Está en la página 1de 13

INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA DE LA

EXPIACIÓN

Cuando leemos el Antiguo Testamento, algo que resalta y llama la atención de todos
es la costumbre milenaria por parte del ser humano de sacrificar un cordero u otro
animalito como ofrenda a Dios por el pecado del hombre. ¿Por qué el ser humano ha
realizado esta práctica a través de las edades?. Desde el momento de la caída de la
gracia, vemos a Dios tomando la iniciativa para cubrir la vergüenza y desnudez del
hombre por medio de pieles, lo que implicó el sacrificio de un cordero.(Génesis
3:21) Posteriormente, nuestros primeros padres enseñaron a sus hijos sobre la
necesidad de adorar a Dios, mediante la ofrenda de un cordero sacrificado sobre un
altar para satisfacer las demandas justas de un Dios justo. (Gén. 4;4) Los patriarcas
estaban conscientes de ese tipo de sacrificio como el único medio de allegare a Dios;
(Gén. 8:20-21; Gén. 22:13) y bajo el régimen de la Ley Dios organizó todo un sistema
de sacrificios como la base fundamental de todo el ritual religioso y adoracional para
Israel. (Libro de Levítico, etc.)

Cuando Juan el Bautista salió al desierto de Judea predicando el arrepentimiento


para remisión de pecados, al ver a Jesucristo que se acercaba a él, se dirigió a la
multitud y lo presentó diciendo: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Juan 1:29 y 36).
Estas palabras sencillas de Juan nos enseñan algunas cosas muy importantes: 
Primero, que sus oyentes entendían perfectamente bien el lenguaje técnico religioso
que utilizaba Juan. Ellos estaban perfectamente relacionados con esa terminología,
por lo que sabían todo lo que implicaba el llamarle a un hombre “cordero de Dios”.

Segundo, nos enseña que, al llamarle “cordero de Dios”, estaba revelando la


vocación y propósito divino para lo cual Jesús venía a ese mundo.

Tercero, reconocía el carácter divino, la procedencia divina de “ese cordero”, cuya


introducción al mundo daría el comienzo de una nueva etapa en el plan salvífico del
hombre.

Y en cuarto lugar, se auguraba una nueva época, en la cual, todo el ritual


antiguotestamenterio de ritos y sacrificios habría de terminar, para dar comienzo a
la época de la gracia manifiesta de Dios para salvación a todos los hombres. (Tito
2:11)
una nueva época, en la cual, todo el ritual antiguotestamenterio de ritos y sacrificios habría de
terminar, para dar comienzo a la época de la gracia manifiesta de Dios para salvación a todos los
hombres. (Tito 2:11)

COMPRENDIENDO LA EXPIACIÓN
Para entender el concepto de expiación en el Nuevo Testamento, es necesario que
analicemos la naturaleza y características de este acto en el Antiguo Testamento. En
el A. T. se utiliza la palabra hebrea “kaphar” para designar el acto de la
“expiación”. A la vez se traduce como “perdonar” (Salmo 65:3; 79:9, “reconciliar”
(Levítico 16:6), sin embargo, literalmente “kaphar” significa “cubrir”. La idea de
cubrir el pecado está inmersa dentro de todo el ritual del A. T., o sea cuando en el
A. T. se dice que “se hizo expiación por el pecado” o “por su pecado”, quiere decir
que, él, o su pecado son cubiertos. Es necesario que mantengamos en mente este
concepto para cuando analizamos el sacrificio de Jesucristo.

1. La base de la expiación.

La base del sacrificio expiatorio por el pecado se encuentra revelado en Levítico


capítulo 1. Marchemos paso a paso para entender el mecanismo:

1º. “Cuando alguno de vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u


ovejuno, haréis vuestra ofrenda” (v. 2).  Es necesario entender que lo que trae el
pecador a Dios es una ofrenda. El dar es el principio básico de toda adoración, por lo
cual nadie podía presentarse a Jehová con las manos vacías.

2º. "Si tu ofrenda fuere holocausto ( quiere decir, del todo quemado) vacuno,
macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del
tabernáculo de reunión delante de Jehová” (v. 3). Realmente el animalito ofrecido
tomaba al lugar del oferente. El factor sustitución, está implicado en el acto del
sacrificio expiatorio. Es el cordero o vacuno muriendo por el oferente pecador y a la
vez siendo aceptado por Dios.

