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PRESCRIPCIONES:

VOL.= 40.000 m³ V 3 (Z>X ; Z>Y)


PARQ. 40
Planta pública
5 Árboles monumentales
Sótano 20%

PROGRAMA
1.ÁREA ENSEÑANZA:
Áulas Programables
Aulas no Programables
Espacio de trabajo autónomo

2. ÁREA BIENESTAR
Cafeterías & Comedores
Gimnasios etc.

3. EQUIP. ESPECIALES
Biliotecas, Laboratorios
Auditorios,
Salas de exposición etc

V 1 (X=Y=Z)
V 2 (X>Y ; X>Z)
Conceptos

La arquitectura Inventa conceptos y los materializa transformándolos en espacios físicos y materiales


construidos. Ella se distingue de otros campos por el lenguaje que utiliza: el concreto y el vidrio, el
espacio y la luz, el movimiento y el programa-por oposición a las palabras y a las frases, o a la melodía
y al ritmo, por ejemplo. Lo que distingue el concepto en arquitectura del concepto en filosofía o en
matemáticas es que implica una materialidad.

La capacidad de inventar conceptos se extiende mucho más allá de la filosofía, tal como lo atestiguan
el concepto de montaje cinematográfico de Sergeï Eisenstein, O el ready made de Marcel Duchamp
en las artes plásticas. Estos conceptos hayan o no sido concretizados en obras específicas, han tenido
una influencia determinante en el arte de nuestro tiempo. De modo análogo, conceptos Como la planta
libre De “Le Corbusier o la Casa sin fin de Frederick Kiesler han jugado un papel decisivo en la
evolución de la teoría arquitectónica. La invención de conceptos es lo que hace de la arquitectura una
forma de conocimiento en vez del conocimiento de la forma.

Es arbitrario en consecuencia reducir la arquitectura al simple arte de la construcción: la arquitectura


es el arte de construir conceptos a través de los espacios y de los materiales. Un concepto
arquitectónico no posee sin embargo, materialidad en sí mismo, Y un concepto no debe ser
confundido con el modo en que este es materializado. Se pueden utilizar dos materiales distintos para
expresar el mismo concepto,Pero producirán en cada caso resultados diferentes.

Del mismo modo, la arquitectura no puede (desasociarse) separarse de los procesos y de las
Restricciones que acompañan su ejercicio. Los conceptos arquitectónicos no nacen jamás de una
abstracción, ni de una tabula raza del pensamiento.

Las columnas y los arcos nacen de la gravedad y de las fuerzas físicas; los muros cortinas son el
resultado de una necesidad (protegerse de las intemperie), de la innovación tecnológica y de limitantes
económicas específicas. Los conceptos arquitectónicos siempre están anclados en el ámbito de lo
práctico o de lo “real”.
Arquitectura versus construcción

La arquitectura no es solamente “el juego sabio correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”,
como lo definia Le Corbusier, tampoco es solamente un asunto de contemplación o de comunicación.
Éstos términos pueden también aplicarse otros artefactos o actividades como la escultura y la práctica
del físico culturismo. Una vez más, la arquitectura es el arte de inventar conceptos en el espacio con
materiales. La forma es una derivación: un accesorio. Es la fabricación de conceptos lo que legitima la
arquitectura; y no los edificios funcionales con formas suficientemente atractivas. Para dar un ejemplo:
una bicicleta dotada de un concepto es arquitectura; una catedral desprovista de un concepto no es
sino una construcción.

De la idea preconcebida al concepto


Cuando se encuentra enfrentado la primera vez a un concepto o a un emplazamiento dado, el
arquitecto se forma con frecuencia, una representación mental de lo que podría asemejarse proyecto.
Esto es generalmente una Pre-imagen (una imagen previa), producto de una intuición o de una
imitación inconciente que prefigura el especto final de la construcción. El trabajo del arquitecto
consiste en “deconstruír” esta primera imagen sacando provecho (apelando) da las limitantes
específicas del emplazamiento (lugar), de las oportunidades del programa, de las especificidades (de
singularidades) culturales,etc. Hasta que emerja un concepto nuevo y original, en el que la
pertinencia del concepto inicial se confirme. El concepto se convierte en la idea fundamental que
caracterizará integralmente la intención y la caracterización y la naturaleza del proyecto, desde su
presencia en el espacio urbano en general hasta sus detalles más ínfimos.
Algunas veces, el concepto se acompaña de un diagrama, es decir de una representación abstracta que
representa las fuerzas o los movimíentos que prevalecerán (continuan vigentes) en la definición del
proyecto. Un diagrama no tiene la vocación de representar al “aspecto” del proyecto” sino ilustra el
modo en que este está concebido o lo que puede hacer (alcanzar).

