2Qué es el existencialismo?Un breve panorama y una rapida leccién de historia
Resulta interesante: que el hecho de preguntares qué es un
existencialista y cmo podemos legar a serlo nes haya obliga-
do a retroceder y preguntarnos qué ¢s el existencialismo, Re-
sulta interesante porque asi es como funciona la filosofia. Para
avanzar, a veces, tienes que retroceder para encontrar el pun-
to de partida, Esto se debe a que cuando comenzamos a pene
sat acerca de algo realmente a fondo, lo normal es que empe-
cemos a medio camino, es decir, cuando ese algo ya esta
metido en un embrollo de conceptos caracterizado por Ia sue
perficialidad y la confusion; un Ingar oscuro y descuidado al
que hemos ido a parar tras haber aceptado, 2 Jo largo de los
aiios, distintas suposiciones sin preocupamos por examinarlas
detenidamente.
La filosofia con: rojar por la bo:
todas esas suposiciones y abandonar el ciabrollo conceptual en
que estamos varados, para regresar a Ja alta mar de la mente
abierta, En este punto lo normal es mencionar a Socrates, el
fildsofo griego. Sécrates dijo que la Bilosofia ¢s un eercicio pe-
culiar porque construye a partir de la destruecién, y lo que
destraye son suposiciones, En cualquier caso, con un poco de
suerte, una vez en mar abierto seremos capaces dle avistat la
boca del ancho esmario que conduce a la verdad. Y, por cierto,
la verdad es que la vida es un auténtico atolladero, no concep-
twal, pero si muy real y jmntry existencial! Digan lo que digan los
poetas, la verdad no tiene por qué ser una cosa brillante y relu-
clente,
en gran me
&Yemonces, qué es el existenciatismo? Pues bien, en termi
08 sencillos, el existencialismo es un amplio movimiento inte-
leetttal en el que hay filésofos, psicélogos, novelistas, dramatur-
gos, artistas, milsicos, directores de cine, comediantes y una
coleccién de marginados que se desarrollé a lo largo de los si
glos xIx y Xx, y cuya influencia se extiende hasta nuestros dias,
EL existencialismo es, en gran medida, un movimiento conti-
nental. De hecho, la mayoria de los filésofos existencialistas
son franceses 0 alemanes, mas un danés, por lo metios, y unos
cuantos irlandeses, por si acaso.
En general, los britinicos y los estadounidenses siempre
han desdeiiado el pensamiento existencialista, agreste y vital,
con el argumento de que, en su opinién, el movi
tnasiado amplio y carece de rigor filoséfico. Prefieren quedarse
en casa, con sus pipas de tabaco, sus cmodas pantuflas, una
buena taza de té caliente y lo que denominan filosofia analtica,
una corriente que abanderan, no exactamente en oposicisn a
Ia filosofia del continente, sino como una alternativa mis sen-
sata, sobria y escrupulosa, A 1os filésofos analiticos les encanta
dar Ia fara con la logica y el significado lingaistico (los filésofos
continentales no son indiferentes a estas cuestiones, pero es
que los analfticos no paran) al tiempo que se las ingenian para
jento es de-
~—-decir tanto sobre tan poco come pueden; de ta tormarmas ari
da imaginable, Para citar a Nietesche, siempre el mas citable de
los fildsofos, definitivamente pretieren «un pufiado de “certe-
za" a toda una carreta de hermosas posibitidades» (Mds alla det
bien y det mal, 10, p. 2g). Los filésotos continentales, en especial
Jos existencialistas mis radicales como Nietzsche y Sartre, les
parecen demasiado ordinarios y grotescos con sus grandes
ideas acerca de 1a vida, el amor, el sexo y Ia muerte, y es08 to-
chos todavia mas grandes que sus ideas.
