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Semio UBA XXI.U2
Semio UBA XXI.U2
L A PROBLEMATICA DE L A ENUNCIACION
1. LA COMUNICACION LINGUISTICA 1
2. Cf. 1972, p. 25: "También el esquema elaborado por Jakobson y ampliamente difun-
dido hoy corno un resultado seguro de la linguistica aparece cada vez mas corno un mo-
delo regresivo" -pero £ e n relación a qué?
No entraremos aqui en los detalles de una explicación de la génesis de este esquema
(que adapta a la comunicación verbal algunos elementos de la teoria de la información),
ni de una comparación con otros esquemas anteriormente propuestos (Buhler, Shannon y
Weaver): sobre esto puede consultarse Eco, 1972, pp. 39-54.
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LA ENUNCIACION
LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACIÓN
estables y biuni'vocas entre signifìcantes y significados. Siguiendo a Mounin, cesidades de su causa, las ambigùedades, de las que la comunicación
Ducrot ataca también, pero por otro camino , el termino de "código" (1972 a puede hacer uso intencionalmente pero que puede también evitar, re-
pp. 2-3 y 4-5): chaza el hecho empirico que es el uso cotidiano de la lengua, y elio
"Sucede a menudo que se restringe el sentido de la palabra 'comuni- en nombre del ideal mitico del que ella hace mal en alejarse" {Le
cación' forzandola a designar un tipo particular de relación intersubje- Monde, 7 de julio de 1973).
tiva: la transmisión de la información. Comunicar seria ante todo hacer Por ùltimo, sucede a veces que a està concepción del intercambio verbal se le
saber, poner al interlocutor en posesión de conocimientos de los que reprocha ser ideològicamente sospechosa e influida por una cierta vision sobre
no disponfa antes." la circulación de bienes semejantes a la que funciona en economia de mercado.
Ahora bien, para Ducrot tal concepción es demasiado reductora, corno lo Pero ademàs de que nunca se dijo claramente si està critica se dirige a la comu-
demuestran los "filósofos de Oxford", quienes "estudianlos actos de lenguaje nicación linguistica misma y a su funcionamiento en un sistema econòmico de-
corno prometer, ordenar, interrogar, aconsejar, elogiar, etc. [. . . ] , consideràn- terminado, o al modelo que intenta explicarla - y està confusión de los niveles
dolos tan intrinsecamente lingùfsticos corno el acto de hacer saber". Conclu- linguisticos y metalingùi'sticos es frecuente entre aquéllos que pretenden desmi-
sión: tificar los modelos lingui'sticos-, ella supone demasiado fàcilmente que entre la
infraestructura econòmica y la superestructura simbòlica existen relaciones de
"Se dejarà, pues, de definir a la lengua, a la manera de Saussure, co- analogia y de determinación inmediatas, concepción simplista que Stalin mis-
rno un código, es decir, corno un instrumento de comunicación. Se la rno denunciò en 1950: fingir creer que, segùn el tipo de sociedad en que se in-
considerare, en cambio, corno un juego o, mas exactamente, corno dan- serta, habn'a comunicaciones de trueque, comunicaciones librecambistas, co-
do las reglas de un juego, y de un juego que se confunde en gran parte
municaciones colectivas (?), etc, es recaer en las peores simplezas del "marris-
con la existencia cotidiana."
mo". E l ùnico problema es saber si està concepción del intercambio verbal, que
No hay duda de que la idea es justa. Pero nos podemos preguntar por qué constituye efectivamente un "modelo de realidad" desfasado respecto del
razón, si no es por un decreto terminologico arbitrario, Ducrot restringe de esa objeto empirico que pretende explicar (y fundamentalmente inadecuado a ese
manera el sentido de "código" (puesto«que las reglas que rigen el "juego" lin- objeto) da de él, no obstante, una "esquematización" relativamente satisfac-
guistico también estàn "codifìcadas", y el de "comunicación": estas considera- toria.
ciones, sin cuestionar en forma fundamental el modelo comunicacional, invitan
Por nuestra parte, creemos que la constatación que hacia Roland Barthes ha-
simplemente a integrar en la competencia linguistica un componente pragmàti-
blando de su propio status enunciativo en el "seminario", " L o quiera o no, es-
co y a admitir entre las significaciones susceptibles de inscribirse en el mensaje toy colocado en un circuito de intercambio", vale también, si bien en menor
a los valores ilocutorios. En todo caso, nada hace pensar que para Jakobson grado, para la actividad escrituraria; y que todos los elementos que Jakobson
(y el hecho misrno de que él admita al lado de la función referencial otras cinco considera corno "factores inalienables de la comunicación verbal" lo son efec-
funciones, y especialmente la función conativa, probari'a mas bien lo contrario) tivamente, y en particular el emisor y el receptor, que si bien no son siempre
sean solamente informaciones las que se intercambian en el curso del acto co- identificables, participan siempre virtualmente del acto enunciativo: " L a doble
municativo. Tampoco se dice e xpl {ertamente, si bien de una cierta manera està actividad de producción/reconocimiento instala las dos funciones de emisor y
presupuesto (y sobre este punto volveremos dentro de poco) por su concepción de receptor, complicadas por el hecho de que todo emisor es simultàneamente
del código, que para él los dos actantes de la enunciación "intercambian in- su propio receptor y todo receptor un emisor en potencia; es por esto que A .
formaciones correctamente codifìcadas y uni'vocas a propòsito de un objeto Culioli prefiere designarlos comò enunciadores: '[. . .] los dos sujetos enuncia-
de referencia" (Kuentz, 1975, p. 25), informaciones que debido a elio "pasan" dores son los términos primitivos sin los cuales no hay enunciación' "(C. Fuchs
en su totalidad; y M . Halle tiene razón en protestar contra la actitud de aque- y P. Le Goffìc, 1979, p. 132): la actividad del habla implica la comunicación y
llos que a la fòrmula "una lengua es un instrumento de comunicación" le dan la la comunicación implica que algo pasa entre dos individuos (que no obstante 3
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nosotros preferimos diferenciar terrninológicamente: emisor frente a receptor, Semejante optimismo (el código comùn seria asi el del destinatario, del cual se
hablante frente a oyente, locutor frente a alocutario, enunciador frente a en lin- apropian'a el emisor mimèticamente) deja de lado con demasiada facilidad las
cia tario. . .) ambigùedades, las dudas y los fracasos de la comunicación. Otros, por el con-
trario, demasiado atentos a esos fracasos proponen un solipsismo radicai, corno
lo hace Lewis Carroll cuando declara en el apéndice a la Lògica simbòlica:
1.2. CRITICA DE ESTE ESQUEMA " Y o sostengo que es absolutamente el derecho de todo escritor atri-
buir el sentido que quiera a toda palabra o toda expresión que desee
Dicho esto, podemos sin embargo reprochar a Jakobson no haber considera- emplear. Si encuentro un autor que al comienzo de su libro declara:
do suficientes elementos y no haber intentado hacer un esquema algo mas com- 'Quede bien entendido que con la palabra 'negro' querré siempre decir
plejo con el fin de que "el mapa" dé mejor cuenta del "territorio" . 4 'bianco', y que con la palabra 'bianco' interpretare siempre 'negro',
aceptan'a humildemente esa regia, aùn cuando la juzgara, por cierto, ca-
rente de buen sentido." 6
1.2.1. El código.
Regiaexph'cita y simple (de sustitución por antònimo), cuya aplicación pérmite
Dentro de este esquema, el "código" aparece formulado en singular y sus- sin demasiadas dificultades compensar lo arbitrario del decreto semàntico. Pero
pendido en el aire entre el emisor y el receptor. Lo cual plantea dos problemas nada de eso se da en Humpty Dumpty, cuyo idiolecto se propone ser irreduc-
y sugiere dos cn'ticas: tible:
"Cuando empieo una palabra f.. .], està significa lo que yo quiero
que signifique, ni mas ni menos" . 7
(a) Problema de la homogeneidad del código
Actitud provocativa, tirànica, jocosa y desesperada a la vez en la que se basa
Es inexacto, ya lo hemos dicho, que los dos participantes de la comunica-
una conciencia aguda de los equivocos que Alicia sufre en el pais de las maravi-
ción, aùn si pertenecen a la misma "comunidad linguistica", hablen exactamen-
llas. Nunca llegamos a hacernos comprender por los otros: que podamos, al me-
te la misma "lengua", y que su competencia se identifique con "el archiespa-
nos, hacernos comprender por nosotros mismos.
nol" de un "archilocutor-alocutorio". <,Qué amplitud pueden tener las diver-
Mounin condena en 1951, corno reaccionaria y burguesa, esa actitud solip-
gencias existentes entre los dos (o mas) idiolectos presentes? Respecto de este
sista:
punto se dan dos actitudes rigurosamente antagónicas: por un lado, la de Ja-
kobson, quien afirma (1963, p. 33): "Esos simples camaradas parisienses [. ..] sabi'an por instinto que,
entre las propiedades de la lengua, se contaba, por una parte, su gran es-
"Cuando se habla a un interlocutor nuevo, siempre se trata, delibera- tabilidad y, por otra, su unidad, ambas necesarias para que la lengua siga
da o involuntariamente, de descubrir un vocabulario comùn, sea para siendo un medio de comunicación entre los hombres. En tanto que to-
agradar, sea simplemente para hacerse comprender, sea, en fin, para des- das las manipulaciones formalistas que la burguesfa decadente inflige a
embarazarse de él, se emplean los términos del destinatario. En el domi- su lengua hacen de ella, segùn sus mismos teóricos —los Paulhan, los
nio del lenguaje, la propiedad privada no existe: todo està socializado 8
Blanchot, los Sartre — un medio de soledad entre los hombres."
