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¿Por qué los jóvenes de esta generación optan por una convivencia y no por un matrimonio católico?

 Conocer el entorno en el que los Jóvenes de la Generación Z vivencian para decidir para optan
por una convivencia y no por el matrimonio.
 Identificar el verdadero significado del matrimonio.
 Comprender el significado de “convivencia” ante los ojos de la Iglesia.

Resumen 1

El autor, aclara desde un punto moralista que una relación de pareja debe llegar hasta el
matrimonio con total respeto, sin mantener relaciones sexuales, como muestra de un amor
verdadero y bendecido por Dios, porque si no, es llamado fornicación y se considera ilícito. En mi
perspectiva, la juventud ve al matrimonio muy distinto a lo que ven los padres y antepasados, y
esto sucede porque el pensamiento de los jóvenes, ha cambiado en su mayoría, observan que,
incluso en el matrimonio de sus padres, tíos, amigos, etc. Presentan múltiples problemas de
violencia de toda clase, y que al escuchar testimonios de relaciones de parejas de amigos o
familiares expresan la frase para que casarme si puedo vivir con mis propias normas y tranquilo.
Muchas veces es equivocada esta frase, pero es lo que se ve actualmente, y argumentan esa
decisión porque son libres para decidir, sin embargo, no existe una claridad en ese actuar de los
jóvenes, debido a una educación deficiente sobre el carácter y la afectividad en general.

Asimismo, las causas más comunes son: la reducción del amor al sexo, la prolongación indefinida
de algunos noviazgos. La pornografía en los medios de comunicación social. La facilidad a los
medios anticonceptivos y la mentalidad anticonceptiva y abortista dentro del mismo matrimonio.
La pérdida del sentido de la castidad y de la virginidad. Todas las causas anteriores, conllevan a
una reflexión interna, para que la persona adulta u joven pueda entender de cómo está llevando
su vida de enamoramiento, noviazgo o de matrimonio. Pues, la importancia del matrimonio es la
donación entre los esposos, esto incluye: todo cuanto se tiene (cuerpo, alma, afectividad, presente
y futuro); de modo exclusivo (es decir, a una sola persona con exclusión de todas las demás); en
estado perfecto (no disminuido o deteriorado); para toda la vida (lo cual es garantizado sólo tras el
compromiso público que se da en el consentimiento matrimonial). Estos elementos sólo pueden
ser vividos en el matrimonio válidamente celebrado.

Mientras en las relaciones prematrimoniales, no se da cuanto se tiene, es decir, no ha dado su


nombre y compromiso. No es exclusivo, pues la falta del compromiso matrimonial lleva muchas
veces a la ruptura del noviazgo (incluso los más serios). No es para toda la vida: pues debe haber
compromiso verdadero y celebración válida del matrimonio.
Resumen 2

El sacramento del matrimonio, es la unión entre el varón y la mujer, dado desde tiempo
antiguos y hasta actualidad bajo las enseñanzas de la sagrada escritura. De un extremo a
otro la Escritura habla del matrimonio y de su "misterio", de su institución y del sentido que
Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia
de la salvación, de sus dificultades y de su renovación. La vocación al matrimonio se
inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del
Creador. Todo lo anterior, nos aclara el autor, que el matrimonio es dado por Dios, que
debemos respetar y ponerlo en práctica, pues, en su infinito amor nos creó a su imagen y
semejanza, con la misión de procrear y ser libres para disfrutar de todo lo creado por El.

De tal manera, el matrimonio es un vínculo perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza;


pues, los cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento
peculiar para los deberes y la dignidad de su estado. El consentimiento por el que los
esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por el mismo Dios. Cristo es la
fuente de esta gracia. "Pues de la misma manera que Dios en otro tiempo salió al
encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad, ahora el Salvador de los
hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el sacramento del matrimonio, sale al encuentro
de los esposos cristianos". Permanece con ellos, les da la fuerza de seguirle tomando su
cruz, de levantarse después de sus caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos las
cargas de los otros.