Sartre escribio un libro de 2.801 paginas en tres volimenes
titulado EL idiota de la famitia y ni siquiera asi consiguié termi-
narlo, Su intencién era escribir un cuarto volumen, pero se
quedé ciego. No por haber escrito Bt idiata dela famitia sino por
30
los problemas de presidn sanguinea que padecia como conse-
cuencia de sus muchos exeesos. Sabemos que Bl idiota de la fax
milia no esté terminado porque Sartre lo dijo. Como es obvio,
nadie se lo ha leido completo hasta la pagina 2.801, salvo una
dama muy paciente de la Universidad de Chicago llamada Ca-
rol que se encargé de traducir el enorme monstruo inconcluso
integro al inglés.
El movitniento existencialista se define mas por una serie
de preocupaciones comunes que por un conjunto de princi-
pios suscrito por todos los pensadores existencialistas, si bien
cexisten ciertos principios que la mayoria de ellos comparte. Al
existencialismo le preocupa, en primera instancia, proporcio-
nar una descripcién coherente de la naturaleza humana que
reconozca plcnamente € incorpore las verdadles fundamenta-
les o existenciales vinculadas con esa condicién. En pocas pala-
bras, ef existencialismo nos dice cémo son las cosas.en.este
mundo cruel y detirante, sin gilipolleces ni rodeos: Segiin’el.
existencialismo, las verdades fundamentales o existenciales de
la condicién humana son las siguientes:
Ninguna persona es una entidad fija como las sillas o las
piedras, somos todos seres indeterminados, ambiguos, en un
constante proceso de devenir y cambio. Todos somos libres y
no podemos dejar de serlo. Todos somosresponsables de nues~—
tras acciones y nuestras vidas estan Menas de deseo, culpa y an-
gustia, en especial la angustia derivada de nuestro ser para otros,
Esto es, la angustia acerca de lo que otra gente piensa de noso-
«103, Esto nos leva a padecer emociones tan molestas como la
culpa, la vergdenza y el bochorno. ¥, como si todo ello no fuera
suficientemente malo, estamos condenados a morir desde et
momento en que nacemos en un universo absurdo en el que
Dios es, por lo menos, un personaje esquivo y, probablemente,
inexistente.
Ahora bien, por extrafio que parezca, a pesar de ofrecernos
tuna lista de verdades tan deprimente, el existencialismo es en.
iiltima instancia una filosofia positiva, optimista, antinihilista,
3En serio, no estoy de broma, :Por qué? Bueno, porque esboza
como podemos vivir una vida honesta y digna de ser vivida a
pesar del hecho de que, en ditima instancta, la existencia hue
mana es vana y absurda, La idea general es que no podemos
crearnos una vida honesta y digna de ser vivida en base a un
cuente de hadas. Tienes que construirte la vida sobre la com-
prensiGn y aceptacién de la reatidad de las cosas pues, de lo
contrario, siempre estards engaiandote y hacténdote ilusiones
mientras anhelas imposibles como la felicidad absoluta o la
Fealizaci6n total. Irénicamente, lo que cl existencialismo te
esté’diciendo es: si quieres ser feliz, 0 al menos més feliz, deja
de perseguir la felicidad absofuta porque ello sélo conduce a
una gran decepeién.
