendoorn
de un grupo control. En el seguimiento de estos
et al., 1999) se encuentra una menor incidencia
menores, cuando tenían entre 4 y 9 años, Chis-
del estilo de apego seguro y una sobrerrepre-
holm (1998) encontró que la seguridad del ape-
sentación del apego desorganizado en compa-
go de los que habían permanecido más tiempo
ración con los adoptados.
en las instituciones rumanas (periodos iguales
o superiores a 8 meses) aumentaba significati- Respecto a los factores que se han encon-
vamente, dejando de ser significativas las dife- trado relacionados con las conductas de apego
rencias anteriormente encontradas con los gru- de los niños y niñas adoptados, la investigación
pos de comparación. Sin embargo, el estudio ha constatado la influencia de las privaciones
también ponía de manifiesto que los resultados tempranas sobre las conductas de apego con los
de la segunda evaluación estaban relacionados padres adoptivos. Por una parte, la experiencia
de forma significativa con los de la primera, de de maltrato previa a la adopción se ha mostrado
manera que los niños y niñas con puntuaciones relacionada con una mayor inseguridad en las
inferiores en seguridad del apego al inicio del conductas de apego con los padres adoptivos
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(Groze y Rosenthal, 1993). Por otra parte, los ción del ambiente del hogar de la familia y el
efectos negativos de la institucionalización sobre uso de materiales de aprendizaje estimulantes
el apego también han sido corroborados por di- y apropiados a la edad se han encontrando re-
versos estudios (por ejemplo, Zeanah et al., lacionados con el apego con nuevas figuras de
2005). Algunos estudios de niños y niñas adop- cuidado (Cole, 2005).
tados procedentes de Rumanía coinciden en que
los menores que han pasado más tiempo insti- Finalmente, algunos estudios han encontra-
tucionalizados suelen mostrar más inseguridad do que la seguridad en las conductas de apego
en sus conductas de apego con los padres adop- de los adoptados se relaciona con un mayor de-
tivos (Chisholm et al., 1995; O’Connor et al., sarrollo cognitivo (Chisholm, 1998; Judge, 2004;
2003), e incluso se ha encontrado una relación Tizard y Hodges, 1978) y una mejor adaptación
significativa entre los estilos de apego de los ni- conductual, en el sentido de menor frecuencia
ños y niñas con sus cuidadores en la institución de problemas de conducta y mayor presencia
y la seguridad de las conductas de apego que de comportamientos prosociales (Chisholm,
posteriormente desarrollaban con sus padres 1998; Judge, 2004; Marcovitch et al., 1997; Ro-
adoptivos (Vorria et al., 2006). La investigación mán, 2010).
meta-analítica no ha encontrado diferencias sig-
nificativas cuando se han comparado adopcio-
nes nacionales con internacionales, ni al com- Los modelos internos de apego de los
parar casos de adopción interracial con los que niños y niñas adoptados
no lo son (Van den Dries et al., 2009).
El papel de la edad en el momento de la La investigación sobre modelos internos de
adopción también debe ser mencionado. Van apego en niños y niñas adoptados es infrecuen-
den Dries et al. (2009) hallaron en su metanáli- te. Una de las investigaciones más relevantes en
sis que la edad de adopción es un moderador este terreno ha sido el estudio longitudinal rea-
significativo en la seguridad en las conductas lizado por el equipo dirigido por Hodges en
de apego de los adoptados, de forma que cuan- Londres. En él se estudiaron las representacio-
do la adopción se produce antes del primer año, nes mentales examinadas a través de las histo-
los niños y niñas suelen mostrar estilos tan se- rias incompletas en una muestra de 63 niños y
guros como los no adoptados, mientras que los niñas de adopción tardía en el Reino Unido
adoptados con más edad (y, por tanto, expuestos (adoptados entre los 4 y los 8 años) que habían
durante más tiempo a los efectos negativos de sufrido maltrato previo a la adopción. Esos me-
las privaciones temprana) tienen un riesgo más nores fueron comparados con 48 niños y niñas
elevado de presentar inseguridad en la relación que habían sido adoptados antes de los 12 me-
de apego con los padres adoptivos. En esta mis- ses y que no habían sufrido maltrato previo. To-
ma dirección, estudios en el ámbito del acogi- dos tenían entre 4 y 8 años en el momento de
miento familiar encontraron que los niños y ni- la primera evaluación, llevada a cabo poco tiem-
ñas que llegaron a las familias cuando tenían po después de que los de adopción tardía llega-
más de un año mostraban un proceso de for- ran a sus familias adoptivas. Los resultados
mación y consolidación del apego más lento mostraron que los menores de este grupo, com-
(Stovall-McClough y Dozier, 2004). parados con los de adopción temprana, presen-
taban más indicadores de evitación y de desor-
Tras la adopción, la cantidad de tiempo ganización, con representaciones más negativas
transcurrido con la familia adoptiva no se ha de adultos y niños, y una mayor presencia de
encontrado directamente relacionada con la se- agresión en las narrativas (Hodges y Steele,
guridad en el apego con los padres adoptivos 2000; Hodges et al., 2003, 2005). Los hallazgos
(Chisholm et al., 1995; Van den Dries et al., en evaluaciones posteriores revelaron que las
2009), aunque el estudio longitudinal de Chis- diferencias entre los dos grupos no habían dis-
holm (1998) mostró que la seguridad en las con- minuido (Hodges et al., 2005).
