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CITA: Regueiro De Giacomi, Iñaki, El derecho al reconocimiento de la identidad de género de todas las

niñas, niños y adolescentes: a cuatro años de la Ley que abrió el camino a nivel mundial en Derecho a la
identidad de género de niñas, niños y adolescentes. Elementos para comprender y decidir, Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal de México, México D.F., México, en prensa (2017).

El derecho al reconocimiento de la identidad de género de todas las niñas,


niños y adolescentes: a 4 años de la Ley que abrió el camino a nivel
mundial1

Por Iñaki Regueiro De Giacomi2

A Lohana Berkins,
bien alta en el cielo

1. Introducción

2006 fue un año clave en el reconocimiento de derechos de las personas trans, tanto en el mundo
como en Argentina. Ese año los Principios de Yogyakarta”3 fueron redactados por un grupo de
expertos/as, entre quienes se encuentra el Lic. Mauro Cabral, de nacionalidad argentina y una de las
tres voces latinoamericanas en dicho cuerpo. También ese año, la Corte Suprema de Justicia
argentina dictó, como consecuencia del activismo sociojurídico de Lohana Berkins, el señero
precedente “A.L.I.T.T.”4 donde se reconoce estatalmente por primera vez la violación estructural de
derechos de la que es víctima el colectivo travesti transexual.

1
Se agradece el apoyo sostenido y las contribuciones de Mauro Cabral, Eva Alcántara y Eleonora
Lamm. No obstante, tanto las opiniones como los posibles errores y omisiones del presente artículo
corren exclusivamente por cuenta del autor.
2
Correo electrónico: inaki.regueiro@gmail.com.
3
Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con
la orientación sexual y la identidad de género. Los Principios de Yogyakarta no constituyen aún un
tratado internacional, pero se los podría considerar como el punto de partida en todo proceso de
redacción de instrumentos o documentos de derechos humanos relativos a la orientación sexual y
a la identidad de género. En los hechos, son el insumo cotidiano de distintas agencias, comités y
programas de Naciones Unidas, así como de distintos gobiernos a nivel nacional. Los Principios
receptan obligaciones que ya se encuentran en tratados vigentes y pueden ser consultados en la
siguiente página web oficial: http://www.yogyakartaprinciples.org/principles_sp.htm.
4
“Que tampoco debe ignorarse que personas pertenecientes a la minoría que se refiere la
asociación apelante no sólo sufren discriminación social sino que también han sido victimizadas de
modo gravísimo, a través de malos tratos, apremios, violaciones y agresiones, e inclusive con
homicidios. Como resultado de los prejuicios y la discriminación que les priva de fuentes de trabajo,
tales personas se encuentran prácticamente condenadas a condiciones de marginación, que se
agravan en los numerosos casos de pertenencia a los sectores más desfavorecidos de la
Seis años después de que dichos documentos vieran la luz, otro producto jurídico surgió como
consecuencia directa de esos -y otros- esfuerzos militantes: la Ley Nacional de Identidad de
Género de Argentina N° 26.743 (de aquí en más, la “Ley de Identidad de Género”), la cual vino a
cambiar para siempre la historia de la temática que nos ocupa, tanto a nivel nacional como
internacional.

El título de este artículo da cuenta de una realidad: todas las personas, mayores o menores de
edad, poseemos una identidad de género. El desafío que nos ocupa es no excluir a los/as niños/as y
adolescentes trans de esa libertad inalienable de todo ser humano: la de poder expresar nuestra
propia identidad de género y que quienes nos rodean no solo no la combatan, sino que la
reconozcan. En definitiva, no se trata de nuevos conceptos, fenómenos o derechos, sino de la
aplicación del conocido principio de igualdad y no discriminación.

2. La Ley de Identidad de Género y sus derechos

La Ley de Identidad de Género fue promulgada el 23 de mayo de 2012, como corolario de un


proceso político y teórico impulsado, dirigido y llevado a cabo por la comunidad trans argentina. Por
ende, cuenta con la legitimidad que solo tienen las normas que son redactadas por los propios
sujetos cuyas vidas son materia de dicha regulación. Poco después, el 3 de julio de 2012 se
reglamentó la cuestión registral de dicha norma a través del Decreto N° 1007/12. Finalmente, el 20
de mayo de 2015 se dictó el Decreto 903/15, reglamentario del artículo 11, referido al derecho a la
salud trans-específica.

La Ley de Identidad de Género fue la primera del mundo en despatologizar5 el reconocimiento de la


identidad de género. Dos años después siguió el mismo camino Dinamarca6 en 2014; la Ciudad de

población, con consecuencias nefastas para su calidad de vida y su salud, registrando altas tasas
de mortalidad, todo lo cual se encuentra verificado en investigaciones de campo.” Corte Suprema
de Justicia de la Nación, “Asociación Lucha por la Identidad Travesti-Transexual c/ Inspección
General de Justicia” 22 de noviembre de 2006.
5
Como su nombre lo indica, dicho concepto da cuenta de que se prescinde de un diagnóstico
médico.
6
Dinamarca. L 182 Forslag til lov om ændring af lov om Det Centrale Personregister. Disponible en
danés en: http://www.ft.dk/RIpdf/samling/20131/lovforslag/L182/20131_L182_som_fremsat.pdf
México7, Malta8, Colombia9 e Irlanda10 en 2015; y, recientemente, Noruega11 en 2016. De todas
maneras, lamentablemente se siguen sancionado leyes patologizadoras de la identidad de género.
Por ejemplo, la ley boliviana de 201612.

Despatologizar no implica negar la asistencia sanitaria, sino readecuarla y, por otro lado, rechazar
que el diagnóstico13 y el tratamiento sean las llaves sin las cuales no se puede acceder a derechos.
En relación con los servicios de salud mental, los mismos deben estar disponibles a fin de
acompañar la atención a través de servicios de conserjería en los casos en los que fuera
voluntariamente requerido. En otras palabras, consiste en el seguimiento y asesoramiento como un
derecho de la persona a poder plantear inquietudes sobre el tratamiento en cuestión y recibir el
acompañamiento necesario en dicho proceso; o bien un espacio para tratar otras cuestiones propias
de su pasado, presente o futuro no vinculadas necesariamente con el tratamiento buscado. Es decir,
la intervención psiquiátrica y psicológica debe dejar de ser la “guardabarrera” a través de la cual se
accede o no a otros tratamientos o derechos -lo cual es una patologización prohibida tanto por la Ley

7
México. Código Civil para el Distrito Federal. Última reforma publicada en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal: 05 de febrero de 2015. Disponible en: http://www.aldf.gob.mx/archivo-
c9dc6843e50163a0d2628615e069b140.pdf .
8
Malta. Act No. XI of 2015, 14th April, 2015. La influencia de ley argentina puede ser fácilmente
comprobable en el artículo 1º. Disponible en inglés en: http://tgeu.org/wp-
content/uploads/2015/04/Malta_GIGESC_trans_law_2015.pdf .
9
Colombia. Decreto 1227 del 4 de junio de 2015, el cual se encuentra en proceso de análisis por
parte del Consejo del Estado luego de que el ex Procurador General de la Nación Alejandro
Ordóñez presentara una demanda en su contra. Disponible en:
http://wp.presidencia.gov.co/sitios/normativa/decretos/2015/Decretos2015/DECRETO%201227%20
DEL%2004%20DE%20JUNIO%20DE%202015.pdf .
10
Irlanda. Gender Recognition Act 2015. Number 25 of 2015. Disponible en inglés en:
http://www.oireachtas.ie/documents/bills28/acts/2015/a2515.pdf .
11
Noruega. Lov om endring av juridisk kjønn. LOV-2016-06-17-46. Disponible en noruego en:
https://lovdata.no/dokument/LTI/lov/2016-06-17-46.
12
Bolivia. Ley Nº 807 del 21 de mayo de 2016. Disponible en:
http://gacetaoficialdebolivia.gob.bo/index.php/normas/descargar/153699 . Pide un “[e]xamen
técnico psicológico que acredite que la persona conoce y asume voluntariamente las implicaciones
de su decisión.” (art. 8). Asimismo, se veda el acceso a personas menores de edad y a personas
casadas (divorcio forzado). En el artículo 5 puede verse la influencia de la norma argentina.
13
Véase por ejemplo la contradicción en la definición de la Declaración sobre las Personas
Transgénero adoptada por la 66ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (AMM) en
Moscú, Rusia, en octubre 2015: “La AMM afirma que la incongruencia de género no es sí un
trastorno mental, aunque puede producir incomodidad y angustia, lo que se denomina disforia de
género (DSM-5).” Es decir, se cita justamente el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales. Disponible en:
http://www.wma.net/es/30publications/10policies/t13/index.html .
de Identidad de Género como por el artículo 3º de la Ley Nacional de Salud Mental de 201014-, y
pasar a ser un servicio a disposición de quien lo solicite. Y esta solicitud efectivamente ocurre en
muchos casos, dado que la discriminación, la exclusión y la violencia acarrean secuelas traumáticas
para muchas personas, sean o no trans.