[.. .]; al fin de cuentas, el idiolecto no es mas que una ficción un tanto
Bourdieu (1975) estima, por el contrario, que el empieo de ese artificio teó-
perversa" :5
6. Citado por Jean Gattégno en su introducción a Logique sans peine ["Lògica sin es-
Incluso en las pràcticas glosolàlicas, el hablante (que declara no comprenderse a si mis- fuerzo"] de Lewis Carrol, Hermann, 1966, p. 32.
mo) postula en general la existencia de un destinatario divino (susceptible, él si, de desti -
frar las producciones discursivas del glosolàlico). 7. De l'autre coté du miroir ("Del otro lado del espejo"l, Marabout, 1963, p. 245.
4. Alusión a este adagio que repite incansablemente Korzybski y que vale para todo tipo 8. Curiosamente, en està declaración de Mounin (citada por D. Baggioni, 1977, p. 106),
de producción discursiva: "El mapa no es el territorio." no acude Michel Leiris al llamado, no obstante ser quien da en el prefacio del Glosario
la fòrmula mas radicai de la tesis solipsista:"Una monstruosa aberración hace creer a los
hombres que el lenguaje nació para facilitar sus relaciones mutuas. Es con esa meta de utili-
5. El subrayado es nuestro. Observemos que en 1961, Jakobson (citado por Revzin, 1969,
dad que redactan los diccionarios, donde las palabras se catalogan dotadas de un sentido
n. 17, p. 29) consideraba que "las tentativas de construir un modelo del lenguaje sin tornar
bien definido (creen ellos), basado sobre la costumbre y la etimologia. Ahora bien, la eti-
en cuenta al hablante o al oyente" amenazan transformar el lenguaje en una "ficción esco-
mologia es una ciencia completamente vana que no informa nada sobre el sentido verda-
lastica": en diez anos la ficción cambiò completamente de campo . . . Palinodia notable y
dero de una palabra, es decir la signifìcación particular, personal, que cada uno debe asig-
reveladora de esa "mutación" de la que hablàbamos en el pròlogo.
narle, segùn complazca mas a su espiritu. "
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rico que es la noción de "lengua comùn" desempena un papel ideològico bien tario legi'timo del "buen" sentido). Es verdad, "toda palabra quiere decir lo que
preciso: sirve para enmascarar bajo la apariencia euforizante de una armonia yo quiero que signifique", pero al mismo tiempo "toda palabra quiere decir lo
imaginaria la existencia de tensiones, enfrentamientos y opresiones muy rea- que quiere decir" (hay un sentido en la lengua). Hablar es precisamente procu-
les; negar la existencia de esas tensiones y mecerse en "la ilusión del comunis- rar que coincidan esas dos intenciones significantes, esos dos "querer decir".
mo linguistico", significa de hecho un intento de conjurar, por el desvio del Pero los dos enunciadores, aun si estàn dispuestos a conformarse al sentido-
lenguaje, las diferencias sociales. en-la-lengua, no tienen necesariamente de e'1 la misma concepción. Por està ra-
Vemos, pues, que las opiniones difieren, tanto respecto del fenòmeno mis- zón, despue's de haber admitido en primer lugar que la comunicación verbal au-
mo corno de su interpretación ideològica. Nos guardaremos muy bien de tornar torizaba una intercomprensión parcial, a continuación debemos insistir sobre el
posición sobre el segundo punto. Eh cuanto al primero, diremos prudentemen- hecho de que esa intercomprensión no puede ser sino parcial. Hay que tornar
te que la verdad està en el medio. Por un lado, para tornar el caso del compo- partido : la intercomunicación (los dialectólogos lo han mostrado hace mucho y
nente léxico en el que se reùnen mas masivamente las divergencias idiolectales, lo que es verdad de las confrontaciones de dialectos lo es también, guardando
es, sin embargo, innegable que se establece un cierto consenso sobre las signi - las debidas proporciones, de las confrontaciones de idiolectos)es un fenòmeno
fìcaciones que hace posible una intercomprensión al menos paretai (y la for- relativo y graduai. No hay ninguna razón para favorecer los casos de comunica-
mulación de los articulos de diccionario); y que las palabras tienen, en la len- ción "lograda" y considerar comò "rebabas" fenómenos tan frecuentes comò
10
gua, un sentido, o mas bien sentidos relativamente estables e intersubjetivos: los malentendidos, los contrasentidos, los quid prò quos. Bien por el contra-
11
"si ubicamos mil personas delante de mil sillas", declara un poco imprudente- rio, corno lo afirman C. Fuchsy P. Le Goffic (1979, p. 133) siguiendo a Antoi-
mente B. Pottier (puesto que nosotros mismos hemos constatado algunas des- ne Culioli,
viaciones denominativas respecto de esto, que son todavia mas espectaculares
"la disimetrfa entre producción y reconocimiento, la falta de coinci-
cuando se trata de otros tipos de campos semànticos), "podemos obtener un dencia entre los sistemas de los enunciadores obligan a colocar en el
millón de veces el termino 'siila'. En linguistica, està coincidencia de subjetivi- centro de la teoria linguistica fenómenos hasta allora rechazados corno
dad es lo que se llama objetividad." Està observación, en todo caso, sefiala el 'fallas' de la comunicación".
hecho de que los signos son "necesarios" al mismo tiempo que arbitrarios: 9
Desde un punto de vista metodològico elio quiere decir que està "idealiza-
aunque no haya ninguna razón "naturai" para llamar a un gato "un gato", los ción teòrica que implica el hecho de identificar la competencia del hablante
usuarios de la lengua espanda aceptan jugar el juego de las denominaciones, y con la del oyente" (postulado del "m'odelo neutro") no es tan "legitima" co-
la historia no nos depara ningùn ejemplo de Humpty Dumpty (cuando Alicia, rno lo estima Lyons (1978, p. 71); y que, por el contrario, es preciso admitir
ante el enunciado de la "paradoja" antes citada, protesta, desconcertada, que que la comunicación (dual: no hablamos por el momento mas que del caso mas
"la cuestión es saber si usted puede hacer que las mismas palabras signifiquen sencillo) se funda sobre la existencia, no de un código, sino de dos idiolectos;
tantas cosas diferentes", Humpty Dumpty replica con soberbia: " L a cuestión por consiguiente, el mensaje mismo se desdobla, al menos en lo que concierne a
es saber quién es el amo, eso es todo", fòrmula que enuncia inmejorablemente su significado. En efecto, si se define a la competencia comò un conjunto de re-
el hecho de que en el intercambio verbal se juegan relaciones de poder y de que glas que especifican "còrno los sentidos se aparean a los sonidos" (Chomsky) y
muy a menudo es el mas fuerte quien impone al mas débil su propio idiolecto. si asumimos que esas reglas de correspondencia Ste-Sdo van'an de un idiolecto
Sin embargo, esto no impide que nadie lieve nunca su dominio hasta pretender a otro, y dado que el significante de un mensaje permanece invariable entre la
liberarse de la tirania de las normas y de los usos y cohsiderarse ùnico deposi-
10. Estas expresiones connotan el ideal de una comunicación total y transparente (restitu-
9. Defendiendo una tesis próxima a la de Humpty JJtfmpty, la Lògica de Port-Royal re- ción integra) en la decodificación de los significados). Pero, <,por qué seria grave o lamenta-
conoce (p. 129) que la intercomunicación se funda sobre la "necesidad" de los signos: l e que fuese de otra manera? Por el contrario, se puede aplicar a todos los lenguajes es-
"A cada uno le es permitido servirse del sonido que le plazca para exprèsar sus ideas, con tà verdad que Barthes descubre durante una sesión del I.R.C.A.M. (cf. Le Monde, 2 de
•tal que lo haga saber. Pero corto los hombres no son duenos rtàs que de su lenguaje y no marzo 1978, p. 15): "Pensàbamos tener que afrontar una dificuttad, la de tener que
del de los otros, cada uno tièrtè dèrècho de hacer un diccionario para si, pero no tiene de- aproximar lenguajes considerados diferentes, provenientes de competencias desiguales. Pe-
recho de hacerlo para otro, ni de explicar sus palabras por las significaciones que les habràn ro creo que io que hemos afrontado es sólo nuestro miedo de sentirnos excluidos del len-
, sido atribuidàs. Es por eso què cuando no se tiene la intención de hacer conocer simple- guaje del otro: lo que hemos comprendido es que este miedo es en gran parte ilusorio:
mente en qué sentido se toma una palabra, sino que se trata de explicar aquéì en el cual es la separación de los lenguajes deja de ser fatai, a partir del momento en que no se le pide al
usada comùnmentè, las dèfiniciones que se dan no son de ninguna manera arbitrarias, sino habla que lieve a cabo toda la comunicación, "
que estan ligadas y sujétas a representar, no la verdad de las cosas, sino la verdad del uso"
(observemos que aqui "arbitrario" Se opone a "necesario", y no a "motivado" corno en 11. Este concepto, asi c o m ò el de "decodificación aberrante" (U. Eco) tiene, por supuesto,
la tradición saussuriana). relación con el proyecto significante* del emisor.