3º. “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para
expiación suya”. v. 4. El acto de colocar las manos sobre el animal es símbolo de
identificación con el sacrificio hecho. Era como si él participara del hecho.
Simbólicamente: el pecador sentenciado a muerte y recibiendo el justo castigo que
la justicia divina demandaba.

4º. “Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes, hijos


de Aarón ofrecerán la sangre y la rociarán alrededor del altar, el cual está a la
puerta del tabernáculo de reunión” (v. 5). El derramamiento de sangre era un factor
imprescindible en todo sacrifico por el pecado. “Sin derramamiento de sangre no se
hace remisión” (Levítico 4; 5:14-19).

2. El significado del sacrificio. 

Este acto, aparentemente sencillo, contiene un significado profundo: Todo sacrificio,


aún en los sacrificios paganos, contienen dos ideas fundamentales: adoración y
expiación.
    a.  Cuando el hombre pecador reconoce que está bajo la autoridad y el poder de
la Deidad, que tiene derechos sobre él, como señal de rendición personal, ofrece
una ofrenda o sacrificio para satisfacer a Dios.

   b. Cuando el hombre pecador se da cuenta de que su pecado ha perturbado las


relaciones con Dios, reconoce, instintivamente, que el mismo Dios que lo hizo tiene
el derecho de destruirlo, a menos que se haga algo para reparar esas relaciones
rotas. El sacrificio de una víctima y su sangre derramada impediría o conjuraría la
acción de la justicia divina y aseguraría su favor.

¿Cómo los paganos llegaron a conocer estos mecanismos? Pablo nos lo revela en
Romanos 1:21. Originalmente el hombre conocía a Dios, sabía como hacer las cosas
(Gén.4:3-4) pero “el hombre se envaneció...cambiaron la gloria de Dios...cambiaron
la verdad por la mentira, honrando y dando culto a las criatura antes que al creador”
Rom. 1:18-32)
Lo sacrificios mosaicos fueron los medios por medio de los cuales los Israelitas
cumplían con su obligación principal hacia Dios: la adoración. A ellos se les estipuló
diferentes tipos de sacrificios y ofrendas que cada uno/a cumplían un propósito
dentro del trato de Dios con ellos como viste en el estudio del libro de Levítico.

El propósito principal de los sacrificios de sangre se cumple de una forma muy


especial en Cristo, el sacrificio perfecto. Su sacrificio se describe como la muerte
por el pecado del hombre, la muerte que cargó con el pecado. (2 Cor. 5:21). Dios
hizo del alma de Su Hijo “expiación por el pecado” (Isaías 53:10); canceló la deuda
que nosotros no podíamos pagar, borró el pasado que nosotros no podíamos borrar.
Jesucristo es el perfecto holocausto, su muerte fué un acto de entera consagración
(Hebreos 9:14; Efe. 5:2). Él es nuestra ofrenda de paz, (Efe. 2:14) ya que su
sacrificio se constituyó en el instrumento que echó abajo la barrera que nos
separaba de Dios por nuestra enemistad con él. (Juan 6:53-56; Levítico 7:15-20;
Efesios 2:14) 

3. La eficacia de los sacrificios del Antiguo Testamento.

Si los sacrificios del A. T. no eran perfectos, ¿hasta dónde llegaba su eficacia?


¿Producirían realmente perdón y limpieza? ¿Qué beneficios procuraban para los
oferentes?. Si queremos entender la eficacia y superioridad del sacrifico de
Jesucristo es necesario contrastar los sacrificios levíticos con el sacrificio de
Jesucristo. En los Cap. 9 y 10 de Hebreos el escritor hace una comparación entre el
viejo pacto y el nuevo pacto, demostrando que el nuevo es mejor y superior al viejo;
que el antiguo pacto es imperfecto y transitorio, mientras que el nuevo es perfecto y
eterno. El retornar al templo, con sus sacerdotes y sacrificios sería dejar la sustancia
por la sombra , la perfección por la imperfección. El argumento de toda esta carta
es: El Antiguo Pacto era bueno para su época y para los fines que se le había
designado, pero el Nuevo Pacto es mejor.

¿En qué sentido eran buenos los sacrificios del Antiguo Testamento?  

     a. Porque fueron divinamente ordenados.


     b. Porque cumplían un propósito dentro del plan divino.
    c. Porque se constituían en un medio de gracia, para que el pueblo que
había pecado pudiera retornar a un estado de gracia, ser reconciliado con Dios
y continuará disfrutando de unión con él.