Pero solo despatologizar es insuficiente. Por ejemplo, la recientemente adoptada regulación en


materia de identidad de género en Francia establece un proceso judicializado, solo para adultos/as,
y que, si bien no tiene requisitos medicalizados, sí precisa la producción de prueba que acredite la
identidad de género. Dicha ley ha sido criticada por no basarse en la autodeterminación15, valor a
preconizar en esta temática.

Asimismo, la Ley de Identidad de Género argentina desjudicializa el ejercicio de todos los derechos
que contiene, convirtiéndolos en un trámite administrativo (con excepción de los supuestos que
identificaremos expresamente). Es decir, se evitan las demoras, los procedimientos arbitrarios e
invasivos de la intimidad, la inseguridad jurídica (incertidumbre en torno al ejercicio del derecho
dependiendo de la interpretación del/a juez/a que intervenga), los costos, las dificultades en el
acceso a la justicia, la sustitución de la voz y voluntad, etc.

En materia reglamentaria es digna de destacar también la Resolución Conjunta Nº 2 de la Dirección


Nacional de Migraciones y de la Dirección Nacional del Registro Nacional de las Personas
(RENAPER) del año 2012 que extiende el derecho a la rectificación registral a personas extranjeras,

14
En Argentina la identidad de género fue despatologizada en el año 2010 dado que la Ley
Nacional de Salud Mental Nº 26.657 dispuso lo siguiente: “ARTICULO 3° — En el marco de la
presente ley se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes
históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y
mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los
derechos humanos y sociales de toda persona. Se debe partir de la presunción de capacidad de
todas las personas. En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la salud
mental sobre la base exclusiva de: a) Status político, socio-económico, pertenencia a un grupo
cultural, racial o religioso; b) Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación
con valores morales, sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en la
comunidad donde vive la persona; c) Elección o identidad sexual; d) La mera existencia de
antecedentes de tratamiento u hospitalización.” (el destacado no forma parte del original).
15
Transgender Europe (TGEU). France adopts 1st gender recognition law – trans people continue
being judged. Disponible en: http://tgeu.org/france-adopts-1st-gender-recognition-law-trans-people-
continue-being-judged/ .
con prescindencia de que se haya realizado dicha rectificación en el país de nacimiento, o si dicha
posibilidad es allí ilegal, o bien patologizada y/o judicializada16.

La Ley de Identidad de Género fue novedosa, asimismo, al reconocer al derecho a la salud como
parte integrante del derecho al reconocimiento a la identidad de género17 y al incluir a niñas, niños y
adolescentes, cuestión de interés del presente artículo.

Dictar normas y políticas públicas en materia de infancia y adolescencia trans es necesario e


importante. En una encuesta piloto realizada por el gobierno argentino en 201218, 8 de cada 10
encuestados/as manifestó haber expresado socialmente su identidad de género antes de los 17
años. A su vez, una encuesta privada de 2014 da cuenta de que la adolescencia es un período en la
vida de muchas personas trans donde se impone el urgente acompañamiento y apoyo por parte del
Estado19.

Veamos cómo se han regulado los derechos de infancia en otros países. La ley de Malta contempla
el acceso al reconocimiento de la identidad de género de personas menores de 18 años, pero
solamente a través de un proceso judicial. Irlanda, por su parte, directamente lo restringe a personas

16
Se trata de un derecho restringido a personas que tengan o “requieran residencia permanente,
en los términos del artículo 22 de la Ley Nº 25.871, y los que acrediten su condición de refugiados
o resulten ser apátridas y requieran el beneficio de residencia temporaria…”. Excluyéndose así, por
ejemplo, a quienes sin ser refugiados/as o apátridas tengan residencia temporaria.
17
Esto, pese a que una de las iniciativas que tenía en consideración la Cámara de Diputados/as se
desdoblaba en dos proyectos de ley: uno referido a la cuestión registral (Expte. 7644-D-2010), y
otro a la de salud (7643-D-2010). Otra iniciativa unificaba ambas cuestiones (Expte. 8126-D-2010).
18
Pregunta: ¿A qué edad expresó socialmente su identidad de género? Respuestas: Hasta los 12
años 32,5 %; Entre los 13 y los 17 años 47,8 %; Entre los 18 y los 25 años 15,8%; Entre los 26 y
los 35 años 3,8 %. Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Primera Encuesta
sobre Población Trans 2012: Travestis, Transexuales, Transgéneros y Hombres Trans. Informe
técnico de la Prueba Piloto. Municipio de La Matanza, 18 al 29 de junio 2012. Septiembre 2012.
19
“La edad modal del primer intento de suicidio es más baja en hombres (13 años) que en mujeres
(16 años) trans, posiblemente esto esté influenciado por la edad en la que se producen los
cambios hormonales y de caracteres sexuales secundarios durante la pubertad.” En “…cuanto al
nivel educativo […], el valor modal es secundaria incompleta…”. “En el caso de las mujeres trans,
en particular, 6 de cada 10 participantes están vinculadas al trabajo sexual actualmente”. “El
hallazgo principal de este estudio es que dicha ley [de identidad de género] está generando un
impacto positivo en las condiciones y calidad de vida de estas personas, a tan sólo a un año de su
promulgación.” “En todos y cada uno de los ámbitos estudiados, la Ley de Identidad de Género ha
proporcionado un marco legal unificado y ha tenido un impacto positivo para influir en la
disminución de las experiencias de estigma y discriminación así como en el empoderamiento de
esta población.” Fundación Huésped, ATTA y ONUSIDA. Ley de identidad de género y acceso al
cuidado de la salud de las personas trans en Argentina, 2014. Disponible en
http://www.huesped.org.ar/wp-content/uploads/2014/05/OSI-informe-FINAL.pdf.
menores de 18 años (con posibilidad de judicializar el caso entre 16 y 18 años bajo el requisito de la
patologización). Dicho límite de los 18 años lo comparten las regulaciones del D.F. mexicano,
Colombia, Bolivia y Dinamarca. Noruega establece que a partir de los 6 años los/as niños/as podrán
solicitar, junto a sus progenitores/as, el cambio registral de forma despatologizada, sin período de
reflexión obligatorio, y de forma desjudicializada. En materia de tratamientos hormonales, la
Comisión de Derechos Humanos de Australia concluyó en 2015 que debe desjudicializarse en dicho
país el acceso en caso de personas menores de 18 años, lo cual aún no ha ocurrido20. En resumen y
hasta la entrega del presente artículo, solo Argentina y Noruega permiten la rectificación
registral despatologizada y desjudicializada de personas menores de edad.