ductas de apego de los niños y niñas adoptados
con más edad había mejorado tras un tiempo En el estudio llevado a cabo por Román et
en la familia adoptiva. Asimismo, la organiza- al. (Román, 2010; Román, Palacios, Moreno y
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López, en revisión) con niños y niñas adoptados historias incompletas cuando tenían una media
procedentes de la Federación Rusa, además de de 4 años. Los resultados del estudio concluye-
las conductas de apego, se analizaron los mo- ron que la mayoría de los niños y niñas evalua-
delos internos a través de las historias incom- dos (70% de los acogidos y 60% de los adopta-
pletas. Como se incidió en el apartado anterior, dos) mostraban representaciones de apego
tres años después de su adopción, las conductas seguras.
de apego de estos niños y niñas eran tan seguras
como las del grupo sin relación alguna con el En los estudios con niños y niñas maltrata-
sistema de protección. Las cosas resultaron ser dos se ha encontrado representaciones mentales
diferentes en lo relativo a las representaciones de las figuras adultas e infantiles más negativas
de apego, pues los resultados de este estudio re- y una mayor presencia de agresión, negligencia
velaron que los modelos internos de apego de y abuso (Shields, Ryan, y Cicchetti., 2001; Toth,
estos menores reflejaban diferencias significa- Cicchetti, Macfie, Maughan. y VanMeenen,
tivas respecto al grupo control, siendo inferior 2000). Respecto a la influencia del maltrato en
la presencia de indicadores de seguridad en las las representaciones mentales de los menores
representaciones mentales de apego y superior adoptados, Hodges et al. (2005) encontraron di-
la de indicadores de inseguridad, evitación y de- ferencias asociadas al nivel de abuso sufrido,
sorganización. Las diferencias entre los modelos de forma que, los niños y niñas que habían vi-
internos de apego de los menores adoptados y vido una mayor adversidad previa a la adopción
los de los menores de centros de acogida no re- presentaron en sus narrativas más agresión por
sultaron significativas, aunque los indicadores parte de los adultos, que ignoraban con más fre-
de los modelos internos de los adoptados se si- cuencia a los niños y niñas cuando éstos los ne-
tuaban en un nivel intermedio entre las repre- cesitaban, así como mayor presencia de mate-
sentaciones de los menores de centros de aco- rial sexual, respuestas mágicas/omnipotentes y
gida y las del grupo control. contenido estrafalario.
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edad mostraron representaciones de apego más frente a la estabilidad de los negativos perfila
negativas en la evaluación de las historias in- un cuadro en el que las representaciones de ape-
completas en comparación con los niños y niñas go positivas parecen no reemplazar sin más a
de adopción temprana (Kaniuk, Steele y Hod- las negativas, sino más bien competir con ellas.
ges, 2004), aunque cabe señalar que los menores En la misma línea, los resultados del estudio
de adopción tardía de esta investigación tam- con niños y niñas de adopción internacional de
bién habían sufrido maltrato, mientras que los Román et al. (Román, 2010; Román et al., en
de adopción temprana no habían pasado por revisión) mostraban que los indicadores de se-
esa experiencia. guridad de los modelos internos de apego cam-
biaron más temprana y fácilmente que los de
En el estudio de Román et al. (Román, 2010;
inseguridad y desorganización, corroborando la
Román et al., en revisión) se ha encontrado que
heterogeneidad y complejidad de la reestructu-
los niños y niñas de adopciones múltiples pre-
ración de las representaciones mentales de ape-
sentaban menos indicadores de inseguridad y
go de los niños y niñas tras la adopción.
de desorganización que los menores de adop-
ciones simples, reflejando el papel protector so-
Diversas investigaciones en el ámbito de la
bre el desarrollo emocional de los hermanos en
protección infantil han encontrado representa-
la adopción. Es posible que el desarrollo de una
ciones mentales de apego más seguras con el
vinculación significativa con un hermano bio-
aumento de la edad, tanto en el contexto de la
lógico que se mantiene en medio de la discon-
adopción como del acogimiento familiar (Min-
tinuidad del contexto de cuidado que se produce
nis, et al., 2006; Román, 2010). En ambos estu-
en la adopción introduzca cierta estabilidad que
dios se ha constatado una relación significativa
amortigua el efecto negativo de la adversidad
entre la seguridad de las representaciones men-
previa sobre las representaciones mentales de
tales de apego y el desarrollo cognitivo. Igual-
apego.
