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Los científicos deben cuestionarse todo y especialmente aquello que más aman, por
ejemplo, sus propios descubrimientos e ideas. La regla básica de la investigación
científica ayuda a evitar desarrollos erróneos y revela aquellos que ya existían.
Además, a todos se nos debería permitir poner en cuestión el status quo, de no ser
así, viviríamos en una dictadura. Más aún, la ciencia no puede estar limitada a un
selecto número de instituciones y expertos. La ciencia puede y debe ser llevada a
cabo por cualquiera que posea el conocimiento necesario y los métodos apropiados.
Las nociones actuales sobre el virus están basadas en las antiguas ideas de que
todas las enfermedades eran causadas por venenos (“toxinas”) y de que las
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personas podían recuperar su salud produciendo “antitoxinas” como un “antídoto”.
La idea subsiguiente, de que el cuerpo puede restaurar su salud produciendo o
tomando “antídotos”, nació cuando se observó que ciertas personas sobrevivían a
mayores cantidades de veneno (como el alcohol) cuando su cuerpo era entrenado a
través del incremento paulatino del consumo de éste veneno. Sin embargo, en
realidad no existen antídotos, en lugar de eso, el cuerpo produce enzimas, que
neutralizan y eliminan el veneno (alcohol). En 1858, Rudolf Virchow, el fundador de
la medicina moderna, plagió los descubrimientos de otros científicos, suprimió sus
descubrimientos esenciales y de éste modo nació una falsa visión sobre la causa de
las enfermedades y fue impuesta como un dogma que sigue de hecho estando
vigente hasta el día de hoy. De acuerdo a éste dogma, todas las enfermedades se
originan supuestamente dentro de las células1. La patología celular de Virchow
reintrodujo en la medicina la antigua y refutada doctrina humoral y declaró que las
enfermedades se desarrollan a partir de venenos patógenos (en latín:virus).
*Endogámia: la endogámia es una práctica según la cual un grupo de individuos rechaza o niega la
incorporación de individuos ajenos al propio grupo. La palabra como tal, se compone
del prefijo endo-, que significa “dentro”, y –gamia, que significa “unión”.
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La introducción del microscopio electrónico condujo al descubrimiento de las
estructuras resultantes de la transformación de las bacterias cuando éstas morían
súbitamente o cuando el metabolismo de los altamente endogámicos gérmenes se
veía sobrepasado por procesos desencadenados por la adición de “fagos”. Se
descubrió también que hay cientos de tipos de “fagos” de aspecto diferente. El
descubrimiento de los fagos, los también llamados “virus” bacterianos, reforzó la
falsa suposición y creencia de que había virus humanos y animales que parecían
iguales y tenían la misma estructura. Éste no es, ni puede ser el caso por diferentes
razones.
En éste proceso se descubrió que éstos “virus bacterianos” servían realmente para
proporcionar a las demás bacteria importantes moléculas y proteínas, y que las
bacterias mismas emergían a partir de éstas estructuras. Antes de que pudiese
establecerse que los “virus bacterianos” no podían matar bacterias naturales, sino
que al contrario, les están ayudando a vivir y que las bacterias mismas emergen de
éstas estructuras, éstos “fagos” se utilizaban como modelos para supuestos virus
humanos y animales. Se asumía que los virus humanos y animales se parecían a
los “fagos”, supuestamente mataban células y por lo tanto causaban enfermedades,
mientras que a su vez producían nuevos venenos patógenos transmitiendo de esta
forma las enfermedades.
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La existencia de los fagos puede ser comprobada rápidamente.
Segundo paso: El líquido que contiene los fagos es concentrado y aplicado a otro
líquido, que tiene una gran concentración en el fondo del tubo de ensayo y una baja
concentración en la parte alta del tubo de ensayo. El tubo de ensayo con los fagos,
es a continuación agitado vigorosamente (centrifugado) y todas las partículas se
agrupan de acuerdo a su masa y peso en el lugar que corresponde a su propia
densidad. La densidad es la relación entre el peso (masa) por unidad de volumen,
expresada como kg/l o g/mg respectivamente. Ésta es la razón por la que éste paso
de concentración y purificación de partículas con la misma densidad se llama
centrifugación en gradiente de densidad.
Después del paso de aislar con éxito los fagos, sigue el de la caracterización
bioquímica decisiva de los fagos. La caracterización bioquímica de su composición
es esencial para identificar el tipo específico de fago, ya que diferentes tipos de
fagos a menudo parecen ser similares. El aislado obtenido a través del centrifugado
en gradiente de densidad se divide entonces en dos partes. Una parte es usada
para determinar el tamaño, tipo y composición del ácido nucleico; en un
procedimiento separado, la otra parte se usa para determinar la cantidad, tamaño y
morfología de las proteínas de los fagos. Desde 1970, estos test han sido simples
técnicas estándar para cada estudiante de biología en sus primeros semestres.
Estos test representan la caracterización bioquímica de los fagos. En casi todos los
casos, éstos resultados han sido y son publicados en sólo una publicación, dado que
el fago tiene una estructura muy simple que es muy fácil de analizar. Los
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experimentos de control para estos test usan líquidos de bacterias que no forman
fagos y en consecuencia no pueden presentar ninguna prueba bioquímica de éstos.
La existencia de aproximadamente dos mil tipos diferentes de fagos fue
científicamente demostrada de ésta forma.