Pero aún en países con normativa vigente restrictiva existen avances. Recientemente el máximo
órgano judicial español ha declarado la inconstitucionalidad de la exigencia de la mayoría de edad
para solicitar la rectificación registral21. En España también, las Comunidades de Madrid22 y Murcia
han dictado recientemente sendas normas de avanzada en la materia. Dichas normas locales tienen
como antecedente la ley andaluza de 201423 que hacía expresa referencia a los derechos de

20
“To ensure all Australians are treated equally and fairly by the law and government, the following
law reform should occur promptly at a Commonwealth level: […] 2. Alternative options be identified
to the requirement of a Family Court Order for access to hormone treatment for children under the
age of 18 (while continuing to ensure there are adequate safeguards that take into account the
opinion of relevant and appropriate medical practitioners and the views of the young person seeking
treatment).” “A number of parents and clinicians submitted specific recommendations on the current
restrictions to stage two hormone treatment. Numerous submissions proposed that the current
restrictions should be lifted in line with international standards. Waiting for young trans people to
reach the age of 16 is counterproductive to ensuring their optimal health. There is an additional
barrier for young people under the age of 18 years. The Family Court of Australia is required to
approve oestrogen and testosterone treatment in some circumstances. Following the Re Jaime
case it is no longer necessary to seek court authorisation for stage one treatment. However, in the
case of stage 2 treatment, the court will allow the young person to make the decision only if they
are found competent. The cost of obtaining a court order in this context is approximately $30,000.”
Australian Human Rights Commission. Resilient Individuals: Sexual Orientation, Gender Identity &
Intersex Rights. National Consultation Report 2015. Disponible en:
https://www.humanrights.gov.au/sites/default/files/document/publication/SOGII%20Rights%20Repo
rt%202015_Web_Version.pdf .
21
España. Tribunal Supremo (Sala 1ª de lo Civil). Recurso Num.: 1583/2015 de 10 de Marzo de
2016. Disponible en: http://supremo.vlex.es/vid/631536905 .
22
España. Ley 2/2016, de 29 de marzo, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no
Discriminación de la Comunidad de Madrid. Disponible en:
http://www.madrid.org/wleg_pub/secure/normativas/contenidoNormativa.jsf;jsessionid=1FE97DE52
3A1FECF156F8425501AD3E5.p0313335?opcion=VerHtml&idnorma=10412&word=S&wordperfect
=N&pdf=S#no-back-button .
23
España. Ley 2/2014, de 8 de julio de la Comunidad Autónoma de Andalucía. “Se reconoce el
derecho de los y las menores transexuales a desarrollarse física, mental, moral, espiritual y
socialmente en forma saludable y plena, así como en condiciones de libertad y dignidad. Esto
niños/as trans. La norma madrileña afirma que, en “…lugar de establecer prohibiciones que
atentarían contra los derechos de los menores afectados y constituirían un maltrato, o de fijar
barreras de edad que no tienen en cuenta el desarrollo individual de cada menor, se establece un
sistema de atención individualizado y basado en las necesidades específicas de cada menor, y en el
que se provee de los oportunos tratamientos en el momento adecuado en atención a su desarrollo.”

El artículo 6 (titulado “Menores Trans”) establece que “…[l]as personas trans menores de edad
tienen derecho a recibir el tratamiento médico oportuno relativo a su transexualidad.”24 En materia
registral, si bien la rectificación corresponde al procedimiento de la Ley Española 3/2007 de 15 de
marzo, la Comunidad “…obrará teniendo en cuenta que las personas deben ser tratadas de acuerdo
con su identidad de género, la que se corresponde con el sexo al que sienten pertenecer,…” (art. 7).
En materia sanitaria la norma establece que las “…personas trans menores de edad tienen derecho
a recibir tratamiento médico relativo a su transexualidad proporcionado por profesionales pediátricos”
incluyendo el derecho a “recibir tratamiento para el bloqueo hormonal al inicio de la pubertad…” y
“recibir tratamiento hormonal cruzado en el momento adecuado de la pubertad”. Se trata de un
procedimiento desjudicializado, bajo autorización parental, y la negativa de la misma puede ser
“recurrida ante la autoridad judicial”. En estos procedimientos, “…el menor deberá ser oído en
atención a su desarrollo y madurez, siempre si supera los 12 años de edad y su consentimiento

incluye la determinación y el desarrollo de su propia identidad de género” (art. 19.3) “Los menores
sujetos de esta Ley, tienen pleno derecho a recibir la atención sanitaria necesaria para garantizar
el desarrollo equilibrado y saludable de su identidad de género, con especial atención a la etapa de
la pubertad”. (art. 19.6)
24
“Artículo 6.- Menores Trans. 1. Las personas trans menores de edad tienen derecho a recibir de
la Comunidad de Madrid la protección y la atención necesarias para promover su desarrollo
integral mediante actuaciones eficaces para su integración familiar y social en el marco de
programas coordinados de la administración sanitaria, laboral, de servicios sociales y educativa. 2.
Las personas trans menores de edad tienen derecho a recibir el tratamiento médico oportuno
relativo a su transexualidad. La atención sanitaria que se les preste, en tanto que menores, se hará
de acuerdo con lo dispuesto en la Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de protección a la infancia y
la adolescencia, en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del
paciente y de los derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, la
Convención de Derechos del Niño y con atención a lo establecido en los protocolos de las
sociedades médicas y pediátricas internacionales. 3. Los menores de edad trans tienen derecho a
ser oídos y expresar su opinión en atención a su madurez y desarrollo en relación a toda medida
que se les aplique. 4. Toda intervención de la Comunidad de Madrid deberá estar presidida por el
criterio rector de atención al interés superior del menor y dirigida a garantizar el libre desarrollo de
la personalidad del menor conforme a la identidad auto percibida, y a evitar situaciones de
sufrimiento e indefensión. 5. El amparo de los menores en la presente Ley se producirá por
mediación de sus tutores o guardadores legales o a través de servicios sociales de protección de
los menores cuando se aprecie la existencia de situaciones de sufrimiento e indefensión por
negación abusiva de su identidad de género.”
deberá ser recabado de manera clara e inequívoca si supera los 16 años de edad.”25 En
comparación con otras normas dictadas hasta la fecha, la ley madrileña innova al incluir
disposiciones de índole educativa26 sumamente importantes.

Meses después, la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia dictó una norma que contiene
iguales derechos en prácticamente los mismos términos27.

25
“Artículo 14.- Atención sanitaria de menores trans. 1. Las personas trans menores de edad
tienen derecho a recibir tratamiento médico relativo a su transexualidad proporcionado por
profesionales pediátricos. 2. Los menores trans tendrán derecho: a) A recibir tratamiento para el
bloqueo hormonal al inicio de la pubertad, situación que se determinará utilizando datos objetivos
como la medición del nivel de estradiol y testosterona, la velocidad de crecimiento o la madurez de
los ovarios y gónadas, para evitar el desarrollo de caracteres sexuales secundarios no deseados.
b) Y a recibir tratamiento hormonal cruzado en el momento adecuado de la pubertad para
favorecer que su desarrollo corporal se corresponda con el de las personas de su edad, a fin de
propiciar el desarrollo de caracteres sexuales secundarios deseados. Dicho tratamiento se
producirá bajo la autorización de quienes posean la tutela de la persona menor de edad o por
autorización del juez que los sustituya. El protocolo de actuación determinará el procedimiento a
seguir en aquellos casos en que el equipo profesional estime la improcedencia por existir
circunstancias que pongan en riesgo la salud del menor. 3. Sin perjuicio de lo establecido por la
Ley 1/2007, de 21 de febrero, de Mediación Familiar de la Comunidad de Madrid, la negativa de
padres o tutores a autorizar tratamientos relacionados con la transexualidad o a que se establezca
preventivamente un tratamiento de inhibición del desarrollo hormonal, podrá ser recurrida ante la
autoridad judicial cuando conste que puede causar un grave perjuicio o sufrimiento al menor. En
todo caso se atenderá al criterio del interés superior del menor. 4. A los efectos de que conste la
posición o el consentimiento del menor en el procedimiento y de conformidad con la legislación en
materia de los derechos de los pacientes y de protección de los menores, el menor deberá ser oído
en atención a su desarrollo y madurez, siempre si supera los 12 años de edad y su consentimiento
deberá ser recabado de manera clara e inequívoca si supera los 16 años de edad.”
26
“Artículo 23.- Protocolo de atención educativa a la identidad de género.1. La Comunidad de
Madrid elaborara e implantará en todos los centros educativos un protocolo de atención a la
identidad de género en el que se garantice: a) El respeto a las manifestaciones de identidad de
género que se realicen en el ámbito educativo y el libre desarrollo de la personalidad del alumno
conforme a su identidad. Sin perjuicio de que en las bases de datos de la Administración educativa
se mantengan los datos de identidad registrales, se adecuará la documentación administrativa de
exposición pública y la que pueda dirigirse al alumnado, haciendo figurar en dicha documentación
el nombre elegido, evitando que dicho nombre aparezca de forma distinta al que se muestra el
resto de los nombres del alumnado. […] e) El respeto a la imagen física del alumnado trans, así
como la libre elección de su indumentaria. Si en el centro existe la obligatoriedad de vestir un
uniforme diferenciado por sexos, se reconocerá el derecho del alumnado trans a vestir aquel con el
que se sienta más identificado. f) Si se realizan actividades diferenciadas por sexo, se tendrá en
cuenta el sexo sentido por el alumnado, garantizándose el acceso y uso de las instalaciones del
centro de acuerdo con su identidad de género, incluyendo los aseos y los vestuarios.”
27
España. Ley 8/2016, de 27 de mayo de 2016, de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales,
transexuales, transgénero e intersexuales, y de políticas públicas contra la discriminación por
orientación sexual e identidad de género en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Disponible en: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2016-6170 .
Por su parte, en el Distrito Federal de México se ha instaurado un destacable proceso local de
modificación registral despatologizado28 y sin intervención del Poder Judicial. No obstante, hay una
prohibición de acceso expresa tanto para personas menores de 18 años como para extranjeras29.

