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Monografía

Curso de Capacitación Docente


en Neurociencias

Alumna: Melisa Zarantonelli


www.asociacioneducar.com
Mail: informacion@asociacioneducar.com
MSN: asociacioneducar@hotmail.com

Las emociones y el rendimiento escolar. Evaluaciones


compatibles con el modo de aprender del cerebro.

Pedro tiene trimestral de inglés mañana a primera hora. Si bien


hace varios días que ha estado estudiando y repasando en
clase diariamente con su profesora, no puede dormir. Está
nervioso, inquieto, ansioso, tiene miedo y le duele la panza. Desearía enfermarse, o que de
pronto pase algo en su familia para faltar al colegio. “¿Y si no apruebo? Seguro me va a ir re
mal y me la llevo. Mis viejos me van a matar. Para qué sirve todo esto, no me acuerdo
nada...es re complicado, imposible acordarse todos esos verbos. Encima a mí la vieja esa
me odia...,” pensaba Pedro mientras intentaba dormirse.
Esto que le pasa a Pedro es muy común entre los alumnos. El miedo y la ansiedad ante los
exámenes. Pero muchas veces los docentes creemos que los alumnos tienen miedo porque
no saben nada o no estudiaron lo suficiente. El propósito de este trabajo es describir de qué
manera funciona nuestro cerebro ante situaciones consideradas “de stress”; qué pasa con
nuestras emociones y nuestro cuerpo, y sus consecuencias.

“Desde la sonrisa de la maestra frente al buen trabajo de un estudiante hasta los resultados
de las pruebas estandarizadas que se aplican a nivel nacional, regional o internacional, todas
estas instancias son vistas como formas de evaluar los aprendizajes.”1 Esto implica que tanto
para los alumnos como para sus familias, las evaluaciones acreditan un cierto conocimiento o
desconocimiento y juegan un papel muy importante en la autoestima y seguridad de los
educandos. Así también, son tomadas como indicadores de posible éxito o fracaso social y
escolar. Sin embargo, como docentes, ¿pensamos en ésto al evaluar? ¿Nos tomamos el
trabajo y el tiempo de observar los rostros de nuestros alumnos al entregarles una
evaluación? ¿Escuchamos sus inquietudes, quejas, sugerencias, inconvenientes y

1 Katzkowicz, Raquel. “Diversidad y Evaluación.” En La Evaluación Significativa. 1era ed. Buenos Aires: Paidós, 2010,
p.103
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preferencias al momento de evaluarlos? ¿O simplemente creemos que quieren zafar, que no
estudiaron y nos sentimos en situación de superioridad para decidir qué nota merece lo que
leemos en su hoja? A continuación se intentará analizar qué le ocurre a Pedro, en el ejemplo
que se mencionó anteriormente.

La función básica de nuestro cerebro, al que en neurosicoeducación se denomina Unidad


Cuerpo Cerebro Mente (ya que ninguno de estos elementos puede ser estudiado de manera
aislada) es la supervivencia. Nosotros recibimos constantemente estímulos del exterior a
través de los diferentes sentidos y nuestro cerebro los clasifica de acuerdo a su peligro o no
para nuestra supervivencia. Los sentidos ingresan a través de un sistema denominado
Sistema activador reticular ascendente. Si logran pasar este filtro pasan al Tálamo, donde se
clasifican en pro o contra supervivencia. Cuando un estímulo del mundo exterior es
considerado como peligroso, la amígdala (pequeño conjunto de núcleos de neuronas situada
en el interior de los
lóbulos temporales del
cerebro) alerta al
hipotálamo (glándula
hormonal en el centro
del cerebro que regula
cada glándula y
funciones del
organismo), y entonces
se producen en nuestro
cuerpo los cambios que sean necesarios para enfrentar esa situación.

Esta es una de las funciones de nuestro cerebro denominado instintivo. El cerebro instintivo
junto con el cerebro emocional trabajan para asegurar la supervivencia de nuestra UCCM.
Conforman lo que se denomina el Complejo cerebro instintivo- emocional. Por encima del
cerebro instintivo, está el cerebro emocional, un conjunto de diferentes estructuras que se
relacionan con las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Pero ¿qué son las
emociones? Las emociones son los impulsos para la acción. Todos tenemos emociones y
están siempre presentes en nuestra UCCM. Existen las denominadas emociones primarias y
las secundarias, variando su clasificación según los diferentes investigadores. Por ejemplo,
Antonio Damasio reconoce 6 emociones primarias: la alegría o felicidad, el miedo, la ira, la
aversión, la tristeza y la sorpresa. Las palabras nos permiten darle nombres a las emociones
y entonces se transforman en sentimientos. Todas las emociones siempre se traducen en
conductas y comportamientos. Y también, las emociones se expresan gestualmente. Todas
las experiencias y situaciones que se entiendan como agradables, serán archivadas como
placer y provocarán conductas de acercamiento. En cambio, las experiencias desagradables,
o lo desconocido, será archivado por el cerebro como dolor y provocará conductas de huida
o lucha. Con lo cual, ante las nuevas experiencias, nuestro cerebro recurre a su archivo o
memoria para clasificar esa experiencia como dolorosa o placentera y actuar en
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consecuencia.