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codificación y la decodificación, es preciso admitir que en el intervalo que sepa- 1.2.2. El universo de) discurso
ra ambas operaciones el sentido sufre muchos avatares:
Es inexacto, en efecto, representarse al emisor corno alguien que para con-
Ste dei mgnsaje feccionar su mensaje elige libremente tal o cual item léxico, tal o cual estructu-
SdOi codificado——— 2
—Sdo reconstruido en la ra sintàctica, tomàndolos del stock de sus aptitudes linguisticas y abreva en es-
te inmenso depòsito sin otra restricción que "lo que tiene que decir". Aparecen
decodificación
limitaciones suplementarias que funcionan corno otros tantos filtros que res-
No es verdad, pues, corno parece decirlo Jakobson (siempre segùn Fuchs tringen las posibilidades de eleccìón (y orientan simétricamente la actividad de
y Le Goffic) que el mensaje pase en su totalidad "de mano en mano sin sufrir decodificación); filtros que dependen de dos tipos de factores:
alteraciones en la operación".
(1) las condiciones concretas de la comunicación;
(2) los caracteres tema'ticos y retóricos del discurso, es decir,grosso modo,
(b) Problema de la exterìorìdad del código
las restricciones de "gènero".
Aun cuando la modafidad de existencia del código en la conciencia de los Por ejemplo: para analizar el discurso de un profesor de linguistica hay que
enunciadores sigue siendo misteriosa, es seguro —y la presentación chomskyana tener en cuenta:
mejora en este punto la de Saussure y là de Jakobson— que sólo funciona corno
(1) la naturaleza particular del locutor (donde entran en juego numerosos
"competencia implicita" de un sujeto (conjunto de aptitudes que e'ste ha inter-
paràmetros); la naturaleza de los alocutarios (su nùmero, su edad, su "niver";
nalizado).
su comportamiento); la organización material, politica y social del espacio en
Habiéndose asi multiplicado por dos el constituyente "código" los genera-
que se instala la relación didàctica, etc;
dores individuales que se obtienen deben insertarse uno en la esfera del emisor
(2) el hecho de que se trata de un discurso que obedece a las siguientes res-
y el otro en la del receptor. Se podri'a incluso considerar que cada uno de los
dos idiolectos incluye dos aspectos: competencia desde el punto de vista de la tricciones: discurso didàctico (restricción de gènero) que se refiere al lenguaje
producción frente a competencia desde el punto de vista de la interpretación 12
(restricción temàtica).
(con la primera incluida en la segunda ya que nuestras aptitudes de codificación Del mismo modo, para analizar las producciones infantiles es necesario con-
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son mas restringidas que nuestras aptitudes de decodificación ), pero es nece- siderar:
sario especificar que la primera es la que figura en la esfera del emisor, en tanto (1) si se trata de enunciados orales o escritos, monologados o dialogados,
que la segunda lo hace en la del receptor (el mismo sujeto hace funcionar una
emitidos en situación escolar o no, etc;
u otra de sus dos competencias segùn su papel enunciativo). Pero nosotros pre-
ferimos la siguiente presentación: llamaremos "competencia de un sujeto" ala (2) si se trata de enunciados narrativos, descriptivos, poéticos (naturaleza
suina de todas sus posibilidades lingiiisticas, al espectro completo de lo que es de la consigna estilistico-temàtica).
susceptible de producir y de interpretar. Està competencia, concebida muy ex- Llamaremos "universo del discurso" al siguiente conjunto:
tensivamente, se encuentra restringida en el caso en el cual el sujeto, cuando (1) (situación de comunicación); (2) (limitaciones estili'stico-tcmàticas).
funciona la comunicación, se encuentra en posición de codificador, y también Finalmente proponemos, con respecto al modelo de Jakobson, las dos me-
por la acción de diversos filtros. 14 joras o, mas modestamente, los dos principios siguientes de enriquecimiento:
1.2.3.Las competencias no lingiiisticas
12/Que a veces se Uaman "competencia activa" frente a "pasiva" -pero la expresión es A las competencias estrictamente lingiiisticas (y paralingùfsticas), en las dos
bastante desafortunada, pues la operación de decodificación està lejos de reducirse al regis- esferas del emisor y del receptor, agregamos:
tro puro y simple de significaciones evidentes (éstas, por el contrario, son reconstruidas al
termino de un trabajo sobre el significante). - sus determinaciones psicológicas y psicoanah'ticas, que desempefian evi-
dentemente un papel importante en las operaciones de codificación/dccodifi-
13. A » , "Koko el gorila" posee activamente 300 palabras; pero passamente 200 o 300 cación, pero de las cuales hablaremos poco por falta de competencia en la ma-
mas. teria (el funcionamiento de los dei'cticos nos darà sin embargo un ejemplo de la
15
incidencia del factor "Psi-" sobre las opciones lingùisticas);
14, Por ejemplo, supongamos el caso de un sujeto que maneje una lengua extranjera mas
fàcilmente en el laboratorio que en la vida real. Llamaremos "competencia" linguistica de
ese sujeto a su competencia de laboratorio y diremos que la situación de comunicación 15.1'stc morfema (obtenido por la intersección de sus significantes) funciona corno un ar-
normal funciona corno un filtro que limita sus aptitudes lingùfsticas. l'hllcxema que neutraliza còmodamente (intersección correlativa de los significados) la
oposición semàntica existente entre psicológico/psicoanalitico/psiquiàtrico . . .
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LA ENUNCIACION LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
- sus competencias culturales (o "enciclopédicas", el conjunto de los cono- 1.3. R E FOR M UL A CION D E L ESQUEMA DE L A COMUNICACIÓN
cimientos imph'citos que poseen sobre el mundo) e ideológicas (el conjunto
de los sistemas de interpretación y de evaluación del universo refercncial) que Presentamos a continuación, tras estos comentarios anticipados, la refor.
mantienen con la competencia linguistica relaciones tan estrechas corno os- mulación del esquema de Jakobson que aqui proponemos: 17
orden desempena un papel primordial, puesto que se trata de describir proce- restricciones restricciones
sos genéticos efectivos y efectivamente ordenados en el tiempo. del universo del universo
- Los modelos de producción/interpretación se apoyan sobre el modelo de del discurso del discurso
competencia y su propòsito es hacerlo funcionar. Pero todos los hechos que
son pertinentes en la competencia no son recuperados de la misma manera por
aquellos dos modelos. Por ejemplo, en tanto todos los sujetos poseen una modelo de modelo de
"competencia sinonimica" y una "competencia polisémica" (conciencia de la producción interpretación
existencia de esos fenómenos y conocimiento de los casos en los que aparecen),
el problema de la sinonimia (opción en la bùsqueda onomasiològica) es esen- Observaciones:
cialmente de naturaleza "productiva", en tanto que el problema de la polisemia
(opción en la. bùsqueda semasiològica) es esencialmente de naturaleza interpre- (a) Nos parece imposible disociar las competencias linguistica y paralinguis-
tativa. tica (mimica y gestos) en la medida en que, por lo menos oralmente, la comu-
—. A la inversa, otros factores, distintos de la competencia linguistica, en- nicación es "multicanal": para transmitir las significaciones, los apoyos fone-
tran en juego en la constitución de los modelos de producción/interpretación: màticos y paralingùisticos -que-por lo demàs se intersectan a nivel de los he-
competencia cultural e ideològica, datos situacionales, etc. chos prosódicos- se prestan mutuamente su concurso. En un estudio que tiene
el merito de partir de la observación de hechos concretos (y en particular de
peiturbaciones patológicas), consagrado al funcionamiento del circuito de la
comunicación, A . Borrell y J. L . Nespoulous comprueban que hablar es, en pri-
mer lugar,
16. Se sabe que es sobre esto que Chomsky funda su argumentación tendiente a probar que 17. E sta presentación incluye la "competencia ideològica" de Slakta y las diferentes "ba-
la semàntica generativa no es mas que una "variante notacional" del modelo standard. scs" (ideologica, linguistica, analitica, textual) de D. Maldidier, C. Normand y R. Robin,
1972.
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I A (A) (Imagen de A para A): "^quie'n soy yo para hablarle asi?" 20. Relativamente, pues las restricciones situacionales permiten, sin embargo, en espanol
I A (B) (Imagen de B para A): "^Quién es él para que yo le hable asi?" un "juego" bastante fluido, a diferencia de la lengua Dyirbal hablada en North Queenland,
de la cual Dixon (1971, p. 437) nos ensena que comprende dos variantes con vocabularios
Ij3 ( ) "iqulén soy yo para que él me hable asi?"
