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Desarrollando Nuevos Lderes
Desarrollando Nuevos Lderes
Jueces 2:18-19
Dios ayudaba a los jefes que él ponía. Mientras ese jefe vivía,
Dios salvaba a los israelitas de sus enemigos, porque se
compadecía de ellos al oírlos quejarse de sus sufrimientos.
Pero al morir el jefe, los israelitas volvían a pecar. Su
comportamiento era peor que el de sus padres, pues servían y
adoraban a otros dioses, y tercamente se negaban a cambiar
de actitud.
Detengámonos por un segundo a pensar en lo que sea que paso aquí. Mientras el
jefe vivía, los israelitas gozaban de abundancia, protección, misericordia y la
mano de Dios. Vamos, que aquí la bendición era algo que ellos experimentaban
como pan de cada día. Pero al morir el jefe ocurrió algo interesante. Cuál
"Proverbios 2611" menciona, como necios a su terquedad. Volvían a pecar y por
ende, el pueblo volvía a ser peor que como lo eran sus padres. Una actitud que el
pueblo de Dios siempre tiende a mostrar. "La compulsión de repetición" le llamó
Freud, una actitud que los seres humanos cometemos, que se supone que al ser
hijos de Dios debe de ser una característica alejada de estos. Pero no es así. Pese
a todo esto, los israelitas se negaban a cambiar su actitud.
La actitud y disposición de nuestro corazón son las que Dios toma más en
cuenta. Él comenzará a obrar de forma sobrenatural cuando estos se alinean con
la visión que Dios ha planteado en nosotros. Dios es quien controla su palabra,
nosotros somos los instrumentos. De nosotros depende ser aptos para enviar esa
bella palabra del altísimo.
1 Pedro 34
Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede
de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y
apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios.
"Espíritu suave y apacible" este concepto del carácter nos demuestra esa gran
dulzura que tiene Dios con nosotros. Ser mansos como paloma, ser corderos y a
su vez, incorruptibles, firmes cuál león. Esta es la analogía que nos demuestra el
carácter de un discípulo, de un líder, de un hijo de Dios. Un cordero, un león.
Suave y apacible, pero incorruptible y firme al momento adecuado.
Pero hay un ser que literalmente tiene estas características por nombre, ese es
Jesucristo. Su amor infinito, sus enseñanzas y su forma de ser, es ese modelo que
tenemos que seguir. Vamos que, el ser cristiano implica replicar el carácter del
mismo Cristo. Seguir la vida de Cristo, una vida en comunión con Dios implica
desarrollar su carácter. Esto es el modelo que tenemos que seguir como
Cristianos.
OBRAS
Mateo 141321
Las obras de Cristo son los milagros de fe que él enseñó a sus discípulos. Un
líder debe de ser el primero en poner un pie sobre el agua para enseñarles a sus
discípulos que nada es imposible para el que tiene fe. Un líder debe ser aquel que
está tan cerca de Dios, que él le permite que con su vara separe el mar. Un líder
es aquel que sus obras son las obras del mismo padre. El reflejo de lo que Dios
haría en la tierra. Como los discípulos.
Hechos 515
Como ese Pedro revestido de sabiduría que fue capaz de sanar enfermos con su
sombra, no por ser poderoso, ni por ser divino. Al contrario, por ser imperfecto y
permitir que Dios se glorifique en su debilidad. Es por esto, que sus obras
revelaban actos divinos en la tierra. Porque el espíritu de Dios los revestía de su
gloria.
EJEMPLO
Lucas 412
Juan 8 211
SABIDURÍA
Lucas 22 3945
Desarrollando líderes
Ahora entendemos que para desarrollar líderes, debemos reflejar ese carácter de
Dios en nuestras vidas, reflejando la vida de Jesús en la nuestra, llevando de la
mano a aquel pueblo que depende de alguien que los guíe. No se necesita más