El sacramento del matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos
la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento
perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los
santifica en el camino de la vida eterna. Asimismo, el consentimiento de los contrayentes
en el matrimonio, se da por voluntad mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza
de amor fiel y fecundo.

Resumen 3

En relación con la perspectiva del autor, nos explica que el matrimonio es la unión de un
varón y una mujer bajo su bendición divina y fortalecido por Él. Actualmente los jóvenes
tienen el temor de casarse, esto debido, que se ha perdido la esencia del respeto a las
normas y enseñanzas de la sagrada escritura, a los valores familiares, donde el respeto
las enseñanzas de los antepasados no se practica, por simple hecho de vivir una vida
libre sin normas. Aquí el pensar de la juventud es que todo sea provisional, vamos a ver
cómo me llevo con mi novia si voy bien me caso y sino no lo hago. En muchos países
aumenta en su lugar el número de las separaciones, mientras disminuye el número de
hijos. La dificultad de permanecer juntos, sea como pareja, sea como familia, lleva a
romper las uniones siempre con mayor frecuencia y rapidez, y los hijos son los primeros
en llevarse las consecuencias”. Los hijos son, pues, “las primeras víctimas, las víctimas
más importantes, que sufren más en una separación son los hijos”. Es importante ayudar
a los jóvenes, a fortalecer esa confianza, seguridad y compromiso verdadero del
matrimonio. Tal como Jesús nos enseña que su obra maestra de la sociedad es la familia,
el hombre y la mujer que se aman”. Esto significa que el matrimonio bajo la bendición de
Dios, nos trasforma y guía para nuestra salvación y vivir a plenitud nuestra existencia.
En las Bodas de Caná, “Jesús no sólo participó en este matrimonio, sino que 'salvó' la
fiesta con el milagro del vino”, destacó el Pontífice. Se trata de la “primera de sus señales
prodigiosas, con la que Él revela su gloria, la realiza en el contexto de un casamiento, y
fue un gesto de gran simpatía por la familia que nace, solicitado de la premura materna
de María”.

Dejando de lado el texto que tenía preparado para su catequesis, el Papa explicó que
“esto nos hace recordar el libro del Génesis, cuando Dios termina la obra de la creación y
hace su obra maestra, que es el hombre y la mujer y aquí Jesús comienza sus milagros
con esta obra maestra en una boda, en una fiesta de boda, un hombre y una mujer, y
así Jesús nos enseña que su obra maestra de la sociedad es la familia, el hombre y
la mujer que se aman”.

Francisco reconoció que desde aquella boda en Caná han cambiado muchas cosas, pero
“el signo de Cristo contiene un mensaje siempre válido”.

En este sentido, afirmó que “hoy parece que no es fácil hablar del matrimonio como
de una fiesta que se renueva en el tiempo, en las diversas estaciones de la entera vida
de los cónyuges”, sino que “es un hecho que las personas que se esposan son siempre
las de menos. ¡Es un hecho!”, recalcó.

“En muchos países aumenta en su lugar el número de las separaciones, mientras


disminuye el número de hijos. La dificultad de permanecer juntos –sea como pareja, sea
como familia– lleva a romper las uniones siempre con mayor frecuencia y rapidez, y los
hijos son los primeros en llevarse las consecuencias”.

Los hijos son, pues, “las primer víctimas, las víctimas más importantes, que sufren más en
una separación son los hijos”, agregó.

El Papa señaló que “se experimenta desde hace poco que el matrimonio es una unión “a
tiempo determinado” e “inconscientemente será así”. En efecto, “muchos jóvenes son
llevados a renunciar al proyecto mismo de una unión irrevocable y de una familia
duradera. Creo que debemos reflexionar con gran seriedad sobre por qué tantos
jóvenes 'no sienten el deseo de casarse'”.

El Pontífice lo achacó a “esta cultura de lo provisional; todo es provisional, parece que no


hay nada definitivo”.