Algunas de las personas mAs infelices del mundo son aque-
las que sc aferran con fuerza a la creencia de que la felicidad
absoluta cs una meta alcanzable, de que existe un estado equi-
valente al «felices para siempre~ de los cuentos infantiles. Esas
personas viven sintiéndose permanentemente heridas 0 frus-
tradas por cl hecho de no haber conseguido nunca transfor-
maar su vida en, por decir algo, una tarde de verano intermina-
ble en un jardin de rosas. Semejante paraiso es inalcanzable,
no sélo porque el precio de las casas de campo con jardines de
Fosas esti mas allé de las posibilidades econémicas de la mayo-
| eViiindo real las tardes de
verano siempre dan paso a la noche, porque las rosas tienen
cespinas y las flores se marchitan, y porque después de unos
cuantos dias, incluso el mas hermoso de los jardines resulta
absolutamente aburrido. De hecho mi gato se ha pasado toda
la vida patrullando el jardin, su jardin, sin aburrirse nunca,
pero es que él es un gato, no un ser humano. jOh, si fuéramos
gatos! Pero cuidado, desear ser alguna otra cosa es inauténtica,
en especial cuando es imposible ser lo que deseas ser. Los verda-
deros existenciatistas nunca desean ser algo diferente, lo quieren,
y utilizan de forma activa su voluntad para obrar el cambio que
persiguen,
32
{>
Muchas personas albergan la tonta idea, derivada de las pe-
sulas, los anuneios y las revistas ilustradas, de que la vida es,
por decirlo asi, parfecible. La idea de que otras personas, en al
gin lugar ahi fuera, han aleanzado la vida perfecta, Guando
comparan se sienten insatisfechas con la vida que tienen o in-
cluso timadas por completo, privadas de la vida que. segin
creen, se merecen pero no tienen, una vida que en realidad
nadie tiene. Yal tiempo que anhelan una vida de felicidad per~
fecta que ¢s imposible de conseguir, son incapaces de tomar
las riendas de la vida que si tienen y enriquecerla con actos
contundentés y realistas. Los existencialistas son nihilistas por-
que reconocen que la vida es en tiltimo término absurda y esta
lena dle verdades terribles ¢ includibles. Pero son antinihilis-
tas porque reconocen que la vida si tiene tn sentido: el senti-
dio que cada persona elige dar a su propia existencia. Recono-
cen que todas ias personas son libres de crearse a si misinas y
hhacer algo valioso de sf mismas luchando contra las adversida-
des de Ja vida. La vida, 0 més bien la muerte, se impondra al
final, pero lo que cuenta es la hucha, la superacion, el viaje.
En un ensayo filos6fico titulado El mito de Siifo, el escritor y
filésofo existencialista Albert Camus compara Ia existencia hu-
mana con la penosa situacién del mitico Sisifo, condenado a
cempujar sin cesar una roca enorme hasta la cima de una mon-
t > para r ‘hasta abajo. Camus 8 pr
gunta si la vida es digna de ser vivida cuando es tan absurda y,
cn diltima instancia, tan fitil como el trabajo de Sisifo.
Al escoger vivir, al rechazar la posibilidad ommipresente
del suicidio, conferimes valor y significado a una vida que no
tiene valor o significado en si misma. Al escoger vivir la vida en
lugar de terminar con ella, asumimos la responsabilidad de esa
vida. La exposicién, en apariencia pesimista, que Camus hace
de las verdades existenciales de la condicién humana tienc
como resultado una conclusién optimista: aunque la lucha vie
tal carece de propésito timo y el resultado final es siempre cl
mismo, podemos crearnos un proposito a través de esa lucha
38inisma y mediante la forma en que decidimos jugar el juego de
ta vida. Si piensas que esta conclusion no es muy optimista, te
comesponde a ti encontrar una conclusién més optimista que
hho se funde en suposiciones falsas acerca de qué es en realidad
ta vida, una conclusién que una vez. examinada a fondo no se
revele simplemente como un cuento de hadas ingenuo o una
lista de deseos
Quienes establecieron el orden del dia de Io que més tarde
+ conocerta como existencialismo fueron, cada uno a sa mane:
4 pavticular, el inconformista Mbsofo cristiano danés Spren
Kictkegaardl y los filésofos ateos y rominticos Arthur Schopen-
hhauer y Friedrich Nietzsche. A todos ellos les preocupaba lo que
hemos estado Hamando «las verdacles de la condicién humane
Durante la primera mitad del siglo xx, las preocupaciones de
Kierkegaard, Schopenhauer y Nietzsche fueron recogidas por
Kart Jaspers (prontinciese Yaspers), que acuiié la expresién fe
losofia existencial», y también por Martin Heidegger, Jean-Paul
Sartre, Simone de Beauvoir, Maurice Merleau-Pontyy Albert Car
‘aus (prontinciese Cami). Los itimos cuatro de la lista se cono-
cian todes entre si, salisn juntos a tomar vino barato y fumar
Gauloises en los bohemios cafés patisinas. Heidegger no salié
con ellos, Ysi lo hubiera intentado probablemente lo habrian
rechazado, no porque fuera viejo yaleman sino porque, por des-
facia, era un. poco nazi. Este es un hecho embarszose con el
aque siempre hay que lidiar cada vez que se menciona el nombre
de Heidegger. Para ser precisos, Heidegger fue durante un tiemn-
po iniembro del Partido Nacionalsocialista alemén, formacion
que abandons en 1934. Su nacionalsocialismo siempre ha sido
Siticll de encajar con el hecho de que escribid ZI sery el tempo,
tuna de las grandes obras del existencialisino.