B :
totalmente diferentes: el Guwal, habla cotidiana no marcada, y el Dyalnuy, lengua espe-
IR (A): "^quién es él para que él me hable asi?" dul usada obligatoriamente en presencia de ciertos parientes "tabù": "The use of one
language or the other was entirely determined by whether or not someone in proscribed
relation to the speaker was present or nearby; there was never any choice involved. " ["Lo
18. Sobre las reglas que rigen el "contacto ocular" (eye-contact), ve'anse los trabajos de quo determinaba enteramente el uso de una lengua o la otra, era el hecho de que alguien,
Hall y de Schegloff. on relación prohibida con el hablante, estuviese o no presente o próximo; u n a e l e c c i ó n no
crii posible nunca"].
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LA ENUNCIACION
LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
— la simetn'a: el mensaje verbal pide generalmente una respuesta, es decir nclonamiento, el esquema deberia, pues, afinarse de la siguiente manera:
que todo receptor funciona al mismo tiempo corno un emisor en potencia (es- • del lado del emisor, entran en funcionamiento:
tà propiedad se aplica sobre todo a los mensajes orales, si bien algunos de ellos IU competencia verbal de codificación;
excluyen el derecho de respuesta: ciertos tipos de discurso profesoral, el dis- 23
Iti competencia paraverbal de codificación y decodificación (de los compor-
curso teatral- el pùblico puede por cierto "responder" mediante ciertos com- tamientos "activos" del receptor);
portamientos verbales o mimico-gestuales, pero la simetria implica que la res- t del lado del receptor:
puesta se efectùe con la ayuda del mismo código; inversamente, la comuni-
2 4
tu competencia verbal de decodificación ("pasiva")
cación epistolar, aunque de naturaleza escrita, autoriza y solicita una respuesta IU competencia paraverbal de decodificación y ciertos elementos de su com-
diferida). petencia de codificación (unidades de función "fatica");
Observación: Nuestro esquema supone que cuando uno habla el otro escu-
la transitividad: consiste en que si un emisor x transmite a un receptor y
cha en silencio y viceversa, es decir que los dos enunciadores desempefian alter-
una Información /, y tiene la posibilidad de transmitir a su vez i a z, sin ha-
nativamente los papeles de emisor y de receptor. Està simplificación abusiva
ber experimentado él mismo la validez de i. Està propiedad fundamental per-
(pues ocurre frecuentemente que los diversos participantes de una conversa-
inlte al lenguaje humano (a diferencia, por ejemplo, del de las abejas) funcionar
ción "hablen todos a la vez") es en rigor aceptable en lo que concierne a los
conio ci instrumento privilegiado de la transmisión del saber.
comportamientos verbales propiamente dichos en los que tal situación suele ser
la mas normal. Pero es en cambio inadmisible cuando se trata de comporta-
25
El hombre, en efecto està constituido de tal manera que està "por naturaleza" mas do-
y Jakobson mismo es bien consciente de elio, al declarar a propòsito de un
tado para la escucha muda que para ponerse a hablar. Zénon de Eleas nos lo demuestra de
manera irrefutable: "La naturaleza nos ha dado una lengua y dos orejas para que escuche- "fragmento de conversación" escuchado en el tren: "Hay una cadena de emiso-
mos mas y hablemos menos". rea y de receptores, tanto reales corno ficticios, de los cuales la mayor parte tie-
ne una simple función de relevo y se contenta con citar (en gran parte volunta-
24. Es, por cierto, el caso del happening, que corresponde precisamente a la preocupación riiimcnte) un solo y ùnico mensaje que (al menos para un cierto nùmero de
por hacer simétrica la comunicación teatral.
rllos) cs conocido desde hace tiempo" (1973, p. 206). A s i , cuando un anun-
25. Durante una emisión de Apostrophes ["Apóstrofes", ciclo de la T . V . francesa], consa- cluntc cncarga a una agencia una campana publicitaria, el esquema de la comu-
grada al problema de la "modernidad" en literatura (8 de diciembre de 1978), corno la ulcución se complejiza de la siguiente manera:
confusión de las voces trababa el debate por su "ruido" excesivo, Bernard Pivot restableció
el orden mediante està oportuna ocurrencia (lo citamos en forma aproximada): "Escu-
chen, sé bien que en la literatura moderna hay a menudo varias voces mezcladas, no se sabe
26.Sobre este problema ver J . Poni (1968, p. 50), quien propone una clasificación de los
bien quién habla y eso, por otra parte, no tiene ninguna importancia, pero en la televisión
•lll'crentcs tipos de "intermediarios humanos": mensajero, escribano pùblico, secretano,
estamos todavia en la edad clasica, hay uno que habla y los otros que escuchan . . . " '
telegrafista, intèrprete, traductor, divulgador, etc.
30
31
LA ENUNCIACION LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
^ anunciante -» agenda ^ -* mensaje -> "bianco" (objetivo) - El emisor puede preocuparse, ademàs, por la presencia en el circuito de la
comunicación de destinatarios indirectos que, sin estar integrados en la rela-
emisor compiejo ción de alocución propiamente dicha, funcionan corno "testigos" del intercam-
bio verbal e influyen a veces en él de manera decisiva (ejemplos de chistes, dis-
(la agencia misma comprende di- cursos polémicos, defensas de tesis, etc.).
ferentes roles emisores: jefe
de publicidad, redactor creativo, -- Es necesario, finalmente, admitir para todo mensaje la existencia de re-
fotògrafo, diagramador . . .). ceptores adicionales y aleatorios, cuya naturaleza el emisor no podrà prever ni
tumpoco, en consecuencia, la interpretación que daràn al mensaje producido.
Es asi que una carta puede cacr en otras manos que las de su destinatario inten-
Otro ejemplo: también la comunicación teatral obliga a admitir la existencia
cional, o que un curso puede ser escuchado en el vano de una puerta por al-
de una cadetta de emisores, en la que el emisor originai (el autor) es reemplaza-
guicn que pasa ; sobre elio el emisor no tiene posibilidades de actuar para con-
do por una serie de emisores "interpretantes" (director, decorador, luminotéc-
solar la manera en que "pasa" su mensaje.
nico, actores. ..).
(2) Para cada una de esas tres categon'as de receptores, es extremadamente
(b) En cuanto a la categoria del receptor conviene también afinarla, hacien- variable el nùmero de elementos que pueden comprender y, en consecuencia,
do intervenir un cierto nùmero de ejes distintivos. vun'an las propiedades internas del mensaje.
28. Es la expresión que utiliza Lyons (1978, p. 34). 111.Tomnmos este termino de M . Maillard, 1974.
32 33
LA ENUNCIACION LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
cientifìcas, se constata que los apelativos puntùan el discurso con una frccuen- - Analizando en una revista femenina el dispositivo enunciativo en el que
ci'a inusitada. Es que, ademàs de sus funciones conativa y fatica corrientes, sir- U Inicribe ci correo de lectoras, Chabrol observa (1971, p. 100), sin explicitar
ven para informar a los oyentes, cuyo conjunto no cesa de renovarse en el curso ||m»ntableente las modalidades de su inscripción en el enunciado, que en reali-
de la emisión, de la identidad del entrevistado. No se puede, pues, dcscribir ade- dld Marcelle Segai se dirige a la "lectora ideal" mas que a una corresponsal par-
cuadamente el funcionamiento de esos tcrtninos, que acumulan las funciones tioular:
apelativa y designativa, si no se tiene en cuenta la superposición de dos niveles " L a lectora 'ideal' està inserita en el discurso. Ese rasgo explica el
distintos y heterogéneos de alocución. caràcter 'sesgado' de las respuestas de Segai. No es a la corresponsal a
- En la comunicación teatral, el actor dialoga con otros actores, presentes quien le habla, sino a la lectora ideal. La corresponsal se convierte en la
en la escena y capaces de responder, y tambie'n, en otro nivel-, con el pùblico tercera persona de ese diàlogo".
egualmente presente, pero en la sombra y en sìlencio; y puede, segùn los ca-
31
Ultimo eiemplo de la pluralidad posible de los niveles de recepción: La
sos, privilegiar la relación intra-escénica, o la relación con la concurrencia. Couleur orange ["El color naranja"], novela de Alain Gerber (Laffont, 1975)
Llamcmos n y n respcctivamente a los dos niveles de recepción. Si se acep-
a p
l i t i dedicada a una cierta Maria José, a la que se interpela desde la primera
ta la oposición terminologica que propone P. Lavorcal (1973- pp. 146-147), y frue ( " L o que yo amaba era, sabés, el color naranja"). Pero sin duda Gerber es-
ira otros lectores fuera de ese interlocutor privilegiado: conviene, pues, tam-
se admite que ci "monòlogo" còmico y mclodramàtico se efeetùa, a espaldas
del locutor, con la presencia en el escenario de un receptor indiscreto, micntras
que en el "soliloquio" tràgico el actor no tiene otro receptor mas que ci pùbli-
E Mn aqui', tener en cuenta, en la descripción del dispositivo alocutorio que en-
CUlllru este texto, dos niveles heterogéneos de receptores.
