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UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL NORTE

Facultad de Ingeniería en Ciencias Aplicadas


Carrera de Ingeniería en Electrónica y Redes de Comunicación

Resumen (2do Bimestre)


TEMA: Internet de las cosas (Revista SPECTRUM)

ASIGNATURA: COMUNICACIÓN DIGITAL

SEMESTRE: 7mo Semestre

NOMBRE DEL ESTUDIANTE: Blanca Segovia FIRMA:

CALIFICACIÓN:

Fecha: 8 de enero del 2019


Imaginen tener muchos productos empaquetados en el refrigerador, alacena sin observar las fechas

de caducidad, ni verificar su estado y por error llegar a consumirlos. Si se analiza la situación el

consumo de los mismos podría afectar gravemente a la salud del ser humano. Pero que ocurriría si

se tiene el acceso a un listado de la alacena mediante una aplicación en el dispositivo móvil en el

cual se podría verificar que productos están en buen estado y que productos ya no son servibles, la

pregunta sería ¿cómo ocurriría esto?

Este hecho es posible mediante el desarrollo de sensores impresos directamente en papel o

envases de plástico, de los cuales sus aplicaciones están basadas en sistemas

microelectromecanicos(MEMS). Los chips de sensores MEMS tienen dimensiones de tan solo 1

o 2 milímetros lo que significa que se pueden producir decenas de miles, por lo cual la economía

exigiría que cada sensor cueste un centavo.

En aplicaciones de IoT donde la flexibilidad, el bajo costo o la disponibilidad son requeridas pero

las necesidades de detección no son tan rigurosas, los sensores de plástico y papel serán la clave y

obtendrán el trabajo realizado a un precio atractivo. Un sensor de IoT puede transferir los datos a

internet y tener cierta capacidad de interpretación de datos

La idea de desarrollar sensores en papel y plástico se originó con el fin de determinar que

cuenten con características biodegradables y flexibles para uso en aplicaciones médicas. En EEUU

uno de estos sensores ya ha sido aprobado este fue diseñado para ser implantado adyacente a una

malla extensible que se utiliza para abrir arterias entre otros conductos del cuerpo, unas de las

características por las que se aplica es su flexibilidad y biodegradabilidad, está hecho de cuarzo y

se encarga de monitorear la eficacia con la que la malla cumple su función. Opera entre

comparaciones de frecuencias pasivas leídas por un externo y frecuencias alteradas provocadas

por el sensor. El problema de estos sensores es lo frágiles que son, por lo que sería mucho mejor

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utilizar materiales más flexibles y biodegradables que puedan disolverse inofensivamente dentro

del cuerpo después de haber desarrollado su trabajo.

El desarrollo de los sensores para utilidad en varias aplicaciones a avanzado a tal punto que

un grupo de la universidad de Clarkson ha realizado una demostración, la cual está basada en la

impresión del sensor en papel. Este sensor se encarga de detectar el deterioro de los alimentos, está

formado de nanoestructuras elaboradas de productos químicos inorgánicos que están impresos en

papel las cuales reaccionan con los gases que liberan los alimentos al descomponerse, por tanto

las nanoestructuras cambiarían de color en proporción a la concentración de los gases que se

emitan, de esta manera se podría observar el resultado de manera visual en el cambio de color de

las nanoestructuras mediante una aplicaciones de teléfono que transmita y almacene los datos

leídos en el sensor.

La fabricación electrónica de estos dispositivos es una nueva industria en conjunto con la

electrónica hibrida flexible, la implementación de materiales como el plástico y el papel a estas

nuevas tecnologías permite solucionar las necesidades esenciales del ser humano.

El objetivo de desarrollar estas tecnologías es deshacerse de la electrónica robusta y

cambiarla por una electrónica flexible enfocada a la visión de tamaños pequeños y pesos ligeros

lo cual abrirá todo un universo de nuevas posibilidades para desarrollo de nuevos descubrimientos.

Bibliografía

M.Fitzgerald, A. (2018). The Internet of Disposable Things. Spectrum IEE, 31-35.

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