a. Derechos de infancia en la Ley de Identidad de Género y en el nuevo Código


Civil y Comercial

En primer lugar, es de destacar que los Principios de Yogyakarta ya incluían en el año 2006 una
perspectiva de derechos de infancia. En sus fundamentos se establece que “una consideración
primordial en todas las acciones concernientes a niños y niñas será el interés superior del niño o la
niña y que un niño o una niña que esté en condiciones de formarse un juicio propio tiene el derecho
a expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le afectan, teniéndose debidamente en
cuenta las opiniones del niño o la niña, en función de su edad y madurez;…”. Dicha consideración en
materia de infancia es transversal a todo el documento30.

Siendo que los referidos Principios son, quizá, el antecedente más directo de la Ley de Identidad de
Género, no es de extrañar que esta norma también posea una perspectiva de derechos de infancia.

Asimismo, la Ley de Identidad de Género hace referencia a los “principios de capacidad progresiva e
interés superior del niño o niña de acuerdo con lo estipulado por la Convención sobre los Derechos
del Niño y en la Ley 26.061”. Si bien dichos principios son de aplicación general, la mención expresa
a los mismos en relación con la intervención de jueces/zas y funcionarios/as de Registro Civil
refuerza el reconocimiento de la identidad de género de niñas, niños y adolescentes.

28
Código Civil para el Distrito Federal (México). Última reforma publicada en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal: 05 de febrero de 2015. Artículo 135 Bis. “Se entenderá por identidad de género la
convicción personal e interna, tal como cada persona se percibe así misma, la cual puede
corresponder o no, al sexo asignado en el acta primigenia. En ningún caso será requisito acreditar
intervención quirúrgica alguna, terapias u otro diagnóstico y/o procedimiento para el
reconocimiento de la identidad de género.”
29
“Artículo 135 Quáter. Además de lo señalado en el artículo anterior, para el levantamiento del
acta correspondiente, se deberá cumplir con los siguientes requisitos: I. Ser de nacionalidad
mexicana; II. Tener al menos 18 años de edad cumplidos….”
30
Por ejemplo, el Principio 24.d establece que “[e]n todas las medidas o decisiones concernientes
a niñas y niños, velarán por que un niño o niña que esté en condiciones de formarse un juicio
propio pueda ejercer el derecho de expresar sus opiniones con libertad y que estas sean
debidamente tenidas en cuenta en función de la edad y madurez del niño o la niña;”.
Esto así, ya que el concepto de interés superior del/a niño/a se define como “la máxima
satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías”31. Lo cual incluye, obviamente, el
derecho al reconocimiento de la identidad de género de niños/as y adolescentes, contenido en el
artículo 5º de la Ley de Identidad de Género.

Por otro lado, la mención al principio de capacidad progresiva echa por tierra cualquier intento de
establecer un criterio etario estricto (que por cierto la ley no adopta), por debajo del cual el derecho
al reconocimiento no pueda ser ejercido por una persona menor de edad, o dicho ejercicio se vuelva
gravoso de alguna manera (por el tipo de procedimiento, plazos, costos, etc.). Estando reconocido el
derecho, los agentes estatales deben limitarse a constatar que el/a niño/a o adolescente en cuestión
escoge y reclama el respeto a su identidad de género.

En relación con el concepto de madurez que introduce el artículo 1232 de la Convención sobre los
Derechos del/a Niño/a y el artículo 2633 del Código Civil y Comercial de la Nación, el Tribunal
Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha determinado que el hecho de que
una persona menor de edad concurra hasta un establecimiento público y requiera una prestación es

31
Ley Nº 26.061 de Protección Integral de Derechos de Niñas/os y Adolescentes: “ARTICULO 3°
— INTERES SUPERIOR. A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior de
la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y
garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar: a) Su condición de sujeto de
derecho; b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea tenida
en cuenta; c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y
cultural; d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones
personales; e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las
exigencias del bien común; f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las
niñas, niños y adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su
existencia. Este principio rige en materia de patria potestad, pautas a las que se ajustarán el
ejercicio de la misma, filiación, restitución del niño, la niña o el adolescente, adopción,
emancipación y toda circunstancia vinculada a las anteriores cualquiera sea el ámbito donde deba
desempeñarse. Cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las niñas, niños y
adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos, prevalecerán los primeros.”
(el destacado no forma parte del original).
32
“1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio
el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose
debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño. 2. Con tal
fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o
administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un
órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional.”
33
“La persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales. No
obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que
le son permitidos por el ordenamiento jurídico.”
prueba de madurez (“…no parece posible ignorar que si un o una joven menor de edad resuelve
acudir a un establecimiento público de salud para asesorarse sobre el tema que nos ocupa, lo hace,
en principio, a partir de un grado maduro de discernimiento”)34.

Es de destacar que sin el reconocimiento de la identidad de género se coartan todos los demás
derechos en un contexto clave de crecimiento y formación: la niñez y adolescencia (a nivel
educativo, de salud, de educación, de contención familiar y social en un ambiente libre de
discriminación y violencia, de conformación de horizontes, perspectivas, personalidad, plan de vida,
etc.).

Al establecer como requisito el consentimiento y expresa conformidad de la propia niña, niño o


adolescente (conf. arts. 2, 5, 11 y 12), la Ley de Identidad de Género veda toda posibilidad de que se
ejerza cualquiera de los derechos enumerados si no es como consecuencia de un pedido expreso
que sea promovido y refleje la voluntad del/a niño/a o adolescente en cuestión.

En agosto de 2015 entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial que, además de ratificar35 el
principio desjudicializador de la Ley de Identidad de Género, contiene un artículo de interés particular
a la materia que nos ocupa. El artículo 2636 introdujo un cambio de relevancia al ampliar el ejercicio

34
Se trata de un precedente en materia de salud sexual y reproductiva. Tribunal Superior de
Justicia de la C.A.B.A. “Liga de amas de casa, consumidores y usuarios de la República Argentina
y otros c/ GCBA s/ acción declarativa de inconstitucionalidad.” 14/10/2003. Voto del Dr. Casás.
35
“ARTICULO 69.- Cambio de nombre. El cambio de prenombre o apellido sólo procede si existen
justos motivos a criterio del juez. Se considera justo motivo, de acuerdo a las particularidades del
caso, entre otros, a: a) el seudónimo, cuando hubiese adquirido notoriedad; b) la raigambre
cultural, étnica o religiosa; c) la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera
sea su causa, siempre que se encuentre acreditada. Se consideran justos motivos, y no
requieren intervención judicial, el cambio de prenombre por razón de identidad de género y
el cambio de prenombre y apellido por haber sido víctima de desaparición forzada, apropiación
ilegal o alteración o supresión del estado civil o de la identidad.” (el destacado no forma parte del
original).
36
“ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de
edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales. No obstante, la que cuenta con
edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son permitidos por el
ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales,
puede intervenir con asistencia letrada. La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en
todo proceso judicial que le concierne así como a participar en las decisiones sobre su persona. Se
presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto
de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan
un riesgo grave en su vida o integridad física. Si se trata de tratamientos invasivos que
comprometen su estado de salud o está en riesgo la integridad o la vida, el adolescente debe
prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se
de los derechos por la persona menor de edad en materia de salud, en consonancia con el principio
de autonomía o capacidad progresiva de niñas/os y adolescentes. Por ende, este artículo contiene
una interpretación armónica entre la Ley de Identidad de Género y el artículo 26 del Código
Civil y Comercial de la Nación en línea con lo ordenado en los artículos 1º y 2º de dicho
Código37. Dicho consenso fue arribado en la Mesa de Trabajo sobre el Nuevo Código Civil y
Comercial y los derechos sexuales llevada a cabo los días 10, 18 y 23 de noviembre de 2015 en el
Ministerio de la Salud de la Nación (que luego se plasmara en la Resolución Nº 65/201538 de la
Secretaría de Salud Comunitaria, publicada en el Boletín Oficial el día 8 de enero de 2016).