co, se puede describir asi el funcionamiento enunciativo de esas dos catcgorias Obicrvación: Sucede a veces (y esto es particularmente claro en el ejemplo
retóricas: do Marcelle Segai, y es un recurso còmico suinamente explotado por Molière)
• existencia en los dos casos del nivel n ; p
que In jorarquia efectiva de los niveles de recepción se invierte en relación con
Il |eriirqufa esperada, es decir que aquél que se inscribe literalmente en el enun-
• en cuanto a n , se trata de un conjunto vacio en el caso del soliloquio y
Olmlo corno su destinatario indirecto funciona de hecho corno el verdadero alo-
a
Notemos que: (6) El receptor puede también ser real, virtual o ficticio -se convierte en
flutlclo gracias al subterfugio que consiste en prestar al lector virtual las apa-
• Fuera de esos dos casos, toda tirada admite en n uno (o varios) destina-
a
rlandus y los poderes exclusivos de un ser real, corno el don de la palabra.
tarios(s) directo(s), duplicado(s) eventualmente por destinatarios indirectos. r u t i l i l o Diderot supone objeciones, cansancio, incertidumbre, de parte dellec-
• E l nivel n puede asimilarse a la categoria de los destinatarios indirectos
p
lor ( " Y o lo entiendo a usted, ya tiene bastante, y su consejo seria el de reunir-
(que se convierten en directos en el caso de dirigirse al pùblico). iliiH con nuestros dos viajeros") le conserva su status real de ser virtual. Pero
• Cuando en el teatro un actor habla con alguien que se supone està entre lipide ci momento en que toma la palabra ("Mientras que le contaba està histo-
bastidores (existencia, pues, en n de un destinatario directo, pero ausente del
a
rln, 1(110 usted toma por un cuento . . . - <Y la del hombre de librea que tocaba
espacio escénico), vale decir que habla sin que parezea dirigirse precisamente a p| cunlrubajo? -Lector, yo te lo prometo"), 32 el lector, accediendo a la exis-
nadie, nos encontramos ante la ausencia de destinatario directo, pero ante la toiiclii se encuentra al mismo tiempo arrojado a la ficción. Mas alla de ciertos
presencia de destinatarios indirectos. liiultes lu inscripción del otro en el enunciado del " y o " cae en una irrealidad
iwricctamcntc asumida, por otra parte, por Diderot, segùn S. Lecointre y J.
\v (iulllot.
3 L E I discurso filmico se opone desde este punto de vista a la comunicación teatral, y es
por eso que las interpelaciones al espectador (que se encuentran, por ejemplo, en Pierrot le
Fou ["Pierrot elloco"] de Godard) estan ahi mas claramente "marcadas". (7) I n la definición del receptor conviene, por fin, hacer intervenir la rela-
Observación anexa: en una secuencia de està obra, Marianne y Ferdinand-Pierrot, sen- I'IOIIsocial y afectiva que mantiene con el locutor. Està relación se define a par-
tados juntos en el asiento delantero de un auto, dialogan amorosamente:
ili de diferentes paràmetros (segùn el grado de intirnidad que exista entre los
" - Pongo la mano sobre tu rodilla.
- Yo también Marianne.
do» mie mbros del intercambio verbal, la naturaleza de las relaciones jeràrquicas
- Te beso todo . . . " (pero no hacen nada).
Y ese tropo de comportamiento produce un efecto mas violento que el "un beso" con-
vencional de la comunicación telefònica: la diferencia residc, con toda seguridad, en el 1J l'MiiK'U)» do Jacques Le Fataliste (Ouvres de Diderot, Gallimard, 1951, pp. 528 y
status del destinatario (presente/ausente -> posibilidad/imposibilidad de pasar al acto). M4) illudo» por S. Lecointre y J. Le Galliot, 1972.
34 35
LA ENUNCIACION LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
que eventualmente los separen y la del contrato social que los una), pero se re- t é t t i " postulando la existencia de una "competencia comunicacional" (Lakoff :
ducirà segùn Delphine Perret (1968) a un archi-eje graduai. •Onoloncia de la existencia de ciertas variaciones "-lectales"), o incluso de una
distancia/no distancia M m*tlCompetencia" (Wunderlich, 1972, p. 47):
que subsumina a la vez el eje de la intimidad y el de la dominación social " F o r m a igualmente parte de la competencia linguistica una especie
(y que interviene, por ejemplo, de manera determinante en la utilización de los de metacompetencia, es decir, la capacidad de reorganizar una gramàti-
pronombres "usted" frente a "tu" o "vos"). ca ya interiorizada, de modificar las reglas existentes de producción de
oraclones y de percepción linguistica, de admitir nuevos elementos en
1.4.3. Las interacciones que se dan entre estos diversos componentes el léxico, etc. Esto se produce cada vez que un oyente [convendn'a
Pero el inconveniente esencial de nuestro esquema es que no ubica, en sus «gregar: . . . ' y que un emisor'] acepta la competencia linguistica di-
ferente de uno de sus interlocutores en la comunicación y trata de asi-
respectivas casillas, mas que términos (en los dos sentidos de està palabra):
milarla."
(a) No son mas que palabras a las que se trata de dar un contenido referen- Cualqtiiera sea el lugar que uno le conceda en el modelo a este fenòmeno (y
cial preciso. iQué realidad abarcan exactamente esas etiquetas descriptivas? E l i l Uio de los deicticos nos proporcionarà el ejemplo) es de todos modos seguro
ùnico elemento que hasta el momento ha sido objeto de investigaciones deteni- que todo acto de habla exige un cierto gasto de energia para "colocarse en el
das es la competencia linguistica (concebida, por otra parte, en forma bien res- lugar del o t r o " (gasto que en general, corno nos lo demuestra también el fun-
trictiva). En cuanto a los otros componentes de la comunicación, siguen siendo lionamlcnto de los deicticos, es considerablemente mayor para el receptor que
tierras desconocidas o casi desconocidas. para el emisor), y que
"la comunicación se basa en este ajuste mas o menos logrado, mas o me-
(b) Son términos de relaciones: los diferentes elementos de este modelo es- nos anhelado, de los sistemas de referencia de los dos enunciadores" 33
tàn yuxtapuestos los unos a los otros y fijados en el lugar que se les ha destina- (A.Culioli, 1973, p. 87).
do, corno si entre ellos no existiera ningùn problema de definición de h'mites ni
ninguna clase de interacción. Algunos ejemplos mostraràn que la situación es (2) El problema de la competencia ideològica sera retomado mas adelante.
otra: l»»ro dlgamos desde ya que la ideologia, aunque constituya un sistema de
oontenldos autònomo y susceptible de manifestale en toda clase de compor-
(1) En este esquema el emisor y el receptor se enfrentan y sus "esferas" res-
Umlontos semiológicos, inviste en todas partes y en forma preferencial los
pectivas son corno dos burbujas impermeables que se cuidan bien de intersec-
oonlenidos lingùisticos, y que el limite entre las dos competencias, que he-
tarse. Ya hemos introducido algunas correcciones a està presentación diciendo
IIIOi representado por una linea llena, es en realidad "porosa".
que todo receptor es al mismo tiempo un emisor en potencia, y que en la com-
petencia cultural de los dos miembros de la comunicación es necesario incorpo-
(,\ El status del referente es igualmente complejo. Por una parte, es exte-
rar la imagen que se forman de ellos mismos, que se hacen del otro y la que se tlnr ul mensaje y envuelve a la comunicación. Pero al mismo tiempo se inserta
imaginan que el otro se hace de ellos: no se habla a un destinatario real, sino a \\\\ en la medida en que una parte de ese referente està concretamente presen-
aquello que se cree saber de él, mientras que el destinatario decodifica el men- to y es pcrccptiblc en el espacio comunicacional, y esto es en generai lo que se
saje en función de lo que él cree saber del emisor. Mhtiendc por situación de discurso. Se inserta también en h medida en que
Pero estas reservas son aùn demasiado débiles. Pues los dos interlocutores no olru parte del referente, que puede coincidi! parolai mente, en el "discurso de
se contentan con tornar por turno la palabra, temendo en cuenta las imàgenes alttiucion", con la precedente, se convierte en contenido de! mensaje. Finalmen-
que se han formado de una vez para siempre el uno del otro: hay una modifi- te NC ivllcja en la "competencia ideològica y cultural" de los sujetos, es decir,
cación reciproca de los protagonistas del discurso a medida que se desarrolla lo
que ciertos teóricos corno Watzlawick denomihan justamente una "interac-
ción". Por otra parte, aùn cuando sus competencias no sean tan perfectamente ,t 1, )wl(e\ila <!e Jean Schmidt Gomme les an^ u-t ,s < la p ne t Sa nt Michel [Co-
mu l<munitflfs.aidos del pianeta San Miguel"{(d^ n i - 1 < ri ro yoiiossub-
idénticas corno lo supone Jakobson, presentarlas corno totalmentedisyuntases ftfoMurlos urbanos) nos proporciosa un cpmplu <^ h ei t £ 1 »" que, bajo
caer en el exceso inverso: se interseccionan tanto mas cuanto que tienden a l i n i » ilo quedar inomprendido ("y la luoha qu 1 an ' ai"idn < * 1 odificado
adaptarse una a la otra en el curso del intercambio verbal, cada una modelando, U Immilli que te liaci'as de los inmigrantes?'' - " l a q i , „ ui
t 9 ^ormaneii-
es cierto que en proporciones extremadamentc variables, su propio código so- ( « i n p i i t r mibi'c un doble teclado y se cree obligauf a tT ».ti o ^ o las fòr-
s
mula* quo le vionen espcntàneamente a los lab -~. i> > p tjwnojo, p i d u o » - ' E l p r o -
bre el que, segùn presume, posee el otro. Por otra parte, algunos generativistas tilunm e» quo ustedes estàn completamente fu; m * tos orcmtos de p r o d u c c i ó n - buono,
lo reconocen y tratan de ajustar la concepción standard del "hablante-oyente i|Hi< no liihimin, eli").