Un concepto no es una forma


Un concepto no es una imagen, ni una forma, ni un partido arquitectónico. Una grilla, por ejemplo,
no es un concepto, no lo es más que un cubo, un eje o un cilindro. Un concepto arquitectónico se
reduce raramente a un solo y único aspecto característico, (esto va en contra de la tipología). Constreñir
(limitar) un programa a la forma de un cubo en el de una esfera es reductor y no representa nada
diferente que un gesto estrictamente formal, a menos a que que una reflexión apropiada, adecuada,
pertinente y una invención -programática o estructural- que se convierta en un concepto original. De
igual manera, una simplificación (esquematización) excesiva de la realidad, que ignore los aspectos más
sutiles de un programa o un sitio (lugar emplazamiento) no puede alcanzar el estatus (la condición) de
concepto.

Multiplicidad

Un concepto se puede originar de una multiplicidad de factores -sitio, programa, clima, calendario,
presupuesto-, que conjuntamente constituyen el contexto en el cual debe inscribirse la invención
conceptual. Un concepto arquitectónico rara vez es un todo, Está siempre compuesto por partes o
componentes, entre las que se cuentan la actividad, la estructura y la forma.

Sin embargo, un concepto no puede sino tener un número limitado de constituyentes; tratar de
expresar cada criterio entre los cientos que entran en la realización de un programa, es matar el
concepto. No se alcanzará nunca un concepto tratando en el mismo nivel los reglamentos, el zoning,
la organización del programa, las membranas del revestimiento, el trazado de las cerámicas de los
baños, las crujías dobles, los vestíbulos de los ascensores, sólo para citar algunos algunas de las
demandas habituales, no van a resultar, sin embargo, es necesario hacer converger todo lo mencionado
anteriormente para reforzar sin desvirtuar el concepto

converger

Los componentes de un concepto

Un concepto , es el momento o el lugar en donde todos los elementos que le componen se


“encuentran” para producir “Arquitectura”; espacio, movimiento y acción son por ejemplo tres
componentes muy diferenciado de la arquitectura que interactuando pueden originar conceptos
arquitectónicos. Al igual que en la filosofía, o en otros campos, los componentes de un concepto, por
diferentes o heterogéneos que sean, no se pueden separar del concepto en si, por poner un ejemplo,
el espacio fluido de Ludwig Mies van der Rohe es un concepto. En su proyecto para Brick Country
House (1923), el concepto consta de dos elementos: sólidos y vacíos. los sólidos son encarnado por
líneas distintas y determinadas. Una versión del plan original rediseñado en 1964 muestra que cada
una de las paredes se muestra con el más mínimo detalle, para resaltar la materialidad y el patrón de
ensamblaje de cada ladrillo. Los vacíos, por otro lado, son representado como un continuum,
indeterminado y fluido. Todas las líneas en los sólidos definen entre ellas porciones de espacio que
involucran la escala humana, para un posible ocupante. El vacío ininterrumpido entre los sólidos
distintos de las paredes sugiere la posibilidad de movimiento libre de los cuerpos en el espacio.

La materialización de los conceptos

Un concepto arquitectónico materializado en ladrillo se distinguirá necesariamente de un concepto


hecho de metal o vidrio. No importa que la Brick Country House de Mies van der Rohe esté inspirada
en pinturas de Theo Van Doesburg o Piet Mondrian, o en las películas de Hans Richter; no importa
si todo comenzó con ladrillos o comenzó con el concepto de espacio fluido. Los ladrillos
inevitablemente se refieren al concepto espacial de Mies van der Rohe. Un material puede desviar o
reforzar un concepto. De la misma manera, materializar un concepto requiere decisiones de diseño
cuidadosas y selectivas, incluso en el proceso para establecer los detalles de un edificio, con el fin de
enfatizar el concepto o incorporarlo con éxito.

Los conceptos en la historia: constantes

Los conceptos arquitectónicos rara vez provienen de la nada. O bien son el resultado de problemas
específicos, o están relacionados con otros conceptos arquitectónicos, ya sean contemporáneos o
transhistóricos: mansiones con patios internos, viviendas colectivas horizontales en damero, puentes
habitados, etc. Porque el tiempo, el espacio y la tecnología definen una parte importante de la
arquitectura, los conceptos evolucionan constantemente para dar lugar a otros conceptos. Los
conceptos de torres, por ejemplo, han evolucionado radicalmente con la invención del ascensor.
Entonces, los conceptos arquitectónicos no existen de manera independiente. Casi siempre están
conectados a los conceptos que los precedieron.

