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Novela

Rodrigo Robayo Vargas


Novela

Rodrigo Robayo Vargas


Título del libro:
LA HIENA ROSA

Escritor:
Rodrigo Robayo Vargas
Autor: Tel: +57 3112709660
rodrigorovaes@gmail.com

Editor:
Édver Augusto Delgado Verano

Imagen de portada:
Juan Pablo Rodríguez Pulido

Apoyo editorial:
María del Pilar Cardozo
Armando (Pacho) Correa

Fotografía:
Francisco Castro

ISBN: 978-958-48-9962-0

Diagramación:
Creativos para Pensar

EDITORIAL Libros para Pensar


Cel: 315 837 05 84 – Bogotá Colombia
Email: liderlibros@gmail.com
www.librosparapensar.com

Bogotá — Colombia, 2020

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su


incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cual-
quier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia u otro
método, sin el permiso previo y por escrito del autor.
Dedicado a

A papá que llenó mi niñez y las paredes


pobres de nuestro hogar de afiches con la
cara de los protagonistas de este relato y,
a mamá que no los tomaba muy en serio y
asumía aquello como un calvario; un asunto
de mal gusto.
(Lo duro fue vivirlo)

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Rodrigo Robayo Vargas

NOTA DEL AUTOR

“Los mesías son domadores de personas,


las soluciones que no son la libertad,
han conllevado a la miseria,
han instaurado la pobreza”
—Antonio Escohotado

No me hubiese atrevido a escribir este


libro si no fuese inspirado por la lectura de
la novela de Joseph Conrad “Bajo la mirada
de occidente.” Esta, me dio el suficiente
atrevimiento para remover el pantano que
habitamos hace más de doscientos años; por
fortuna para mí, hay mucha vida allí y me fue
fácil llegar emocionalmente a los personajes
que se movieron y se mueven en él.

Sólo espero que me haya quedado bien


escrito y que los lectores lo disfruten, es
fácil, lo puede leer hasta una señora con los
tobillos dislocados.

—Rodrigo Robayo Vargas

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Rodrigo Robayo Vargas

“Yo diría que este monstruoso híbrido no procede de un útero


materno, sino con toda seguridad de un Efialtes, de un Incubo,
o de algún otro demonio horrible, como si hubiese sido concebido
a partir de un hongo pútrido y venenoso, hijo de Faunos y de
Ninfas, más parecido a un demonio que a un hombre”
—Athanasius Kircher, Mundus Subterraneus,
Amsterdam, Jansson, 1965, II, pp. 279-280

Cuando regresó a Caracas en febrero de


1814, no fue a pedir fiado, desató desde el
primer día un infierno; sumió a la ciudad en
horribles pesadillas, empantanado en el hielo
punzante de la brutalidad.

Cagando para marcar terreno, impuso un


reinado de caos en medio de una salvaje
fiesta de terror; encerrado en su mutismo
descarriado y ultrajante, estuvo párao
matando, en medio de un silencio extraño,
impenetrable, imprevisible, desenfrenado,
retorcido, sin tomarse un vaso de agua, hizo
girar el mundo rápido, no valieron lágrimas ni

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LA HIENA ROSA

suplicas, sin mandato alguno, porque se le


dio la gana, sin ponerle ortografía. Bajo una
profunda indiferencia asesinó mil doscientos
prisioneros (el terror es helado).

Aquellos días se comió pan negro con


sangre sazonado, disparatado mutó en
demonio, respirando con violencia y arropado
en una larga lista de frustraciones, hizo este
terrible recorrido, sin atender malos presagios
que emanaron para siempre del fluido de
cada uno de esos muertos. (¡maldito de mil
maneras!).

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Rodrigo Robayo Vargas

Había nacido en una casa aledaña a un


convento capuchino repleto de místicos
razonables, sensibles y gentiles con los que
se habituó a estar los poquísimos años que
pasó allí.

Sus antepasados españoles, llegaron


a estas tierras enfrentándose cara a cara
con todas las miserias de este mundo,
pero sintiéndose siempre superiores. De
una ignorancia ingeniosa y una inteligencia
práctica que para muchos era sólo astucia y
pillería.

Tiene tres años y su padre ha muerto, sólo


ve a su alrededor rostros extraños, cuando la
noche es más oscura, la madre, tose, tose y
tose, su pecho emite sonidos de pájaros, es
una pena; el hogar donde se acuna gravita
en torno a esto… una mujer enferma, una

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LA HIENA ROSA

persona rota que no descuida las haciendas,


que trata con brutalidad a siervos y esclavos
(si ya reencarnó, esta es de las que no recoge
la mierda del perro). En esto perdía todo
decoro, este fue el teatro y el idioma de su
infancia.

Alucinando entre las faldas de la madre (ella


vive en un pantano religioso) se vuelve animal
de compañía, asiste a misa diariamente,
hace el rosario y los misterios. Fustiga a
los esclavos y a los siervos…una forma de
tenerse entretenido y sentirse el más lindo
de la fiesta, se alimenta de rabia, permitiendo
que le corra lavaza por las venas.

Hundido en la arbitrariedad de sus


caprichos, confundiendo aún los bueyes con
los toros, sin conocer un brote de lo humano,
se ocupa de toda clase de tareas… con sus
dientes de leche ya el alma le funciona como
el culo.

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Rodrigo Robayo Vargas

España se rompe en 1805 y con ella, el


universo de cristal en el que vive Europa. Con
el polvo de los dioses se dibujan mundos
nuevos; una tela de araña cubre a América, la
leve pluma de la lealtad hacia España vuela…
se olvida que hasta las vacas las trajeron, la
crepitación es suave y el rostro de la tierra
dulce y apacible se degrada y enmohece
tristemente… es el espejo de la noche, la
tiniebla prenatal, la vida que vacila ante un
brusco vuelo que persigue un gran destino
o quizás sin quererlo el nacer de nuevas
servidumbres.

Tampoco se podía hacer nada, monstruos


de la desmesura, inquilinos del vacío crearon
una marejada subterránea de corrientes
destructoras; con surcos oscuros de grandes
dimensiones… algunos privados de luz e
inteligencia.

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LA HIENA ROSA

Altezas reales sin corona… Bolívar, San


Martin, Sucre, Santander, Ricaurte, Nariño y
Girardot reeditan el antiguo testamento, bajo
ritos establecidos con empeño, encendiendo
hogueras que nunca se apagaron en la
sucesión triste de los años y que todavía nos
acongojan.

El banal comienzo estuvo repleto de


juicios implacables; brotaron rencores de
origen antiquísimo, cada día, cada noche,
la esperanza que ofrecía el porvenir se
presentaba fantasmal.

Bajo el bullicio rústico de una marcha


ciega, con el tiempo y el espacio conjugados,
bajo soles invisibles, cielos negros y aguas
agitadas, se tiró el grano por la paja.