Las obras de Heidegger, Sartre y el resto consolidaron el
existencialisme como una rama definida dentro de la filosofia,
Las ideas de estos flosofos convergieron para formar un siste-
ma de pensamiento en gran medida coherente. En el niicteo
e sts sistemas se encuentra Ja maravillosa sentencia «la exis.
34
toncia precede a ta esenciav. Esta maxima se sucle attibuir a
Sartre, que ciertamente fa usa en un breve libro escrito en.1945
y ditulado El existenciatisimo es wrt humanismo. La frase condensa
Ja concepcién, basicamente opuesta al idealismo, de que no
hay esencias ideales, ultramundanas, divinas, abstractas o meta
fisicas que den realidad 0 sentido a tas cosas particulares. Lo
que existe son las cosas particulares, como las sillas o las pie-
dras, y mas alla dc las cosas particulares no existe nada mas que
la conciencia, que no es sino conciencia de cosas particulares.
De aqui surge el concepto sobre la nada de Ia conciencia sobre
el cual volvéremos mas adelante.
En relaciéa con las personas, la idea de que ela existencia
precede a la esencia» afirma que todas las personas existen py
mero, sin sentide 0 propésito, y es después que luchan para
arse a si mismas un sentido y un propésito. La esencia de una
persona es tener la esencia que se inventa continuamente para
simisma. Como decia con frecuencia Simone de Beauvoir, pa-
Feja ocasional y durante largo tiempo compafiera,inteleorual
con derecho a roce de Sarte, «la naturaleza del hombre tio
tener naturaleza»,
Antes de que alguien sc suba al pedestal feminista, me apre-
suro a aclarar que el fombre aqui significa los hombres y kas
~—mujeres-y-que-ta-frase-no pretende-destacar-a-los hombres
ningtin sentido. Las personas que rechazan el uso del término
hontreen este tipo de contextos solo demuestran su ignorancia
basica y su estrechez de miras. Hace tiempo, cuando la sociolo-
gia y demas ciencias sociales estaban ocupadisimas inventando
la correccién politica, tuve una discusién muy tediosa con un
socidlogo muy correcto acerca del uso de los términos hiombrey
humanidad. En realidad lo que yo queria era conversar con él
acerca de algunas ideas que tenfa sobre el marxismo antes de
presentarlas a unos estudiantes que compartiames, pero nues
tra conversacién se encallé en el uso de la palabra hombre, y
nunca ptidimos avanzar.
En cualquier caso, fue la misina Simone de Beauvoir quien
35dijo que «la naturaleza del hombre es no tener naturaleza», yy
aunque dejaba que Sartre la abofeteara un poquito, ella practi
camente inventé el feminismo. Bueno, en realidad esto es to-
talmente falso, Sartre jamds abofeted a Simone de Beauvoir.