A continuación, pasaremos a enumerar los derechos incluidos en Ley de Identidad de Género. Es de


destacar que dichos derechos son autónomos (es decir, ninguno es requisito para el ejercicio de
otro) y todos a su vez integran el reconocimiento de la identidad de género.

b. El derecho al trato conforme a la identidad de género

Se encuentra regulado en el artículo 12 de la ley, titulado “trato digno”. Consiste en erradicar la


violencia que implica, en los casos donde no se haya efectuado una modificación registral, ser
identificado/a por un nombre, sexo o imagen que no se corresponda con la propia identidad de
género. Esto incluye referencias verbales, escritas o de cualquier otra índole. Y se aplica tanto a
entidades públicas (hospital, escuela, ministerio, etc.) como privadas (hospital, escuela, obra social,
etc.)

resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las
consecuencias de la realización o no del acto médico. A partir de los dieciséis años el adolescente
es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.”
37
“ARTICULO 1°.- Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos
según las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de
derechos humanos en los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad
de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados
se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a
derecho.
ARTICULO 2°.- Interpretación. La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus
finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos
humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento.”
38
Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/255000-
259999/257649/norma.htm .
Esta solicitud debe ser atendida sin trámite previo alguno ya que la mera expresión desprovista de
cualquier grado de formalidad es suficiente. Es de esperar, no obstante, que ante determinadas
dependencias o supuestos, exista la posibilidad de que sea necesario algún tipo de tramitación o
registro para futuras ocasiones. No obstante, esto no debe ser un obstáculo para el acceso a este
derecho y no debería ser tampoco una carga que deba soportar la persona (en tiempo, dinero,
esfuerzos, etc.) La ley no establece pasos o requisitos algunos, lo cual se contrapone al derecho que
pasaremos a explicar a continuación, que sí requiere necesariamente la sustanciación de un
expediente administrativo ante el Registro Civil.

El respeto de este derecho no requiere el asentimiento de padres, madres o tutores/as.

Sobre este derecho existen numerosos precedentes locales en todo el país, como la Ley Nº 3.062 de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del año 2009 (que comprende lo dispuesto por la pionera
Resolución del Ministerio de Educación del año 2003 N° 122/0339 y la Resolución N° 2272/07 del
Ministerio de Salud de dicha jurisdicción) y la Resolución Nº 2359/07 del Ministerio de Salud de la
Provincia de Buenos Aires.

c. El derecho a la rectificación registral conforme a la identidad de género

Se trata de un derecho regulado en los artículos 1, 3, 4 y 5 de la citada ley. Consiste en la


modificación registral de los datos referidos al nombre y sexo de la persona, con la consecuente
expedición de una nueva acta de nacimiento. En razón de dicho cambio, ha de expedirse nueva
documentación personal que se condiga con el mismo, comenzando con el Documento Nacional de
Identidad (D.N.I.). El trámite de rectificación se concreta ante el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas donde se domicilie la persona (que puede o no coincidir con su lugar de
nacimiento). Posteriormente, el Registro Nacional de las Personas (RENAPER) expide un nuevo
D.N.I. y realiza de oficio notificaciones a los siguientes organismos: la Administración Federal de
Ingresos Públicos (AFIP), la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), la Cámara
Nacional Electoral (CNE) y la Inspección General de Justicia (IGJ). Posteriormente, y a petición del/a
interesado/a, demás entes públicos o privados deben rectificar sus registros y expedir nueva

39
Tanto la Ley Nº 3.062 como esta Resolución son consecuencia del activismo de Lohana Berkins.
documentación (por ejemplo, carnet de obra social, licencia de conducir, certificado de discapacidad,
tarjeta de débito, etc.) En definitiva, toda documentación que requiera la inclusión de los datos objeto
de la rectificación debe reflejar solamente los nuevos asientos concordantes con la identidad de
género de la persona.

Realizada una rectificación, la Ley de Identidad de Género contempla que toda posterior rectificación
debe judicializarse. Los motivos de esta limitación no fueron explicitados durante el debate de la ley
y no responden a la posición del activismo trans involucrado en la redacción de la norma.

En el caso de personas menores de 18 años, se incluye la intervención de un/a Abogado/a del/a


Niño/a. Dicho concepto había surgido en el ordenamiento argentino en el año 2005 en la Ley N°
26.061 (“de Protección Integral de Niños/as y Adolescentes”)40 al establecer que ha de designarse
dicho letrado/a en todo expediente judicial o administrativo donde los intereses y/o derechos de un/a
niño/a o adolescente se encuentren involucrados. Dicho/a profesional debe garantizar
exclusivamente la expresión y defensa de la voluntad del/a niño/a o adolescente y, en caso de no
contar con patrocinio particular, debe ser designado por el Estado. Dicha garantía fue asimismo
reforzada por el artículo 26 del Código Civil y Comercial: “En situaciones de conflicto de intereses
con sus representantes legales, [el/a niño/a o adolecente] puede intervenir con asistencia letrada.”

Si bien la Ley de Identidad de Género requiere la autorización expresa de todas las personas que
ejerzan la responsabilidad parental41, por expresa disposición del artículo 645 del Código Civil y

40
“ARTICULO 27. — GARANTIAS MINIMAS DE PROCEDIMIENTO. GARANTIAS EN LOS
PROCEDIMIENTOS JUDICIALES O ADMINISTRATIVOS. Los Organismos del Estado deberán
garantizar a las niñas, niños y adolescentes en cualquier procedimiento judicial o administrativo
que los afecte, además de todos aquellos derechos contemplados en la Constitución Nacional, la
Convención sobre los Derechos del Niño, en los tratados internacionales ratificados por la Nación
Argentina y en las leyes que en su consecuencia se dicten, los siguientes derechos y garantías: a)
A ser oído ante la autoridad competente cada vez que así lo solicite la niña, niño o adolescente; b)
A que su opinión sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a una decisión que
lo afecte; c) A ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niñez y
adolescencia desde el inicio del procedimiento judicial o administrativo que lo incluya. En
caso de carecer de recursos económicos el Estado deberá asignarle de oficio un letrado que
lo patrocine;…” (el destacado no forma parte del original).
41
“ARTICULO 5° — Personas menores de edad. […]Cuando por cualquier causa se niegue o sea
imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as representantes legales del menor de
edad, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan,
teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo
Comercial42 bastaría con el asentimiento para el trámite de al menos uno/a de los/as padres, madres
o tutores/as dado que se presume que existe asentimiento del/a o de los/as restantes. Ante la falta
de asentimiento por parte de al menos uno/a de ellos/as -o en caso de que un/a progenitor/a se
exprese en contra-, el caso ha de judicializarse. La ley adopta este criterio a fin de que sea el/a
juez/a quien otorgue en forma supletoria la autorización parental faltante al pedido en cuestión.

d. El derecho a la salud

La garantía del acceso a prácticas médicas trans-específica es parte del derecho a la salud integral
interpretada como el “…estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades”43) y se encuentra receptado en el artículo 11 de la Ley de
Identidad de Género. Por ende, los centros de salud deben contar con servicios especializados y,
asimismo, debe revertirse activamente la histórica exclusión del sistema de salud que padecen las
personas trans.