Hay un ambiente inusitado, se ha


emprendido un camino sin retorno, sombrío y
luminoso, una llama inabarcable de carbones
encendidos; el viento soplaba sin saberse
para dónde, la luna permanecía distraída
mientras todo se corroía.

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Rodrigo Robayo Vargas

Caines deambularon por la tierra,


arquitectos falaces de nuevos paraísos…
para cada uno su camino.

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Rodrigo Robayo Vargas

Todo era tranquilo en San Juan de Pasto, en


sus montañas siempre había suficiente luz de
luna y periodos inmensos de quietud, nadie
se apuraba al caminar, la paz era tumultuosa.

En 1809, el primer combate, la primera


señal infamante, la serpiente retrocedió y
se mordió la cola, pero sobrevivió; el aire
no volvió a ser el mismo, se rompió el cauce
de un tedio cotidiano, llegaron olores de
un estercolero que se esparcía en muchas
direcciones, el aguijón del independentismo,
trapo en combustión, principio de disolución,
aún no sacaba todos los cubiertos.

El largo cuello de la serpiente se ha


extendido (1819), los sonidos de esta
sinfonía había atrapado a cientos de mujeres,
la bandeja se ha servido; solazadas en la
contemplación de una luz de promesas que

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LA HIENA ROSA

encandilan, se tragaron el menú: histéricas


y reposadas, ingenuas y ladinas, con sus
cuerpos largos o pequeños, con piojos o sin
piojos, púberes e impúberes, oscurecido el
juicio, con pavor o valentía, apuntaron a lo
desconocido, a sueños de ladera abrupta que
inundaron los cuatro puntos cardinales.

Se habían desatado los demonios, sus


rostros contraídos por mil odios sembrados
en los pliegues de sus bocas insaciables de
vivencias dolorosas, salpicaban de nubes
negras el destino. Por ahí andaba Bolívar —
odiosa hiena mortífera— con lenguaje tosco,
grosero y chapucero, acompañado de cuervos
y de buitres; con carne cruda entre los dientes,
lo venía envolviendo todo sin remedio.

Abundante en fiestas religiosas, tras trece


años resistiendo a oscilaciones de signos
arbitrarios, el 24 de diciembre de 1822, Sucre,
otro prócer de patillas esponjadas, le hizo la
tarea.

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Rodrigo Robayo Vargas

Sin sacarse la cabeza del culo, ardía en los


proyectos más malignos, el 24 la noche era
limpia, cuando todo comenzó a disolverse.

La fecha escogida no fue barata


numerología, ni carta al azar, ni disparate,
la idea era oscura: imponer el terror y la
inanidad del crimen, destrozar una fe bella,
inocente, de cielo abierto y de tono dulce; las
iglesias fueron pisoteadas, casas y haciendas
saqueadas, las mujeres violentadas, los
hombres asesinados, los niños torturados y
los perros pateados.

Este se volvió leyenda en 1830, cuando su


mujer, una casposa que andaba en oscuros
recovecos con un general de Bogotá, le limpió
los mocos y lo mandó a matar (tres tiros)
cuando asomó la jeta en la vereda Los Robles.

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Rodrigo Robayo Vargas

Como a los gallos de pelea a este le


soplaron el culo desde niño, además siempre
estuvo hambriento: su padre —un francés—
le había envenenado el alma cuando aún
no controlaba los esfínteres y, bajo esta
confluencia demoniaca todos sus instintos
apuntaban a convertirlo en un orondo
carnicero.

Ya joven, es tranquilo, no se inquieta


demasiado, no siente temor e incertidumbre;
desde niño es un poco pistolero, de humor
sombrío. Lee mucho y se gradúa de jurista.
Con la cabeza trastocada, busca a Bolívar
y se involucra en ese sueño, es muy joven,
una piedra sin labrar, no tiene dudas, nunca
escucha y, adquiere compromisos peligrosos.

Sorprendió cuando nació el tamaño de su


pene, tenía la talla de un gorrión, igual que

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LA HIENA ROSA

sorprendió el combate del río Palacé; la escena


era espantosa, en un arranque de temeridad
y osadía, como si fuese pariente del profeta,
siendo tan sólo Atanasio Girardot, enfrentó a
un ejército poderoso dejándolo vencido.

Sus hombros son pequeños, pero el


uniforme es XL, sus caballos y lanceros
rebasan los 200 kilómetros por hora, son
un oleaje que abrasa lo que asaltan, tuvo
problemas con Nariño, nunca anduvo por
las ramas; de este hombre pudieron salir
inmensas sagas y epopeyas.

En Bárbula, un suceso inesperado, un vacío


sideral, era el final de un combate ya ganado
—de algo hay que morirse— un solo tiro y se
deshizo como un croissant en las manos de
un pequeño.

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Rodrigo Robayo Vargas

Un 3 de abril, le dieron la noticia con sigilo…


Antonio Ricaurte fue muerto por el culo (por
la espalda) un solo tiro, lo habían pillado en
calzoncillos; Bolívar guarda silencio, esto lo
coge por sorpresa, le deja un sabor áspero y
amargo y algo de temor e incertidumbre; hace
averiguaciones, no pierde ni un minuto, es
impredecible, le es difícil encajar esta derrota,
del cubilete saca una mentira y monta este
bolero: inventa una muerte mítica, le regala
un último esplendor, lo instala en una realidad
de luces titilantes, en un vuelo titubeante que
al instante cobra vida. La mentira toma el
relevo, se extiende como el hilo de un cometa,
se propaga como el fuego.

No da detalles, no le gusta dar explicaciones,


y al siguiente día este boyacense colorado
vuela a la estratósfera, al vertedero estelar de
átomos, protones y neutrones.

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LA HIENA ROSA

En la teatralidad y el artificio es balón


de oro, esta es una delicada muestra de su
pincelada ruda. Sus íntimos conocen ese don
y se lo aceptan, al que le pique que se rasque,
no hay quien le carraspee.

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Rodrigo Robayo Vargas

20 de julio de 1810, Bogotá es un vagón


desarticulado; hace rato venían llegando
panfletos con nuevas aleluyas con olor a
caramelo.

Aprovechando que no es un recién llegado


don José Acevedo y Gómez, un hombre de
eructo suave y de rigor notarial en todo lo
que hablaba, víctima de una tupida red de
informantes se había subido a las intrincadas
ramas de un árbol que prometía mucho
y, desde allí cabalgaba entre las nubes; lo
hacía con la comodidad del hombre que
siempre tiene dos barajas, la travesura no lo
conturbaba mucho y en él se manifestaba de
mil maneras diferentes, hablaba de grilletes,
encolerizaba a un pueblo, pero a esta camisa
le faltaban puños y botones.