Cuando el Israelita cumplía fielmente todas las condiciones, podían confiar


fielmente en la promesa siguiente: “Así hará el sacerdote por él la expiación por su
pecado, y tendrá perdón” (Levítico 4:26) 

Cuando los Israelitas traían sus ofrendas ellos estaban conscientes de dos cosas: una
de carácter externa y otra de carácter interna.
     a. El arrepentimiento tenía que producir el acto visible de la transacción, para
indicar que su pecado había sido remitido o perdonado. (Heb. 9:22)
    b. Por otra parte, el ritual sin una disposición interna, era una simple formalidad
sin valor.

El acto del sacrificio debe ser la expresión de los sacrificios internos de alabanza,
oración, justicia y obediencia; los sacrificios de un corazón contrito y humillado
(Salmo 26:6; 50:12-14; 4:5; 51:17; Proverbios 21:3; Amós 5:21-24; Miqueas 6:6-8;
Isaías 1:11-17).

La Biblia dice: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová” (Prov. 15:8).


Los profetas y escritores del Antiguo Testamento establecieron con claridad que
todos los ritos externos, sin la justicia del corazón, no serían aceptados por Dios.

4. El sacrificio del Nuevo Pacto es mejor.

   a. Existía una diferencia muy grande entre una criatura irracional e irresponsable,
y un hombre hecho a la imagen de Dios.
 Es evidente que el animal no realizó el sacrificio en forma inteligente y
voluntaria.
 No existía comunión entre el oferente y la víctima.
 El sacrificio de un animal no podía compararse ni equipararse al valor de
un alma, ni el sacrificio del animal podía ejercer poder espiritual en el
hombre interior.
 No había elemento alguno en la sangre de un ser irracional que
pudiera realizar la redención espiritual del alma.
 Esto podía obtenerse solamente por la ofrenda de una vida humana perfecta.
   b. Los sacrificios eran medios transitorios e imperfectos para cubrir el pecado
(Romanos 3:20), y los sacrificios solo tenían la virtud de evitar que los pecados no
provocaran la ira de Dios. (Heb. 10:14)

  c. Los sacrificios de animales eran calificados de “ordenanzas de la carne”


(Hebreos 9:10), es decir, ritos que removían o quitaban la contaminación corporal y
expiaban las acciones exteriores del pecado. (Hebreos 9:13; véase también Levítico
5:1-6 y Levítico 6:1-7). David es un ejemplo: él reconocía que estaba en las garras de
una depravación de la cual no podía librarse. Él oró por renovación  espiritual y
reconoció que los sacrificios de animales eran impotentes para hacer cambiar una
vida (Salmo 51:16; 1 Samuel 3:14; Salmo 51:6-10, 16, 17).

   d. La repetición de los sacrificios de animales es símbolo de su imperfección, no


podía hacer perfecto al adorador. (Heb. 10:1-2). A estos sacrificios les era imposible
transmitir una experiencia espiritual que transformara de una vez la naturaleza
humana y diera comienzo a una nueva vida. (Heb. 10:10)

  e. Los sacrificios de animales eran efectuados por hombres imperfectos. Esto queda
demostrado por el hecho de que no podían entrar en ningún momento en el Lugar
Santísimo, y por lo cual eran incapaces de conducir al adorador directamente a la
presencia divina. (Heb. 9:8 y 9)

   f. ¿Es cierto que las gentes fue verdaderamente justificada antes de la obra
expiatoria de Cristo? Abraham fue justificado por la fe (Romanos 4:3; y entró en el
reino de Dios (Mateo 8:11; Lucas 16:22); Moisés fue glorificado (Lucas 9:30 y 31), y
Enoc y Elías fueron trasladados. Hubo muchos hombres piadosos que alcanzaron una
estatura espiritual al igual que estos hombres.

Admitiendo que los sacrificio de animales eran inadecuados y que el sacrificio de


Cristo fue el sacrificio perfecto ¿sobre qué bases fueron justificados estos santos del
Antiguo Testamento? Ellos fueron salvados anticipadamente y mirando
perspectivamente y por la fe al sacrificio de Cristo al igual que nosotros miramos
retrospectivamente y por la fe al mismo sacrificio. Ellos tomaban a crédito para un
pago posterior; nosotros hoy tomamos algo que ya ha sido pagado (Heb. 9:15 comp.
Rom. 3:25). El sacrifico expiatorio de Cristo tiene eficacia en relación con el pasado
como tenía eficacia en relación al futuro. Ilustrémoslo:
           fe                            fe 
Ellos //// Sacrificio eficaz ///// Nosotros

Para concluir este aspecto, debemos resaltar que los santos del A. T. no participaron
de los beneficios plenos de la redención por la siguientes razones:
1o. No tenían el don permanente del Espíritu Santo (Juan 7:39: 14:16-18)
2o. No participaban del conocimiento pleno respecto a la inmortalidad, sacado a
la luz por Cristo (2 Tim. 1:10)
3o. Se vieron limitados por las imperfecciones de la era o dispensación en que
vivían; cuando más, podían “pregustar las cosas venideras”.