Los conceptos arquitectónicos no duran "eternamente". Dependen de circunstancias específicas. Los


grandes conceptos quemarcaron la era romana y la definieron no se puede reutilizar en la actualidad
(excepto en la forma de una cita histórica o un pastiche sin interés). Rechazar la creencia en una
permanencia histórica no significa, sin embargo, rechazar grandes conceptos. Hay, en arquitectura,
constantes particulares. Un coliseo, una atalaya (una torre) o una basílica, por ejemplo, pueden estar
obsoletas desde el punto de vista programático, pero sus geometrías pueden proporcionar un punto
de partida para nuevas configuraciones espaciales. Por lo tanto, las controversias que rodean la
autonomía de la arquitectura sólo tienen sentido si hacemos una distinción clara entre las constantes
de arquitectura y sus innumerables variables. Estas constantes incluyen la necesidad de estanqueidad
y las leyes de la física (gravedad); en este caso, la estructura, la envolvente y la luz (por ejemplo, la
profundidad máxima de una crujía que permite que la natural pueda penetrar). Las variables conciernen
a casi todo lo demás. Porque la arquitectura como disciplina no ha nacido en un día, sino que ha
evolucionado a través de los siglos y las civilizaciones, los conceptos originales a menudo establecen
un diálogo con sus precedentes históricos. La historia de la arquitectura está jalonada por las grillas y
los tipos. Estos no son conceptos per se, sino funcionan como marcos conceptuales.

Conceptos fundamentales, conceptos generales, conceptos específicos

Los conceptos fundamentales definen la naturaleza de una disciplina. (Por ejemplo, en psicoanálisis,
proyección e inconsciente son conceptos fundamentales, ya que la disciplina no puede existir sin ellos.)
En la arcqitectura, uno encuentra entre los conceptos fundamentales y las envolventes (revestimiento),
la relación de eventos espaciales, la oposición contenido-contexto o, en otro registro, el concepto de
"Tipo", o de grandeza (Bigness) de Rem Koolhaas. Los conceptos generales incluyen pirámides y
laberintos, la planta no planificada de Cedric Price, la planta libre o el paseo arquitectónico de Le
Corbusier, la Endless House de Frederick Kiesler o los "espacios para servidos y servidores" de Louis.
Kahn.

Los conceptos generales pueden ser ajenos (extrinsecos) a la situación arquitectónica particular a la
que se aplican. Por lo tanto, el concepto genérico de superposición de sistemas de puntos, líneas y la
superficie fue independiente de las condiciones programáticas y del sitio original del Parc de la Villette,
pero se adaptó a estas. Por el contrario, un concepto general puede ser intrínseco a una situación dada,
como en el caso de la superposición de las tres capas (inferior, intermedia y superior) del Museo de la
Acrópolis, pero se verá más adelante, para ser aplicado a otras situaciones.

Los conceptos específicos o particulares, finalmente, corresponden a un conjunto preciso de


condiciones dadas, como en el caso de la Villa Malaparte, en Capri.
Nuevos tipos: conceptos retroactivos

Una misión delicada de la arquitectura es desarrollar conceptos relacionados con los nuevos tipos; por
ejemplo, un nuevo tipo de parque, de museo o de ciudad. También hay, en la historia de la arquitectura,
edificios cuya importancia es obvia, pero que no parecen denotar un concepto identificable; estos
edificios hacen posible "inventar" o "descubrir" conceptos a posteriori, a través del trabajo crítico,
como lo evidencian obras como Complejidad y contradicción en la arquitectura (1966) [traducido al
francés como Ambigüedad en Arquitectura] y Aprendiendo de Las Vegas (1972, revisada en 1977)
[Enseñanza de Las Vegas], de Robert Venturi y Denise Scott Brown, La arquitectura de la ciudad
(1984), de Aldo Rossi, o las investigaciones urbanas de Rem Koolhaas en Delirious New York: A
Retroactive Manifesto for Manhattan (1978) [Delirio de Nueva York. Un manifiesto retroactivo para
Manhattan]. El arquitecto -es su calidad de escritor está observando (examinando) una realidad que
existente y articula un concepto original para poder aprehender mejor la realidad y actuar sobre ella.