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LA HIENA ROSA

Era cobarde, a los pocos meses la cercanía


de Morillo lo trastorna; al despertar pensaba
en Bolívar, pero igual en los franceses, decía
tonterías, elogiaba a los ingleses y huye…
Arañas y telarañas poblaban su conciencia,
la cabeza explotó y un buen día grita
“ataquen por la derecha que ahí vienen los
rusos”, igual se preguntaba: ¿por qué Dios
hizo la luz el primer día y no el tercero? No
se separaba de su lámpara de aceite, sabia
al contar aliñar sus aventuras y desventuras,
a veces era feliz creyendo olerle los pedos
a Bolívar; para almorzar y comer ya casi
nada… convertido en espantajo, nadie supo
a qué horas, cuándo y dónde muere; eso sí,
la lámpara de aceite por ahí sigue, dando
vueltas.

El otro que ha salido corriendo es el sabio


Caldas, cuando lo detienen la luna no dejó
dudas de su identidad, fue fácil reconocerlo…
una pelvis demasiado plana y estrecha,
facciones demacradas, los pómulos secos
como cuero de res y el peinado de pendejo;

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Rodrigo Robayo Vargas

no vale la pena escucharlo y así se lo han


dejado saber.

El reloj se detuvo para él, pasó despierto


toda la noche sintiendo la catástrofe, sabía
que todo saldría mal, exigió respeto por su
vida, pero sólo se escuchó la angustia de
su voz; quedó sembrado en el horror y la
perplejidad, caminó bajo arenas movedizas,
sintió la realidad inalterable del desprecio
y el brutal peso de las cadenas, en pocas
horas el haz de nervios lumbares y sacros en
los que termina la médula espinal estallaron
sin razón alguna.

Se sentía mal, quedo al límite de sus


fuerzas, sufrió una poderosa perturbación
y lamentó haber estado del lado de Bolívar
y explicó que aquello lo agarró como mala
yerba, “no aclares tanto, que oscureces”, se
le dijo.

La excitación y la fatiga lo vencieron, una


nube de irrealidad lo embargaba, explicó

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LA HIENA ROSA

la importancia de la ciencia y nobles


sueños que no venían a cuento ahora con
la sabiduría del entorno; se descompuso,
fue con frecuencia al baño y se sorprendió
de tanto residuo digestivo, no comprendía
nada y, volvió a pedir respeto por su vida
esperando una respuesta.

Fue un interrogante inútil, el tiempo se


acababa, se hundía en el abismo, se resistía
a la verdad, le saltaron lágrimas; estaba
devastado, tenía el aspecto humilde del
esenio, era un insecto despistado…

Iba derrumbado, se había hecho pedazos.


Todo su cuerpo tenía un frio extraño, se
le acusó de mil fechorías y delitos, una
tormenta de voces agitadas lo convertían en
un perro mojado, en una brújula pisoteada…
era un hombre hecho despojos; afloraba el
abandono, lo inevitable no sería pospuesto,
sentía el ruido acogedor de los fantasmas.

Al tercer y último día se presentaba


fantasmal, triste y atormentado, una mujer

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Rodrigo Robayo Vargas

X le gritó “un tiro y al río”, esto adquirió


sabor a turba, se mantuvo un tono frio a
su alrededor, ya era un cadáver mutilado,
degradado y ruinoso el que recibiría en una
hora cinco tiros por la espalda. Ni sombra del
hombre que manejaba la cartografía, datos
astronómicos, que conocía los movimientos
de la luna, era el juguete roto de una guerra
civil que llevaba muchos años, el alquimista
de uniforme militar.

En tres días transitó todos los infiernos,


¿qué es morir? No lo sabe, ahora son ellos
los que deciden quién vive y quién no, el
miedo se cargó de corporalidad, era un ave
desplumada; como biólogo no era apreciado,
un explorador más decían en España,
ahora, animal escogido para el sacrificio,
“ni mil sabios como este, vale un Humbolt”
transpiraba frio y su cuerpo olía a mierda
ahumada, se le rompió el barómetro; sin
arandelas y perendengues le enseñaron que el
universo era discontinuo, que “donde manda
capitán no manda marinero”, que “para uno
que corre, otro que vuela”. Que “muerto el

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perro se acaba la rabia” y que… “tanto peca


el que mata la vaca como el que le tiene la
pata”. Y como en el Irán de los ayatolas, lo
mataron por marica.

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Rodrigo Robayo Vargas

Lo inconmensurable de su fragilidad nadie


la percibe, saturada de amor, pero sin perder
el tiempo en fantasías, vivía en la frontera
del vivir y del morir; tomó partido contra
España, a Policarpa -La Pola- el fuego de la
independencia le devoró el corazón y los
calzones; con saludable desenfreno amaba
a un oficial español que le correspondía
informándole los caminos enfangados de la
guerra, haciéndole promesas deslumbrantes
y hasta indicándole cuántos huevos se le
echaba a una tortilla.

Jamás perdía el tiempo en las casas


principales donde solía ir a realizar tareas
pequeñas y sencillas, sabía interpretar detalles
insignificantes, robar notas que quedaban en
los tinteros, palpar tensiones que surgían por
mentiras muy tupidas que se infiltraban en
todos los rincones.

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LA HIENA ROSA

Siempre se comportó como un pez de


sangre fría, en la rutina de sus días las dudas
estaban prohibidas, mudaba la piel como
serpiente, absorbía el oxígeno del aire, no
podía detenerse... ni la lluvia, ni la niebla la
perturban… entre árboles oscuros vigila al
español que ha venido – según ella- a cagarse
a su jardín.

Vivía en un universo desdoblado


descifrando rumores que quedaban en el aire,
caminaba en muchas direcciones atizando
un fuego de sueños desmedidos. De vez en
cuando sentía retazos de nostalgia y alguna
angustia indefinible; de manera inesperada
siendo niña la lluvia y el viento la golpearon,
sus padres enfermaron y morían en cinco
semanas de alucinaciones y delirios dejando
su futuro oscurecido.

Se hizo fuerte caminando en el silencio, su


boca siempre sonreía, en sus actos hubo un
poco de locura; leía con pasión, escribía algún
poema, flotaba entre las nubes, mantenía una
ternura contenida.

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Rodrigo Robayo Vargas

La brutalidad de la guerra y un amor


inimaginable la habían sorprendido, su
biología no se daba cuenta, no se podía ser
niña para siempre, ya no podía estar sola,
sentía su corazón, la dulzura era infinita, su
amor estaba hecho de suspiros (las cosas del
querer) era una golondrina dando vueltas.

Un buen día la detienen y todo, rueda por


el piso, se le encuentra correspondencia de
Bolívar, notas de Nariño, recados de Javier
Camelo Medina, independentista con fama
de marica; era el final de la Pola y una mancha
para España, pues, ¡todos la querían!

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Rodrigo Robayo Vargas

27 de noviembre de 1820, Santa Ana.


Ninguno llegó ni se fue bañado en lágrimas.
Precedidos de huellas espantosas llegaron
dos hombres agotados con sabor de sangre
entre sus bocas: Morillo de origen humilde,
Bolívar linajudo; Bolívar de estatura muy
pequeña, Morillo lo contrario; ambos con el
cuchillo entre los dientes dispuestos a hablar
de lo imposible sin renunciar a sus afectos.