Para empezar, él no era lo bastante alto. Pero senti un sibito €
irresistible afin de unirme al amarillismo sobrecargado y enor
memente lucrative de las biograffas sensacionalistas, y sin fun-
damento, sobre Sarte y de Beauvoir; biografias que aseguran
que, en el mejor de los casos, eran un par de cobardes y, en el
peor, colaboradores de los nazis.
Elexistencialismo estindar es antiidealista, antimetafisico y
ateo. Desde su punto de vista, la humanidad habita en un uni-
verso indiferente y sin significado, a punto del absurdo. No
existe otro sentido en este mundo que el que cada individuo es
0 vequi
valencia, no es algo que podamos coger con las manos, indica
una relacidn entre dos o mis cosas.
‘Yaqui paro con los ejemplos matemiticos pues no quiero
ahuyentar a los lectores que tienen aversién a las matematicas,
En este sentido, quizas te alivie saber que el existencialismo no
ene mucha relacién con las matemiticas y, por tanto, no tie=
hes que dominarlas para poder ser un verdadero existencialis-
40
{
ta, Lo que quiero hacer con todos estos ejemplos es sefalar
tuna vastisima drea de la realidad (el mundo de las matemst-
cas) que no es material
Las zapatillas deportivas, los barcos remoleadores y la cinta
aghesiva son objetos materiales; la igualdad, en cambio, es una
relacién. En una ocasion un filésofo se pregunts qué clase dev
entidades conforman el mundo. Su respuesta: «Las cosas y las
relaciones». La conciencia definitivamente cae dentro de la se-
spinda categorfa, Es una relacién mis que un objeto material. x
Otro fildsofe que se planted la misma pregunta respondié:
-Las cosas-y los tios», Era ex alumno de una escuela privada
s6lo para varones y probablemente no conocfa a muchas muje-
res, pero su «las cosas y los fos» subraya un argumento impor=
tantisimo, a saber, que el mundo contiene objetos, por un lado,
Y sujetos o conciencias, por otro,
Algunas personas de mentalidad cientifica, deseosas de
simplificar en exceso el mundo y reducitlo todo al comport
miento de las particulas subatémicas, sostendrin que la con-
Gencia es em tima instaneéa un estado del cerebro, que no os
otra cosa que el resultado de los millones de reacciones elec
troquimicas que tienen lugar en él. Aqui hemos de andar con
algo mas de cuicado, Al sostener que la conciencia no es nada
cen si misma, que es una relacién mas que una cosa, Ios existen=
Galistas no estan afimmando que Ta conciencia exista, o pueda
existir, sin ef cerebro. La conciencia ha de ser lo que ellos de-
nominan encarnada, Los existencialistas no aceptan Ia idea de
conciencias capaces de flotar libremente, experiencias extra-
corpéreas, fantasmas y demas (y eso que podria ser divertido).
La conciencia requiere del cerebro y, hasta donde sabemos,
ocurre igual que con la vida, si se destruye el cerebro: se destru-
ye todo,
Sin embargo, esto no quiere decir que la conciencia sea séln
actividad cerebral; que la coneiencia sea reducitlea Ia actividad
cerebral. Cuando en un escéner cerebral vemos que se activan
ciertas areas neuronales, no estamos viendo los pensamientos
4del sujeto a quien se realiza el escaner. Todo lo que sabemos es
que esas neuronas se activan cuando piensan en pasteles de
crema, Ysi hurgdramos en st cerebro, no encontrariamos sus
Pensamientos sobre montafias lejanas o sus expectativas de vine
Jaralli,y como es obvio dentro de su eraineo no hay una peque-
fia fotografia de Ins montafias en cuestién, Todo lo que halla.
‘lamas, en caso de poder ver algo entre tanta sangre, es un
intticado amasijo de grasa grisices.