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con el fin de replicar los “virus” humanos y animales. John Franklin Enders, nacido
en 1897 en la familia de un rico financiero, era activo en varias fraternidades
después de haber acabado sus estudios, después trabajó como agente inmobiliario
y estudió lenguas extranjeras durante cuatro años antes de dedicarse a la virología
bacteriana, que le fascinaba. Después, simplemente transfirió las ideas y conceptos
que aprendió en éste área de investigación a los supuestos virus patógenos en
humanos. Con sus experimentos acientíficos e interpretaciones que nunca confirmó
mediante controles negativos, Enders llevó a toda la medicina infecciosa “viral” a un
callejón sin salida. Es importante subrayar llegados a éste punto, que Enders, como
muchos especialistas en enfermedades infecciosas, trabajó para el ejército de los
Estados Unidos, que siempre ha sido y sigue siendo una gran víctima del miedo al
contagio. Fue principalmente el ejercito de los Estados Unidos el que propagó esta
creencia errónea de que además de armas químicas existían también armas
biológicas en forma de bacterias y virus.
Una vacuna debía ayudar a erradicar el supuesto virus. Después de que la vacuna
de la polio fuese introducida, los síntomas fueron entonces re-diagnosticados como,
entre otras cosas, esclerosis múltiple, parálisis aguda flácida, meningitis aséptica
etc. Y más tarde se afirmó que la polio había sido erradicada.
Durante sus experimentos, Enders y otros; esterilizó los cultivos de tejidos con el
fin de excluir la posibilidad de que las bacterias matasen a las células. Lo que no
tomó en consideración fue que la esterilización y el tratamiento de las células del
cultivo cuando las preparaba para la supuesta infección, era exactamente lo que
estaba matando las células. En lugar de esto, él interpretó el efecto citopático como
la existencia y la acción del virus de la polio, sin haber aislado nunca ni un solo
virus ni haber descrito su bioquímica. Los necesarios experimentos de control
negativo, que hubiesen demostrado que la esterilización y el tratamiento de las
células anteriores a la “infección” en el tubo de ensayo, estaban matando a las
células, nunca se llevaron a cabo. Sin embargo, por ésta “actuación” Enders recibió
el Premio Nobel en 1954.
1954 es también el año en el que Enders aplicó e introdujo la misma técnica con el
fin de replicar supuestamente el virus del sarampión. Como había sido premiado
con el Nobel por el supuesto virus de la polio el mismo año, todos los
investigadores creyeron en la validez científica de su técnica. En consecuencia,
hasta el día de hoy, todo el concepto del sarampión se ha basado en ésta técnica.
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De esta forma las vacunas del sarampión no contienen virus, sino partículas de
tejido de riñón de mono o células cancerígenas humanas.
Las explicaciones que vienen a continuación se aplican a todos los así llamados
“virus patógenos” (humano o animal). Los seis estudios científicos proporcionados
por el Dr. Bardens en el transcurso del “juicio del sarampión” como prueba de la
existencia del virus del sarampión, describen de una forma idealmente didáctica los
diversos pasos en la cadena de malinterpretaciones que condujeron a la creencia en
la existencia del virus del sarampión.
El primer estudio fue publicado en 1954 por Enders y otros:” Propagation in tissue
cultures of cytopathogenic agents from patients with measles” (Proc Soc Exp
Bio/Med. 1954 Jun;86 (2) 277-286) Ésta publicación puede ser encontrada en
Internet, así como todas las publicaciones restantes presentadas en el juicio del
sarampión.
Semejante presión para el éxito puede explicar también porqué Enders y sus
colegas ignoraron sus propias reservas y precauciones expresadas en 1954, cuando
observaron y se dieron cuenta de que muchas células también morían después de
ser tratadas normalmente (por ejemplo, sin ser “infectadas”), que ellos pensaron
que se debía a factores y virus desconocidos. Todos estos hechos y precauciones
fueron descuidados posteriormente.
Es la cosa más fácil para cualquiera darse cuenta de que en todas estas
publicaciones, al igual que en todas las demás publicaciones sobre el “virus del
sarampión” y otros virus patógenos, nunca se hizo ningún experimento del control.
Ningún investigador usó la técnica de centrifugación en gradiente de densidad; en
su lugar, sólo centrifugaron deshechos celulares en el fondeo de un tubo de ensayo.
Ésta técnica, empleada para agrupar todas las partículas en un fluido, es conocida
como peletizado. Desde una perspectiva lógica y científica, se puede decir que en
todas las publicaciones sobre así denominados “virus patógenos”, los investigadores
demostraron de hecho solamente partículas y características de las células. En
nuestro próximo número de WissenschafftPlus, publicaremos la refutación científica
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de la afirmación de que el virus del sarampión existe, lo que es aplicable a todos los
así llamados virus patógenos.
También nos gustaría recomendar otro artículo, en el que describimos los así
llamados virus gigantes9, es decir, un ácido nucleico con un envoltorio que puede
ser encontrado en todas partes en el mar y en organismos básicos. Al igual que
todos los fagos bacterianos, no sólo son inofensivos, sino que poseen funciones
beneficiosas. También pueden ser aislados utilizando la centrifugación por gradiente
de densidad, lo que prueba su existencia (ver el gráfico más arriba).
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