mente, los modelos internos de apego también
Respecto a la evolución de los modelos in- se han encontrado relacionados con la adapta-
ternos de apego, aunque la literatura ha eviden- ción conductual en estudios con niños y niñas
ciado cierta estabilidad temporal de las repre- adoptados (Hodges et al., 2005; Román, 2010).
sentaciones mentales de apego cuando el
contexto se mantiene estable, la limitada inves-
tigación longitudinal en muestras adoptivas re-
vela ciertas evidencias de cambio en los modelos
Sociabilidad indiscriminada en
internos de apego con el tiempo en la familia
los niños y niñas adoptados
adoptiva. Volviendo al estudio británico dirigido
por Hodges, en la segunda evaluación, realizada En la investigación longitudinal iniciada por
un año después de la primera, se encontró una Tizard (Hodges, 1996; Hodges y Tizard, 1989;
disminución de los indicadores de evitación y Tizard y Hodges, 1978), en la que se estudió a
un aumento de los indicadores de seguridad en- niños y niñas institucionalizados en el Reino
tre los niños y niñas que habían sufrido mal- Unido que posteriormente fueron, en muchos
trato (Hodges y Steele, 2000; Hodges et al., casos, adoptados, se encontró que un número
2003), cambios que se reafirmaban en una ter- significativo de los menores mostraba una falta
cera evaluación llevada a cabo otro año después de desconfianza o cautela hacia los desconoci-
y que fueron de mayor magnitud y más rápidos dos. Este fenómeno, conocido como apego de-
entre los más pequeños que entre los mayores sinhibido o sociabilidad indiscriminada, se ca-
(Hodges et al., 2005; Kaniuk et al., 2004). A pe- racteriza por la tendencia a desarrollar
sar de estas mejoras en las representaciones relaciones no selectivas, caracterizadas por
mentales de apego, los indicadores de inseguri- comportamientos amistosos y superficiales con
dad y de desorganización permanecían estables desconocidos, y a no angustiarse ante situacio-
uno y dos años después de la primera evalua- nes de separación o pérdida. Se trata de un fe-
ción (Hodges y Steele, 2000; Hodges et al., 2003, nómeno que ha acaparado una gran atención
2005). Como señalan atinadamente los autores, dentro del estudio de niños y niñas que han te-
la consolidación de los contenidos positivos nido una experiencia de institucionalización
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única para la recuperación del desarrollo emo- nificado de los comportamientos y expectativas
cional tras la adversidad temprana, especialmen- de los niños y niñas, así como el tipo de inte-
te desde la perspectiva de las conductas de apego, racción que establezcan con ellos, será funda-
aunque con un efecto más progresivo y limitado mental para proporcionar una base segura de
en el plano representacional. apego. Para que esa lectura sea correcta, muy
frecuentemente necesitarán orientación y acom-
La adversidad temprana puede afectar de
pañamiento profesionales antes, durante y des-
forma negativa al desarrollo del vínculo de ape-
pués de la adopción.
go con los padres adoptivos. El momento de ini-
cio y la duración de la institucionalización, la
experiencia de maltrato, y la edad en el momen-
to de la adopción influyen en el apego años des- Referencias
pués de la adopción. Otros aspectos, como la
adopción múltiple, parecen ser factores protec- Barnett, D., Ganiban, J., & Cicchetti, D. (1999). Mal-
tores para el desarrollo de un apego seguro con treatment, negative expressivity, and the develop-
los padres adoptivos. El apego con los padres ment of type D attachments from 12 to 24
adoptivos, tanto en lo conductual como en lo months of age. Monographs of the Society for Re-
representacional, también se ha encontrado re- search in Child Development, 64(3), 97-118.
lacionado con el desarrollo cognitivo y con la Berástegui, A. & Gómez, B. (2009). El derecho del
adaptación conductual. niño a vivir en familia. Miscelánea Comillas,
67(130), 175-198.
La investigación ha demostrado que la insti-
tucionalización puede aportar soluciones a algu- Bowlby, J. (1951). Maternal care and mental health.
nos problemas y proteger frente al maltrato y la Ginebra, Suiza: Organización Mundial de la Sa-
negligencia, pero no puede solventar de forma lud.
eficaz las carencias afectivas. Por el contrario, la
Carlson, V., Cicchetti, D., Barnett, D., & Braunwald,
vida en la familia adoptiva y, sobre todo, la cali-
K. (1989). Disorganized/disoriented attachment
dad de las interacciones en ese contexto familiar
relationships in maltreated infants. Development
favorecen la construcción de una base segura de
Psychology, 25(4), 525-531.
apego en los niños y niñas adoptados, al que con-
tribuye también el estilo de apego de los adop- Chisholm, K. (1998). A three year follow-up of at-
tantes como contexto de recuperación emocional tachment and indiscriminate friendliness in chil-
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do su naturaleza como trastorno de apego o
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fleja la complejidad de la reestructuración de
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