Tan profundo es el odio y tan ajeno al


mismo tiempo, Morillo hablaba con mesura…
sin arrebato, Bolívar lo hacía de prisa y el tono
decepciona; Morillo caminaba de la mano del
destino, Bolívar establecía su destino; nadie
tuvo un traspié, nadie tuvo un desliz, lo que
se hablaba los ahogaba en el absurdo; había
una mesa bien provista, pero ninguno comía
nada.

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LA HIENA ROSA

La esperanza de paz fue una breve


llamarada; la supervivencia de los dos
incierta si continuaban inmersos en esta
procesión de salvajismo, las palabras
tenían un significado evanescente, Bolívar
empantanado en su propia mierda había
venido prometiendo el paraíso, Morillo
despreciaba aquella fábula considerando
todo aquello desperdicio; Bolívar intentaba
explicarse, pero lo que decía era un juego
de aspavientos, esto lo convertía en un toro
retorcido, en un hombre enajenado que
caminaba firme al extravío. El lenguaje era
insuficiente, la mirada de Bolívar era oscura,
la de Morillo indefinible.

Afuera la manifestación sonora del


silencio convertía todo en un espectáculo
de sombras; sólo había hierba en este
pueblo y cagada de caballos, daría miedo
dormir en este moridero que tenía la belleza
de un prepucio de marrano… Ellos ya se
habían puesto de acuerdo en no violar, no
fusilar, no descuartizar. Tres meses duraría
el armisticio.

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Rodrigo Robayo Vargas

Fue una reunión breve, como la que Dios


sostuvo con San Pablo, Morillo regresó a
España y Bolívar elaboró el final de un canto
de pasiones desmedidas…

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Rodrigo Robayo Vargas

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Montañosa y pintoresca, Bogotá, tiene el


cielo con una altura peligrosa, eso y el sentirse
rodeado de enemigos, con el corazón hecho
una pena, pensaba en lo imposible: escribir
sus memorias… pero sin ningún estímulo
para ello. Empezarlas pudo haber sido un
desastre, no era el momento de estornudar y
tirarse pedos, además no había aclarado para
sí mismo si haría eso buscando venganza
o buscando perdón; diez veces las había
empezado y diez veces las había destruido.

Quería evitar líos y tenía conciencia de


no ir a ninguna parte con aquello, además…
recordando con minuciosidad, había mucha
materia orgánica podrida que remover en la
tarea, por ejemplo: la traición a Miranda.

Bajo un silencio intenso escribió en la tapa


de un libro:

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LA HIENA ROSA

“Mi genio no era para ser alcalde de San


Mateo, la muerte de mi mujer me hizo seguir
el carro de Marte en lugar del arado de Ceres”.

No hallaba razonable ni necesario


consignar en sus memorias nada de su vida
íntima. Él, que tuvo siempre una relación
profunda con todos los códigos del crimen,
hallaba degradante hacerlo.

Estuvo en las manos de Manuela los siete


años que anduvo con ella. En su compañía…
había un orden en la manifestación de
sus pasiones, sin envaramiento le pasaba
la lengua por el culo (“libre dios nuestros
panales, de esos que comen miel”) carcomido
por la sensualidad, a plena luz del día o por
la noche, la disfrutaba como adolescente
deslumbrado.

A la muerte ni la temía, ni la despreciaba;


desde chico se habituó a ella, siempre caminó
apurada a su lado, o colgada en el aire
goteando sangre…

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Rodrigo Robayo Vargas

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Una noche Joaquín Posada y Jairo Barrera


Reyes, dos criollos amigos le visitan y le
piden que les cuente algo de su vida, estaba
especialmente jocundo y se limitó a hablarles
de los desmanes del instinto, una catequesis
de deseos impuros; recordó cómo con apenas
dieciséis años fue a reunirse en Madrid con
sus tíos Esteban y Pedro, compartiendo con
Manuel Mayo —otro americano también
huésped de ellos— a pocos días de llegado,
los amores desordenados de la reina María
Luisa de Parma que consecuente con su
pagana Italia y desdeñosa de las tradiciones
de la corte Española lo introdujo en un sector
amplio de la realeza donde la naturaleza hizo
su curso, gozando de manera muy especial y
obsesiva, con algunas jóvenes de la nobleza
a quienes sodomizaba brutalmente sin
siquiera encimarles un salivazo.

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LA HIENA ROSA

Igual recordó el fallecimiento de su esposa,


sólo seis meses después del matrimonio, “no
alcance ni a rascarla”, les dijo.

Del oscuro mundo de sus afectos mujeres


con las que estuvo hablaron, quedaron
numerosos testimonios; su intimidad fue
una liturgia simple, no la resequedad del
hombre que machuca, voltea el culo y a
dormir…. Tampoco era desenfado; era la
deriva emocional del hombre simple que vive
destrozado y embrujado.

Se tornaba huidizo y silencioso ocultando


la debilidad del que nada tiene que ofrecer;
tomaba agua, esquivaba la mirada, o
simplemente miraba con tristeza como si
estuviese en medio de la nada… lo repetía
donde iba, esto lo apasionaba y trastornaba.

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Rodrigo Robayo Vargas

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Siete de mayo de 1830, la mañana fue un


interludio de quietud, tuvo la sensación que
el viaje a Caracas valía la pena, saldría bien,
por aquí quería evitar líos, su rencor en estos
tiempos malos y tormentosos para él, era
variable, su rostro continuó inexpresivo todo
el tiempo. Un estanque helado; odiaba no
tener control sobre lo que venía sucediendo,
todo era pura desilusión.

Lo visitó Pedro Nel, un antiguo seminarista


que le recordaba a uno de los dos curas
españoles que había hecho prisioneros
en Carabobo; con fama de santos, de una
candidez y una fe pueril, ¡estropeados de
la cabeza! Recordaba riendo, que los había
cambiado por tres vacas.

El ocho de mayo por la mañana, al partir, la


niebla era espesa, algunas voces se agitaron y

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LA HIENA ROSA

le resultó imposible no escuchar una cascada


de insultos (los aparecidos existen), pero este
viaje tenía ya un tono iniciático y los escuchó,
como si se los dijeran en lenguas orientales,
estaba poseído de un exilio interior y por eso
menospreció algunos cuidados que entre la
confusión y el desasosiego su guardia había
dispuesto.

Sin ninguna esperanza de regreso, disfrutó


del silencio espeso que reinó a su alrededor
mientras alistaban las bestias; desayunó bien,
pero la gracia no es comer bien sino hacer
la digestión, como lo confirmaría en pocos
meses el doctor Reverend al encontrarle un
cúmulo de heces en el colon y el recto, “como
la cabeza de un feto”, diría, al hacerle la
primera de muchas autopsias de las realizadas
hasta ahora.

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Rodrigo Robayo Vargas

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El río la Magdalena, un espacio puro por


donde entró España con su gente, librándonos
de la barbarie y, por el mismo que salieron
muchos dejándonos librados a la barbarie,
fue testigo de las horas más sombrías de este
hombre nacido de esa cantera, un hombre
que siente que baja a un exilio barato, a un
viaje sin retorno, a una soledad degradada.