Los tratamientos deben enmarcarse en la relación médico/a-usuario/a, y, consecuentemente, en las


normas y requisitos que la rigen. Lo mismo ha de ocurrir si existen otras profesiones o disciplinas
involucradas. Ningún requisito extraordinario debe ser aludido a fines de condicionar el acceso a
este derecho, como ser la patologización a través del diagnóstico y/o tratamiento psicológico o
psiquiátrico. Es de aplicación, entonces, el procedimiento relativo al otorgamiento del
consentimiento libre, pleno, esclarecido y continuado, y demás contenidos de la Ley de
Derechos del/a Paciente (Nº 26.529).

con lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección
integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes.” (el destacado no forma parte del original).
42
“ARTICULO 645.- Actos que requieren el consentimiento de ambos progenitores. Si el hijo tiene
doble vínculo filial se requiere el consentimiento expreso de ambos progenitores para los
siguientes supuestos: a) autorizar a los hijos adolescentes entre dieciséis y dieciocho años para
contraer matrimonio; b) autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de
seguridad; c) autorizarlo para salir de la República o para el cambio de residencia permanente en
el extranjero; d) autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por sí; e)
administrar los bienes de los hijos, excepto que se haya delegado la administración de conformidad
con lo previsto en este Capítulo. En todos estos casos, si uno de los progenitores no da su
consentimiento o media imposibilidad para prestarlo, debe resolver el juez teniendo en miras el
interés familiar. Cuando el acto involucra a hijos adolescentes, es necesario su consentimiento
expreso.”
43
Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), adoptada por la
Conferencia Sanitaria Internacional, Nueva York, 1946.
Los tratamientos son prácticas médicas a las cuales las personas tienen derecho a acceder y, por
ende, deben ser garantizadas en el marco exclusivo del sistema de salud. Esto previene que otras
prácticas sean llevadas a cabo en forma clandestina e insegura, como ocurre hasta ahora en
muchos casos y puede provocar lesiones y muertes en muchos/as adultos/as y niños/as44 trans.
Estos fenómenos son la consecuencia directa de la exclusión y la ausencia del Estado, por lo que es
particularmente relevante para el caso de personas pobres.

La centralidad que tiene este aspecto en la vida de muchas personas trans se traduce en que no
poder acceder a estos tratamientos en forma segura y con el seguimiento correspondiente, implica
un perjuicio mayúsculo.

En aplicación del artículo 26 del Código Civil y Comercial, entre los 16 y los 18 años “…el
adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio
cuerpo.” El concepto de “cuidado de su propio cuerpo” se vincula al tema que nos ocupa, porque el
propio cuerpo no puede ser otro que el que se corresponda con la propia identidad de género del
adolescente. De esta manera, el nuevo Código innova y baja el límite etario de la Ley de Identidad
de Género -mayoría de edad: 18 años- al de los 16 años en los casos en los cuales un tratamiento
médicamente prescripto encuadre dentro de la referida categoría de cuidado del propio cuerpo.

Así lo interpreta la Resolución Nº 65/201545 de la Secretaría de Salud Comunitaria del Ministerio de


Salud de la Nación en los siguientes términos: “…debe entenderse en general y en relación a las
tensiones que pudieran presentarse en la lectura conjunta de ambas normas [-la Ley de Identidad de
Género y el Código Civil y Comercial-], que los procedimientos que prevé la LDIG y sus decretos

44
“Respecto de la práctica de inyecciones de siliconas líquidas o aceites siliconados para inducir
formas de mamas y caderas femeninas, debemos señalar que es una práctica sistemática a la que
recurren casi la totalidad de las travestis, con la rara excepción de alguna que alcanza desarrollo
mamario suficiente con la autoadministración de grandes cantidades de hormonas desde edades
tan tempranas como los diez años.” Lavarello, Damián y Equipo del Centro de Salud Las Flores -
Secretaría de Salud Pública. Algunos problemas de salud de la población travesti en Área de
Diversidad Sexual Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, Santa Fe,
Argentina. Ministerio de Salud de la Nación Argentina. Aportes para la atención de la salud integral
de personas trans desde una perspectiva local. Experiencia Rosario 2006 – 2011. El destacado no
forma parte del original.
45
Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/255000-
259999/257649/norma.htm
reglamentarios son constitutivas del cuidado del propio cuerpo (CCyC, art. 26 último párrafo) a partir
de la noción según la cual la identidad de género necesariamente se encarna en el sentir autónomo
de un cuerpo como propio.” En otras palabras, “…los procedimientos (Terapia de Hormonación e
Intervenciones quirúrgicas de modificación corporal y genital) hacen a la vivencia sentida del
género.” “Dado que se considera que las prácticas de modificación corporal relacionadas con la
identidad auto-percibida son prácticas de cuidado del propio cuerpo, reguladas en el art. 26 del
CCyC, se descarta la aplicación del criterio etario de la ley especial (LDIG), en pos de una
armonización constitucional y convencional de los criterios para la presunción de capacidad de
adolescentes. Por ello, la interpretación normativa de acuerdo con los principios constitucionales pro
persona y pro minoris, implica preferir la aplicación del artículo 26 del CCyC que resulta más
protectorio del ejercicio de los derechos de NNyA.” En resumen: “… se considera que a partir de los
16 años, existe equiparamiento a la mayoría de edad para este tipo de prácticas.”

Entre los 13 y los 16 años, se presume que el adolescente “…tiene aptitud para decidir por sí
respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o
provocan un riesgo grave en su vida o integridad física”46 (conf. art. 26 Código Civil y Comercial). Es
decir que, salvo prueba en contrario, no es necesario el asentimiento de quien ejerza la
responsabilidad parental.

En los casos donde el equipo tratante considere que el tratamiento médicamente prescripto al
adolescente de entre 13 y 16 años efectivamente resulta invasivo y además compromete su estado
de salud o provoca un riesgo grave en su vida o integridad física, “…el adolescente debe prestar su
consentimiento con la asistencia de sus progenitores.”47 La citada Resolución Nº 65/2015
considera a las intervenciones quirúrgicas como uno de los ejemplos que cumplen dicho criterio y
que, por ende, en esta franja etaria (13-16) deben solicitarse “…únicamente con la asistencia de
personas que ejerzan roles de cuidado y acompañen el proceso.” No obstante, la Resolución

46
El destacado no forma parte del original.
47
“Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la
integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus
progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la
base de la opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico.”
(conf. artículo 26 del Código Civil y Comercial) El destacado no forma parte del original.
consideró que “…no debe entenderse de forma restringida el concepto de progenitores, sino con un
criterio amplio que incluya a personas que ejerzan roles de cuidado formal o informalmente.”

Si en estos casos al menos uno/a48 de los/as progenitores/as no brindaran su asentimiento a la


práctica consentida por el adolescente de entre 13 y 16 años, dicho conflicto debe resolverse
“…teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las
consecuencias de la realización o no del acto médico.”49 Es dable interpretar que quien resuelve en
ese caso es un/a juez/a.

La citada Resolución Nº 65/2015 establece que “solo aquellas [prácticas] que sean consideradas
“invasivas que ponen en riesgo la salud”, deban requerir que las/os adolescentes entre 13 y 16 años,
sean asistidos por quienes ejerzan roles de cuidado.” Es decir, los requisitos de invasividad y puesta
en riesgo de la salud o la vida son acumulativos. “El criterio de “invasividad” utilizado por el artículo
26 CCyC debe interpretarse como tratamientos de “gravedad que impliquen riesgo para la vida o
riesgo grave para la salud”.” Se considerará que los tratamientos son “invasivos que afecten la
salud” “en el caso de que la evidencia científica muestre que existe riesgo de afectación grave del
estado de salud general de la persona, es decir de resultar consecuencias lesivas o no deseadas
que resulten graves para la salud o la integridad de la persona.”

En relación con la interpretación del artículo 26 del Código Civil y Comercial en esta franja etaria (13-
16 años) la citada Resolución Nº 65/2015 ha establecido que “…se descarta cualquier tipo de
intervención judicial o representación técnica (Abogado del niño) en el proceso de consentimiento de
estas prácticas.”

