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Los mapas conceptuales es una de las estrategias didácticas que cada día se aplica en los diferentes
niveles educativos y ha alcanzado gran aceptación tanto en profesores como estudiantes, integrándose
con las tecnologías computacionales y de la comunicación. Se han convertido en elementos de
planeación curricular, de evaluación, de enseñanza - aprendizaje y su uso se ha extendido a diferentes
esferas de la vida donde la gestión de conocimiento ocupa un lugar preponderante (Cuevas, 2003)
Existen diversos antecedentes sobre la aplicación de mapas conceptuales en el contexto del aprendizaje
de las ciencias. Novak (1982), recomienda el uso del mapa conceptual como herramienta para el
mejoramiento de la eficacia del aprendizaje científico, en la medida que muestra una organización
jerárquica del conocimiento similar a la estructura en que la información se almacena en nuestra
conciencia.
El uso de mapas conceptuales durante el tiempo destinado a aprender los conceptos permite diferenciar
el desarrollo conceptual en los estudiantes ya que en ellos se muestran esquemas jerarquizados de
contenido, donde los conceptos se relacionan de acuerdo a un orden decreciente de generalidad.
En este sentido, los mapas conceptuales ayudan a los estudiantes a visualizar mejor sus ideas y la
manera cómo éstas se relacionan con sus idas previas, de tal forma que las estructuras de conocimiento
que poseen los estudiantes se puedan modificar, diferenciar, reelaborar y acentuarse en un nuevo nivel
de comprensión.
La construcción de mapas conceptuales tiene como propósito dilucidar las relaciones significativas de
conceptos (nuevos conceptos entren si y entre los nuevos conceptos y lo
conceptos de la estructura cognitiva) que establecen los estudiantes en los procesos de aprendizaje y de
este modo pueden ser utilizados como un método útil de diagnóstico y evaluación (Moreira, 1988).
Los mapas conceptuales no sólo son una estrategia de aprendizaje sino que también se consideran como
una herramienta de assessment o avalúo. Se pueden identificar dos razones principales para utilizar las
diferentes estrategias de assessment.
La construcción de los mapas conceptuales es única para cada autor y revela las percepciones y
creencias que éste tiene del conocimiento y no muestra la reproducción de hechos memorísticos
(Jonassen, Beissner y Yacci, 1993). De esta manera, los mapas conceptuales se constituyen para los
estudiantes, en una herramienta metacognitiva de gran utilidad que promueva la interacción del nuevo
conocimiento con las concepciones existentes en sus estructuras cognitivas.
Dentro de este contexto cabe la propuesta sobre el aprendizaje significativo planteada por Ausubel
(1973), que parte del supuesto de que lo que el estudiante ya sabe es importante a la hora de diseñar
cualquier propuesta pedagógica. Por eso, en la medida que se utilicen estrategias didácticas que
estimulen el aprendizaje significativo y la creatividad es de esperarse que los estudiantes obtengan una
educación de calidad con mayor rendimiento académico, un aumento en la motivación hacia el
aprendizaje y el desarrollo de competencias para la construcción del conocimiento.
En este sentido, en nuestro contexto actual, se hace cada vez más evidente la importancia de
implementar estrategias pedagógicas que favorezcan a los educando el desarrollo de procesos cognitivos
para el procesamiento y generación de nuevos conocimientos que les permitan aprender
significativamente, y los mapas conceptuales es una de ellas.
Desde hace más de tres décadas las investigaciones acerca de los mapas como herramienta de
evaluación han mostrado gran utilidad en la evaluación de los aprendizajes logrados a través de los
trabajos en las aulas de clase. Diversos investigadores enfatizan su importancia como instrumento para
“negociar significados”, porque permiten observar cambios en las estructuras cognitivas de los
estudiantes (Sanson Ortega, et al., 2005).
Como instrumento de evaluación, un mapa conceptual es una tarea que representa la organización del
conocimiento en un tópico específico y que puede ser dilucidada través tres aspectos importantes
(Ontoria, et al., 1992[2000]).
La reconciliación integradora: Los mapas conceptuales permiten, por un lado, reconocer nuevas
relaciones entre conjuntos de conceptos. Por otro lado los mapas conceptuales se usan para valorar las
concepciones y relaciones erróneas que se tenían de los conceptos, reconciliando e integrando los
conocimientos previo.
La evaluación con mapas conceptuales representa una excelente opción. Novak (1998) elaboró los
mapas a falta de una herramienta de evaluación que demostrara de forma clara y precisa, los cambios de
la comprensión conceptual de los alumnos.
La evaluación y seguimiento del aprendizaje del estudiante es una de las utilidades más importantes del
mapa conceptual. El mapa puede ser utilizado tanto para la evaluación
inicial y el diagnóstico de los conocimientos previos del estudiante, como para la evaluación formativa
realizada durante el proceso didáctico, o la evaluación al final del proceso, con el fin de establecer el
grado de aprendizaje.