Esto se debe a que los deseos, pensamientos y expectativas
dle nuestro sujeto no estin dentro de su cabeza (aunque no
podtia cenerlos si no taviera un cerebro dentro del créneo). Sus
son términos filos6fi-
cos muy titiles que permiten a los filésofos existencialistas em-
prender varias descripciones sutiles acerca de las relaciones,
que las personas tienen con sus propios cuerpos, con el mun-
do, con sus semejantes, etc., ete, Veremos esto cuando nos ocu-
pemos de la mala fe en el capitulo sobre cémo no ser un exis.
encialista, La mala fe es una especie de juego en el que la
trascendencia y la facticidad se hacen un lio y se confunden de
forma deliberada.
Libertad y discapacidad
Ademés de necesatia, Ia libertad es también ilimitada, No ilimi-
tada en el sentido de que una persona es libre de hacer cual-
quier cosa, volar sin ayudlas, caminar sobre el agua o lamerse el
odo, sino ilimitada en el sentido de que su obligacién de ser
libre, su obligaci6n de elegir en respuesta a cada situacién, es
incesante, Inchuso el discapacitado que no puede caminar, por
ejemplo, sigue teniendo una libertad ilimitada. No es libre de
caminar en el sentido de tener la libertad de caminar, pero si-
gue siendo libre de elegir el sentido de su discapacidad y, por
ende, responsable de su respuesta a ella, En un pasaje polémi
co de El sery la nada, Sartre dice: «No puedo ser un lisiado sin
elegirme coma listado. Esto significa que soy yo el que elige la
forma en fa que constituyo mi discapacidad (como “insoporta:
ble”, *humillante”, “algo que esconder’, “algo que revelar a to-
dos", “motivo de ongullo”, “ustificacién de mis fracasos”, ete.)».
Si una persona discapacitada considera su discapacicad Ia rui-
na de su vida, ésa es su elecci6n, una de Ta que ella es ta tinica
responsable. Es libre de elegir su discapacidad de forma positi-
va, Esforzarse, por ejemplo, por triunfar como atleta paralim-
pico o dedlicar el tiempo que antes pasaba jugando al fiithol a
escribir un libro 0 a recaudar fondos para obras benéficas.
El actor Christopher Reeve, que interpret a Superman en
72
el cine, quedé paralizado det cuello para abajo trasun acciden-
te de equitacién en 1995, Mediante um ejer
voluntad digno del mismisimo Superman, Reeve se negé a de-
Jarse arvuinar por su cuadriplejfa, Siguié siendo positivo y act
vo, se volvié un incansable defensor de los derechos de las p
sonas discapacitadas y recaudé decenas de millones de délares
para la investigacién de la parilisis. Como consecuencia de su
patilisis, Reeve muri joven, pero és no ¢s la cuestiGn. Todos
tenemos que morir tarde o temprano. La cuestiGn es como vie
vid su vida, En una ocasién Reeve dijo: »Pienso que ponerse
retos es una gran motivacién, porque demasiada gente con dis-
capacidades permite que éstas se conviertan en el factor domic
nante en sus vidas, y yo me niego a permitir que una discapaci-
dad determine cémo vivo mi vidas. No sé si Reeve fue un
estudioso det existencialismo, pero ciertamente posefa algunas
de las cualidades necesarias para ser un verdadero existencia-
lista
Recientemente subj al Snowdon, la montafia més alta de
Gales, A medio camino me encontré con un hombre que des-
cendia ayudandose con sus muletas. Tenia joroba y sus piernas
estaban tan torcidas que caminaba apoyandose sobre los lados
de sus pies, Le saludé y continué con dificultad mi camino ha-
cia-ta-cima pregunténdome cémo habinél conseguido-hacerlo-
Casi dos horas después, cuando iba de regreso me Jo encontré
de nucvo, a menos de un kil6metro y medio de donde lo habia
‘encontrado por primera vez, y caminamos juntos durante un
rato, Su condicién hacia que cada pequerio paso que daba para
bajar de la montafia fuera wna tarea enorme. Estaba obligado
a sortear individualmente y con dolorosa lentitad cada una de
las rocas que conformaban ef desigual sendero y su progreso
era tan peligroso como lento, ya que las muletas ocasionalmen-
te resbalaban en las rocas htimedas 0 se hundian en el batro.
