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Edgar Alejandro García Díaz 28 de enero de 2021

CIC San Juan de los Lagos, Jal

REPORTE DE LECTURA: UNIVERSI DOMINICI GREGIS, SOBRE LA


VACANTE DE LA SEDE APOSTÓLICA Y LA ELECCIÓN DEL ROMANO
PONTÍFICE, Y DATAEDE ALIQUIBUS MUTATIONIBUS IN NORMIS DE
ELECTIONE ROMANI PONTIFICIS

Sobre los dos documentos que se mencionan en el título podemos destacar la importancia
de ambos el mejor provecho de la elección del Romano Pontífice que es el principal
servidor en la Iglesia. El primero que se menciona es una Constitución Apostólica
promulgada por el papa Juan Pablo II; el segundo es un Motu Proprio dado por el papa
Benedicto XVI.

El papa Juan Pablo II da esta constitución previendo la elección del próximo Papa después
de su muerte, dejando claro cómo debe ser elegido el nuevo Sucesor de Pedro, además de
que va en concordancia a la validez de la elección. Con esto podemos decir que era
necesaria esta Constitución desde el ámbito del Derecho Canónico pues es tiempo en que
ya está vigente el Código del 83. Por otra parte, también las realidades sociales, políticas y
religiosas habían ido en conversión en las últimas décadas. En este sentido podemos
reconocer siempre que este acto es eclesial y que es dirigido por Dios, pero así también
puede haber distintas tentaciones que puedan privar la libertad de los electores.

Resaltamos además que esto de elegir al Romano Pontífice es un deber y un derecho la


Iglesia que guiada por la inspiración del Espíritu lo confía esta misión. Algunos puntos
generales que resaltamos es que el papa Juan Pablo II confirma que «el Colegio de los
electores del Sumo Pontífice está constituido únicamente por los Padres Cardenales de la
Santa Iglesia Romana» con la intención de responder a las exigencias del momento
histórico concreto. Por eso es un deber preciso, así como también su derecho específico,
regular con oportunas normas la elección de quien será el Sucesor con el cuidado de no
cambiar sustancialmente la línea de la sabia y venerable tradición hasta ahora seguida.
Ambos documento, como ya lo dijimos quieren hacer de la elección un hecho en el que
participe la Iglesia, con oración, y en los Cardenales como electores.

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