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Hasta Cuándo
Hasta Cuándo
Números 14:11
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra
que Dios tiene para ti hoy.
Esta fue la pregunta que le hizo Dios a Moisés: “¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo?
¿Hasta cuándo no me ha de creer con todas las señales que he hecho en medio de ellos?”
A pesar de ser testigos de la gloria y del poder de Dios, ellos dudaban cada vez que las
cosas se veían difíciles.
Continuamente decían “Hubiera sido mejor habernos quedado en Egipto” y se hacían
dioses ajenos al Dios que los había liberado.
Muchas veces juzgamos con severidad a los israelitas por su incredulidad (y estamos en lo
correcto, ellos hicieron mal), pero ¿somos nosotros diferentes a ellos realmente?
Hay muchas trampas en el mundo que nos buscan alejar de Dios y todas nos destruyen y
nos roban las cosas hermosas que Dios ha querido darnos por su gracia y amor.
Piense en esto:
La salvación es por gracia y se accede a ella solo creyendo; pero si ni siquiera somos
capaces de darle esa fe a Dios ¿Cuál será la actitud de Dios hacia nosotros?
Creer; eso es lo que hace la diferencia entre los que mueren en el desierto y los que
conquistan la tierra prometida;
entre los que se quedan a las puertas de la gloria y los que logran atravesarlas;
entre los que aspiran, pero no logran y los que vencen.
Creer es lo que hace la diferencia entre un cristiano y alguien que no lo es.
No piense ni por un momento que con solo ir a una iglesia y autodenominarse “cristiano”
heredará el Reino de Dios; el mismo Jesús dijo que no todo el que lo proclamaba Señor
entraría allí, sino el que hiciera la voluntad del Padre.
También Jesús afirmó que debemos hacernos como niños si es que queremos
entrar al Reino de Dios.
Esto nos indica que debemos poner toda nuestra confianza en el Señor y esperar en Él
como un niño espera en su Padre (con la seguridad que Él sabrá recompensar esa
confianza).
La fe es la que hace la diferencia entre el que ve la gloria de Dios y el que se queda
anhelándola;
hace la diferencia entre el que se salva y el que se pierde; hace la diferencia entre el que
hereda la vida eterna y el que se queda en el camino.
Debemos morir a nosotros mismos y dejar de lado nuestro raciocinio y nuestra mente
carnal que nos impide ver las cosas espirituales.
Podríamos pensar que estamos renunciando a la verdad, pero la verdad es que para
conocer la verdad es necesario negarnos a intentar buscarla por nuestros medios y
empezar a buscarla a la forma de Dios.