Conceptos límites

¿Hay conceptos que no son el resultado de un examen cuidadoso de un problema y de sus datos, que
no corresponden a un análisis de los hechos, pero siguen siendo tipo de conceptos?

Entre estos "conceptos límite", uno puede incluir los conceptos analógicos, para los cuales una
imagen o una forma elegida arbitrariamente (como un nido de pájaro o un pepinillo) se transforma,
de una manera literal, en un proyecto arquitectónico; conceptos "débiles", en los que una realidad
demasiado compleja o caótica y resiste la conceptualización; conceptos figurativos, tales como
construcciones en forma de mandalas, cruces o hexágonos; conceptos vagos, intencionalmente
hechos indecisos y cambiantes como los inspirados por la fenomenología; conceptos experienciales,
en los que se conceptualiza la experiencia personal, como Bruce Nauman en el estrecho corredor de
Walk with Contrapposto (1968); los conceptos individuales, que son inseparables de las
idiosincrasias específicas del diseñador, como en el trabajo de Antonio Gaudi; conceptos sintácticos
o formales, basados en reglas formales autodeterminadas; conceptos tipológicos, desarrollados
alrededor de tipos de edificios existentes; e incluso, finalmente, conceptos poéticos, como la
serpiente digiriendo un elefante en El Principito, por Antoine de Saint-Exupery (1943).Todos los
conceptos mencionados anteriormente son conceptos límite, pero se distinguen de las simples
técnicas estéticas o cosméticas. En última instancia, es en la extensión de la virulenta crítica de Marcel
Duchamp a los procesos "retinianos" que encontramos algunos de los conceptos más exigentes:
conceptos que no se basan en los efectos visuales y proyectos arquitectónicos que no se basan
simplemente en el estilo o las imágenes.

Conceptos, perceptos, afectos / Concebidos, percibidos, vividos

A veces los conceptos se confunden con perceptos o percepciones. Las teorías de la percepción no
faltan, especialmente en el trabajo fenomenológico de Merleau-Ponty. Pero la "percepción" implica la
presencia previa de algo colocado frente al observador. La presentación o representación no son
conceptos, ni lo conceptual puede fusionarse en lo experiencial. La disolución de conceptos en
perceptos o afectos es imposible. Tomemos un arco. Se trata de una especie de concepto, ya que
combina un material determinado (piedra, hormigón o acero) con la fuerza de la gravedad para definir
un espacio. Tan pronto como es concebido o construido, el arco ingresa al mundo de la percepción,
es decir, se convierte en un percepto. Dejémoslo ahora decaer. Dejémos que el musgo y la hiedra se
apoderen de él, y su singular efluvio puede despertar una nostalgia romántica en el espectador. Las
ruinas del arco ahora pertenecen al reino de la sensación, la experiencia o el afecto.

Las catedrales góticas, al igual que las iglesias renacentistas, ilustran juegos sofisticados que incluyen
proporciones matemáticas, arcos vertiginosos y mezclas reconocibles de sonidos, ecos, frescura y
aromas de velas e incienso. Son simultáneamente concepto,percepto y afecto. Sin embargo, el afecto
y la percepción de ninguna manera pueden sustituir el concepto. Según la frase atribuida a Spinoza,
"el concepto de perro no ladra". Del mismo modo, el concepto de "arco" no tiene olor. El concepto
y la experiencia son mutuamente excluyentes, pero juntos hacen que la arquitectura sea lo que es.

Concepto, percepto y afecto son las tres partes de un todo que da forma a la arquitectura. Los
conceptos son nuevas formas de entender la arquitectura; los perceptos medios de representarla; y los
afectos son las sensaciones, emociones y deseos engendrados por los primeros dos. Los tres son
necesarios para la existencia de la arquitectura.

Sus vínculos recíprocos se manifiestan con la fuerza de una demostración cuando entro a la basílica
de Santa Sofía, en Estambul, en la oscuridad poblada por los signos religiosos contradictorios del
cristianismo y el Islam, bajo los rayos de una luz difusa y entre los olores del incienso, mezclados con
otros, menos reconocibles. El riguroso concepto arquitectónico del edificio y su percepción
eminentemente reconocible agrega un efecto indefinible. Estos son los tres términos que determinan
su influencia y función en la arquitectura.
Cualquier problema puede abordarse y responderse mediante un gran número de configuraciones
diferentes: en un sitio determinado, doscientas unidades de vivienda pueden, por ejemplo, erigirse en
altura, alinearse en una banda estrecha o incluso configurase como un círculo o un cuadrado. Una vez
elegida la configuración, queda transformarla en un concepto. Varias variaciones son posibles para la
materialización del concepto. Por ejemplo, se puede elegir madera en lugar de ladrillo o vidrio para
construir la formación en un círculo. La estrategia conceptual sigue siendo el denominador común,
pero la forma en que se trata el concepto, dependiendo del material o el color, dará lugar a diferentes
percepciones y afectos.

