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Desaciertos en La Mañana
Desaciertos en La Mañana
Desaciertos en La Mañana
-Diga
-¿ayer?
-lo sé, a todas les gusta eso de mí, dame un momento, me baño y voy.
Pase el día sentado, esperando que por alguna casualidad apareciera ese viejo
trasto, que tocara a la puerta arrepentido y famélico, como muchas mujeres lo han
hecho, pero sé que no volvería por su cuenta. Ese pedazo de basura viejo y
oxidado valía mucho más que los intentos de poemas que me recitaban estúpidas
viajeras, esa basura valía más que muchos de mis relatos y ahora se había ido,
por lo menos algunas putas daban una explicación, un, ya no te amo, o un, me he
dado cuenta que me tengo que amar a mi primero, excusas estúpidas de mujeres
estúpidas, que solo lo dicen para salir a coger con otros sujetos, pero de mi viejo
amigo no encontré ningún pretexto, solo se había ido dejando una silueta de polvo
donde estuvo tantos años.
La noche llego y ahí estaba yo, un hombre acercándose a los sesenta con el culo
ensangrentado y sin televisión, llevaba un rato sonando el teléfono, no quería
contestar, de seguro seria la zorra que quede por tirarme y no es saludable
cogerse la misma mujer más de una vez, pero digo esto más por mi perdida,
nunca le he dicho a una mujer que no y esta vez tampoco saldría de mi boca
negarme, es más fácil ignorar a las malditas, aman eso, que las ignores, que le
demuestres que no les importa, joder, se pone calientes cuando saben que no las
aman, pero tal vez, fuera el, llamándome desde alguna estación de buses,
esperando que fuera a recogerlo, si, tal vez, era el, ya que dejo su antena y su
control remoto seguía en la mesa.
Me escurrí hasta el rabillo de la puerta, era el, por dios, era el, no Steven, era mi
viejo televisor, mi viejo y leal amigo. Abrí la puerta de golpe y lo tome entre mis
brazos, lo arrebate de las manos de Nicole, lo alce por los aires como si se tratara
de un niño.
-Fui a la prendería por el, me prometiste que escucharías uno de mis poemas si te
daba el dinero para algo de vino, pero como no lo tenía te dije que empeñaras tu
televisor, así que hoy fui por el ¿escucharas mi poema?
-Dispara.
-Vete a la mierda.