36 37
A ENUNCIACION
LA PROBLEMATICA DE LA ENUNCIACION
marcado respecto del derivado, o sea que està remoti',; :,c bajo la forma de "ac-
Ya es hcra de clrcunscrltir ci campo da nuastro estudio, es decir de dar una lo de enunciación".
respuesta'a la pregunta iqvé e* puss la enimeiarión? ^cuàl dsbe ser, cual puede Podemos entonces preguntarnos cn qué madida la enunciación se opone to-
ser, el objeto de ur>a "lin𝔦~a de la enunciación"? Es ahora cuando se ma- « la via al final de tal evolución semàntica, al enunciado. Antcs de responder a
nifìesta la éWtrrJì c~z « n a t a ess "podar" do ese "deber", y la ambigùsdad csla pregunta, quisicramos primero senalar ràpidamente que el termino "enun-
L'gada d x;: S i ? tnunciadén. timlo" es también polisémico. Podemos asi distinguir los siguientes usos termi-
noló|',icos:
34.1"g ccr.ccàda la c«ii&.» *Ls;. 1 Mac Lukan: "El mensaje es ci medio". Para un ejem- enunciado 1 = oración actuaiizada (Ruwet, 1967, p. 368; Lyons, 1976,
jlo («1 di la " e o ^ u n b a d ó n cb » t.-^, . .* la Incidencia del caod sobre las propiedades in- pp. 42 y 102; Sperber, 1975, p. 389);
tsnas dei menile, v m e E C D , 1972, p. y..
enunciado 2 = unidad transoraciona), secuencia cstructun-da de oraciones
38 39
LA PROBLEMA TIC A DE LA ENUNCIACION
(Kuentz, 1969, p. 86). la cual puede considerane tanto en E i a sera también nuestra problemàtica: no pudiendo estudiar directamente
la IcrfjUi comò en el hubh; •1 «cto de producción, trataremos de identificar y de describir las huellas del
enunciado 3 = secv.cr.tia <le oi&ciont& ^. • "siderada en la lengua (frente a §Cto en el producto, es decir, los lugares de inscripción en la trama enunciativa
"discurso": Guespin, 1971, p. 10); de los diferentes constituyentes del marco enunciativo (M.E.)
enunciado 4 = secuer.cia de oraciones actualizada (Duboisy Sumpf, 1969,
P- 3). 2.1.3. Segundo deslizamiento semantico
En està polisemia hay, pues, dos ejes involucrados: el eje de la oposición
35
lengua/habla, y el eje del "rango" (dimcrsión de la unidad considerada). Para Entre estos diferentes constituyentes, hay uno que a menudo privilegian los
eclarar lo situación se podri'a sugerìr oponcr rsgularmcnt? segùn el eje del rango teórlcos de la enunciación, y la cita anterior de Anscombre y Ducrot lo ejem-
los términos "oración" y "enunciado", y utilizarlos corno arehilexemas, neu- pllflca claramente ("La enunciación sera para nosotros la actividad linguistica
traltesndo la oposición Ic-.gua/hahls. Se dispcr.dria asi de un conjunto termino- «Jercida por el que habla . . . " ) : es el emisor del mensaje ; privilegio que connota
logico que comprenderla seis elementos: e Implica a la vez el termino no muy afortunado de "enunciación", pues aun
Oliando el uso linguistico pretenda hacer de él un archilexema que neutralice la
oración or?ción oración frente a enunciado enunciado enunciado * 3 oposición codificación/decodificación, el uso comùn ("enunciar" es producir
a stracta
s £ctu?.li??da abrtracto actualizado mds bien que interpretar un mensaje) tiende obstinadamente a contaminarlo. 37
40
41
LA ENUNCIACION LA PROBLEMATICA DE LA ENUNClACIOh
42 4?
LA tlMUNCIACION
De manera semejante, y tratàndose sólo del locutor, son esos lugares de anclaje
(los mas manifiestos de la subjetividad linguistica) (Lecointre y Le Galliot ha-
blan incluso de "puntos perceptibles") los que se tratarà de inventariar.
Después de haberla restringido tan severamente, elegiremos en un segundo
tiempo la perspectiva descriptiva: reintegraremos los paràmetros enunciativos
previa e injustamente eliminados y mencionaremos un cierto nùmero de traba-
jos que por diferentes vi'as contribuyen igualmente al desbroce del campo lexo-
lógico.
LA SUBJETIVIDAD EN E L LENGUAJE:
ALGUNOS LUGARES EN LOS QUE SE INSCRIBE
| , K M UEICTICOS
44
45
Unidad 2
12. Filinich, M. I.: “El sujeto de la enunciación”
Unidad 2
13. Escandell Vidal, María Victoria. “Conceptos básicos de
pragmática” y “La pragmática”.
Unidad 2
14. Zecchetto, Victorino. “La irrupción del lenguaje corriente”.
7
LA IRRUPCIÓN DEL LENGUAJE CORRIENTE
Pragmática lingüística
En las últimas décadas del siglo XX nas. Debemos citar, sobre todo, dos ver-
hubo una evolución en el modo de enfo- tientes de indagaciones que han tenido un
car el conjunto de problemas relativos a particular influjo en la pragmática. La pri-
las ciencias del lenguaje. Se fueron dejan- mera es la Filosofía del lenguaje cuyos es-
do de lado los modelos teóricos globales y tudios han marcado con su sello filosófico
bastante encerrados sobre sí mismos también las reflexiones pragmáticas. La
(funcionalismo, estructuralismo, marxis- otra vertiente es la etnografía de la comu-
mo...) que pretendían abarcar todas las nicación y la sociolingüística, disciplinas
explicaciones acerca de la comunicación. que estudian y analizan los factores socia-
Fue emergiendo una visión más pluridis- les que intervienen en la práctica del len-
ciplinar de la investigación y se acentua- guaje. Sus aportaciones se basan en estu-
ron las tendencias que preferían paradig- dios de campo, cuyos datos se organizan
mas más abiertos en sintonía y en colabo- para construir principios teóricos de con-
ración con otras disciplinas. En este con- ducta comunicativa. En este capítulo, no-
texto se ubica la corriente de la “pragmá- sotros tomaremos en cuenta ambas ver-
tica del lenguaje humano” -llamada tam- tientes.
bién “pragmática interaccional” -que apa-
rece como una nueva perspectiva del estu- 1. Sobre las huellas de la filosofía
dio del lenguaje en general, porque en sus del lenguaje
investigaciones toma en cuenta los apor-
tes de disciplinas afines como la etnolin- A inicios del siglo XX en el campo de
güística, la etnografía de la comunicación, la filosofía volvió a plantearse el “proble-
la kinésica y la proxémica, la antropología ma del conocimiento”. La llamada “filoso-
cultural... etc. La variedad y las ambigüe- fía analítica del lenguaje” abordó el tema
dades que a veces se hallan en la termino- con una nueva postura teórica. Consideró
logía empleada en la pragmática del len- que -en último análisis- los problemas
guaje, derivan del hecho de que en ella reales son problemas lingüísticos relativos
confluyen reflexiones de diversas discipli- a las formas del lenguaje y a las palabras
118 / Victorino Zecchetto
en las que está planteado cada problema de la escuela de Berlín, que también ha-
real. bían huido de la dictadura nazi, dieron
origen a un nuevo y brillante movimiento
a) El hablar neopositivista neopositivista al que se unieron algunos
estudiosos norteamericanos. El grupo
Uno de los supuestos filosóficos del creció y se desarrolló hasta implantarse en
neopositivismo de las primeras décadas algunas universidades, logrando conquis-
del siglo XX, fue que la realidad puede so- tar una nutrida audiencia.
meterse a un reducido número de princi- Entre las varias iniciativas asumidas
pios y conceptos esenciales, enunciados por este movimiento cabe mencionar el
con un lenguaje exacto en virtud del cual ambicioso programa de unificar el saber
los fenómenos se explicarían en forma co- sobre bases científicas, y que se concretó
rrecta y adecuada. La pretensión del neo- con la creación de la “Enciclopedia inter-
positivismo era construir una “semántica nacional de las ciencias unificadas” publi-
veritativa” que lograra armonizar el len- cada en Chicago en 1938 bajo la dirección
guaje con la realidad del mundo; con ra- de O. Neurath, R. Carnap y W. Morris. A
zón se denominó “esencialismo semánti- pesar de cierta disparidad de enfoque, es-
co” la postura de esta corriente. Pero ¿có- ta enciclopedia muestra una visión co-
mo nació y se desarrolló el movimiento mún de entender el saber y el rigor con
neopositivsta? ¿Cuál fue su marco teórico que debe ser expresado a través del len-
y el contexto de sus indagaciones? guaje, su claro propósito era dar cuerpo a
El grupo neopositivista más represen- una precisa metodología del saber.
tativo fue el que surgió en Austria, al for- El postulado fundamental del neopo-
marse el llamado “Círculo de Viena” en sitivismo afirma que se deben formular
1923, organizado por Moritz Schlick que los problemas de manera empírica, de
reunió a estudiosos de matemáticas, física, modo que puedan ser objeto de las cien-
filosofía, entre los que se contaban nom- cias experimentales. Los neopositivistas
bres conspicuos como Otto Neurath, Ru- distinguían dos tipos de enunciados, los
dolf Carnap, Karl Popper, entre varios “enunciados observables” y todos los de-
otros. En 1928 una asociación con un en- más. Sólo los primeros pueden ser asumi-
foque similar es creada en Berlín por dos como base para la creación del un sa-
Hans Reichenbach que publicaba la im- ber sólido y firme. “El metafísico, el teólo-
portante revista de filosofía Erkenntnis go creen -sin razón- poder afirmar algo y
(Conocimiento). representar estados de hecho mediante
Después que Austria cayó bajo el po- sus proposiciones. Al contrario, el análisis
der del nazismo alemán (1939), varios es- muestra que semejantes proposiciones no
tudiosos de Viena emigraron a Estados dicen nada, expresan sólo actitudes emo-
Unidos, y allí junto con otros exponentes tivas (...). Hablar significa recurrir a con-
La danza de los signos / 119
1 El manifiesto teórico del Círculo de Viena se titula: La concepción científica del mundo, y fue publicado
en 1929. Nuestra cita corresponde al Nº II.