Su capacidad para evitar caerse era minima, de hecho, sc habia
caido variis veces, En nuestra conversaci6n me cnteré de que
tenia espina bifida. Dado que le resultaba fisicamente imposi-
73ble subir montafas habia tomado el tren hasta la cima de Snowe
don y se habia impuesto €l formidable reto de bajar a pie. Des-
cender los ocho kilémetros que tiene el sendero a Llanberis
con sus picrnas deformadas y sus muletas iba a ser agotador y
sin duda tardaria muchas horas, pero él estaba tesuelto a ha-
cerlo. A pesar de la dificultad y el dotor, estaba encantado y no
‘eptaba ayuda, Se sentia feliz por estar dominando la situa
(on en ta que él mismo se habia puesto, por estar dominando
su discapacidad y escogiendo el sentido de ésta.
Me deseubri compardndolo con ciertos holgazanes que co-
1nozco, dedicados a ver la tele en sus sofiis con Ia salud merma-
daa causa de su enorme sobrepeso, producto de su glotonerfa,
pereza y abandono personal, Descender de Snowdon les sit
pondrfa un esfuerzo casi tan grande como él del hombre con
espina bifida, salvo que, para empezar, ni siquiera se molesta-
rian en intentar hacerlo, No cabe duda de que si visitaran ka
montaia, esos vagos lo harfan con un billete de ida y vuelta
Ello me hizo preguniarme quién era de verdad el discapacita-
do: gel slisiado» que siempre elige exigirse al maximo y hacer
tanto como esté en sus manos o el obeso perezoto que siempre
lige la opcién mas cémoda y hace tan poco como sea posible
excepto cuando se tata de llenarse de comida basura y dar
excutsas?- Quins las-tinicas- personas-realmente-discapacitadas
en este mundo sean las que tienen una actitud que las incapar
cita,
Insistir en que una persona discapacitada es, desde un pun-
to de vista existencial, responsable de su discapacidad, es cier
tamente una idea dificil, que no hace concesiones de ningdn
tipo. Yes probable que parezca cruel y politicamente incorrece
ta en la cultura de la excusa en Ia que vivimos en a actualidad,
una cultura que sistemsticamente menosprecia la responsabili-
dad individual y sobrevalora la culpa cle las circnnstancias y la
facticidad. Esta posicién, sin embargo, deberfa considerarse
mas politicamente correcta que muchas otras teniendo en
cuenia el respeto que evidencia por los discapacitados y el po-
74
der que les attibuye. Decirle a un «discapacitado» que, desde
una perspectiva existencial, él es el responsable de su discapa-
cidad, no es insultarle o mostrar una insensible falta de consi-
deracién por su situaci6n, es inspirarle y ofrecerle la tinica es.
peranzareal que tiene sisu discapacidad esincurable. Cualquier
persona discapacitada que no esté regodedndose en la auto-
compasion (eligiendo tegodearse en su autocompasin, como
hubiera dicho Sartre), seguramente abrazaria Ia descripcién
existencialista de su situacién, Ninguna persona discapacitada
quiere verse reducida a su discapacidad, que se la considere
s6lo «un cuadriptéfico en silla de ruedas» o «un subnormal con
muletas». Sartre precisamente esté diciendo que una persona
discapacitada no es su discapacidad sino, por el contrario, la
forma en que elige libremente responder a su discapacidad y
su trascendencia de ella,
El hombre con espina bifida que conoci en Snowdon no
ra un discapacitado sino, en verdad, un persona.con capacida-
des diferentes, Estaba sacando €] maximo provecho que le per-
mitia la facticidad de su cuerpo, viendo muchisimo mas lejos
de lo que algunas personas sin sus defectos congénitos se mo-
estan en hacer, Tras regresar a mi hotet en los pies del Snow-
don, me di una ducha y sali a comarme una merecida taza de
1é. Toda la tarde y-hasta que-cayé.la.noche, estuve.mirando las.