De la pregunta al concepto

La arquitectura no comienza desde cero. Se inicia a partir de un programa, un sitio, la historia o las
muchas otras limitaciones totalmente dispares que se le presentan al arquitecto al comienzo de un
proyecto. Una arquitectura que es tan autónoma que no tiene un punto de partida exógeno, o que
pretende comenzar desde adentro, es arbitraria. De la misma manera, la arquitectura no depende de
un impulso subjetivo, personal o creativo. Siempre comienza con una cuestión de necesidad, de sitio
o de restricciones. Lo primero y más importante es hacer preguntas y para definir problemas. La
pregunta que se debe hacer va más allá de los meros temas de uso, espacio, presupuesto, materiales,
regulaciones, proyecciones, luz y espacio. Esta pregunta deberá determinar el estado de un proyecto
arquitectónico. Muchas aventuras arquitectónicas han comenzado, en cambio, con un enfoque en las
características extravagantes de un proyecto, generalmente olvidando el concepto arquitectónico como
una forma de enfocarse en las imágenes.

¿Cuál es la pregunta?

Los problemas arquitectónicos importantes tienen la característica de que no se resuelven de una vez
por todas con su resolución particular en un proyecto. La pregunta todavía existe en forma de
gravedad, luz, envolvente, movimiento, repetición, orden de magnitud, sólidos y vacíos, y así
sucesivamente. Estas preguntas generales volverán a aparecer en cada proyecto, formuladas de manera
diferente. Las respuestas específicas no eliminan la pregunta general, que continúa existiendo. Las
respuestas más específicas a una pregunta general, más intimidante se vuelve.
Por ejemplo, las preguntas de acceso y envolvente (entrar a un edificio o proteger de la lluvia) son
preguntas prácticas. Hay varias respuestas posibles, pero la pregunta general siempre permanecerá,
independientemente de las respuestas que pueda dar.

Pseudo-preguntas: preguntas genuinas o preguntas falsas

La calidad de un problema a menudo depende de la calidad de su respuesta. ¿Qué sucede si una


pregunta está mal rplanteada? Hay muchas preguntas falsas en arquitectura. Cuando se le pregunta,
"¿Puede construir tantos metros cuadrados, de acuerdo con las regulaciones de zonificación, a
cualquier precio, para generar tantas rentas?", no puede conducir a respuestas arquitectónicas
elocuentes, incluso si no es necesariamente incompatible con sus propias respuestas. Otra de estas
preguntas falsas también puede ser, por ejemplo: "¿Se puede diseñar este edificio como un icono
excepcional?" No es raro, en muchos concursos de arquitectura, que la pregunta haya sido reformulada
por el arquitecto más relevante. La necesidad de reformular las preguntas malentendidas es lo que hace
que la arquitectura sea una actividad esencial. A veces la pregunta es fundamental: "¿Por qué
necesitamos arquitectura en este caso?" En otras ocasiones, puede no haber una razón convincente
para usar la arquitectura con el fin de responder la pregunta

Cánones y dogmas

"¿Qué tiene de bueno la arquitectura?" ¿Es una casa diseñada por Mies van der Rohe, es Villa Rotonda
de Andrea Palladio, o un refugio de piedra en un paisaje en un rincón perdido de una montaña? Los
estudiantes que harían esta pregunta podrían obtener una respuesta diferente dependiendo de si la
enviarían a Escola do Porto, Portugal o a la Architectural Association de Londres. Incluso
diametralmente opuesta, las respuestas podrían ser igualmente válidas. Las teorías de la arquitectura a
menudo han seguido modelos cuasi religiosos, con sus propios dioses, cánones y dogmas. Pero la
arquitectura no es buena o mala, correcta o incorrecta. Se trata de hacer la pregunta correcta y
responderla con un conjunto coherente de conceptos o ideas. En resumen, la arquitectura tiene
problemas, hace preguntas y, al hacerlo, produce conceptos. La invención de un nuevo concepto
siempre comienza con la determinación de la pregunta arquitectónica correcta..

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