Ya instalado en el vapor en el que hizo


su último viaje, se sumergió en la obra de
Rousseau, uno de sus maestros, un viento
pobre, un filósofo descarriado, un educador
que botaba a sus hijos al hospicio, sombra
nefasta… un saco de basura.

La tripulación fue numerosa, para esa


época empezaba a cagar claro y a orinar
oscuro, lo atendió además de sus secretarios,
Aurora, una belleza sin encanto, una mujer

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LA HIENA ROSA

de peinados complicados, pero hecha para


soñar, consciente de que era una ilusión sin
porvenir y de que toda su salud ya pendía de
alfileres, fue amable con ella, en esa materia
jamás tuvo el culo aguado y para abrir el
melón siempre fue encantador.

Tenía los pies de barro, tomaba sopa de


menudencias, estaba en su más alto grado de
incertidumbre y en sus noches más largas; aquí
el canon de la soledad y el recelo marchaban
juntas, acompañarlo asustaba y estremecía,
sus sueños de un tamaño demoledor tenían
mil grietas, la marea los cubría…era un
alma en purgatorio, un animal expulsado de
la manada, una lámpara apagada; eran los
restos vivientes de Bolívar, iba más muerto
que Miranda. (La odisea de la decadencia).

Ya en Honda cuatro días después, fieles


del séquito lo invitaron al que fuera su último
sarao. Dirigió algunas contradanzas, disfrutó
siempre del baile en las horas más sombrías,
una fuente para derrotar la melancolía y la
fatiga.

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Rodrigo Robayo Vargas

Fue un valseador de leyenda, de pañuelo


en el ojal, la última gota del biberón, pez en el
agua, el perejil de todas las salsas, el elefante
de tarzán ¡el negro del WhatsApp! Resistía
muchas horas dándole al embotamiento de
esta danza circular, no respetaba formalidades,
todas pasaban por su mirada, acorralaba, no
había un dios que se lo aguantara, era ligero,
oscuro y frágil a la vez, le gustaba sentir el
ritmo de su corazón, susurraba en vez de
hablar, era perro sin capar (en diez minutos
se aliviaba).

47
Rodrigo Robayo Vargas

14

“Péleme una tetica, que la otra me la


imagino yo”, y la viuda no aguantó, la casa
se sacudió, y el escándalo estalló, rehuyó la
invitación a un duelo, era la esposa de un
general inglés, que no aguantaba más acoso y
exigía la pensión.

Nariño, otro general de patillas esponjadas,


vivió en la cuerda floja; a los 21 años era
condenado por robar los tesoros de la iglesia
y ahora nuevamente por esto y por corrupto.

La primera vez fue enviado diez años


a prisión, aquello de la traducción de los
derechos del hombre fue pirotecnia para
limpiar el alud de barro que su comportamiento
hizo caer en la familia. Le dijo a su señora,
quédate aquí ya vuelvo y volvió. La pobre
no supo en ese momento qué era peor, si su
ausencia o su regreso.

49
LA HIENA ROSA

Escapó en Cádiz y, deambuló unos meses


por Francia e Inglaterra; en Francia, ¡plop!, se
fue de culo, por poco pierde su hermosura, los
derechos del hombre flotaban suavemente
en un río de sangre… La guillotina era la
reina, de allí salió corriendo, tras un incidente
pequeño, pues casi pierde sus orejas.

Ni Santander (este merece capítulo aparte)


ni Bolívar lo soportaban mucho, dos años
fungió como dictador y fingió como jurista
aquí en Colombia; en esas circunstancias
es presionado y obligado a emprender una
campaña contra Popayán y Pasto.

En Popayán quebrantada la dignidad de


sus habitantes se dedicó a robar; ese era su
tema, siempre anduvo descarriado, le ganaba
la codicia, se enmierdaba fácilmente.

Dirigiéndose a Pasto fue arrestado y cinco


años después liberado, regresó a Bogotá en
medio de amargas confusiones, exigió un
cargo de primera, se le dio uno de segunda. La

50
Rodrigo Robayo Vargas

ciudad se le volvió insoportable, renunció y se


dirigió a Villa de Leyva, donde el frio blanquea
y recoge los escrotos, volvió a leer con
disciplina, ya gotoso e inestable hizo tareas
sencillas y pequeñas, disfrutaba del paisaje y,
murió en paz persiguiendo una gallina…

51
Rodrigo Robayo Vargas

15

Un gallo de muchas espuelas, trabajador


incansable… los libertadores trabajan
mucho; como las abejas al día ponen muchos
huevos.

Santander, culto y violento, conversador


de largo aliento, con sus mujeres… celoso,
fácilmente vulnerable, en sus relaciones
permanentemente veía muecas y visajes,
sombras engañosas, no soportaba la idea de
perderlas, perdía las maneras, era un perro
que se meaba en cualquier lado, un ventilador
eléctrico, un cazafantasmas.

Por celos estallaba con frecuencia, en


un baile amenazaba con el sable, en otro
daba bofetadas y, por un hecho banal, al
vicepresidente no se la rebaja y le da tres
bailados en la jeta; la ciudad se llenó de un

53
LA HIENA ROSA

rasgante murmullo de alarma, corrió el rumor


que estaba embrujado.

Un buen día conoce a Sixta, a los dos


minutos la pide en matrimonio, pero adora a
Nicolasa, se vuelve retraído, sufre accesos de
pureza, se acuesta rezando el padrenuestro.

Sixta era silenciosa y recatada, sabía llevar


la casa, era melindrosa con los animales y,
con la otra, porque sabe de su existencia,
no se amargaba; se sabía esposa y le era
indiferente que la tratara como a una caja de
zapatos.

En el poder, sus instintos se dispersan, sus


agitaciones se corresponden con la cumbre
de sus ambiciones. La hipocresía lo habitaba;
quería matar a Bolívar, lo intentó, comete la
bajeza y falla.

Antes hace lo que se le antoja, asesinó


38 prisioneros de alto rango, gota a gota,
en un día de terror. Al final bajo la impiedad

54
Rodrigo Robayo Vargas

reinante, tocó la guitarra y bailó, se sentía


cómodo entre los vivos y los muertos y no
descartaba más proyectos de esta especie,
de valor eterno; escribió:” hay que hacerse
temer” eran los extravíos de su tiempo.

Condenado a muerte, Bolívar ya convertido


en hiena rosa, lo perdona y lo destierra.
Finalmente regresa y como también era
ratero se hace a la hacienda Hato Grande y
Yerbabuena.

Este, al contrario de Bolívar, es un animal


bien nutrido y muere hinchado.