montaiias, pregunténdome si segufa atin descendiendo a paso
de tortuga. Imagino que consiguié hacerlo sin problemas, y
nunca of noticias de lo contrario, pero incluso si hubiera
muerto en su intento, habria fallecido trascendiendo Ia horri-
ble facticidad de su supuesta discapacidad. Una buena muer-
te, pienso. A diferencia de muchfsimos edificios ptiblicos, el
existencialismo siempre ha estado equipado con accesos para
discapacitades, aunque, por lo demés, no oftece a los discapa-
itados ninguna concesion especial.
7Posibles limites a la libertad.
Existencialistas mas moderados como Maurice Merleau-Ponty,
cuya gran contribucién al existencialismo es un libro titulado
La fenomenclogia de la percepcién, piensan que en ocasiones la Ii
ertad tiene ciertos limites, Por supuesto, las personas algunas
veces hacen cosas sobre las cuales no tienen control, come vor
mitar después de haber bebido quince cervezas (cervezas que
en primera instancia eligieron beber, evidentemente), pero
esto no es exactamente lo que Merleau-Ponty tiene en mente.
‘Vomitar después de beber quince botellas de cerveza no es en
realidad algo que haga una persona, sino més bien algo que le
sucede a su cuerpo fuera de control. Aunque hay que recone
cer que algunas personas estin en condiciones de retener
quince cervezas muchisimo més tiempo que otras por pura
fuerza de voluntad, Merleau-Ponty esté pensando mas en cier
tas disposiciones y respuestas que requieren wna alerta cons
ciente para produ
se, pero qite no obstante no son una cues:
én de eleccién, Vomitar no necesariamente requiere de una
alerta consciente. Las personas, principalmente cuando son es
trellas del rock, vomitan con frecuencia mientras estan dormi-
das con lamentables consecuencias: Jimi Hendrix, John Bon-
-hamy; Bore Scott: Los filésofos que-simpatizan-con-1a-posicién-
de Merleau-Ponty mencionan el sentido del humor, las prefe-
rencias sexuales, las reacciones de panico y fa locura como
ejemplos de posiciones y respuestas que requieren una alerta
consciente para producirse, pero no son cuestiones de clec-
cin. Yun examen rapido de estos ejemplos parece revelar que
efectivamente no toda respuesta consciente es producto de
una eleccién libre.
Sentido del humor: aunque Ia educacién y la experiencia
pueden cambiar el sentido de! humor de una persona con ¢l
paso del tiempo, si alguien encuentra divertide un chiste en
el momento en que lo oye, no est eligiendo encontrarlo diver-
tido, Por tanto, sia usted le resultan divertidos los comediantes
76
{
que de forma deliberada wtilizan estereotipos étnicos en chis-
tes indignantemente ofensivos, adelante, riase, no es su culpa.
De hecho, yo los encuentro divertidos, en parte porque me
recuerdan 2 e905 liberales mojigates, honrados y politicamente
correctos que se han enseiiado a si mismos a que deben resuk
tarles ofensivos, Parte de lo que encuentro entretenido es su
indignacién, pero no estoy seguro de que este punto sea rele-
vante en el actual debate.
Preferencias sexuales: aunque las personas enerdas son in-
dudablemente responsables de todas las acciones derivadas de
sus preferencias sexuales, no son responsables de sus preferen-
cias sexuales. No las han elegido y no pueden elegir cambiar-
tas. Con inimo realmente serio, creo que deberiamos pregun-
tarnos por qué algunos psicéloges creen que pueden ayudar a
los pedofiles a abandonar su preferencia sexual.