Finalmente, en el caso de niños/as menores de 13 años y si bien la Ley de Identidad de Género


requiere la autorización expresa de todas las personas que ejerzan la responsabilidad parental50, por

48
Por aplicación del artículo 645 del Código Civil y Comercial de la Nación ya citado.
49
Conf. artículo 26 del Código Civil y Comercial.
50
“ARTICULO 5° — Personas menores de edad. […]Cuando por cualquier causa se niegue o sea
imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as representantes legales del menor de
edad, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan,
teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo
con lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección
integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes.” (el destacado no forma parte del original).
expresa disposición del artículo 645 del Código Civil y Comercial51 bastaría con el asentimiento de al
menos uno/a de los/as padres, madres o tutores/as dado que se presume que existe asentimiento
del/a o de los/as restantes. Ante la falta de asentimiento por parte de al menos uno/a de ellos/as -o
en caso de que un/a progenitor/a se exprese en contra-, el caso debe judicializarse. La ley adopta
este criterio a fin de que sea el/a juez/a quien otorgue en forma supletoria la autorización parental
faltante al pedido en cuestión.

Existen dos tratamientos específicos expresamente regulados en forma no taxativa: terapia


hormonal e intervención quirúrgica.

La terapia hormonal se brinda en el marco de un tratamiento endocrinológico a fin de que una


persona pueda adecuarse a la vivencia personal de su cuerpo, en función de una decisión libre y
autónoma. El decreto reglamentario define a los tratamientos hormonales integrales como:
“…aquellos que tienen por finalidad cambiar los caracteres secundarios que responden al sexo
gonadal, promoviendo que la imagen se adecue al género autopercibido. Todos los productos deben
estar aprobados por la ADMINISTRACION NACIONAL DE MEDICAMENTOS, ALIMENTOS Y
TECNOLOGIA MEDICA (ANMAT).”52

Por otro lado, la intervención quirúrgica es la posibilidad -no la obligación- de que una persona
modifique total o parcialmente su apariencia o función corporal a través de medios quirúrgicos o de
otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida. El decreto reglamentario enumera las
siguientes prácticas: “… Mastoplastía de aumento, Mastectomía, gluteoplastía de aumento,
Orquiectomía, Penectomía, Vaginoplastía, Clitoroplastía, Vulvoplastía, Anexohisterectomía,

51
“ARTICULO 645.- Actos que requieren el consentimiento de ambos progenitores. Si el hijo tiene
doble vínculo filial se requiere el consentimiento expreso de ambos progenitores para los
siguientes supuestos: a) autorizar a los hijos adolescentes entre dieciséis y dieciocho años para
contraer matrimonio; b) autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de
seguridad; c) autorizarlo para salir de la República o para el cambio de residencia permanente en
el extranjero; d) autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por sí; e)
administrar los bienes de los hijos, excepto que se haya delegado la administración de conformidad
con lo previsto en este Capítulo. En todos estos casos, si uno de los progenitores no da su
consentimiento o media imposibilidad para prestarlo, debe resolver el juez teniendo en miras el
interés familiar. Cuando el acto involucra a hijos adolescentes, es necesario su consentimiento
expreso.”
52
Decreto 903/2015.
Vaginectomía, Metoidioplastía, Escrotoplastía y Faloplastía con prótesis peneana, resultando la
presente enumeración de carácter meramente enunciativo y no taxativo.53”

En materia de personas menores de 18 años, la Ley de Identidad de Género ordena que todas las
intervenciones quirúrgicas sean judicializadas, haya o no asentimiento de quienes ejerzan la
responsabilidad parental. No obstante, en atención a lo dispuesto en el artículo 26 del Código Civil y
Comercial se entiende que la judicialización regirá solamente para las personas menores de 13 años
y, entre los 13 y los 18 años, regirá lo prescripto por dicho artículo, incluyendo el cumplimiento de los
requisitos ya enunciados.

La ley de Identidad de Género derogó el inciso 4° del artículo 19 de la ley 17.132 del año 1967 (de
ejercicio de la medicina) que establecía el requisito de la autorización judicial en casos de
intervención quirúrgica de adultos/as.

3. Comentarios finales: las deudas por delante

La Ley de Identidad de Género argentina es producto del activismo trans y un ejemplo de que desde
Latinoamérica se puede marcar un hito pionero a nivel internacional.

Pero aún resta mucho por hacer: derribar prejuicios, garantizar el ejercicio de estos derechos
humanos y extender la protección de los mismos a nivel internacional. Mientras escribo este artículo
el Senado chileno está debatiendo sobre los estándares de derechos humanos referidos, en el
marco del tratamiento en comisión de un proyecto de ley de identidad de género54.

A nivel de los sistemas de protección existen recurrentes pronunciamientos sobre derechos de


personas transgénero, extremo impensable hace solamente una década. No obstante, el foco sigue
estando puesto, por lo general, en revertir las gravísimas situaciones de violencia que no cesan o en
referencias a la discriminación contra el colectivo LGBTI como término genérico55. Tal es así que un

53
Decreto 903/2015.
54
Chile. Senado. Boletín 8924-07. Fecha de Ingreso: 7 de mayo de 2013.
55
Ejemplo reciente de ello a nivel interamericano es la Resolución AG/RES. 2887 (XLVI-O/16)
aprobada en la segunda sesión plenaria de la Asamblea General de la Organización de Estados
Americanos (OEA), celebrada el 14 de junio de 2016. Allí se decide condenar “….todas las formas
tratado sobre estos derechos continúa formando parte de un horizonte lejano, tanto a nivel europeo,
africano, interamericano o universal. Existe, en definitiva, toda una gama de conquistas que hacen a
la vida digna de las personas trans que, con excepción de ciertos casos nacionales como el
analizado, no es abordada con la especificidad y contundencia debidas.

Y aún en peor situación se encuentran estos derechos en relación con niñas, niños y adolescentes,
verdaderos/as rehenes en una guerra de debates teóricos e ideológicos de los/as adultos/as. Creo
que el escándalo moral continúa siendo el principal obstáculo para revertir el tabú de siquiera
concebir la existencia de estas personas. Pero, pese a todos los pronósticos y aún en la extrema
vulnerabilidad que implica la infancia en situación de violencia y discriminación, estos/as niños/as y
adolescentes hacen oír su voz frente a familias, Estados, abogados/as, docentes, jueces/zas y
médicos/as. Pero por cada uno/a de los/as pocos/as que lo logran, existe una enorme mayoría
silenciosa presa de este olvido criminal, sin importar el país del que se trate.

Queda en manos de todos/as nosotros/as la respuesta en política pública que daremos hoy.

de discriminación por motivos de orientación sexual e identidad o expresión de género, e instar a


los Estados miembros, dentro de los parámetros de las instituciones jurídicas de sus
ordenamientos internos, a que eliminen, ahí donde existan, las barreras que enfrentan las
personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGTBI) en el acceso equitativo a la
participación política y otros ámbitos de la vida pública, así como evitar interferencias en su vida
privada, alentando a los Estados Miembros que consideren la adopción de políticas públicas contra
la discriminación de personas a causa de orientación sexual e identidad o expresión de género.”,
así como “…los actos de violencia y las violaciones de derechos humanos a causa de orientación
sexual e identidad o expresión de género…”.
ANEXO
Resolución Nº 65/201556 de la Secretaría de Salud Comunitaria del
Ministerio de Salud de la Nación (parte pertinente)
Mesa de Trabajo57: Nuevo Código Civil y Comercial. Lectura desde los Derechos Sexuales y
los Derechos Reproductivos. 10, 18 y 23 de noviembre de 2015

4. LA LEY DE DERECHO A LA IDENTIDAD DE GÉNERO Y EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL


4.1 Consideraciones generales para una interpretación no restrictiva

El art. 2 del CCyC [Código Civil y Comercial], ya citado, establece la interpretación


constitucionalizada de las normas asociadas a la disposición del cuerpo en el marco de los
tratamientos para afirmar el género, por consiguiente, deben ser interconectadas con los estándares
internacionales para la accesibilidad al ejercicio de derechos, reconocimiento de la personalidad
jurídica, la obligación estatal de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violencias de género, para proteger a todas las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales,
Transgénero (en adelante, LGBT) e intersexuales.