2 Existen numerosas ediciones de la obra de Ch. Morris. Nosotros consultamos : Fundamentos de la teo-
réa de los signos.Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1994
120 / Victorino Zecchetto
3 Cfr. Fundamentos..., 2
4 Ib. 5.2
La danza de los signos / 121
5 Las citas son del Tractatus Lógico-Philosophicus. Alianza Editorial, Madrid, edición de 1985.
122 / Victorino Zecchetto
Dado que las situaciones de la vida co- los utilizan. El lenguaje no es un asunto
tidiana son variadas, utilizamos el idioma privado, sino que pertenece al patrimonio
para elaborar significados prácticos de público.
acuerdo con las circunstancias. Nuestras Allí los vocablos y los significados es-
expresiones verbales pueden ser exclama- tán sujetos a la evolución y a los cambios
ciones, preguntas, ruegos, retos, narracio- de las épocas y de los contextos. Las pala-
nes, chistes, elencos, saludos, ... etcétera. bras evolucionan, algunas crecen y otras
- El punto de vista de los juegos lin- se gastan y mueren, para dejar paso a
güísticos, conduce a un cambio profundo otras expresiones según las necesidades de
en el modo de pensar del lenguaje: los grupos humanos. La mayor o menor
Ante todo varía la consideración sobre eficacia (propiedad / corrección) lingüís-
el significado de los términos y de las ora- tica está dada por el uso que se instala en
ciones. El lenguaje expresa los pensamien- la comunidad. En definitiva es ella la que
tos humanos mediante la actividad reali- genera el lenguaje, la que crea modelos y
zada por signos, por tanto es el uso de és- establece las normas de su uso.
tos el que califica los significados de nues-
tro hablar. Wittgenstein formuló este 2. Hacia nuevos enfoques de la
principio: “el significado de una palabra pragmática
es su uso en el lenguaje.” O sea, el sentido
de un término depende de su ubicación Después de los estudios más estrecha-
dentro de cada juego lingüístico, no sólo mente vinculados al campo de la filosofía
de la noción formal de las palabras. del lenguaje, han surgido otras investiga-
Por tal motivo, y en segundo lugar, el ciones que abordaron temas específicos
lenguaje no es una entidad fija, sino flexi- de pragmática lingüística, aún sin desli-
ble, se construye y se desmonta a partir de garse completamente de la visión filosófi-
las variables cotidianas, de las costumbres ca. Para percibir el horizonte que abarcó
y circunstancias que hacen variar los usos el desarrollo y la investigación de la len-
y sentidos de los signos lingüísticos. Aquí gua en su desplazamiento hacia la prag-
se nota la estrecha vinculación de la prag- mática, creemos oportuno mencionar de
mática con la semántica. El significado de paso, a dos pensadores teóricos del len-
un discurso no puede desligarse de la di- guaje.
mensión práctica del uso de los signos y
a) Componiendo las piezas del lenguaje
lenguajes.
Finalmente, otra consecuencia de los Noam Chomsky (nacido en Filadelfia
juegos lingüísticos es que ellos circulan en 1928), es conocido como uno de los
bajo consignas comunitarias, es decir, es- principales investigadores contemporá-
tán sujetos al consenso de la sociedad que neo de lingüística. Propuso una línea de
124 / Victorino Zecchetto
8 Noam Chomsky: Estructuras sintácticas. (1957). Edit. Siglo XXI, México, 1974
9 Esta temática la expone Chomsky en su obra Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965). Edit. Aguilar, Ma-
drid 1976. Aquí Chomsky usa los términos competence y performance para designar lo que se ha tradu-
cido como competencia y ejecución. En 1986 hizo nuevos aportes publicando: El conocimiento del len-
guaje, origen y uso. Edit. Alianza, Madrid, 1989.
10 Luis Prieto trabajó en París y allí produjo sus escritos más significativos. Cabe señalar sobre todo los si-
guientes: Mensajes y señales. (1966) Ed. Seix Barral, Barcelona 1967; y Pertinencia y práctica. Ensayo de
semiología. (1975) Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1977
La danza de los signos / 125
cuencia, tiene que ver con el análisis de las lan sus sentimientos o su modo de hablar
normas y principios que rigen la práctica tal como se producen en la vida cotidiana,
de las conversaciones, la forma interactiva en las conversaciones comunes y/o en si-
del lenguaje que mantienen los actores tuaciones discursivas similares reproduci-
humanos. Por tanto, el objetivo de esta das por los medios audiovisuales de co-
disciplina consiste en lograr una descrip- municación social (radio, televisión, ci-
ción pertinente de los fenómenos de co- ne...). En el centro de toda la investigación
municación interpersonal y comunitaria, pragmática, está la lengua oral o bien la
en sus múltiples aspectos y formas. Busca escrita, pero en sus formas dialógicas y en
investigar los hechos de la lengua en ac- un contexto de intercambio comunicativo
ción, los procesos comunicativos prácti- ordinario y familiar para darle sentido a lo
cos. En una palabra, se ocupa del idioma que nos pasa.
en movimiento, mientras se usa en forma La “pragmática” -de este modo- se
viva, y los efectos que él produce cuando une, a la semántica en busca de las “condi-
funciona en los grupos, y las interpreta- ciones de verdad” que el mundo de la co-
ciones que le da la gente a los enunciados tidianidad nos impele conocer. El campo
en determinados contextos. de los estudios pragmáticos es vasto, abar-
La pragmática tiene como clave de sus ca desde los actos lingüísticos hasta los
investigaciones la observación del mundo problemas de la pertienecia, de la inferen-
cotidiano, del conjunto de estados de co- cia, de la argumentación, de la verdad de
sas y nuestras reacciones frente a él a tra- los enunciados, del uso aproximativo de
vés del lenguaje. Ante la realidad busca- los términos, de la comprensión de los
mos y utilizamos el lenguaje que mejor contextos, las leyes del discurso, de la me-
nos dicta el sentido común, aquel que táfora y de la ficción. Por la extensión que
ayuda para dilucidar dudas, para adquirir denota, la pragmática tiene aplicaciones e
conocimiento, para comunicarnos, para implicaciones en otros contextos de cien-
describir, para entender y resolver proble- cias cognitivas, en informática, en psico-
mas. Las prácticas comunicativas ordina- logía, en filosofía.
rias y comunes, se presentan como una
red social en la que se entretejen múltiples Si resumimos lo explicado hasta aquí,
elementos que conforman el desarrollo de debemos decir que lo propio de la Prag-
la comunicación interaccional. Allí los su- mática es, entonces, el enfoque, el punto
jetos expresan sus formas mentales y de vista o ángulo desde el cual ella analiza
competencia simbólicas, usan dialectos o y se aproxima al lenguaje, y que consiste,
formas lingüísticas locales, utilizan estra- precisamente en prestar atención a las si-
tegias de persuasión, asumen roles y regu- tuaciones contextuales y prácticas del
128 / Victorino Zecchetto
12 La publicación de esta obra ocurrió dos años después de la muerte del autor, y corresponde a la com-
pilación hecha por J.O.Urmsonde de una serie de conferencias dadas por Austin entre 1951 y 1955. Una
traducción española apareció en 1971 con el titulo “Palabras y acciones” (Edic. Piadós, Buenos Aires). En
1982, la misma editorial hizo una reimpresión titulada: “Como hacer cosas con palabras”, y es la que ci-
tamos nosotros aquí. Otro trabajo importante de Austin, pero menos conocido y en el que habla de la
distinción entre enunciados descriptivos y realizativos, es el artículo Performatif – Constatatif, que leyó
en 1958 en un simposio de Royaumont, y que luego fue publicado en la revista La Philosophie Analiti-
que. Cahiers de Royaumont, Philosophie IV. Paris, Les Editions de Minuit. 1963.
