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Rutsch, M. (2007).

Entre el campo y el gabinete: nacionales y extranjeros en la profesionalización de


la antropología mexicana (1877-1920). Instituto Nacional de Antropología e Historia; Instituto de
Investigaciones Antropoló gicas.

La preocupació n particular de la autora está en trazar una mirada má s allá de lo que observa como
la historiografía conocida sobre la antropología mexicana, que sitú a el origen y la deuda de la
disciplina en Manuel Gamio. Para ella, hay un importante recorrido previo que hacer antes del
proyecto posrevolucionario de identidad nacional que permite darle profundidad a la historia de la
antropología en México.
En ese sentido, Rutsch observa la trayectoria que ha seguido la enseñ anza y la trayectoria del
Museo Nacional (actual Museo Nacional de las Culturas del Mundo), lugar en el que fue instalada la
educació n y los proyectos de clasificació n, excavaciones y estudios sobre poblaciones y territorios
indígenas.
La antropología mexicana nació , en concordancia con las corrientes de Europa y Estados Unidos de
finales del siglo XIX, con la intenció n de conocer culturas consideradas inferiores, con la salvedad de
que en México esas culturas se encontraban en el propio pasado, y no fuera del país. Con la
exposició n que hace la autora podemos hallar, entonces, que el proyecto posrevolucionario de
unidad nacional no fue enteramente nuevo, y que el periodo porfirista, con la intenció n de generar
un estadio de armonía (la pax porfiriana), también tenía un proyecto similar, orientado a través de
la educació n.
Por ello recupera una serie de personajes adscritos al Museo Nacional como catedrá ticos, como
Nicolá s Leó n, quien ya había propuesto el estudio hacia 1904 de la població n popoloca con el
objetivo de conocerla, ante las posibilidades de su desaparició n; un proyecto con tintes
antropoló gicos.
La enseñ anza de la antropología en el Museo Nacional estaba permeada por las determinaciones de
la comunidad científica que ahí participaba. Parte de las intenciones de recuperar el paso de
distintos académicos y perspectivas está en desmontar la afirmació n que, a decir de Rutsch, se
presenta en la historiografía clá sica de la antropología en México: la de que la enseñ anza de la
disciplina era precaria debido a un profesorado poco calificado. Sin embargo, como intenta mostrar
la autora, los proyectos e iniciativas tenían una clara inclinació n profesional y la postura conocida
en torno a la disciplina previa a la revolució n responde má s bien a cuestiones ideoló gicas que
separan y descalifican una etapa anterior para consolidar la que corresponde con su proyecto.
Aunque las descripciones y cronologías pueden aparecer de manera un tanto vertiginosa, sirve el
recorrido de la autora para comprender y dar fuerza a su argumento sobre la profesionalizació n de
la antropología previa a la etapa posrevolucionaria y considerar que la antropología en México no
emerge, sino hasta la llegada de Gamio y la escuela boasiana. Esta labor es coherente con los
esfuerzos historiográ ficos que buscan trazar las herencias y estructuras que se han establecido en
torno a un objeto o campo de interés; en este caso, la antropología y el estudio de las poblaciones
indígenas en México.
El texto, me parece, permite pensar la antropología no só lo como el medio de estudio de la
diversidad y lo indígena, sino también sobre có mo se constituye el interior de la disciplina en
México para producir esas miradas. Finalmente, se trata de pensar la constitució n del campo
antropoló gico y có mo se ha llegado a hacer antropología de la manera en que la conocemos.

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