LA EXPIACIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO

Antes de tratar directamente sobre la expiación del sacrificio de Jesucristo, es


bueno que entendamos que la expiación no fué una solución del última hora de parte
de Dios para solucionar un problema que no había previsto. La Biblia nos enseña que
el plan de salvación fué elaborado en la mente de Dios en la eternidad. De antemano
Dios había previsto la caída del hombre y de antemano ya tenía prevista la solución.
Estudie los pasajes siguientes: Éxodo 12:3-6; 1Pedro 1:19-20; Tito 1:2; Efesios 1:4;
Hechos 2:23.
La expiación fue preordenada en la eternidad, prefigurada simbólicamente en el
ritual del A. T. y cumplida históricamente en la crucifixión de Jesús, cuando el
propósito redentor de Dios fué concluido: “Consumado es”. En el bautismo se
escucharon las siguientes palabras: “Este es mi hijo amado en el cual tomo
complacencia”. Estas palabras fueron tomadas de dos profecías: la primera
declaraba la deidad del Mesías y su dignidad de Hijo. (Salmo 2:7), mientras que las
segunda describe el ministerio del Mesías en calidad de siervo del Señor (Isaías 42:1).
El siervo revelado en esta profecía es el siervo sufriente de Isaías 53. Tanto en su
bautismo como en la tentación, Jesús estaba consciente de que el sufrimiento y la
muerte eran parte de su llamado. El siervo del Señor de Isaías 53 debía ser contado
con los transgresores; su bautismo debía considerarse como el gran acto de
comunión amorosa con nuestra miseria, puesto que en esa misma hora se identificó
con los pecadores, y así, en cierto sentido, comenzó su obra de expiación.

Durante el transcurso de Su ministerio y en muchas ocasiones el Señor se refirió de


una manera figurada y velada a la forma de su muerte futura (Mateo 17:10-12, 22-
23; Marcos 9:12, 13; 14:18-21), más, en Cesarea de Filipo, les manifestó , con toda
claridad a sus discípulos que debía sufrir y morir. Les advirtió de antemano acera de
esta realidad, para que su fe no naufragara a raíz del golpe de la crucifixión (Marcos
8:31; 9:31; 10:32).

Les explicó el significado de su muerte. Ellos no debían considerarla como algo


infortunado e imprevisto o una tragedia a la cual debían resignarse, sino que debían
considerarla como una muerte expiatoria a causa del pecado del hombre. “El Hijo
del hombre vino a dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28; 1 Timoteo 2:6).
En la última cena les dio instrucciones a sus discípulos referentes a la futura
conmemoración de su muerte, acto supremo de su ministerio. Ordenó el rito de la
Santa Cena para conmemorar la redención de la humanidad del pecado, de la misma
forma que la Pascua conmemoraba la redención de Israel del yugo egipcio. Aunque
los discípulos, en aquellos momentos previo a la muerte de Jesús estaban
incapacitados para comprender y sus mentes no asimilaban ese pensamiento (Lucas
24:16 y 45), sin embargo después de Su resurrección, ellos llegaron a entender que
“Cristo murió por nuestros pecados”, de lo cual dieron testimonio.

NECESIDAD DE LA EXPIACIÓN

Dos hechos producen la necesidad de la expiación:

Por una Parte: LA SANTIDAD DE DIOS.


Por otra Parte: LA PECAMINOSIDAD DEL HOMBRE.