La identidad de género no se corresponde ni con un determinismo biológico (anclado en la linealidad


sexo, género y sexualidad) ni cultural (según el cual hay una distribución de características o
atributos sociales entre mujeres y varones dada la asignación de roles en la sociedad). La identidad
de género es expresión de una serie de prácticas de normas o pautas contingentes, situadas
históricamente y variables. La persona se construye en su identidad de género en el mismo instante
en que asume su género. No hay identidad de género previa al sujeto ni tampoco inmutable sino que
hay posibilidad de dispersión en las diferencias de género.

La Ley de identidad de género (en adelante, LDIG) considera que la identidad de género es la
vivencia —interna e individual— del género (art.2). No hay una definición de género en sí misma
sino asociada con la construcción de la identidad que la persona hace mediante su vivencia, o que
es lo mismo, la ley asume que el género se construye en los actos que tienen lugar a partir de las
relaciones sociales, la vivencia autónoma, y propia. Esa vivencia se vuelve materia en y para el
cuerpo. No es posible desligar la “identidad” del “género” (porque cada persona se vuelve inteligible
cuando se le es reconocido un género relacional) y tampoco el género de la vivencia corporal. La
identidad, en este aspecto, puede estar correspondida por el sexo asignado al nacer o por la
vivencia personal del cuerpo o puede prescindir del sexo atribuido.

Por otro lado, la LDIG fija un modelo no patologizante de género; potencia la autodeterminación de
género de las personas; ilustra posibles maneras de afectar el cuerpo mediante la expresión de la
identidad de género escogida libremente; acierta en definir que la despatologización no es
desmedicalización del cuerpo y su expresión identitaria.
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Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/255000-
259999/257649/norma.htm
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Integrada por Victoria Cattaneo; Sonia Ariza Navarrete; Paola Bergallo; Silvia E. Fernández;
Verónica Gonzalez Bonet; Gustavo Gallo; Marisa Herrera; Victoria Keller; Eleonora Lamm;
Constanza Leone; Emiliano Litardo; Nelly Miyersky; Mercedes Monjaime; Ofelia Musacchio; e Iñaki
Regueiro de Giacomi.
Por todas estas razones, debe entenderse en general y en relación a las tensiones que pudieran
presentarse en la lectura conjunta de ambas normas, que los procedimientos que prevé la LDIG y
sus decretos reglamentarios son constitutivas del cuidado del propio cuerpo (CCyC, art. 26 último
párrafo) a partir de la noción según la cual la identidad de género necesariamente se encarna en el
sentir autónomo de un cuerpo como propio.

4.2 Efectos de una lectura conjunta de la LDGI y el CCyC en relación a los criterios etarios
utilizados por ambas normas

Dado que se considera que las prácticas de modificación corporal relacionadas con la identidad
auto-percibida son prácticas de cuidado del propio cuerpo, reguladas en el art. 26 del CCyC, se
descarta la aplicación del criterio etario de la ley especial (LDIG), en pos de una armonización
constitucional y convencional de los criterios para la presunción de capacidad de adolescentes. Por
ello, la interpretación normativa de acuerdo con los principios constitucionales pro persona y pro
minoris, implica preferir la aplicación del artículo 26 del CCyC que resulta más protectorio del
ejercicio de los derechos de NNyA [niñas, niños y adolescentes].

En este sentido, el mismo art. 13 de la LDIG afirma que:

“Toda norma, reglamentación o procedimiento deberá respetar el derecho


humano a la identidad de género de las personas. Ninguna norma,
reglamentación o procedimiento podrá limitar, restringir, excluir o suprimir el
ejercicio del derecho a la identidad de género de las personas, debiendo
interpretarse y aplicarse las normas siempre a favor del acceso al mismo.”

De acuerdo al art. 26 del CCyC, corresponde interpretar que a partir de los 16 años el adolescente,
equiparado a un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo, puede
peticionar los procedimientos que habilita la LDIG, prescindiendo de los requisitos que esta última
prevé en su art. 11, ya que los procedimientos (Terapia de Hormonación e Intervenciones
quirúrgicas de modificación corporal y genital) hacen a la vivencia sentida del género. De acuerdo
con las reglas establecidas en dicho artículo, las prácticas solicitadas deberán ser catalogadas, de
forma tal que solo aquellas que sean consideradas “invasivas que ponen en riesgo la salud”, deban
requerir que las/os adolescentes entre 13 y 16 años, sean asistidos por quienes ejerzan roles de
cuidado.

4.3 Sobre los criterios de interpretación del art. 26 en relación a las prácticas de cuidado del
propio cuerpo referidas a la modificación corporal relacionada con la identidad de género en
NNyA

El criterio de “invasividad” utilizado por el artículo 26 CCyC debe interpretarse como tratamientos de
“gravedad que impliquen riesgo para la vida o riesgo grave para la salud”. En este sentido se
interpretará que los tratamientos, terapias, prácticas o intervenciones de modificación corporal
relacionada con la identidad autopercibida, solo serán considerados “invasivos que afecten la salud”
en los términos del art.26 del CCyC, en el caso de que la evidencia científica muestre que existe
riesgo de afectación grave del estado de salud general de la persona, es decir de resultar
consecuencias lesivas o no deseadas que resulten graves para la salud o la integridad de la
persona. En caso contrario, no se entenderá tales tratamientos, terapias, prácticas o intervenciones
como “invasivos que ponen en riesgo la salud”.

4.4 Criterios etarios de presunción de capacidad para consentir autónomamente: a partir de


los 16 se equipara a la mayoría de edad. Entre los 13 y los 16 se da consentimiento autónomo
solo para prácticas que no supongan un riesgo grave para la salud, la vida o la integridad

En este sentido, se propuso considerar que de acuerdo con el tipo de intervención solicitado por
NNyA en relación con la modificación corporal en relación a la identidad autopercibida y el criterio de
la lex artis para dichos procedimientos, la edad de consentimiento autónomo puede variar entre los
13 y los 16 años. Dado que como se dijo se prefiere la aplicación del criterio contenido en el artículo
26 del CCyC, se descarta cualquier tipo de intervención judicial o representación técnica (Abogado
del niño) en el proceso de consentimiento de estas prácticas.

A partir de diversas investigaciones llevadas a cabo por organizaciones LGBT, se conoce que el
proceso vivencial de la identidad de género comienza ya en la infancia, por lo que resulta central
para garantizar los derechos de NNyA el reconocimiento de la autonomía progresiva en relación al
cuidado de su propio cuerpo. En este sentido se considera que a partir de los 16 años, existe
equiparamiento a la mayoría de edad para este tipo de prácticas. Entre los 13 y los 16, de acuerdo
con el tipo de intervención, la regla deberá ajustarse: las prácticas como las intervenciones
quirúrgicas, puede solicitarse hasta los 16 años, únicamente con la asistencia de personas que
ejerzan roles de cuidado y acompañen el proceso. En este sentido, se señaló que no debe
entenderse de forma restringida el concepto de progenitores, sino con un criterio amplio que incluya
a personas que ejerzan roles de cuidado formal o informalmente.

En función de los criterios mencionados, se señaló como necesario generar investigación que
permita contar con evidencia científica en torno a las terapias hormonales y sus efectos a largo
plazo, incluyendo aquellos esquemas que tienen como objetivo la detención del desarrollo puberal.
Asimismo es fundamental que sean respetados los derechos reproductivos de las personas que
solicitan terapias hormonales y/o cirugías de modificación corporal. Por ello, es imprescindible que
reciban información completa sobre los efectos que dichas intervenciones pueden producir en
relación con la fertilidad, a fines de garantizar la libertad de toma de decisiones en relación a los
derechos tanto sexuales como reproductivos. En ese sentido, como recomienda la Guía para
equipos de salud “Atención de la Salud Integral de Personas Trans del Ministerio de Salud de
Nación, no debe asumirse que quien solicita un tratamiento de hormonación o una cirugía de
modificación corporal renuncia de manera automática a sus derechos reproductivos.

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