55
Rodrigo Robayo Vargas

16

En 1830, a dos días para partir de Santa


Fe de Bogotá, madrugó a la iglesia, estuvo
tres horas en perfecto silencio hasta
encontrar el sosiego que venía perdiendo;
siempre encontró refugio y paz en las capillas
pequeñas, donde solía salir con un dominio
perfecto sobre sus emociones inferiores: el
miedo y la ira.

A la salida observó que sus botas dejaban


mucho que desear, mandarlas a arreglar en
ese momento, implicaba una molestia que
prefería afrontar personalmente; los artesanos
en los últimos días se mostraban hostiles con
todo lo relacionado a su persona.

Un par de clavos le permitieron al llegar


a la quinta donde residía, guarnecerlas solo,
sin ayuda alguna. (el frío te hace mover el
culo). La máscara del poder hace rato se le

57
LA HIENA ROSA

había desvanecido a pesar de la persistencia


machacona de sus enemigos en llamarlo
“Bolívar el ambicioso”.

Ninguna persona sensata hubiese podido


sospechar que los cincuenta y dos kilos de
su cuerpo menudo gravitaran en él como
toneladas; ya no disfrutaba ni de la siesta del
medio día ni de la compañía de sus semejantes
y por momentos cada vez más prolongados
se sentía extraño y perdido en esta tierra de
gentecita taimada, de ademanes reposados y
genio dispar.

Ahora, en este momento, la dislocación de


su existencia lo hacía vulnerable a un nuevo
atentado, sus numerosos mal querientes, ya
habían cargado los dados en su contra; algo
estaba fuera de control.

La decisión de su partida estaba tomada,


sintiéndose la mitad colombiano, la mitad
peruano y la mitad venezolano —si se pueden
tener tres mitades— iría a Caracas.

58
Rodrigo Robayo Vargas

A pocas calles de allí el oficial Manuel


Díaz Melo, un hombre taimado, con fama
de incestuoso, apuraba la orden de matarlo,
pero el hachazo —que es como se mataba
en estas tierras— aguantó el tiempo y la
distancia, cien años, para encontrar su
destino en Bogotá con Rafael Uribe Uribe y en
México con Trotsky, un profeta desarmado…
ese también prendido a la tormenta de una
utopía que nació degenerada.

59
Rodrigo Robayo Vargas

17

La excitación es general por donde pasa,


Bolívar ha descendido de la cordillera oriental,
el lugar más desamparado del planeta. Con un
ejército en harapos, su fama en este momento
se extendía por el mundo; descansaron en
Tunja y recuperaron el aliento.

Pedro Pascasio Martínez había escuchado


hablar de él. Se le acercó y le pidió ser parte
de su ejército y este lo recibe, que sea un niño
carece de importancia, en estos tiempos la
madurez se anticipaba de este modo; además
él nada tenía de cordero, a sus once años,
sus dientes de leche ya se habían agriado,
con el tratamiento de brocha gorda que le
dispensaban sus mayores. Las habas las
comía crudas y en pocos días con el viento
en contra, en la polvareda y el tumulto de
la contienda entendería que una expresión
dulce es preludio a una visión de pesadilla.

61
LA HIENA ROSA

Para Bolívar esta fue una guerra larga,


esas montañas de bíblica belleza, de una
inmensidad aterradora, le resultaron más que
agrestes; atravesarlas por primera vez con
hombres temerarios de apariencia miserable,
algunos abatidos por el frio, otros bajo el
desconcierto y la aprehensión de andar con
una caballería derrengada y descoyuntada por
caminos sin destino, lidiar con penas que se
volvían plaga, con ilusiones que apenas son
grandes disparates, con cobardías obscenas
y raciones miserables. Aquí tocó el sol con las
dos manos, con un ejército que más parecía
animales huyendo en proceso de agonía.

Guiado por una estrella extraña, se había


convertido en una hiena con dotes de
monarca; para él la roca era una alfombra; no
perdía un segundo mirándose la polla, sabía
encender el alma de sus hombres, conocía el
camino, era un místico que como los perros
siempre andaba mirando para arriba, olía
mal… pero todos olían mal.

62
Rodrigo Robayo Vargas

En estas montañas exprimió la vida con


ferocidad y con entera libertad, su cabello
estaba gris; en estas rocas donde Dios era el
último invitado, las cosas llevaban tiempo y el
tiempo corría lento repleto de penurias, nada
duraba tanto como esa incertidumbre.

El eco de sus propios sentimientos se


hundía en la raíz del terreno que pisaba; a
cada uno de los muertos enterraban, el delirio
era total, el frio extraño, la lluvia cuando caía
arruinaba la belleza del lugar.

Pedro Pascasio, escuchaba todo lo


ocurrido en aquella travesía y viviendo en
una precariedad sin ataduras, disfrutaba esa
música desconocida que proyectaba una
luz entrañable a todos sus sentidos; aquella
pureza onírica tenía un carácter esotérico,
alucinando entre los rastros de cientos de
historias contadas por cada uno de estos
hombres, historias todas enclavadas en
regiones montañosas que se extienden a

63
LA HIENA ROSA

lo largo y a lo ancho, era un niño, pero le


parece que fue hace mucho tiempo cuando
desesperado sin saber qué hacer, se partía la
cabeza contra el suelo.

La prolongación de la travesía fue


infinita, hubo momentos de tempestad
que aterrorizaron porque dieron poder a lo
invisible, algunos hombres escucharon otro
tambor y pretendieron devolverse, otros
fueron poseídos por viejos demonios que los
sumían en silencios misteriosos; la impaciencia
se sentía, el estado de ánimo fue de violentos
altibajos, la intimidad se degradaba y sin
ningún circunloquio se soltaban todo tipo de
blasfemias. Sin ninguna resistencia, en esta
errancia cambiante y movediza, bajo este
cielo trepidante, por momentos terciopelo
oscuro, se eclipsaba el último vestigio de
nobleza.

Lo imposible se logró. Cruzar la cordillera


fue una página frenética, un turbión de
apocalipsis; se dirigió a un ejército que no

64
Rodrigo Robayo Vargas

tenía de humano más que el grito y el furor,


un grito punzante mil veces multiplicado y
transformado en alarido. La abnegación y
el sacrificio cumplieron su cometido… el
español fue sorprendido, vencido y sacudido.

La fortuna ciega la concedió el primitivo


dios de los muertos que le permitió matar y
alzarse con rehenes, disfrutar del caos con
ojos perezosos; en medio de este bacanal
de cuerpos que se vuelven monstruos y
figuras repelentes y un fuego que se hace
más violento, respira con calma, lleva la
partitura, conoce la melodía; ante un trance
desesperado este verdugo se convierte en
suplicante y nuevamente la fortuna ciega lo
protege, aparece el negro Juan José Rondón,
un hombre extraño y algo oscuro y sus catorce
jinetes semidivinos y bestiales como toros
saliendo del chiquero, el día es transparente,
la colisión es poderosa, el ejército español se
deshilacha, el negro va tres pasos adelante
con una sincronía alucinante ; el puntillazo
lo da un niño, Pedro Pascasio, deteniendo

65
LA HIENA ROSA

a Barreiro comandante del ejército español;


lo premian con cien pesos, pero es sólo una
promesa pues nunca se los dan.