La reacción de la santidad de Dios es: IRA


Que puede evitarse por la: EXPIACIÓN

La clave de todo este argumento se basa, pues, en cuatro palabras:


SANTIDAD - PECAMINOSIDAD - IRA - EXPIACIÓN

1. Santidad.

Dios es “santo, santo, santo” (Isaías 6: ). Este es un atributo que tiene que ver con la
naturaleza de Su carácter. Estos atributos quedan manifiestos en el trato con su
creación: “Él ama justicia y juicio” (Salmo 33:5). “Justicia y juicio son el asiento de
su trono”. (Salmo 89:14), Sus leyes son justas y forman el fundamento de la
personalidad del hombre, al ser escritas en el corazón. (Romanos 2:14-15). Estas
leyes atan al hombre a su Creador en una relación personal y forman la base de la
responsabilidad del hombre hacia Dios. Cuando el hombre se revela contra la ley de
Dios, afrenta la santidad de Dios, lo que produce ruptura de relaciones, corte de
comunión. Dios se revela contra la desobediencia del hombre. Todo pecado choca
contra la santidad de Dios. La Biblia declara, desde el principio hasta el fin que la
vida y la obediencia marchan juntas. (Génesis 2:17; Apocalipsis 22:14).

2. Pecaminosidad.

La relación con Dios ha sido empañada por el pecado, que es una perturbación de las
relaciones con Dios. Es violencia a la constitución bajo la cual Dios y el Hombre
viven, de la misma manera que la infidelidad viola el pacto según el cual viven
marido y mujer. (Jer. 3:20). Ver. Isaías 59:2.

3. Ira. 

El pecado es un ataque contra el honor y la santidad de Dios. La reacción de Dios al


ultraje de su honor producto de la rebelión del hombre produce la justa ira de Dios.
Su santidad reacciona contra el pecado y a esta reacción se le llama ira. Pero Dios
no reacciona automáticamente como el fuego que quema cuando se le toca. Hay
otros atributos de Dios que regulan y rigen la justicia de Dios y hacen que Dios
espere la reacción positiva del hombre pecador. La Biblia dice que él es “clemente y
misericordioso” (Salmo103:8), que “Él es paciente, no quiere que ninguno se pierda,
sino que procedan al arrepentimiento” (Romanos 2:4; 2 Pedro 3:9). Sin embargo el
hombre mal interpreta la paciencia de Dios y se burla de la idea del castigo. (2
Pedro 3:9; ver Eclesiastés 8:11). A pesar de todo, la retribución vendrá
inexorablemente y un día el hombre no arrepentido experimentará la retribución
justa de parte de Dios (lea Gálatas 6:7).

4. Expiación. 

El hombre ha quebrantado las leyes de Dios y violado los principios de su justicia.


Este conocimiento está registrado en la memoria y la conciencia lo registra como
culpa. ¿Qué se puede hacer para remediar el pasado y asegurar el futuro?. ¿Existe
expiación para una ley violada? Sobre esto hay tres posiciones:

     a. No es posible
     b. No es necesaria
     c. La Biblia: es posible y necesaria.

   a. Algunos creen que la expiación no es posible. La vida está gobernada por
leyes inexorables que castiga las acciones malas sin remordimiento alguno. Lo que el
hombre sembrare, eso también segará, y no hay escape, dicen ellos. El futuro está
hipotecado al pasado y no hay escape: no puede ser redimido o rescatado. Esta
teoría hace al hombre esclavo de las circunstancias. No puede hacer nada para
cambiar su destino y a Dios lo hacen esclavo de sus propias leyes de tal forma que no
puede hacer provisión de un camino de salvación para el hombre.

    b. Al otro lado de la calle, están los que dicen que la expiación no es
necesaria. Dios es demasiado bondadoso para castigar al pecador y demasiado bueno
para reclamar satisfacción por la ley quebrantada, por lo tanto es innecesaria la
expiación. Esta posición presenta a un Dios indiferente a la conducta moral de sus
criaturas racionales y en esta forma hace responsable a Dios de todo el mal
producido por la conducta incontrolada del hombre. 

   c. ¿Qué enseña el Nuevo Testamento? El Nuevo Testamento nos enseña que la
expiación es tanto posible como necesaria. Las dos posiciones antes consideradas son
dos errores extremos en la interpretación de una verdad. La primera posición
recalca a tal extremo la justicia de Dios, que excluye su gracia salvadora y la
segunda recalca a tal extremo la gracia salvadora de Dios que anula su justicia.

La solución es la expiación. Esta hace justicia a estos dos aspectos del carácter de
Dios interpretándolos adecuadamente. En la muerte expiatoria de Jesucristo él
procede tanto con justicia como con misericordia. Al tratar con el pecado, él
necesita mostrar su gracia, puesto que él no desea la muerte del pecador y sin
embargo, al perdonar el pecado, él necesita revelar su justicia, puesto que ésta se
constituye en el factor estabilizador del Universo.