130 / Victorino Zecchetto
actos ilocutivos, tales como informar, or- varse). “Decir algo producirá ciertas con-
denar, advertir, comprometernos, etcéte- secuencias o efectos sobre los sentimien-
ra, esto es, actos que tienen una cierta tos, pensamientos o acciones del audito-
fuerza (convencional).”18 rio, o de quien emite la expresión, o de
- El acto perlocutivo (perlocutionary otras personas”. Pero quede claro que
act): se refiere a los efectos del decir algo. “Existe una diferencia entre lo que consi-
Por ejemplo, la mamá que le dice al chico: deramos la producción real de efectos rea-
“Andá a lavarte ahora mismo”, realiza un les y lo que consideramos como meras
acto lingüístico que consiste en una locu- consecuencias convencionales.19
ción (los términos dichos), una ilocución La importancia que han tenido en la
(una orden), y una perlocución (la inten- pragmática estos distingos de Austin, me-
ción de la mamá de inducir al chico a la- rece resaltarla en el siguiente esquema:
Actos de habla
Es el acto mismo a!
¡Dame un ¡ T om
de hablar.
Es el decir algo ejemplar!
El lenguaje: una actividad que tiene reglas Por esto, los modos de los acto del habla,
es decir, la emisión de una oración hecha
El punto de partida de Searle es el re- en condiciones apropiadas de acuerdo a
conocimiento del lenguaje como una ac- las normas establecida, pueden ser identi-
ción, como una actividad humana. Searle ficados mediante su diversidad ilocutiva.
percibió los límites que producía una ex- Hablar resulta ser el uso que hacemos de
cesiva atención por la sintaxis lógica de los los enunciados como una actividad con-
enunciados, era preciso, entonces, enfati- trolada por reglas: “Hablar un lenguaje es
zar la dimensión pragmática de la lengua. participar en una forma de conducta go-
Mediante los “actos lingüísticos” la bernada por reglas.”22 Representa, enton-
persona realiza actividades con el propó- ces, una forma compleja de actuar.
sito de alcanzar ciertos objetivos. En con- Searle reconoce que no se han estudia-
secuencia, el lenguaje no es tanto una for- do suficientemente las reglas de juego del
ma de presentar objetos, sino una manera lenguaje “Hemos aprendido a jugar el jue-
viva y múltiple de actuar. El mismo Witt- go de los actos ilocucionarios, pero, en ge-
genstein pensaba que los usos del lengua- neral, lo hemos hecho sin ninguna formu-
je son ilimitados, y que existen infinitas lación explícita de las reglas...”23 Se pro-
posibilidades expresivas, un abanico lin- pone formular dichas reglas para el uso
güístico universal y general, sin embargo del dispositivo indicador de fuerza ilocu-
no logró detenerse en el análisis de las de- cionaria. Las normas subyacentes que ma-
terminaciones propias que asumen las nejan y regulan la ejecución de todo acto
formas concretas del lenguaje. J. Searle, de habla con sus proposiciones literales o
por el contrario, sostiene que no existen estándar son:
innumerables formas de los usos lingüís-
ticos, sino que todo puede ser clasificado y - De contenido proposicional: prescri-
formalizado a partir de las finalidades ilo- ben las restricciones referidas al contenido
cutorias. Esta tarea es posible sobre la ba- de los enunciados con el fin de conectar
se del supuesto de que existe una relación las condiciones de análisis con la semánti-
de fondo entre significado literal y fuerza ca formal veritativa.
ilocutiva. Searle considera - al igual que - Preparatorias: son las reglas que deli-
Austin - que las oraciones son sólo frases mitan la situación en que los actos de ha-
abstractas hasta tanto no se concretizan bla tienen sentido, dictando los rasgos del
en actos de habla, que son las verdaderas contexto que están implicados por los ac-
unidades de la comunicación humana. tos de habla.
22 Actos de habla, p. 31
23 Ib. p.63
La danza de los signos / 135
- De sinceridad: tiene que ver con los está sometido a un ordenamiento: “...ha-
sentimientos y creencias del hablante y su blar una lengua consiste en realizar actos
intención de ejecutar lo que dice en el ac- de habla, actos tales como hacer afirma-
to lingüístico. Esta regla deriva del signifi- ciones, dar órdenes, hacer preguntas...; en
cado de los enunciados y de su fuerza ilo- segundo lugar... se realizan de acuerdo
cutiva. con ciertas reglas para el uso de los ele-
- Esencial: es la regla que corresponde mentos lingüísticos.”25
a la definición esencial del enunciado y en Según Searle, los actos de habla deben
la que se incluye la intención ilocutiva. Ya analizarse en términos de condiciones de
que el lenguaje proporciona a los hablan- éxito, y considerar el significado de cada
tes las formas adecuadas para expresarse, una de esas unidades analíticas compues-
esta regla corrobora el principio según el tas de dos elementos:
cual el significado del lenguaje correspon-
de a la intención del que lo usan. - un indicador proposicional: es el
contenido expresado en las proposiciones
A continación Searle cita un elenco de que se emiten;
géneros de actos ilocuionarios de acuerdo - un indicador de fuerza ilocutiva: que
a esos tipos de reglas: pedir, aseverar, muestra la dirección en que debe inter-
enunciar que, afirmar, preguntar, dar las pretarse la oración, es decir, señala el acto
gracias, aconsejar, avisar, saludar, felici- ilocutivo que se está realizando.
tar.24 Digamos que esta clasificación ma-
nifiesta un modelo más bien idealizado “Desde el punto de vista semántico
del lenguaje, en el que hay poco espacio podemos distinguir dos elementos (no
para el manejo de los contextos no predi- necesariamente separados) en la estructu-
cibles. Se nota aún mucho apego al signi- ra sintáctica de la oración, que podríamos
ficado literal de los enunciados. denominar el indicador proposicional y el
indicador de la fuerza ilocionaria.”26
Análisis de los actos del habla Véase en el siguiente ejemplo, la varie-
dad de fuerza ilocutiva que asume cada
En los actos de habla se produce la forma: Cecilia juega. ¿Juega Cecilia? ¡Que
convergencia o enlace entre el significado juegue Cecilia! Prometo que jugará Ceci-
de un enunciado y las formas verbales lia.
performativas. Esto surge del carácter La representación de la fuerza ilocuto-
convencional del lenguaje, que como tal ria de cada unidad mínima de la comuni-
24 Ib. p.74, 75
25 Ib., p.
26 Ib. p. 39
136 / Victorino Zecchetto
27 Ib. p. 38
28 Ib. p. 33
La danza de los signos / 137
sostiene entonces, que se da una identifi- hijo: “¿Podrías venir un momento a ayu-
cación entre ambos elementos de modo darme a mover la mesa?”, la expresión for-
que la forma sintáctica de la proposición mal del enunciado es la de una pregunta,
coincide con la fuerza ilocutiva que le se- sin embargo su fuerza ilocutiva es un
ñala el hablante. Prevalece por tanto, el mandato que corresponde a decir: “Ven
significado literal que es el responsable de acá y ayúdame”. En consecuencia, las ex-
imprimirle rumbo al significado del presiones literales contenidas en las cons-
enunciado. Existe, pues, una fuerza ilocu- trucciones gramaticales, pueden adquirir
tiva encerrada en la misma representación variadas fuerzas ilocutivas según los con-
sintáctica. En esto se fundamenta lo que textos en que se emiten.
Searle denomina condiciones de felicidad Searle no se detuvo mayormente en el
de los enunciados. Pongamos dos enun- análisis de los contextos lingüísticos. Hay
ciados: “Yo no sé si esta tarde vendrá Emi- que reconocer, sin embargo, que su teoría
lio” y “¿Pensará venir Emilio esta tarde?”. sobre los “Actos de habla” ha despertado
En ambos casos la fuerza ilocutiva es la interés entre los estudiosos del lenguaje
misma, y su sentido ya se halla implícito corriente, abrió nuevas y amplias perspec-
en la misma estructura sintáctica de las tivas en las investigaciones pragmáticas,
oraciones. enfatizando la competencia del sujeto en
Searle llega a la conclusión de que la las acciones lingüísticas. Además reafirmó
diferencia entre la semántica y pragmática el sentido del lenguaje, como una activi-
es bastante artificial y debería superarse o dad mental que surge de la conciencia del
eliminarse, porque -en definitiva- cada sujeto, y evitó la confusión conceptual de
acto de habla es convencional y depende separar el problema filosófico del proble-
de las reglas lingüísticas. ma científico, la existencia de fenómenos
Es preciso aclarar, sin embargo, que la mentales como si fuesen independientes
hipótesis realizativa resulta difícil de en- del mundo físico. 29
tender cuando se trata de actos lingüísti- Respecto a la valoración global de su
cos indirectos, cuya fuerza ilocutiva no es pensamiento, Searle pide que se haga exa-
dependiente sólo de componentes sintác- minando de modo serio el conjunto de su
ticos, sino que su valoración brota de los teoría: “El modo de valorar la teoría es
contextos en que se producen los inter- examinarla en términos de la teoría gene-
cambios verbales. Si un papá le dice a su ral de los actos de habla.”30
29 Es reveladora su obra escrita en 1992: The Rediscovery of the Mind. MIT Press.
30 Ib. p. 163
Unidad 2
15. Austin, John. “Conferencia I”.
jueves, 18 de agosto de 2016
11:33 p.m.