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LA SOBERANIA.

Es el poder más importante que existe en un Estado, con base en este elemento,
el ente estatal no reconoce superior interno ni externo.

Internamente impone su autoridad a todos los coasociados quienes están


obligados a cumplirla, está la imponer a través de la normatividad jurídica, siendo
este el único que la puede imponer y por ende puede imponer sanciones a
quienes la infringen, pues dentro de la característica de la norma jurídica esta que
al ser creada conlleva en su estructura una sanción que el estado aplicara a quien
la incumpla.

De aquí parte el principio de territorialidad que le permite al Estado aplicar la ley a


todos los habitantes nacionales que residan en su territorio, así como a los
extranjeros residentes o que se encuentren de tránsito.

Externamente, gracias al poder que le otorga la soberanía superior externo, lo que


permitirá tomar sus decisiones de manera autónoma sin permitir injerencia de
otros estados en sus asuntos internos. Igualmente le otorga igualdad jurídica con
los demás estados lo que permitirá ser reconocida en el plano internacional,
establecer relaciones con otros estados.

La soberanía reside en el pueblo.

Consecuencias principales que se derivan de la soberanía de un estado.

a) Poder de auto organización:

Esto permite que el Estado por medio de sus integrantes establezca sus propias
reglas de organización de forma autónoma e independiente, sin la intervención de
otros estados.

De aquí la primera gran consecuencia de este poder será la expedición de una


Constitución Política. Así aparece el poder constituyente que es el que la da vida
(antecede al estado), crea, transforma al estado.

b).Poder de expedir normas jurídicas.

La Constitución establecerá el marco para la expedición de normas jurídicas por


parte del Estado con carácter jurídico y obligatorio, estableciendo su jerarquía y su
control, como ocurre en el caso de las leyes sometidas a control de
constitucionalidad.

Concepto de Soberanía en la Constitución Nacional de 1991.


Siguiendo la concepción Francesa, surgida tras la revolución, que consagraba la
soberanía en la nación, Colombia en sus constituciones consagro este principio,
como se puede ver en la Constitución Política de 1886, en el artículo segundo:

“La soberanía reside esencial y exclusivamente en la nación y de ella emana los


poderes públicos que se ejercen en los términos que la Constitución establece”

Lo anterior significa que las autoridades elegidas por los ciudadanos no


representaban el interés particular de los ciudadanos, no representaban el interés
particular de sus electores, no eran mandatarios de estos, sino de la nación, por
tanto ese mandato producto de la soberanía nacional es un mandato
representativo, lo que significa que una vez otorgado no puede revocarse así se
haya desatendido la voluntad del elector.

Con la entrada en vigencia de la Constitución de 1991 se va a producir un cambio


en la concepción tradicional de soberanía, que va a pasar de la nacional a la
popular, como se establece en el artículo tres de la Constitución:

“La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder


político”

Aquí se establece un cambio al estipular que la fuente de poder no reside en la


voluntad de la nación, sino en la de los individuos y la suma de esas voluntades es
el poder supremo.

Por lo anterior con esta disposición se abrió paso a la democracia directa y a la


participativa en la Constitución que es el pueblo quien ejerce la soberanía en
forma directa o por medio de sus representantes en la forma en que la
Constitución lo establezca.

De acuerdo con este precepto, el elegido ahora si es responsable políticamente


frente a sus electores y a la sociedad en el cumplimiento de las obligaciones
propia de su cargo.

Como consecuencia de lo anterior y en virtud de la soberanía popular amplio y


reforzó los mecanismos de participación ciudadana, controles a los elegidos como
revocatoria del mandato, perdida de investidura y el voto programático.

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