En la expiación Dios hace justicia a su carácter misericordioso. En virtud de su


justicia el pecador debe ser castigado; en virtud de su gracia, Dios proporciona un
plan para el perdón del pecador. Al mismo tiempo hace justicia a su carácter de Dios
justo. Él no pasa por alto el pecado y despliega misericordia hacia el pecador.
En el Calvario, la pena por el pecado fué pagada, a la vez fué honrada la ley divina.
De esta manera, Dios podía ser misericordioso sin ser injusto y ser justo sin pasar por
alto su misericordia.

Ilustración: el Juez dictó sentencia contra el reo acusado de infracción a la ley del
tránsito: Cincuenta pesos de multa. El reo suplicando le pidió al juez que lo
perdonara por esa vez. El juez, para hacer cumplir la ley y al ver la incapacidad del
reo y a la vez movido a misericordia, sacó de su bolsillo los cincuenta pesos y pagó la
deuda por la violación. El juez satisfizo la justicia y mostró misericordia y perdón al
acusado. Así hizo Dios con nosotros: él pagó, con la vida de su Hijo la deuda que
nosotros no podíamos pagar. De esta forma satisfizo su justicia y proporcionó perdón
al hombre.
NATURALEZA DE LA EXPIACIÓN

“Cristo fue muerto”, expresa la verdad histórica de la crucifixión. “Por nuestros


pecados”, interpreta el hecho. (Rom. 4:25)

Para entender en qué forma la muerte de Jesús se constituye en un sacrificio


expiatorio es necesario entender las palabras que se aplican a la muerte de Cristo.

1. Expiación. 

Como ya vimos, “expiación” según el concepto hebreo es “cubrir”. Esta palabra


hebrea se traduce en nuestras Biblias castellanas como: expiación, aplacamiento,
reconciliación, purificación y limpieza. El vocablo expiación incluye:

    a. La acción de cubrir el pecado (Salmo 78:38; 79:9; Levítico 5:18).


    b. La acción de cubrir al pecador (Levítico 4:20).

Expiar significa ocultar (los pecados y pecador) de la vista de Dios a fin de que
pierda el poder de provocar Su ira. Traigamos a la mente la acción del sacerdote:
cuando éste aplicaba la sangre sobre el altar el israelita tenía la confirmación de
que la promesa que fuera hecha a sus antepasados se cumpliría para él: “Y veré la
sangre y pasaré de vosotros” (Éxodo 12:13). ¿Cuáles eran los efectos de la expiación
o cubierta?

     a. El pecado era borrado o deshecho (Jeremías 18:23; Isaías 43:25; 44:22).
     b. El pecado era quitado (Isaías 6:7).
     c. El pecado era echado tras las espaldas de Dios (Isaías 38:17).
     d. El pecado era echado a lo profundo del mar (Miqueas 7:19).
     e. El pecado era perdonado (Salmo 78:38).

¿Por qué la muerte de Cristo fue una muerte expiatoria?.

Primero: Porque quitó y deshizo el pecado (Hebreos 9:26-28; 2:17; 10:12-14; 9:14
Segundo: Porque fue una muerte inmoladora, o sea una muerte que tuvo que
verdirectamente con el pecado (1 Pedro 2:23; 2 Corintios 5:21).

Expiar el pecado quiere decir cargar con él, quitarlo del corazón del transgresor. El
pecador queda libre de toda injusticia. Muere para el pecado para vivir para Cristo.

2. Propiciación. 

Este vocablo significa “cerca” o “hacer posible”. El sacrificio de Jesucristo, en su


capacidad expiatoria, hace favorable el ambiente y prepara las condiciones de
acercamiento entre Dios y el hombre. La expiación remueve el obstáculo que separa
al hombre de Dios produciendo el acercamiento. Dios, en su misericordia, acepta el
sacrificio, acepta el don de la propiciación y restaura al pecador a su amor.
Propiciar significa apaciguar la justa ira de un Dios santo, mediante el ofrecimiento
de un sacrificio expiatorio.

A Jesucristo se describe como la propiciación por nuestros pecados. (Romanos 3:25;


1 Juan 2:2; 4:10). En este caso, se hace referencia al arca del Pacto (Éxodo 25:10-
12). Dentro de ella estaba la ley, expresión de la voluntad justa. Sobre ella, la
cubierta, llamada “el propiciatorio”. Las tablas de la ley no enseñan que Dios no ha
de pasar por alto el pecado del hombre, pero el propiciatorio cubría la ley y era el
lugar donde la sangre de los sacrificios se rociaba una vez por año a fin de hacer
expiación por el pecado. La lección que sacamos de esto es:

El Dios justo, puede, consecuentemente perdonar el pecado sobre las bases de un


sacrificio expiatorio.

