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Somos lo que pensamos

Hay estudios que afirman que nuestro cerebro procesa alrededor de 60,000 pensamientos
diariamente, y de ellos, entre el 80% y 90% resultan ser negativos. Ya sea que nuestros
pensamientos surjan de manera consciente o inconsciente, el hecho es que lo que pensamos es
con lo que alimentamos nuestra mente cada día.

Nuestros pensamientos se van construyendo a través de experiencias vividas, de estímulos


recibidos por el entorno y de la manera en que interpretamos la realidad, lo cierto es, que todo lo
que pensamos tiene una fuerte influencia en cómo nos sentimos y en la manera que actuamos;
por lo tanto, al pensar negativamente, podemos autosabotear el logro de nuestras metas y
limitar el desarrollo de nuestro potencial.

Asimismo, es importante resaltar que lo que pensamos genera una reacción en cadena, nuestros
pensamientos afectan nuestras emociones, lo que a su vez, impacta directamente en nuestra
salud tanto física como emocional.

Aunque pareciera obvio saber cuáles son los pensamientos negativos, muchas veces no nos
percatamos de que los tenemos, porque quizás ya estamos habituados a ellos, por eso me
gustaría compartir algunas de sus características para saberlos identificar: estos pensamientos se
acompañan de una visión catastrófica, siempre a la expectativa de que algo malo suceda, se
enfocan en el lado negativo de cualquier situación, suelen ser extremistas, son interpretativos
desde la negatividad, tienden a ser irracionales y erráticos, no aceptan cuestionamientos, nos
llevan a compararnos y a hacernos sentir inferiores respecto a otros, también suelen ser
obsesivos, y por lo general, están formados de frases cortas fáciles de repetir que suenan y
resuenan en nuestra mente.

Estos pensamientos se ocultan en la mente inconsciente para aparecer en el momento que lo


creen oportuno, son como un virus en el disco duro de la computadora, resultan ser invasivos
como el estribillo de una canción que no puedes quitarte de la cabeza, demandan atención y
quitan mucha energía, impiden la concentración en cosas productivas, y para colmo, en muchas
ocasiones aparecen acompañados de su gran aliada —la obsesión—, con quien forman una
pareja tan perfecta como destructiva. Aquellos que han tenido como huéspedes a esta pareja,
saben a lo que me refiero, y conocen de sobra que cuando entran en la mente crean un caos
emocional y tóxico.

Cuando a los pensamientos negativos no se les pone un alto, terminan creando gente negativa,
personas que se enfocan en lo malo que les sucede sin querer ver lo bueno, que se centran en lo
que les hace falta, sin detenerse a ver aquello que sí tienen. Son personas que amargan su
existencia y en consecuencia amargan la vida de los demás.

Si fuéramos más cuidadosos con aquello que pensamos, seríamos personas más sanas tanto en
lo físico como en lo emocional, ya que nuestro cuerpo responde a cualquier emoción y
sentimiento, es por ello que necesitamos ser más conscientes de lo que pensamos y de cómo nos
hablamos a nosotros mismos; de esta manera, nos podríamos dar cuenta del maltrato al que nos
sometemos cada día. Sabemos que la comida chatarra hace mucho daño a nuestro cuerpo, lo
mismo ocurre con los pensamientos que sin cuestionar el daño que nos puedan hacer, los
dejamos entrar en nuestra mente.

Los mensajes que nos repetimos continuamente, adquieren un gran poder en nuestra mente y en
nuestras emociones, así es como los pensamientos negativos se van instalando en nuestra mente
consciente e inconsciente. Asimismo, cuando nos obsesionamos con algo que no salió como
quisiéramos, nos lleva a sentir enojo, impotencia y frustración, pero además, perdemos mucha
energía sin ningún sentido, además de que nos impide enfocarnos en encontrar otras opciones de
solución.
Por lo tanto, es muy importante aprender a cuestionar, racionalizar y filtrar todo aquello que
pensamos, a fin de evitar dejarnos arrastrar por la vorágine que los pensamientos negativos y
obsesivos pueden generar en nuestra mente, ánimo y bienestar.

Dentro de nosotros hay un pequeño juez muy duro, crítico e inflexible, que no perdona el menor
error por insignificante que sea, es ese juez que nos juzga duramente y al que no podemos o no
queremos cuestionar, asumiendo sus juicios como una verdad absoluta, y es a través de ellos,
que llegamos a tener ideas erráticas de nosotros mismos, pudiendo sentirnos incapaces,
inadecuados e inferiores con respecto a otros, lo que lastima nuestro autoconcepto, merma
nuestra autoestima y nos llena de ideas autodestructivas.

Para concluir, tomemos en consideración que una misma realidad puede ser percibida,
interpretada y sentida de distintas maneras, ya que al cambiar la manera en que vemos las cosas,
a su vez también las cosas que vemos cambian, por eso si logramos cambiar nuestra perspectiva
e interpretación de la realidad, también cambiará la actitud que tomemos frente a ella.

Sabemos que los hábitos necesitan crearse y que nunca es tarde para hacerlo. Te has preguntado
¿Cómo sería tu vida si te hicieras el hábito de filtrar lo que piensas y no aceptar pensamientos
chatarra?

La mente puede ser nuestra mejor aliada, o nuestra peor enemiga, eso depende de nosotros.

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