En Bogotá a él y a Rondón se les relega,


fueron acogidos con frialdad, no se soporta
mucho a los negros ni a los indios, ya que las
fiestas no son para los feos.

66
Rodrigo Robayo Vargas

18

La marca de Caín le crecía cuando lo


inundaba la amargura, el odio le rompía
la cabeza; en la cumbre del delirio, no
necesitaba el aval de ningún dios, se hacía a
un mando que no le pertenece… se declaraba
“¡dictador!”.

Desplegando un enorme acervo de razones


breves, lo declaraba culpable de traición y
ordena un safari por Antioquia; no es una
decisión ocasional e intempestiva… hay que
matar al héroe de Ayacucho, de la batalla de
Boyacá y del pantano de Vargas, don José María
Córdova. La tibieza era prohibida, la piedad
desvanecida, había un camino ganado, pero
su mundo seguía siendo turbulento y, como el
mar, jala en determinados momentos. Ahora
lo convertía en un desencantado Calígula de
hablar penitenciario. Es el camino trazado

67
LA HIENA ROSA

y él… un pez común que disfruta de aguas


turbias… son los rasgos de su espíritu.

No tiene sentido mirar al vacío y por


eso escribe, nunca se le dificultó, fue parte
de su biología, una manera de aclarar las
cosas y de amainar desordenes nerviosos,
en muchas ocasiones, aquello fueron juegos
de campanario, se le esponjaban los huevos
haciendo alardes de finura, otras veces fue
mayestático, un alfarero magnífico en lo suyo.

Así escribió: “La carta de Jamaica” en


1815. Ahora, lo que anota asumía la categoría
mística de la revelación; no era sopa de arroz
ni moco de pavo… había mucho calor, eso, y
el estar zambullido en los clásicos le permitía
encarar preguntas que conturban, sacar la
mierda que llevaba dentro, sentir que nadaba
en mar abierto, abrir todos los chacras… un
exceso permitido.

Por estos días el tiempo era un tirano; en


toda su persona había huellas de una vida
difícil y agitada.

68
Rodrigo Robayo Vargas

19

17 de diciembre de 1830, como Jesucristo,


éste no alcanzó a engordar; son las doce del
día y no había cagado, ya era poca cosa, se le
contaban los huesos como a Gandhi.
(Último anacronismo)

Es un desecho, aquí terminaba un camino


de malas yerbas, de ensenadas cenagosas,
llevaban varios días haciéndole lavados
(muchos para mi gusto), pero el culo dilata
más que la vagina; tiene fiebre, huele a ajo, es
un animal que no comprende nada.

Pide que lo lleven a Caracas, se quiebra y


llora; dan ganas de vomitar, la pieza huele a
establo —quizás si tomara una sopa—, dice
una dama (a esta se le ha quedado el cerebro
en la cocina). Alguien reza en un latín pobre
y cochino.

69
LA HIENA ROSA

A la una de la tarde hay un silencio extraño


y se escucha el crujido de una rama, sin
conocimiento y roncando, contaminando
el aire puro de Santa Marta, esta deidad
agreste, “descendió entre los muertos y al
tercer día…” ¿qué digo? ¿Al tercer día?... ¡al
minuto!, a cada rato... políticos que cloquean
igual que las gallinas, de veinte maneras
diferentes, le dicen: “levántate y anda” y,
el hijo de puta, sin cambiar de peinado,
remolón, sin cortarse las uñas empieza a
jugar por la punta izquierda, o por la derecha,
o por el centro… donde lo pongan. (ni una
diarrea produce tanta mierda).

70
ALGUNAS DE NUESTRAS PUBLICACIONES:
Somos arte, conocimiento y cultura.

POESÍA
VERSOS, ANTURIOS Y CAFÉ
Piedad Carmenta Rojas Cortes
Conjunto de poemas que hablan del amor, la pasión, la familia, la vida
y la muerte, y cuentos que nos invitan a comprender y disfrutar nuestra
existencia gracias a la sensibilidad y ternura de su autora.

POR TODOS LOS SILENCIOS


Antologías Poéticas POEPAZ. Volúmenes: 1 - 2 - 3 - 4
Autores Varios (Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, México).
Los poemas aquí sembrados, evocan y avivan un grito-fuego sanador que
permite a los lectores nadar entre lo desconocido, lo oculto y revelador,
habitando en el silencio del otro; son una invitación a ver la grandeza
del amor y la pasión que exclama el universo, pero que nuestro ruido ha
ocultado en el silencio.

PENSAMIENTO Y COLOR, sentires y deseos.


María Ana Moreno Segura
Fantástico compendio de ideas en verso, que presenta, conjuga y dibuja el
sentir y el deseo de quien ama la vida y cree en un futuro grande y próspero
para un país que, pese al dolor, sonríe y canta la esperanza y el amor.

LABIOS ROJOS.
Carmenta Rojas Cortés
Este libro contiene un selecto conjunto de besos-textos de pasión;
insinuaciones eróticas que nos hacen sonrojar, y trozos de ternura y amor
que sólo su autora es capaz de entregar.

EL SENTIR DE UN HIJO DEL PACÍFICO


Fredy Platicón Olaya
Conjunto de versos, cuentos, fábulas y relatos que nos permiten ver la
recursividad y la didáctica de un maestro que busca diferentes formas para
enseñarnos a vivir mejor.

DESPUÉS DE LA MÁSCARA
Fernando Maclanil
Con detalle, precisión, descripción y mucha calidad, este conjunto de
poemas nos transporta a realidades que, pese a su crueldad y rudeza,
debemos comprender.

73
AÑORANZAS, sueños, amor y vida.
Yaneth Calderón Moreno.
Compendio de escritos de vida que despiertan la sensibilidad de los lectores
y los invita a reflexionar sobre los sueños, el amor, la familia y la sociedad.

AUNQUE SEA POCO.


Alina María Angel Torres.
Compendio de poesías, textos, cuentos y suspiros que transparentan la fe
profunda que entrega el abrazo, el amor y las ideas de quien piensa y se
preocupa por el bienestar del mundo.

NOVELA
MALDITO SEA EL HOMBRE
Fernando Parra.
Novela histórica que nos permite comprender muchas de las causas
y consecuencias de la violencia desatada por los grupos armados en
Colombia.

LEJOS DE LA ESPERANZA
María Elsa Barreto Rojas.
Conmovedora e inquietante novela que nos hace pensar las acciones de
todos nosotros que transitamos a veces inocentes, a veces indiferentes, a
veces víctimas, a veces victimarios.

LA CIMA de la montaña de los dioses.


Édver Augusto Delgado Verano.
Historia que cuestiona la realidad y nos invita a pensar en el propósito de la
vida, el emprendimiento y las motivaciones centrales al momento de buscar
ser o existir.