Sin embargo la obra expiatoria de Cristo va más allá que un mero perdón del pecado,
la expiación proporcionó la amplia cancelación del pecado, las consecuencias de
este y proporcionó suficiente eficacia para el perdón de los pecados posteriores
(Juan 2:1-2 compare con Levítico 4).

3. Substitución.

Lo sacrificios del A. T. tenían carácter sustitutivo. El sacrificio hacía sobre el altar,


lo que el pecador no podía hacer por sí mismo.

El altar representaba a Dios


El sacerdote representaba al pecador ante Dios
La víctima (cordero, etc) sustituía al israelita, aceptada en lugar de éste.

De igual forma el Señor Jesucristo efectuó en la cruz lo que nosotros no podíamos


hacer por nosotros mismos, y cualquiera que sea nuestra necesidad, somos
aceptados “por causa de Él” y en consideración a Él. (Véase Isaías 53). Todas estas
expresiones que presenta este capítulo, presentan al “Siervo de Jehová” llevando el
castigo que otros merecen, a fin de justificar a muchos, “ pues Él llevará las
iniquidades de ellos”. Aquél que era perfecto por naturaleza, que jamás había
cometido pecado alguno en su vida, ocupó el lugar del pecador, La Biblia dice; “Al
que no conoció pecado, se hizo pecado por nosotros” (2 Corintios 5:21); “él mismo
llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24).

4. Redención.

Tanto en el A. T. como en el N. T. “redimir” quiere decir comprar algo de nuevo,


mediante el pago de un precio; liberar de la esclavitud mediante el pago de un
precio; comprar en el mercado y saca del mercado.

En el AAntiguo Testamento se nos muestra, en Levítico 25:47-49 (Ver Rut capítulo 4)


una ilustración relativa al pariente redentor. En virtud de esta ley un hombre que
hubiera vendido su propiedad y a sí mismo como esclavo, debido a alguna deuda
contraída podía recuperar tanto su tierra como su libertad en cualquier momento
con la condición de que fuera redimido por un hombre que poseyera los siguiente
requisitos: 1o. Que fuera pariente del interesado, 2o. que estuviera dispuesto a
redimirlo y 3o. debía poseer el dinero necesario.

El Señor Jesucristo reunía todas estas condiciones: se hizo pariente nuestro al tomar
nuestra naturaleza; estaba dispuesto a darlo todo para redimirnos (2 Corintios 8:9) y
por ser divino estaba capacitado para pagar el precio: su propia sangre preciosa.
(Hechos 20:28. Véase también Mateo 20:28; Mateo 16:25-26; 2 Corintios 8:9).

Jesucristo nos ha librado de la esclavitud el pecado, nos ha redimido del poder del
pecado y la muerte, él pagó el precio, nos “rescató... no con cosas corruptibles
como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como un cordero sin mancha
ni contaminación...” (1 Pedro 18 y 19 y ss).

Reconciliación. Quiere decir “Volver en amistad”. (Lea 2 Corintios 5:18-19; Romanos


5:10; Colosenses 1:21-22). Algunos creen que la expiación significa que Dios estaba
airado con el pecador y con hosquedad se mantuvo aislado hasta que su ira fue
aplacada por Su Hijo, que se ofreció para pagar la pena. En otras palabras, Dios
tenía que reconciliarse con el pecador. La Biblia nos da un panorama diferente
porque:

    a. Dios toma la iniciativa en la provisión de un sacrificio expiatorio por el hombre.


    b. Es Dios el que le proporciona vestiduras a nuestros primeros padres.
    c. Es Dios quien ordena los sacrificios expiatorios.
    d. Es Dios el que envía a Su Hijo y lo da en calidad de sacrificio por la humanidad
    e. Dios es el autor de la redención del hombre.

Aunque la majestad de Dios ha sido ofendida por el pecado el hombre y su santidad


debe reaccionar contra él, sin embargo él no quiere que el pecador perezca
(Ezequiel 33:11) sino que se arrepienta y se salve. La muerte de Cristo ha hecho
posible la reconciliación de la humanidad con Dios, a cada individuo le corresponde
ahora hacerla una realidad en su vida. 