Esto nos demuestra qué importante es que nuestros


alumnos se sientan seguros, tranquilos, contentos y
que puedan vivir el aprendizaje y la enseñanza como
una experiencia agradable, placentera. En caso contrario, ante un docente amenazador, mal
humorado, un ambiente sucio, ruidoso, desordenado, y actividades desconocidas o poco
familiares, su cerebro, clasificará la experiencia como peligrosa para la supervivencia, y su
reacción será de lucha.
Ante una situación que nos genera stress, como puede ser un examen para un estudiante,
nuestra glándula suprarrenal, de forma triangular y situada en la parte superior de los riñones
libera una hormona denominada cortisol. El cerebro le envía mensajes a las glándulas
suprarrenales ante una situación de stress, produciéndose esta reacción. Los niveles de
glucosa en sangre aumentan, la sangre en nuestro cuerpo comienza a desviarse hacia los
sitios de emergencia, y nuestro organismo cambia a metabolismo catabólico para resolver
esa situación que vemos como peligrosa.

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Cada vez que nuestro cuerpo experimenta una amenaza emocional, física u académica, éste
se “defiende” liberando esta sustancia. Como consecuencia, se disparan en nuestro cuerpo
gran cantidad de reacciones físicas, como debilitamiento del sistema inmunológico, tensión
muscular, aumento de la presión sanguínea y coagulación de la sangre, entre otras. Si el
stress es crónico, la función del pensamiento y la
memoria, tanto a corto como a largo plazo, se
ven afectadas. Con lo cual, de nada sirve que un
alumno en estado de stress/ miedo pase varios
días estudiando para un examen, ya que al llegar
el momento de volcar sus conocimientos,
probablemente se bloquee y no recuerde nada.
Inclusive se producen cambios en la visión, con lo
cual los estudiantes notarán gran dificultad para
concentrar su vista en lo que leen o para
focalizarse en la información impresa en una
hoja. Estos estudios e información científica
sobre las consecuencias físicas de lo que
sentimos, nos demuestran que es imposible
separar la mente de las emociones; las emociones, el pensamiento y el aprendizaje están
fuertemente vinculados. Es necesario comprender y recordar que las emociones son muy
importantes en el aprendizaje y garantizan que los conocimientos se fijen en mayor grado en
la memoria. Las consecuencias del miedo, la desconfianza, inseguridad y stress que generan
las evaluaciones escolares hacen que tengamos respuestas primitivas, y muchas veces los
alumnos, siendo intelectualmente capaces, no pueden resolverlo.

Por todo lo expuesto anteriormente, y teniendo en cuenta que las emociones son las que nos
permiten escapar de lo que nuestra UCCM considera peligroso para nuestra supervivencia o
nos impulsan a acercarnos a aquello que nos puede beneficiar, y dado que podemos
observar los gestos y conductas de una persona para darnos cuenta de lo que está sintiendo
o la emoción que algo le provoca, es fundamental que como docentes observemos a
nuestros alumnos, que prestemos atención a sus gestos y a sus expresiones, para poder
ayudarlos. Es responsabilidad del profesor crear un contexto físico y emocional apropiado,
sobre todo en situaciones de examen, para que el aprendizaje sea efectivo. Para esto, es
necesario reevaluar qué tipos de creencias tenemos los docentes sobre las capacidades de
nuestros alumnos y construir un clima de confianza en el aula. La evaluación no debe ser un
instrumento para discriminar aquellos alumnos que no pueden obtener el nivel deseado, sino
para contribuir a mejorar el aprendizaje de todos los alumnos..