LA HIENA ROSA
Rodrigo Robayo Vargas.
Novela histórica y fantástica sobre Bolívar y algunos sucesos del proceso
de independencia de Colombia. Conjunto de relatos breves que nos hacen
reflexionar y nos plantean la posibilidad de terminar con viejos demonios.

ANTES DE OLVIDAR
Juan Pablo Jiménez Prieto.
Una historia que nos permite viajar por la misteriosa existencia de un
joven que, gracias a su curiosa capacidad, desvía su realidad de las demás
personas, y por amor toma decisiones que al momento de divertirnos nos
permite pensar nuestra finita realidad.

74
MEDIO AMBIENTE Y SOCIEDAD
ECONIÑOS DEFENSORES DE LA NATURALEZA
Actividades interdisciplinarias ludicopedagógicas para formación ambiental.
Imelda García Suárez
Compendio de actividades prácticas, didácticas y formativas para caminar,
desde todas las áreas del currículo, hacia la protección, amor y respeto del
medio ambiente.

FORMACIÓN PEDAGÓGICA
LA EDUCACIÓN EN EL LABERINTO DE LA MODERNIDAD
Ernesto Nápoles Robles.
El libro presenta interesantes narraciones crítico-reflexivas sobre la
educación hoy; plantea contenidos sobre las brechas existentes entre
educación y desarrollo sociotecnológico, y propone construcciones
teórico-metodológicas que permiten la contextualización curricular.

FORMACIÓN LITERARIA
20 ESCRITORES COLOMBIANOS NOS REVELAN SUS SECRETOS DE
CREACIÓN.
Decálogos y consejos literarios
Emilio Alberto Restrepo.
Un libro como este, en los talleres literarios, en las facultades de literatura,
en los que se inician como escritores o quieren saber de ellos, es un aporte
poderoso a la cultura y la libertad.

FORMACIÓN HUMANA
PARA CONVIVIR MEJOR
P. Francisco Javier Ibáñez Sáenz de Urturi.
Presentación didáctica de las prácticas, principios y valores fundamentales
para crecer como ciudadanos y participar en el buen desarrollo de la
sociedad.

NO TE PREOCUPES, OCÚPATE
Marco Fidel Echeverri Carmona
Fundamentación práctica de las herramientas para alcanzar el
emprendimiento y el crecimiento personal.

NEUROMÚSICA
Martín Omar Jaramillo Potes
Este libro nos da a conocer las bondades de la neuromúsica, y de forma
práctica y sencilla nos hace partícipes de sus bondades que, con seguridad,
repercuten en nuestro bienestar y calidad de vida.

75
EL PODER DEL AMOR es el servicio.
P. Gustavo Nova Nova
Libro que presenta, compara, analiza los elementos centrales de las
enseñanzas del Papa Francisco, antes de recibir el papado y durante los
primeros años de esta asignación.

ESPIRITUALIDAD
YO CREO EN DIOS Libro de oraciones
Nubia Rocío Ruiz Barbosa y John Alexander Angulo
Conjunto de reflexiones y oraciones que acompañan la formación humana
y el crecimiento espiritual.

VIVE LA PASCUA CON AMOR


Édver Augusto Delgado Verano.

Cartilla didáctica que presenta los elementos centrales de la Semana Santa


y a partir de ellos, enseña los principios y valores cristianos que acompañar
la formación integral de los niños y las niñas.

EMPRENDIMIENTO
EL MÁS GRANDE EMPRENDEDOR
Alejandro Guacas Dorado
Este libro teniendo como base el libro del Génesis de la Biblia, nos prepara
y ejercita como emprendedores a partir de los principios y los códigos más
profundos usados en la creación y formación de todas las cosas visibles e
invisibles.

ENSAYO
¿A QUIÉN ENGAÑAS ABUELO? Una lectura del vínculo entre protestantismo
y poder político en Colombia
Esteban Arias Ardila
Trabajo de investigación que presenta un panorama general del importante
papel que ha jugado el protestantismo en el desarrollo político de Colombia.

ECONOMÍA Y POLÍTICA
DESCENTRALIZACIÓN Y PODER POLÍTICO EN BUENAVENTURA 1988-1992.
Liliana Mabel Gamboa Rodríguez.
Trabajo documental que presenta y analiza el desarrollo de la política en
Buenaventura, después de haberse puesto en práctica en 1991 la elección
popular de alcaldes.

76
CUENTO
TRES HISTORIAS DIVERTIDAS
Para personas como tú.
Natalia Celine Leal Vesga.
Cuentos fantásticos escritos por una niña para personas de todas las
edades. Divertidas narraciones que permiten descansar, soñar y fortalecer
nuestros valores, mientras viajamos con la imaginación.

THÓMAS, Un amigo inolvidable


María Elsa Barreto Rojas
Esta tierna y formativa historia, en la que el protagonista es un perro, resalta
el valor de las mascotas y nos invita a valorarlas y cuidarlas, mientras nos
sensibiliza con la situación incómoda y precaria de muchas personas.

SEMILLERO DE ESCRITORES
Edgar Wilson Pachón Castañeda.
Conjunto de fantásticos, diversos, misteriosos y encantadores cuentos,
historias y coplas de las mentes más sublimes… las de nuestros pequeños
niños y niñas.

PALABRAS para divertir, pensar y suspirar.


Édver Augusto Delgado Verano.
Compendio de cuentos cortos, textos y poemas que divierten y despiertan
el interés de pensar en las cosas esenciales de la vida.

LUNAS COLORIDAS
Proyecto Provoca-Acción Literaria con Felippe
Autores Varios.
Compendio de cuentos que nos permiten viajar por la fantasía y encontrar
grandes motivos para amar la vida. Libro escrito por hombres y mujeres de
todas las edades.

LA REBELIÓN DE LOS LIBROS


Saimons Reyes Rodríguez
Cuento en el que los libros, sus autores y protagonistas, liderados por
Don Quijote, desatan una rebelión para no permitir en una biblioteca de
pueblo, ser desplazados por la Internet. Narración que nos ayuda a revivir
las historias leídas, viajar al tiempo en el que las leímos y de paso, volver a
sentir lo que nos despertaron en su momento.

CRÓNICA
MIRA LO QUE HAS HECHO
Rodrigo Robayo Vargas.
Relatos breves, líneas que nos hacen estar en cada uno de los lugares y
situaciones referidas, y nos retratan a las personas con sus deseos, gustos,
traumas, sueños y conflictos.

77
ME MAMÉ DE PECAR
José Fernando Porras.
Divertido relato biográfico que nos permite descubrir la importancia de
saber perseverar en la realización de los propósitos. Confesión del autor
que nos presenta hechos de la historia reciente de Bogotá y nos da pistas
sobre la importancia de obrar bien.

DE LA MANO DEL NIÑO


Un camino espiritual desde la pequeñez.
Alirio Pesca Pita.
La espiritualidad comprendida desde la compleja realidad que vive la gente
de a pie, es abordada en la introducción y la narración de las diez crónicas
que componen este libro.

78
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