El Santo Padre dijo luego que esa una de las preocupaciones de hoy. “¿Por qué a
menudo prefieren convivir, y muchas veces con una 'responsabilidad limitada'?; ¿Por qué
muchos –también entre los bautizados– tiene poca confianza en el matrimonio y en la
familia?”, se preguntó.

“Es importante buscar comprender, si queremos que los jóvenes puedan encontrar el
camino justo que recorrer. ¿Por qué no tienen confianza en la familia?”, volvió a
preguntarse. “Las dificultades no son sólo de carácter económico, si bien estas son de
verdad serias. Muchos piensan que el cambio acontecido en estos últimos decenios
se ha puesto en marcha desde la emancipación de la mujer. Pero ni siquiera este
argumento es válido”.

“Esto es también una injuria, no es verdad, es una forma de machismo que siempre
quiere dominar a la mujer, y hacemos la fea figura que hizo Adán cuando Dios le ha dicho:
¿'pero por qué has comido la fruta?'. 'Ella me la ha dado, la culpa es de la mujer'. Pobre
mujer, debemos defender a la mujer”, pidió Francisco.

El Papa también aseguró que “en realidad, casi todos los hombres y las mujeres
querrían una seguridad afectiva estable, un matrimonio sólido y una familia feliz”.

“La familia está en la cima de todos los niveles de satisfacción entre los jóvenes; pero,
por miedo a equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensar en ello; aunque sean
cristianos no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza,
que se convierte en testimonio de la fe. Quizás este miedo a fallar es el obstáculo más
grande para acoger la palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la
familia”.

El Papa destacó también que “el testimonio más persuasivo de la bendición del
matrimonio cristiano es la vida buena de los esposos cristianos y de la familia. ¡No
existe modo mejor de explicar la belleza del sacramento!”.

“El matrimonio consagrado de Dios cuida esa unión entre el hombre y la mujer que Dios
ha bendecido hasta el fin de la creación del mundo; y que es fuente de paz y de bien para
la vida conyugal y familiar”.

Francisco manifestó que “la semilla cristiana de la radical igualdad entre los cónyuges
debe hoy llevar nuevos frutos. El testimonio de la dignidad social del matrimonio se
transformará en persuasiva a través de esta vía, la vía del testimonio que atrae. La vida
de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad”.

“Por eso, como cristianos, debemos ser más exigentes a este respecto. Por ejemplo:
sostener con decisión el derecho a la retribución igualitaria por el mismo trabajo; ¡la
disparidad es un escándalo!”, dijo.

Además alentó a “reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de las mujeres
y la paternidad de los hombres, a beneficio sobre todo de los niños”. Igual que “la
virtud de la hospitalidad de las familias cristianas reviste hoy una importancia crucial,
especialmente en las situaciones de pobreza, de deterioro, de violencia familiar”.

Antes de concluir, el Papa pidió a todos los fieles que abarrotaron la plaza “no tener miedo
de invitar a Jesús a la fiesta de la boda”. “No tengamos miedo de invitar a Jesús a
nuestra casa para que esté con nosotros y cuide a la familia, y ¡también a su Madre
María!”.
“Los cristianos, cuando se casan 'en el Señor', vienen transformados en un signo eficaz
del amor de Dios. Los cristianos no se desposan solo para sí mismos: se esposan en el
Señor en favor de toda la comunidad, de toda la sociedad”, dijo al terminar anunciando
que su próxima catequesis será sobre la vocación del matrimonio cristiano.

Fiesta de Santa Catalina de Siena

Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, el Pontífice recordó que “hoy celebramos la
fiesta de Santa Catalina de Siena, Patrona de Italia y de Europa” y pidió un aplauso para
“nuestra Patrona”.

“Que su existencia haga comprender a vosotros, queridos jóvenes, el significado de la


vida vivida para Dios; que su fe inquebrantable os ayude a todos vosotros, queridos
enfermos, a confiar en el Señor en los momentos de desazón; y su fuerza con los
poderosos os indique a vosotros, queridos esposos recién casados, los valores que
realmente cuentan en la vida familiar”.

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