Veamos qué sucede en la situación inversa, cuando experimentamos experiencias


placenteras y no sentimos peligro. Este sería el caso de aquellos alumnos que se muestran
seguros y confiados ante las evaluaciones, obteniendo siempre buenos resultados. ¿Por qué
ante un logro nos sentimos felices y motivados a ir por más? Esto sucede ya que nuestro
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cerebro o su sistema de recompensas libera un neurotransmisor denominado dopamina,
entonces nos sentimos más optimistas y entusiastas. Se eleva la sensación de placer y de la
concentración, así como un aumento en la energía física y mental. La dopamina actúa junto
con otro neurotransmisor denominado serotonina que nos produce calma, relajación y
provoca un estado en donde predomina la razón por sobre la emoción. Como conclusión,
podemos afirmar que un éxito nos predispone a otro éxito. Así como también aquel alumno
que siempre obtiene notas bajas y la consecuente devolución del docente es siempre
negativa, seguramente estará predispuesto a fracasar nuevamente en la próxima evaluación.
Ha sido demostrado que en educación, el rendimiento de los alumnos está directamente
afectado por la valoración que ellos tienen de sí mismos y sus capacidades y la opinión de
sus maestros al respecto. En cambio, si estamos motivados y somos entusiastas, podremos
usar más fácilmente los módulos orbito frontales del cerebro, que nos ayudan a manejar los
impulsos emocionales, el miedo, y seguir adelante, a pesar de las opiniones y críticas ajenas.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros alumnos a vencer el miedo y el stress ante las
pruebas? En primer lugar, es importante que la evaluación sea significativa y que se utilicen
métodos y formas que tengan en cuenta las individualidades de los alumnos y la posibilidad
de que cada uno llegue a las metas por diferentes caminos, según sus posibilidades. Los
docentes deben reflexionar sobre sus prácticas y creencias, para mejorar sus estrategias en
el aula, y la relación con sus alumnos. El tipo de ejercitación debe resultarle familiar al
alumno. Los colegios deben garantizar las condiciones necesarias para el trabajo óptimo de
los docentes y alumnos: número de alumnos reducido, ambiente ordenado y limpio,
capacitación docente y atención individualizada de alumnos con dificultades de aprendizaje.
El clima institucional debe ser ameno para que estimule un entorno de aprendizaje favorable
para todos los alumnos. Además, si queremos que nuestros alumnos sean autónomos,
necesitan conocerse y saber reconocer sus estrategias, sus modos de pensar, fortalezas y
debilidades, lo que se espera de ellos, y que sean capaces de autoevaluarse y reflexionar
sobre sus conocimientos. Como educadores, está en nosotros también generar el cambio
que se necesita para llevar todo esto a la práctica y para eso debemos neurosicoentrenar
estados emocionales positivos, ya que éstos influyen sobre el estado emocional y nos ayuda
a modelar la respuesta inmediata emocional gracias a la auto observación. Esto se llama
autorregulación emocional, y es un sistema de auto-observación y control que supervisa que
nuestra respuesta se adecúe a las metas que nos propusimos. La auto-regulación nos
permite regular la manifestación de una emoción y modificar un estado de ánimo. Hay
diferentes ejercicios que podemos realizar con los alumnos diariamente para lograr esto. Por
ejemplo, a través de videos, películas, cuentos, se discute si el nivel de respuesta emocional
de un personaje es el correcto o no, y qué consecuencias trajo y cuál sería la respuesta
adecuada. También se pueden realizar ejercicios de relajación, los cuales si se establecen
como rutina, permiten aprender a modelara las respuestas emocionales y los impulsos. La
represión emocional activa la amígdala (estímulo contra la supervivencia), mientras que si
somos positivos y reflexionamos sobre nuestras emociones positivamente, se reduce el
impacto negativo en nuestra UCCM. Otro ejercicio sencillo y eficaz es el de desviar la
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atención y salir del compromiso emocional que una situación nos genera. Está comprobado
que a veces el sufrimiento se genera no por la situación en sí, sino por prestarle demasiada
atención de antemano.
Para evitar el miedo, es importante aprender a desviar la
atención hacia otra cosa. Esta es una función muy
importante de los lóbulos prefrontales de nuestra UCCM.
Se puede ejercitar contando de 2 en 2, o de 3 en 3,
cuando se desee desviar la atención de algo que nos está
causando miedo o preocupación. Otro tema importante es
la postura corporal, si nuestra postura es buena, mejorará
nuestro estado emocional y aumentará nuestra confianza
y autoestima. Hay muchos ejercicios también que se
pueden realizar en clase, por ejemplo, antes del examen, que ayudan a corregir y mejorar la
postura de los alumnos en las sillas, más teniendo en cuenta que la gran mayoría pasa
muchas horas en el colegio, sentados. El ejercicio físico es muy importante ya que al estar en
actividad se liberan neurotransmisores que producen alegría y placer, endorfinas, por
ejemplo. Sería ideal, en algunos momentos de la clase, y antes de una prueba, hacer
ejercicios de elongación. Se pueden realizar de pie, en el lugar, sin necesidad de contar con
mucho espacio ni de desplazamiento. Si no enseñamos y entrenamos a nuestros alumnos
para relajarse y sentirse seguros y contentos, no estaremos creando un ambiente propicio
para el aprendizaje, ya que la tensión extrema tiene efectos perjudiciales para la capacidad
de aprender y memorizar.

La neurosicoeducación es importante porque nos brinda una visión más amplia y nos ayuda
a comprendernos a nosotros y a los otros. Con todo esto, es importante darse cuenta que
hay que prestar atención a las expresiones emocionales, ya que tienen efecto sobre nuestra
UCCM y sobre otras personas también.

Bibliografía

 Anijovich, Rebeca (comp.) “La Evaluación Significativa.”Buenos Aires: Paidós, 2010.


 Asociación Educar para el Desarrollo Humano. Apuntes de clase. Curso de
Capacitación Docente en Neurociencias, 2012.
 Jensen, Eric. “Teaching with the Brain in mind.” Association for Supervision and
Curriculum Development, 1998.

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