Esta es la esencia del mensaje del Evangelio: La muerte de Cristo era una obra
consumada de reconciliación, lograda independientemente de nosotros, a un costo
infinito, a la cual él hombre es llamado ahora mediante el ministerio de la
reconciliación. (Romanos 5:11).

EFICACIA DE LA EXPIACIÓN

¿Qué efectos produce la expiación en la vida del hombre? 

Primero: Perdón de la trasgresión. (pecado). Que implica:

a) El pago de la deuda que nosotros no podíamos pagar. Nuestros pecados fueron


remitidos (Mat. 26:28; Heb. 9:15; 9:22).
b) La carga del pasado pecaminoso fué quitada cuando Jesús borró, llevó y canceló
nuestros pecados (1 Juan 1:9; Efesios 1:7; Hebreos 9:22-28; Apocalipsis 1:5).
c) Experimentó el nuevo nacimiento y ha comenzado a vivir una nueva vida sin
relación a los pecados pasados.

Segundo: Libertad del pecado:

La expiación no solo asegura el perdón de los pecados pasados y presentes, sino que
asegura la liberación del poder del pecado. Jesús dijo: “Al que el Hijo libertare será
verdaderamente libre” . Esto determina la declaración de libertad. Las puertas de la
cárcel se abren por decreto. Somos libres ahora. También dijo: “Y conoceréis la
verdad y la verdad os hará libres”. Nos habla de vivir una vida de libertad continua
por medio del conocimiento de Su verdad. El nos enseña a vivir en libertad (Juan
8:36; Romanos 6:18; Gálatas 5:1).

Tercero: Liberación de la muerte:

La muerte tiene un significado físico y otro espiritual. Como hemos estudiado,


cuando el hombre pecó, lo primero que perdió fué su vida espiritual producto de la
sentencia “el día que de él comieres, de cierto morirás”. Como consecuencia, se
produjo la separación del hombre de Dios, separación que se proyectará en la
eternidad si el hombre no se reconcilia con Dios. Esa separación eterna de Dios se
describe en la Biblia como “muerte segunda” (Apocalipsis 20:14).

La expiación hizo posible, tanto la recuperación de la vida espi- ritual como la


recuperación de la vida física. Cuando Jesús muere en la cruz, esa muerte expiatoria
abarcó, tanto la liberación del poder del pecado como sus consecuencias. Cuando el
hombre arrepentido viene a Jesús, le es restaurada su vida espiritual y comienza una
vida de comunión con Dios y posteriormente, por medio de la resurrección le es
impartida inmortalidad a su cuerpo (1 Corintios 15).

Cuarto: Se le concede la vida eterna (Juan 3:14-16).

¿Qué es vida eterna? La vida eterna es algo más que simplemente existir. Significa
gozo pleno de comunión con Dios y el goce de su protección. ¿Cuándo es impartida la
vida eterna en el hombre? Desde el mismo momento que el hombre cree a Jesús le
es concedida la vida: “El que cree en mi tiene vida eterna y no verá condenación,
sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 6:47). Sin embargo la vida eterna se
describe como algo futuro también ya que se proyectará, en su segunda etapa en la
eternidad donde gozaremos de eterna y perfecta comunión con Dios, después de
nuestra resurrección. (Véase Tito 1:2; Romanos 6:22)

Quinto: Vida victoriosa.


La máxima aspiración de todo creyente es vivir una vida victoriosa sobre el pecado
que le asedia. El creyente se da cuenta que en sí mismo no hay capacidad humana
para vivir la vida de Dios. En medio de su incapacidad puede experimentar la gracia
sustentadora de Dios que le capacita para vencer en sus luchas contra el pecado. La
promesas de Dios están a nuestro alcance y se hacen reales: (1 Corintios 15:57; 1
Juan 5:4; 1 Juan 4;4; Romanos 8:28-39; 2 Corintios 2:14; 2 Corintios 12:9-10). Para
los que venzan en esta vida, Dios tiene promesas gloriosas que nos incentivan y
mueven a luchar por nuestra vida hasta alcanzar la meta. (Lea en Apoc. las siete
promesas para los vencedores). La vida victoriosa abarca o incluye la victoria sobre
Satanás. En el Nuevo Testamento se declara que Jesucristo conquistó a Satanás por
nosotros (Lucas 10:17-20; Juan 12:31-32; 14:30; Hebreos 2:14-15; Apocalipsis 12:11).
El creyente podrá obtener victoria constante mientras cuente con el Vencedor del
Diablo: JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS.

También podría gustarte